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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DEL ZULIA


DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS
DERECHO PROCESAL CIVIL
NIVEL: MAESTRÍA
CÁTEDRA: CUESTIONES PREVIAS

CUESTIONES PREVIAS
ARTÍCULO 346: ORDINALES 2º AL 8º.

Realizado por:
Abg. ELIANA ORTEGA
Prof. PAÚL APONTE
30 de octubre de 2007.
INDICE DE CONTENIDO

Introducción………………………………………………………………………………………3

1. Artículo 346 del Código de Procedimiento Civil………………………………………….. 4

2. Segunda cuestión previa………………………………………………………………….....4

3. Tercera cuestión previa………………………………………………………………………6

4. Cuarta cuestión previa………………………………………………………………….......14

5. Quinta cuestión previa…………………………………………………………………...... 17

6. Sexta cuestión previa……………………………………………………………………… 19

7. Séptima cuestión previa…………………………………………………………………… 23

8. Octava cuestión previa…………………………………………………………………......25

Conclusión……………………………………………………………………………………... 29

Índice de fuentes documentales…………………………………………………………….. 30


INTRODUCCIÓN

Las cuestiones previas son medios de carácter procedimental, cuyo objetivo es depurar
los vicios implícitos en la demanda, persiguiendo por lo tanto, diferir o enervar la acción
del demandante, hasta la corrección de dichos vicios, refiriéndose sólo a los aspectos
formales, sin señalar el fondo del asunto.
De acuerdo a lo que el Código de procedimiento Civil derogado contemplaba como
excepciones, tanto dilatorias como de inadmisibilidad, pasan a ser sustituidas en el
nuevo procedimiento, mediante el tratamiento de las cuestiones previas, las cuales
engloban en una sola incidencia todas las posibilidades de excepción que antes tenían
tratamientos distintos, según fueran dilatorias o de inadmisibilidad.
Con el procedimiento relativo a las cuestiones previas, se establece una solución a la
dilación innecesaria del proceso, pues la característica de éste es la brevedad y la
celeridad.
El artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, faculta al demandado a oponer las
cuestiones previas establecidas en el mismo, en el lapso de emplazamiento para la
contestación de la demanda (20 días contados a partir de que conste en actas la
citación practicada), razón por la cual deberá entenderse que si el demandado, en vez
de contestar la demanda, opta por promover las cuestiones previas, no está
contestando la demanda, con lo cual se está reservando la contestación al fondo o de
mérito para una oportunidad posterior.
Ahora bien, las cuestiones previas a desarrollar en el presente trabajo, como lo son las
contenidas en los ordinales 2º al 8º del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil,
están referidas al campo de los sujetos, del proceso y de la pretensión.
Respecto a la interposición de dichas cuestiones previas, es importante resaltar que si
no se opusieron las cuestiones previas del ordinal 1º del artículo 346 del Código de
Procedimiento, o en el caso de que hayan sido opuestas y fueron decididas mediante
sentencia firme, las mismas no impiden la continuación al proceso, tendrá entonces
lugar el procedimiento incidental de las cuestiones previas de los ordinales 2º al 11º del
artículo 346 ejusdem.
CUESTIONES PREVIAS

1. Artículo 346 del Código de procedimiento Civil:


“Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá
el demandado en vez de contestarla promover las siguientes
cuestiones previas:”.

2. Segunda cuestión previa:

“2º) La ilegitimidad de la persona del actor por carecer de la


capacidad necesaria para comparecer en juicio”

ILEGITIMIDAD DEL ACTOR.

Se corresponde ésta cuestión previa con la segunda excepción dilatoria del artículo 248
del código derogado.
La cuestión previa aquí prevista se refiere a la capacidad de las personas para actuar
en juicio; por lo tanto el demandante deberá ser persona que éste en pleno goce de sus
derechos civiles y en consecuencia pueda por sí mismo o por medio de apoderado o
representante que constituya, presentarse a juicio.
Conforme al artículo 18 del Código Civil, “es mayor de edad quien haya cumplido 18
años. El mayor de edad es capaz para todos los actos de la vida civil, con las
excepciones establecidas por disposiciones especiales”. Será incapaz por lo tanto,
quien no pueda ejercer por sí mismo los actos de la vida civil, como los menores de
edad, quienes serán representados por sus padres; los entredichos, equiparados a los
menores, quienes serán representados por su tutor; los inhábiles, quienes serán
representados por su curador.
Las personas jurídicas capaces de derechos y obligaciones conforme al artículo 19 del
Código Civil, pueden ser demandantes por intermedio de la persona que ejerza su
representación legal, designado conforme al documento que le da vida jurídica,
tratándose en este acto de una representación necesaria, no ya por incapacidad de la
persona, sino por necesidad de hacer corporal la representación; de modo que no
teniendo la persona que se presente en la demanda como representante de la
demandante la capacidad necesaria para comparecer en juicio, podrá el demandado
promover la cuestión previa relativa a su incapacidad procesal, no debiendo confundirse
esta falta de capacidad procesal con la ilegitimidad de la representación de que trata la
tercera cuestión previa.
En principio, para iniciar un proceso judicial, el demandante debe ser una persona
natural o jurídica, pero debe ser una persona que tenga capacidad de ejercicio, es decir
que pueda actuar por sí misma y que pueda asumir las obligaciones que surgen en el
proceso, como ejemplo de procedencia de esta cuestión previa: una demanda intentada
por las personas indicadas en el artículo 1144 del Código Civil: los menores de edad,
los entredichos y los inhabilitados.
Pero además, también tienen legitimación para iniciar un proceso judicial, en los casos
expresamente previstos por la ley, entidades y comunidades que carecen de
personalidad jurídica, como ej podemos señalar los indicados señalados en el artículo
139 del Código de procedimiento Civil: Sociedades irregulares, asociaciones y comités
sin personalidad jurídica, los Condominios regidos por la ley de propiedad horizontal,
entre otros.
El asunto a dilucidar en este caso, consiste en determinar si el demandante tiene o no
capacidad procesal, es decir, si puede iniciar un proceso judicial, independientemente
de que tenga o no fundamento legal su pretensión.
La capacidad procesal del demandante es un asunto meramente formal y solo
constituye un presupuesto procesal del derecho de acción, para asegurar la regularidad
de la relación jurídico procesal que surge en el proceso; sin que tenga nada que ver con
la relación jurídico material que pretenda hacerse valer en esta causa.
La falta de capacidad procesal: concierne a la ilegitimidad al proceso del demandante, y
la norma que juzga sobre su procedencia es el artículo 136 del C
“Artículo 136: Son capaces para obrar en juicio, las personas que
tengan el libre ejercicio de sus derechos, las cuales pueden
gestionar por sí mismas o por medio de apoderados salvo las
limitaciones establecidas en la ley.”

