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AGAVE SORPRESA

Table of Content

Introduccion 4
Capitulo 1
Erase Una vez 5
Capitulo 2
Bienvenido Jefecito 18
Capitulo 3
Donde esta el Paraiso 39
Capitulo 4
El Sapo Chuzman 72
Capitulo 5
Los Novios 93
Capitulo 6
Comienza la Fiesta 109
Capitulo 7
Carlos Herrera 136
Capitulo 8
Los Cabras 153
Capitulo 9
Organizacion Policial 171
Capitulo 10
Fortaleza Femenina 195
Capitulo 11
Todos por El Sapo 221
Capitulo 12
Prisioneros 258
Capitulo 13
Mi Amor El Coco 278

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AGAVE SORPRESA
CAPÍTULO 3

¿DÓNDE ESTÁ EL PARAYSO?

Muy lentamente Manuel se levantó del suelo, se había golpeado la


cabeza pero al tocarse confirmó con alivio que no tenía sangre,
también se había ocasionado un poco de daño en la pierna derecha,
con dificultad, cojeando y todavía incrédulo de la aventura que
acababa de vivir se dirigió hacia el hotel que estaba a escasos metros
de donde había caído rodando como una papa.

Llegó a la entrada; en lugar del elegante logo que él había elaborado,


en letras de cemento blancas, adornada con raíces exóticas y
obscuros trozos de madera que escribían PARAYSO, había ahora una
escandalosa lona roja con letras gigantes en color amarillo canario.

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¿Chango Monkey Hotel? ¿Por qué cambiaron “los letras”? -
Se había ausentado sólo unos meses y hasta el
nombre del hotel había cambiado y, por supuesto sin él
tener la más remota idea. Exigía explicaciones.

¡Plomooooooooooooooooo!- Gritó a lo que daban sus


pulmones mientras entraba en las instalaciones. No
hubo respuesta.

Se dirigió entonces hacia los baños de la piscina para asearse un


poco, por lo menos lavarse la cara y quitarse el polvo de la aparatosa
caída del taxi, abrió el agua del lavabo y puso sus manos como un
cuenco debajo del grifo, estaba a punto de echarse la refrescante agua
cuando escuchó el sonido de unas guitarras desafinadas y unas voces
raucas que entonaban la famosa canción mexicana “Cielito Lindo”.

¡Ay ay aiay. Canta y no llores… porque cantando se


alegran cielito lindo los corazones… ay ay aiayyyyyy!

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AGAVE SORPRESA

Cada quien iba a su tiempo, no había ningún tipo de armonía en el


canto de esas personas, los instrumentos usados parecían en malas
condiciones ya que todos desafinaban exageradamente, se suponía
que eran una banda de mariachi pero más bien parecían un grupo de
borrachos regresando a casa después de una noche de fiesta
descontrolada.

¡Muy bien chicos, estupendo! ¡Da capo, otra vez!- Decía


entusiasmado quien parecía ser el jefe de la banda.

¡Y ahora amigo demuéstrame lo que sabes con la


trompeta!-

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¡Ay, ay aiayyyyyyyyyyyyy. Canta y no llores…!- seguían
cantando los músicos mientras uno de ellos daba un
paso al frente.

Era un chico muy delgado, con el pelo negro, largo hasta la cintura,
despeinado, no llevaba playera y su único atuendo eran unos
pantalones azules desgastados que le gritaban a los cuatro vientos
que eran en realidad un pijama. En sus manos tenía una trompeta que
orgullosamente se llevó a los labios. Los sonidos que salieron del
pobre instrumento son indescriptibles, era como si la alarma de un
carro se hubiera distorsionado y disparado o más bien, como si
estuvieran pelando a un gato vivo… quién sabe… pero desde luego no
se parecía en nada a una trompeta del grupo de mariachi que se
suponía que debía de tocar únicamente por unas horas en una
romántica boda a orillas de la playa.

¡Superbo compadre, venga, más trompeta, más trompeta! –


Decía felíz el jefe de la banda.

Otros sonidos asquerosos salieron del instrumento mientras la cara de


Manuel iba desencajándose más y más.

¡Muy bien! ¡Eres el mejor trompetista y, ahora, el plato


fuerte, tu famoso agudo!-

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AGAVE SORPRESA
Una de dos… o el jefe de la banda estaba sordo o era estúpido. Esos
pensamientos cruzaban la mente de Manuel cuando un agudo
ensordecedor penetró sin piedad su tímpano…

¡Suficiente!- exclamó y Se dirigió a grandes pasos hacia la


banda, ninguno de ellos tenía pinta de saber lo que
estaba haciendo

¿Qué carajo está pasando aquí? ¡Dejen de tocar! ¿Quiénes


son ustedes? Cállense!-

Somos los mariachis que van a tocar en la boda- Contesto


el más bajito de ellos, llevaba unas bermudas rotas, un
bigote mal afeitado y tenía el 90% de los dientes
podridos. – ¿Y tu quién eres?- preguntó levantando el
mentón con aire arrogante.

¿Cómo que quién soy?.... ¡Ploomoooooo!- enfurecido se


miró alrededor en busca del supuesto gerente.

Plomo estaba arriba de un cocotero, haciendo nada, como de


costumbre y al ver lo que estaba pasando se apresuró a bajar
haciendo muecas de chango preocupado.

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Sí jefecito, aquí estoy, usted no se preocupe, yo me
encargo de ésto.-

¡Más te vale!- le dijo apuntándolo muy de cerca con el


dedo, su estrés iba en aumento por segundos y, antes
de ponerse violento con alguien decidió alejarse para
que el responsable de todo arreglara el asunto.

