Professional Documents
Culture Documents
NÚCLEO BOLÍVAR
ESCUELA CIENCIAS DE LA TIERRA
DEPARTAMENDO DE GEOLOGIA
AREA DE SEDIMENTOLOGIA
ABANICOS ALUVIALES
Profesor: Bachiller:
Argenis Rodríguez Jesús Rodríguez
CI: 19. 297. 349
Los conos aluviales se forman al pie de una pendiente o declive fuerte donde
hay un cambio abrupto en la inclinación de la corriente. Los canales erosionados en la
superficie del cono radian del ápice hasta las puntas del abanico, generalmente con un
patrón entrelazado. Sedimentos del área de drenaje de la cuenca se esparcen por estos
canales y sobre el cono. Durante las crecientes fuertes la erosión toma lugar cerca del
ápice de los canales y la deposición comienza cuando el agua baja. El material que ya
fue depositado en una oportunidad vuelve a ser levantado y luego es redepositado
más cerca de las puntas del abanico.
Los abanicos aluviales, tal como han sido descritos en la literatura científica
usual, corresponde a unos cuerpos sedimentarios de acumulación de materiales con
unas dimensiones generales que varían desde métricas hasta hectométricas y
kilométricas que se hallan caracterizados por tener una morfología conoidal muy
característica. Esta corresponde a una disposición cartógrafica que, en el mejor de los
casos, muestra un aspecto de abanico o de cono proyectado sobre un plano más o
menos horizontal. Recuerda en gran manera a la disposición planimétrica de la letra
griega “delta”. Esta forma es muy similar a los otros cuerpos de acumulación
sedimentaria, como son los Deltas y los Abanicos submarinos de aguas profundas
(Deep- Sea Fans).
Otro aspecto interesante por lo que hace referencia a las cuestiones climáticas
lo constituye el tipo e intensidad de la descarga acuosa. De esta manera y por
contraposición con los abanicos, antes mencionados denominados “áridos”, se
propuso la existencia de otros tipos de abanicos denominados “húmedos”. En éstos la
descarga acuosa en vez de ser espasmódica como en los anteriores, correspondía a
una descarga continuada en el tiempo, perenne o semiperenne, que posibilitaba una
buena selección del material terrígeno, una buena ordenación relativa del mismo, así
como un alargamiento en cuanto a las dimensiones radiales y longitudinales de los
abanicos. También su área de influencia se veía aumentada en gran manera, siendo
los abanicos denominados “húmedos” de mayores dimensiones que los denominados
“áridos”.
Características generales
1. Morfología
Por otro lado, si se produce una elevación rápida por efectos tectónicos del
frente montañoso en contacto con la cabecera del abanico, esto puede ocasionar la
segmentación del abanico con la aparición de un sector sedimentariamente activo
localizado justo en la zona apical del abanico previo. Estos dos supuestos son muy
esquemáticos, ya que en realidad habría que considerar las diferencias de velocidades
de ascenso y descenso, así como la velocidad de encajamiento del canal principal con
respecto a la tasa de erosión, etc.
Los abanicos actuales, desarrollados en zonas áridas, muestran que han sido
formados mediante los materiales aportadas por un cañón que procedente del área
fuente sale del frente montañoso, pierde el encajamiento y por tanto deposita los
materiales transportados (Fig. 1.3). Unas de las características más vistosas de estos
abanicos es que el canal principal se halla encajado en la zona de la cabecera del
abanico. Como que, además, ese canal principal tiene un gradiente menor que el de la
superficie del abanico, los dos se cortan en un lugar llamado punto de intersección.
Este punto de intersección no se mantiene inmóvil y su posición relativa viene
controlada por la importancia relativa de los procesos de cursos acuosos tractivos.
Según predomine uno u otro de estos proceso principales, el punto de intersección
ascenderá hacia la cabecera o se moverá en dirección al pie (Bull, 1974a: Hooke,
1967), (Fig. 1.4).
