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CAPÍTULO 26

Varón colombiano
de 68 años con quistes
hepáticos hidatídicos
y colangitis aguda

CASO CLÍNICO
Varón de 68 años, de origen colombiano, con diabetes mellitus
tipo 2 en tratamiento con insulina y colecistectomizado por vía lapa-
roscópica en el año 2006 por colelitiasis sintomática. En una RM
realizada entonces, se visualizaban 2 lesiones focales de aspecto
quístico, una de ellas de 6 cm, multilocular, en los segmentos VII-
VIII del lóbulo hepático derecho y la otra unilocular, de 4 cm, en el
segmento V. La ecografía mostraba calcificaciones en el interior de
ambas lesiones, lo que las hacía compatibles con quistes hidatídicos.
La vía biliar era normal.
En septiembre de 2007 ingresó en el servicio de gastroenterología
por un cuadro de dolor abdominal en hipocondrio derecho, asociado
a ictericia y coluria, sin fiebre asociada. En la analítica destacaba una
bilirrubina de 9 mg/dl, con GOT 199 U/l, GPT 380 U/l, FA 315 U/l y GGT
1.500 U/l, sin leucocitosis ni coagulopatía. La ecografía abdominal
mostró las 2 lesiones en lóbulo hepático derecho descritas previa-
mente y una dilatación leve de la vía biliar intrahepática, con un colé-
doco de 8 mm, por lo que se realizó una CPRE (fig. 1). Se observó un
M.ª T. Angueira Lapeña defecto de repleción compatible con coledocolitiasis, efectuándose
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G. de la Poza Gómez una esfinterotomía biliar amplia y extrayéndose 2 cálculos de 5-7 mm


G. Arranz de la Mata y un material de aspecto membranoso como «hollejo de uva», com-
L. A. Gil Grande patible con membranas hidatídicas. Se realizó colangiografía por
oclusión, pero no se observó en ningún momento relleno de los quis-
A. López Buenadicha*
tes intrahepáticos. Los virus hepatotropos y la serología por hema-
V. F. Moreira Vicente
glutinación indirecta para hidatidosis fueron negativos. Finalmente,
fue dado de alta a los 4 días, con la siguiente analítica hepática: bi-
* Cirugía General lirrubina 6 mg/dl, GOT 155 U/l, GPT 308 U/l, FA 254 U/l y GGT 1.053 U/l.
y Aparato Digestivo Se le derivó a las consultas de cirugía general para valoración del
tratamiento de los quistes hidatídicos hepáticos.
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Fig. 1.  Imagen endoscópica de la extracción de Fig. 2.  Imagen ecoendoscópica de la vía biliar del
membranas hidatídicas mediante CPRE. paciente, visualizándose contenido ecogénico en el
interior del colédoco, que no deja sombra posterior,
en probable relación con ocupación hidatídica de la
vía biliar.

El paciente volvió a ingresar 2 semanas des- contenido en ambos conductos hepáticos, así
pués en el servicio de gastroenterología por un como en el colédoco. Todo ello era sugestivo de
cuadro de dolor en hipocondrio derecho asociado ocupación hidatídica de la vía biliar, por lo que se
a fiebre de hasta 39 ºC y escalofríos, compatible realizó una nueva CPRE, visualizándose dilatación
con colangitis aguda. En la exploración se encon- de la vía biliar con un defecto de repleción en la
traba normotenso, taquicárdico, con dolor a la colangiografía por oclusión. Al introducir el balón
palpación en hipocondrio y flanco derecho, sin de Fogarty se observó salida de vesículas hida-
peritonismo. En la analítica llamaba la atención tídicas y barro biliar. Durante los días siguientes
la alteración del perfil hepático, con bilirrubina no se produjo la mejoría clínica esperada a pesar
10 mg/dl, GOT 278 U/l y GPT 462 U/l, siendo la del tratamiento médico y, en una TC abdominal
amilasa normal. Presentaba además una marcada que se solicitó posteriormente, se visualizaron
leucocitosis: 23,7 3 103/ml, con neutrofilia (94%). varias adenopatías en el hilio hepático y múltiples
La función renal y la coagulación eran normales. lesiones hepáticas hipodensas, mal definidas, con
Se realizó una ecografía, donde se objetivó una realce de sus paredes, edema circundante y bur-
vía biliar intrahepática dilatada con un colédoco bujas aéreas en el interior de alguna de ellas, en
de calibre normal y los quistes hepáticos ya des- probable relación con la formación de abscesos
critos previamente. En 2 de los hemocultivos se de los quistes hepáticos, observando que la más
aisló Escherichia coli. Se realizó una ecoendosco- caudal de las lesiones estaba abierta al peritoneo,
pia en la que se observó una imagen ecogénica con formación de colecciones en la pelvis. La
en el interior del colédoco, sin sombra posterior, vena porta era normal.
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y dilatación del colédoco proximal, en probable A los 20 días de la hospitalización, el paciente


relación con membranas hidatídicas (fig. 2). Se presentaba la siguiente analítica: bilirrubina 2,90 mg/
solicitó también una RM, que identificó las 2 lesio- dl, GOT 118 U/l, GPT 57 U/l, GGT 2.862 U/l, FA
nes focales hepáticas, con una intensidad de 1.585 U/l, y 799 3 103 plaquetas/μl, 8,2 3 103 leu-
señal heterogénea y sin realce tras la administra- cocitos/μl con 57% de neutrófilos, preservando la
ción de contraste i.v., en relación con los quistes función renal y siendo normal la hemostasia. Se de-
hidatídicos. La lesión de mayor tamaño (de 6 cm cidió entonces la intervención quirúrgica y 5 días
de diámetro) estaba en íntima relación con la vena después se realizó quistoperiquistectomía parcial
cava superior y se comunicaba con los radica- de los quistes de los segmentos VII y VIII, y total
les biliares (fig. 3). Este estudio también mostró del quiste del segmento V y de los abscesos de
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COMENTARIOS

