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Señoras y señores, buenos días:

En mi discurso de hoy voy a hablarles sobre la conquista de América. Como bien saben,
las opiniones sobre este tema se dividen. Por un lado, algunos aceptan la leyenda negra
de la conquista, donde se relata la historia de un choque de culturas, con aborígenes
exterminados, o expuestos a trabajos agobiantes, como la mita o las encomiendas1, que
los conducían a la enfermedad, y la muerte. Poblaciones enteras diezmadas, a las que se
les quitó la cultura, las ideas, la libre expresión, sometiéndolas a trabajos forzados y a
aceptar una religión ajena. El suelo del territorio, tan amado por los nativos y cuidado
por ellos, fue sometido a prácticas agrícolas extractivas que agotaron su productividad.
La riqueza minera fue llevada a Europa, dejando en América un territorio a merced de
las necesidades foráneas.

Por otro lado, la leyenda rosa nos cuenta de un grupo de hombres que trajeron a las
tierras americanas una religión de amor, caridad y respeto, que se impuso a los hombres
de estas tierras para educarlos, ya que su religión les exigía la adoración de dioses
malignos, que les obligaban a realizar sacrificios humanos. Se sostuvo que no poseían
una cultura real, ya que era disvaliosa para ellos, y para los demás, y que los europeos
trajeron la civilización y el progreso.

Pero veamos cómo empezó todo y cómo se llevó a cabo el descubrimiento, la conquista
y la colonización de América. Para esto, hay que hablar un poco del contexto histórico.

Durante los últimos siglos de la edad Media, Europa se había enriquecido por medio del
comercio con Oriente, desarrollando un insaciable y creciente apetito por los lujos y el
refinamiento, lo que satisfacía con productos de países lejanos, como China, Japón, las
Indias Orientales y la India, entre los más importantes.

De estos lugares se obtenían las legendarias especias (canela, pimienta y clavo de


olor), terciopelos, sedas, porcelanas, perlas, piedras preciosas, tinturas, perfumes,
tapices, etc. Todos estos productos afluían a dos puertos del Mediterráneo: Beirut y
Alejandría, donde los comerciantes venecianos y genoveses se encargaban de repartirlos
por Europa. Estos productos alcanzaban al momento de su venta precios altísimos, lo
que reducía su consumo a los grupos más pudientes.

Pero, lamentablemente para el comercio europeo, el flujo de mercaderías orientales


sufrió un grave retroceso al conquistar los turcos, en 1453, Constantinopla y luego la
región mediterránea de los puertos de Beirut y Alejandría.

De ahí la necesidad de encontrar rutas alternativas para llegar al Extremo Oriente.

Pero sin los progresos que experimentó en esos años la navegación, los grandes
descubrimientos geográficos no habrían sido posibles. Este proceso fue estimulado por
el interés de aventurarse en océanos abiertos y desconocidos, llegando de esa manera a
las lejanas regiones que producían los ansiados productos.

En lo que se refiere al tipo de barco, la novedad más significativa fue la aparición de la


carabela, una embarcación ligera, alta y fácil de maniobrar.
1
cf dict Calciu, “encomienda”, arendare a pamantului impreuna cu un numar de indieni
El rumbo de la marcha marítima se fijaba determinando la posición del barco con la
brújula. Además, se usaban otros instrumentos como el astrolabio, el cuadrante, que
permitían conocer la ubicación del barco en un momento dado con referencia al sol o a
la estrella polar.

El primer país de Europa en iniciar la búsqueda de una nueva ruta para llegar al
Extremo Oriente fue Portugal. Este país procuró abrir el camino hacia Asia por el sur, es
decir, bordeando el continente africano.

En 1488, Bartolomé Diaz llegó al extremo sur de Africa, llamándolo Cabo de las
Tormentas, más tarde bautizado Cabo de Buena Esperanza. Posteriormente, en 1498,
Vasco de Gama llegaba a la India, descubriendo de esa manera una nueva ruta hacia el
Extremo Oriente.

En 1484, Cristóbal Colón se había presentado al rey de Portugal, Juan II, para
proponerle llevar a cabo un plan: llegar a Catay (China) y Cipango (Japón) a través de
una nueva ruta, navegando por el Atlántico hacia el oeste. Colón estaba convencido de
que podía llegar al Extremo Oriente, pues sostenía que la Tierra era redonda.

Frente al rechazo recibido en Portugal, pasó a España en 1485. Allí fue recibido por los
Reyes Católicos. Sin embargo, demoraría casi seis años en obtener el apoyo necesario
para su empresa, pues los monarcas estaban consagrados a la reconquista del reino de
Granada.

En la segunda parte de mi discurso, les daré más detalles sobre los viajes de Colón y
sobre las consecuencias de sus descubrimientos.