Ahora bien, según Sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha 19 de noviembre de 1992, es un presupuesto procesal, el que tanto el
sujeto activo como el sujeto pasivo de la relación procesal tenga “legitimación ad
procesum”, sin el cual el juicio no tendría existencia jurídica ni validez formal.
Entendiéndose por legitimidad procesal, a la posibilidad que tiene un sujeto de ejercer
en juicio la tutela de un derecho constituyendo tanto el petitorio como el contradictorio.
Mientras que la “legitimidad ad causam”, se refiere a ser titular del derecho que se
cuestiona, el cual no es un presupuesto procesal para la existencia y validez del
proceso, sino como señala coutore, a lo sumo sería un presupuesto para una sentencia
favorable.
De esto se desprende que no todo sujeto procesal tiene legitimación ad causam, pero
sin embargo, el proceso existe y es válido, o es en este donde se declara a favor o no
su legitimidad sustancial; pero siendo impretermitible para la validez del proceso y por
ende de su decisión y efectos, el que los sujetos procesales tengan legitimidad
procesal.
Ahora bien, respecto a la cualidad, ésta debe entenderse como la idoneidad de la
persona para actuar en juicio, la cual debe ser suficiente para que el Órgano
Jurisdiccional pueda emitir un pronunciamiento de mérito a favor o en contra; esta
cuestión previa no debe confundirse jamás como desafortunadamente ocurre en la
práctica forense con la falta de cualidad en el demandante, (legitimatio ad causam), la
cual según el Código de Procedimiento Civil Venezolano vigente, no es una cuestión
previa, sino una excepción procesal perentoria, al contrario de cómo la consideraba el
CPC derogado.
Según Chiovenda la legitimación a la causa consiste en la identidad del actor con la
persona a cuyo favor está la ley y en la identidad de la persona del demandado con la
persona contra quien se dirige la voluntad de la ley, por tanto puede decirse que la
legitimación es, la cualidad necesaria de las partes; y que por ello el proceso no debe
instaurarse indiferentemente entre cualesquiera sujetos, sino precisamente entre
aquellos que se encuentran frente a la relación material o interés jurídico controvertido
en la posición subjetiva de legítimos contradictores, por afirmarse titulares activos y
pasivos de dicha relación.
En cuanto a la forma de subsanar los defectos u omisiones, ésta debe realizarse
mediante la comparecencia del demandante incapaz, legalmente asistido o
representado.
3. Tercera cuestión previa:

“3º) La ilegitimidad de la persona que se presente como apoderado


o representante del actor, por no tener la representación que se
atribuya, o porque el poder no esté otorgado en forma legal, o sea
insuficiente”
ILEGITIMIDAD DEL REPRESENTANTE DEL ACTOR.

Correspondiente con la tercera excepción dilatoria prevista en el artículo 247 del Código
derogado.
Se refiere ésta cuestión previa al apoderado o representante del actor o demandante, y
los supuestos de su procedencia son: la falta de capacidad para ejercer poderes en
juicio, la carencia de la representación que se atribuya y la ilegalidad o insuficiencia del
poder.
Conforme al artículo 166 del Código de procedimiento Civil:”Sólo podrán ejercer
poderes en juicio quienes sean abogados en ejercicio, conforme a las disposiciones de
la Ley de Abogados”. De modo que quien no sea abogado en ejercicio no tiene
capacidad para ejercer la representación de terceros como apoderado.
Ahora bien, la representación no necesariamente comporta el ejercicio de un mandato
mediante poder conferido para ello, pues puede significar el ejercicio de un mandato
legal o convencional, como en el caso de la representación de menores, de compañías,
etc., casos en los cuales no se requerirá que tal representante sea abogado, pero sí
será necesario que tal representación sea ejercida con la asistencia debida de abogado
en ejercicio, conforme a la misma Ley de Abogados.
La representación del actor, por mandato legal o convencional, trátese de menores, de
entredichos o de inhábiles, sea de personas naturales o jurídicas, debe derivar
expresamente de la norma que instuya tal representación o de la expresión del contrato
social, de una manera expresa y precisa, pues de no haber tal señalamiento, puede dar
lugar a la promoción de la presente cuestión previa, por no tenerse la representación
atribuida.
En lo que respecta a la representación convencional, por ser de orden privado,
debemos señalar que si no se alegan como cuestión previa los defectos que pudieren
existir, en principio, se convalidan, es decir, ya no se podrán alegar posteriormente,
como lo afirma la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, en sentencia
de fecha 23 de octubre de 1996: “la materia de representación por vía contractual,... no
es asunto de orden público, y es evidente que al no haber sido ella impugnada por el
actor en la forma arriba explicada, los supuestos vicios de la misma quedaron
subsanados”
Sin embargo, por tratarse de un vicio subsanable, por estrategia procesal, el
demandado en lugar de alegarla como cuestión previa, podría alegarla como una
excepción procesal perentoria, para que sea resuelta en la sentencia definitiva, la cual
en caso de ser acogida, impediría un pronunciamiento sobre el fondo de la demanda;
como lo reconoce la Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, en
sentencia del 22 de octubre de 1992: “De igual forma.., la referida excepción puede
oponerse también - no como cuestión previa - sino como defensa perentoria en la
oportunidad de contestar la demanda, tal como lo permite el artículo 361 del Código de
Procedimiento Civil”
Cuando la representación deriva de poder conferido por el actor, el mismo debe ser
otorgado cumpliendo todas las formalidades establecidas en la ley. Conforme al artículo
150 del Código de Procedimiento Civil, se requiere que el poder sea otorgado en forma
pública o auténtica, no siendo válido el otorgado por vía de reconocimiento, aunque
después se registre (Art. 151 ejusdem).
Las disposiciones legales que regulan la forma y el otorgamiento de poderes, se
encuentran contenidas en los artículos 151, 152, 153, 154, 155, 156 del Código de
Procedimiento Civil, los cuales establecen textualmente lo siguiente:

“Artículo 151 El poder para actos judiciales debe otorgarse en forma pública o
auténtica. Si el otorgante no supiere o no pudiere firmar, lo hará por él un
tercero, expresándose esta circunstancia en el poder. No será válido el poder
simplemente reconocido, aunque sea registrado con posterioridad.”

“Artículo 152 El poder puede otorgarse también apud acta, para el juicio
contenido en el expediente correspondiente, ante el Secretario del Tribunal,
quien firmará el acta junto con el otorgante y certificará su identidad.”

“Artículo 153 El poder se presume otorgado para todas las instancias y


recursos ordinarios o extraordinarios.”

“Artículo 154 El poder faculta al apoderado para cumplir todos los actos del
proceso que no estén reservados expresamente por la ley a la parte misma; pero
para convenir en la demanda, desistir, transigir, comprometer en árbitros,
solicitar la decisión según la equidad, hacer posturas en remates, recibir
cantidades de dinero y disponer del derecho en litigio, se requiere facultad
expresa.”

“Artículo 155 Si el poder fuere otorgado a nombre de otra persona natural o


jurídica, o fuere sustituido por el mandatario, el otorgante deberá enunciar en el
poder y exhibir al funcionario los documentos auténticos, gacetas, libros o
registros que acrediten la representación que ejerce. El funcionario que autorice
el acto hará constar en la nota respectiva, los documentos, gacetas, libros o
registros que le han sido exhibidos, con expresión de sus fechas, origen o
procedencia y demás datos que concurran a identificarlos, sin adelantar ninguna
apreciación o interpretación jurídica de los mismos.”

“Artículo 157 Si el poder se hubiere otorgado en país extranjero que haya


suscrito el Protocolo sobre uniformidad del Régimen Legal de los Poderes y la
Convención Interamericana sobre Régimen Legal de Poderes para ser utilizados
en el extranjero, deberá llenar las formalidades establecidas en dichos
instrumentos, en caso contrario, deberá tener las formalidades establecidas en
las leyes del país de su otorgamiento. En ambos casos, el poder deberá estar
legalizado por un magistrado del lugar o por otro funcionario público
competente, y por el funcionario consular de Venezuela, o en defecto de éste,
por el de una nación amiga. Caso de haberse otorgado en idioma extranjero, se
lo traducirá al castellano por Intérprete Público en Venezuela.

Podrá también otorgarse el poder ante un agente del servicio exterior de la


República en el país del otorgamiento, sujetándose a las formalidades
establecidas en el presente Código.”

“Artículo 159 El apoderado que hubiere aceptado el mandato, podrá sustituirlo


en la persona que el poderdante le hubiese designado o le designare, y a falta de
designación, en abogado capaz y solvente, si en el poder se le hubiere facultado
para sustituir. Si en el poder nada se hubiere dicho de sustitución, el apoderado
podrá sustituirlo también en abogado de reconocida aptitud y solvencia, cuando
por cualquier causa no quisiere o no pudiere seguir ejerciéndolo.