A penas estuvo lo suficientemente lejos, el Chango suspiró


aliviado y quitándose el sombrero se secó el sudor nervioso
que le había impregnado la frente.

¿Cuál fue el trato pinches batos? ¡Yo le dije a mi jefe que


eran profesionales y tocaron pésimo!-

¡Y somos profesionales! Y ahora Chango, ¿dónde está el


dinero?- Contestó el jefe de la banda, era el más alto de
todos y llevaba unas ridículas gafas de sol amarillas y
una playera blanca sin mangas, con manchas de
comida.

¿Dinero, están locos? ¿Se están quedando gratis en el


hotel, tocan horrible y encima quieren dinero?- El
Chango no podía contener la risa. – Ándale, váyanse
antes de que regrese el jefe!- Dijo echando miradas
furtivas en todas direcciones.

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Le tienes miedo a tu jefe mariquita- se burló el cabecilla de


la banda.

Después hablamos pinche Chango- Añadió el trompetista


en pijama señalándolo a modo de amenaza.

El Chango se aseguró que desaparecieran de la vista y fué a ver cómo


estaba su jefe, más valía tenerlo tranquilito.

Aquí estoy jefecito, todo resuelto.-

¡A ver Plomo, he dado una vuelta por el hotel y no he visto


más que puro desmadre! ¿Dónde están mis
trabajadores? ¿Y qué pasa contigo? ¡Tú no eras así!!-
Le dijo mirándolo de arriba abajo.

De hecho Plomo estaba en unas condiciones nefastas, no estaba para


nada presentable, barba y bigotes crecían irregulares en su rostro, era
como si se hubiera intentado afeitar en un cuarto a obscuras, llevaba
un sombrero estilo mexicano de paja sin tapa que cubría unos rizos
aplastados y despeinados, el uniforme que Manuel le había dejado,
guayabera blanca de excelente calidad con el logo del ParaYso y
pantalones de manta fina se habían convertido en un disfraz de
náufrago. Ahora llevaba unos baratísimos pantalones negros de
mesero cortados tipo pescador y luego en tiras hasta la rodilla y una
playera gris con el nuevo logo, un rectángulo rojo con escrito adentro
CHANGO MONKEY HOTEL en letras amarillas, de las mangas de la
playera salían más tiras andrajosas negras hasta los codos, por

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AGAVE SORPRESA
supuesto, andaba sin zapatos, lo cual estando en un hotel en la playa
no era tan grave.

Y además… ¿por qué cambiaste el nombre del hotel?-

¡Ay jefecito… los tiempos cambian!- contestó encogiéndose


de hombros.

Mira Plomo…-

Cómo que Plomo… no… ¡ya le dije que los tiempos


cambian, yo ya no soy Plomo, ahora soy El Chaaaango!
Y a tiempo completo !Mira, mira!- Y diciendo esto se
trepó hasta la parte más alta del portón del hotel.
Manuel lo miraba con las cejas muy levantadas. Esto
era una locura.

Plomo… Chango… Whatever, bájate de ahí, deja tus


tonterías, tenemos “un” boda que preparar… te lo
pregunto una vez más… ¿dónde están los
trabajadores?-

Pues hoy se tomaron el día libre pero…-

¿Qué? ¿El día libre… justo hoy con la boda? Inmejorable


situación.– Ok, cálmate Manuel, cálmate…
organización, calma y organización.- Hablaba consigo

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mismo mientras respiraba profundamente para no
perder los nervios.

Miró a su alrededor, su precioso e impecable hotel de once lujosas


habitaciones, todas con vista al mar, con piscina, dos bares,
restaurante y cuidados jardines se había convertido literalmente en un
basurero.

En la piscina había una cantidad industrial de latas de cerveza


y botellas de alcohol fuerte, los jardines no estaban en las mejores
condiciones, bajo cada palmera habían montañas de basura, paquetes
de papas fritas y otras chucherías algunas sin terminar, por lo que las
hormigas y las cucarachas ya habían hecho presencia. Los bares
estaban cerrados y lo único que asomaba eran más botellas
terminadas y aventadas a su suerte. Las flores y plantas estaban
marchitadas por la falta de agua y por supuesto… ni un solo cliente se
hacía ver. Las únicas personas que había visto desde su llegada eran
los músicos, a los que si volvía a ver, mataría y un borracho que
deambuló por las orillas de la alberca revisando cada lata en busca de
unas gotas mas de alcohol hasta que cayó rendido en un camastro en
una posición obscena.

Manuel estaba disgustado pero ahora no había tiempo para


regaños, en unas horas tenían una boda así que tendrían que
trabajar duro, luego se encargaría del Chango y de sus loqueras.

Bueno pinche Chango, aquí está la solución a nuestros


problemas, hay basura aquí, allí, allá y sobre todo por
aquí y dentro de la alberca- Mientras decía esto
señalaba los puntos críticos a gran velocidad, el
Chango seguía el dedo muy de cerca fingiendo mucho
interés. – Tú te pones a limpiar aquí y yo por allá, así
terminamos rápido ¿OK?-
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AGAVE SORPRESA

A ha. – Asintió el Chango.

Muy bien, pues a trabajar.- y dicho esto agarró una escoba


y se dirigió a su área.

El Chango esperó unos segundos y sofocó una risa tapándose


la boca con la mano.

