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Borrador # 2

Inmunoquímica

Introducción
No existe duda alguna que desde los principios existenciales de la
humanidad en la tierra, se ha estado en constante relación con
microorganismos y partículas extrañas al cuerpo, los cuales producen
enfermedades. Estas han sido un factor presente a lo largo de la historia de
la humanidad, que conforme a las épocas y las necesidades se han podido
combatir por diversos medios, que fueron el resultado de experimentos de
personas como Louis Pasteur y Edward Jennes. Estos descubrimientos, como
son las vacunas, los antibióticos, entre otros, ingresan al cuerpo como un
medio de prevención para combatir enfermedades; sin embargo el cuerpo
por si mismo posee un sistema capaz de reaccionar y combatir cualquier
anomalía que sufra. El sistema encargado de realizar esta labor es el
Sistema Inmune.

Este sistema tiene como función principal mantener a los microorganismos


infecciosos, como determinadas bacterias, virus y hongos, fuera de nuestro
cuerpo, y destruir cualquier microorganismo infeccioso que logre invadir
nuestro organismo.

Se puede decir que los linfocitos son las celulares principales del aparato
inmune, ya que son un tipo de glóbulos blancos que combaten infecciones y
que son vitales para el funcionamiento de un sistema inmunológico eficaz.
No por esto, se descarta la acción importante que desempeñan las demás
células y proteínas involucradas en la respuesta inmunitaria.

Además de estas células, el sistema inmune es complejo, ya que tiene


distintos órganos especializados en la creación, capacitación y distribución
de los leucocitos; como el bazo, la medula, el timo, los ganglios linfáticos,
entre otros.

El sistema inmune se asiste de diferentes factores, tales como las


inmunoglobulinas; que emprenden la producción de más anticuerpos para
combatir las enfermedades. Estas inmunoglobulinas existen de distintas
clases, propósitos y funciones; cada una de ellas difiere de la otra.

En la odontología, es de suma importancia el papel del Sistema Inmune,


tanto así que en la cavidad bucal existen varios dominios de dicho sistema.
Los tratados en esta investigación son el dominio gingival y el salival,
ambos muy distintos pero con la misma función: proteger la cavidad oral, la
cual es la región más habitada por microorganismos, y que por ende, tiene
una probabilidad mayor a obtener infecciones.

A continuación se desarrollarán los temas descritos anteriormente de forma


más específica y estructurada; junto a material de apoyo como: cuadros,
dibujos y ejemplos que ampliarán el conocimiento de los mismos.
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Resumen
Sistema Inmunológico.
El Sistema Inmunológico es un mecanismo de defensa extraordinario
que posee nuestro cuerpo, conformado por un conjunto de células y
moléculas que actúan de inmediato contra cualquier agresión por
parte de los muchos organismos que nos rodean. Además de
protegernos contra infecciones, evita el desarrollo tumoral y ayuda a
la eliminación de moléculas nocivas originadas por el envejecimiento,
trauma o procesos metabólicos.
Existen dos tipos de inmunidad según su especificidad sobre algún
antígeno: Inmunidad Innata e Inmunidad Adaptativa.

Inmunidad Innata.
La inmunidad innata incluye mecanismos de defensa externos e
internos. Estos mecanismos están siempre presentes en el cuerpo y
representan la primera línea de defensa frente a la invasión por
patógenos potenciales. Los mecanismos externos (Piel, mucosas,
secreciones, etc.) de defensa se complementan con los mecanismos
de defensa internos, como la fagocitosis. Los mecanismos innatos de
defensa inmunológica son los primeros que actúan para evitar la
invasión y la propagación de la infección.
Inmunidad Adaptativa.
La inmunidad adaptativa es aquélla relacionada con el aprendizaje de
las células del sistema inmunológico. Ésta no se hereda
genéticamente, sino que se aprende por la exposición a un antígeno.
Las células de memoria (Linfocitos con memoria) son expuestas a un
antígeno y aprenden la estructura de éste, creando así un anticuerpo
exclusivo para defenderse del antígeno. Esto facilita la respuesta
inmunitaria cuando el organismo es expuesto de nuevo al mismo
antígeno.
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Además, la clasificación de la respuesta inmunitaria también se hace


por cómo actúa contra el antígeno, ya sea liberando anticuerpos
(Inmunidad Humoral), o mediada por células (Inmunidad Celular).
Inmunidad Celular.
La respuesta inmune celular es la mediada por la acción directa,
sobre el patógeno, de los linfocitos timodependientes (llamados
linfocitos T), o de las células efectoras activadas por las proteínas
producidas por ellos. Esto quiere decir, que deben tener un contacto
físico real con las células que destruyen.
Inmunidad Humoral.
La inmunidad humoral es el mecanismo específico de defensa que
cumplen los linfocitos B, éstos actúan frente a algunas infecciones
víricas mediante la secreción de anticuerpos, también llamados
Inmunoglobulinas (Ig), a la sangre y la linfa. Debido a que la sangre y
la linfa son líquidos corporales (alguna vez denominados “humores”),
recibe el nombre de Inmunidad Humoral.
Los anticuerpos liberados por los Linfocitos B pueden unirse a
antígenos de una forma específica. Esta unión estimula una cascada
de reacciones en la que se activa un sistema de proteínas
plasmáticas denominado complemento. (el complemento fue definido
con anterioridad en la sección de “Sistema Inmunológico”).
Inmunoglobulinas.
Las inmunoglobulinas son los elementos fundamentales en cada
etapa de una respuesta inmunitaria humoral. Cuando se expresan
sobre las superficies de linfocitos B en reposo, actúan como
receptores que pueden detectar y distinguir entre la vasta gama de
antígenos potenciales que se encuentran en el ambiente.
Existen cinco tipos de Inmunoglobulinas (Ig):
• IgA
• IgD
• IgE
• IgG
• IgM
Ahora, especificando los dominios de inmunidad en dos áreas:
Dominio Salival.
Este es el territorio de la inmunidad local secretora y corresponde a
los tres tercios oclusales de las piezas dentarias.
Dominio Gingival.
Así como el dominio salival presenta un territorio de inmunidad
específica, la región gingival también presenta su propio dominio
inmunitario.
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Sistema Inmunológico.
Desde hace mucho tiempo, en el ser humano ha despertado cierta
curiosidad por conocer cómo funciona el cuerpo mismo, gente como Edward
Jennes y Louis Pasteur, analizaron por medio de sus experimentos, cómo
contrarrestar ciertas enfermedades por medio de vacunas; estos
importantes acontecimientos dieron inicio a lo que conocemos hoy como
respuesta inmunitaria, que se da por medio del Sistema Inmunológico, al
cual se le puede reforzar o fortalecer por medio de vacunas.
Lo cierto es que en las últimas dos décadas, el legado de Pasteur ha
alcanzado fronteras insospechadas. “La biología molecular trata de
identificar los genes responsables de la respuesta inmunológica –dice
Manuel Fresno, del Centro de Biología Molecular de la Universidad
Autónoma de Madrid-. Ahora ya no es sólo la microbiología, sino que hay
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muchas otras ramas, como la bioquímica y la genética, que intentan


descifrar el sistema muy complejo, tanto como el nervioso, pues para
reconocer el mundo exterior es necesaria la implicación de muchas células
interrelacionadas”

