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milla que yace junto a la sustancia que va a nutrir la plants recién nacida». : «No me parccia», concluye, «que tuviese fuerzas pars mantenerme unido mucho tiempo aese pasado que ya habia descendido a grandes profundidades, y que tan dolorosa ‘mente llevaba en mi. Si al menos se me concediese el tiempo suficiente para completarmi obra, no dejariademarcarlacon clsellode ese Tiempo cuya comprensién se me imponia hoy con tanta fuerza, y describirfa en ella alos hombres —auny {que es0 les hiciera parecer criaturas monstruosas— como ocupando en el Tiempo un lugar mucho més considerable que el restringido que es habia sido asignado en el espacio un lugar que, por el contrario, se prolonga sin medida, dada que los hombres, como gigantesinmersos en los aiios, to ala vez diversas épocas de sus vidas —con incontables di intercalados entre ellas— inmensamente separadas una d otra en cl tiempo.» fl FRANZ KAFKA (1883-1924) LA METAMORFOSIS (1915) laturaliente, por profundo y admirable que sea el de una narracién, de una obra musical o un cua- mpre habra cspiritus que se queden indiferentes y dorsales que no se inmuten, «Asumir nosotros el rio de las cosas» —como dice tan sagazmente el rey firiéndose 2 él y a Cordelia— es lo que yo sugiero n.a todo el que quiera tomarse el arte en serio. A un bre le roban el gaban (El abrigo, de Gégol); otro iablo se convierte en escarabajo (La metamorfosis, ); €y qué? No hay una respuesta racional a ese «y odemos descomponer la historia, podemosaveriguar ajan sus elementos, c6mo una parte del esquema se nde con otro; pero ticne que haber en nosotros cier- cierto gen, cierto germen que vibre en respuesta a «que no se pueden ni definir ni desechar. Belleza idn: eso eslo maximo que podemos acercarnos a definicion del arte. Donde hay belleza hay compasién, ‘el simple hecho de que la belleza debe morie; la belleza ‘Winpre muere; la forma muere con la materia, el mundo \were con el individuo. Sia alguien le parece La metamor- — 368 — —369— Primera pagina del ejemplar de La metamorfosis uilizado por Nabokov para sus lecciones. —370— fosis de Kafka algo més que una fantasia entomolégica, le felicitaré por haberse incorporado a las filas de los buenos yegrandes lectores. Quiero hablar de la fantasia, de la realidad y de su lacién. $i consideramos el relato El Dr. Jekyll y Mr. iyde una alegorfa —Ia lucha del Bien y el Mal dentro de da hombre—, entonces el relato resulta insulso y pueril. ellector que ve en él una alegoria, su juego de sombras gstulard también acontecimientos fisicos que el sentido xin considera imposibles; pero en realidad, dentro del arco de la narracién, como lo ve un espiritu dotado de tido comin, nada parece chocar a primera vista con la periencia humana general. Quiero sefialar, sin embargo, fe una segunda mirada nos revela que el marco del relato toca con la experiencia humana general, y que Utterson gs demids personajes que se mueven alrededor de Jekyll ‘en cierto modo, tan fantasticos como Mr. Hyde. No bra encanto, a menos que los veamos bajo una luz fan- ca. Y si desaparece el encantador y se quedan sélo el ador y cl maestro, la compaiiia que nos hardn seré bien a historia del doctor Jekyll y Mr. Hyde esté maravi- nte construida, pero es vieja. Su moral es absurda, que en realidad no se describen ni el bien ni el mal. En I, se dan por supuestos, y la lucha que se entabla es lucha entre siluetas vacfas. Su encanto reside en el arte Ique Stevenson tejeel relato; pero he de afiadir que, pues- ue arte y pensamiento, forma y materia, son insepara- 3, debe haber algo de estos elementos en la estructura de istoria también. Pero seamos precavidos. Sigo pensando shay un defecto en la realizacién artistica del relato—si sideramos forma y contenido por separado—, defecto istente en Fl abriga de Gégol y en La metamorfosis de Kafka. El aspecto fantéstico del marco—Utterson, Enfield, Hoole, Lanyon y el Londres de estos personajes— no es del 3 mismo tipo que el aspecto fantastico de la hydiacién de Je keyll. Hay una grieta en el cuadro, una falta de unidad. Elabrigo, EI Dr. Jekyll y Mr. Hyde y La metamorfosis Jos tres relatos han sido calificados de fantasias. A mi modo de ver, cualquier obra de arte de calidad es una fantasia en a medida en que refleja el mundo tinico de un individuo nico. Pero cuando la gente llama fantasfas a estas tres na rraciones, se refiere sdlo a que su contenido se aparta de lo que suele llamarse en lenguaje corriente la realidad. Examis nemos, pues, qué es esa realidad, a fin de descubrir de qué manera y en qué medida se apartan las supuestas fantasiay de la supuesta realidad. Imaginemos a tres hombres de distinto tipo paseand por un mismo paisaje. El primero es un hombre de ciudad. que disfruta de unas merecidas vacaciones, El segundo es ui botanico profesional. El tercero es un campesino del lug Elprimero, el hombre de ciudad, encarnalo que llamariamo eltipo realista, prictico y con sentido comiin: ve los 4rbol como arboles y sabe por su mapa que la carretera por la qi vvaes bastante nuevay conduce a Newton, donde hay un ¢ tupendo restaurante que le ha recomendado un compaii de la oficina. El botanico observa su entorno estrictament desde el punto de vista de la vida de las plantas, unidadk biolégicamente precisas y clasificadas en Arboles y hierba flores y helechos; para él, éa es toda la realidad; para d, ‘mundo del turista imperturbable (que no distingue un rob) de un olmo) parece un mundo fantastico, vago, quimérie Finalmente, el del campesino local difiere de los otros i por ser un mundo intensamente emocional y personal, p\ ha nacido y ha crecido en él, y conoce cada sendero, cal arbol, cada sombra de érbol que se cruza en cada sendet todo en célida conexién con su trabajo diario y su nife yun milla de detalles menudos de ese lugar y ese riempd coneretos que los otros dos —el turista vulgar y el botanic) taxonomista— sencillamente no pueden