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Capitulo ili Problema del continuo y forcing 1. Problema; resultado; ideas 1.4. A Cantor le pertenecen dos ideas funda- mentales en la teoria de conjuntos infinitos; el descubrimiento (go invencién?) de la escala de sus potencias y la demostracién del cardcter ilimitado de la misma. Recordemos que dos conjuntos M, N se lla- man equipotentes (inscripcién: card M = card N), si entre ellos existe una correspondencia biuni- voca. Escribimos card M< card NV, si M es equipotente a la parte de V. Decimos que M y N son comparables, sio bien card M < card N, obien card N < card M. Escribimos card M > card N, sicard M> card WN, pero IZ y N no son equipo- tentes. 1.2. Teorema (Cantor, Schréder, Bernstein, Zermelo). = a) Dos conjuntos cualesquiera son comparables. Si card M > card M. En particular, no existe la poiencia mds grande. 475 ¢) En cualquier clase de potencias existe la mi- nima, Hablando brevemente: las potencias estén bien ordenadas. DEMOSTRACION, a} Sea Af equipotente a la parle Wf’ CN y N, cquipotente a Ja parte Vy = SM w~ M’. (dentifiquemos AY con Af’. Obten- dremos tres conjuntos VY, = M = WN y ta apti- cacion biunivoca /: ¥— N,. Pero se ha de cons- truir la aplicacién biunivoca g: N- M. He aqui su descripcién explicita: g(z)= _ ff e), si c€f"(N)NF" (AO) para cierto r>0, ~ c en el caso contrario Aqui /*(y) = fF... f(y) ..+) (m veces); P(N) = FONy EN}. Se deja al lector efectuar la verificacién de las propiedades de f. Para demostrar la comparabilidad de dos conjuntos cualesquiera basta establecer que cual- quier conjunto puede estar bien ordenado, la comparabilidad de los conjuntos bien ordenados se infiere del lema 5 del apéndice para el cap. II. Sea M cierto conjunto. Elijamos para cada subconjunto V < M no vacio su cierto elemento con (VY) €.N. Liamemos tolerable (con respecto ac) la buena ordenacién card M. Ademas, ninguna aplicacién /:4/ > & (M) no puede ser biunivoca (ni siquiera aplicacién sobre). En efecto, pongamos = &lzEF @} EF (M y demostremos que V no se encuentra en la ima- gen f. La suposicion acerca de la existencia de n€M tal que N =f (n} inmediatamente se reduce a la contradiccién, si examinamos la po- sicién de n respecto de N: n€N =>ne€fi(n)> nN segin ta defini- cién de N; n¢GN >néf(r) > nrEN segin la defini- cién de NV. Eso es el célebre «proceso diagonal» de Cantor. ¢) La buena ordenacién de las potencias se establece simultaneamente con la comparabilidad 12—01952 177 en los primeros pasos de la teoria de los ordinales (véase el apéndice al cap. II). 1,3. OBSERVACION, La referida demostracion del lema acerca de la posibilidad de ordenar bien cualquier conjunto pertenece, en realidad, a Zermelo. La misma fue, probablemonte, el moti- vo mas serio para someter a fuerte critica el axio- ma sobre la eleccién. En efecto, las representa- ciones intuitivas que siguen dicha demostracién se reducen a la receta: sacar un elemento del con- junto M tras otro hasta que todo el M sea agota- do. En tal forma el cardcter inconcebible «disico» de la prescripcién salta a los ojos, y a muchos contempordneos toda la demostracién les parecia no mas que un truco. La proposicién de sacar «primeramentey de cada subconjunto V = M el elemento c (V) provocd, por ejemplo, tal objecién de Lebesgue, Si los elementos escogidos no estan dotados de ningunas propiedades especiales, en- tonces gc6mo podemos estar seguros de que en el proceso de todo el razonamiento continuemos pensando en los mismos elementos? En la actualidad los matematicos trabajado- res, a excepcidn de los especialistas en fundamen- tos de las matematicas, casi no estan propensos a percibir estas dudas. Planteemos ahora la tarea principal de la cual nos ocuparemos en este capitulo. Escribire- mos card # (M) = 2c74M por la analogia con el caso finito. El continuo es 2%. 