El Sistema Inmunológico es un mecanismo de defensa extraordinario que


posee nuestro cuerpo, conformado por un conjunto de células y moléculas
que actúan de inmediato contra cualquier agresión por parte de los muchos
organismos que nos rodean. Además de protegernos contra infecciones,
evita el desarrollo tumoral y ayuda a la eliminación de moléculas nocivas
originadas por el envejecimiento, trauma o procesos metabólicos.
Este sistema tiene cuanto menos tres propiedades funcionales principales
que lo diferencian de todas las otras defensas del cuerpo, estas son:
1. Especificidad extrema, o sea, la propiedad de reconocer y distinguir
un numero grandes de moléculas blanco distintas y responder (o no
hacerlo) a cada una de ellas de manera individual.
2. Discriminación entre lo propio y lo ajeno, de manera que coexiste
pacíficamente con todas las múltiples proteínas y otras materias
orgánicas que constituyen al huésped, pero responde de modo
enérgico contra sustancias extrañas, incluyendo células o tejidos de
otros individuos.
3. Memoria, es decir, la propiedad de moldearse a partir de experiencias
previas, de manera que encuentros subsecuentes con un patógeno
extraño particular originan respuestas más rápidas y vigorosas de las
que se presentan en el encuentro inicial.
Estas propiedades parecían misterios impenetrables sólo hace unos cuantos
decenios, pero en años recientes la investigación ha comenzado a
dilucidarlas. En la actualidad se conoce mucho respecto de los mecanismos
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que originan la especificidad y memoria inmunitaria, y el proceso


subyacente de discriminación de moléculas propias y ajenas también
comienza a descifrarse. Además, en la actualidad se reconoce el hecho de
que el sistema inmunitario de cada sujeto está evolucionando
continuamente en respuesta a su ambiente y experiencia, a medida que se
comunican y cooperan entre sí células individuales para controlar su propia
proliferación, diferenciación y funciones inmunitarias.
Normalmente el sistema inmunitario reconoce lo extraño y lo ataca en un
mecanismo de defensa. Si es inmunodeficiente en forma congénita o
adquirida, no logra destruir al agresor. Por lo general respeta lo propio, lo
tolera; pero si lo ataca da origen a enfermedades autoinmunes.
En el esquema siguiente se mostrará, de forma resumida lo mencionado
previamente.

Ya definidas las generalidades del sistema inmunológico continuamos a algo


más específico, lo que es su conformación biológica: sus órganos, sus
células efectoras, y el complemento del sistema inmunológico. Además, al
final de la sección se incluirán algunas técnicas recientes utilizadas para
analizar la respuesta inmune.
Algunos conceptos y definiciones básicas para el entendimiento del sistema
inmunológico serán descritos a continuación. Además, se ahondará en
algunas de estas definiciones conforme se desarrollen los temas.
• Antígeno: Es toda molécula presente en microorganismos o células,
capaz de inducir una respuesta inmune.
• Anticuerpo: Es una proteína, llamada también inmunoglobulina (Ig),
producida por las células plasmáticas derivadas de los linfocitos B, y
capaces de reaccionar con un antígeno, por lo cual la reacción
antígeno-anticuerpo es específica (Relativo a la Inmunidad Específica
que se describirá posteriormente).

• Sistema del complemento: Es un conjunto de proteínas del plasma,


que se activan enzimáticamente y amplían la respuesta inmune,
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aumentando la fagocitosis y la inflamación y destruyendo, en algunos


casos por acción directa, gérmenes y células.
• Citoquinas. Son moléculas proteicas, secretadas por las células y que
actúan como reguladoras de funciones de otras. Varias de ellas que
son producidas por células del sistema inmune y actúan sobre otras
células del sistema inmune se conocen como interleuquinas.
• Quimoquinas: Moléculas responsables de atraer las diferentes
poblaciones de leucocitos al lugar requerido para asegurar una
adecuada respuesta inmune.
• Endocitosis: Las células capturan e incorporan a su citoplasma
microorganismos, células o moléculas por pinocitosis,
macropinocitosis o por fagocitosis.

• Inflamación: Es el conjunto de mecanismos por los cuales los tejidos


vivos se defienden contra moléculas, gérmenes y factores físicos,
procurando aislarlos, excluirlos o destruirlos y reparar los daños
ocacsionados por el factor agresor.

Órganos del Sistema Inmune.


Los agentes infecciosos que pueden penetrar en el organismo por cualquier
punto. Por eso, los tejidos y los órganos del sistema inmunológico están
ampliamente distribuidos. A continuación se presenta la lista de órganos del
sistema inmune.

• Órganos linfoides primarios:


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○ Medula Ósea: comprende entre 3 000 y 4 000 gramos, sirve de


albergue a las células madres o pluripotenciales, al linfocito,
las células polimorfonucleares o granulocitos, así como a las
células dendríticas o presentadoras de antígeno (que se
describirán en la sección de Inmunidad Celular) y células
encargadas del proceso de la inflamación como los basófilos y
eosinófilos. Por otra parte produce eritrocitos y plaquetas.
○ Timo: Órgano central de la inmunidad celular. Actividad grande
en la vida embrionaria. Principal productor de Linfocitos T.

• Órganos linfoides Secundarios

○ Ganglios Linfáticos: actúan como filtros, al poseer una


estructura interna de tejido conectivo fino, en forma de red,
relleno de linfocitos que recogen y destruyen bacterias y virus.
○ El Bazo: Su función principal es la destrucción de células
sanguíneas rojas viejas, producir algunas nuevas y mantener
una reserva de sangre.
○ Tejido Linfoideo asociado a mucosas: Son agrupaciones de
tejido linfoide no encapsulado, situado en la lámina propia y
áreas submucosas (denominado MALT), de los tractos
gastrointestinal (denominado GALT), respiratorio (denominado
BALT) y las amígdalas (faríngeas, palatales, linguales y
tubáricas).

• Órganos linfoides Terciarios

○ Epitelio Intestinal
○ Linfocitos Intraepiteliales
○ La piel

Células del Sistema Inmune.


En los procesos de defensa inmune participan una serie de células:
• Polimorfonucleares Neutrófilos: Son glóbulos blancos de
tipo granulocito, es el tipo de leucocito más abundante de la sangre
en el ser humano. Su función principal es la fagocitosis de bacterias y
hongos.

• Monocitos: Son un tipo de glóbulos blancos agranulocitos. Se generan


en la médula ósea y después viajan por la sangre, al transcurrir un
periodo de alrededor de 24 horas de permanecer en el torrente
sanguíneo, los monocitos lo abandonan y atraviesan el endotelio de
los capilares, o las vénulas poscapilares, hacia el tejido conectivo,
donde se diferencian rápidamente a macrófagos. Su principal función
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es la de fagocitar o "comerse" a diferentes microorganismos o restos


celulares.

• Macrófagos: son unas células del sistema inmunitario, que se


localizan en los tejidos procedentes de la emigración desde
la sangre a partir de un tipo de leucocito llamado monocito. La
función principal de los macrófagos es la de fagocitar todos los
cuerpos extraños que se introducen en el organismo como
las bacterias y sustancias de desecho de los tejidos.
• Basófilos: Se originan en la medula ósea. Tienen una activa
participación en la respuesta inmunitaria, a través de la liberación
de histamina, serotonina en bajas concentraciones, y otras sustancias
químicas.

• Mastocitos: son células cebadas y se originan en las células madre de


la médula ósea y actúa en la mediación de procesos inflamatorios.

• Eosinófilos: es un leucocito granulocito pequeño derivado de


la médula ósea. Son responsables de muchas
funciones proinflamatorias, principalmente en la patogénesis de las
enfermedades alérgicas, como célula efectora
de hipersensibilidad inmediata, así como en la muerte de parásitos.

• Células Dendríticas: Proviene de células precursoras circulantes de


estirpe mieloide. Cuando aún son inmaduras se asientan en la piel,
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las membranas mucosas, los pulmones y el bazo, allí engullen a


los microorganismos invasores a través del receptor de
reconocimiento de patrones que poseen en su superficie, también
ingieren el líquido que las rodea y fagocitan virus y bacterias.