Hidatidosis hepática

Introducción y epidemiología

La enfermedad parasitaria hepática más fre-


cuente es la hidatidosis quística, una zoonosis
de distribución mundial causada por el Ehuino-
coccus granulosus que da lugar a la aparición
de lesiones quísticas que pueden observarse
mediante ECO y TC [1].
La hidatidosis es una enfermedad endémica,
* cuya prevalencia y distribución está relacionada
con la ganadería en régimen extensivo o con una
infraestructura sanitaria deficiente, generalmente
asociadas a un bajo nivel socioeconómico. Es
altamente endémica en países mediterráneos
(sureste de España, Francia e Italia, Grecia,
Bulgaria, Rumanía, Turquía, Israel, Líbano, Siria,
Jordania, Túnez, Marruecos), Irán, India, China,
Fig. 3.  Imagen de la RM, donde se visualiza el quis- Chile y Argentina. En el resto de Europa (salvo la
te hidatídico (H), comunicado con la vía biliar, que Europa central y los países escandinavos), Asia
se muestra dilatada (flechas). Asimismo se identifica (con la excepción de Indonesia), África, América
contenido en el interior del colédoco (asterisco), an- (con la excepción de Estados Unidos y algunas
tes de su desembocadura en el duodeno (punta de regiones de América Central) y Oceanía (salvo
flecha). Nueva Zelanda), la hidatidosis se considera de
menor endemicidad [2].
La prevalencia de la enfermedad varía consi-
derablemente, incluso dentro de las regiones alta-
los segmentos VI y VII, estos últimos en contacto mente endémicas. En los países mediterráneos
con el peritoneo. Se realizó también coledocoto- continúa siendo una enfermedad común, pues,
mía con limpieza de la vía biliar y cierre quirúrgico a pesar del descenso de la incidencia observado
de la fístula biliar hidatídica. A los 2 días de la en las últimas décadas, a lo que han contribuido
intervención, el paciente presentaba la siguiente la adopción de medidas de seguridad y el resurgir
bioquímica hepática: bilirrubina 1 mg/dl, GOT: económico de estos países, no es infrecuente
106 U/l y GPT: 46 U/l. Finalmente, fue dado de encontrar casos de hidatidosis en relación con la
alta a los 19 días de la cirugía, sin complicacio- inmigración desde países endémicos [3].
nes, y se ha encontrado bien en las revisiones
posteriores. Biología y ciclo vital del parásito
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El equinococo es un cestodo del género