1.4. Problema del continuo. :Cudl es el lugar del continuo en ta escala de potencias? Segtin el teorema 1.2 b} 2° > wy. Por eso en todo caso 2% > @,. Si, pues, 2% > oj, > > @, ..., >> @, para n cualquiera, entonces 2% > Wo, puesto que el continuo no puede ser unién del conjunto numerable de los subconjun- tos de menor potencia (Kénig). 178 1.5. Hipétesis del continuo (HC): 2% = @,. La hipotesis generalizada del coutinuy afirma que 2c¢rd sigue directamente en pos de card Af para cualquier M infinito. He aqui casi todos los conocimientos nuestros acerca de esto. 1.6. Teorema. a) La negacién de la hipétesis del continuo no puede ser deducida de los dends aziomas de la teoriu de los conjuntes, si éstos no son contradiciorios (Gédel). b) La hipétesis del continuo no puede ser dedu- cida de los demds axiomas de la teoria de los con- juntos, si éstos no son contradictorios (Cohen). Lo mismo es justo también para la hipotesis generalizada del continuo. Si se acepta que los axiomas de la teoria de los conjuntos y Los medios légicos de deduccién en el lenguaje L, Set que se sobreentienden en la formulacion agotaa de hecho el aparato demostra- tivo de las matemAticas actuales, se puede decir que el problema del continuo representa en si un ejemplo de un problema absolutamente insolu- ble. Aunque el teorema de Gédel sobre la incompletitud brinde ejemplos concretos de opiniones insolubles en cualquier sistema formal con propiedades sensatas, éstos se resuelven de un modo <«obvio» en cierto sistema superior. La situacién con el problema del continuo tiene un aire mucho mas dificil. Si se reconoce que dicho problema es comprensivo, se lo puede solucionar solamente por introduccién de un nuevo princi- pio de demostracién. Aunque se discutian distin- tas posibilidades de ello, los nuevos axiomas de la teoria de los conjuntos propuestes no parecen ser suficientemente convincentes, ni, lo prin- cipal, bastante eficaces en las «grandes» mate- maticas. En el transcurso de cien afios después de la introduccioOn de la induccién transfinita nin- gén nuevo método de la construccién de tos con- 4e* 179 juntos no so puso en circulacién. Entretanto, fa idea de demostracién del teorema de Gédel 1.6 a) precisamente consiste en la verificacién de lo que todos los métodos anteriores permiten cons- truir no mas que w, subconjuntos en la serie na- tural (o de mimeros reales). 1.7. Idea de Gédel. Gédel examina tas ope- raciones de la teoria de conjuntos principales: la formacién del par, el producto, complemento, la suma, etc., y construye la clase de todos lus conjuntos que se obtienen por iteracién transfi- nila de estas operaciones partiendv de @. Tales conjuatos se denominan constructivos. De ante- mano totalmente no esta claro si es constructive todo conjunto {0, 1, 2, .. .} 0, mas general, si es constructive todo conjunto del universo V. (Resulta que este problema formalmente es tan inseluble como el del continuo.) No obstante, dentro de la clase de conjuntos constructivos el namero de subconjuntos {0, 1, 2, ...} resulta igual a w,, porque, lo mas probable, hemos omi- tido la masa de subconjuntos no constructivos. Al mismo tiempo, todos los axiomas de la teoria de los conjuntos limitados para esta clase resul- tan, en el sentido sensato de la palabra, ciertos al igual que todas las deducciones de los mismos. Por eso la negacién de HC no es deductivo siendo irreal en este modelo, En este libro no se expone ia demostracion de Gédel, véase, por ejemplo, [20]. 