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Por gentileza de don Jaime Puyol profesor de la Universidad de Navarra, autor de

estos guiones en su libro “Curso de catequesis. Libro del profesor”. Ed. Eunsa

43. EN LA SAGRADA COMUNION RECIBIMOS A


JESUCRISTO

GUIÓN PEDAGÓGICO

A. OBJETIVOS
- Conseguir que conozcan y vivan muy bien las disposiciones necesarias para
acercarse a comulgar.
- Conseguir que tengan deseos de recibir con frecuencia a Jesús en la Eucaristía.
- Lograr que se preparen muy bien para la Comunión y que den gracias una vez
recibida.

De Liturgia y vida cristiana


- Enseñarles la comunión espiritual:
« Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que
os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos».
- Enseñar algunas oraciones que ayuden a prepararse para comulgar y a dar gracias.
- Acostumbrar a los alumnos a decir «Amén», cuando el sacerdote les dice: «El
Cuerpo de Cristo», en el momento de comulgar.
- Estimular a los alumnos a que hagan visitas a Jesús Sacramentado.

B. DESARROLLO DEL TEMA


1. Introducción (Diversos puntos de partida)
1.1. Contar el siguiente hecho histórico:
Los primeros cristianos tuvieron que sufrir muchísimo a causa de las persecuciones, por
defender su fe cristiana. Esta es la historia de un joven santo llamado Tarsicio.
En tiempo de persecución, el Papa celebraba la Vigilia Pascual en un lugar oculto,
cuando llegó la noticia de que los cristianos encarcelados iban a ser arrojados a las
fieras a la mañana siguiente. Necesitaban la fortaleza de Cristo para ser fieles. ¿Quién
les llevaría la Eucaristía a la prisión? Quizá a un niño lo dejarían pasar. Tarsicio se
ofreció para ello. El Papa le confía la Sagrada Comunión y cuando va de camino
encuentra a sus compañeros de juego. El no quiere entretenerse con ellos pero es
atacado, mientras tiene la mano encima del Santo Sacramento para protegerlo. Conocen
que es cristiano, se dan cuenta de que esconde algo, y le golpean. Un soldado interviene
en la pelea y se lleva a Tarsicio para encarcelarlo. El niño, gravemente herido, dice en la
cárcel a sus compañeros cristianos que les viene a traer el Santísimo. Un diácono, que
también está preso, administra entonces la Sagrada Comunión a los que se disponen a
morir.
1.2. Todos los seres vivientes necesitan alimento: las plantas, los animales y también
los hombres. Quien carece de alimento se queda sin fuerzas, cansado, débil, no puede
hacer nada; pero el que se alimenta bien es fuerte y está sano, tiene fuerzas para el
trabajo, vence las dificultades y tiene seguridad en la victoria. Se puede entablar un
diálogo con estas o parecidas preguntas:
- ¿Por qué los cristianos hemos de comulgar con frecuencia? Para recibir a Cristo
y ser valientes.
- ¿Por qué hemos de desear comulgar nosotros con frecuencia? Porque Dios nos
invita a comulgar y porque así tendremos fuerza y valor para seguir a Jesucristo
y amar a todos los hombres.
- ¿Qué disposiciones se requieren para ir a comulgar? Ver texto.
- ¿ Qué pecado comete quien se acerca a comulgar en pecado mortal? Un
sacrilegio.

2. Desarrollar las siguientes ideas


2.1. Jesucristo instituyó la Eucaristía como alimento para nuestras almas (Usar
el texto de Ioh 6, 48-69, en que se promete, y el de Mt 26, 26-29, en que se instituye)
En Cafarnaún prometió Jesús a los Apóstoles que daría a comer su carne para vida
del mundo y prenda de vida eterna: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida
eterna y yo le resucitaré en el último día. Porque mi Carne es verdadera comida y mi
Sangre es verdadera bebida; el que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en mí
y yo en él» (Ioh 6, 54-56).
En la Ultima Cena se cumplió la promesa y el Señor instituyó la Eucaristía: «Tomad
y comed; esto es mi Cuerpo» (Mt 26, 26). Es la afirmación clara de que el Cuerpo del
Señor está en la Eucaristía realmente y se nos da como alimento.

2.2. Efectos de la Comunión (Comparar la vida del alma con la del cuerpo; ambas
necesitan del alimento para vivir y crecer)
La Comunión sustenta la vida espiritual de modo parecido a como el alimento
material mantiene la vida del cuerpo. En concreto podemos señalar estos efectos de la
comunión sacramental:
- Unión del hombre con Cristo, realmente presente en el sacramento. Esta unión
por la gracia tiene como resultado la unión con los demás cristianos.
- Aumento de gracia y virtudes en quien comulga dignamente.
- Purifica de los pecados veniales, de las faltas y negligencias, porque enciende la
caridad.
- Es prenda para lograr la vida eterna.