¡A trabajar dice! - sonreía mientras se dirigía a esconderse


detrás de una palmera para espiar a uno de sus tantos
amores platónicos, Mónica, la recepcionista

Mónica había entrado a trabajar en el hotel hacía ya bastante


tiempo, este había sido uno de los trabajos en los que ella había
aguantado más. Normalmente después de unos pocos meses, Mónica
se cansaba y decidía cambiar, pero aquí había conseguido que las
cosas le sonrieran como nunca antes. Mónica cobraba el doble que en
cualquier otra recepción, llegaba y se iba a la hora que a ella le daba la
gana, no tenía porque comer la asquerosa comida de personal, ya que
tenía permiso de comer lo que quisiera del restaurante. Y cuando se
cerraba el restaurante, ella podía agarrar dinero de la caja para
comprar lo que a ella se le antojara. También se las había ingeniado
para que sus incontables días de permiso fueran pagados en su
totalidad. En fin, vivía muy bien y, todo gracias a su encanto que el
Chango tuviera por ella al convertirse en su precioso talismán. No
había nada que él le pudiera negar así que Mónica se aprovechaba al
máximo, algunas veces, todo sea dicho, con crueldad.

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AGAVE SORPRESA
En ese momento estaba hablando por teléfono con uno de
sus “novios”, otro pobre incrédulo que se dejaba extraer
la sangre a cambio de un beso en la mejilla y la
promesa de algo más.

! Of course my baby… Claro… I love you!- Le decía con voz


de caramelo mientras se limaba las uñas para retocar
su siempre perfecta manicura.

El Chango miraba desde su escondite y repetía lo que ella decía en


una burla de celos, sólo era cuestión de tiempo… estaba seguro que
tarde o temprano conseguiría convertirla en su changuita.

Tonight? Mmmmmmmmmmm…. Con vino… with some


wine! - Seguía ella – ¿Y dónde mi amor? Por supuesto,
I`ll be there! And… should I bring something? -

Mientras tanto una pareja de turistas se abría paso entre la basura y


se colocaba delante del escritorio de Mónica esperando ser atendidos.

Oh my God!! You are the best boyfriend I ever ever ever


had in my life!! -

El turista fingió una leve tos para llamar la atención de la recepcionista.

Oh baby… I have somebody here… yes I know, una


hueva… but don`t worry, I will call you later… oh, ok
then I will send you a message on Facebook. I love you
too!! Bye!!-

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AGAVE SORPRESA

Sin ningún interés en camuflar su mal humor por haber sido


interrumpida en sus asuntos, Mónica bajó los pies del escritorio y miró
a la pareja esperando que tuvieran una muy buena excusa para venir
a molestarla.

Good morning, we have a reservation. - Dijo la mujer.

Perdón, no hablo inglés.- Contestó Mónica jugueteando con


una pluma y sonriendo maliciosamente.

La pareja se miró con cara de interrogante y luego la mujer siguió


hablando con tono molesto.

Well, we have a reservation for here, for this hotel, for


today.-

¿Una reservación para hoy? ¿Pues no te equivocaste de


hotel. Estamos llenos, full, no room for you, entiendes?-

What? No… I have the confirmation, here you have. -


Indignada la turista le tiró en la mesa el papel impreso
donde confirmaban su reservación.

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AGAVE SORPRESA
Mónica la examinó con calma y luego agarró un marcador rojo y dibujó
un gran círculo encima de la hora.

Mira linda, tenías que estar aquí a las 12:00 en punto… son
12:30… perdiste tu room, bye bye, ciao ciao.-

La pareja venía de Luna de Miel y, no tenían ninguna ganas de que


una recepcionista mal educada le arruinara las vacaciones, el marido
decidió tomar las riendas del asunto y golpeando muy fuerte sobre la
mesa gritó:

Ok lady, I want to speak to the manager right know ok? -

Eran tan altos los gritos del señor que Manuel, que estaba en la playa
limpiando el bar los pudo escuchar y corriendo fue a ver qué estaba
pasando ahora.

Uy… mira qué milagrito… el manager, aquí lo tienes.- Dijo


Mónica cuando vio a su jefe llegar, despreocupada
volvió a tomar su celular y a mandar mensajes mientras
se arreglaba su larga trenza decorada de flores.

So are you encharged of this place? ! Let me tell you we


are incredibly pissed off! -

Siguió gritando el hombre mientras con el dedo índice trataba de


agujerear el pecho de Manuel.

Ok, ok, calm down, what seems to be the problem, I`m sure
there is a solution for it. -

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This lady here, that supposedly doesn`t speak a word of
English, just sold our room to somebody else and we
have the reservation and we had pay for two weeks
so… now, you tell me the solution big boss!-

Manuel miró a Mónica.

¿Es eso verdad?-

Claro- contestó ella levantando por un momento la vista de


la pantalla de su teléfono móvil.

¿Por qué?-

Mónica suspiró y lanzó la mirada hacia el cielo como preguntando


cómo podía ser su jefe tan idiota.

Pues porque tú siempre me dices que si los clientes no


llegan antes de las 12:00 del día, EN PUNTO, que le
venda el cuarto a alguien más.-

¿Yo te dije eso? ¿Cuándo?-

Jefe, me lo dice siempre, cada vez que viene, por eso


después pasan estas cosas… no es mi culpa.-

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AGAVE SORPRESA
De hecho, sí se lo había comentado pero jamás pensó que se lo
tomara tan al pie de la letra, bueno, ahora tenía que encontrar una
solución, le daría su cuarto de la piscina, cuando el hotel estaba lleno,
solía quedarse ahí, era más pequeño de las otras habitaciones pero
también más privado, con un jardincito trasero y con una buena vista a
la alberca, sería perfecto para una pareja de recién casados.