1.8. Idea de Cohen. La exponemos a conti- nuacién en la variante de D. Scott y Solovey y, ademas, a base de un problema modal. Discutiremos HC en Ja forma siguiente: no existe ningiin subconjunto de numeros reales R iy potencia sea estrictamente intermedia entre sis potencias {0, 1, 2,...) y R. ss En efecto, si 2% >> «,, entonces el conjunto de 480 la potencia , en R tendria una potencia inter- media. Para establecer que esta afirmacién es inde- mostrable, lo que equivale al teorema de Cohen, basta construir un modelo de nimeros reales, en el cual se cumplan todos los axiomas y corolarios de los mismos, mientras que exista el conjunto de la potencia intermedia. _ De este modelo servird el conjunto R de ni- meros aleatorios en el espacio probabilistico muy grande Q. Escogiendo Q se puede hacer R tan grande que entre V (rimeros enteros del modelo) y R (continuo del modelo) habré un conjunto de potencia intermedia sumergido en R dentro del modelo. Desde luego, la cosa no puede ser tan sencilla y a la ejecucién del programa le ha de molestar algo. Molesta lo que casi todas las propiedades de R, incluso la mayoria de los axiomas, resultan falsos para R, asi que # no puede servir de mode- lo a R en el sentido corriente de la palabra. El modo de vencer esta dificultad es el que consti- tuye la idea principal de Cohen. Cohen reemplaza la propiedad de veracidad de Ja afirmacién por otra, la cual denominaremos provisionalmente «veracidad» y la cual posee las cualidades forma- les imprescindibles. Precisamente, todos los axio- mas de & resultan «ciertos» en R, todas las de- ducciones de las afirmaciones «ciertas» segin las reglas de la légica conducen nuevamente a las afirmaciones «ciertas», y HC resulta no «cierta» y, por tanto, no deductiva de los axiomas. :. Mostraremos mds detalladamente, como se lo ace. 1.9. Sea 7 un conjunto de potencia > o,. Pongamos Q=[0, 1]! con medida de Lebes- gue; R = conjunto de nimeros aleatorios sobre 481 Q = conjunto de funciones reales medibles so- bre Q. 1.10. Teorema. a) Para R son «ciertosy todos los aziomas de niimeros reales y todas las conclusiones de los mismos. _ b) La afirmacién de HC no es «ciertay para R. Propiedad: la afirmacién P acerca de los nimeros aleatorios z, y,... € R «ciertay debe entenderse asi: si examinamos el punto » = Q, tomamos del mismo los valores z (w), y (@), .. . de los nime- ros aleatorios z, y y formamos la afirmacién P,, acerca de estos niimeros reales ordinarios, enton- ces para casi todos los w € Q (salvo el conjunto de medida 0} P,, resultaré cierta en el sentido corriente de ja palabra. Mas breve: la «veracidad» es una veracidad a todas las pruebas cor una probabilidad de unidad. EJEMPLO. Supongamos que P es una afirma- cién «en R no existen divisores del cero», o sea, «si x, y € R son tales que zy = 0, entonces ora x=0, ora y = 0. Entonces la afirmacién «en R no existen divisores del cero», naturalmente, no es cierta. No obstante, la misma es «cierta», puesto que es cierta la afirmacién: «si 2, y € R son tales que zy = 0, entonces para casi todos los m € Q ora z(@) = 0, ora ¥ (w) = 0». 1.14. Para conferir a la definicién de la «veracidad» un sentido exacto y aprender verifi- car con eficacija la «veracidad» de afirmaciones bastante complicadas, es necesario introducir précticamente un lenguaje formal (en este caso, el Ienguaje de la teoria de Jos nimeros reales). Eso es un objeto matematico, y el teorema 1.40 en su formulacién exacta serd la afirmacién acerca de este objeto y no de R ni de R. 482 El enlace de este lenguaje con R se realiza a través del sistema de recetas no formales que permiten traducir al mismo los textos corrientes no formales acerca de R, y a través del sistema de teoremas los cuales sirven de argumentos a favor de la posibilidad de adecuacién de tal traduccién. El papel de & se reducird a la construccién auxiliar la cual se utilizaré para determinar y ealcular Ja funcién especial de la «veracidads en las férmulas del lenguaje. Tal es el lugar de la légica en el programa expuesto. 