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LA IMPORTANCIA DE LA MOTIVACIÓN EN EL APRENDIZAJE

Daniel Alarcón Letelier

Este ensayo tiene por objetivo indagar hacia un concepto de motivación


escolar, cómo esta, toma parte importante en desarrollo de los procesos de
enseñanza aprendizaje en cada estudiante, y en base a ello proponer algunas
ideas que nos lleven a potenciar la automotivación en nuestros alumnos.

En primer lugar nos situaremos en el contexto del aprendizaje.


Comenzaremos, pues con la idea de concebir el aprendizaje como una
actualización de un paradigma, el cual conlleva actualización de información,
cambios conductuales, adquisición de habilidades y por ende cambios valóricos y
actitudinales. Este cambio de paradigma, es decir, el proceso de aprender,
entendido como el reemplazo de un paradigma autogenerado por otro nuevo por
conocer y actualizar lo anterior, se da en el desarrollo del ser humano en una
primera etapa, como algo biológico e intuitivo para llegar a ser un proceso guiado,
socialmente en la escuela a través de la educación formal como lo plantea J.
Piaget en su teoría de desarrollo cognitivo. La idea de que el aprendizaje es la
actualización de un paradigma anterior erróneo o incompleto, por uno nuevo y
actualizante, se planteó en el aprendizaje de las ciencias, en donde el filósofo y
científico Thomas Kuhn1, plantea el hecho que un paradigma ya no es sustentable
y se rompe porque, “cae por su propio peso o alguien lo destruye”.

Ahora, el guiar este cambio de paradigma es tarea fundamental del profesor


de aula y tiene además implicancias externas, no sólo en la metodología o teoría
del aprendizaje por la cual se base el docente, sino que, el éxito en la colocación
de nuevos aprendizajes depende, además, de factores externos, tales como el
contexto sociocultural donde se desarrolle el educando y la motivación intrínseca,
1
Kuhn, Thomas. Estructura de las Revoluciones Científicas, Chicago, Editorial de la universidad
de Chicago, 1962.
que aporta a la predisposición que el alumno trae al enfrentarse a nuevos
paradigmas.

Respecto de estos factores externos, podemos observar cómo el contexto


en que se desarrolla el individuo incide en la cognición que va adquiriendo, como
señala Jean Piaget, quien le da importancia al ambiente que va influyendo , ya que
recibe estímulos de las personas que lo rodean en cada etapa del desarrollo
cognitivo se van incorporando formas de razonamiento y de pensamientos de
otros seres humanos; y cómo el individuo tiene la capacidad de pensar sobre las
cosas y acontecimientos que se van desenvolviendo en su ambiente.

Es por ello que cuando el individuo no se desarrolla en un ambiente


adecuado por lo que crece con desmotivación hacia las experiencias que le
permiten ir actualizando sus saberes internos o paradigmas.

Es por ello que la tesis central de este escrito se refiere a colocar la motivación
escolar como factor fundamental que incide en el éxito o fracaso a la hora de
desarrollar aprendizajes.

Para apoyar lo antes expuesto, cabe destacar que, Ausubel en su teoría del
aprendizaje significativo, expresa que uno de los rasgos importantes en la
significatividad de un aprendizaje es la motivación que el alumno tiene al ver en lo
aprendido un valor funcional y conveniencia.

Como Ausubel, J. Dewey, plantea que, en el aprendizaje a través de la


solución de problemas, los factores que condiciona el llevar a cabo la correcta
solución de esta estrategia son el interés, la experiencia, la aptitud en áreas
diferentes, además, la motivación, el nivel de energía, la persistencia y la
tolerancia a la frustración, porque éstos afectan positivamente a los resultados de
la solución de problemas.

Antes de plantear algunas ideas sobre ésta temática, debemos entender el


concepto de motivación, solamente como el interés que tiene el alumno por su
propio aprendizaje o por las actividades que le conducen a él. Éste interés se
puede adquirir, mantener o aumentar en función de elementos intrínsecos y
extrínsecos.

La falta de motivación es un problema. Sin embargo podemos plantearnos


algunas interrogantes, tales como, ¿Por qué se produce esta desmotivación?,
¿Cómo intervenir en las prácticas docentes para que se puedan motivar a los
alumnos al aprendizaje?, ¿qué argumentos pueden motivar a los alumnos al
aprendizaje?