conocer. —37i— __ Nuestro campesino desconocerlarelacin dela vegeta- ‘ién que le rodea con una concepeién boténica del mundo, y acl botdnico no tendra ninguna importancia ese grancro quel prado oaquella casa vieja bajo los élamos, elementos os ellos quelotan, por asi decir, en un medie de reeuer, os personales para quien ha nacido alli, De modo que aqué tenemos tres mundos diferentes =tres hombres corrientes que tienen realidades distintas-_. Hos que, naturalmente, podrfamos situar diversos otros s:1n ciego con un perro, un cazador con su perro, un 0 con su amo, un pintor buscando una puesta de sol -En cada uno de esos casos, seria un mundo completa. ate diferente del de los demés, dado que las palabras mde vas, drbol, camino, flor cielo, granero, lluvia, ete, ties eonnotaciones subjtivas completamente distiatas para uno de ellos. En efecto, esta vida: subjetiva estan fuerte sconvierte la supuesta existencia objetivaen una céscara + El nico modo de aleanzar la realidad objetivaes el nte: podemos coger estos diversos mundos individ merclarlos, extraer una gota de esa mezcla y lamarla 4 objetiva, Podemos saborear en ella una particula cura si un lunitico ha pasado por esa localidad, o una ladehermosay completa tonteria stun hombreeste. ‘mirando.un prado encantador e imaginandoen éluna ends fabrica de botones o de bombas; pero en gencrel articulas de locura se diluirian en la gota de realidad va que observamos al trashuz en nuestro tubo de en- Adem, esta realidad objetiow comendté algo que nde las ilusiones Spticas y las pruebas de laborstorio. elementos de poesia, de sublime emocién, de energia esfuerzo (y aqui el rey de los botones puede encontrar tio adecuado), de piedad, de orgullo, de pasidn... y de de tomarse un buen filete en el estaurante recomen- lido en la carretera. De manera que, cuando hablamos de: realidad, de hecho 373 — pensamos en todo esto, en una gota, en una muestra tomacl de la mezcla de un millén de realidades individuales. Y es en este sentido como utilize el término realidad cuando lo coloco ante un telén de fondo, como en los mundos de fi! abrigo, El Dr. Jekyll Mr. Hyde y La metamorfosis, que son fantasias concretas. En El abrigo y La metamorfosis hay una figura central dotada de cierta dosis de pathos humano en medio de pet» sonajes grotescos cinsensibles, figuras divertidas o espantor sas, asnos exhibiéndose como cebras, 0 hibridos de concjay de rata. En El abrigo, la calidad humana de la figura centr difiere de la de Gregor en la historia de Kafka, pero esta p tética calidad humana esta presente en los dos. En ELD» J byllly Mr. Hyde no encontramos ese pathos humano, n latido alguno en el corazén de la historia, ni una lament cién como el «no puedo salir, no puedo salir» del estor (tan desgarrador en la fantasia de Sterne, Viaje sentiment Sin duda, Stevenson dedica muchas paginas al horror de situacién de Jekylls pero el libro, en definitiva, no es que una soberbia funcién de marionetas. La belleza de pesadillas de Gégol y de Kafka estd en que sus personal humanos centrales pertenecen al mismo mundo fantést que los personajes inhumanos que les rodean, pero el pi sonaje principal trata de escapar de ese mundo, quitar mascara, trascender cl gaban o el caparazén. En cambio ef relato de Stevenson no hay unidad entre esos contrastes, Utterson, Poole, Enfield, et, estan concebidos como mel personajes vulgares, en realidad son personajes de Dick por lo que no son sino meros fantasmas ajenos a la rea artistica del propio Stevenson, del mismo modo que la ni de Stevenson es obra del taller de Dickens para envolver" Londres convencional. De hecho, la droga magica de Je es, « mi juicio, mas real que la vida de Utterson. Por olf lado, se supone que el tema fantastico de Jekyll-Hyde est contrastecon ese Londres convencional, cuando en reali! —374— dicho contraste reside en la diferencia entre un tema gético medieval y un tema dickensiano. No es la misma diferencia "quel existente entre un mundo absurdo y el patéticamente bsurdo Bashmachkin, o entre un mundo absurdo y el tr mente absurdo Gregor. El tema de Jehyll-Hyde no forma una unidad con su aio porque el tipo de fantasia Jekyll-Hyde difiere del de fantasia inherente al escenz En realidad, no hay la particularmente patético o tragico en Jekyll. Disfru- 9s con cada detalle de ese maravilloso engaiio, de ese novo juego de prestidigitacisn; pero no hay en él ningiin artistico emocional, y el hecho de que sea Jekyll 0 fe quien predomine, le resulta completamente indife- al buen lector. Hablo de distinciones muy sutiles,y es il exponerlas ce manera sencilla. Cuando cierto filésofo de ideas claras aunque algo superficiales pidié al o pero oscuro fil6sofo alemn Hegel que expusiese oncepciones de manera concisa, Hegel le contesté con Feza: «Estas cosas no pueden exponerse ni de manera ani en francés.» Pasemos por alto la cuestin de si Itenia razén 0 no, y tratemos de resumir la diferencia tipo de relato Gégol-Kafka y el de Stevenson. n Gogol y Kafka, cl absurdo personaje central perte- almundo absurdo que le rodea, pero entabla una lucha ¥ tragica por salir de él e incorporarse al mundo de imanos... y muere en la desesperaci6n. En Steven- Hinteal personaje central pertenece a una categoria de d distinta de la del mundo que le rodea. Es un per- ico en un ambiente dickensiano; y cuando lucha su destino posee slo un pathos convencional. No i que la narracién de Stevenson estéfallida. En 9. A mi modo de ver, ¢s una pequeiia obra maestra 0 de sus limites convencionales. Pero tiene sdlo dos di- Weisiones; mientras que las narraciones de Gégol y Kafka Vien cinco o seis. 375 — Plano del piso de Samsa, segin un esbozo de Nabokov. —376— Nacido en 1883, Franz Kafka procedia de una familia judia germanohablante establecida en Praga, Checoslova~ Guia, Es el escritor aleman mas grande de nuestro tiempo. A su lado, poetas como Rilke o novelistas como Thomas ‘Mann son enanos o santos de escayola, Estudi leyes en