1.12, La demostracién detallada del teore- ma 1.9 seria bastante larga y no trivial por va- rias causas. Ante todo, la descripeién del len- guaje formal y de los axiomas de R en ella por si mismo no puede ser demasiado corta. Luego se requiere verificar la «veracidad> de todos los axiomas y la no «veracidad» de HC, en total una- dos docenas de verificaciones cada una de las cuales es un cdlculo inductivo con sumas infini- tas y productos dentro del Algebra booleana de los conjuntes medibles en Q. Las dificultades mas serias, no obstante, estan relacionadas con lo que el sentido de todas las afirmaciones acerca de R en A cambia fuertemente, y no siempre ha- cia el lado cémodo. Tlustraremos el lado cualitativo de la cosa tratando explicar, por qué HC no es «ciertay y por qué eslo no es trivial. Como ya se ha dicho, queremos construir el subconjunto Mf en # de potencia intermedia en- tre la potencia de N y la de R. Para eso se puede Proceder asi: supongamos que para cualquier i €T el nimero aleatorio z;: (0, 1] + [0, 4] es Ja iésima proyeccién. Elijamos el subconjunto 183 JI tal que a) fy) =0). 2.4. Formula de HC «cualquier subconjunto en R ora es equipotente a R, ora numerable, ora fi- nito». La formulacién verbal preparada: «para cual- quier conjunto de ceros de cualquier funcién h ora existe una funcién g que lo aplica sobre todos los R, ora existe una funcién f que aplica nime- ros enteros sobre él». Formula: HC: Vh (AgVyde (ze) =I A Y= = 8) V 3fvy hy) =O 2x (Ze) Ay = =f @). Fijense, Z (x) entra en HC eomo parte integrante. 186 Escribamos atin el axioma de completitud: 2.5. Férmula C: «cualquier subconjunto aco- tado superiormente en R (conjunto de los valores de la funcién f) tiene una cota superior (2): Vi Gy Va (f(t) Sy azVy (Ve fF @ R que satisface la condicién Vz, y€R conjunto {w €Q|z(w) = ¥ (w)} X x mod 0 < {w€Q1F(@) (w) = =F () (w)} mod 0. 188 {31 sentido intuitivo de la definicién RM es el siguiente. Si excluimos de ella la condicién «mod 0», entonces la exigencia siguificara sélo que el valor de la magnitud aleatoria f (z) en cada ve- rificacién deberd definirse por el valor de durante esta prueba. Desde luego, ésta es una exigencia muy natural si queremos que / teansfor- men de modo adecuade jas propiedades de las funciones reales ordinarias en el sentido del § 1. La adicién de «mod 0» debilita esta condicién hasta el requerimiento «con probabilidad condi- cional de 4». Ahora volveremos al conjunto Af: un punto —£ € M esta en la eleccién z&€R para cada simbolo de la variable 2; f® € RO para cada simbolo de ta funcién va- riable f. Describamos la interpretacién de las expre- siones del lenguaje que responde a la_ eleccién de &. a) Términos. Sea ¢ un término, § € M@. Enton- ces € Hes una magnitud aleatoria que se deter- mina por el obvio proceso inductivo. bh) Funcién de veracidad || || en las férmulas elementales. Sea P una formula elemental f, < t, o £, = t,. Se denomina su valor de veracidad en el punto & € el elemento del algebra B, el cual se define asf: las te Il (8) = {w EQ] & (w)} mod 0, Una definicién andloga concierne a ty = éq. c} Funcién de veracidad || || en ed caso gene- ral. La definicién general es inductiva. Para la unién mediante las conectivas se utilizan lag 189 iismas- formulas que en el p. 5.7 del cap. IL: HTP i=l. HPV el=1P Viel WPAQI=IP IA HOU HP+OU=UP VV Leb de> Ql= =HPIAIODV UP IAL I. En estas cinco formulas, para abreviar, hemos omitido la indicacién de & Vor ultimo, II ¥aP IE) = A Il P IL’) (por todos los E’ que difieren de § sdlo por la yariacién de x); IB2P |1(&) = IP 1) (por Jos mismos §') y andlogamente con los cuantificadores por las funciones variables. Intuitivamente el valor de la funcién de ve- racidad de la afirmaciéu acerca de los nimeros aleatorios representa en s{ un conjunto de prue- bas mod 0 a las cuales dicha afirmacién se hace cierta como hecho acerca de los numeros reales. 2.8. Lema. Si P es una formula cerrada, en- tonces || P || (&) no depende de la eleccién de & € M y adquiere solamente los valores de 0 6 1. {Se establece por un razonamiento inductivo no complicado a lo largo de la descripcién de P. Mas cémodo es demostrar el hecho general: si P es cualquier formula, y § y §’ no se diferencian en las variables que entran libremente en P, entonces |] P || (£) = || PB || (&'): comparese la pro- posicién 2.10 del cap. II). Este valor general || || (&) lo podemos deno- tar simplemente por {{ P ||. Ahora estamos capa- ces de formular la definicién fundamental de este parrafo. 