Echinococcus, que pertenece a la familia Tae-
DIAGNÓSTICO DEFINITIVO niidae. Las larvas adultas de las 4 especies
reconocidas de Echinococcus pueden infectar
– Coledocolitiasis y colangitis aguda por al hombre, pero las de mayor importancia médi-
Escherichia coli. ca son E. granulosus, agente productor de la
– Hidatidosis hepática complicada con fístula hidatidosis quística, de mayor prevalencia y E.
biliar. multilocularis, que produce la hidatidosis alveo-
– Quistes hidatídicos abscesificados. lar, esta última de mayor agresividad pero menos
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frecuente. E. vogeli y E. oligarthus también pro- Anatomía patológica del quiste adulto
ducen quistes, pero su infección en humanos es
muy rara [4]. Una vez establecido el quiste adulto, pueden
El ciclo vital del equinococo requiere de un diferenciarse en él dos partes principales: la
huésped definitivo y de uno intermediario, que en envoltura, membrana adventicia o periquística,
el caso de E. granulosus suelen ser el perro y la producida por la reacción tisular del huésped, y
oveja, en cada uno de los cuales se desarrollan la hidátide o larva propiamente dicha. La hidátide
las dos formas adultas, la tenia madura y las es una esfera o vesícula de tamaño variable, llena
vesículas hijas, respectivamente. de un líquido incoloro y transparente, en el que
La tenia adulta de E. granulosus, que reside destaca la arena hidatídica, formada por millones
en el intestino delgado del huésped definitivo, de cabezas o escólex del parásito. La pared de
mide entre 2-7 mm de longitud y está compuesta la hidátide está compuesta por dos capas adosa-
de tres partes: un escólex o cabeza, con «vento- das: la más externa, denominada capa cuticular
sas» y «ganchos», un cuello corto y los tres seg- o fascicular, constituida por varias láminas con-
mentos finales, conocidos como proglótides. Los céntricas compuestas de quitina, y la germinativa
proglótides tienen órganos sexuales masculinos o proliferativa en el interior, a partir de la cual
y femeninos y pueden producir diariamente miles se desarrollarán las vesículas hijas secundarias,
de huevos de 30-40 μm de tamaño, que contie- que producirán los escólex a los 10-12 meses al
nen los embriones (oncosferas). Estos huevos menos después de la infección.
son expulsados con las heces del huésped defi- Según el momento evolutivo del quiste adul-
nitivo y liberados al agua y a la tierra cultivada, de to, se puede hablar de quistes univesiculares
forma que pueden infectar a huéspedes interme- o multivesiculares. A su vez, los quistes que
diarios susceptibles por vía orofecal y, de forma contienen escólex son fértiles y pueden producir
incidental, al ser humano, al ingerir éste alimentos más vesículas hijas, mientras que los quistes sin
contaminados por los huevos de la tenia o por el escólex son estériles [6].
contacto directo con dichos animales.
El ciclo se completa al infectarse el perro Clínica
comiendo las vísceras contaminadas de la oveja
con quistes que contienen vesículas hijas con La fase inicial de la infección primaria siempre
escólex viables. No se produce la transmisión es asintomática. Muchas infecciones se adquie-
directa de hidatidosis entre humanos, puesto ren en la infancia sin causar síntomas hasta la
que para completar el ciclo vital se necesitan dos edad adulta. Se han descrito periodos de laten-
especies de mamíferos. cia de más de 50 años antes de la aparición de
Una vez ingeridos los huevos, las oncosferas los síntomas. Mientras que aproximadamente
contenidas en ellos se liberan, penetran en el el 50% de los casos detectados son hallazgos
epitelio intestinal y de ahí pasan a la circulación casuales en pacientes asintomáticos, muchos
sanguínea, siendo el órgano más frecuentemente otros permanecen sin diagnosticar o se diagnos-
afectado el hígado (60-70%), al cual llegan por tican en la autopsia [7].
vía portal. Un número escaso de oncosferas La presentación clínica depende de la loca-
(25-30%) pasan por los sinusoides hepáticos sin lización y del tamaño del quiste. El diámetro de
detenerse hasta alcanzar el lecho capilar pulmo- los quistes crece, típicamente, de 1 a 5 cm al año.
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nar, donde dan lugar a la aparición de los quistes Los quistes pequeños o los que se encuentran
hidatídicos pulmonares. Otro escaso número calcificados pueden permanecer asintomáticos
alcanza la circulación sistémica —sin detenerse de forma indefinida. Sin embargo, en ocasiones
en el lecho capilar hepático o pulmonar—, pro- se producen síntomas debido al efecto masa,
duciendo la aparición de quistes en el peritoneo obstrucción del flujo sanguíneo o linfático o
(3-5%), el bazo (1-3%), los riñones (1,5-2%), el complicaciones como la rotura del quiste o la
SNC (2%), los huesos o incluso el pericardio. infección bacteriana.
Se pueden encontrar quistes hidatídicos en casi Entre el 85-90% de los pacientes tienen afec-
cualquier órgano del cuerpo, bien por inoculación tación de un solo órgano, y más del 70% tienen un
primaria bien por extensión secundaria [5]. único quiste. Hemos referido ya que el hígado está
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afectado en aproximadamente dos tercios de los radiología simple no es una técnica de elección,
pacientes y dentro del hígado, el lóbulo hepático puede mostrar el hemidiafragma derecho eleva-
derecho en el 60-85% de los casos, sin producir do o su silueta craneal lobulada. Y, también, el
síntomas significativos hasta que el quiste tiene al desplazamiento del luminograma aéreo corres-
menos 10 cm de diámetro. Si el quiste aumenta, pondiente a las vísceras huecas próximas; con
puede producirse hepatomegalia asociada o no a frecuencia puede advertir la presencia de quistes
dolor en el hipocondrio derecho, náuseas o vómi- calcificados, así como gas o un nivel hidroaéreo
tos. Los quistes pueden romperse a la vía biliar debido a su infección (8).
y producir cólicos biliares, ictericia obstructiva, La ECO permite detectar los quistes con una
colangitis o pancreatitis. La presión o efecto masa sensibilidad aproximada del 90-95% [9] y una
sobre los conductos biliares y las venas portales y especificidad del 90% (3), y clasificarlos según su
suprahepáticas o en la vena cava inferior pueden apariencia, que se correlaciona con el grado de
producir colestasis, hipertensión portal, o síndro- actividad y con la actitud terapéutica posterior.
me de Budd-Chiari. También puede ocurrir una Debido a la accesibilidad e inocuidad de esta
rotura de los quistes al peritoneo, causando peri- técnica, se ha empleado tanto para controlar
tonitis, o vía transdiafragmática, hacia el espacio las lesiones durante el tratamiento como para la
pleural o al árbol bronquial, manifestándose enton- detección de recurrencias, junto con la serología,
ces hidatidosis pulmonar o una fístula bronquial. realizada cada 3 meses [6]. Varios sistemas de
La infección bacteriana secundaria de los quistes clasificación se han basado en la apariencia de
origina abscesos hepáticos. la ECO:
La fiebre y las reacciones de hipersensibilidad
aguda, incluyendo la anafilaxia, pueden ser las – El sistema de clasificación más ampliamente
principales manifestaciones de la rotura de los aceptado es el propuesto en 1981 por Gharbi
quistes. Las reacciones de hipersensibilidad se et al. (10), que clasifica los quistes en 5 tipos.
relacionan con la liberación de material antigénico. El tipo I es unilocular, con contenido anecoico
La calcificación, que suele requerir al menos uniforme, prácticamente indistinguible de un
5-10 años, ocurre con mayor frecuencia en los quiste simple; el tipo II presenta una mem-
quistes hepáticos que en los pulmonares. La brana desprendida «flotante» en el interior de
calcificación total de la pared del quiste sugiere la colección; el tipo III es multivesicular, con
su no viabilidad [7]. patrón en panal de miel con múltiples septos;
el tipo IV es una lesión sólida, con patrón
Diagnóstico y clasificación heterogéneo hiperecoico, con ecos duros en
su interior (lo que puede confundirse con un
En la mayoría de los casos, el diagnósti- absceso o una neoplasia hepática), y el tipo V
co definitivo de hidatidosis puede establecerse presenta una pared gruesa calcificada.
con la combinación de datos epidemiológicos, – Otro sistema de clasificación es el propuesto
clínicos y de la exploración física, junto con las por la World Health Organization (WHO, OMS
pruebas de imagen y la serología [3, 4]. en español) Informal Working Group on Echino-
La epidemiología puede ayudar en el diag- coccosis (IWGE), que se basa en la clasificación
nóstico, al aportar datos relativos a la localiza- de Gharbi y refleja el estado funcional del pará-
ción geográfica y la profesión, y, en los análisis sito para facilitar la selección del tratamiento
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de sangre, se pueden detectar anomalías como (fig. 4) [7, 11]. En la tabla 1 se refleja a modo de
leucopenia, trombopenia y alteración del perfil esquema la correlación entre la clasificación de
hepático, especialmente colestasis, que, aunque los quistes hidatídicos propuesta por Gharbi y
inespecíficas, pueden apoyar el diagnóstico. En la clasificación propuesta por el WHO-IWGE.
menos del 15% de los casos puede observarse – En 2005, Kjossev y Lossanov, propusieron otro
eosinofilia leve, que se produce generalmente si sistema de clasificación, con una menor acogi-
existe una fuga del material antigénico. da que los anteriores [12].
Las pruebas de imagen utilizadas para la
detección y caracterización de los quistes son En cuanto al empleo de la TC en la hidati-
la TC, la RM y la ECO abdominales. Aunque la dosis, muchos estudios sugieren que ésta tiene
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Lesión quística Activa Transicional Inactiva

