¿Comprendemos realmente a la Microempresa?

Cuando hablamos de EMT, MIPYMES, e incluso de PYMES, encontramos dentro

de sus integrantes a la Microempresa. Esta integración dentro de las distintas
clasificaciones representa no sólo su incorporación a cuerpos legales y políticas
públicas, sino que a una cosmovisión que respecto a este tipo de empresa dista
de su real situación e intereses. Para comprender a la Microempresa utilizaremos
información contenida en el informe “LA SITUACIÓN DE LA MICRO Y PEQUEÑA
EMPRESA EN CHILE”, publicado este año y que fue realizado por la OIT y
SERCOTEC.

La Microempresa en cuanto a sus ventas.

La Microempresa es aquella cuyas ventas netas no superan las 2.400 UF anuales,

o medida laboralmente, es aquella que tiene hasta 9 trabajadores. Al año 2008,
según información del SII, existían en el país 588.404 Microempresas formales,
las cuales representaban el 78,26 % del total de las empresas formales con ventas
existentes en Chile. De este numero de Microempresas el 44,03 % tenía ventas
anuales que no superaban las 200 UF, el 26,51 % tenía ventas anuales desde las
201 a las 600 UF, y el 29,47 % tenía ventas anuales desde las 601 a las 2.400 UF.
Además se estima que a ese mismo año existían en Chile más de 805 mil
microempresas informales.

La Microempresa en cuanto al empleo.

Las Microempresas formales, según la encuesta Casen 2006, representaban entre

los empleados remunerados y los familiares no remunerados el 41,34 % del
empleo por empresas en el país. Además, la Microempresa, a diferencia de las
medianas y grandes empresa, presenta una distribución más equitativa en todas
las regiones de Chile y una mejor respuesta a la estabilidad del empleo, ya que el
porcentaje de Microempresas que despidió trabajadores como medida para paliar
la crisis fue de 19,8% versus el 28,4% y 27,8% de las medianas y grandes
empresas respectivamente.

Las brechas que afronta la Microempresa.

La Microempresa debe afrontar una serie de problemas que le son propios a su

tamaño, estructura y organización. La brecha digital en las Microempresas es
alarmante, sólo el 36% de éstas declara tener computador, el 31% acceso a
Internet, el 6% tiene sitio Web, de estas últimas sólo el 2 a 4 % lo utiliza para sus
ventas y sólo el 2,6% usa software especializado de gestión de clientes. A esto
debemos sumar que en la Microempresa formal un 69% de los directivos tiene
educación media o menos y sólo el 18% de los empresarios/ejecutivos declara
haberse capacitado en los últimos 3 años. Además este tipo de empresas tiene un

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promedio de vida de 10,6 años de antigüedad, lo cual necesariamente disminuye
la oferta de créditos a largo plazo por parte de la Banca lo que profundiza los
problemas anteriores.

Cómo debemos entender a la Microempresa

La importancia de las Microempresas resulta innegable, tanto en relación al

número y distribución de éstas como a su rol en la generación de empleo. Y es por
ello que las debemos entender en su medida y situación. No resulta beneficioso
ser tan inclusivo en las clasificaciones, ya que los problemas que enfrentan las
Microempresas de acceso a educación empresarial, a información, a subsidio, a
créditos, a planes de fomento, entre otros, son totalmente distintos a los que
afrontan las pequeñas y medianas empresas.

En el caso de las Microempresas la información debe ser puesta no sólo en red

sino en terreno, no debe estar atomizada sino agrupada, y el lenguaje y
procedimientos deben ser simplificados en la medida de lo posible. Cabe destacar
que este camino ya se está emprendiendo, como es el ejemplo de La Casa del
Emprendedor de la Ilustre Municipalidad de Santiago, modelo digno de replicar por
otros municipios, ya que centralizar comunalmente el acceso a la información es
una vía que se ajusta a la realidad de las Microempresas.

Por último, debemos hacer hincapié en la importancia que tiene el entender que la
Microempresa representa un universo propio y que por lo tanto debe ser
comprendido más allá de la clasificación macro en la que se encuentre incluida.

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