• Células Dendríticas Foliculares: en humanos presentan proyecciones


membranosas que se hallan en los ganglios linfáticos, el bazo y los
tejidos linfáticos de las mucosas. La mayoría de las CDF no derivan de
la médula ósea, se desconoce su origen, pero se hallan en los centros
germinales de los folículos linfocíticos y se las considera células
accesorias de la respuesta inmune. Las CDF
captan antígenos (sustancias extrañas para el organismo) que forman
complejos con anticuerpos o productos del complemento y luego
muestran estos antígenos sobre su superficie para que sean
reconocidos por los linfocitos B, de esta manera maduran
diferenciándose en linfocitos B de memoria o formadores de
anticuerpos.
• Linfocitos Asesinos Naturales: También se las conoce como células
nulas o natural killers. Morfológicamente son prácticamente
indistinguibles a los linfocitos grandes excepto por los gránulos que
contienen. También se les llama tercera población ya que cuando se
conocieron bien los linfocitos T y B por marcadores, las células NK no
acoplaban estos marcadores.

• Linfocito: son un tipo de leucocito (glóbulo blanco) comprendidos


dentro de los agranulocitos. Los linfocitos son células de alta jerarquía
en el sistema inmune, principalmente encargadas de
la inmunidad específica o adquirida. Estas células se localizan
fundamentalmente en los órganos linfoides. Tienen receptores para
antígenos específicos y, por tanto, pueden reconocer y responder al
que se les presente. Por último, los linfocitos se encargan de la
producción de anticuerpos y de la destrucción de células anormales.
Estas respuestas ocurren en el interior de los órganos linfoides, los
cuales, para tal propósito, deben suministrar un entorno que permita
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la interacción eficiente entre linfocitos, macrófagos y antígeno


extraño. La principal causa de su aumento es el estrés.

• Células Endoteliales: Participan en la respuesta inmune generando


citoquinas (las cuales se describirán en la sección de Inmunidad
Celular) que modulan la actividad de los linfocitos.
• Fibroblastos: Participan en procesos de cicatrización.

• Plaquetas: Participan en procesos inflamatorios y de fagocitosis.


• Eritrocito: son los elementos formes cuantitativamente más
numerosos de la sangre. La hemoglobina es uno de sus principales
componentes y su objetivo es transportar el oxígeno hacia los
diferentes tejidos del cuerpo.
Ahora que las principales características del sistema inmunológico están
definidas pasaremos a sus mecanismos de acción específicos. Lo que es la
inmunidad innata que es heredad genéticamente, la cual describiremos en
la siguiente sección; aparte tenemos la inmunidad adaptativa, la cual
describiremos brevemente, después de la inmunidad innata.

Inmunidad Innata (inespecífica).


Los mecanismos de defensa innatos se heredan a cada organismo como
parte de su estructura.
La inmunidad innata incluye mecanismos de defensa externos e internos.
Estos mecanismos están siempre presentes en el cuerpo y representan la
primera línea de defensa frente a la invasión por patógenos potenciales. Los
mecanismos externos (Piel, mucosas, secreciones, etc.) de defensa se
complementan con los mecanismos de defensa internos, como la
fagocitosis.
Los patógenos invasores, como las bacterias, que han atravesado las
barreras epiteliales alcanzan los tejidos conjuntivos. Estos invasores
pueden introducirse en los capilares sanguíneos o linfáticos de manera que
son transportados a otras zonas del cuerpo. Los mecanismos innatos de
defensa inmunológica son los primeros que actúan para evitar la invasión y
la propagación de la infección. Cuando estas defensas no son suficientes
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para destruir los patógenos, tiene lugar la participación de los linfocitos


cuyo efectos específicos refuerzan las defensas inmunitarias inespecíficas.

Activación de la inmunidad innata


El sistema inmunitario innato diferencia entre las células propias de los
tejidos del cuerpo y los invasores patógenos al reconocer las moléculas,
denominadas patrones moleculares asociados a los patógenos (PMAP), que
son características de los invasores. Los PMAP más conocidos son los
lipopolisacáridos (LPS) de las membranas de las bacterias gramnegativas y
los peptidoglucanos de las paredes de las bacterias grampositivas.
Algunas células del sistema de inmunidad innata poseen sobre sus
superficies proteínas receptoras para estos PMAP, denominados Receptores
de tipo peaje. Hasta el momento en el ser humano se han identificado para
un tipo diferente de molécula característica de los patógenos invasores y no
de las células humanas, esto permite a nuestro sistema inmunitario innato
identificar de forma correcta cualquier patógeno potencial.
Por ejemplo, la exposición a los LPS de las bacterias estimula uno de los
receptores de tipo peaje de las células dendríticas y macrófagos.
Posteriormente se estimula para que secreten citoquinas (las cuales se
describirán en la Sección de Inmunidad Celular) para que recluten otras
células del sistema inmunitario y promueven diferentes aspectos de las
respuesta inmunitaria innata, como la fagocitosis y la fiebre. Además son
necesarias para activar las células del sistema inmunitario adaptativo.

Fagocitosis:
Existen tres tipos principales de células fagocíticas: los neutrófilos; las
células del sistema mononuclear fagocítico; y los fagocitos específicos de
órgano, como del hígado, bazo, ganglios, pulmones y cerebro. A
continuación se presenta un cuadro que muestra las localizaciones de las
células fagocíticas:

Los tejidos conjuntivos tienen una población residente de toda clase de


leucocitos. Estos leucocitos se reclutan en la zona de infección a través de
un proceso denominado quimiotaxia, es decir, el movimiento hacia los
productos químicos que causan atracción, denominados quimiocinas. Los
neutrófilos son las primeras células que llegan a la zona de la infección; los
monocitos llegan más tarde y se pueden transformar en macrófagos a
medida que evoluciona el proceso infeccioso.
En los casos en los que la infección ya se ha propagado, se unen otras
células fagocíticas procedentes de la sangre, pueden salir a través de los
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pequeños huecos que existen entre dos células endoteliales adyacentes de


la pared capilar, este proceso se denomina extravasación (o diapédesis).
Las células fagocíticas capturan las partículas extrañas de manera que ésta
(la partícula extraña) queda rodeada por extensiones citoplásmicas que
finalmente se fusionan. Así, la partícula queda rodeada por una membrana
plasmática incluida dentro de un orgánulo similar a una vacuola alimenticia.
Más tarde, la vacuola se fusiona con lisosomas, de manera que la partícula
ingerida y las enzimas digestivas aún están separadas del citoplasma por
una membrana continua. Sin embargo, a menudo las enzimas lizosómicas
se fusionan antes de que se termine la fagocitosis, expulsando sus enzimas
hacia la zona de infección, con potenciación de la inflamación.

Fiebre:
Como ya se mencionó con anterioridad, la pared celular de las bacterias
gramnegativas contiene endotoxina, un lipopolisacárido que estimula la
liberación de diversas citoquinas (las cuales serán explicadas en la sección
de Inmunidad Celular) por parte de monocitos y macrófagos. Estas
citoquinas, como la interleuquina-1, la interluquina-6 y el factor de necrosis
tumoral, inducen fiebre, somnolencia y disminución de la concentración
plasmática de hierro.
La fiebre de intensidad leve o moderada facilita la recuperación en los casos
de infecciones bacterianas, y representa un efecto en el aumento de la
actividad de los neutrófilos y el incremento de la producción de interferón.

Interferones.
Las células infectadas por un virus producían polipéptidos que interferían
con la capacidad de una segunda cepa vírica no relacionada para infectar
otras células del mismo cultivo. Estos Interferones daban lugar a una
resistencia inespecífica y de acción breve frente a la infección vírica. Los
Interferones humanos solo se pueden obtener en cantidades pequeñas.
Ahora que ya hemos completado una definición básica de lo que es la
Inmunidad Innata y sus componentes auxiliares, así como sus mecanismos
de acción, procedemos a completar las formas de acción del Sistema
Inmunológico con lo que es la Inmunidad Humoral y Celular.
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Inmunidad Adaptativa (específica).