Fig. 4.  Clasificación ecográfica de los quistes hidatídicos según el WHO-IWGE. Existe una correlación entre la
imagen ecográfica y el grado de actividad del quiste. Tomado del WHO-IWGE [11].

mayor sensibilidad global que la ECO, con tasas Los tests inmunodiagnósticos son útiles en el
entre el 95-100% [9, 13]. La TC es la mejor diagnóstico primario y en el seguimiento posterior
técnica para determinar el número, tamaño y del tratamiento. La detección de antígenos circu-
localización anatómica de los quistes, y también lantes en suero de E. granulosus es menos sensi-
es superior a la ECO para determinar la existen- ble que la de los anticuerpos, que continúa siendo
cia de quistes extrahepáticos y complicaciones el método de elección [14]. El problema de las
como la infección y la rotura en la vía biliar. pruebas serológicos es su alta tasa de falsos posi-
La RM no tiene ventajas sobre la TC a la hora tivos y negativos. Los primeros ocurren más fre-
de evaluar quistes abdominales o pulmonares, cuentemente en presencia de otras infecciones por
aunque define mejor los cambios producidos en helmintos (como Taenia saginata, Taenia solium y,
el sistema venoso intrahepático y extrahepático. particularmente, la neurocisticercosis), neoplasias
Sin embargo, en ocasiones, puede delinear mejor y otras enfermedades inmunes; los segundos, en
que la TC la cápsula del quiste y ser más sensi- función de la localización del quiste, su integridad y
ble en el diagnóstico de complicaciones, como su viabilidad. La existencia de complejos antígeno-
la infección de los quistes o la comunicación de anticuerpo también puede originar falsos negativos
estos con la vía biliar. si aquéllos consumen los anticuerpos circulantes.

Tabla 1. Correlación entre la clasificación de Gharbi y la de la WHO-IWGE


Clasificación de Gharbi Clasificación de la OMS Grupos
Tipo I Tipo EQ 1 Grupo 1: activo
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Tipo II Tipo EQ 2 Quistes en desarrollo, fértiles

Tipo III Tipo EQ 3 Grupo 2: de transición


Quistes comenzando a degenerarse,
pero aún viables
Tipo IV Tipo EQ 4 Grupo 3: inactivo
Quistes degenerados,
Tipo V Tipo EQ 5 parcial/totalmente calcificados
Adaptado del WHO-IWGE [11] y de Leder y Weller [7]. EQ: equinococosis quística.
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Por ello, una serología negativa generalmente no en el futuro.