Si en el poder se le hubiere prohibido sustituir, no podrá hacerlo; pero en caso


de enfermedad, alejamiento forzado, envío de la causa a Tribunal de otra
localidad, o por cualquier otro motivo grave que le impidiere seguir
ejerciéndolo, deberá avisarlo al poderdante inmediatamente, por el medio más
rápido, para que provea lo conducente.

Si la prohibición se hubiere hecho por instrucción o instrumento privado, el


sustituyente será responsable del perjuicio que la sustitución causare a su
representado.”

“Artículo 165 La representación de los apoderados y sustitutos cesa: 1° Por la


revocación del poder, desde que ésta se introduzca en cualquier estado del
juicio, aun cuando no se presente la parte ni otro apoderado por ella. No se
entenderá revocado el sustituto si así no se expresare en la revocación.

2° Por la renuncia del apoderado o la del sustituto; pero la renuncia no


producirá efecto respecto de las demás partes, sino desde que se haga constar en
el expediente la notificación de ella al poderdante.

3° Por la muerte, interdicción, quiebra o cesión de bienes del mandante o del


apoderado o sustituto.
4° Por la cesión o transmisión a otra persona de los derechos deducidos por el
litigante, o por la caducidad de la personalidad con que obraba.

5° Por la presentación de otro apoderado para el mismo juicio, a menos que se


haga constar lo contrario.

La sola presentación personal de la parte en el juicio no causará la revocatoria


del poder ni de la sustitución, a menos que se haga constar lo contrario.”

Cuando en el otorgamiento del poder dejen de cumplirse cualquiera de las formalidades


prescritas o aun cuando las mismas se hayan cumplido, pero sin que se haya facultado
expresamente para ejercer las facultades que requieren mención obligatoria en su
texto, podrá proponerse la cuestión previa en estudio.
Cualesquiera sea la oportunidad en que se alegue la ilegitimidad de la persona que
actúa en el proceso en nombre del actor, los motivos que permiten hacerlo, son cuatro:
(a) por no tener la representación que se atribuye, (b) por no tener capacidad para
ejercer poderes en juicio, (c) porque el poder no está otorgado en forma legal y (d)
porque el poder es insuficiente, tal como se analizará a continuación:
a. Por no tener la representación que se atribuye:
Cuando el demandante no pueda actuar por sí mismo; bien por razones de
incapacidad, o por otras razones jurídicas; la ley legitima, en forma expresa, a la
persona o personas que pueden actuar en juicio en representación del demandante.
Si quien se presenta en juicio, no es la persona legitimada por la ley, sería procedente
alegar esta cuestión previa.
Así tenemos como ejemplos de casos de representación legal para obrar en juicio: los
padres que ejercen la patria potestad sobre el menor de edad, según el artículo 348 de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente; los tutores en el caso de
los entredichos, según el artículo 347 del Código Civil; los comuneros por los
condueños y los herederos por los coherederos, según el artículo 168 del Código de
Procedimiento Civil; el administrador del condominio por los copropietarios de un
edificio en propiedad horizontal, según el literal e) del artículo 20 de la Ley de Propiedad
Horizontal; en el caso de las personas jurídicas, las personas autorizadas por la ley, los
estatutos o sus contratos, según el artículo 138 del Código de Procedimiento Civil.
b. Por no tener la capacidad para ejercer poderes en juicio:
Desde otro punto de vista, el demandante puede actuar en juicio: personalmente con la
asistencia de un Abogado, o puede hacerla a través de apoderado judicial, quien debe
ser abogado en ejercicio, según lo dispuesto en el artículo 4 de la Ley de Abogados, en
concordancia con el artículo 166 del Código de Procedimiento Civil.
En el caso que el demandante obre enjuicio mediante apoderado judicial, se pueden
presentar dos casos que hacen procedente la cuestión previa por no tener capacidad
para ejercer poderes en juicio: (a) que el apoderado designado no sea abogado y (b)
que siendo abogado, esté impedido de ejercer la profesión.
En ambos casos, la procedencia de la cuestión previa es evidente, además de las
razones técnicas que para la defensa de la parte exigen la presencia de un abogado,
estamos ante un hecho tipificado como delito de ejercicio ilegal de la profesión,
enjuiciable de oficio, según lo dispuesto en los artículos 30, 31 y 74 de la Ley de
Abogados.
La Sala Constitucional en sentencia No. 1007 del 29 de mayo de 2002, ha declarado
como no interpuesta la demanda y nulo todo lo actuado:
“En este orden de ideas, es fácil colegir que para la ejercitación de un
poder dentro de un proceso se requiere ser abogado en ejercicio, sin
que la falta de tal cualidad profesional pueda suplirse ni siquiera con la
asistencia de un profesional del Derecho, como sucede en el presente
caso. De tal forma que, cuando una persona que no es abogado, actúa
por otra enjuicio, sin que sea abogado, incurre en una manifiesta falta
de representación, ya que carece de esa especial capacidad de
postulación que atribuye dicha cualidad profesional, siempre que se
trate de un abogado que no se encuentre inhabilitado para el ejercicio
libre de (a profesión, conforme a lo que dispone la Ley de Abogados y
demás leyes de la República.
Por las razones que anteceden, esta Sala considera que, tal como lo ha
dispuesto la jurisprudencia, en el caso de autos, el tribunal de la causa
debió declarar como no interpuesta la demanda que se intentó y la
nulidad de todo lo actuado. (Ver, entre otras, sentencia de la Sala
Político Administrativa Nº 01703 del 20-7-00).
Con fundamento en lo anterior, la Sala revoca el fallo consultado y
declara no interpuesta la demanda y la nulidad de todo lo actuado. Así
se decide”.

En esta hipótesis, el vicio es insubsanable, ya que no se puede reconocer ningún efecto