La inmunidad adaptativa es aquélla relacionada con el aprendizaje de las
células del sistema inmunológico. Ésta no se hereda genéticamente, sino
que se aprende por la exposición a un antígeno. Las células de memoria
(Linfocitos con memoria) son expuestas a un antígeno y aprenden la
estructura de éste, creando así un anticuerpo exclusivo para defenderse del
antígeno. Esto facilita la respuesta inmunitaria cuando el organismo es
expuesto de nuevo al mismo antígeno. La inmunidad adaptativa no se
describirá pero en seguida se plasmará el suceso histórico que permitió el
descubrimiento de esta respuesta inmunitaria.
Un bacteriólogo alemán, Emil Adolf von Behring, demostró en 1890 que el
cobaya inyectado con una dosis subletal de toxina diftérica podía sobrevivir
a inyecciones posteriores de dosis letales de dicha toxina. Más adelante,
von Behring demostró que esta inmunidad se podía transferir a un segundo
animal que no se había expuesto mediante las inyecciones del suero de los
cobayas inmunizados. Este investigador señaló que los animales
inmunizados presentaban sustancias químicas en el suero (las cuales
denominó anticuerpos) que eran las responsables de la inmunidad. También
demostró que estos anticuerpos conferían inmunidad únicamente frente a
las infecciones de difteria; los anticuerpos eran específicos en cuanto a sus
acciones (de ahí que se llamen Inmunidad Adaptativa o Específica).
Posteriormente se supo que los anticuerpos son proteínas producidas por un
tipo concreto de linfocito.
En resumen, lo que Behring descubrió fue la especificidad de un anticuerpo
contra un antígeno al que ya había sido expuesto, mejorando de esta forma
la respuesta inmunitaria. Él lo comprobó con la toxina diftérica, pero cabe
aclarar que el mecanismo de aprendizaje es grandísimo, y que cada
anticuerpo específico adaptado es único para un antígeno específico, e inútil
contra otro antígeno.
Ahora que ya está definida la especificidad del sistema inmunológico cabe
destacar el descubrimiento efectuado a principios de los años sesenta,
hecho por Jacques Miller, Noel Warner y Aleksander Szenberg. Ellos
determinaron la existencia de dos clases de linfocitos, controladora cada
una de uno de los dos tipos de respuesta inmunitaria (estos tipos son una
clasificación distinta a la de Inmunidad Innata e Inmunidad Adaptativa): La
Inmunidad Celular, o mediada por células; y la inmunidad humoral, mediada
por anticuerpos.
La inmunidad celular participa la clase de linfocito que tiene su origen en el
Timo, los linfocitos T; y la inmunidad humoral se debe a la acción de los
linfocitos B. Debido a este descubrimiento y su repercusión en el estudio de
la respuesta inmune haremos la descripción acorde a cada tipo de
inmunidad.

Inmunidad Celular.
La respuesta inmune celular es la mediada por la acción directa, sobre el
patógeno, de los linfocitos timodependientes (llamados linfocitos T), o de las
células efectoras activadas por las proteínas producidas por ellos. Esto
quiere decir, que deben tener un contacto físico real con las células que
destruyen.
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Los Linfocitos T se originan en la médula ósea bajo el influjo de la


timopoyetina, hormona producida en las células epiteliales del timo; luego,
éstos colonizan el Timo, donde se les otorgan características de superficie
inmunológica diferentes a las de otros linfocitos. Otros linfocitos T se
originan en el mismo Timo, y otros derivan de las células que proceden del
timo (Todos llamados Linfocitos T). Durante el proceso de maduración los
linfocitos T adquieren diferentes antígenos de membrana, los cuales
permiten su clasificación en subpoblaciones e implican capacidad funcional
distinta.
Cada subpoblación de linfocitos T tiene funciones inmunitarias específicas.
Las células T citotóxicas inducen la destrucción mediada por células de
células víctimas específicas. Los linfocitos T colaboradores y supresores
desempeñan funciones de mantenimiento. Los linfocitos T se activan
únicamente por los antígenos que son presentados sobre la superficie de
células concretas presentadoras de antígeno. Las células T colaboradoras
activadas producen linfoquinasas, proteínas que estimulan a otras células
del sistema inmunitario.
De forma más específica, se puede decir que los Linfocitos T atacan a las
células hospedadoras que se han infectado con virus u hongos, a las células
humanas trasplantadas a las células cancerosas. Éstos no segregan
anticuerpos (a diferencia de los Linfocitos B, que se tratarán en Inmunidad
Humoral), en cambio, para destruir a las células deben acercarse a las
mismas, o establecer un contacto físico estrecho con ellas. Por lo tanto, y en
concordancia con lo afirmado al principio del tema, los linfocitos T
proporcionan la inmunidad mediada por células o inmunidad celular.
Además, a diferencia de los Linfocitos B (que se describirán en la Inmunidad
Humoral más adelante), los Linfocitos T no forman anticuerpos, y
únicamente son capaces de reconocer antígenos proteicos que se muestran
sobre las membranas de las células presentadoras de antígeno (como las
células dendríticas). Los receptores de linfocitos T (llamados TCR) son
incapaces de unirse a antígenos libres.
Para aclarar este mecanismo, las células presentadoras de antígeno
pinocitan el antígeno proteico de la célula invasora, lo digieren parcialmente
y lo presentan en su membrana celular, en donde se une a los antígenos de
histocompatibilidad (antígenos que se presentan en las células de un
organismo y que presentan una marca genética reconocible en todo el
organismo). Cuando los antígenos proteicos unidos a los antígenos de
histocompatibilidad se presentan en la membrana celular de las células
presentadoras de antígeno migran a través de los vasos linfáticos hasta
órganos linfoides secundarios, en donde segregan quimiocinas que atraen a
los Linfocitos T, quienes reconocen al antígeno proteico en la membrana de
las células presentadoras de antígeno.
Ahora bien, retomando el tema de las subpoblaciones de linfocitos T y su
acción en la inmunidad mediada por células, describiremos la función,
estructura, algunos mecanismos de activación y la forma de actuar de estas
subpoblaciones de linfocitos T.

Linfocitos T citotóxicos.
Éstos presentan en su superficie celular una proteína denominada CD8 (Del
inglés, “Cluster of Differentiation”, es decir, “Grupo de Diferenciación”). La
función específica de los Linfocitos T citotóxicos es la destrucción de las
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células del organismo portadoras de moléculas foráneas, es decir, extrañas.


Cabe recalcar que estas moléculas pueden pertenecer al microorganismo
invasor, pero también pueden ser moléculas producidas por el genoma de la
célula propia debido a una transformación maligna, o bien, pueden ser
simplemente moléculas del propio organismo que anteriormente no habían
sido presentadas al sistema inmune.
Los linfocitos T citotóxicos constituyen un mecanismo de defensa frente a
las infecciones víricas y fúngicas, y son también los responsables del
rechazo de los trasplantes y de la vigilancia inmunológica frente al cáncer.
Ahora sí, entrando de lleno al mecanismo de acción: Cuando la célula T
citotóxica entra en contacto físico real con la célula a destruir, segregan
moléculas denominadas perforinas y enzimas denominadas granzimas. Las
perforinas se introducen en la membrana plasmática de la célula a destruir
y polimerizan formando un poro de gran tamaño. Este poro da lugar a la
destrucción osmótica de la célula. Las granzimas se introducen en la célula
a destruir y, a través de la activación de las caspasas (enzimas implicadas
en la apoptosis celular) dan lugar a la destrucción del ADN de la célula.