Ok, ok, perdón Mónica, tienes razón, but don’t worry I have
exactly what do you need, happy ending here ok? I will
take you to the honey mooners room, everything it’s
solved.-

Mónica le leyó las ideas a su jefe y se limitó a morderse un labio y


sonreír a los huéspedes.

¡Bienvenidos y suerte!-

Pocos segundos después se escuchó un grito histérico de la mujer y


un gruñido de asco del marido.

I`m not staying in a wearhouse (bodega)!!-

Honey look!! scorpions… o my God, get me out of here!!-

El cuarto de emergencia se había convertido en la bodega de Plomo,


ahí tenía un tiradero de cosas impresionantes y por supuesto no
reinaba la limpieza. Los clientes salieron disparados del hotel
gritándole a Manuel que por supuesto, recibiría noticias de sus
abogados.

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AGAVE SORPRESA

Manuel miró el reloj, no quedaba mucho tiempo y el hotel todavía era


un desastre así que decidió preocuparse de eso después y volver a
trabajar.

El Chango en cambio estaba en la playa, preparando un picnic


sorpresa para Mónica, se había esmerado mucho, había cortado hojas
de chit para decorar y tapar algún que otro agujero del pareo que
usaría como mantel, había comprado fresas y plátanos para merendar
y una botella de vino espumante para brindar, hoy el Chango se sentía
con fuerzas para pedirle a Mónica de ser su changuita. Todo estaba
listo así que la fue a buscar a la recepción. Ninguna ocasión era mala
para escaquearse del trabajo así que al ver al Chango, Mónica sacó a
relucir su mejor sonrisa y encantada se dejó llevar a la playa.

¡Mira lo que he preparado para ti!- Dijo orgulloso el Chango


mientras la ayudaba a sentarse.

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Ayy! FryFry… pero qué bonito!!- desde que entendió que el
Chango no tenía límites para ella, decidió ponerle otro
nombre, decidió llamarlo FryFry, él lo odiaba pero para
contentarla se dejaba y obediente a ella la llamaba
Frufrú.

¡Y mira, tu fruta favorita!- sonreía el Chango pasándole una


jugosa fresa.

¡Fresitas! ¡Que detalle!-

Mon… perdón, Frufrú, quería decirte que…- fue


interrumpido en seco.

Necesito crema en mi blanca piel, rápido rápido!!- Como


buen esclavo corrió por el bote de crema y empezó a
ponérsela en la espalda.

En cuanto termino se volvió a sentar a su lado, respiró


profundo y volvió a atacar.

Te traje aquí porque…-

Ayyyyyyyy… FryFry, FryFry quítame los zapatos y hazme


un masajito por fis ¿sí?-
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Mónica sabía perfectamente para qué la habían traído, pero no


tenía intención de dejarlo hablar, de lo contrario, se hubiera acabado el
juego así que decidió hacer lo que mejor sabía: darle a la lengua y
empezó su monólogo interminable de historias sin ningún interés sobre
la alta moda, cine rosa, cotilleos, amigas traicionadas, dietas infalibles
y cosméticos naturales que no dañaban la piel ni el medio ambiente.

¡Chango, Mónica! ¿Qué estáis haciendo aquí?- Manuel


llevaba un rato buscando al Chango.

¡Uy, jefecito, no es mi culpa se lo prometo, este Chango me


trajo aquí, yo, yo… perdone!!- Tartamudeó Mónica
devolviéndole la copa de vino al Chango e inculpándolo
con la mirada.

¡Ponte a trabajar y tú también pinche Chango! El hotel es


un desmadre todavía!-

Sí jefe pero es que me gusta mucho…-

No importa ahorita, ¡ponte “los pilas”! ¡No has hecho nada


todavía! Cómo no puedes estar ni un poquito
preocupado por la boda!-

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AGAVE SORPRESA

¡Porque yo tengo una idea genial que nos sacará del


apuro!- le contestó misteriosamente el Chango.

¿A sí? ¡Pues yo tengo una idea mejor, ponte a trabajar! Ya


me has metido en un sinnúmero de problemas, mi
coche es robado a un narcotraficante con el que casi
me involucran, hubiera terminado en la pinche cárcel!
¡Mi hotel es una porquería… estoy harto de tus
tonterías Chango!- Intentó retirarse, pero el Chango le
sujetó del brazo y lo retuvo.

¡Ay jefe, la semana pasada ni siquiera teníamos carro y,


apenas alcanzaba para la comida!-

Manuel lo miró entre sorprendido e indignado.

¿Cómo? ¡Si yo te envío dinero!-

Sí, pero nunca alcanza para la limpieza y el mantenimiento


así que… tuve la idea de mi Agave sorpresa, es un licor
muy especial, casi mágico que inventé mezclándolo con
el agave especial de mi padre, le damos eso a los
clientes y veras que contentos y nosotros no tenemos
que trabajar tanto. Todo el mundo feliz.-

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Yo no consumo ni apoyo ningún tipo de droga así que
olvídalo.-

No jefe… no lo llame droga…digamos que es una medicina,


te hace ver las cosas… mejor de lo que son.- Lo
convenció el Chango.

Bueno… a ver cómo funciona contigo.- Dijo al fin Manuel.

El Chango se encaminó feliz hacia el bar de la playa, ahí


estaba G.B. limpiando mientras tarareaba una canción. G.B acababa
de empezar a trabajar en el hotel, era un joven desvergonzadamente
gay, su voz era acaramelada y le encantaba lanzar grititos de “loca”
para llamar la atención, era instructor de aeróbica y en el hotel se
ocupaba un poco de todo y de nada, como todos últimamente.