descarta una hidatidosis. En los niños y en las La biopsia o aspiración percutánea del quiste
mujeres embarazadas resulta negativa más fre- deberían reservarse para situaciones en las que
cuentemente que en otros grupos de pacientes. otros métodos diagnósticos dan resultados no
La probabilidad de que una serología sea concluyentes debido al potencial desarrollo de
positiva depende de la localización y viabilidad anafilaxia y de una extensión secundaria de la
del quiste, aunque no hay una correlación consis- infección. La aspiración debe realizarse bajo
tente con el número o el tamaño de los quistes. control ECO o mediante TC. Algunos autores
Así, es más frecuente encontrar una serología sugieren la administración de escolicidas para
positiva en los quistes hepáticos que en los pul- disminuir el riesgo de estas complicaciones.
monares y, si nos referimos a quistes de cualquier
localización, con más frecuencia la serología será Tratamiento
positiva si éstos son viables que si están calcifi-
cados [7, 15]. En la actualidad, la cirugía abierta continúa
Aunque existen numerosas técnicas seroló- siendo el tratamiento de elección de la hidati-
gicas diagnósticas, los métodos más frecuen- dosis hepática, pues es capaz de eliminar los
temente empleados en el cribado inicial son la quistes y, con ello, conseguir la curación comple-
hemaglutinación indirecta y el ELISA (ensayo por ta. Sin embargo, cada vez hay una mayor expe-
inmunoabsorcón ligado a enzimas), técnicas de riencia con otras modalidades de tratamiento,
detección de anticuerpos con una sensibilidad que incluyen las técnicas laparoscópicas y los
del 80-90%. Con antígenos específicos, pueden procedimiento percutáneos, las cuales, en aso-
utilizarse pruebas de confirmación, como la ciación con el tratamiento farmacológico, ofrecen
electrotransferencia e inmunodetección [16]. En nuevas alternativas, especialmente en los casos
la tabla 2 se puede ver una comparación de las de quistes inoperables o en pacientes de alto
sensibilidades de los test serológicos más utiliza- riesgo quirúrgico [4].
dos en la hidatidosis. Algunos quistes asintomáticos, sobre todo
La serología puede utilizarse también para el los calcificados y los que presumiblemente
seguimiento después del tratamiento médico o no son viables, quizá puedan beneficiarse del
quirúrgico. Los anticuerpos específicos aumen- seguimiento sin una terapia específica, pero la
tan 1 mes tras la cirugía y posteriormente dismi- mayoría de los quistes, particularmente si produ-
nuyen lentamente, consiguiéndose la negatividad cen síntomas o son potencialmente viables, no
al cabo de 3-7 años. La persistencia de niveles deberían quedar sin ser tratados. En la mayoría
elevados de anticuerpos específicos indica que de los casos de hidatidosis se lleva a cabo un
se trata de una recidiva [3, 17-19]. Actualmente, tratamiento quirúrgico o el procedimiento ins-
las técnicas de amplificación genética están en trumental PAIR (puncture, aspiration, injection,
periodo de investigación, quizá tengan un papel reaspiration, es decir, punción, aspiración, ins-

Tabla 2. Sensibilidad de los principales test serológicos utilizados en la hidatidosis


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Test diagnóstico Sensibilidad (%)


IgG ELISA 80-90
IgE ELISA 82-92
Aglutinación con látex 65-75
Hemaglutinación 80-90
Electrotransferencia e inmunodetección con antígenos específicos 80-90
Electrotransferencia e inmunodetección con ELISA 80
Tomado de Leder y Weller [7].
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tilación y reaspiración) o en combinación con el La experiencia acumulada con el albenda-