Linfocitos T colaboradores.
Estos linfocitos presentan en su superficie celular la molécula CD4.
Como su nombre implica, estas células acrecientan la respuesta
inmunitaria, mejoran la capacidad de los linfocitos B para diferenciarse en
células plasmáticas y secretar anticuerpos específicos (Este tema se tratará
en el siguiente inciso, sobre Inmunología Humoral), y colaboración con los
linfocitos T citotóxicos para montar una respuesta inmunitaria celular.
Participan en la respuesta inmunitaria específica de los Linfocitos B y los
Linfocitos T citotóxicos a través de la secreción de reguladores químicos
denominados linfoquinasas (que se describirán más adelante).
Existen dos clases de Linfocitos T colaboradores, los tipo 1 y los tipos 2,
quienes realizan funciones distintas según las linfoquinas que segregan (ver
tema “Linfoquinas”).

Linfocitos T reguladores.
Presentan en su superficie celular la proteína CD25 y también la molécula
CD4. Pero la característica más distintiva de éstos parecer ser la activación
de un gen conocido como FOXP3, que codifica un factor de transcripción que
puede actuar como interruptor maestro para la diferenciación y función de
los Linfocitos Reguladores.
Hablando un poco más de su función, se sabe que promueven la detención
de la respuesta inmunitaria específica; inhiben la actividad de los linfocitos T
citotóxicos y de los linfocitos B. Lamentablemente no se conocen
completamente cuáles son los mecanismos por medio de los cuales los
linfocitos T reguladores suprimen la respuesta inmunitaria específica. En
algunos casos, es necesario un contacto célula-célula; en otros, los linfocitos
T reguladores secretan linfoquinas que actúan sobre el sistema inmunitario
innato (ya descrito con anterioridad) y suprimen la secreción de citoquinas
que promueven la inflamación (ver explicación sobre citoquinas).
Debido a su poder para suprimir respuestas inmunitarias específicas
inadecuadas, protegen al organismo de enfermedades producidas por el
mismo sistema inmunitario, como las alergias y las enfermedades
Borrador # 2
Inmunoquímica

autoinmunitarias (enfermedades en que el sistema inmunitario es incapaz


de reconocer y tolerar los antígenos propios).
Ahora que terminamos de hablar de las funciones específicas de las
distintas células de la inmunidad celular, se le otorga un lugar a las
moléculas promotoras de las interacciones inmunitarias mediadas por
células.

Linfoquinas (Citoquinas Linfocíticas).


Los Linfocitos T y algunas otras células como los macrófagos, segregan
varios polipéptidos que actúan de manera autócrina para regular muchos
aspectos del sistema inmunitario. Estos productos se denominan
generalmente citoquinas; el término de linfoquinas se suele utilizar para
denominar a las citoquinas de los linfocitos. Debido a varias confusiones se
acordó llamar a todos los tipos de citoquinas con el nombre de
“interleuquina”.
Por ejemplo, los Linfocitos T colaboradores de subtipo 1 producen
interleuquina-2 e interferón gamma (el interferón fue descrito en el tema de
inmunidad innata), las cuales activan las células T citotóxicas y estimulan la
inmunidad mediada por células. En contraste, los Linfocitos T colaboradores
subtipo 2 segregan interleuquina-4, interleuquina-5, interleuquina-10 y otras
linfoquinas que estimulan los linfocitos B y facilitan la inmunidad humoral (la
inmunidad humoral se describirá más adelante). Además, la interleuquina-4
puede activar a las células cebadas y otros agentes que promueven la
respuesta inmunitaria alérgica.
A continuación se presenta una serie de cuadros donde se proporciona
información sobre distintas citoquinas, y su función en ciertos mecanismos
inmunitarios.
Borrador # 2
Inmunoquímica

Inmunidad Humoral.
Borrador # 2
Inmunoquímica

La inmunidad humoral es el mecanismo específico de defensa que cumplen


los linfocitos B, éstos actúan frente a algunas infecciones víricas mediante la
secreción de anticuerpos, también llamados Inmunoglobulinas (Ig), a la
sangre y la linfa. Debido a que la sangre y la linfa son líquidos corporales
(alguna vez denominados “humores”), recibe el nombre de Inmunidad
Humoral.
Los anticuerpos liberados por los Linfocitos B pueden unirse a antígenos de
una forma específica. Esta unión estimula una cascada de reacciones en la
que se activa un sistema de proteínas plasmáticas denominado
complemento. (el complemento fue definido con anterioridad en la sección
de “Sistema Inmunológico”).
La exposición de un linfocito B frente a un antígeno adecuado da lugar al
crecimiento celular seguido de numerosas divisiones celulares. Parte de la
descendencia se convierte en células de memoria; estas células son
visualmente indistinguibles de la célula original y desempeña un papel
importante en la inmunidad activa. Otras se transforman en células
plasmáticas, como se mencionó con anterioridad. Las células plasmáticas
son las factorías proteicas que producen unos 2 000 anticuerpos por
segundo.
Como ya se mencionó previamente, las proteínas que constituyen los
anticuerpos también se denominan inmunoglobulinas. Éstas serán descritas
posteriormente.
Ya descritas las bases del funcionamiento de la inmunidad humoral, y con lo
ya definido con anterioridad sobre el Complemento del Sistema
Inmunológico pasamos a describir el sistema del complemento, o sea, la
interacción entre los linfocitos B y el complemento, lo que se denomina, vía
de activación del complemento.

El Sistema de Complemento
El sistema del complemento consiste en un grupo de proteínas plasmáticas
que median varios mecanismos efectores de la respuesta inmune. La
activación del complemento facilita la eliminación de antígenos del
organismo y aumenta la actividad de la respuesta humoral. La mayoría de
los componentes están presentes en el plasma en forma de precursores
inactivos. La iniciación de la llamada “Cascada del Complemento”
determina la activación secuencial de cada uno de sus componentes:
Las funciones principales de la “Cascada del Complemento” son:
• Opsonización: fenómeno por el cual el antígeno cubierto por
anticuerpos y/o componentes activados del complemento es
eliminado por células fagocíticas.
• Lisis: de las células infectadas o de microorganismos invasores.
• Inflamación: la activación de la cascada del complemento genera
péptidos biológicamente activos con actividad anafiláctica y
quimiotáctica.
• Solubilización de los inmunocomplejos.
La combinación de los anticuerpos con los antígenos no produce por sí
misma la destrucción de los antígenos o de los microorganismos patógenos
que contienen estos antígenos. En vez de ello, los anticuerpos identifican los
objetivos para el ataque inmunológico y activan procesos inmunitarios
inespecíficos que destruyen al invasor. Esto se hace activando las proteínas
inactivas del complemento del sistema inmunológico. Estas proteínas se
Borrador # 2
Inmunoquímica

denominan C1 a C9, y, según sus funciones, se pueden subdividir en tres


componentes:
1. Reconocimiento (C1)
2. Activación (C4, C3, C2, en ese orden)
3. Ataque (C5 – C9).
La fase de ataque consiste en la fijación del complemento, en la que las
proteínas del complemento se unen a la membrana celular de la célula
víctima, y la destruyen.
Existen dos vías de activación del complemento. La vía Clásica se inicia por
la unión de los anticuerpos de las subclases IgG e IgM (Ig =
Inmunoglobulina, las cuales se describirán más adelante) a los antígenos de
la membrana de la célula invasora. Esta vía es más rápida y eficaz que la
vía alternativa, que se inicia por el efecto de los polisacáridos específicos
que recubren a las células bacterianas.
En la vía clásica, los anticuerpos IgG e IgM activan C1, que cataliza la
hidrólisis de C4 en dos fragmentos, C4a y C4b. El fragmento C4a se une a la
membrana celular y se convierte en una enzima activa. Después, a través
de un paso intermedio que incluye la fragmentación de C2, C3 se fragmenta
en C3a y C3b. A través de una secuencia de acontecimientos diferentes, la
activación de la vía alternativa del complemento también da lugar a la
conversión de C3 en C3a y C3b, de manera que ambas vías convergen en
este punto.
El fragmento C3b convierte C5 en C5a y C5b. Los fragmentos C3a y C5a
estimulan la liberación de histamina por parte de las células cebadas;
además, C5a actúa como quimiocina que atrae neutrófilos y monocitos
hacia el lugar de la infección. Mientras tanto, los componentes C5 a C9 se
insertan en la membrana de la célula bacteriana formando un complejo de
ataque a la membrana. Este complejo es un poro de gran tamaño que
puede destruir la célula bacteriana a través de la entrada de agua por
mecanismos osmóticos. Se puede observar que son las proteínas del
complemento, y no los anticuerpos en sí mismos, los que destruyen
directamente la célula; los anticuerpos actúan sólo como un mecanismo de
activación en este proceso.
Para conocer los fines específicos del sistema complemento, se puede
acudir a su definición previamente hecha, en Sistema Inmunológico.
En el siguiente cuadro se encuentra de forma resumida los activadores de
las vías del complemento.