jurídico a la presentación de la demanda así interpuesta, una vez verificado el defecto
procesal, nada tiene que decidir el órgano jurisdiccional, sólo declarar como no
interpuesta la demanda y, en consecuencia, el proceso debe extinguirse de un modo
anormal; en este caso, lo único que le queda al demandante, es volver a presentar una
nueva demanda conforme a la ley, sin que esto implique colocar el derecho procesal en
un plano de preeminencia respecto al derecho sustancial, pues nadie puede alegar a su
favor su propia falta.
c. Por actuar con poder que no está otorgado en forma legal:
Cuando el demandante actúa mediante apoderado judicial, aunque éste sea abogado
en ejercicio, también puede alegarse esta cuestión previa, en el caso que el contrato de
mandato conste en instrumento escrito que no está otorgado con las formalidades
exigidas por la ley.
La ley exige que el contrato de mandato cumpla varios requisitos, por ejemplo, que
conste en forma escrita, que se otorgue ante funcionario competente, que se deje
constancia de su autenticidad, del carácter con el cual obra el otorgante, si lo hace en
nombre propio o en nombre de otra persona, que firme el otorgante o un firmante a
ruego, entre otros.
En cuanto a las formalidades intrínsecas como requisitos que con el carácter de
esenciales se exigen en el Derecho Civil para la existencia del contrato de mandato,
respecto del cual el título es el instrumento de ejecución, son: el nombre y apellido del
poderdante y de su apoderado, su capacidad legal, la firma del poderdante y el asunto
o negocio que sirve de objeto al poder.
En cuanto a las formalidades extrínsecas, denominación bajo la cual se comprenden las
formalidades de orden externo que deben acompañar y rodear el otorgamiento del
poder, figuran: todo lo concerniente a la autenticidad del poder y por ende que se
otorgue ante el funcionario competente por la ley para presenciar y autorizar este
género de actos, extendiéndose en la parte final del titulo la certificación de dicho
funcionario, con su firma y sello al pie.
En este caso, los defectos que se le imputan al poder son subsanables, de manera
expresa, cuando prospera esta cuestión previa, o tácitamente, cuando no se impugne el
poder por este motivo, en las oportunidades y formas mencionadas.
d. Por actuar con un poder insuficiente:
Cuando el demandante actúa a través de apoderado judicial, aunque éste sea abogado
en ejercicio y el poder esté otorgado conforme a la ley, también se puede oponer esta
cuestión previa, alegando insuficiencia de poder.
El apoderado judicial, que en representación del demandante interpone una demanda,
debe obrar con facultad conferida por su mandante, para que pueda comprometerlo.
Si el apoderado judicial actúa sin que le hayan dado esa atribución, es decir, se
extralimita en el ejercicio del mandato, puede afirmarse que obró con insuficiencia de
poder.
Estas extralimitaciones, las clasifica Pérez (1976), bajo cuatro puntos de vista: “en
cuanto al objeto, en cuanto a la persona, en cuanto al lugar y en cuanto al tiempo” (p.
105).
Consideramos conveniente destacar, un caso interesante que se presenta con
frecuencia en la práctica forense, cuando existe pluralidad de mandatarios.
Cuando hay más de un mandatario y no se especifica que, pueden actuar
separadamente, se presenta una insuficiencia de poder, al actuar uno solo de los
mandatarios; ya que si se indica de manera expresa, que deben actuar conjuntamente,
no hay duda que al obrar separadamente obran con extralimitación de atribuciones, en
consecuencia, con insuficiencia de poder.
La duda se presenta cuando nada se dice al respecto, es decir, se confiere un poder a
varios abogados, pero no se indica que deben actuar conjuntamente o si pueden actuar
separadamente.
Al respecto, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia no es unánime, por una
parte, la Sala Político-Administrativa, en sentencias de fechas 15 de diciembre de 1994
y 3 de diciembre de 1996, consideró que ese vacío puede integrarse aplicando
analógicamente los artículos 11 del Código de Enjuiciamiento Criminal (hoy derogado) y
el articulo 1666 del Código Civil, para entender que cada apoderado tiene la
representación plena del mandante.
Por otro lado, la Sala de Casación Civil, en sentencias de fecha 18 de mayo de 1992 y
19 de mayo de 1999, se aparta expresamente del criterio de la Sala Político-
Administrativa y considera que, si en el poder no se indica que los distintos abogados
pueden actuar separadamente, deben obrar en forma conjunta y, si alguno actúa en
forma individual, se configura el supuesto de ilegitimidad que estudiamos:
“la Sala indefectiblemente concluye que cuando el Dr. Oswaldo Lafee
pretende, en el acto de la formalización, representar en forma
individual.., sobre la exclusiva base del instrumento mediante el cual el
abogado José Alejandro Silva Febres sustituye su representación de
dicho recurrente, al unísono, tanto al prenombrado sustituto Oswaldo
Lafee Fortul como a la abogada Eugenia Lafee, pero sin indicar el
referido sustituyente -José Alejandro Silva Febres - que la facultad de
representación a ellos - los sustitutos nombrados – así atribuida pudiese
válidamente ser ejercitada de manera separada - individualizada -, se
configura un nítido supuesto de ilegitimidad no subsanada de la
persona que se presenta como apoderado del recurrente en casación a
formalizar ese recurso extraordinario” (Pierre, 1999, No. 5, 472).

Según el autor Leoncio Cuenca, el criterio sostenido por la Sala de Casación Civil es
adecuado, pues está acorde con las normas que en Derecho Civil regulan el contrato
de mandato, dando preeminencia a la voluntad del mandante y limitando la actividad del
mandatario a ejercer el mandato tal y como ha sido conferido, por tener el contrato
fuerza de ley entre las partes.
Sin embargo, la Sala de Casación Social, expresamente, ha desestimado los criterios
de la Sala de Casación Civil antes citados, en sentencia deI 1 de junio de 2000, con el
siguiente argumento:
“En el poder judicial, el sentido de la designación de múltiples
apoderados no puede ser otro que obtener una mejor representación en
juicio, lo que se vería frustrado si se exigiera la actuación conjunta de
los apoderados, porque se podría hacer imposible la oportuna actividad
procesal, por existir algún impedimento de hecho o de derecho, para
que intervenga alguno de los profesionales designados.” (Pierre, 2000,
No. 6, 439).

4. Cuarta cuestión previa:

“4º) La ilegitimidad de la persona citada como representante del


demandado, por no tener el carácter que se le atribuye. La ilegitimidad podrá
proponerla tanto la persona citada como el demandado mismo, o su apoderado.”
ILEGITIMIDAD DEL DEMANDADO.
Correspondiente a la cuarta excepción dilatoria del artículo 248 del Código derogado.
Se trata en el presente caso de la posibilidad de que la citación sea pedida y practicada
en persona que no ejerce la representación del demandado y que se le haya atribuido
en la demanda, como sería el caso de que se señale como representante de un menor
a un presunto padre que no ha reconocido a su hijo, o de un empleado de una sociedad
que no ejerce la representación de la misma.
Es conveniente recordar que en el pasado existió la confusión de oponer la excepción
de inadmisibilidad por falta de cualidad o interés en el demandado cuando se planteaba
una situación similar, lo cual no puede ocurrir en la actualidad con la nueva normativa
procesal, toda vez que no existe una cuestión previa equiparable a la falta de cualidad o
interés del demandado; y por lo tanto en caso de que efectivamente exista, no será
procedente oponerla como cuestión previa, sino como una defensa de fondo.
Esta norma incorporó la facultad expresa de que dicha cuestión previa, puede ser
opuesta por la persona citada, por el demandado, y por su apoderado, lo cual subsana
la omisión del Código derogado, que generó discusiones por no existir claridad en la
norma sobre quien podía proponer la cuestión previa. Ahora bien, muy criticado ha sido
en la doctrina este supuesto normativo: en primer lugar, porque al citarse a quien no
representa al demandado, no hubo citación válida, el demandado no está a derecho,
por lo tanto, el proceso debería reponerse para enmendar el vicio cometido, previa
reforma de la demanda en la cual se indique el verdadero representante y una vez
admitida la reforma de la demanda, se libre la compulsa para practicar la citación.
En segundo lugar, por cuanto la norma legitima para oponer la cuestión previa al falso
representante citado, quien es un tercero en el proceso, sin embargo, ejecuta un acto
exclusivo del demandado.
En tercer lugar, por cuanto la subsanación de este vicio cometido por el demandante
depende del demandado, quien no puede tener interés en ayudarlo, como lo explica
Pesci-Feltri (1990):
“Según el aparte tercero del artículo 350 la manera de subsanar este
vicio supone la comparecencia del demandado mismo o de su
verdadero representante. Esta manera de subsanar este vicio carece de
toda lógica ya que no se entiende el por qué un vicio cometido por el
demandante al instaurar el proceso, deba ser corregido por el
demandado que ningún interés tendrá en subsanar un error cometido
por la parte actora” (p. 132).

