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El pastor Terry Jones de la iglesia Dove World Outreach Center en

Florida, el clérigo protestante que piensa que es una excelente idea


marcar este noveno aniversario del 11-S quemando copias del Corán,
podrá enorgullecerse de una congregación de no más de 50, pero
existe algo por lo que estaría dispuesta a apostar. No es su
belicosidad potencialmente letal lo que ha impedido que atraiga una
congregación suficientemente grande como para llenar una de esas
megaiglesias de 50.000 asientos. Debe de haber otras razones, más
ordinarias para que hasta ahora lo haya rodeado la oscuridad.

Por ejemplo, el poderosamente rotundo y famoso pastor amigo de


Israel John Hagee de la megaiglesia “Cornerstone” en San Antonio,
quien estimuló a su audiencia una noche en octubre de 2006 con una
interpelación pública al presidente de Irán: “Escuche, señor
presidente de Irán. ¡No amenace a EE.UU.! ¡No le tenemos miedo!”
antes de provocar una tormenta de aplausos y silbidos con: “¡Por si lo
recuerda, el faraón amenazó a Israel y terminó sirviendo de alimento
a los peces en el Mar Rojo!” Unos pocos días antes había asegurado
al programa Fresh Air de National Public Radio que “los que viven
según el Corán tienen un mandato religioso de matar a cristianos y
judíos”, y agregó “Lo enseña de modo muy claro”. No le pasó nada
por semejante declaración, pero su poderoso apoyo a la candidatura
presidencial del senador John McCain en 2008 perjudicó fuertemente
al senador; resultó que Hagee se lanzó con todo contra católicos y
musulmanes.

Un año antes yo había visitado una megaiglesia en St. Paul,


Minnesota, para un evento conocido como una “conferencia
profética”. Su orador estrella era Hal Lindsay, un capitán de
remolcador camorrista y pistolero en el río Mississippi hasta que
descubrió a Dios, asistió a cursos de teología y luego, en 1970,
escribió un éxito de ventas llamado The Late Great Planet Earth (La
Agonía del Planeta Tierra). Con la apariencia y el comportamiento de
una estrella pop envejecida, Lindsay se encaramó sobre la banqueta
alta con un micrófono en una mano y su Biblia en la otra para decir a
una audiencia de unos 4.000 lo que podían esperar y debieran buscar
a la luz de las profecías del Antiguo Testamento. Advirtió contra
aterradores desastres: el Huracán Katrina había sido malo pero “¿qué
sucederá cuando alguien decida introducir una ojiva nuclear a uno de
nuestros puertos?”

Lindsay hizo que su audiencia-congregación se riera a gritos cuando


describió al Islam como “totalmente violento” y a la miserablemente
superpoblada y aislada Franja de Gaza como un “entorno rico en
objetivos” para el ejército israelí. Luego, invitó a abrir sus Biblias en
Isaías, capítulo 17: “Oráculo sobre Damasco, ¡Miren! Damasco ya no
será una ciudad, se ha convertido en un montón de ruinas…” Siguió
diciendo que “Damasco será destruida…”, y agregó que Siria era “un
alborotador, una central terrorista”, y que “Quisiera que EE.UU.
aniquilara Siria”.
Por ejemplo, los 156 seguidores del pastor George J Adams, miembros
de la Iglesia del Mesías en Maine, fueron persuadidos para que se
embarcaran con todas sus “casas, implementos agrícolas, y también
nuestros implementos mecánicos y muebles” hacia Tierra Santa en
1866. Alcohólico y fantasioso, el pastor Adams defraudó a todos. Un
año después de su llegada a Tierra Santa, la colonia de
“regeneradores” estaba sumida en disputas, muchos habían muerto,
y se halló al propio Adams acostado en medio de una calle en Jaffa,
“en el estado más degradante de ebriedad”.

John Nelson Darby, fundador de la secta Plymouth Brethren, era un


ejemplo del mismo tipo, nacido en Irlanda. Pero en viajes a EE.UU. y
Canadá en los años 60 y 70 del Siglo XIX, hasta él se quejó de que la
escena eclesiástica norteamericana se parecía a un jardín “cubierto
de malezas, y algunas plantas sueltas”. Le dolía encontrar tanto
“libertinaje en la práctica y la doctrina”. Las enseñanzas de Darby,
incluyendo una interpretación demasiado literal de una línea de la
Biblia conocida ahora popularmente como “El rapto”, han encontrado
una audiencia mucho más amplia en EE.UU. que en Gran Bretaña.

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