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Tema: Abandono del adulto mayor en la familia

Problema de investigación: Abandono del adulto mayor por parte de la familia en el asilo de Santa
Ana

Para analizar la situación de la persona adulta mayor, es necesario revisar las perspectivas que tratan
de explicar el fenómeno del envejecimiento, que muchas de las dimensiones del significado de
envejecimiento y de las acciones destinadas a asegurar y aumentar el bienestar de este segmento
poblacional, están determinadas por ideas, creencias e imágenes científicas o populares, que la
sociedad, los políticos, los especialistas y las personas tienen de esta población en tiempo y espacio
determinado.

Erickson (1950) plantea la etapa de la vejez desde los 65 años en adelante, contemplando factores
individuales y culturales; en su teoría del desarrollo, menciona que la crisis esencial en esta etapa es
integridad v/s desesperación, que sería una virtud psicosocial “sabiduría”. Mientras envejecemos y
nos jubilamos, tendemos a disminuir nuestra productividad, y exploramos la vida como personas
jubiladas. Durante este periodo contemplamos nuestros logros y podemos desarrollar integridad si
consideramos que hemos llevado una vida acertada.

El paso a esta tercera edad, no debería poner fin a esta generatividad. A medida que aumenta la
categoría de las persona de esta edad, Erikson predice que permanecerán implicadas en los asuntos
del mundo durante mucho mas tiempo (Erikson y Hall, 1987). La tercera edad se observa como un
periodo más productivo y creativo que en el pasado.

Las personas que han tenido éxito en esta tarea integradora final, según Erikson, estaría determinado
en parte, por los éxitos o fracasos en los estadios precedentes, desarrollándose la virtud, la sabiduría
“un despreocupado interés por la vida de cara a la muerte en si misma”; esto es aceptar su vida sin
arrepentimientos importantes, de lo que pudo haber sido, esto implica aceptar a los padres como las
personas que hicieron lo mejor que podían y merecen amor, aunque no fueran perfectos, aceptar la
propia muerte como algo inevitable de la vida.

La tarea primordial aquí es lograr una integridad yoica (conservamos aquí la terminología acorde con
los vocablos técnicos dentro del marco de la psicología. También puede entenderse el término como
“integridad”. N.T.) Con un mínimo de desesperanza. Esta etapa parece ser la más difícil de todas, al
menos desde un punto de vista juvenil. Primero ocurre un distanciamiento social, desde un
sentimiento de inutilidad; todo esto evidentemente en el marco de nuestra sociedad. Algunos se
jubilan de trabajos que han tenido durante muchos años; otros perciben que su tarea como padres
ya ha finalizado y la mayoría creen que sus aportes ya no son necesarios.

Además existe un sentido de inutilidad biológica, debido a que el cuerpo ya no responde como antes.
Las mujeres pasan por la menopausia, algunas de forma dramática. Los hombres creen que ya “no
dan la talla”. Surgen enfermedades de la vejez como artritis, diabetes, problemas cardíacos,
problemas relacionados con el pecho y ovarios y cánceres de próstata. Empiezan los miedos a
cuestiones que uno no había temido nunca, como por ejemplo a un proceso gripal o simplemente a
caerse.
Junto a las enfermedades, aparecen las preocupaciones relativas a la muerte. Los amigos mueren; los
familiares también. La esposa muere. Es inevitable que también a uno le toque su turno. Al
enfrentarnos a toda esta situación, parece que todos debemos sentirnos desesperanzados.

Como respuesta a esta desesperanza, algunos mayores se empiezan a preocupar con el pasado.
Después de todo, allí las cosas eran mejores. Algunos se preocupan por sus fallos; esas malas
decisiones que se tomaron y se quejan de que no tienen ni el tiempo ni la energía para revertirlas
(muy diferente a estadios anteriores). Vemos entonces que algunos ancianos se deprimen, se
vuelven resentidos, paranoides, hipocondríacos o desarrollan patrones comporta mentales de
senilidad con o sin explicación biológica.

La integridad yoica significa llegar a los términos de tu vida, y por tanto, llegar a los términos del final
de tu vida. Si somos capaces de mirar atrás y aceptar el curso de los eventos pasados, las decisiones
tomadas; tu vida tal y como la viviste, como necesariamente así, entonces no necesitarás temerle a la
muerte. Aunque la mayoría de ustedes no se encuentran en este punto de la vida, quizás podríamos
identificarnos un poco si empezamos a cuestionarnos nuestra vida hasta el momento. Todos hemos
cometido errores, alguno de ellos bastante graves; si bien no seríamos lo que somos si no los
hubiéramos cometidos. Si hemos sido muy afortunados, o si hemos jugado a la vida de forma segura
y con pocos errores, nuestra vida no habría sido tan rica como lo es.

La tendencia mal adaptativa del estadio 8 es llamada presunción. Esto ocurre cuando la persona
“presume” de una integridad yoica sin afrontar de hecho las dificultades de la senectud.