Fig. 1.3 Croquis de la incisión en la cabecera del abanico, por el canal principal.
(Bluck, 1964)
Fig. 1.4 Croquis realizado de las relaciones del punto de intersección (Hooke, 1967)
1. Corrientes Hídricas
2. Flujos Gravitatorios
Con esta denominación conocemos aquellos flujos que teniendo una fase
fluida continua entre las partículas se mueven en función de la energía potencial que
tenían, y en el momento en el que esta se convierte en cinética. Se trata, pues, de unos
flujos en los que las partículas no son arrastradas por el fluido movimiento, sino que
se trata de una caída por gravedad y es el conjunto de las partículas el que mueve al
fluido encajante, incorporándolo y comportándose el conjunto como un fluido más o
menos viscoso y denso. Hasta el momento este tipo de flujo ha tenido una gran
importancia en condiciones subacuosas, y aquí lo que se pretende es dar una visión
rápida de este tipo de flujos en condiciones subaereas, que pueden llegar a tener gran
importancia en cuanto a la constitución de acumulaciones de materiales susceptibles
de llegar a formar un deposito en forma de abanico aluvial.
Este tipo de aludes puede desarrollarse a partir de una caída de nieve en polvo,
de nieve en placa o de nieve húmeda, y sus características y comportamiento
específico varían mucho según predomine cada uno de esos tres tipos ya
mencionados.
Se desencadena una avalancha nival cuando una gran masa de nieve que se
haya acumulada en una pendiente topográfica muy acusada queda muy sobrecargada
por efecto de nevadas posteriores, o porque existan pequeños cambios de temperatura
o composición interna que ocasionan la aparición de algunas discontinuidades.
Entonces esa masa nival se halla en una posición inestable y solo necesita cualquier
pequeña vibración para desgajarse y empezar a caer con una velocidad elevada.
En este caso la parte inferior de la masa en caída se mantiene a ras del suelo
mientras que en la parte superior, al ser frenada por el aire encajante que se halla
inmóvil, empieza a mostrar signos de vorticidad y a levantarse. Cuando las
pendientes por las que circula el material de caída son iguales o mayores a 30º y las
velocidades puntuales alcanzan valores comprendidos entre 60- 80 km/h. empieza a
aparecer el fenómeno del aerosol. Este consiste en la suspensión de partículas sólidas
muy finas en el seno del aire. En este caso cuando la velocidad de descenso de las
partículas (1-2 m/seg.) es menor que la inducida por la vorticidad vertical (debida a la
turbulencia), se produce un levantamiento progresivo de la masa nivosa y el conjunto
se comporta como un flujo compresible de idéntica masa específica y en el que la fase
continua entre las partículas corresponde al aire.
Cuando la avalancha llega con gran velocidad a una zona de ruptura de
pendiente importante, se produce una brusca disipación de la energía cinética que se
traduce en un incremento muy importante de la vorticidad por atrapamiento de aire, y
elevación en gran manera de la parte superior de la masa caída.
Se trata de nieve endurecida que puede llegar a tener una densidad del orden
300 kg/m3 que cuando se halla situada en pendientes comprendidas entre 25º y 45º
puede empezar a desgajarse cuando su parte inferior se halla en contacto con una
zona de discontinuidad. Una vez empieza a caer la avalancha va incorporando nieve
del substrato y engrosando hasta que la velocidad es lo suficientemente elevada que
se produce un despegue de la avalancha que asimismo va aumentando
extraordinariamente de velocidad a medida que se traslada sobre un colchón de aire y
a medida, también, que disminuye la fricción sobre el terreno.