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¡Hola Changuito! -

Mira jefe, te quiero presentar a nuestro nuevo trabajador, se


llama G.B. te quería dar una bienvenida especial.-

Manuel le tendió la mano para saludarlo.

Hola Don mmmmm… ¡Manuel, pero que rico está usted


jefe!- le dijo mientras lo abrazaba y con las dos manos
le agarraba las nalgas y le deba un buen apretón.

¿Pero qué haces?!- Preguntó Manuel apartándose


bruscamente.

¡G.B. No te pases! Ya lárgate!- Le dijo el Chango

G.B. entonces alargó la mano como para pellizcarle los testículos al


Chango que de un brinquito se echó para atrás. – ¿Y tú qué
Changuito?-

Ay jefe, ya no puedo más… míralo… me aparece por todas


partes… siempre meneando su varita mágica… yo creo
que lo voy a despedir ya… me está acosando
sexualmente.- Lloriqueó el Chango.

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AGAVE SORPRESA
¡Mentiroso Chango! ¡Dices estas cosas sólo porque está el
jefe delante porque bien que cuando todo esta
obscurito me vienes a acosar tú a mí!

¡A si clarooo!! Por eso tengo todas las luces bien prendidas,


olvídalo mariposa… yo no juego por tu equipo, yo soy
100% Chaaaango!!- y empezó a bailotearle delante
haciéndole muecas y sonidos de simio mientras G.B. le
pegaba manotazos como si fuera una nena.

Manuel observaba atónico al par de locos que tenía por delante.

¡Ya basta! Chango, me trajiste aquí para enseñarme el


agave sorpresa, venga, no tenemos mucho tiempo.

¡Claro jefecito!- y sacó de una de las repisas debajo de la


barra una gran botella azul decorada con hojas secas
de chit, la abrió y un humito dorado salió de ella, le dio
un gran sorbo, Manuel lo miraba esperando, muy
incrédulo.

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AGAVE SORPRESA

A los pocos segundos de haber tomado el Agave Sorpresa el


Chango miró a G.B. que estaba apoyado sobre la barra del bar,
llevaba la playera gris del uniforme y unos pantalones cortos
deportivos, en la cabeza llevaba un sombrero de paja parecido al del
Chango, atado debajo de la barbilla para que el viento no se lo llevara,
el hilo le pasaba por detrás de las orejas y las empujaban aún más
hacia adelante, no había nada particularmente atractivo en él, sobre
todo no para un hombre que aseguraba ser completamente
heterosexual.

Sin embargo el Chango ya no lo veía así, el Agave Sorpresa


había cumplido con el deseo de tener a una hermosa muchacha
delante de él. G.B. ya no era el muchacho desvergonzado sino una
refinada joven de cabello negro, lacio y bien peinada, con un delicado
y elegante maquillaje en tonos de oro y un vestido marrón de generoso
escote desde donde se entreveían unos perfectos senos.

Uy Dios mío… ¿y tú de dónde saliste?- le preguntó el


Chango mirándolo-a con cara de psicópata pervertido. -
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AGAVE SORPRESA
Diosa del Amor, ven acá, que te voy a enseñar cómo se
goza!-

G.B lo miraba alagado pero también un poco asustado. El Chango se


le iba a lanzar encima así que empezó a correr por la playa para que
no lo atrapara con sus famosos gritos, la escena que veía Manuel era
lamentable, un Chango alucinado persiguiendo un mariposón
descontrolado.

- ¡Ya basta, par de locos! ¡Tenemos “un boda” para


preparar y no estamos listos!- Agarró al
Chango por el cinturón y se lo llevó al interior del hotel mientras
G.B. seguía correteando en busca de un lugar seguro.

- ¡Olvida tu invento! ¡Vamos a trabajar a mi manera


Chango loco!-

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AGAVE SORPRESA

La zona de la piscina seguía siendo un basurero, el borracho


que se había tirado hace unas horas en un camastro ya no estaba,
pero en su lugar había una señorita maciza y poco femenina con un
bikini de la selección brasileña bailando provocativamente, luciendo un
trasero lleno de celulitis. Al ver al Chango, se bajó del camastro que
estaba usando como escenario y salió corriendo a su encuentro con
una gran sonrisa. Al verla el Chango se puso las manos en la cabeza
queriendo desaparecer.

¡Ay, ya te dije que eres demasiado fea para estar aquí.


Lárgate de una vez!- Esto no pareció desanimar a la
robusta bailarina que arreglándose el cabello mal teñido
le contestó:

Ya Changuito, no juegues… ¿me vas a dar un buen dinero


verdad? –
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AGAVE SORPRESA
Manuel no entendía nada.

¡Cállate fea y lárgate te he dicho!- Repetía el Chango


tratando de agarrarle el brazo a la chica para echarla
del hotel, pero ella era más fuerte y de un jalón se soltó
y enfadadísima le empezó a gritar obscenidades y a
pegarle enfurecida.

¿Cómo te atreves a mandarme a callar? ¡Chango peludo!-

Manuel una vez más tuvo que intervenir.

A ver señorita, cálmese, ¿es usted una huésped?-

La chica se apartó un mechón de cabello que le había caído en la cara


y optó por una postura sexy con las manos apoyadas en las generosas
caderas.

No, yo soy únicamente la que provee la…-

Shhhhhhhhhhhhhhhh!- El Chango no la dejó terminar.

¡Que no me mandes a callar te he dicho!-

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AGAVE SORPRESA

Esta vez Manuel no pudo detenerla, la señorita se abalanzó sobre el


Chango dándole puñetazos directos en la cara como un boxeador,
éste los intentaba esquivar y la empujaba lejos de él hasta que por fin
la bailarina bajó la guardia y la pudo inmovilizar y con gran esfuerzo la
encerró en una habitación dándole una patada en su gran trasero.