La tendencia maligna es la llamada desdén. Erickson la define como un desacato a la vida, tanto
propia como la de los demás.

La persona que afronta la muerte sin miedo tiene la virtud que Erikson llama sabiduría. Considera
que este es un regalo para los hijos, dado que “los niños sanos no temerán a la vida si sus mayores
tienen la suficiente integridad para no temer a la muerte”. El autor sugiere que una persona debe
sentirse verdaderamente agraciada de ser sabia, entendiendo lo de “agraciada” en su sentido más
amplio: me he encontrado con personas muy poco agraciadas que me han enseñado grandes cosas,
no por sus palabras sabias, sino por su simple y gentil acercamiento a la vida y a la muerte; por su
“generosidad de espíritu”.

(Dr. C. George Boeree, traducido al español por el Dr. Rafael Gautier, internet)

Sólo si logra la integridad, posee la fuerza propia de su edad, es decir, la sabiduría que le permite
aceptar sus limitaciones, aceptar el cambio y cuando oponerse al mismo, sentarse en silencio y
cuando luchar. (Citado por Papalia, 1997).

Según Erickson “la edad adulta tardía es también en una época para jugar, para rescatar una
cualidad infantil esencial para la creatividad.

El tiempo de procreación ha pasado, pero la creación puede tener lugar todavía, aunque las
funciones del cuerpo se debilitan y disminuye la energía sexual, las personas pueden disfrutar” una
experiencia enriquecida, corporal y mentalmente.
Por otra parte, podemos ver otra teoría psicosocial que es la Teoría de la Desvinculación,
desarrollada al inicio de los años sesenta en el seno de un grupo de investigadores sociales
pertenecientes al Comité de Desarrollo Humano de la Universidad de Chicago. Entre sus
componentes destacan: Elaine Cummings, William E. Henry, Robert J. Havighurst y Bernice L.
Neugarten. La formulación de la teoría como tal (Disengagement Theory) correspondió a los dos
primeros (pág.15). Este grupo, al tener en cuenta que la mayor parte de los ancianos continuaban
viviendo en la comunidad durante toda su vida, planteó la necesidad metodológica de estudiar a las
personas mayores en su ambiente natural de forma continuada, dentro de su entorno cotidiano, y no
en los hospitales, asilos o residencias.

Observaron un progresivo abandono con el paso de los años de una gran proporción de las
actividades que anteriormente formaban parte del patrón normal de actividad diaria desarrollado
por las personas evaluadas. Lo que dio lugar a la formulación de esta teoría. Su argumento central es
que la desvinculación o desconexión es un proceso inevitable que acompaña al envejecimiento, en el
que gran parte de los lazos entre el individuo y la sociedad cambian cualitativamente, se alteran o
llegan a romperse. En este sentido, éste sería el proceso normal que tiene lugar durante el
envejecimiento. El proceso de retirada, desconexión o desvinculación tendrá un carácter
bidireccional, es decir, tanto de la sociedad hacia el individuo como de éste hacia la primera. En esta
línea, definirá posteriormente Cummings la "vinculación" (engagement) como: "la interpenetración
entre una persona y la sociedad a la que pertenece" (pág.16).

Esta teoría es a la vez social y psicológica, pues se ocupa tanto de las relaciones entre el individuo y la
sociedad, como de los cambios que acontecen en el interior de la persona a lo largo de este proceso
de retirada. Según Cummings y Henry este distanciamiento tiene carácter universal, es decir, los
mayores de cualquier cultura son proclives a ciertas formas de distanciamiento social, adoptando
modelos de interacción que conllevan la reducción de contactos sociales. Estos autores afirman que
esta mutua desconexión es beneficiosa tanto para la sociedad, que de esta manera facilita la
incorporación de otras generaciones a la compleja maquinaria social, como para la persona, que se
ve liberada de una serie de compromisos y obligaciones sociales implícitas adscritas a su anterior rol
más activo. Desde un contexto más socioeconómico, la teoría de la Modernización (pág.17), ha
justificado esta desvinculación a partir del descenso del status del mayor, como consecuencia de su
dependencia social y económica, favorecida por una cultura basada en el trabajo y en el culto a la
juventud (Revista Diagnóstico, pág.18).

Referencia bibliográfica

Papalia E. Diane – Wendkos Olds S.; Psicología del Desarrollo, Sexta Edición 1996, Editorial McGraw-
Hill Interamericana.

Revista Diagnóstico (Perú), volumen 42- número 2, marzo-abril 2003

www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/erikson.htm, párrafo escrito por el Dr. C.George


Boeree, traducido al español por el Dr. Rafael Gautier; (miércoles 12/05/2010, 15:009 hrs.)

PROYECTO DE DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL ADULTO


MAYORhttp://www.adolfotaylhardat.net/proyectodedeclaracionsobreladultomayor.html

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