la iversidad alemana de Praga, y a partir de 1908 trabajé no empleado en las gogolianas oficinas de una compaiifa lseguros. Casi ninguna de sus hoy famosas obras, como El 9ces0 (1925) 0 El castillo (1926), fueron publicadas en vida. mis grande de sus narraciones cortas, La metamorfosis, leman Die Verwandlung, fue escrita durante el otoio 1912 y publicada en Leipzig en octubre de 1915. En 1917 spi6 sangre, y el resto de su vida, que se prolongé durante afios, estuvo jalonado por periédicas estancias en sa- ftorios centroeuropeos. En esos tiltimos afios de su breve tencia (murié ala edad de cuarenta y dos anos), vivio una fiz ayentura amorosa con su amante en Berlin, en 1923, no de donde yo vivia. En la primavera de 1924 ingres6 en sanatorio préximo a Viena, donde murié el 3 de junio, tuberculosis de laringe. Fue enterrado en el cementerio fio de Praga. Pidié a su amigo Max Brod que quemara os sus escritos, incluso los textos publicados. Afortuna- Mente, Brod no cumplié los deseos de su amigo. Antes de empezar a hablar de La metamorfosis quiero hazar dos opiniones. La primera es la opinion de Max d segiin la cual la tinica categoria aplicable a los escri- de Kafka, para su comprensidn, es la de santidad y no de literatura. Kafka fue ante todo un artista; y aunque puede sostener que todo artista es en cierto modo un Ito (de lo cual estoy convencido), no creo que puedan jontrarse implicaciones religiosas en el genio de Kafka. tra opinién que quiero rechazar es la freudiana. Sus liégrafos freudianos, como Neider en El mar helado (1948), tienen, por ejemplo, que La metamorfosis se basa en las (omplejas relaciones de Kafka con su padre, y en su perenne —37— sentimiento de culpa; afirman ademés que, en el simbolismo mitico, los hijos estan representados por bichos —cosa que dudo—, deducen que Kafka utiliza el simbolo del insecto para representaral hijo, segtin estos postulados freudianos. Lachinche, dicen ellos, es un simbolo muy apropiado para caracterizar el sentimiento de inutilidad frente al padre. Me interesan las chinches, no las chinchorrerias; asi que rechazo estaclase de disparates. El propio Kafka era extremadamen- te critico en cuanto a las ideas freudianas. Consideraba el psicoandlisis (y cito sus palabras) «un irremediable error», yvefa las teorias de Freud como cuadros muy aproximados, muy rudimentarios, que no hacian justicia a los detalles 0, Jo que ¢s més importante, al meollo de la cuestin. Esta es otra de las razones por las que prefiero dejar a un lado la concepcién freudiana y centrarme en el aspecto artistico. Quien més influyé sobre Kafka, desde un punto de vista literario, fue Flaubert. Flaubert, que odiaba la prosa pre- ciosista, habrfa aplaudido la actitud de Kafka para con su herramienta. A Kafka le gustaba extraer sus términos del lenguaje del derecho y de la ciencia, déndole una especie de precisién irénica, sin intrusiones de los sentimientos perso- nales del autor; éste fue exactamente el método utilizado por Flaubert para conseguir un efecto poético singular. El protagonista de La metamorfosis es Gregor Samsa, hijo de unos padres della clase media de Praga, filisteos flau- bertianos, sélo interesados en el aspecto material dela vida, en suma, unos seres de gustos vulgares. Unos cinco afios antes, el viejo Samsa habia perdido gran parte de su fortuna, por lo que su hijo Gregor se vio obligado a colocarse en la empresa de uno de los acreedores del padre y a convertirse en viajante. Su padre entonces dejé de trabajar, su hermana Grete era demasiado joven para hacerlo, y su madre estaba enterma de asma. De modo que Gregor no sélo sustiene a Ia familia entera, sino que también les ha buscado el piso en el que ahora viven. Este piso, uno de tantos de un edificio —378— deapartamentos, situado en Charlottestrasse para serexac- tos, est dividido en segmentos, como se dividird él mismo ms adelante. Estamos en Praga, Europa central, en el abo 1912sel servicio estébarato, de forma quellos Samsa pueden permiti ise tener una doncella, Anna, de dieciséis afios (un afio mas joven que Grete) y una cocinera. Gregor esti casi todo el tiempo fuera, viajando; pero al inieiarse el relao, se encuentra pasando la noche en casa, entre dos viajes de negocios; y entonces sucede algo espantoso. «Al despertar Gregor Samsa una mafiana de un sueio intranquilo, se en. contré en la cama convertido en un monstruoso insecto, Estaba tendido sobre su espalda dura, como blindada, al levantar la cabeza un poco, pudo ver su vientre oscuro abombado, dividido en callosidades onduladas, cuya altura apenas si podia sostener la colcha, a punto de escurrirse del todo. Sus numerosas patas, astimosamente delgadas com- paradas con el resto del cuerpo, se agitaban impotentes ante ptisaion >*:Qué me ha ocurrido?”, pens6. No era un suetio.. »Gregor dirigié luego la vista hacia la ventana, y el tiem- po nublado—podia oirse el golpeteo de las gotas de Iluvia en el cine del alféizar—le sumié en honda melancolia. Y si dormia un poco més y olvidaba toda esta tonteria?, pens6; perono podia ser, porque estaba acostumbrado adormirso- breellado derecho y su actual estado no le permitia cambiar de postura. Por muy denodadamente que intentara ponerse sobre costado derecho, basculaba y volviaa caer de espal- das. Lo intenté lo menos un centenar de veces, cerrando los ojos* para no ver la constante agitacién de sus patas, y slo saa iofoto en suinlanectp normal in pe inl ed ear oy ons de nec oral on gener coments cn el lens oro ba sto dldoymafrlsocnasuetn dere a seeert eta du situacion sin sorpesay con aepracion inane al Rep ‘que maneja recuerdos humanos y experiencias humanas. La metamorfe : ain noes completa.» (N. de la ed, ingles.) a ins —379— | { desistié cuando empez6 a sentir en ese lado un dolor leve y punzante que no habia experimentado antes. "Dios mio”, pens6, “qué trabajo mas agotador he es- cogido! Viajar dia si, dia no, Son muchas mas las preocu paciones cuando se viaja que cuando