Por fin el 17 de abril de 1492, Colón firmó un contrato con la corona de Castilla,
conocido bajo el nombre de Capitulaciones de Santa Fe2.
Según las capitulaciones, Colón sería almirante, virrey y gobernador de las islas y
tierras que descubriera. El almirantazgo le daba autoridad sobre las flotas y
tripulaciones. Virreinato y gobernación implicaban la jurisdicción y el buen gobierno de
las tierras. Estos títulos los tendría Colón hereditariamente, además recibiría la décima
parte de las ventas de las mercaderías preciosas provenientes de esos países y la quinta
parte de las provenientes de las mercaderías que se obtuvieran.

Por su parte, Colón se comprometió a:


1° Someter a los habitantes de aquellas tierras al dominio de los reyes de España.
2° Enseñarles la religión católica y tratarlos humanamente.

Colón realizó cuatro viajes a América, que fueron:

*Primer Viaje (1492-1493): salió del puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto de


1492, con rumbo a las islas Canarias, donde las naves fueron revisadas y se hicieron
otra vez a la mar el 8 de septiembre. En la madrugada del 12 de octubre de 1492,
Rodrigo de Triana avistó tierra. Esta era una pequeña isla en el archipiélago de Las
Bahamas, que los indígenas llamaban Guanahani y que Colón bautizó con el nombre
de San Salvador.

2
conventia de la Santa Fe
Luego de haber tomado posesión de la isla en nombre de la Corona de Castilla, Colón
continuó viaje y descubrió las islas de Cuba y Haití. A esta última llamó La Española y
fundó el primer fuerte, llamado Navidad. Inició su regreso a España a mediados de
enero de 1493, llegando al Puerto de Palos en marzo.
*Segundo Viaje (1493-1496): en este segundo viaje salió con 17 naves y 1500
hombres. Reconoció las Pequeñas Antillas y las islas de Puerto Rico y Jamaica.
*Tercer Viaje (1498-1500): se realizó con 6 naves y 200 hombres y en este viaje llegó a
la costa venezolana y las islas vecinas. Además exploró la boca del río Orinoco.
*Cuarto Viaje (1502-1504): lo realizó con 4 barcos y 140 hombres y es aquí que
reconoció la costa de América Central, desde Honduras hasta el extremo de Panamá.

La llegada de Cristóbal Colón a América hizo posible uno de los hechos más destacados
de la historia de la humanidad. A partir de esa fecha, en menos de un siglo se pudo
alcanzar a conocer la dimensión total del planeta. Se vincularon así mundos
desconocidos entre sí con los más diversos estadios de desarrollo.

El solo hecho de pisar tierra americana produjo una espectacular cadena de


acontecimientos que transformó y dinamizó la historia de la humanidad. El
descubrimiento de oro y plata en el continente desataron un verdadero aluvión
colonizador. Centenares de expediciones y millares de hombres fueron tras los pasos de
las noticias de fabulosas fortunas. En los primeros 150 años de conquista, 17 mil
toneladas de plata y unos 200 toneladas de oro llegaron a España y potenciaron el
incipiente desarrollo comercial y manufacturero, que abrió las puertas a la
Revolución Industrial y al desarrollo capitalista de Europa.

La navegación superó todos los límites y se aventuró hacia todos los rincones del
planeta, el conocimiento del mundo comenzó a ser posible, el comercio empezó a
diseñar el mercado internacional y el desarrollo económico que terminarían por sepultar
definitivamente a la sociedad feudal y al absolutismo monárquico.

La ambición no encontró barreras infranqueables. En pocos años la inmensidad


americana dejó de ser inexpugnable y españoles, portugueses, británicos, holandeses y
franceses se disputaron el gigantesco botín.

Un siglo después de la llegada de las carabelas de Cristóbal Colón al mar Caribe, de los
más de 70 millones de indígenas preexistentes sólo quedaban tres millones y medio de
almas. Primero, fueron derrotados por la desproporción de recursos, la sorpresa y la
confusión. Luego, fueron privados de su cultura y creencias, sometidos al trabajo
esclavo y finalmente, las enfermedades importadas por los europeos encontraron a sus
organismos sin anticuerpos para resistir a los virus y a las bacterias.

Pero, como decía el gran escritor mexicano, ganador del premio Nobel de literatura,
Octavio Paz, “No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los
españoles y los portugueses levantaron una construcción histórica grandiosa que, en
sus grandes trazos, todavía está en pie. Unieron a muchos pueblos que hablaban
lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o se desconocían.
Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas pero, sobre todo, por
la lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han
sido inmensas.
Para juzgar con equidad la obra de los españoles en México hay que subrayar que sin
ellos –quiero decir: sin la religión católica y la cultura que implantaron en nuestro
país- no seríamos lo que somos. Seríamos, probablemente, un conjunto de pueblos
divididos por creencias, lenguas y culturas distintas.”

Gracias

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