Manuel los seguía de cerca intentando entender lo que ocurría.

¿Por qué la encerraste en un cuarto si ella no es huésped?-


Preguntó

Ay jefecito… creo que ha llegado el momento de explicarle


algo…- el Chango gesticulaba nervioso y bañado en
sudor.

¿Qué está pasando Chango?, ¡dímelo ya!- Manuel estaba


paniqueado.

No… mire… lo que pasa es que… -

Ya es suficiente, voy a revisar las habitaciones.-

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AGAVE SORPRESA
¡No jefecito espere, espere!- lloriqueó el Chango
agarrándolo por la pierna en su último intento
desesperado por detenerlo.

Manuel subió las escaleras y tocó a una de las puertas repetidas


veces hasta que un joven increíblemente borracho abrió.

¿Y usted quién es?- preguntó Manuel conteniendo la


respiración por el tufo a alcohol que salía de la
habitación.

Soy un huésped.- Contestó con voz empastada el joven.

¿A sí? ¿Y cómo realizaste tu pago?-

Toco la guitarra de mariachis.-

¡Olvídalo, “te” pagas o te vas!- Las cosas empezaban a


tener sentido, esa era la razón por la que no había un
centavo en el hotel. Cada vez más furioso fue a tocar a
la puerta de al lado.

¡Chido! ¡Trago para toda la banda!- Un hombre en


pantalones de pijama sonreía alargando las manos
esperando su pomo.
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AGAVE SORPRESA

¿Tú? ¡Tú… Tú eres el que toca la trompeta en la banda y


casi rompe mi oído!- el chico lo miraba asistiendo con
una sonrisa de orgullo que en menos de un segundo
desapareció.

¡FUERA!- Gritó Manuel empujándolo fuera de la habitación


y tirándolo al piso. Echó un vistazo en el interior, al igual
que el resto del hotel el cuarto estaba lleno de basura,
botellas y latas reinaban en su desorden y suciedad,
toallas y sábanas estaban tiradas en el piso y habían
sido pisoteadas por pies negros de mugre. Tocó con
fuerza una puerta más de la que salió el jefe de la
banda con sus estúpidas gafas amarillas y la playera
manchada.

El Chango nos dijo que podíamos quedarnos si tocábamos


en la banda.-

¿Qué crees que soy un idiota?- Contestó Manuel


sacadísimo de onda.

¡Sí!- contestó el desvergonzado.

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AGAVE SORPRESA
¡Arggggggggg! Manuel gritaba enfurecido mientras bajaba
las escaleras directo hacia el Chango.

¡Cálmate jefecito, tengo una explicación para esto! ¡No


había dinero y tenía que pagarles con algo… les di un
cuarto!-

¡Vaya una explicación más estúpida! ¡Todo es tu culpa, voy


a matarte!-

Manuel se había transformado, ya no era aquel gentil hombre que


había bajado del avión hace menos de seis horas, ya no quedaba
nada de su impecable educación, de sus modales finos, de su
paciencia inagotable y de su calmo y digno temperamento . Habían
sigo demasiadas cosas en tan corto tiempo, estaba sucio, sudado, sus
pies estaban lastimados y quemados por la caminata en las piedras.
Sus pantalones estaban rotos justo en la raja del trasero y dejaban ver
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AGAVE SORPRESA
sus calzoncillos manchados de tierra, en su pelo habían trozos de
pasto y de guano. Con la mirada asesina se lanzó sobre el Chango y
lo agarró del cuello queriéndolo estrangular. Tanto alboroto ocasionó
que todos los ocupantes del hotel salieran de sus habitaciones. Eran
muchos más de los que Manuel hubiera podido imaginar, todos
medios borrachos, desaliñados y mal olientes y lo peor es que nadie,
absolutamente nadie había pagado un sólo peso.

¡Ya basta! ¡Estoy harto. Ahora mismo voy a destruir todo!


¡Voy a destruir todooooo!- Gritaba vuelto loco mientras
agarraba los camastros y los tiraba a la piscina,
aventaba al aire, sin importarle donde o, encima de
quien cayeran, las mesitas de madera, pateaba las
sillas de plástico haciéndolas volar varios metros, el
Chango lo perseguía intentando salvar de la
destrucción total las cosas y al mismo tiempo
intentando en vano tranquilizar a su jefe que privó de
fuerzas y de esperanzas se dejó vencer por el estrés y
cayó desmayado dentro de la piscina.

La gente observaba el cuerpo inerte flotar boca abajo entre docenas


de latas y botellas hasta que por fin el jefe de la banda reaccionó.

¡Oye! ¡El jefe se brincó! Hay que sacarlo- y junto con otro
se lanzaron al agua a salvarlo mientras, todos los
demás, incluyendo al Chango, observaban el
espectáculo desde los bordes de la piscina.

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AGAVE SORPRESA

Los rescatadores, dentro del agua seguían persiguiendo el cuerpo de


Manuel, el cabecilla de la banda lo agarró primero pero, por culpa de
los litros de alcohol que llevaba adentro no carburaba muy bien. Lo
tenía tomado por los pies dejando que el resto del cuerpo se fuera
hacia el fondo de la piscina, con mucho esfuerzo, lastimándolo y
sofocándolo aún más, lograron sacarlo del agua y colocarlo rudamente
en el borde de la alberca donde se acercaron los curiosos. El Chango
empezó a hacerle el masaje cardiaco y la respiración asistida sin tener
idea de cómo en realidad hacerla, hasta que el pobre Manuel, escupió
el agua que había tragado y aún con los ojos cerrados, esperando, sin
esperanzas de poder despertar de la pesadilla lloriqueaba y maldecía
en su idioma. Manuel definitivamente estaba delirando.