Se origina cuando existe una nieva saturada en agua que se halla colocada
sobre una superficie sin cohesión aparente. Se mueve a partir de pendientes con una
inclinación del orden de 25º, con velocidades entre 20 y 60 km/h, pero cuando la
nieve se halla muy saturada de agua puede empezar a moverse lentamente a partir de
pendientes de 10º. Se comporta como una avalancha típicamente de fondo sobre el
que ejerce una gran presión. Se comporta como un flujo pastoso pero con carácter
fluidal que puede arrastrar grandes cantidades de nieve húmeda con densidades del
orden de más de 600 kg/m3 y que ejerce presiones de varias decenas de toneladas por
metro cuadrado. Este tipo tiene un comportamiento muy parecido al de los flujos
masivos de sedimentos, que pueden ejercer algún trabajo erosivo sobre el substrato
cuando su velocidad es elevada.
Una de las características más importante que pueden mostrar este tipo de
flujos es que en algunos de ellos la viscosidad puede ir variando al variar la fuerza de
cizalla (shear stress).
1. Por colisiones sucesivas entre las partículas, de una manera similar a lo que se
conoce con la denominación de rebote elástico. Al irse impactando entre sí generan
una presión dispersiva que posibilita la suspensión y por tanto el transporte de las
partículas.
2. Por el empuje ascensional generado por el escape de fluidos hacia arriba. En
este caso existen dos variantes muy parecidas pero que tienen gran cantidad de
similitudes. Corresponderían a los flujos fluidificados cuando las partículas se hallan
soportadas totalmente por el escape de fluidos, y a los fluidos licuefactados cuando
las partículas sólo son soportadas parcialmente por el escape de los fluidos y
necesitan algún tipo de turbulencia para continuar su flotabilidad.
3. La flotabilidad de las partículas también se realiza cuando existe una buena
turbulencia capaz de soportar las partículas, y se desarrolla preferentemente en el
seno de la mezcla fluido- sedimento cuando esta puede alcanzar velocidades
elevadas de propagación.
4. Finalmente, las partículas también pueden estar soportadas por una matriz
cohesiva que, dependiendo de su densidad y viscosidad, puede proporcionar una
flotabilidad completa a las partículas de mayor tamaño, y/o una lubricación de las
mismas durante su transporte.
Estas dos categorías generales, debris flows (flujo de detritus) y fluidal flows
(flujos fluidales) pueden subdividirse todavía más atendiendo a la importancia
relativa que hayan tenido durante el período de transporte los procesos de
sustentación de las partículas en:
Los flujos de este tipo transportan las grandes partículas mediante la cohesión
mostrada por una matriz constituida por una mezcla de agua y sedimento, antes que
por una presión dispersiva originada por la colisión entre los granos. Dependiendo de
la proporción de la matriz con respecto a los clastos, podemos encontrar dos extremos
de una gradación casi continua. Desde los depósitos en los grandes bloques se hallan
suspendidos totalmente por la matriz cohesiva lutìtica (mud flows), hasta aquellos en
los que existe una gran cantidad de clastos que se hallan lubricados por una matriz
lutítica que se halla situada entre los mismos (debris flows). Evidentemente en la
denominación de esa matriz lutítica caben casi todas las posibilidades, desde una
matriz constituida por lutita en una proporción muy elevada, hasta el extremo de que
esa matriz sea arenosa o con porcentaje de clastos muy elevado y de pequeño tamaño
que, a su vez, también se halle lubricada por materiales lutíticos dispersos. Por tanto
para que se produzca el movimiento de unos materiales de este tipo se necesita un
mecanismo de flotabilidad, en este caso la cohesión de la matriz, que sea capaz de
soportar a los clastos y que estos puedan ser transportados en masa sin que se
produzcan, en la mayoría de los casos, los fenómenos de colisión entre los mismos.
Para que estos flujos empiecen a moverse se necesita, primero, que exista un
área fuente en la que puedan existir suficientes materiales como para constituir un
flujo de este estilo. En segundo lugar, se necesita la existencia de una zonas de
acumulación de esos materiales en pendientes topográficas abruptas, y en tercer lugar,
se necesita también un mecanismo que sea capaz de iniciar el movimiento. Este
ultimo corresponde a lluvias prolongadas y/o muy violentas que incidan sobre la zona
de acumulación de materiales y estos empiezan a moverse a medida que van
empapándose en agua.