se esté en Ia oficina, 7 no hablemos de esta plaga de los viajes, cuidarse de los Zalaces de los trenes, las comidas malas y a destiempo, la gente que no vuelves a ver, laimposibilidad de hacer ami- gos duraderos. ;Al diablo todo esto!” Sintié una picazén erriba en el vientre; lentamente, se desliz6 de espaldas més hacia la cabecera de la cama, a fin de poder levantar Ia ea- tbeza con mayor facilidads identificé el lugar que le picaba, vio que lo tenia cubierto de unos puntitos blancos que no supo explicarse; ytrat6 de tocérselo con una pata, pero la setir6 inmediatamente, ya que en el momento del contacto lesacudié un escalofrio.» "Ahora veamos: cuales exactamente el «bicho» en que el pobre Gregor, oscuro vigjante de comercio, sea convertido derepente? Por supuesto, es dela especie delosartr6podos, ala que pertenecen las arafias, los ciempiés ylos crustaceos. Si las «numerosas patitas» a que alude al principio son mas deseis, entonces Gregor no seriaun insecto desde el punto de ‘vista zool6gico, Pero supongo que un hombre que se des~ pierta tumbado de espaldas y descubreseispatas agitindose tenel aire puede imaginar que son suficientes como para de- ir enumerosas». Por tanto, supondremos que Gregor tiene seis patas, y que es un insecto. La siguiente cuesti6n es: gqué insecto? Los comentaris- tasdicen que una cucanacha; pero esto, desde luego, no tiene sentido. La cucaracha es un insecto plano de grandes patas, yy Gregores todo menos plano: es convexo por las dos caras, Iaabdominal y la dorsal, y sus patas son pequefias.Se parece una cucaracha sélo en un aspectot en su color marréu. ‘Aparte de esto, tiene un tremendo vientre convexo, dividido ten dos segmentos, con una espalda dura y abombada que —380— ‘sugigre unos élitros. Enos escarabajos/estos ditros ocikan unas finasaitas que pueden desplegarseytransportar al es carabajo por millas y millas en torpevuelo. Aunque parezca extraio, el escarabajo Gregor no llega a descubrir que tiene alas bajo el caparazén de su espalda éstaes una observacién més que quiero que atesorés toda vuestra vida. Algunos Gregorios, algunos Pedros y Juanes, no saben que tienen alas). Ademés, posce fuertes mandibulas. Utiliza estos 6r- ¢ganos para dare la vuelta la Ilave en la cerradura, erguido sobre sus patas traseras, sobre el tercer par (un fuerte parde Paral} Hlog velocdslen aiden abr logeadeidatedar a coe edjpieacEin el yaditices Weliedethabedsoarttiteg poco a poco a utilizar sus nuevos apéndices: sus patas y sus antenas, Este escarabajo marrdn, convexo, del tamafio de un perro, es ancho. Yo lo imaginarfa asf: En el texto original alemén la vieja asistenta le llama Misthaifer, «escarabajo pelotero>. Es evidente que la buena iujer afiade el epiteto con intenciones amistosas. Téenica- mente, no es un escarabajo pelotero. Es s6lo un escarabajo grande (debo afiadir que ni Gregor ni Kafka lo ven con ex- cesiva claridad). j ‘Examinemos més de cercala transformacién. El cambio, aunque tremendo y horroroso, no es tan singular como po- dria suponerse a primera vista. Un comentarista apegado al sentido comiin (Paul L. Landsberg, en The Kafka Problem [1946};ed. Angel Flores) explica que «cuando nos acostamos en una cama rodeados de un ambiente extrafio, tenemos propensién a experimentar un momentaneo desconcierto al despertarnos, una stibita sensacin de irrealidad; expe- riencia que debe acontecerle una y otra vez a un viajante de comercio, ya que esta forma de vida le impide adquirir un sentimiento de continuidads. La sensacién de realidad de- pende dela continuidad, dela duracién. Alfin y alcabo, des- pertar como insecto no es muy distinto de despertar como ‘Napoleén o como George Washington (yo he conocido tun hombre que se desperté creyendo que era el emperador de Brasil). Por otro lado, el aislamiento y la extrafieza ante allamada realidad son en definitiva caracteristicas constan- tes del artista, del genio, del descubridor. La familia Samsa «que rodea al insecto no es otra cosa que la mediocridad que rodeaal genio. Primera ParTE Hablaré ahora de la estructura. La primera parte puede dividirse en siete escenas 0 segmentos: Escena I: Gregor se despierta, Esta solo. Se ha transfor- mado ya en escarabajo, pero sus impresiones humanas atin —382— se mezclan con los nuevos instintos de insecto. La escena termina con la introduccién del elemento temporal, todavia humano. «Mir6 el despertador, que marcaba su tictac encima de Ja cémoda. “;Dios mio!”, pensd. Eran las seis y media y Jas manecillas seguian avanzando tranquilamente, incluso pasaban de la media, casi sefialaban las siete menos cuarto. Es que no habia sonado el despertador?... El siguiente tren salia a las siete; para cogerlo tendria que darse una prisa loca; sin embargo, atin tenia sin empaquetar el muestrario, y no se sentia en absoluto descansado y activo. Pero aunque cogiese el tren, no evitaria la severa amonestacién del jefe, ya que el recadero de la empresa habria estado esperandole parael tren de las cinco y harfa rato que habriainformado de su ausencia» Piensa decir que est4 enfermo, pero concluye que el médico del seguro certificard que se encuentra per- fectamente. «¥ qué pasaria entonces? En realidad, Gregor se sentia completamente bien, aparte de cierta somnolencia, desde luego superflua después de haber dormido tanto, y hasta tenia un apetito inusitado.» Escena IT: Los tres miembros de la familia Haman a la puerta y le hablan, respectivamente, desde el pasillo, desde el cuarto de estar y desde la habitacién de la hermana. La familia de Gregor son sus parisitos: le explotan, le devoran por dentro. Esta es su comezén en términos humanos. El ansia patética de buscar cierta proteccién frente al enga- io, la crueldad y Ja suciedad es el factor decisivo para que se formara el caparazén, su escudo de escarabajo, que al principio parece fuerte y seguro, pero que al final se revela tan vulnerable como lo habia sido su espfritu y su carne enferma. ¢Cual de estos