tratamiento médico farmacológico. zol sugiere que en el 30% de los pacientes se
En casos seleccionados de hidatidosis quísti- observa la desaparición del quiste (curación), en
ca, como el grupo EQ4 y EQ5 de la clasificación el 30-50% se visualiza una reducción importante
del WHO-IWGE (degenerados) y algunos del en su tamaño, pero, desafortunadamente, hasta
grupo EQ3 (de transición) y los pequeños (meno- el 20-40% de los quistes tratados no muestran
res de 3 cm de diámetro) del grupo EQ1 (tabla ningún cambio morfológico [22, 23].
1), puede ser una opción recomendable la abs- Aparentemente, el tratamiento médico es
tención terapéutica, con seguimiento ecográfico más efectivo en la gente joven que en pacientes
cada 6 meses durante 2 años [20]. más ancianos y en quistes que se encuentran en
Los objetivos del tratamiento incluyen la estadios más iniciales. Los quistes pequeños que
eliminación completa del parásito y la preven- tiene una pared fina sin infección local sobreaña-
ción de la enfermedad recurrente, causando la dida y sin comunicación biliar son más sensibles
mínima morbimortalidad. La selección del tra- al tratamiento farmacológico [11].
tamiento más apropiado para conseguir dichos El WHO-IGWE considera al tratamiento médi-
objetivos variará en función de las características co como única terapia [11] en pacientes ino-
del paciente, de la naturaleza del quiste y de la perables con hidatidosis hepática o pulmonar
disponibilidad de un equipo experimentado de primarias y en pacientes con múltiples quistes,
cirugía y radiología intervencionista. También ha pequeños y profundos en el parénquima hepá-
de tenerse en cuenta la presencia de comuni- tico, o que se encuentren en 2 o más localiza-
caciones quistobiliares al seleccionar la mejor ciones y quistes peritoneales. También pueden
opción terapéutica [21]. beneficiarse del tratamiento los casos de cirugía
incompleta o de recidiva quirúrgica. Otra indi-
Tratamiento médico cación importante del tratamiento médico, pero
en combinación con otro tipo de terapias, es la
El tratamiento farmacológico forma parte del prevención de la hidatidosis secundaria. La admi-
arsenal terapéutico de la hidatidosis, y es más nistración preoperatoria, o previa al tratamiento
frecuente su empleo como coadyuvante de las percutáneo, puede reducir el riesgo de recurren-
terapias intervencionistas, aunque en determina- cia de la hidatidosis quística y/o facilitar la inter-
das ocasiones desempeña un papel importante vención al disminuir la presión intraquística.
como terapia única. Un estudio español prospectivo, controla-
El mebendazol fue el primer agente utilizado, do y aleatorio ha demostrado la eficacia de la
pero tiene una absorción menor del 10% por vía administración de albendazol antes de la cirugía:
oral, por lo que es preferible el albendazol, con un después de 1 y 3 meses de su administración, la
mejor perfil farmacocinético. Para el tratamiento mayoría de quistes (72 y 92%, respectivamente)
de la hidatidosis quística se utiliza una dosis de resultaron no viables durante la cirugía, frente
10-15 mg/kg/día por vía oral —originalmente se a un grupo control que fue tratado únicamente
recomendaban 3 ciclos de 4 semanas separados con cirugía, en el cual sólo el 50% de los quistes
por intervalos de 14 días, aunque estudios pos- resultaron no viables [24].
teriores mostraron que el tratamiento continuo Las guías del WHO-IWGE recomiendan la
durante 3 meses (generalmente, como máximo administración preoperatoria de albendazol entre
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6 meses) es más eficaz y no aumentan los efec- 30 y 4 días antes de la cirugía, y 3 meses antes
tos secundarios—. En el caso del mebendazol, la para el mebendazol. La recurrencia tras el trata-
dosis es de 40-50 mg/kg/día al menos 3-6 meses miento médico varía según los distintos estudios
[3, 11]. entre el 3 y el 30% [25, 26].
El praziquantel es otro agente sin un papel El albendazol y el mebendazol son gene-
definido como tratamiento primario, pero que ralmente bien tolerados; pero pueden producir
en combinación con mebendazol o albendazol, hepatotoxicidad, alopecia, molestias gastroin-
en dosis de 40 mg/kg 1 vez a la semana, parece testinales y leucopenia, que en algunos casos
tener mayor eficacia en monoterapia que estos podrían ser irreversibles. Por ello conviene reali-
últimos [6, 11]. zar un control analítico (incluyendo perfil hepático
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y hemograma) cada 2 semanas durante los pri- En un estudio retrospectivo realizado en nues-
meros 3 meses, posteriormente cada mes duran- tro hospital, se analizó a un total de 372 pacientes
te el primer año, y finalmente cada 3 meses. Su intervenidos por hidatidosis hepática entre 1983-
empleo como terapia única está contraindicado 2005, efectuándose cirugía radical en el 43,5% de
en grandes quistes situados superficialmente, o los pacientes y no radical en el resto. Se conside-
en quistes infectados, con alta probabilidad de raron procedimientos radicales: la quistoperiquis-
rotura. Tampoco deberían ser tratados con estos tectomía total, quistoperiquistectomía subtotal
fármacos pacientes que muestren hepatopa- (dejando sólo un remanente muy pequeño de peri-
tía crónica o enfermedades hematológicas que quística), la quistorresección y la hepatectomía,
afecten a la médula ósea. También está contra- y no radicales todos los restantes en los cuales
indicada su prescripción en el primer trimestre la periquística no se extirpaba. En los casos en
del embarazo por su riesgo teratogénico, aunque que se realizó una cirugía radical, se obtuvo una
en estadios más tardíos del embarazo se evita menor estancia media hospitalaria (8,65 frente
asimismo su utilización [22, 23]. a 14,9 días), morbilidad (13,3 frente a 31,4%) y
mortalidad (0 frente al 3,8%), que en los en que se
Tratamiento quirúrgico realizó una cirugía no radical, con cifras que resul-
taron estadísticamente significativas. Los autores
La cirugía continúa siendo el tratamiento de concluyen que, si bien la cirugía radical comporta
elección, con una tasa de curación próxima al mejores resultados, no debe aplicarse de manera
90% [23, 27]. El tratamiento quirúrgico puede sistemática, sino que la indicación ha de basarse
clasificarse, según la intervención, en: a) radical en las características del quiste, la situación del
(mediante periquistectomía total o hepatectomía paciente y la experiencia del cirujano [30].
parcial); b) conservador (realizando quistectomía
abierta con o sin omentoplastia), o c) paliativo, Tratamiento laparoscópico
mediante el drenaje simple de los quistes infecta-
dos o de las comunicaciones biliares. Los resulta- Esta modalidad ha alcanzado popularidad en
dos obtenidos con las técnicas radicales han sido las últimas décadas debido al desarrollo creciente
mejores en cuanto a tasa de recidiva, estancia de la cirugía laparoscópica, pero su superioridad
hospitalaria y morbimortalidad, pero ello conlleva frente a la cirugía convencional abierta, obtenida
una actuación más arriesgada que puede resultar en series cortas, en cuanto a tasas de morbilidad,
comprometedora para un paciente afectado de mortalidad, recurrencia y días de hospitalización,
una patología considerada benigna [28, 29]. probablemente esté en relación con una cuidado-
Según la WHO-IWGE, está indicada la cirugía sa selección de los pacientes candidatos, no ha-
abierta en los quistes hepáticos grandes con biéndose realizado (que sepamos) estudios con-
múltiples vesículas hijas; quistes hepáticos úni- trolados que comparen ambas técnicas en el trata-
cos situados superficialmente con elevada pro- miento de la hidatidosis [31-33].
babilidad de rotura, bien espontánea o como re- Las indicaciones para la escisión laparoscópica
sultado de un trauma; quistes infectados; quistes de la hidatidosis hepática han cambiado a lo largo
comunicados con la vía biliar y/o que comprimen del tiempo. Inicialmente, los quistes con diámetro
órganos vitales adyacentes, y quistes de cual- mayor de 15 cm y las recurrencias, se considera-
quier otra localización. ban contraindicación para la intervención por lapa-
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Asimismo, las contraindicaciones de la ciru- roscopia, pero, actualmente, los únicos criterios de
gía son las generales para cualquier procedi- exclusión son quistes intraparenquimatosos pro-
miento quirúrgico: cuando el paciente rechaza fundos o situados muy posteriormente próximos
esta opción, en las edades extremas de la vi- a la vena cava, un número mayor de 3 quistes y
da, en las mujeres embarazadas, en pacientes quistes de pared gruesa calcificada [34, 35].
con comorbilidades severas y, además, en las
siguientes situaciones: quistes múltiples, quistes Tratamiento percutáneo
con un acceso difícil, quistes no viables, quistes
calcificados parcialmente o en su totalidad y los El drenaje percutáneo de los quistes hepá-
muy pequeños. ticos se ha considerado contraindicado durante
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304 Varón colombiano de 68 años con quistes hepáticos hidatídicos…