En cuarto lugar, porque en caso de oponer la cuestión previa el demandado mismo o su


apoderado judicial, carecería de interés práctico, como también lo señala Pesci-Feltri
(1990):
“Finalmente la posibilidad que se le da al demandado mismo para oponer la
cuestión previa carece de sentido jurídico, porque o bien no se entera de la
existencia del juicio y mal puede hacer valer tal cuestión previa o se entere y
entonces no tiene sentido que oponga esta cuestión previa ya que haciéndose
presente en la oportunidad legal establecida como ha decidido reiteradamente la
jurisprudencia subsana cualquier vicio en la citación puesto que su presencia
indica que ha tenido conocimiento de la existencia de la demanda y ha podido
presentar su defensa” (p. 134).
Estos cuestionamientos, que han sido reiterados en la doctrina, han dado lugar a que
se aporten soluciones alternas, que no sólo enmienden el error cometido por el
demandante, sino que mantengan incólume el derecho a la defensa del demandado y la
regularidad del proceso.
La solución puede encontrarse en la reposición de la causa, anulando lo actuado, como
lo recomendó Zoppi (1989), “la falta de representación del demandado no debió
mantenerse como cuestión previa, sino como alegato de nulidad y de reposición al
estado de volver a citar al verdadero representante o al demandado mismo” (p. 328).
La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia ha aportado una solución distinta a la
prevista en la ley, pero adecuada para resolver los problemas que evidenció la
oposición de esta cuestión previa.
La Sala de Casación Civil señala que: (1°) si la cuestión previa la opone el demandado
mismo o su apoderado, no es necesario practicar nueva citación y que el demandado
puede: (a) solicitar reapertura del lapso de emplazamiento, dentro del cual puede
oponer cuestiones previas o contestar al fondo; o, (b) oponer en ese mismo acto todas
las cuestiones previas o contestar al fondo de la demanda. Si no opone las cuestiones
previas, debe contestar la demanda dentro de los cinco días previstos en el artículo 358
del Código de Procedimiento Civil; y, (2°) la cuestión previa la opone el falso
representante, debe procederse a citación del demandado, quien tendrá un lapso de
emplazamiento pleno; criterio que fue fijado en sentencia del 20 de julio de 1994:
“Si es opuesta por el propio demandado o por su genuino representante
legal o judicial, no es necesario que se subsane el vicio mediante nueva
citación, por cuanto el demandado ya se ha puesto a derecho. En esta
hipótesis, puede la parte material o su apoderado proceder: 1) A
solicitar el otorgamiento de un nuevo lapso de veinte días para dar
contestación a la demanda, pudiendo en este lapso oponer cuestiones
previas o contestar al fondo de la demanda, o, 2) Oponer en ese mismo
acto todas las cuestiones previas que a bien tenga o contestar al fondo
de la demanda. Si no 0pta por oponer cuestiones previas, la
oportunidad para contestar al fondo será conforme a lo previsto en el
artículo 358 eiusdem, en cualquiera de sus ordinales, entendiéndose
así que renuncia al lapso para contestar la demanda.
Si, por el contrario, la falta de legitimidad del citado como representante
del demandado es interpuesta por un falso representante, la
contestación al fondo de la demanda no puede verificarse conforme a
las previsiones del articulo 358 del Código de Procedimiento Civil, una
vez que se subsane el error. En estos casos, la subsanación del defecto
u omisión no se satisface con la simple sustitución del nombre del
representante falso por el verdadero, ya que no habiendo sido nunca
citada, a ella corresponde el derecho a todos los lapsos, términos y
actos procesales que como parte demandada posee, so pena de
menoscabo de su constitucional derecho a la defensa. El demandado
goza, por ende, en dicho supuesto, de veinte días de despacho para
contestar la demanda, dentro de cuyo lapso puede interponer todas las
cuestiones previas que considere pertinentes” (Pierre, 1994, No. 7, 265-
266).

El autor Leoncio Cuenca, señala que esta solución jurisprudencial, aunque se


aparta de la letra de la ley, constituye una solución adecuada, a la citación
indebidamente practicada en la persona del falso representante del demandado; en
primer lugar, porque los vicios en la citación son subsanables, si ejerce su defensa el
demandado; y en segundo lugar, porque si quien actúa es el falso representante, la
citación se practica por primera vez, en la persona del legítimo representante, una vez
evidenciado el defecto.
Cabe señalar que este criterio también ha sido acogido por la Sala Político-
Administrativa en sentencia del 22 de diciembre de 1998.
Pero en el caso que el demandado no ejerza su defensa debido al error cometido en la
citación, el vicio no se subsana; por el contrario, se vicia de nulidad todo lo actuado y
debe reponerse al estado de practicar válidamente la citación.

5. Quinta Cuestión Previa:


“5° La falta de caución o fianza necesaria para proceder al juicio.”
FALTA DE CAUCIÓN O FIANZA
Correspondiente con la octava excepción dilatoria prevista en el artículo 248 del Código
derogado.
Conforme al artículo 36 del Código Civil, “El demandante no domiciliado en Venezuela
debe afianzar el pago de lo que pudiere ser juzgado y sentenciado, a no ser que posea
en el país bienes suficientes…”.
Se trata de uno de los supuestos en que el demandante debe presentar caución o
fianza para responder por las resultas del juicio; no se trata de la caución o fianza para
obtener medidas preventivas contra el demandado, sino simplemente para intentar la
acción.
Es una garantía para favorecer al demandado contra acciones de extranjeros no
domiciliados en el país, y que no posean en el mismo, bienes suficientes para
garantizar las resultas del juicio que intente.
El artículo 168 del Código de Procedimiento Civil, que sustituyó al artículo 46 del
derogado, no exige la caución real o personal que si exigía éste a la persona que se
presentara por el demandado sin poder, siempre que reuniera las cualidades para ser
apoderado judicial; de modo que al no estar prevista la exigencia por la nueva
normativa procesal, sería inoficioso proponer la cuestión previa en tal sentido.
En Venezuela, a diferencia de otros países, es el domicilio - no la nacionalidad - lo que
se toma en cuenta en esta cuestión previa.
El domicilio debe ser actual y efectivo, no basta la residencia, como lo aclara Alsina
(1958), “El domicilio debe ser actual y efectivo, de modo que la residencia transitoria en
el lugar del juicio no obsta a la procedencia de la excepción” (T. III, p. 119).
En caso de declararse con lugar la cuestión previa, el Juez debe fijar el monto de la
caución, pues al no estar tasada por la ley, la apreciación del monto es facultativa del
Juez.
Una vez fijada la cuantía de la caución, para que el proceso pueda continuar, el
demandante debe constituir la garantía, la cual será de las señaladas en el artículo 590
del Código de Procedimiento Civil, a elección del demandante, según criterio de la Sala
de Casación Civil, establecido en sentencia de fecha 29 de julio de 1998, “eso no
implicaba que el solicitante estuviese impedido de presentar u ofertar otro tipo de
caucionamiento sustitutivo, al amparo del artículo 590 del código procesal, el cual,
estudiado y revisado por el tribunal llevase a la conclusión de seguridad respecto a lo
que se debe garantizar” (Pierre, 1998, No. 7, 407).
Si el demandante no constituye la garantía ordenada por el Juez, el proceso se
extingue por disposición del artículo 354 del Código de Procedimiento Civil, como lo
decidió la Sala Político Administrativa en sentencia No. 891 del 26 de junio de 2002:
“Así las cosas y tal como se mencionó precedentemente, esta Sala en
decisión del 26 de febrero de 2002, declaró con lugar la cuestión previa
prevista en el ordinal 5° del artículo 346 del Código de Procedimiento
Civil, referida a la falta de caución o fianza necesaria para proceder en
juicio, acordando en consecuencia, que la causa permanecería
suspendida hasta que la parte actora consignase ante la Sala la fianza
exigida, aclarando que lo debía hacer dentro de los cinco (5) días de
despacho siguientes a la notificación que se hiciera de tal decisión,
según lo determina el articulo 354 eiusdem.
Al respecto, cabe señalar que el articulo 354 del Código de
Procedimiento Civil, señala que declarada con lugar la cuestión previa
contenida en el ordinal 5° del artículo 346, el proceso se suspende
hasta que el demandante subsane dichos defectos u omisiones como
se indica en el artículo 350, en el término de cinco días, a contar del
pronunciamiento del Juez; e indica que si el demandante no subsanase
debidamente el defecto u omisión, el proceso se extingue
produciéndose el efecto señalado en el artículo 271 del referido Código.
Ahora bien, observa la Sala que la parte demandada fue
notificada de la decisión el día 1° de abril de 2002 y la parte actora lo
fue el 17 de abril de 2002; aunado a lo anterior, resulta evidente de la
revisión de los autos que la parte demandante no consignó la fianza
requerida, de allí que resulte forzoso para esta Sala declarar extinguido
el proceso de conformidad con lo previsto en el artículo 354 del Código
de Procedimiento Civil. Así se decide”.