tres parisitos —el padre, la madre, lahermana— es el més cruel? Al principio, parece ser el pa- dre. Pero no es ése el peor: es la hermana, la persona a quien Gregor ms ama, pero que comienza a traicionarlo a partir —33— de la escena de los muebles, hacia la mitad del relato. Con la segunda escena empieza el tema de la puerta: «Sonaron uunos golpecitos en la puerta que haba junto a la cabecera de la cama. “Gregor”, dijo una voz —era la madre—, “son las siete menos cuarto, gNo tenias que coger el tren?” {Esa dulce voz! Gregor sufrié un sobresalto cuando oy6 su pro- pia voz al contestar; era la suya, sin duda, con un tonillo lastimero, persistente, chill6n... “Si, sé gracias, madre, ya ‘me levanto.” La puerta de madera que mediaba entre los dos debi6 de impedir que se notase desde fuera el cambio de su voz... No obstante, este breve intercambio de palabras hizo saberalos demas miembros della familia que Gregor, contra toda previsién, atin estaba en casa, y sui padre ya se puso a llamar en una de las puertas laterales, suavemente, pero con el puto: “Gregor, Gregor”, dijo, “zqué te pasa?” Y un momento después volvis a llamar més alto: “|Gregor! ;Gre- gor!” En la otta puerta lateral, su hermana preguntaba con voz baja y quejumbrosa: “jGregor! gNo te encuentras bien? sNecesitas algo?” Gregor contesté a los dos a un tiempo: “Ya voy"sy procuré que su voz. sonase lo mas normal posi- ble pronunciando las palabras con suma claridad y dejando largas pausas entre ellas. De modo que el padre volvi6 a su desayuno, pero la hermana susurr6: “Gregor, abrela puerta, te lo suplico.” Pero Gregor no tenia intencién de abrir la puerta, ¥ dio gracias por la prudente costumbre, adquirida census viajes, de cerrarcon llave las puertas durante lanoche, incluso en casa.» Escena IIT: Corresponde a la suprema prueba de aban~ donar Ia cama; prueba en la que proyecta el hombre pero acttia el escarabajo. Gregor todavia piensa en su cuerpo en términos humanos; sin embargo, ahora la parte inferior del ser humano se ha convertido en la parte trasera de un escara~ bajo, y la parte superior de aquél es ahorala parte delantera de este tltimo. Le parece que un escarabajo de pie es como —384— Anotaciones de Nabokov sobre el tema de la triada en La metamorfosis, 385 — un hombre a gatas. Todavia no ha comprendido ¢ insiste en levantarse sobre su tercer par de patas. «Primero quiso sacar de la cama la parte inferior del cuerpos pero esta parte inferior, que, por lo dems, atin no habia visto y de la que no podia hacerse clara’ idea, resulté ser demasiado dificil de mover; todo iba muy despacio; y cuando por tiltimo, casi en- Joquecido, apelé a todas sus fuerzas y se lanz6 sin cuidado, ‘equivocé la direccién y chocd pesadamente contra los pies dea cama; y el agudo dolor que sintis le hizo comprender, quela parte inferior de su cuerpo era sin duida, en su estado actual, la mas sensible... Pero luego se dijo: “Antes de que dden las siete y cuarto tengo que estar sin falta fuera de la cama. De todas formas, para entonces habré venido alguien de la oficina a preguntar por mi, pues suelen abrir antes de las siete.” ¥ empez6 a balancear todo el cuerpo a la vez en. tuna serie de movimientos regulares, afin deimpulsarse fue- rade la cama. Si caia de esa forma, evitarfa hacerse dafio en lacabezaalzandolaen Angulo agudo en el momento de caer. La espalda parecta resistente, y probablemente la alfombra amortiguaria el golpe. Su mayor preocupacién era el ruido inevitable que iba a producir su caida, el cual sin duda cau- sarfa inquietud, si no terror, al otro lado de las puertas. No obstante, era preciso arriesgarse... Ahora bien, prescindien- do del hecho de que las puertas estaban cerradas con Ilave, gconvenia pedir ayuda? A pesar de lo desventurado de su situacién, no pudo por menos de sonrefr ante tal idea.» Escena IV: Todavia se encuentra forcejeando cuando vuelve otra vez el tema de la familia, o tema de las numero- sas puertas; y en el curso de esta escena cae finalmente de la.cama y se oye un golpe sordo. La conversacién sigue un poco el esquema de un coro griego. De la empresa han envia- do al jefe de oficina para averiguar las causas de la ausencia de Gregor en la estacién, Esta severa premura en controlar aun empleado poco puntual tiene todas las caracteristicas 386 — de una pesadilla. Se repite el hablar a través de las puertas como en la segunda escena. Fijaos en la secuencia: el jefe de oficina le habla a Gregor desde el cuarto de estar, situado a la izquierda; su hermana Grete le habla desde la habita- cin de la derecha; la madre y el padre acompafian al jefe de oficina en el cuarto de estar. Gregor todavia puede hablar, pero su vor se vuelve cada vez més confusa, y poco después sus palabras dejan de ser inteligibles (en Finnegans Wake, que James Joyce escribe veinte afios después, dos lavanderas hablan desde uno y otro lado del roy se van transformando gradualmente en un olmo corpulento y una roca). Gregor xno comprende por qué su hermana sigue en la habitaci6n de la derecha y no se reiine con los otros. «Sin duda, acababa de levantarse y atin no habia empezado a vestirse. Bueno; pero gpor qué lloraba? Porque él no se levantaba y no dej ba pasar al jefe de oficina? Porque corria peligro de perder el empleo y el duefio empezaria de nuevo a apremiar a sus padres con sus viejas deudas. El pobre Gregor esté tan acos- tumbradoaserun mero instrumento en manos desu familia queno se plantea lacuestién de la compasidn: no se le ocurre que Grete pueda estar preocupada por él. Madre y hermana se llaman mutuamente a través de la habitacién de Gregor. Envfan ala hermana y a la criada en busca del médico y del cerrajero, «Sin embargo, Gregor estaba ahora més calmado, Las palabras que proferia no eran ya inteligibles para los de- més, aunque a él le parecfan bastante claras, més elaras que antes, quiz4 porque el ofdo se habia acostumbrado a su so- nido. En cualquier caso, ahora ya crefan que algo le pasaba, yestaban