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En mi discurso de hoy voy a hablarles sobre la conquista de América. Como bien saben,
las opiniones sobre este tema se dividen. Por un lado, algunos aceptan la leyenda negra
de la conquista, donde se relata la historia de un choque de culturas, con aborígenes
exterminados, o expuestos a trabajos agobiantes, como la mita o las encomiendas1, que
los conducían a la enfermedad, y la muerte. Poblaciones enteras diezmadas, a las que se
les quitó la cultura, las ideas, la libre expresión, sometiéndolas a trabajos forzados y a
aceptar una religión ajena. El suelo del territorio, tan amado por los nativos y cuidado
por ellos, fue sometido a prácticas agrícolas extractivas que agotaron su productividad.
La riqueza minera fue llevada a Europa, dejando en América un territorio a merced de
las necesidades foráneas.
Por otro lado, la leyenda rosa nos cuenta de un grupo de hombres que trajeron a las
tierras americanas una religión de amor, caridad y respeto, que se impuso a los hombres
de estas tierras para educarlos, ya que su religión les exigía la adoración de dioses
malignos, que les obligaban a realizar sacrificios humanos. Se sostuvo que no poseían
una cultura real, ya que era disvaliosa para ellos, y para los demás, y que los europeos
trajeron la civilización y el progreso.
Pero veamos cómo empezó todo y cómo se llevó a cabo el descubrimiento, la conquista
y la colonización de América. Para esto, hay que hablar un poco del contexto histórico.
Durante los últimos siglos de la edad Media, Europa se había enriquecido por medio del
comercio con Oriente, desarrollando un insaciable y creciente apetito por los lujos y el
refinamiento, lo que satisfacía con productos de países lejanos, como China, Japón, las
Indias Orientales y la India, entre los más importantes.
Pero sin los progresos que experimentó en esos años la navegación, los grandes
descubrimientos geográficos no habrían sido posibles. Este proceso fue estimulado por
el interés de aventurarse en océanos abiertos y desconocidos, llegando de esa manera a
las lejanas regiones que producían los ansiados productos.
El primer país de Europa en iniciar la búsqueda de una nueva ruta para llegar al
Extremo Oriente fue Portugal. Este país procuró abrir el camino hacia Asia por el sur, es
decir, bordeando el continente africano.
En 1488, Bartolomé Diaz llegó al extremo sur de Africa, llamándolo Cabo de las
Tormentas, más tarde bautizado Cabo de Buena Esperanza. Posteriormente, en 1498,
Vasco de Gama llegaba a la India, descubriendo de esa manera una nueva ruta hacia el
Extremo Oriente.
En 1484, Cristóbal Colón se había presentado al rey de Portugal, Juan II, para
proponerle llevar a cabo un plan: llegar a Catay (China) y Cipango (Japón) a través de
una nueva ruta, navegando por el Atlántico hacia el oeste. Colón estaba convencido de
que podía llegar al Extremo Oriente, pues sostenía que la Tierra era redonda.
Frente al rechazo recibido en Portugal, pasó a España en 1485. Allí fue recibido por los
Reyes Católicos. Sin embargo, demoraría casi seis años en obtener el apoyo necesario
para su empresa, pues los monarcas estaban consagrados a la reconquista del reino de
Granada.
En la segunda parte de mi discurso, les daré más detalles sobre los viajes de Colón y
sobre las consecuencias de sus descubrimientos.
Por fin el 17 de abril de 1492, Colón firmó un contrato con la corona de Castilla,
conocido bajo el nombre de Capitulaciones de Santa Fe2.
Según las capitulaciones, Colón sería almirante, virrey y gobernador de las islas y
tierras que descubriera. El almirantazgo le daba autoridad sobre las flotas y
tripulaciones. Virreinato y gobernación implicaban la jurisdicción y el buen gobierno de
las tierras. Estos títulos los tendría Colón hereditariamente, además recibiría la décima
parte de las ventas de las mercaderías preciosas provenientes de esos países y la quinta
parte de las provenientes de las mercaderías que se obtuvieran.
2
conventia de la Santa Fe
Luego de haber tomado posesión de la isla en nombre de la Corona de Castilla, Colón
continuó viaje y descubrió las islas de Cuba y Haití. A esta última llamó La Española y
fundó el primer fuerte, llamado Navidad. Inició su regreso a España a mediados de
enero de 1493, llegando al Puerto de Palos en marzo.
*Segundo Viaje (1493-1496): en este segundo viaje salió con 17 naves y 1500
hombres. Reconoció las Pequeñas Antillas y las islas de Puerto Rico y Jamaica.
*Tercer Viaje (1498-1500): se realizó con 6 naves y 200 hombres y en este viaje llegó a
la costa venezolana y las islas vecinas. Además exploró la boca del río Orinoco.
*Cuarto Viaje (1502-1504): lo realizó con 4 barcos y 140 hombres y es aquí que
reconoció la costa de América Central, desde Honduras hasta el extremo de Panamá.
La llegada de Cristóbal Colón a América hizo posible uno de los hechos más destacados
de la historia de la humanidad. A partir de esa fecha, en menos de un siglo se pudo
alcanzar a conocer la dimensión total del planeta. Se vincularon así mundos
desconocidos entre sí con los más diversos estadios de desarrollo.
La navegación superó todos los límites y se aventuró hacia todos los rincones del
planeta, el conocimiento del mundo comenzó a ser posible, el comercio empezó a
diseñar el mercado internacional y el desarrollo económico que terminarían por sepultar
definitivamente a la sociedad feudal y al absolutismo monárquico.
Un siglo después de la llegada de las carabelas de Cristóbal Colón al mar Caribe, de los
más de 70 millones de indígenas preexistentes sólo quedaban tres millones y medio de
almas. Primero, fueron derrotados por la desproporción de recursos, la sorpresa y la
confusión. Luego, fueron privados de su cultura y creencias, sometidos al trabajo
esclavo y finalmente, las enfermedades importadas por los europeos encontraron a sus
organismos sin anticuerpos para resistir a los virus y a las bacterias.
Pero, como decía el gran escritor mexicano, ganador del premio Nobel de literatura,
Octavio Paz, “No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los
españoles y los portugueses levantaron una construcción histórica grandiosa que, en
sus grandes trazos, todavía está en pie. Unieron a muchos pueblos que hablaban
lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o se desconocían.
Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas pero, sobre todo, por
la lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han
sido inmensas.
Para juzgar con equidad la obra de los españoles en México hay que subrayar que sin
ellos –quiero decir: sin la religión católica y la cultura que implantaron en nuestro
país- no seríamos lo que somos. Seríamos, probablemente, un conjunto de pueblos
divididos por creencias, lenguas y culturas distintas.”
Gracias