6. Sexta Cuestión Previa:

“6° El defecto de forma de la demanda, por no haberse llenado en el libelo los


requisitos que indica el artículo 340, o por haberse hecho la acumulación
prohibida en el artículo 78.”
DEFECTO DE FORMA DE LA DEMANDA
Concordante con la séptima excepción dilatoria que preveía el artículo 248 del Código
derogado.
La cuestión previa podrá proponerse conforme a este supuesto, en dos casos: el
primero, cuando no se llenen en el libelo todos los requisitos que indica el artículo 340,
y el segundo, cuando se haga la acumulación prohibida en el artículo 78 del Código de
Procedimiento Civil.
En cuanto a los requisitos de forma de la demanda el artículo 340 del Código de
Procedimiento Civil establece lo siguiente:
“Artículo 340 El libelo de la demanda deberá expresar:
1° La indicación del Tribunal ante el cual se propone la demanda.
2° El nombre, apellido y domicilio del demandante y del demandado y el
carácter que tiene.
3° Si el demandante o el demandado fuere una persona jurídica, la
demanda deberá contener la denominación o razón social y los datos
relativos a su creación o registro.
4° El objeto de la pretensión, el cual deberá determinarse con precisión,
indicando su situación y linderos, si fuere inmueble; las marcas, colores,
o distintivos si fuere semoviente; los signos, señales y particularidades
que puedan determinar su identidad, si fuere mueble; y los datos, títulos
y explicaciones necesarios si se tratare de derechos u objetos
incorporales.
5° La relación de los hechos y los fundamentos de derecho en que se
base la pretensión, con las pertinentes conclusiones.
6° Los instrumentos en que se fundamente la pretensión, esto es,
aquéllos de los cuales se derive inmediatamente el derecho deducido,
los cuales deberán producirse con el libelo.
7° Si se demandare la indemnización de daños y perjuicios, la
especificación de éstos y sus causas.
8° El nombre y apellido del mandatario y la consignación del poder.
9° La sede o dirección del demandante a que se refiere el artículo 174.”

Esta cuestión previa tiene una doble finalidad, por un lado procurar los vicios del libelo
en la fase introductoria del proceso, a los fines de que el demandado puede ejercer
cabalmente su derecho a la defensa, y por otra parte, para que el juez al momento de
sentenciar pueda deducir a quien, por qué y qué condena o absuelve.
A diferencia del artículo 340 del Código de Procedimiento Civil vigente, el artículo237
del Código derogado, establecía que debía indicarse sólo: el tribunal ante el cual se
proponga la demanda, la denominación o razón social y los datos relativos a la creación
y registro de las personas jurídicas que obren como demandantes o demandadas, la
relación de los hechos y fundamentos de derecho en que se basa la pretensión, con
sus conclusiones, la producción de los documentos fundamentales de la acción, el
nombre y apellido del mandatario y la consignación del poder, y la indicación de la sede
o dirección del demandante.
Los defectos de forma que se le imputen a la demanda deben tener relevancia jurídica,
que no se trate de simples errores materiales en la elaboración de la demanda como
documento; sin embargo, debemos tener en cuenta que la demanda en forma es un
presupuesto procesal, cuya falta de subsanación puede dar lugar a la desestimación de
la demanda, como lo acota Canosa (1993), la “demanda en forma, es uno de los
presupuestos procesales, cuya ausencia conduce a una sentencia inhibitoria” (p. 100),
según la gravedad del defecto formal de la demanda.
En conclusión, el defecto de forma, se centra, básicamente, en que el actor no haya
explanado suficientemente los fundamentos de hecho y de derecho en que apoya su
pretensión. Esta omisión afecta no sólo el derecho del demandado, sino que también
obstaculiza la labor del Juez al momento de dictar sentencia (Art.12 C.P.C).
FORMAS DE SUBSANAR: Corrección de los defectos señalados en el libelo (Art.350
C.P.C), bien por diligencia o escrito.
Respecto a la indebida acumulación de pretensiones, establecida dentro de éste ordinal
6º, es necesario señalar lo establecido en los artículos 77 y 78 del Código de
Procedimiento Civil, los cuales establecen lo siguiente:
“Artículo 77 El demandante podrá acumular en el libelo cuantas pretensiones le
competan contra el demandado, aunque deriven de diferentes títulos.
Artículo 78 No podrán acumularse en el mismo libelo pretensiones que se
excluyan mutuamente o que sean contrarias entre sí; ni las que por razón de la
materia no correspondan al conocimiento del mismo Tribunal; ni aquéllas
cuyos procedimientos sean incompatibles entre sí.
Sin embargo, podrán acumularse en un mismo libelo dos o más pretensiones
incompatibles para que sean resueltas una como subsidiaria de otra, siempre
que sus respectivos procedimientos no sean incompatibles entre sí.”

El artículo 77 del Código de Procedimiento Civil, por razones de economía procesal,


faculta al demandante para que en una sola demanda acumule varias pretensiones, es
decir, intente una demanda compleja.
Sin embargo, el articulo 78 del mismo código, establece algunas limitaciones para
efectuar dicha acumulación de pretensiones: (a) que no sean incompatibles, por resultar
excluyentes o contrarias entre sí, (b) que la competencia por la materia, le permita
conocer al mismo Tribunal de todas las pretensiones; (c) que los procedimientos no
sean incompatibles; y, (d) que aún siendo incompatibles las pretensiones, se propongan
una como subsidiaria de otra, siempre que el procedimiento sea compatible.
Si prospera esta cuestión previa, la ley no prevé la forma de subsanar la acumulación
prohibida, pero la doctrina señala que el demandante, puede desistir de la o las
pretensiones que hacen procedente la cuestión previa y continuar el proceso con las
que no tienen impedimento legal.
Nuestra jurisprudencia tiene diversos criterios respecto manera de decidir los casos de
acumulación prohibida.
Un primer criterio, considera que la acumulación prohibida por procedimientos
incompatibles, no tiene solución, en consecuencia, la demanda es inadmisible, según lo
expresa la Sala Constitucional en sentencia No. 2657 del 14 de diciembre de 2001:
“Con fundamento en las consideraciones expuestas, esta Sala
estima que, los procedimientos pautados, por vía jurisprudencial, tanto
para el recurso de revisión como para el recurso de interpretación
distan entre si (vid, sentencias N° 1077/2000 y 93/2001), lo cual hace
que la tramitación simultánea de ambos recursos sea incompatible, y la
consecuencia indefectible de que se interpongan acumulativamente
ambos mecanismos, es la inadmisibilidad de los mismos. Así se
declara”.

Un segundo criterio, señala que si la acumulación prohibida obedece a la competencia


del Juez, por la materia, tiene solución; en consecuencia, la demanda es admisible pero
sólo por lo que respecta a la pretensión cuya competencia por la materia le corresponde
al Juez que está conociendo del proceso y habrá que excluir, mediante el desistimiento
del procedimiento, la pretensión que por la materia debe conocer otro Juez, ante quien
se interpondrá demanda autónoma; según lo decidido la Sala Político Administrativa en
sentencia No. 1955 del 16 de diciembre de 2003:
“Sin embargo, advierte la Sala que el factor que vincula a ambas
pretensiones es la existencia de un demandado común en cada una de
ellas, es decir, se demanda el cumplimiento del contrato a Inversiones
Inucica, C.A. y por otra parte, también se le demanda la indemnización
de los daños y perjuicios producidos por el incumplimiento de las
normas de construcción, esta vez, de manera conjunta con la Alcaldía
del Municipio Zamora del Estado Miranda y el Fondo Nacional de
Desarrollo Urbano (FONDUR).
Así, en el caso de la última de las pretensiones aludidas, resulta
competente esta Sala para conocer de la presente controversia, en
atención a la existencia de un fuero especial establecido en el ordinal
15 del articulo 42 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia,
en el caso de las demandas incoadas contra los Institutos Autónomos;
mientras que, en lo que respecta a la acción de cumplimiento de
contrato incoada sólo contra la sociedad mercantil Inversiones Inucica,
C.A., al no tratarse de una persona de derecho público y al ser la acción
en análisis de naturaleza eminentemente civil, corresponde su
conocimiento a la jurisdicción ordinaria, específicamente, a un Tribunal
de Primera Instancia en lo Civil de la Circunscripción Judicial del Estado
Miranda.
En razón de los motivos antes expuestos, resulta forzoso para la Sala
declarar con lugar la Cuestión previa de acumulación indebida o inepta
acumulación, establecida en el ordinal 6° del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, en concordancia con lo dispuesto en el artículo 78
eiusdem. Así se declara...
En consecuencia, se suspende el proceso hasta que los accionantes
subsanen el vicio referido anteriormente, dentro de los cinco (5) días de
despacho siguientes a la notificación del presente fallo, de conformidad
con lo dispuesto en el articulo 354 del Código de Procedimiento Civil”.