dispuestos a ayudarle. La confianza y firmeza con que se habjan adoptado estas primeras medidas le recon- fortaron. Se sintié nuevamente incluido en el eirculo de los seres humanos, y esper6 grandes y notables resultados del médico y el cerrajero, sin distinguir demasiado claramente entre uno y otro.» 37 — Escena V: Gregor abre la puerta. « La hermana hace girar la llave Jentamente como para avisarle de que debe retirarse; entray limpia el sitio mientras Gregor, atiborrado de comida, corre a ocultarse debajo del sofa. Escena IV: Grete, la hermana, adquiere una nueva im- portancia. Es ella quien alimenta al escarabajo; slo ella en- traen la madriguera del bicho, suspirandoyy lanzando de vez en cuando una plegaria alos santos —es una familia cristia- na—. En un pasaje maravilloso, la cocinera cae de rodillas ante la sefiora Samsa y le suplica que la deje marcharse. Con lagrimas en los ojos agradece a los Samsa la autorizacién para marcharse —como si fuera un siervo liberado—; sin que nadie se lo haya sugerido, jura solemnemente no decir tuna sola palabra a nadie de lo ocurrido en la casa. «Gregor recibfa su comida a diario, una vez.por la maiiana temprano ‘mientras los padres y la criada atin dormian, y después dela comida de medioda, ya que entonces los padres se echaban a dormir la siesta y la eriada salia a hacer algin recado para Jahermana. Sin duda, ellos no querian que él pasara hambre; pero quizé no podfan soportar saber sobre su alimentacién mis de lo que adivinaban; quizé, sambién, la hermana queria ahorrarles cualquier posible preocupacidn, pues bastante les tocaba sufrir.» _ Escena V: Esta escena es enormemente angustiosa. Se adivina que, ensu pasado humano, Gregor ha sido engaiiado por su familia. Gregor habia cogido la desagradable coloca- cién en esa empresa de pesadilla porque queria ayudar a su padre, arruinado cinco afios atrés. «Sencillamente habjan acabado acostumbrindose; tanto Gregor como su familia; el dinero ora recibido con agradecimtiento, él lo entregaba de buena gana, pero no habia en ello una afectuosidad es- pecial. Sélo su hermana habia permanecido estrechamente —393— unidaa él, y Gregor acariciaba el secreto proyecto, pues ella (@ diferencia de él) amaba la miisica y tocaba el violin con mucho sentimiento, de mandarla a estudiar el aio proximo al conservatorio, pese a los gastos que ello representaria, y que ya afrontaria de alguna manera. Durante sus breves estancias en casa, mencionaba a menudo el conservatorio en sus conversaciones con la hermana, pero siempre como un suefio hermoso que nunca podria hacerse realidad, y los padres incluso llegaron a desalentar estas inocentes alusio- nes; no obstante, Gregor habia tomado la firme decision y pensaba anunciarla solemnemente el dia de Navidad.» Aho- 1a, Gregor oye a su padre explicar que «se habia salvado de la ruina cierta cantidad, sin duda muy pequefia, de dinero, que habia aumentado un poco debido a que no se habian tocado los dividendos en todo ese tiempo. Ademis, no se habia gastado todo el dinero que Gregor traia a casa cada mes —d se reservaba tan sélo una pequefia cantidad—, y ahora representaba un pequefio capital. Detrés de la puerta, Gregor aprobaba con la cabeza, y se alegraba de esta ines- perada muestra de previsi6n y ahorro. Cierto que con ese remanente podia haber pagado algo més de las deudas que su padre tenia con su jefe, y haber visto mas cercano el dia cen que podria dejar ese empleo; pero ahora, sin duda, esta disposicién del padre era la més conveniente». La familia ‘cree que ese dinero debe permanecer intacto por si empeo- ra la situaci6n; pero entretanto, ze6mo afrontar los gastos diarios? El padre hace cinco aitos que no trabaja, y no se puede esperar que haga mucho. En cuanto a la madre, su asma le impide acometer cualquier trabajo, «Le tocaba a su hermana ganar el pan, ella que atin era una nifia de diecisiete afios y cuya vida hasta ahora habia sido tan agradable, y s6lo se habia ocupado de arreglarse, dormir mucho, ayudar en la casa, participar en alguna modesta diversién y, sobre todo, tocar el violin? Al principio, cada vez que se mencionaba la necesidad de ganar dinero, Gregor se apartaba de la puerta —34— y se lanzaba bajo el fresco sof de cuero que habia junto a ella, ardiendo de vergiienza y de pesar:» Escena VE: Se inicia una nueva relacién entre herma- no y hermana, esta vez interviene una ventana en vez de ‘una puerta, Gregor «no retrocedié ante el gran esfuerzo de empujar una butaca hasta la ventana, de encaramarse luego en el alféizar y, apalancado en la butaca, de apoyarse con- tra los cristales, movido evidentemente por el recuerdo de cierta sensaci6n de libertad que antes sentia al mirar por la ventana». Gregor, o Kafka, parece creer que el impulso a acercarseala ventana se debeal recuerdo de una experiencia humana, En realidad, es la reaccién tipica de un insecto ala luz: podemos descubrir toda clase de bichos polvorientos en los cristales de ls ventanas: una mariposa tiesa, una tipula con las patas encogidas, un pobre insecto atrapado en la telarafia de un rincén, un moscardén tratando de atravesar elcristal. La vision humana de Gregor va disminuyendo, de forma queno puede ver claramente ni siquierael otrolado de Jacalle. El detalle humano es dominado por la idea general del insecto (pero no seamos insectos nosotros. Estudiemos primero todos los detalles del relato; la idea general vendrd sola més tarde, una vez reunidos todos los datos necesarios). Lahermanano comprende que Gregor conservaun corazén humano, una sensibilidad humana, un sentido humano del decoro, del pudor, de la humildad y del orgullo, Le trastorna horriblemente con sus precipitaciones y el ruido que arma alabrir la ventana para que entre un poco de aire fresco, sin ‘molestarse en ocultar su repugnancia ante el espantoso olor reinante en esa guarida. Un dia, como un mes después de la metamorfosis de Gregor, «cuando la hermana sin duda Yano tenfa motivo