Como mencionamos en la sección anterior, las Inmunoglobulinas son los


anticuerpos presentes en la superficie de los Linfocitos B. A continuación
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Inmunoquímica

describiremos las estructuras elementales que conforman una


Inmunoglobulina, así como su acción y algunas características de
importancia.

Inmunoglobulinas.
Las inmunoglobulinas son los elementos fundamentales en cada etapa de
una respuesta inmunitaria humoral. Cuando se expresan sobre las
superficies de linfocitos B en reposo, actúan como receptores que pueden
detectar y distinguir entre la vasta gama de antígenos potenciales que se
encuentran en el ambiente. Al fijarse los antígenos en los receptores, las
inmunoglobulinas de superficie pueden iniciar una cascada de procesos de
señalización que quizá culminen en activación de una célula B, proliferación
clonal y/o generación de células plasmáticas. Las inmunoglobulinas que se
secreten como resultado funcionan entonces como anticuerpos,
desplazándose a través de los líquidos de los tejidos para buscar y fijar las
moléculas antigénicas especificas que desencadenaron su producción.
Las dos características fundamentales de las inmunoglobulinas como
proteínas fijadoras de antígeno son la especificidad de cada una de ellas
para una estructura antigénica particular, y su diversidad, como grupo. Sin
embargo, además de la fijación de antígenos, las inmunoglobulinas poseen
actividades biológicas secundarias que son fundamentales para la defensa
del huésped. Estas incluyen, por ejemplo, su propiedad para funcionar
como opsoninas (ayudar a la eliminación fagocítica de un antígeno cubierto
de anticuerpos), para activar la cadena de complemento (ver la sección de
complemento en Sistema Inmunológico, y El Sistema Complemento en la
Inmunidad Humoral) y para cruzar la barrera placentaria. Las
inmunoglobulinas son heterogéneas en relación con estas últimas
actividades, las cuales están determinadas por características estructurales
independientes de las que señalan la especificidad a antígenos.

Organización y Diversidad de las Inmunoglobulinas.


Las inmunoglobulinas son una familia enorme de glucoproteínas
constituidas por 82% a 96% de polipéptidos, y de 4 a 18 de carbohidratos
por peso cada una. Casi todas las propiedades biológicas de las
inmunoglobulinas derivan de la estructura de sus componentes
polipeptídicos. Los anticuerpos son moléculas bifuncionales en cuanto a
que se fijan específicamente a antígenos, y también inician una diversidad
de fenómenos secundarios, como activación del complemento, opsonización
o transducción de señal, que no están relacionados con su especificidad
fijadora de antígeno. Como se expone en seguida, estos dos aspectos
independientes de la función de las inmunoglobulinas residen en regiones
separadas de cada proteína.
Durante algún tiempo, la diversidad completa de las inmunoglobulinas fue
una barrera importante en la comprensión de su estructura. Una muestra
de suero de una persona normal contiene un número enorme de diferentes
moléculas de anticuerpos, cada una de las cuales se presenta sólo en
cantidades diminutas y (debido a su estructura singular) tiene su propio
conjunto distintivo de propiedades físicas, como peso molecular y punto
isoeléctrico. Por ejemplo, cuando se fracciona una muestra de suero por
Borrador # 2
Inmunoquímica

electroforesis (una técnica que separa las proteínas según su peso por
medio del paso corriente eléctrica a través de ellas), se encuentra que las
inmunoglobulinas vibran como una banda ancha (llamada fracción de
gammaglobulina) que refleja la presencia de innumerables proteínas
distintas, cada una de ellas con propiedades electroforéticas ligeramente
diferentes. Esto es lo que da la gran variedad y diversidad a las
Inmunoglobulinas para producir fenómenos secundarios desligados de su
especificidad ligadora a antígenos.

Estructura General de las Inmunoglobulinas.


Estructura elemental y mecanismos de
diversidad.
Hay características generales comunes a todas las Inmunoglobulinas,
específicas o propias de cada clase. La característica general más
importante y común a todas ellas se basa en la unión de dos cadenas
pesadas (H) de 440 aminoácidos cada una, unidas a su vez a dos cadenas
livianas o ligeras (L) de 220 aminoácidos cada una. La unión de las dos
cadenas livianas a las dos pesadas forma una especie de pinza, encargada
de atrapar al Antígeno.
Pero, ¿cómo se forman las cadenas pesadas y livianas? y ¿cómo se logra su
gran diversidad?. Puesto que, como ya se mencionó, la cantidad grandísima
de anticuerpos en el organismo no se transmiten por herencia, sino que se
aprende conforme el organismo se expone a distintos antígenos.
El mecanismo para armar los millones de anticuerpos se basa en lo que se
descubrió en los experimentos de Susumu Tonegawa, el cual llevó a la
descripción definitiva del proceso por el cual el sistema inmunológico
produce tantos tipos distintos de anticuerpos. A diferencia de lo que ocurre
con la inmensa mayoría de los genes, Susumu observó que los portadores
de la información correspondiente a las cadenas pesadas no se encontraban
en el óvulo fecundado; la información residía en cuatro conjuntos de
minigenes localizados en partes del núcleo, muy separadas. La diversidad e
los anticuerpos nace del tamaño de estas familias de minigenes: existen
más de 100 tipos de genes variables (V), 12 genes de diversidad (D) y
cuatro genes de unión (J). Los genes constantes (C) varían de modo que
afectan sólo a la función del anticuerpo, pero no a su afinidad antigénica.
Durante el desarrollo de una célula productora de anticuerpos, un miembro
de cada uno de los conjuntos de minigenes salta de su posición original y se
liga a otro hasta formar un gen V-D-J-C completo. Este reagrupamiento
genético permite que se formen hasta 4 800 variedades diferentes (100 x
12 x 4 x 1) de cadenas pesadas. El mismo proceso tiene lugar en la
formación de genes de cadenas ligeras, con la salvedad de que sólo tienen
segmentos V, J y C (no hay segmento de diversidad D), permitiendo que se
formen 400 variedades diferentes de cadenas ligeras (100 x 4 x 1). Ahora
bien, como ya se mencionó, el anticuerpo se conforma de la unión de
cadenas pesadas con cadenas ligeras, dando como resultado una diversidad
de 1 920 000 de genes para producir anticuerpos. Es este mecanismo el que
permite la grandísima variedad de anticuerpos no heredados por genes
específicos para cada uno de ellos.
A continuación se muestra una serie de imágenes que demuestran de forma
gráfica la estructura de los anticuerpos (Inmunoglobulinas), o sea, sus
cadenas pesadas (H), cadenas ligeras (L), los segmentos V, D, J y C.
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Inmunoquímica
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Características de las inmunoglobulinas (Ig)


Clase de Ig IgG IgM IgA IgE IgD

Estructura Monomé Pentaméri Monoméri Monoméri Monoméri


rica ca ca o ca ca
Dimérica

Subclases Cuatro No Tiene Dos No Tiene No Tiene

Concentración 70-75% 10% 15-20% En suero Menor a


en Suero sólo 1%
trazas,
pero está
en los
mastocito
s

Las inmunoglobulinas son moléculas bifuncionales que fijan antígenos y,


además, inician otros procesos biológicos que son independientes de la
especificidad de anticuerpo. Estos dos tipos de actividades se localizan cada
una en un área particular de la proteína: la fijación de antígenos en los
dominios combinados de la parte variable de la cadena pesada (VH) y a la
parte variable de la cadena liviana (VL), y las otras actividades en los
dominios constantes de la cadena pesada (CH).

