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RECORDANDO A SIMÓN LATINO

Por: Sandra Colombo Castilla

Simón Latino nació en Sincé, el 15 de julio de 1898. Hizo algunos estudios de


medicina en Cartagena y terminó Derecho en la Universidad de Cartagena.

¿Pero por qué este nombre? ¿Si su nombre es Carlos H. Pareja?

Era el seudónimo con que se inició en las letras. Las facetas importantes que
marcaron su vida se pueden reducir en: poeta, abogado, literato y político
bolivariano. Radical, comprometido, se autoexilió, después de vivir en Argentina
y México, terminó viviendo en Vancouver, Canadá, en donde murió el 6 de junio
en el año 1987.

Sus padres fueron el médico Sabas Pareja y la modista Eugenia Gamboa


Paternina. Sus abuelos maternos fueron Eladio Gamboa y Francisca Paternina,
la” Niña Pacha”, como la llamaban, se encargó de la educación del muchacho.
Lo matriculó en la escuela primaria de Sincé, teniendo como profesores a
Pedro José Romero Arrieta y Pedro Antonio Flórez Romero.

La secundaria estuvo a cargo de don Lisandro Ulloa, quien aplicaba el refrán


chino “la letra entra con sangre” y pegaba a los alumnos palmadas con la regla
en la mano a los alumnos.

A ESTUDIAR A CARTAGENA

Como en Sincé no había educación secundaria, se vio precisado a escribir a su


tío–abuelo Constantino Pareja para que lo ayudara a estudiar en Cartagena. Ya
se había ganado una beca por ser un alumno sobresaliente, la cual rechazó
porque debía estudiar en el Instituto Pedagógico de Cartagena, pero su fuerte
no era la pedagogía.

Por medio del Concejo Municipal se le asignó una partida para su traslado,
mas no para su sostenimiento en Cartagena. Aceptó y viajó a caballo hasta Tolú
y luego en lancha de vapor desde el golfo de Morrosquillo hasta la capital de
Bolívar.

Tenía 17 años cuando llegó a Cartagena donde fue recibido por el doctor
Constantino Pareja, quien le dio consejos prácticos para su vida futura, como
era saber escribir a máquina.

En los primeros días de su llegada dormía y desayunaba donde un pariente


llamado Tomás J. Bustillo, quien lo acogió en su casa y almorzaba donde un
pariente de su madre Don Vicente Bustamante, teniéndose que ir a pie hasta el
barrio la Popa pues no disponía de dinero para el bus. Al poco tiempo lo
nombraron como secretario de un diputado de la Asamblea de Bolívar, luego
fue instructor de ortografía en el Colegio San Pedro Claver y allí se graduó
como bachiller en el 1920.

Para esos años ya adoptaba el seudónimo de Simón Latino, en trabajos que


publicaba en el diario La Época, ya manifestaba su rebeldía en su ímpetu
verbal, cuando se enfrentaba a las injusticias.

En 1920 publicó su primer libro “Las campanas del Angelus”, que fue bien
recibida por los críticos.

En 1923 gana un premio en un concurso, que consistía en la suma de 500


dólares por el poema “A Cartagena de Colombia”, además de los premios
ganaba la admiración y el respeto de la gente.

En 1922 se realizó en Medellín el Primer Congreso Nacional de Estudiantes,


cuyo tema principal era la reforma de la educación superior. Simón Latino
representaba a la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena, estudio
algunos semestres de esa carrera. En el viaje por el rio Magdalena desde
Barranquilla, escribió la primera “novelita o cuento” –como el mismo la llamó-
“Antioquia para los Antioqueños”.

El viaje realizado en un vapor ordinario llegó hasta La Dorada, después a


puerto Berrìo donde se embarcaron en el Ferrocarril de Antioquia y de allí
cruzaron la serranía de la Quiebra en caballo hasta Barbosa, viajaron en
automóvil hasta Medellín. Toda una odisea.

DEL DERECHO A LA LIBRERIA

En 1924 llega a Bogotá y se matricula en la Facultad de Derecho de la


Universidad Nacional, fue eximido del examen de admisión por su acreditación
como alumno de la Universidad de Cartagena. El general Diógenes Alejandro
Reyes, ministro de Industrias del gobierno de Pedro Nel Ospina, lo nombra de
oficial mayor y director de la Revista de Industrias de este ministerio.

En 1926 fue aceptado como miembro de la Sociedad Jurídica, luego de ganar el


concurso con “Las obligaciones en derecho civil colombiano”.

De ahí en adelante Simón Latino es uno de los abogados más prestigiosos del
país, consagrado en la defensa de los derechos de los trabajadores, fue asesor
jurídico de la Central de Trabajadores de Colombia y de otros sindicatos
obreros.
Su tesis de grado en 1928, después de aprobar con altas calificaciones los
exámenes preparatorios fue “Alegato ante la Corte Suprema de Justicia”.