Cuando la colada ha ido descendiendo por una ladera, en principio tiene una
forma de gran gota con un grosor importante en la parte central, que posibilita el
desbordamiento local de la misma. Estos desbordamientos, en contacto con el
encajante se detienen rápidamente, y la gota sigue su trayectoria propia
abandonándolos. Constituyen unos diques o leves muy característicos donde se van
depositando materiales, que a la larga condicionan una pérdida importante del
volumen de la gota deslizada. Representan por tanto una disminución significativa del
grosor de la colada a medida que esta se desplaza. Cuando se produce la detención de
la colada, lo primero que se detiene de una manera brusca es la parte frontal.
Ese frente, que puede tener una disposición planimétrica más o menos
redondeada va cambiando a una morfología lobulada, y cada uno de esos pequeños
lóbulos, generados por una pequeña continuación selectiva del movimiento de
traslación, muestra una cierta imbricación de los materiales. Esto se debe a que
cuando la parte frontal se ha detenido, los materiales que les siguen todavía están
teniendo un movimiento de traslación, surgen unos pequeños planos de cizalla
oblicuos, que posibilitan la transferencia de material desde atrás hacia delante. Este es
un proceso similar al de las oleadas de detención descritas tanto en condiciones
subaéreas como en condiciones subacuosas.
Las fábricas de estos depósitos pueden ser totalmente desorganizados con los
clastos de mayor tamaño dispersos en el seno de una matriz predominantemente
arcillosa. En algunos casos los clastos mayores muestran una fábrica localmente
soportada por los clastos, y la matriz, que puede llegar a ser del orden del 5 por 100
del total del flujo por unidad de volumen, incrementa la flotabilidad de los clastos y
los lubrica para posibilitar su transporte. Los depósitos de este tipo muestran una
fábrica claramente soportada por los clastos con una proporción variable y pequeña
de matriz arcillosa.
Sistema deposicional
1. El Abanico Aluvial
Así, en los canchales los elementos más gruesos se hallan localizados hacia
las partes más alejadas del área fuente, ya que los elementos gruesos han recorrido
esa distancia en función de la energía potencial convertida en cinética por el
movimiento de cada área. Por el contrario, en los abanicos aluviales en los que las
partículas han sido transportadas mediante el concurso de corrientes más o menos
acuosas, la distribución granulométrica indica que los materiales más gruesos se
hallan situados hacia las partes inferiores. Esta es una de las razones por las que se ha
utilizado la terminología de “facies proximales” para designar a la de granulometría
más gruesa, y “facies distales” para las de granulometría más fina. De esa manera los
abanicos aluviales solo estaban divididos en dos sectores, el sector “proximal” y el
sector “distal”, atendiendo tanto a la granulometría de las partículas como los
procesos sedimentarios.
1.1 Zonación
Fig. 1.6 Esquema de un abanico aluvial. Las flechas indican la intensidad relativa de
los procesos fluviales. 1. Zona de cabecera (gravas muy gruesas y masivas), 2. Zona
de cuerpo (alternancia de gravas y arenas), 3. Zona de pie, areniscas con
estratificación cruzada.