Inmunoglobulina G (IgG).
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Inmunoquímica

La IgG representa aproximadamente 75% de las inmunoglobulinas séricas


totales del adulto normal, y es el anticuerpo más abundante que se produce
durante las respuestas inmunitarias humorales secundarias en la sangre.
Dentro de la clase IgG, las concentraciones relativas de las cuatro subclases
son aproximadamente así: IgG1, 60 a 70%; IgG2, 14 a 20%; IgG3, 4 a 8%, e
IgG4, 2 a 6%. Estos valores varían un tanto entre diferentes individuos;
parece que la propensión a producir anticuerpos IgG de una subclase u otra
es, cuando menos en parte, un carácter hereditario.
La IgG es la única clase de inmunoglobulina que puede cruzar la placenta en
el ser humano, y se encarga de la protección del recién nacido durante los
primeros meses de vida. Las subclases no son iguales en lo referente a esta
propiedad, y la IgG2 se transfiere con menor eficacia que las otras. El valor
de adaptación o biológico de esta desigualdad, si es que existe, se
desconoce.
La IgG fija a antígeno también puede fijar (o sea, fijar y activar) el
complemento del suero; asimismo, las subclases realizan este proceso con
eficacia desigual (IgG3 > IgG1 > IgG2 > IgG4). La IgG4 carece por
completo por la vía clásica de activación del complemento, la cual requiere
fijación de una proteína llamada Clq; sin embargo, esta inmunoglobulina
puede ser activa en la vía alternativa. El sitio de fijación de Clq en las otras
proteínas IgG parece residir en el dominio CH2.

Inmunoglobulina A (IgA).

La IgA es la inmunoglobulina predominante producida por las células B en


placas las de Peyer (Placas de tejido linfoideo en los intestinos), amígdalas y
otros tejidos linfoides submucosos. Por tanto, aunque representa sólo de 10
Borrador # 2
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a 15% de las inmunoglobulinas del suero, es la clase de anticuerpo más


abundante que se encuentra en la saliva, lágrimas, moco intestinal,
secreciones bronquiales, leche, líquido prostático y otras secreciones. En
las superficies de células B, la IgA existe como monómero, que comprende
solo una unidad de cuatro cadenas. En la sangre o las secreciones, la IgA se
multimeriza para formar polímeros enlazados con disulfuro hasta de cinco
unidades de cadena, que se relacionan cada una con una molécula de
cadena J y (en las secreciones) con componente secretorio. Los tipos
predominantes secretados por IgA son dímeros y trímeros. Las dos
subclases, IgA1 e IgA2, se expresan en una relación de 5:1 en la sangre,
respectivamente, y tienen propiedades similares. Se han observado
receptores Fc específicos para IgA, pero no se han caracterizado de manera
adecuada.

Inmunoglobulina M (IgM).

La IgM constituye aproximadamente 10% de las inmunoglobulinas normales


del suero, y en condiciones normales es secretada como un pentámero con
cadena J; tiene un peso molecular aproximado de 9000 000. El anticuerpo
de IgM predomina en las respuestas inmunitarias primarias tempranas a la
mayoría de antígenos, aunque tiende a hacerse menos abundante
subsecuentemente. Es la clase que se encuentra con mayor frecuencia
como anticuerpos “naturales” contra antígenos del tipo de los
determinantes de grupo sanguíneo.
La IgM (a menudo acompañada por IgD) es la inmunoglobulina más común
que se expresa en las superficies de las células B, en particular los linfocitos
B vírgenes. La IgM es también la inmunoglobulina fijadora de complemento
más eficaz; una molécula de IgM fija a antígeno es suficiente para iniciar la
cascada del complemento. Existen receptores Fc específicos para IgM, pero
no se han caracterizado de manera apropiada.
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Inmunoglobulina D (IgD).

La molécula de IgD es una unidad monómera de cuatro cadenas con un


peso molecular aproximado de 180 000. Aunque la IgD se encuentra casi
siempre en las superficies de los linfocitos B que también tienen IgM de
superficie, pocas veces se secretan cantidades significativas en condiciones
normales y solo se hallan rastros de ella en la sangre. En las células que
expresan IgD e IgM, ambas clases de cadenas pesadas son producidas por
empalme alternativo de un ARN simple y tienen idéntica especificidad a
antígeno. La IgD en tales células puede fijar antígeno y transmitir señales al
interior de la célula, con consecuencias que aparecen ser idénticas a las que
origina la IgM. Cuando dichas células B se activan, cesa la expresión de la
IgD de superficie.
La función fisiológica de la IgD se desconoce.
Es relativamente lábil a la degradación por calor o enzimas proteolíticas.
Hay informes aislados sobre la actividad de IgD como anticuerpo con
respecto a insulina, penicilina, proteínas lácteas, toxoide diftérico,
componentes nucleares o antígenos tiroideos. Su presencia en muchos
linfocitos vírgenes maduros ha sugerido que desempeña una función aun no
comprobada en la diferenciación o tolerancia de la célula B.

Inmunoglobulina E (IgE).
Borrador # 2
Inmunoquímica

Aunque representa normalmente sólo una fracción diminuta (0.004%) de


todos los anticuerpos del suero, la IgE tiene importancia extrema desde el
punto de vista clínico debido a su participación central en los trastornos
alérgicos. Dos tipos especializados de células inflamatorias que toman
parte en las respuestas alérgicas, las células cebadas y el basófilo, tienen
un receptor Fc singular, de alta afinidad, que es específico para los
anticuerpos IgE. Por tanto, a pesar de la concentración muy baja de IgE en
los líquidos corporales (aproximadamente 10_7 M), las superficies de estas
células constantemente presentan anticuerpos IgE adsorbidos de la sangre,
que actúan como receptores de antígeno. Cuando sus moléculas IgE fijas
de modo pasivo entran en contacto con un antígeno, la célula cebada o el
basófilo liberan sustancias mediadoras inflamatorias que originan muchas
de las manifestaciones agudas de las enfermedades alérgicas. Los valores
elevados de IgE en el suero también pueden significar infestación por
helmintos o algunos otros tipos de parásitos multicelulares.

Ahora que se comprenden los conceptos generales de inmunología, su


forma de interactuar a través de sus dos vías, el uso del complemento y los
factores que intervienen en la respuesta inmune, llegamos a una etapa más
específica en el desarrollo de la investigación. Lo que es la inmunidad de
dos regiones interesantes de la cavidad oral: El Dominio Salival y El Dominio
Gingival, que se describirán a continuación.