muchos años debido al potencial riesgo de shock Tratamiento endoscópico


anafiláctico y diseminación del parásito, pero
dichas complicaciones se han minimizado gracias La intervención endoscópica tiene un papel
al empleo de tratamiento médico coadyuvante, al importante en dos situaciones: cuando se produce
desarrollo de agujas y catéteres finos adaptados una rotura del quiste a la vía biliar y en el cuidado
al acceso hepático intercostal y a los avances en de las complicaciones biliares posquirúrgicas [39,
las técnicas de imagen, de forma que actualmen- 40]. En los pacientes no operados, los quistes
te son extremadamente raras [4, 36, 37]. hidatídicos pueden abrirse a los conductos bilia-
La técnica PAIR fue desarrollada a finales res, especialmente aquéllos de localización central
de la década de 1980 para el tratamiento de la y estadio avanzado, debido a diversos factores
hidatidosis quística de localización abdominal y predisponentes: la elevada presión intraquística
se ha convertido en el tratamiento de elección en (más de 80 cmH2O) en comparación con la presión
muchos casos, aunque existen pocos estudios existente en la vía biliar, la fragilidad de la pared
aleatorios que comparen esta técnica con otras del quiste y la proximidad del quiste a la vía biliar
terapias [38]. Consiste en la punción percutánea [41]. Por otro lado, en los pacientes posquirúrgicos
del quiste guiada por ecografía, seguida de la pueden producirse fugas desde los conductos
aspiración de la mayor cantidad posible de su biliares adyacentes a la cavidad quística debido a
contenido y posterior inyección de sustancias que la presión intraquística ha disminuido tras el
escolicidas (solución de suero salino hipertónico drenaje quirúrgico o percutáneo.
o etanol al 95%) en la cavidad quística durante
al menos 15 minutos y, en último lugar, la reas- Rotura del quiste hidatídico
piración del contenido líquido. Según las guías dentro de la vía biliar
propuestas por la WHO-IWGE [11], sólo deberían
llevarse a cabo por equipos con experiencia en Según Lewall y McCorkell [42], en general,
punción hepática guiada por ecografía y después la rotura del quiste puede presentarse de 3 for-
de un entrenamiento específico. mas clínicas: como rotura contenida, cuando
El tratamiento percutáneo está indicado en se rompe únicamente la membrana interna y el
quistes hidatídicos no complicados que contie- contenido del quiste queda confinado dentro de
nen líquido claro, con o sin membrana desprendi- la periquística; como rotura comunicante, cuando
da o vesículas hijas. Puede utilizarse en pacientes se rompe la periquística y se produce la evacua-
inoperables, con alto riesgo quirúrgico, mujeres ción del contenido del quiste al tracto biliar (o a
embarazadas y pacientes con quistes múltiples. los bronquiolos), y como rotura directa, cuando
También en casos de recurrencia posquirúrgica. se produce una rotura completa de la pared del
Sin embargo, no debería realizarse en pacientes quiste y hay una diseminación del contenido del
con quistes inaccesibles, en aquellos localizados quiste a la cavidad peritoneal o pleural. Con res-
superficialmente, con riesgo elevado de disemi- pecto a la rotura biliar, teóricamente, hasta en
nación a la cavidad peritoneal, quistes con mate- el 80-90% de los casos pueden desarrollarse
rial sólido no drenable, inactivos o calcificados, pequeñas comunicaciones entre los quistes y la
rotos a la vía biliar o al peritoneo y los que tienen vía biliar, pero su relevancia clínica no está clara y,
comunicación biliar. en la práctica, se diferencian dos escenarios clí-
Como ocurre con la cirugía o la laparoscopia, nicos en relación con las roturas intrabiliares: las
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se debe realizar tratamiento con albendazol al comunicaciones simples, generalmente asinto-