La excepción se da cuando no siendo incompatibles entre sí los procedimientos de


varias pretensiones, se acumulen en un mismo libelo pretensiones no compatibles para
que sean resueltas una como subsidiaria de la otra.
7. Séptima cuestión previa:

7° La existencia de una condición o plazo pendientes.

CONDICIÓN O PLAZO PENDIENTE


Correspondiente con la quinta excepción dilatoria que preveía el artículo 248 del Código
derogado.
En la cuestión previa bajo estudio, el legislador hace referencia a la existencia de
una condición o plazo pendiente que afecta el derecho reclamado en juicio,
conectándonos esto directamente con el ámbito del derecho de las obligaciones, que es
el que nos define lo que es una condición y lo que es un plazo.
Así pues, es importante señalar que según las disposiciones de nuestro Código Civil,
las obligaciones deben ser cumplidas de buena fe y en la forma en que fueron
pactadas, dando la ley civil por ser de orden privado, un amplio margen de
discrecionalidad para que las partes contraten, que es lo que conocemos como el
principio de autonomía y voluntad de las partes, de acuerdo al cual, las partes
contratantes pueden obligarse de la manera que deseen, solo con la limitante que
imponen los principios del orden publico, la moral y las buenas costumbres.
De este modo, los contratantes pueden disponer que las obligaciones en lugar de ser
puras y simples, estén sometidas en su resolución o en su exigibilidad a la ocurrencia
de un evento futuro e incierto que se denomina condición; o a uno futuro y cierto
conocido como término o plazo. Lo anterior, resulta de vital importancia, toda vez que,
el hecho de que una obligación no sea simple, sino modalizada, es decir, sometida a
una condición o plazo, afecta al proceso, ya que atañe directamente al interés jurídico
actual al que hace referencia el articulo 16 del Código de Procedimiento Civil, que es
uno de los presupuestos del derecho de acción.
Comprende aquellas situaciones especiales, en que las partes se encuentran ligadas
por obligaciones condicionales, es decir, obligaciones cuya existencia o resolución
depende de un acontecimiento futuro e incierto.
Según Carnelutti, el vocablo condición, strictu sensu, es todo acontecimiento futuro e
incierto del cual depende la eficacia del acto jurídico; mientras que la condición es
pendiente, cuando tal acontecimiento futuro e incierto puede llegar a verificarse, pero
aun no ha ocurrido.
En este sentido, hay que destacar que en la doctrina se distinguen tres tipos de interés
procesal:
1.- El que deviene del incumplimiento de una obligación,
2.- El que deviene de la ley (procesos constitutivos),
3.- El que deviene de la falta de certeza, el cual constituye un presupuesto de la
sentencia de mérito.
La cuestión previa sólo será procedente frente a obligaciones condicionales y siempre
que las mismas se encuentren pendientes, es decir, cuando para el momento de
trabarse la relación procesal, la acción se encuentre supeditada a una condición
impuesta por las partes, por la ley o al vencimiento de un plazo no cumplido.
Existiendo falta de interés procesal, esta defensa debería plantearse como excepción
procesal perentoria según el artículo 361 del Código de Procedimiento Civil y tendría
como efecto una sentencia meramente procesal, en la cual se desestime la demanda
por ese motivo.
La cuestión previa en estudio, no es procedente cuando la ley o el contrato, permiten
demandar el cumplimiento de obligaciones no exigibles actualmente, por ejemplo en el
caso que el deudor se esté insolventando (artículo 1215 del Código Civil) o cuando se
haya pactado, que la falta de pago de una cuota dará lugar a exigir la totalidad del
crédito.
Este tipo de cuestión previa no es atinente al proceso, sino que se relaciona como bien
lo afirma el maestro Arístides Rengel Romberg con el derecho deducido y provoca no
una paralización del proceso, sino una suspensión temporaria de la exigibilidad de la
pretensión, y constituye, no un defecto del proceso, sino del derecho reclamado, una
limitación temporal del derecho, que afecta a la pretensión misma.
En efecto, la alegación de una condición o de un plazo pendiente, implica la admisión
de la existencia de la obligación, o el reconocimiento del derecho, y sólo se invoca una
circunstancia que lo limita o afecta temporalmente, hasta que se cumpla la condición o
el plazo pendiente, de tal modo que la resolución de la cuestión previa no paraliza el
proceso, sino que detiene el pronunciamiento de la sentencia de mérito hasta que se
cumpla la condición o el plazo pendientes, por encontrarse temporalmente afectada la
exigibilidad de la pretensión.
Es precisamente este asunto de la inexigibilidad de la pretensión, lo que ha producido
un amplio debate en la doctrina, por considerar ciertos autores que al existir esa falta de
interés procesal en el actor, esta defensa debería plantearse como excepción procesal
perentoria según el articulo 361 del Código de Procedimiento Civil, lo cual tendría como
efecto una sentencia meramente procesal, en la cual se desestime la demanda por ese
motivo.
Así tenemos que según La Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia,
en sentencia de fecha 22 de junio de 2001, declaró procedente la oposición de esta
defensa para ser resuelta en la sentencia definitiva, pero no con carácter procesal, sino
como una excepción material (de fondo):
“Por tanto, puede el demandado no interponer la cuestión previa
establecida en el ordinal 70 del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, que tiene efectos meramente procesales, y optar
por interponer la defensa de fondo que consiste en alegar que la
obligación no ha nacido, o que nacida ésta, no es exigible. Negar esta
posibilidad sería coartar indebidamente el derecho del demandado a
defenderse de la pretensión, pues debe tener la posibilidad de alegar y
probar que la demanda es improcedente, por no haber nacido o por no
ser exigible la obligación cuyo cumplimiento se pretende”. (Pierre, 2001,
No. 6, 450).

En conclusión, ésta cuestión previa no es procedente, cuando la ley o contrato,


permiten demandar el cumplimiento de obligaciones no exigibles para el momento de la
interposición de la demanda, tal es el caso del articulo 1215 del Código Civil, el cual
hace referencia al supuesto de que el deudor se ha hecho insolvente, o que por actos
propios hubiere disminuido las seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento
de la obligación, o no le hubiere dado las garantías prometidas, situación en la cual, no
podría reclamar a su favor, el beneficio del término o plazo para el cumplimiento de la
obligación asumida. Otro ejemplo a esta situación, y que es muy común en la práctica
forense, lo constituye, el caso en que se pacta que la falta de pago de una cuota dará
lugar a exigir la totalidad del crédito.

8. Octava cuestión previa:

“8° La existencia de una cuestión prejudicial que deba resolverse en un proceso


distinto”.