Dominio salival.
Borrador # 2
Inmunoquímica

Este es el territorio de la inmunidad local secretora y corresponde a los tres


tercios oclusales de las piezas dentarias.
Los factores inmunes específicos presentes en la saliva, como las lizozimas,
el sistema lactoperoxidasa, lactoferrina y otros componentes que pueden
actuar como aglutininas bacterianas, carecen totalmente de memoria
inmunológica y no están sujetos a estimulación específica. La única clase de
inmunoglobulinas secretada activamente en la saliva y en condiciones
normales es la IgA (Descrita ya con anterioridad). En este sentido la saliva
se asemeja a las lágrimas, la leche, la bilis, el jugo gastrointestinal y las
secreciones genitourinarias.
Sin embargo cuando una persona padece gingivitis o periodontitis la
inflamación en los tejidos periodontales se traducirá en una trasudoración,
en la cavidad bucal, de sueros con proteínas que incluirá IgG, IgA sérica,
factores de complemento (Cuyo mecanismo fue descrito el la sección de
Inmunidad Humoral) y fagocitos. Las proteínas trasudadas y las células
pasan a la cavidad bucal a través del líquido cervicular.
Algunas inmunoglobulinas séricas, en particular la IgG, están en fragmentos
como consecuencia de la degradación proteolítica (Es decir, que rompe las
proteínas), que producen las enzimas excretadas por las bacterias de la
placa dental.
La IgA presente en la saliva está compuesta por una IgA dimérica, es decir,
son dos moléculas de Ig asociadas con la cadena J y otra glucoproteínas
unida al puente disulfuro, el componente de secreción o pieza secretoria.
La IgA secretoria es el producto de dos células distintas. La IgA dimérica con
la cadena J es secretada por las células plasmáticas presentes en las
glándulas salivales. El componente de secreción es adquirido
posteriormente durante el transporte selectivo de la IgA dimérica a través
de la célula epitelial secretora a la luz glandular. El componente secretor
vuelve más resistente a la IgA secretoria ante las enzimas proteolíticas. Esta
resistencia relativa hace que la IgA secretoria este mejor adaptada a la
cavidad bucal y a otras membranas mucosas que las inmunoglobulinas
séricas.
La IgA secretoria posee dos subclases, IgA1 e IgA2, de éstas, las IgA1
proteasas, es secretadas por estreptococos del grupo mitios y el grupo
sanguis y por especies de capnocitophaga. IgA1 proteasas se comportan
como factores de virulencia de estos microorganismos, dividen a las
moléculas de IgA1 en la región de bisagra de la cadena pesada y así la
tornan incapaz de llevar a cabo sus funciones antiadherentes contra los
microorganismos que así colonizan los dientes y las mucosas.

Dominio Gingival.
Borrador # 2
Inmunoquímica

Presenta dominio de IgA, de origen sérico. De los cuatro subtipos de


inmunoglobulinas A, la IgA1 es la que se encuentra en mayor proporción.
La IgM puede llegar a 0,25 micrómetros por mililitro.
Complemento: el complemento presente en el exsudado del dominio
gingival puede activarse por la vía clásica, ante la presencia de antígenos
del biofilm de la placa, o por la vía alternativa mediante las endotoxinas de
los microorganismos gramnegativos, por la cadena J de la inmunoglobulina
A o por polisacáridos extracelulares provenientes de la placa cariogénica.
Inmunidad mediada por células: hay una elevada proporción de neutrófilos,
que representan el 90% de los elementos celulares. El resto está constituido
por células mononucleadas, linfocitos B, linfocitos T, macrófagos y células
plasmáticas.
Otros constituyentes: en las distintas enfermedades periodontales hay
mayor o menor cantidad de citocinas, elementos enzimáticos, lisosómicos,
enzimas bacterianas, endotoxinas, etc.
Borrador # 2
Inmunoquímica

Conclusiones
• El sistema inmunológico es un conjunto de células que actúan de
inmediato para protegernos de microorganismos anormales que
invaden nuestro cuerpo.
• El sistema es capaz de reconocer las moléculas que son extrañas,
como también las moléculas que son propias, ya que si atacan las
moléculas propias puede provocar enfermedades autoinmunes.
• Los órganos que forman parte del sistema inmune se pueden
clasificar en primarios, secundarios y terciarios.
• Existen una diversidad de células que actúan en una reacción
inmune, entre las cuales tenemos a los: polimorfonucleares,
neutrófilos, monocitos, basófilos, mastocitos, macrófagos, entre otros.
• Existe un mecanismo llamada: “Cascada de Complemento”, el cual
consiste en un sistema secundario, que se encuentra en el plasma de
las células.
• En cuanto al complemento, se puede activar por dos vías diferentes;
por vía clásica o bien por vía alternativa.
• La histoquímica es otra técnica que se usa para identificar el tipo de
célula que se encuentra en cierta patología, como en un cáncer.
• Existen dos mecanismos de defensa, los cuales son: Inmunidad
Innata (sobre categorías genéricas de patógenos) y Adaptativa
(Reconocimiento de características especificas).
• La inmunidad innata, viene siendo parte de la estructura de cada
organismo y es la primera en activarse ante la presencia de un
patógeno.
• Cuando la respuesta innata no es suficiente ante la presencia de un
organismo invasor, los que inmediatamente se activan para ayudar o
reforzar a estos son los leucocitos.
• En el sistema inmune está presente el proceso de fagocitosis; en el
cual las células rodean a las células patógenas y las comen.
• Entre las células encargadas de la fagocitosis tenemos: neutrófilos,
monocitos, macrófagos tisulares, células de Kupffer (hígado),
macrófagos alveolares y microglía.
• Existe una diversidad de citoquinas, las cuales son estimuladas por
los lipopolisacáridos en una reacción inmunológica.
• Para que un linfocito timo dependiente pueda destruir a una célula en
consecuencia a una respuesta inmune, debe esta tener un contacto
directo con la célula que va a eliminar.
• La actividad principal de los linfocitos B, es el mecanismo específico
de defensa de la Inmunidad Humoral.
• Las inmunoglobulinas son elementos fundamentales en cada etapa
de una respuesta inmunitaria humoral, cuando se expresan sobre la
superficie de los linfocitos B, actúan como receptores que pueden
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detectar y distinguir antígenos potenciales que se encuentran en el


ambiente.
• Las inmunoglobulinas que se secretan tienen como resultado el
funcionamiento como anticuerpos.
• Las dos características fundamentales de las inmunoglobulinas como
proteínas fijadoras de antígeno son la especificidad y su diversidad.
• La inmunoglobulina G puede cruzar la placenta, esta se encarga de la
protección del recién nacido durante los primeros meses de vida, es
producida fundamentalmente en la respuesta secundaria.
• La inmunoglobulina A funcionan como anticuerpos, que existen en las
secreciones externas.
• Inmunoglobulina M, es producida fundamentalmente en las
respuestas primarias, se expresa en las superficies de las células B,
en particular linfocitos B vírgenes.
• La inmunoglobulina D, se encuentra en las superficies de los linfocitos
B vírgenes.
• La inmunoglobulina E se encuentran en concentraciones muy bajas,
pero son de mucha utilidad en los trastornos alérgicos. También
desempeñan un papel importante en la respuesta inmune a los
parásitos.
• No todas las inmunoglobulinas presentan una estructura idéntica, La
IgG, IgE, IgD presenta una estructura monomérica, La IgM presenta
una estructura pentamérica y la IgA presenta tanto monomérica
como dimérica.
• La estructura de la inmunoglobulina presenta, cadenas ligeras,
cadenas pesadas, puentes disulfuros, región constante, regiones
inconstantes.
• El Dominio Salival, es el sistema inmune que abarca el territorio de
los tres tercios oclusal de la cavidad oral. Carece de memoria
inmunológica y no están sujetos a estimulación específica.
• La clase de inmunoglobulina secretada activamente en la saliva es la
de tipo IgA.
• El Dominio Gingival, es el sistema inmune que abarca toda la encía.
• La clase de inmunoglobulina que predomina en el dominio gingival es
la IgA y IgG, de origen sérico.
• Se concluye, que el sistema inmune es un conjunto de células,
órganos y procesos complejos que actúan para evitar la proliferación
de organismos extraños en nuestro, para combatir las enfermedades
infecciosas y para mantener el adecuado funcionamiento de nuestro
cuerpo.
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Bibliografía.
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inmunidad, células del sistema inmune, órganos del sistema
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