para sobresaltarse por su aspecto, en- #r6.un poco més teuprano que de costumbre y le encontré mirando por la ventana, inmévil, de tal forma que parecta un espectro... Grete retrocedié de un salto y cerré de un 395 — portazo; un extrafio podria haber pensado que él se habia apostado alli para morderla. Por supuesto, Gregor se ocult6 inmediatamente debajo del sofi, pero tuvo que esperar hasta mediodia antes de que ella volviese a entrar, mas nerviosa que decostumbre>. Nadie sabe hasta qué punto hieren estas cosas. En un exquisitoalarde de sentimiento, a fin de evitar su repugnant visidn, Gregor, un dia, «traslads ne espalda una sabana hasta sof —operacién ena que tard6 cuatro horas— y la dispuso de forma que todo él quedase ocultosasi, aunque ella seinclinase, no podria erle Aree creyé captar incluso una mirada de agradecimiento cuani levanté la sabana un poquito con la cabeza para ver c6mo la hermana esta disposicién». a sais en la bondad y amabilidad de nuestro pobre monstruo, Su naturaleza escarabajil, aunque deforma y de- sgrada su cuerpo, parece hacer aflorar en el toda su dulzura humana. Su absoluta generosidad, su constante preocupa- ci6n por las necesidades de los dems... todo esto destacacon vigoroso relieve sobre el telén defondo desu espantosa situa- cidn, El arte de Kafka consiste en acumular por un lado los rasgosdeinsecto de Gregor todos os detalles dolorososdesu disfraz deinsecto,y por otro, en mantener viva y limpiaante Jos ojos del lector la naturaleza dulce y delicada de Gregor. Escena VII: Aquitiene lugar laescena del traslado de los muebles. Han transcurrido dos ae Hasta ahora i Bs isitado su hermana; pero, se dice Gregor a si mismo, mi ee cessbvuna sitesi cargado sobre sus hombros la tarea de cuidarme movida por una mera irreflexién infan- til. Mi madre deber‘a comprender mejor mi situaci6n. ¥ en esta séptima escena, la madre, asmatica, débil y despistada, entra en la habitacién por primera vez. Kafka prepara la esecna meticulosamente. Como distraccién, Gregor habia tomado la costumbre de recorrer las paredes y el techo. Se encuentra en el cenit de la exigua dicha que su naturaleza — 39% — de escarabajo le puede aportar. «Su hermana se percaté en- seguida del nuevo entretenimiento de Gregor —dejaba un rastro de sustancia pegajosa alli donde ponia las patas—y se le ocurrié la idea de despejar el mayor espacio posible ara caminar, quitando los muebles que estorbaban, sobre todo la cémoda y l escritorio.» Asi quela madre entra para ayudarla acambiar los muebles. Llegaa la puerta exclaman- do.con jtibilo que quiere ver a su hijo, reaccién maquinal ¢ incongruente seguida de cierto mutismo cuando entra en la cémara misteriosa. «La hermana de Gregor, naturalmente, entré primero para comprobar que todo estaba en orden antes de que pasara la madre. Gregor se apresuré a bajar la sibana y arrugarla ain més, de forma que parecia como si {a hubiesen echado casualmente encima del sofi. Esta vez por debajo; renunci6 a la posibilidad de ver a su madre en esta ocasi6n y se sinti6 contento s6lo con que en- trara. “Pasa; no se le ve", dijo su hermana; evidentemente, conducfa ala madre de la mano.» Las mujeres hacen denodados esfuerzos para mover el pesado mueble de su sitio, hasta que la madre expresa cierto ensamiento humano, ingenuo pero amable, débil pero no desprovisto de sentimiento, cuando dice: «{No parece como sile estuviésemos demostrando, al retirar sus muebles, que hemos perdido toda esperanza en su mejoria y que le aban- donamos friamente a su suerte? Creo que seria mejor con- Sservar su habitacién exactamente como siempre|ahatenido, de modo que cuando vuelva a nosotros lo encuentre todo igual, y pueda olvidar mis ficilmente lo ocurrido.» Gregor ‘se siente desgarrado por dos emociones. Su naturaleza de escarabajo le sugiere que una habitaci6n vacia y con las pare- des desnudas serd mas c6moda de recorrer—todo lo que ne- cesitaria seria una grieta donde oculearse, su indispensable S0f5—s por lo demas, uo necesita todas esas comodidades y adornos humanos. Pero la voz desu madre le recuerdasuna- turaleza y su origen humanos. Por desgracia, su hermana ha —397— adquirido una singular seguridad en si misma y se ha acos- tumbrado a considerarse una expertaen las cuestiones desu hermano frente asus padres, «Otro factor podia ser también eltemperamento entusiasta de adolescente, que trata de ma~ nifestarse siempre que puede y que ahora tentaba a Grete a exagerar el horror de las cireunstancias desu hermano a fin de poder hacer mas por él» Estaes una curiosa observacié es la hermana autoritaria, la hermana fuerte de los cuentos de hadas,la hermosa entrometida dominandoa los tontos de la familia, las hermanas orgullosas de Cenicienta, el simbolo cruel de la salud, la juventud y la belleza radiante, enlacasa del polvoy la desgracia. Por itimo, deciden quitar las ie aunque tienen que luchar denodadamente con la como ie Gregor siente un pinico espantoso. Guardaba su sierra de calar en esacémoda, con la que hacia cosas en sus ratos libres en casa; era su tunica aficién. Escena VILE: Gregor trata de salvar al menos el cuadro cuyo marco habia hecho él con su querida sierra. Kafka varia sus efectos en el sentido de que a cada momento la familia ve el escarabajo en una nueva postura, en algdin nuevo lugar. Aqui Gregor sale de su escondite sin ser visto por las dos ‘mujeres, empefiadas en sacarla mesa de escritorio, trepa por apared y se agarraal cuadro pegando su abdomen sls y-seco en elristal frio y sedante, Lamadre no es de mucha ayuda en esta tarea de trasladar muebles, y Grete tiene que sostenerla. Grete aparece siempre fuerte y sana, mientras que no s6lo su hermano, sino también los padres (después dela escena en quelearrojan una manzana) estan apuntode caer en una especie de embotamiento, de inconsciencia se- nil y apatica; pero Grete, con vigorosa salud y arrebolada adolescencia, les mantiene en pie. Escena IX: A pesar de los esfuerzos de Grete, la madre egaa ver «la enorme mancha oscura sobre el papel floreado 398 — dela pared, y antes de tomar conciencia verdaderamente de que esa masa era Gregor, grité con voz alta y ronca: “Dios mio! ;Dios mio!”, se desplomé con los brazos abiertos, como rendida, sobre el sofé y se quedé inmévil. «jGregor!