2.9. Definicién. Se tlama «ciertay la formula P del lenguaje L,Real, si || P || (&) = 1 para to- dos los §€ M. 190 3, La no deductividad de la hipétesis del continuo en L; Real 3.1. Lema fundamental. a) Lus reglas de injerencia conservan su «era- cidad»; b) los axiomas légicus de primer orden y sus variantes en LaReal son «ciertos»; c) los axiomas especiales del lenguaje L,Real son «ciertos»; d) HC no es «ciertay, si card / > o. De aqui se deduce 3.2. Teorema. HC no se deduce de los aziomas del lenguaje L2Real. En este pérrafo aduciremos los fragmentos de ja demostracién del lema principal, los cuales son esenciales también para el teorema «verdade- ro» de Cohen y no sdélo para nuestro problema modelo. Notemos que el teorema 3.2 es mas débil que el de Cohen, ya que el lenguaje L,Real tiene mucho menos medios expresivos que el de la tea- ria de los conjuntos. Aunque en él se formula la hipétesis del continuo, en virtud de los resul- tados generales de Gédel no hay ningunes moti- vos de esperar que su demostracién imaginaria también estA obligada a tolerar la formalizacién en este lenguaje. Por ejemplo, para la deducciéa podria ser necesaria la introduccién de funcionales de las funciones, funcionales de las funcionales, etc. El lenguaje de la teorfa de los conjuntos, al cual volveremos en el § 4, tiene medios para examinar simult4neamente todos estos niveles finitos y hasta transfinitos. 3.3. DEMOSTRACION 34a. Si WP il=41 y ||P Q | =41, entonces jj P I =O y IP i V V I || =4, de donde |] Q || = 4. Si || PW} = 4, entonces }| P || (§) = 1 para todos los £ € M, pero entonces (£" recorre todas 494 jas variaciones de € por z): I ¥2P I|(§)= AUP IG = Al= er De forma andloga se analiza Gen por las funciones. 3.4, DEMOSTRACION 3.1b. (esbozo). Tautologias. Su everacidad» queda demostrada en el § 5 del cap. IL. Axiomas con cuantificadores. La demostracién se obtiene por induccién a lo Jargo de la descrip- cidn de las formulas que entran en los esquemas de los axiomas y es bien rectilinea, por eso la omi- timos. 3.5, DEMOSTRACION 3.4¢ (esbozo). Nos limi- taremos a indicar la lista de axiomas y dar breves comentarios, Axiomas especiales de la teoria de los conjuntos: son axiomas de igualdad y (esquema de Jos) axio- mas de eleccién: AB: Wx3yP (x, y) > 3fVzP (x, f (x) donde P es cualquier formula que no tiene va- tiables libres, salvo z e y, e y no acota f en P. Axiomas especiales de la teorta de los campos: son axiomas de los grupos aditivo, multiplicati- vo y de distributividad de la adicién con respecto a la multiplicacién. Axiomas especiales del orden: tay VySe Sy Ayet+egyty @ > 22 = yz. Azioma de completitud (p. 2.5). Esfuerzos m4ximos los requiere la verificacién de la «veracidad» de los axiomas de eleccidn y de completitud. E] caracter de calculos en este caso, 192 sin embargo, es andlogo a los de la demostracion de «falsedad» de la HC, los cuales realizaremos a continuacién. Por eso omitimos aqué estas veri- ficaciones. El primer axioma de igualdad es trivial. El segundo se verifica primeramente para las fér- mulas elementales P y luego se realiza una induc- cién por la longitud de la deseripcién de P. Los razonamienlos son bastante minuciosos pere sen- cillos. Los axiomas del campo ordenado se verifican sin dificultad. Limitémonos a un ejemplo: «el utimero no nulo tiene un inverso»: V2 (1 (2 =0) + Jy (ey=TD) = = AEH V YH =A 1D. x€R Para verificar que este valor es igual a t basta establecerlo para cada término con valor fijo de t EF R para lo cual, por su parle, basta construir por zuna magnitud aleatoria y € R tal que ||z = = OV lley = 1 || = 4. Para eso pongamos = z(w)yt, si z(w) 0, y (vw) = es 0, si r(w)= 3.6. DEMOSTRACION 3.1d. Recordemos pri- mero qué forma tiene HC: Vh (AgV¥yae (hk (c) = 0 Ay =e@)) V Vafvy (2 (y) = 0 Ax (Z (x) A y = Ff (2)))). Denotemos por P,, P, la primera y segunda alternativas en esta formula: HC tiene forma de Vh (P,\VV P.). Queremos demostrar que para cualquier punto § € M@ tenemos I Va (P1 V Pa)ll (8) = 0. 