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AGAVE SORPRESA

CAPÍTULO 4

EL “SAPO” CHUZMAN.

Mientras Manuel intentaba quitarse la vida en un arrebato de


estrés y desesperación, tres camionetas pick up Ford Lobo negras
nuevas de paquete iban rumbo a la zona hotelera. Los carros estaban
siendo conducidos por elegantes y fuertes chóferes vestidos con trajes
Armani de fresco lino negro y zapatos Prada, llevaban relojes de igual
calidad, todos sincronizados perfectamente, escondidas debajo de las
elegantes chaquetas llevaban pistolas automáticas imposibles de
detectar incluso por los controles del aeropuerto. Llevaban la
tecnología más avanzada en todo tipo de aparatos, detrás de su oído
derecho tenían un diminuto micrófono con lo que podían comunicarse
sin ser vistos a grandes distancias. Cada camioneta disponía además
de un GPS especial que detectaba cualquier bloqueo policial o
patrulla, tanto terrestre como marítima o por aire, en muchos
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AGAVE SORPRESA
kilómetros a la redonda. Toda precaución era poca y el Sapo Chusman
lo sabía, era por eso que en sus muchos años de criminalidad nunca lo
había rozado, su filosofía era ser como la de un fantasma, siempre
presente pero invisible y, hasta ahora le había funcionado de maravilla,
jamás había sido atrapado por nadie, ni por la policía, ni por sus
muchos enemigos.

Por ello, el Sapo Chusman se había convertido en una leyenda


para México, era el narcotraficante más rico y poderoso, tenía el
monopolio de toda droga que llegaba a cada rincón del país y a
muchos otros lugares. Latinoamérica era suya en su totalidad.
También controlaba gran parte de los Estados Unidos y últimamente
había conseguido penetrar con éxito en Europa, tenía contactos en
Asia y sus tentáculos se iban expandiendo cada día más. Su sueño
era conquistar el mundo o mejor aún, el Universo entero, era un
hombre que sin límites tumbaba barreras con sólo el pensamiento.
Siempre conseguía lo que quería , no sabía lo que era perder, tenía el
don de la palabra y si a caso no funcionara, entonces recurría a la
violencia. Tenía centenares de hombres que hubieran dado la vida por
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AGAVE SORPRESA
él y de hecho, se la jugaban cada día trabajando a su lado. El Sapo
era un hombre frío, calculador, nunca había tenido sentimientos por
nadie en especial, ni un amor verdadero. Lo único importante para él
era crecer, ser dueño de todo, ser el amo de cada cosa y de cada
persona, era temido por muchos y respetados por todos. Ninguna otra
banda de narcos se podía paragonar ni lejanamente a la suya, él era el
insuperable, el inatrapable, el único. Todos lo sabían y por eso muchos
querían acabar con él.

En la camioneta central iba el Sapo, sentado cómodamente en


el asiento trasero con dos guardias de su confianza, a un lado Yogui,
un gigante de poco celebro pero con una increíble fuerza, jamás le
había fallado un encargo, por eso seguía vivo. Al otro lado Crosty, otro
armario de dos por dos, increíblemente fuerte y además de rápidas
ideas, su piel era morena y siempre vestía de inmaculado blanco, tenía
el pelo hasta las orejas negro y siempre lo llevaba impecablemente
peinado y aceitado, daba miedo mirarlo. Trabajaba con el Sapo desde
el inicio de su carrera criminal y pronto se convirtió en su mano
derecha, eran de los pocos afortunados que el Sapo llamaba amigos.
Al volante iba Chucho, un ex convicto, solía trabajar en las carreras,
conducía cualquier cosa que tuviera ruedas y un motor, excelente
mecánico y desde luego, increíble conductor. En el GPS algo empezó
a parpadear, se estaban acercando a una estación policial.

De su pequeña oficina, el Comandante Chuletas estaba


terminando con su corto día de trabajo, con mucho cuidado había
lavado su adorada lonchera y ahora se disponía a ir a la comandancia
a hacer, según decía, su trabajo burocrático, que en realidad consistía
en sentarse delante de su escritorio y seguir comiendo basura
mientras pasaba su telenovela favorita. Pero hoy, su día iba a ser
distinto.

Chucho, párate ahí.- Enseguida la camioneta se detuvo en


el lugar exacto deseado por el Sapo.
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AGAVE SORPRESA
Yogui, quiero que quites del medio al comandante y a
toda la policía local, ¿entendiste? ¿Nadie tiene que
venir a molestar en la boda ok? Órale, deshazte de
esa albóndiga.- Dicho eso Yogui asintió con la cabeza,
se acomodó la chaqueta de su elegante traje y se bajó
del vehículo.

Las camionetas siguieron su camino mientras Yogui silencioso como


un felino que acecha su presa, siguió por una escasa cuadra al
comandante que caminaba lentamente bajo el sol, Yogui buscaba un
buen lugar para poder atacarlo, pacientemente esperaba el momento
idóneo.

Sin hacer ruido lo alcanzó y le colocó la pistola en la nuca. Chuletas al


sentir el frío cañón sobre su piel, tuvo escalofrío y se paralizó.

¿Ni un movimiento gordito o te vuelo la tapa los sesos,


entendiste?-

Chuletas levantó las manos, sin soltar su lonchera y obediente se dejó


llevar por el delincuente al interior de la selva donde Yogui lo ató a un
árbol, le revisó los bolsillos, le quitó el radio y el teléfono móvil para así
dejarlo totalmente incomunicado.