En un primer momento, cabe preguntarnos las razones que causan la


desmotivación escolar. Podemos encontrar factores extrínsecos, externos al ser
humano e intrínsecos que refieren a su interioridad. Respecto al primer factor, falta
de motivación escolar, puede manifestarse en alumnos que tienen dificultades
para establecer relaciones sociales (porque son tímidos, callados o piensan
diferente); tienen miedo al rechazo o al ridículo; poseen problemas para aceptar la
crítica; son inseguros o no disfrutan de participar en actividades del colegio, por
ejemplo. También se puede presentar en pequeños con déficit atencional o
problemas de aprendizaje. Por lo general, ellos tienen más dificultades para
concentrarse, se sacan notas bajas y, por esto, se pueden sentir menos eficientes
que sus compañeros, lo que obviamente los desmotiva e inseguriza. Esta
situación tiene especial importancia en menores entre 7 y 12 años. En esta etapa
empiezan a tener un pensamiento lógico, lo que les permite sacar conclusiones de
lo que los rodea. Además, aparece la capacidad de reflexión y toman en cuenta la
opinión de sus pares y profesores, se fijan en su apariencia física y se comparan
entre ellos. Por esto, al evaluar la desmotivación escolar empieza a ser importante
el aspecto relacional que los niños van desarrollando en el colegio. Asociado a
ello, aparecen los sentimientos morales, como lealtad, justicia, honradez y respeto,
entre otros. A esta edad, éstos son fundamentales para ellos y los tienen más
exacerbados. Por lo tanto, se hacen más relevantes las relaciones interpersonales
y cómo cada uno se desempeña en el grupo. Como factores intrínsecos, la falta de
motivación puede manifestarse a través de la carencia de conocimientos previos,
la experiencia negativa con tal o cual asignatura, la incidencia de la familia y su
entorno en sus metas personales, la imitación de conductas autodestructivas y el
futuro incierto que el contexto socio económico cultural les provee al momento de
crear sus expectativas y metas de vida.

En una segunda interrogante, debemos proponer algunos cambios en las


prácticas docentes como también aportar con ideas que pretendan aumentar la
motivación en nuestros alumnos. Respecto del primer punto, el clima
motivacional que los profesores crean en el aula se traduce en la
representación que los alumnos se hacen respecto a qué es lo que cuenta en las
clases, qué es lo que quiere de ellos el profesor y que consecuencias puede tener,
en ese contexto, actuar de un modo u otro .Si se modifican las formas de
actuación específica pero no cambia el clima motivacional de la clase de modo
coherente, es posible llegar a la conclusión de que el cambio no sirve porque no
se han visto efectos positivos, cuando en realidad lo que ocurre es que no sirve si
se introduce aisladamente. El significado de las acciones de un alumno en un
momento dado y los resultados de éstas, cobran sentido en el contexto de su
historia personal. Los alumnos pueden contribuir a crear un clima de clase capaz
de despertar en éstos el interés y la motivación por aprender, no se debe perder
de vista que se quiere tiempo, a veces bastante tiempo, para que tales pautas
tengan los efectos deseados.
Respecto de las ideas que podemos reflexionar y aplicar con nuestros
alumnos se destacan las siguientes. Primero, el no saber de modo preciso para
qué puede servir lo que se estudia puede resultar desmotivante incluso para
aquellos alumnos que buscan aprender o adquirir competencias, pues se
considera mejor ser competente en algo que resulta útil, que en algo que no se
sabe para qué sirve. Otra idea puede ser que a menudo se piensa que lo que
motiva a los alumnos no es el aprendizaje sino lo que podemos conseguir con él.
Y si bien es cierto que facilita el que los alumnos lleguen a interesarse más por la
tara que por la recompensa, cuando el nivel inicial de interés es muy bajo o
cuando es necesario alcanzar cierto nivel elemental de destreza para disfrutar con
su realización, esta motivación puede ser útil. En este sentido, el elogio constituye
una recompensa social al esfuerzo y tiene un efecto positivo sobre las
motivaciones intrínsecas, al mismo tiempo, el elogio puede tener un valor
informativo. En otras condiciones, las recompensas pueden tener efectos no
deseados, en tanto que un elogio puede ser considerado una forma de control. Por
otra parte, si la recompensa fuera algo tangible, puede generar un efecto negativo
de modo que los alumnos sólo trabajen por ella.

En conclusión podemos exponer que la motivación es un factor que debe


ser considerado y tratado como un tema especial en el desarrollo de nuestra
pedagogía, teniéndolo en cuenta, conociendo a nuestros alumnos, detectando si
se presenta en ellos, de manera intrínseca; motivándolos a través de sus propias
expectativas o argumentando ideas motivadoras; o extrínseca; detectando los
factores externos que pueden afectarlos y atacar desde allí el problema, y por todo
lo anterior generar un clima motivacional entre cada uno de nuestros educandos
que se contagie.

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