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transeúnte sin abrigar, sin gripa ni prisa. Como siempre apurados a ganarse el
pan de cada día o aquel añorado descanso que después de cinco minutos en
su oficio necesitan tanto como al aire mismo. Las calles resuenan como la
entre otras pesadillas citadinas de las que ahora están invadidas las grisáceas
Es la orilla de ese río metálico incoloro en donde espero por la balsa que me
deje sano y salvo en casa, lejos de este manglar mefistofélico, cuando veo
entonces un rayo de vida entre tan mecanizado ambiente. Era una visión
celestial, fuera de este mundo pero tan propia de si como la flor de la tierra. Su
piel, blanca y tersa daba la impresión de ser tan fría como la nieve que veía en
las fotos de las tundras del norte, su cabello, tan largo y oscuro como el mismo
las pequeñas ráfagas de viento, su mirada fija en un libro de pasta azul m arino
acercaba. Y mientras quedaba idiotizado por aquel aroma que irradiaba sonaba
profundo ensueño por ella al comprobar la existencia del amor a primera vista. c
Ella bajo del autobú s diez minutos antes que yo, cerca del cementerio de la
ciudad, pero su esencia había quedado tan presente en mi mente que esa
Era como si dios tomara el lápiz que yo blandía y escribiera poesía en cada
Salí tratando de hacerlo al mismo tiempo que el día anterior para llegar a su
encuentro una vez más, pero sin éxito. Espere a que ella se presentara,
autobús tras autobús sin conseguir verla de nuevo. "Un nuevo sueño: pasajero
y bello por terminal" pensé al mismo tiempo que tomaba el ultimo autobús que
paso después de haber aceptado mi derrota. Esta vez estaba a reventar salvo
dos asientos a un lado de la ventana del extremo del camión. Era el día más
helado de las últimas semanas, pero preferí dejar las ventanas abiertas para
refugio de las temperaturas gélidas cuando junto a las viélas debajo de mis
Incluso debajo de mi chaqueta sentí ese frío que creí que solo existía en ella, al
momento. Era ella con su lóbrego cabello, su libro añil y su helada presencia a
era inevitable, entonces asentí con mi cabeza para que tomara asiento. c
Ese frío que sentía en su piel con el roce de la mía cuando turbulaba el autobús
instante en que soltaba una pequeña risa y yo tomaba un poco de a ire para
elevo tanto como mi esperanza al saber que podría alcanzarla como Prometeo
Era el segundo día, y no iba a ser la excepción. La espere de nuevo para estar
Que bueno encontrarte de nuevo por aquí. ²Dijo al mismo tiempo que se
acercaba unos pasos más para sentarse a mi lado. ²Sabía que te encontraría
calido a pesar del tiempo y ella, conversaciones de estas solo las veía posibles
entre mis dibujos, letras y películas favoritas. Todo empezaba a ser tan
como uno hasta que tocaba su piel por a ccidente en algún movimiento brusco
Las rejas, los árboles retorcidos y las lapidas se hacían visibles junto a su
con ella. Tan inevitable como mis líneas y curvas plasmadas en papel y lienzos
que exigían ser delineados con la belleza de mi inspiración encarnada, mi
contra esquina del cementerio era inminente y decidí hacer lo mismo que hace
veo con el? ¿Y si me dice que si? Una fugaz explosión de posibilidades hacía
Pero ni el Danubio me hubiese detenido a enc ontrarme con ella de nuevo para
esperar y todos los que pudieron tomaron asiento mientras que los otros
molestos quedaban de pie y agarrados del tubo de acero que colgaba del
camión de nuevos pasajeros y dejaron casi intacta la parte trasera del autobús.
Su cabello caía desde sus hombros casi hasta sus rodillas, abrigada como de
Le toque el hombro para hablarle, pero no respondía. Nunca tome tanto interés
a Wilde como ella lo hacia. Insistí pero no recibí respuesta alguna. "Pudo
a poder escucharla una vez más. Se había vuelto una necesidad tener su
Esta vez insistí con un movimiento un poco más brusco cuando de pronto, mi
común que el solo hecho de intentar describirlo haría que las articulaciones de
las paginas del libro y la mirada perdida y vacía que expresaban sus muertos
ojos hizo que instintivamente me moviera hacia atrás para tener un poco de
ver algo aun mas aterrador y horripilante que el mismísimo demonio. Pero
c
Al momento de querer tomar uno de los tubos de los asientos que estaban
detrás de mi, mi mano estaba tan forzada en si que no pude tener el apoyo que
navaja tan ensangrentada como mis puños, tan rojos como las paginas de
aquella historia que no pudo terminar la mujer que tanto quise encontrar. c
muerte que por alguna razón sabes que no llegara pronto para librarte de tan
oscuro destino. c
A pesar de toda esa confusión sentía un dolor en mis brazos que sentí muy
familiar pero que no recordaba por más que quería. Mi concentración estaba
c
Poco a poco caí en ese sueño del cual no deseaba enterarme. Mucho menos
sentir.c
fin de aquella pesadilla salida del mismo infierno. Sentado entre mis cuatro
c
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