En 1930 : Publicó sus poemas escritos en un libro llamado “Canciones


humildes .Versos pasados de moda”, se imprimieron 100 libros y lo dedicó
a “Mayo vaso de dulzura”, su esposa María del Pilar. Con motivo de cumplirse
el primer centenario de muerte del Libertador, en ese mismo año, escribió
“Vida de Bolívar para los niños de los países bolivarianos”.
En 1936 es nombrado como profesor de derecho administrativo en la
Universidad Nacional, ejerció como conjuez del Consejo de Estado y de la Corte
Suprema de Justicia.

En 1942 funda junto con su esposa, la Librería Editorial La Gran Colombia.

María del Pilar, su esposa era hija de Constantino Pareja García y Pilar Vélez
Locarno, tuvieron una hija María Eugenia nacida el 9 de febrero de 1931.En
1948 cuando su padre estaba en la cárcel viajó a Chicago a estudiar en la
Universidad Católica de St. Francisco. Graduada en bacteriología en la
Universidad de Michigan regresó al país, se casó con el medico Guillermo López
Escobar.

Como profesor de la Universidad vive las jornadas del 7 y 8 de junio, fecha en


que los estudiantes se reúnen al frente del Capitolio Nacional, quienes
apoyaban al alcalde Luis Augusto Cuervo. Protestaban por que el alcalde fue
destituido cuando denunció el despilfarro del presupuesto e hicieron el
acompañamiento de los ciudadanos, lo que terminó en el asesinato de los
estudiantes Federico Schiller y Gonzalo Bravo Pérez.

SIGUE AL AUTOEXILIO

En 1945 parte hacia Méjico, donde se dedica a su labor editorial, envía


ediciones de libros a su librería lo que hace que esta tomara gran prestigio,
dándose cita allí amigos, políticos y literatos del momento. Las editoriales de
México y Argentina se sentían bien representadas con su distribución en
Colombia.

Desde 1947 pone en práctica su idea original que era la publicación de los
cuadernillos de poesía denominados”Los mejores Versos”, llegando a vender
más de dos millones de ejemplares de los 33 fascículos de poesía.

Un hecho particular cambia la vida de Simón Latino. Cuando sucede el


asesinato del líder popular Jorge Eliecer Gaitán en 1948, Carlos H. Pareja va
caminando por la carrera 7 rumbo a la librería cuando este hecho ocurre. El
interviene en el noticiero “Últimas Noticias” que dirigía Rómulo Guzmán y que
era el de mayor sintonía de la época. En un momento de euforia arenga a los
ciudadanos, invitándoles a permanecer en pie y en contacto con las directivas
sindicales. Algunas afirmaciones que hizo no eran ciertas, lo que dio por
resultado que su intervención fue grabada, entones lo arrestan por espacio de
8 meses en el cuartel de la calle 40 en Bogotá.

El país vivía el escándalo de su detención, la sentencia que lo condenó a 8 años


fue anulada en el consejo de guerra por unanimidad absolviéndolo de los
delitos comunes de saqueo, incendio, devastación y homicidio de lo que
también era acusado como autor intelectual.

Detenido no dejo de producir y escribió el proyecto que denominó “Bases


para una nueva Constitución que acabe con la miseria del pueblo”.
Lo central de este documento es la restauración e igualdad en todos los
órdenes sociales, políticos y económicos del país.

En la Argentina, donde reside por muchos años revalida su titulo de abogado lo


que le permite ser docente.

En México en donde se residenció, realizó las siguientes publicaciones. El


Padre Camilo, el cura guerrillero, Cuatro ensayos sobre la lucha entre
el pueblo y la oligarquía en la historia de Colombia, El Profeta, versión
de Simón Latino. Curso de relaciones públicas, adaptado a las
costumbres de Latinoamericana, Diccionario de historia
latinoamericana.
En 1963 rompe su juramento de no volver al país, pero vino por el nacimiento
de sus nietos mellizos en Bogotá; tuvo un infarto por la altura y partió para
nunca volver.

El cronista Juan Gossain condensa su vida en el siguiente párrafo:

“Aquí yace el hombre que emprendió la titánica tarea de llevarle al pueblo, en


fascículos baratos, la obra de los poetas de Colombia y del mundo: que logró
vender versos en las plazas de mercado entre el cacareo de las gallinas y el olor
de las lechugas; que escribió unos versos propios que ya nadie recuerda; que
tradujo estrofas de los cantores haitianos del vudú y del amor; este hombre
que además de todo esto, enseñaba los trucos del derecho administrativo
mientras compilaba a Rubén Darío, dejó escrita en su testamento su última
voluntad: Quiero que cremen mis restos y esparzan mis cenizas en el mar”.

Bibliografía

MARTINEZ SIMANCA Albio, Simón Latino, Instituto Distrital de Cultura y


Turismo, diciembre 2004

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