13-04152 193 De acuerdo con ta definiciédn en el p. 2.7 WA (Py V Pe) IE) = A (HPL IE YY Ps & MD» donde &’ recorre todas las variaciones de E por h, Para verificar que el valor es igual a 0 basta establecer la existencia del punto &' tal que | P. HE’) = 1 P2 MG’) = 0. Por cuanto en Py y P, todas las variables, excepto 2, son enlaza- das, la determinacién de &’ equivale a la eleccién de hY =k € RY, Sefalaremos hf explicitamente: sera la funcién, cnyo «conjunto de ceros tiene una potencia intermedia». Para este fin, al igual que en el § 1, fijamos el subconjunto J Cc J de potencia estrictamente intermedia entre m) y card I. Recordemos que x; € R para cada i € J es la funcién «-ésima coor- denada». Luego, para cada magnitud z € & aleatoria eligiremos un conjunto Q (z) _ J GO, si wEQ(z), Be) = { 4 en los demas casos 3.7. Afirmacién acerca de la correccién. a} k (z) como funcién de w (siendo fijo x) es medible, asi que h aplica R en R. b) Para cada x € R tenemos 2 (2) =0|1=V We=2, |) Jes e) hE RO (véase el p. 4.2), ya que existe un punto &' € M para el cual h¥ =k: 4194 DEMOSTRACION a) (x) adquiere sobre & sélo dos valores: 0 y 1, y los conjuntes del nivel de estos valores son medibles segin la definicién y la propiedad de la completitud de B. b) Es evidente de la definicién. _ c) Hemos ge verificar que para todos los z, y€ # tenemos {w € Q jx (wv) =Y (w)} mod 0<| w EQ |b (2) (V)= =h (y) (w)} mod 0. Demostremos que el conjunto de puntos w € €Q, para los cuales simulténeamente z (w) = = u (w) y h (x) (w) &h'(y) Ww), tiene una medi- da 0. _ Basta examinar el caso R (a) (w) = 0, h (y) (w) = 1, 6 sea, establecer que le=vIA MEG =O AIAG) =11=9 Escribamos el segundo factor en forma de Vo |l/2 = 2; || (véase la afirmacién 3.7b) y few. apliquemos a éste y al primer factor la regla de la distributividad (se aprovecha la completitud de B). Ademds, tomemos en consideracién que We=yWA lle=az, lay = 2, ||. Entonces obtendremos = all Ale @) =O en nuestro modelo crecié brusca- mente. Ultima observacién: en nuestra discusion en realidad se origind el concepto del «conjunto B-aleatorio», e] cual sera el central en ta exposi- cidn ulterior (véase el § 4). Precisamente, el «conjunto de ceros h» es aieatorio en el sentido de que para cada z€R a Ja afirmacién @ € € (ceros h)» se le atribuye naturalmente el valor booleano de veracidad || h (z) = 0 |I. 196 Volvamos ahora a la demostracién interrum- pida de que }{ TIC || = 0. 3.8. DEMOSTRAGION. — fl ?y {1 (E) = 0. De acuerdo ¢on las reglas de cateulo de ja funeién de yeracidad hallames WPMEY=V AVRO A ly -2 @I) (hosté definida arriba, ¢ recorre todos los ele- mentos de A™ y x, y son todos los clementos de R). Supondremos que |] Py lf (&') = 9 ¥ Hega- remos a la contradiccién. Denotemos ese valor por Ve (g). 8 Si el mismo + 0, enlonees @(g) 0 para alguna funcién concrela g € RH). Elijamosia y pongamos a =AVIV We -2y A lly ~s te Il. y x Jes Aqui Yo aparicié come una sustilucién de Wh fe = =O) en victud de 3.7b. Luego z= =a lA lly=z@lgG@)l- Ha ciendo uso de esto y de la distributividad, ha- llamos ax v, Nye) I y det En particular, para cada x; en lugar de y as Ile, = 8 ()) Ih Jee Si, como Lo hemos supuesto, a * 0, entonces para cada i se hallara j (i) € J lal que 2) = 8 Gu) WY. 197 Por cuanto 7 es innumerable y card J < . Basta verificar que para cua- lesquier valores fijos n €Z, FER, 7 ER te- nemos tIy=nlxoVe, donde b= FO) =O VV WF @ =F at 1H): c= (IF (¥) =I. Pero la desigualdad a < b \/c equivale a que a Ac'< b. Luego, en nuestra situacién eAc=|]9 =x AFG =Ol

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