>, exclamé la hermana, agitando el puto y mirndole con fe. rocidad. Era la primera vez. desde la metamorfosis que le dirigfa la palabra de forma directa. Corre al cuarto de estar en busca de algo para reanimar a su madre. «Gregor quiso colaborar también —habria tiempo de sobra para rescatar el cuadro—, pero estaba pegado al cristal y tuvo que hacer esfuerzos para soltarse; a continuacién eché a correr tras de su hermana a la habitacién contigua como si pudiese acon- sejarla, como solfa hacer; pero tuvo que quedarse impotente detras de ella; entretanto, Grete buscé entre los diversos frascos; y al volverse, se asusté, un frasco cayé al suelo y se rompi6; un trozo de cristal le hizo un corte a Gregor en Iacara, y una especie de medicamento corrosivo le salpic6. Sin perder un segundo, Grete cogié todos los frascos que pudo y corrié a reunirse con su madre; cerré la puerta con el pie dando un portazo. Gregor se encontré separado de su madre, que quizés estaba al borde dela muerte por culpa Suya; no se atrevid a abrir la puerta por temor a ahuyentar a Jahermana, que tenia que atender asu madre; no podia hacer otra cosa que esperar; y atormentado por los remordimien- tosy lainquietud, empez6 a recorrerlo todo, las paredes, los muebles, el techo; por tiltimo, desesperado, cuando toda la habitacién parecia girar a su alrededor, cayé en medio de Ja mesa.» Se produce un cambio en la posicién de cada uno de los miembros de la familia. La madre (en el sofé) y la her- ‘mana estn en medio de la habitaci6n; Gregor se encuentra en un rinc6n de la habitacién de la izquierda. Después, el ppadre regresa a casa y entra en el cuarto de estar. «Asi que [Gregor] corrié a la puerta de su dormiwwrio y se acurrucé contra ella, a fin de que el padre, tan pronto como entrara desde el vestibulo, viese que su hijo tenia toda la intencién 399 de regresar a su cuarto, y que no hacia falta ol tan sdlo abrirle la puerta, para que desapareciese por ella inmediatamente.» Escena X: Fista es laescena en la que le arrojan la manza- na. Elpadre de Gregor ha cambiado: ahora se encuentraen la plenivud de su poder. En vez del hombre que solia permane- certumbado en lacama, cansado, y apenas podialevantar el brazo para saludar, y que cuando salia se arrastraba penosa- mente con un bast6n, «ahora estaba alli, de pie y muy tieso; vestia un rigido uniforme azul con botones dorados, como el que suclen llevar los ordenanzas de los bancos; su papada le sobresalia por encima del cuello alto y duro de la levita; de debajo de sus cejas pobladas, sus ojos negros lanzaban vivas y penetrantes miradas; el pelo blanco, en otro tiempo sevuclto, lo llevaba ahora puleramente peinado y aplastado a uno y otro lado de una raya exacta. Lanz6 la gorra, que ‘ostentaba un monograma dorado, probablemente el distin- tivo de algin banco, con un amplio movimiento desde el otro lado de la habitacién al sofa; y con los faldones de la levita hacia atris y las manos en los bolsillos del pantalén, se volvié con gesto hosco hacia Gregor. Sin duda, él mismo no sabia qué iba a hacer; de todos modos levant6 el pie muy alto, y Gregor se quedé pasmado ante el enorme tamafio de lasuelade su bota». ‘Como de costumbre, Gregor se siente tremendamente interesado por el movimiento de las piernas humanas, de los gruesos y enormes pies humanos, tan distintos de sus apén- dices que se movfan en una agitacién continua. Tenemos aqui una repeticién del tema del movimiento lento (el jefe de oficina, al retroceder; lo habia hecho lentamente). Ahora, padre e hijo, lentamente, dan vueltas en la habitacién: y en efecto, aquello apenas parecia una persecucién. Acto segui do, el padre empieza a bombardear a Gregor con los tinicos proyectiles que encuentra en el cuarto de estar-comedor: —400— ‘unas manzanas, unas manzanitas rojas y Gregor tiene retroceder hacia la habtacién del centro, hacis su refs, alma ha mucrto con Gregor; ahora I sustituys el animal joven 4 saludable- Los pardsitos se han cebado en Gregor» (N. de Nabokov en su fjemplar anoiado.) 44 delastresedades de la vida o de cualquier otro motivo trip Elvocablo «triptico» significa cuadro o relieve cjecutade en tres compartimientos contiguos; y éste es exactamente el efecto que Kafka consigue, por ejemplo, con las tres hehe ciones del principio del relato: el cuarto de estar, el dorming rio de Gregor y la habitacin de la hermana, con Gren cg 's pieza central. Ademas, el esquema triple sugiere los te actos deuna cbra de teatro, Por timo hay que resatar gue la fantasia de Kafka tiene una marcada tendencia 16; a nada caracteriza mejor la légica que la triada de tesis, ame, tessy simesis.De modo que limitemos el simbolokafkiano lel res a su significacin estética y logics, y dejemos 5 lado todos esos mitos que los mitélogos loen en vw oben inspirados por el médico hechicero de Viena, ra 2. Otralinea tematicaes la de las puertas; de las puertas ae se abreny se cierran constantemente lo largo de a viens eet nea esa lative alos albsos en e rienestar de la familia Samsa, el sutil equilibrio entre su situacién floreciente y la patética y desesperada de Gregor Hay alguna que otra linea temética mis, pero sdle lag ue he citado son esenciales para la comprensién del rclat Bijaos bien en el estilo de Kafka, En su claridad, en cg tono preciso y formal, en acusado contraste con el seunte esadillesco de la historia. No hay metéforas poéticas que adornen esta historia en blanco y negro. La nites dong estilo subraya lariqueza tenebrosa desu fantasia, Conran y unidad, estilo y sustancia, trama y forma, se encuentern, han alcanzado una cohesién perfecta. eee 415 —

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