2.3. Disposiciones para comulgar bien (Puede usarse 1 Cor 11, 23-29)
Las disposiciones para recibir dignamente a Cristo son las siguientes:
a) Estar en gracia de Dios, es decir, limpios de pecado mortal. Nadie puede acercarse
a comulgar, por muy arrepentido que le parezca estar, si antes no ha confesado los
pecados mortales. El pecado venial no impide la Comunión, pero es lógico que
tengamos deseos de recibir a Jesús con el alma muy limpia; de ahí que la Iglesia
aconseje confesarse con frecuencia, aunque no tengamos pecados mortales. Si
alguien se acercara a comulgar en pecado mortal, cometería un sacrilegio.
b) Guardar el ayuno eucarístico, lo que supone no haber comido ni tomado bebidas
desde una hora antes de comulgar. El agua no rompe el ayuno. Los enfermos y
ancianos que están en sus casas, aunque no guarden cama, basta que guarden un
cuarto de hora de ayuno de alimentos y bebidas alcohólicas.
c) Saber a quién se recibe. Puesto que se recibe al mismo Cristo en este sacramento,
no podemos acercamos a comulgar desconsideradamente o por mera rutina, o para
que nos vean. Hemos de hacerlo para corresponder al deseo de Jesús, y para hallar
en la Comunión un remedio a nuestra flaqueza.
Hasta en la compostura externa debe manifestarse la piedad y el respeto con que nos
acercamos a recibir al Señor. Se comulga de rodillas o de pie, según lo haya
determinado la Jerarquía de la Iglesia.

2.4. Hemos de ser muy agradecidos con el Señor (Hacer ver cómo la gente
agradece los detalles de cariño. Usar, si parece oportuno, Lc 17, 11-19)
Jesús se ha quedado en la Eucaristía por amor hacia nosotros. La mejor manera de
recibirle será realizar una buena preparación antes de comulgar y, conscientes del don
recibido, dar gracias no sólo en el momento de la Comunión sino a lo largo de todo e!
día. Después de comulgar quedamos en la iglesia u oratorio dando gracias al menos
unos minutos.
2.5. Obligación de comulgar y necesidad de la Comunión frecuente (Comparar con
lo que pasa cuando alguien no come o se alimenta mal)
Comulgar realmente no es necesario para salvarse; si un niño recién bautizado
muere, se salva. Pero Jesucristo dijo: «Si no coméis la Carne del Hijo del Hombre y no
bebéis su Sangre, no tendréis vida en vosotros» (Ioh 6, 53). En correspondencia con
estas palabras, la Iglesia ordena en e! tercer
- mandamiento que, al menos una vez al año y por Pascua de Resurrección, todo
cristiano con uso de razón debe recibir la Eucaristía. También hay obligación de
comulgar cuando se está en peligro de muerte; en este caso la comunión se recibe a
modo de «Viático», que significa preparación para e! «viaje» de la vida eterna.
Esto es lo mínimo, y el precepto debe ser bien entendido; de ahí que la Iglesia
exhorte a recibir al Señor con frecuencia, incluso diariamente. Si algún día no podemos
comulgar, es bueno hacer una comunión espiritual, expresando e! deseo que tenemos de
recibir al Señor sacramentalmente.

3. Preguntas resumen
¿Qué es la Sagrada Comunión? ¿Para qué recibimos a Jesucristo en la Sagrada
Comunión? ¿Cuántas cosas son necesarias para recibir bien la Sagrada Comunión?
¿Quién está en gracia de Dios? ¿Qué es guardar e! ayuno eucarístico? ¿Cómo hemos de
acercamos a la Sagrada Comunión? ¿Qué pecado comete e! que comulga en pecado
mortal? ¿Cómo podemos prepararnos para recibir la Comunión? ¿Qué podemos hacer
después de recibir al Señor? ¿Hay obligación de comulgar?

C. SUGERENCIAS PARA UNA MAYOR PARTICIPACIÓN LITÚRGICA


l. La Iglesia desea que recibamos a Jesús con gran fe, esperanza viva y amor sincero;
por ello nos invita a que digamos con devoción antes de comulgar:
«Señor, no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastara para
sanarme» (De! Ordinario de la Misa).
2. El modo ordinario de preparamos para recibir a Jesús en la Comunión -si estamos
en gracia de Dios- es participar en e! santo sacrificio de la Misa: al comienzo, pedimos
perdón de nuestros pecados; escuchamos con fe la palabra de Dios; ofrecemos nuestro
corazón, junto con los dones que presenta el sacerdote; pedimos la gracia de Dios; y
finalmente, recibimos a Jesús en nuestra alma como regalo que Dios nos hace. Por ello
es bueno participar en la Santa Misa con mucha devoción.
3. En la Bendición con el Santísimo la Iglesia adora a Jesús Sacramentado, igual que
en otro tiempo hicieron los Reyes Magos: le ofrece e! oro de los vasos sagrados y
ornamentos, símbolo de amor, y le ofrece incienso, símbolo de oración. Eso que hace la
Iglesia debe ser una expresión de lo que sentimos nosotros interiormente. Sería
conveniente invitar a los alumnos a una Bendición con el Santísimo.
4. También se puede aprovechar esta sesión para hacer todos juntos, principalmente
entre los más pequeños, la acción de gracias después de la Comunión, rezando el «Alma
de Cristo santifícame, Cuerpo de Cristo...» y algunas otras oraciones. Así se irán
acostumbrando a vivir la acción de gracias, que después harán personalmente.

D. POSIBLES ACTIVIDADES
- Aprender las preguntas del Catecismo.
- Hacer un breve resumen de las principales ideas expuestas en esta sesión,
ilustrándolas con fotografías, dibujos, etc.
- Aprender a cantar: «Alabad al Señor, sus grandezas cantad...»
- Aprender de memoria la Comunión espiritual que viene en el apartado «De Liturgia
y vida cristiana».
- Dibujar la lámpara que está encendida junto al Sagrario de la Parroquia.

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