menos 4 días antes del procedimiento percutá- máticas, en ocasiones sólo identificadas durante
neo, y mantenerlo durante al menos 1 mes des- la cirugía, y las roturas intrabiliares francas, en las
pués. En caso de utilizar mebendazol, se debería que existe un drenaje de los elementos quísticos
mantener al menos 3 meses después. en los conductos biliares, produciéndose una
En los casos en que está indicado, el trata- obstrucción completa o intermitente de la vía
miento percutáneo es el procedimiento interven- biliar, que resulta en ictericia obstructiva, colan-
cionista mínimamente invasivo más efectivo, que gitis o abscesos hepáticos [43]. La incidencia de
se asocia con menor morbimortalidad, recurren- estas últimas varía del 1 al 25% según los distin-
cia y estancia hospitalaria. tos estudios publicados [44-46].
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La demostración preoperatoria de una comu- persistente y la ictericia obstructiva. La colangitis


nicación entre el quiste y los conductos biliares esclerosante y la estenosis del esfínter de Oddi
puede ser difícil; para ello se emplearán prue- se producen de forma tardía y no son habituales
bas de imagen no invasivas, como la ECO, la hoy en día, al utilizarse solamente suero salino
TC y la RM (con colangio-RM). Es frecuente para la irrigación de los quistes.
que junto con la hidatidosis hepática quística La fístula biliar persistente es la complicación
coexistan, además, colelitiasis y coledocolitiasis más común, y ocurre en el 50-63% de los casos. El
(60-80%) [47]. La CPRE, técnica que comenzó cirujano puede sospechar comunicaciones quisto-
a utilizarse como herramienta en la hidatidosis biliares al hallar contenido quístico teñido de
hepática quística a finales de la década de 1980 bilis, al visualizar un orificio de fuga biliar o al
[48], no suele ser necesaria únicamente con objetivar una vía biliar común dilatada o con
fines diagnósticos. Si bien en el preoperatorio contenido durante el procedimiento quirúrgico,
podría ayudar a planificar la cirugía al definir la pero, cuando no han sido reconocidas, pueden
relación existente entre el quiste y la vía biliar presentarse durante el posoperatorio como un
[49], su principal indicación hoy en día son las drenaje biliar inesperadamente persistente a tra-
comunicaciones quistobiliares que se sospechan vés del tubo de Kher o por el desarrollo de una
clínicamente (cuando hay ictericia), bioquímica- fístula biliar externa, lo que prolonga la hospitali-
mente (colestasis) o ecográficamente (dilatación zación. Cuando las fístulas tienen un bajo débito,
de la vía biliar en presencia de los quistes). Así, menor de 300 ml/día, generalmente se cierran
la colangiografía puede mostrar la fístula quisto- espontáneamente en el plazo medio aproximado
biliar, material quístico dentro de los conductos de 4 semanas; en cambio, si tienen un débito
biliares, compresión de los conductos biliares y la mayor, requieren intervención endoscópica. En
dilatación de ellos. Además, esta técnica puede estos casos, la esfinterotomía biliar endoscópica
mostrar la salida de las membranas hidatídicas, y el drenaje ductal, seguidos de la colocación de
blanquecinas y brillantes, a través de la papila una endoprótesis biliar durante 4-8 semanas son
de Vater. La inyección de agregados de albúmina generalmente suficientes para conseguir el cierre
marcada con 99Tc dentro de los quistes puede de la fístula [51]. La esfinterotomía por sí sola
ayudar a la detección de fugas en la circulación también puede ser efectiva. Ocasionalmente la
sistémica [50], pero esto no se ha utilizado en la comunicación fistulosa puede desarrollarse entre
práctica clínica diaria. el quiste hepático y el bronquio, originando una
En los pacientes que presentan ictericia obs- fístula broncobiliar, bien de novo o posquirúrgica.
tructiva o colangitis, la esfinterotomía biliar endos- La esfinterotomía endoscópica biliar y el drenaje
cópica y el uso de la cesta de Dormia facilitan la nasobiliar o la colocación de una prótesis pue-
extracción de las vesículas hijas y membranas. den ser efectivos en el cierre de las fístulas no
Puede ser necesaria la irrigación de la vía biliar quirúrgicas.
con suero salino para favorecer la salida del con- La ictericia obstructiva se produce en el 2%
tenido del quiste. Los cuadros de colangitis con de los pacientes tras la resección del quiste
riesgo vital pueden tratarse inicialmente con un hidatídico, presentándose típicamente en las 2-
drenaje nasobiliar/prótesis biliar de forma transi- 4 semanas posteriores a la cirugía como resul-
toria, seguido de la extracción de las membranas tado de la obstrucción del conducto biliar por
hidatídicas con esfinterotomía o sin ella. Así pue- material quístico residual en presencia de las
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de resolverse una situación urgente, como lo es comunicaciones quistobiliares.


una colangitis, para que posteriormente pueda La colangitis esclerosante y la estenosis del
efectuarse una cirugía electiva definitiva [39]. esfínter de Oddi se han observado en pacien-
tes en los que se utilizó formol como solución
Complicaciones biliares posquirúrgicas esterilizante de los quistes durante la cirugía. La
distribución del formol dentro de los conductos
Las complicaciones biliares en relación con biliares a través de las comunicaciones puede
la cirugía del quiste hidatídico se producen en producir cambios inflamatorios y estenosis a
el 14-16% de los pacientes. Las complicaciones largo plazo. Casi todos los agentes escolicidas
posoperatorias precoces incluyen la fístula biliar se asocian clínica o experimentalmente con esta
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complicación, pero, actualmente, de entre los 16. Ortona E, Riganò R, Buttari B, Delunardo F, Ioppolo
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