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Esta
compuesto por los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. A través de la orina se eliminan los productos de
desecho del metabolismo y las sustancias toxicas que circulan en la sangre. La orina se almacena en la
vejiga, que tiene una capacidad de 250-550 cc, y después es evacuada a través del esfínter uretral. El control
de la micción es voluntario y consciente, y la eliminación se produce cuando la uretra se abre y la vejiga se
contrae. Esta acción coordinada depende del sistema nervioso. La función vesical del anciano presenta
ciertas peculiaridades: Hay disminución de la capacidad de la vejiga y un aumento de la orina residual
(restos de orina en vejiga)Durante el llenado, aparecen contracciones no inhibidas, (no controladas o
evitadas) que pueden producir el vaciamiento de la vejiga.
INCONTINENCIA URINARIA
RECOMENDACIONES GENERALES
- Mantener al paciente limpio y seco. Si el enfermo se siente sucio, disminuye el interés por
controlar la incontinencia.
- Facilitar el acceso al aseo mediante carteles o flechas que indiquen el camino, ayudando al
paciente a desplazarse y eliminando obstáculos.
- El paciente ha de utilizar ropa cómoda y amplia, que sea fácil de quitar.
Las personas con deterioro mental grave pueden no ser conscientes del problema; sin embargo, la vida
familiar a veces está muy afectada (el enfermo puede evacuar en lugares inadecuados como el suelo, el bidé,
etc.).
Otros ancianos tienen sentimientos de culpa, vergüenza o negación, incluso ante una evidencia clara de
incontinencia (pueden dar largas explicaciones para justificar olores y manchas o esconder ropas sucias en
armarios y cajones). Esto dificulta la búsqueda de ayuda, improvisándose medios pocos adecuados y
frustrantes.
Hay una perdida de la autoestima, miedo a sufrir reprimendas o a producir rechazo en las personas del
entorno. Algunos pacientes están tan tensos cuando se les lleva al servicio, que los esfínteres uretrales no se
relajan, siendo incapaces de orinar hasta que vuelven a estar en su silla o en la cama
Es frecuente creer que el problema no tiene solución o que es consecuencia de la edad. Esto es erróneo. Como
hemos visto anteriormente, pueden haber varias soluciones para este problema. Hay que consultar a un
profesional, antes de descartar definitivamente su recuperación.
Debe tranquilizarse a las personas mayores, asegurándoles que nadie les culpará si se produce un accidente.
Tratar a estas personas como si fueran niños traviesos constituye un error, ya que no son responsables de su
conducta.