CUESTIÓN PREJUDICIAL
Correspondiente con la sexta excepción dilatoria prevista en el artículo 248 del Código
procesal derogado.
La prejudicialidad la determina la subordinación de una decisión a otra. Según el autor
Arminio Borjas, es prejudicial toda cuestión que requiere o exige resolución anterior y
previa a la sentencia principal, por estar subordinada.
Sin embargo debe señalarse que si bien toda cuestión prejudicial es previa, no toda
cuestión previa es prejudicial. Para que opere la prejudicialidad es necesario que la
cuestión que se discuta en otros procesos influya determinantemente en aquél en que
se opone, de modo que la sentencia que se dicte en aquéllos supedite la suerte de
éste.
En opinión del autor Hernando Devis Echandia, se pude decir que desde un punto de
vista puramente lógico, una cuestión es prejudicial a otra desde el momento en que
debe ser examinada para llegar a la conclusión perseguida. Jurídicamente pude
hablarse de prejudicialidad, en un sentido muy general, en todos los casos en que el
praeiudicium puedan encontrarse elementos esenciales de todo indicium.
Esta amplia noción de la prejudicialidad debe ser restringida en el terreno estrictamente
procesal, para un buen entendimiento de la materia. Sin Embargo, la doctrina no es
uniforme en este particular, y esto es así, porque los autores al tratar de definir y
delimitar el alcance de la cuestión prejudicial, lo hacen refiriéndose a los sistemas
legislativos de sus respectivos países, sin tener en cuenta los vigentes en otros, y así
mientras para algunos comprende todas las cuestiones que el Juez debe resolver en el
curso del proceso, incluso las excepciones, para otros se limita a las que deben ser
materia de pronunciamiento previo a la sentencia por el mismo juez o por otro tribunal
distinto, mientras que con un criterio más restringido una tercera dirección admite que
sólo son prejudiciales las cuestiones cuya previa resolución corresponde privativamente
a otro tribunal con efecto de cosa juzgada.
La cuestión prejudicial, definida por el Doctor Hernando Devis Echandia, establece que:
“existe prejudicialidad cuando se trata de una cuestión sustancial, diferente, pero
conexa, que sea indispensable resolver por sentencias en proceso por separado, bien
ante el mismo despacho judicial o en otro distinto, para que sea posible decidir sobre la
que es materia del litigio o de la declaración voluntaria en el respectivo proceso, que
debe ser suspendido hasta cuando aquella decisión se produzca y sin que sea
necesario que la ley lo ordene.”
Ahora bien, la característica central de todo elemento prejudicial, es que no puede ser
producido por el juez dentro del ámbito del proceso en el cual ese elemento tiene
influencia determinante; la producción de ese elemento puede estar dada por la
administración pública o por el propio poder judicial, siempre y cuando se trate de
competencias distintas, vale decir, a veces lo que va a necesitar el juez para resolver la
causa es un acto administrativo y otras veces va a necesitar una sentencia, sentencia
que él mismo no puede dictar por razones de incompetencia material.
La prejudicialidad procede únicamente frente a otro proceso judicial, pues son las
sentencias judiciales dictadas en procesos contenciosos las susceptibles de adquirir el
carácter de cosa juzgada, como lo señala la Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia en sentencia número 323 del 14 de mayo de 2003:
“Ahora bien, la existencia de una cuestión prejudicial que deba
resolverse en un proceso distinto exige: a) La existencia efectiva de una
cuestión vinculada con la materia de la pretensión a ser debatida ante la
jurisdicción civil; b) Que esa cuestión curse en un procedimiento judicial
distinto de aquel en que se ventilará dicha pretensión; y, c) Que la
vinculación entre la cuestión planteada en el otro proceso y la
pretensión reclamada en el presente proceso influya de tal modo en la
decisión de ésta, que sea necesario resolverla con carácter previo, a la
sentencia del juez civil, sin posibilidad de desprenderse de aquélla. (Vid.
Sentencias de la Sala Político- Administrativa de 9 de octubre de 1997,
28 de mayo de 1998 y 10 de junio de 1999, entre otros numerosos
fallos).
En el caso concreto si bien es cierto que está demostrada la existencia
de un procedimiento administrativo, esta clase de procedimientos no
constituye de acuerdo con la jurisprudencia pacífica y reiterada de este
alto Tribunal, una cuestión prejudicial que deba resolverse en un
“proceso distinto”, pues para que se declare procedente esta cuestión
previa y que el proceso continúe su curso hasta llegar al estado de
sentencia y se suspenda hasta que se resuelva la cuestión prejudicial
que deba influir en él, es necesario que se trate de una controversia
tramitada ante otro tribunal, cuya decisión con efectos de cosa juzgada
debe influir en forma determinante en la decisión final a dictarse, lo cual
no es el caso, porque lo pendiente es un procedimiento administrativo,
razón por la cual esta Sala considera que no existe tal cuestión
prejudicial que deba resolverse en un proceso judicial distinto y ello
hace improcedente la cuestión previa”.

Como ejemplo típico de una cuestión prejudicial de naturaleza administrativa, podría


mencionar el caso de los asuntos laborales, como el procedimiento de reenganche,
donde el Juez Laboral requiere la decisión previa del Inspector del Trabajo. Por su
parte, un ejemplo de prejudicialidad cuando el juez no puede conocer por razones de
incompetencia material, lo constituye el caso en que se demanda la responsabilidad
civil derivada del delito, situación en la cual el juez civil no podrá examinar y
pronunciarse si hubo delito o no, porque eso le corresponde al juez penal.
Sin embargo, para resolver los problemas que se suscitan en el proceso influido por la
cuestión prejudicial, sea esta de tipo administrativa o judicial, existen dos sistemas a los
cuales acertadamente hace referencia el profesor Hugo Alsina, quien explica que en
materia de prejudicialidad existen dos sistemas denominados de Absorción o
Concurrencia y el sistema de Separación o Independencia, siendo este ultimo, el que
acoge el legislador venezolano en materia civil, en el cual se respeta absolutamente la
diferencia de competencia o la diferencia de rama del poder, y por tanto, el juez de la
causa influida no puede examinar nunca el elemento prejudicial, sino que tiene que
esperar siempre la decisión del órgano correspondiente.
CONCLUSIÓN

El análisis realizado sobre las cuestiones previas objeto del presente trabajo, respecto a
las excepciones que preveía el Código derogado, varían en su tratamiento y forma de
tramitar, sin embargo, básicamente poseen semejanzas en cuanto a su fondo y
contenido, los cuales han sido desarrollados por la doctrina, así como también las
diferentes soluciones y aportes que la Jurisprudencia ha dado en torno a la presente
materia.
Así tenemos, que cuando el demandado en vez de contestar la demanda opone alguna
de estas cuestiones previas, está aseverando que existe un impedimento legal para que
sea dilucidada en el proceso la petición del demandante, postulado en el libelo.
Las cuestiones previas analizadas en la presente investigación, deben ser alegadas
dentro del lapso de emplazamiento, no pudiendo ser opuestas como defensas de fondo
en el acto de contestación a la demanda.
De manera que el procedimiento incidental de las cuestiones previas, establecido en el
Código de Procedimiento Civil Venezolano Vigente, busca no sólo depurar el proceso
de los vicios contenidos en el libelo de la demanda, sino que también, garantizarle el
derecho a la defensa al demandado, a través de la tramitación de dichas defensas o
excepciones, previamente al juicio que se pretende dilucidar.
INDICE DE FUENTES DOCUMENTALES

BORJAS, Arminio. Comentarios al Código de Procedimiento Civil. Tercera Edición.


Edic. Sales. Caracas. 1964.

CUENCA, Leoncio Edilberto. Las Cuestiones Previas en el Procedimiento Civil


Venezolano. Editorial Jurídica Santana, C.A., San Cristóbal-Edo. Táchira, Venezuela.

FEO, Ramón. Estudios sobre el Código de Procedimiento Civil. Edit. Biblioamericana.


Buenos Aires. 1953.

RENGEL ROMBERG, Arístides. Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano.


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