La zona del cuerpo del abanico es más extensa, y se caracteriza por mostrar
dos zonas bien diferenciadas. La superior, denominada interna, muestra una buena
equivalencia lateral con la zona de la cabecera de la que proceden algunos episodios
masivos y sobre todo de la que producen los flujos acuosos densos y altamente
energéticos conocidos con el nombre de arroyadas en manto (Sheet floods). La zona
del cuerpo externo se caracteriza por mostrar facies que cuando se trata de materiales
conglomeráticos, muestran un transporte mediante corrientes acuosas, que pueden
redondear los clastos por impacto y realizan alguna selección granulométrica de los
mismos. Además existen trazas de que los materiales han sido transportados, o
cuando menos retrabajados, por cursos acuosos que transportan los materiales
mediante barras y cuya morfología general es de tipo trenzado (braided). Se
caracterizan por tener un gradiente elevado, lo que posibilita el transporte acuoso de
materiales muy gruesos por cursos que no tienen capacidad de migración lateral. En
esta zona empiezan a preservarse algunos niveles de granulometría más fina
(areniscas) situadas en lugares en los que momentáneamente la sedimentación se
había detenido, o a sotavento de alguna estructura tractiva más o menos importante
(barra de gravas).
Fig. 1.7 Facies típicas de un cuerpo de abanico. 1 Distribución vertical de las macro
secuencias del primer orden; 2. Detalles de una macro secuencia de segundo orden; 3.
detalle de la zona de contacto entre dos macro secuencias de segundo orden y
distribución de algunas facies características según Mial 1978.
La zona del pie del abanico a veces pude ser la más extensa y la consideramos
como tal hasta aquellas zonas, algo alejadas del abanico, que muestren alguna
influencia del transporte de sedimentos procedentes del abanico. Su pendiente ya se
ha suavizado mucho y la granulometría general de los depósitos es bastante fina. Se
pueden diferenciar dos zonas muy claras. La superior, denominada zona interna del
pie del abanico se caracteriza por tener materiales canalizados (Fig.1.8) localmente
muy importantes, procedentes de la zona del cuerpo externo del abanico. Las facies
predominantes son arenosas y lutíticas con alguna intercalación, localmente
importante, con geometría canaliforme de materiales más gruesos. Estos localmente
pueden mostrar una tendencia secuencial negativa en cuanto a la granulometría de las
partículas.
Fig 1.8 Facies tipicas del pie interno de un abanico aluvial. A. Chf: Facies
canalizadas, Ich: Facies intercanal; MF: Facies luiticas. B. Sistemas de barras de
relleno de canal: 1. Relleno multiepisodico, 2. Barras, 3. Facies arenosas de Dunas y
rellenos entre barras, 4. rellenos menores de pequenos canales; C. Relleno complejo
de un canal, 5. barra transversal, 6. Barra longitudinal, 7. Areniscas de descenso de
flujos, 8. Depósitos de fondo. D. Depósitos de canal y intercanal, 9. Barras y rellenos
de canal, 10. Relleno de pequeños canales arenosos, 11. Depósitos intercanal.
(Cabreras, Colombo, Robles, 1985)
La zona externa del pie del abanico es aquella caracterizada por la existencia
de facies de granulometría fina y muy fina que varían en relación a su situación con
respecto a algunos cuerpos canalizados de granulometría algo más gruesa y que
alcanzan estas zonas alejadas a partir de las áreas más internas (Fig.1.9) del abanico.
Fig. 1.9 Facies típicas de pie intermedio y externo de abanico aluvial. A. Disposicion
estratigráficas de las macro secuencias diferenciales. B. Depositos de barras y de
rellenos de canal caracteristicos de pie intermedio del abanico: 1.Areniscas superiores
terminales; 2. Relleno de canal multiepisodico; 3. Barra sigmoidal de gravas; 4.
Dunas de relleno de canal. C: Depósitos de barras, de canal y de intercanal en la zona
canalizada del pie del abanico: 5. Dunas 6 y 11. Barras transversales y rellenos de
canal, 7. Barras sigmoidales; 8 y 10. Rellenos de complejo de canal; 9. Areniscas de
intercanal y pequeños canales. D. Depósitos de pie externo de abanico. 12. Canales
menores. 13. Depósitos de desbordamiento. (Cabrera, Colombo, Robles, 1985)
1.2. Tipología