Ni se te ocurra gritar una sola tontería, bola de grasa. ¿Y se


acabaron tus días ok?- Cuando se aseguró que Chuletas
estaba bien amarrado al árbol, silencioso como llegó
desapareció por la maleza dejando al comandante sólo en
medio de la selva.

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AGAVE SORPRESA

Pocos minutos después las tres camionetas llegaban al hotel


de Manuel, los hombres del Sapo de bajaron de las dos primeras,
todos llevaban gafas obscuras y vestían de negro, Chucho se bajó del
carro y abrió la puerta trasera de donde se bajó el Sapo Chusman con
Crosty. La comitiva se adentró en el hotel mirando alrededor. Dos de
los guardias se quedaron en la puerta de entrada, los demás se
postraron cerca del Sapo mientras él se dirigía a orillas de la piscina
donde Manuel seguía tirado delirando.

-Buenos días, busco al dueño del hotel- Dijo el Sapo


viendo a Manuel acostado a sus pies con los ojos
cerrados.

-¡Si estás aquí para llevarme sólo llévame, por favor


llévame de una vez!-

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Manuel no entendía más nada, en realidad lo único que quería era
dejar de sufrir y hubiera sido un sueño para él que esa firme y decidida
voz fuera la de Dios que venía a sacarlo de su sufrimiento.

-Estoy aquí por lo de la boda, se supone que se celebra


esta tarde aquí y como usted bien sabe, es una
fiesta única en su clase, única en años.-

Miraba a su alrededor y dándose perfecta cuenta de que el


lugar era un desastre. Su tono de voz iba subiendo como su enojo al
ver que nada ni nadie estaba ni cercanamente listo a sus expectativas.
Manuel al escucharlo se levantó lentamente, como despertando de
una horrible pesadilla y casi listo para meterse de lleno en otra.

-Bueno… ¿y quién es usted?- Preguntó

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-Tan sólo llámame el Sapo.-

Al decir esto el corazón del Chango, que estaba a un lado, metido en


la alberca, dio un brinco, sus ojos se iluminaron y no pudo reprimir una
exclamación de felicidad, había llegado el día. ¡El Sapo Chusman en
persona delante de él!

Manuel siguió hablando sin percatarse de la improvisa felicidad de su


gerente.

-¡Pues lo siento mucho señor Sapo pero no podemos


celebrar la boda hoy, no aquí, nada mas mire cómo esta
todo!-

El Sapo se quitó por un momento los lentes y detenidamente miró los


detalles que le mostraba Manuel, con frialdad se las volvió a poner.

-Bueno, ¿y quién carajo le hizo todo este desmadre


eh?- Gritó molesto.

-¡Todos ellos! ¡Especialmente él! ¡Él es el que tiene la


culpa!-

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Lloriqueó apuntando con el dedo al Chango que asustado salió de la


piscina y sin darle la espalda al Sapo daba pasos para atrás con las
manos levantadas implorando piedad.

-¿Este cabrón eh? Basta, pásame la pistola.- dijo


dirigiéndose a uno de sus guardias, sin pensárselo dos
veces el Sapo apuntó y de un disparo certero perforó la
nalga del Chango que caía gritando de dolor a la piscina.

La cara de Manuel se desfiguró, jamás había visto un arma en


funcionamiento, era contrario a las armas y hasta se las había
ingeniado, gracias a una lesión de rodilla para no hacer el servicio
militar y ahora, había toda una banda de hombres armados en su hotel
y acababan de dispararle a su gerente. Para él los disparos eran cosas
de películas de gángsters, no de vacaciones en el Caribe.

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-¡Ay Dios mío. Ya estoy jodido!- suspiró poniéndose las
manos sobre la cabeza.

Mientras el Chango intentaba salir de la alberca lloriqueando asustado.

-¡Me diste en el culo!-

-¿Y de cuál lado?- Preguntó el Sapo.

-¡Del derecho!- gritó adolorido.

Apuntó nuevamente y volvió a disparar dándole un balazo en la nalga


izquierda, el Chango ahogaba un grito de dolor cayendo de nuevo al
agua.

-¡Y eso es para que no tengas el culo pegado a la silla


todo el pinche día!- le regañó.

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Los improvisados mariachis y los demás inquilinos que habían salido


de las habitaciones miraban atónitos la escena y todos daban pasos
atrás con ganas de salir corriendo, pero con miedo de ser los
siguientes a encontrarse con un agujero en el cuerpo.

-¡Guardias! Póngame a trabajar a toda esta bola de


huevones, quiero esto reluciente, no tenemos mucho
tiempo. ¡Órale cabrones, a trabajar todos, a trabajar!- Ordenó el
Sapo, agitando la pistola; en un instante todos los tímidos
guardias se pusieron en movimiento y a empujones movilizaron
a toda la banda de vagos. Ninguno de ellos, ni ninguno de sus
conocidos había vivido antes algo parecido , los guardias
los apuntaban con sus pistolas automáticas bien cargadas,
mientras los insultaban y los apuraban a trabajar dándoles
humillantes patadas en el trasero para que se
movilizaran rápido. La borrachera se les había pasado
de golpe y en su lugar ahora sentían miedo como nunca antes

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lo habían experimentado. El Sapo era conocido por todos ellos
y era famoso por muchas cosas, entre ellas por su sangre fría
y, la de sus secuaces, un movimiento en falso y no se lo
pensaban dos veces en perforarte el cráneo.

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