You are on page 1of 8
Shimer, Edsseds.| (Gelecs 3 cetes) Bs As, Bijele | qo. “A \umoc Nechro El asunts del humoiismo suele constituir una in- comodided insalvable en los tatados de estética. Chesterton quiso soslayaila dicfendo gue “inte definir el humor demuestra falta de humor”, y no es posible culpanlo demasiado por esta retirada in- geniosa: desde que Galeno fundé oficialmente In teorfa de los humores hasta nuestros dias, pocas palabras fueron tan propicias al eaos, tan Taborio- samente endidas. Dos equivocos perlinaves protegen la confusisn. Uno consiste en suponer que ef hhumostsmo es algo as{ como un géncro literatio. El otto, en confundir hunorismo con buen humor. Pero el humorismo no es un género, sino una ac- titud ante ef mundo-que se encuentra en tudos Jos génetos; no hay verdadera obra de arte que no a incluya de algim modo. Y-no se trata de una sc: titud alegre: los iltimos limites del humorismo lin- dan ms cor los la de Ja desesperacién eon cl decorado de la felicidad convencional. In realidad, el humorismo es malhumorado, un incur- sor de los mismos temitorios que ambicionan la iileera, Ja demencia y el suicidio. Fundamentalmente, el acto humoristico es Ie © presiin de una contradiccidn entre su sujeto yuna fuerza superior. Se trata de una sftuacién similar a Ja planteada en los conflictos tigica y eémivo; 1o que varfa es la respuosta. Mientras en Ia tragedia y en la comedia ef hombre sucumbe ante la co: tuadicciéu y responde con el Ianto o Ia risa —dos 9 exabruptos, dos clandicacfones emocionales—, el actor del conflicto humoristico asume el control f telectual del poder que lo domina, intentacompren- derlo, wbicarlo en un plano racional y otorgarle un sentido, Esto no implica el triunfo del humorista: 41 también puede ser sometido, pero, en todo caso, su eafda es més digna, més eonveniente a la. con= dicién humana. La respnesta a Ja situacién humo- ristica no es Ia risa ni el Tanto, sino la sonrisa, un modo Kicido, comprensivo, de ahogar aquellas ex- plosiones, A veces, ni siquiera eso. Sélo la sensa- ‘idn incémoda, inevitable, Tacerante, de saber que algo esta fallando, el placer hiriente ofrecido por la comprensin y el intento de reubicacién frente a esa negligencia de las leyes. En altima instancia, el humorista enfrenta al mal, representado por Jo racionalmente inexplicable o injustifieable, EL mal puede ser la muerte, el ab- surdo de la vida, el inmenso vaclo del universo, 0 provenir del hombre mismo: la erueldad, Ia estue pidez, Ja hipocresia, el mundo asf “convenciones, son a {abrica permanente del hu- merismo, esn Tucidez que Ios denuncia. No siem- pre se trata de una denuncia initil. La mera ex: presién de vin conflict» constituye una declaracién Ge principios, tma manifestacion de diseonformidad y, al mismo tiempo, una infracetén a Tas leyes del poder enemigo, Gue exige un sometimiento silen= cfoso, EL humorista es un infractor peligraso, por- gue es capaz de hurlarse aun en Ia derrota, porque’ sus-reseivas mentales son inexpugnables, La calidad del poder afectado calitica al acto Inumoristico y decide su trascendencia. Existe un uumorisme minisculo, que se contenta con quebrar convenciones triviales, y que se ‘degradn.con fre- cuencia a Ia comicidad. A Bemard Shaw, por efem= 5 plo, Je basté muchas veces con fingirse maledueado 6 insolentemente superior; el resultado es, en el mejor de los casos, perecedero. El humorismo fe- raz de Swift, en cambio, asumié la expresién del conflicto entre Ia razén y la animalidad humanas, y duraré tanto como éstas; quiz no se trate de tuna duracién eterna, pero seri sin duda una du- racién prolongada. Eterno es el humorismo de Kaf- kka, enfrentado con un poder infinite. Sus visio son el pufietazo desesperado en la mesa de la fi- losofia que la cortedad de los fildsofos munca se atrevié a dar; son el humorismo definido por Tacques Vaché: “un sentido de la inutilidad teatral y_sin alegria de todo cuanto se sabe”. ‘Aparentemente, el rasgo caracteristico del humo- rismo es negativa, y abaren una escala de actitudes que van del escepticismo moderado al nibilismo absoluto, Esto se explica por la inferioridad del humorista en tm conflicto que no puede resolver por otros medios. Pero si el humotismo es, en par- te, una confesiin de inferioridad, representa tam- ign una continuaciém de Ia lucha; se trata, como dice Femindez de la Vega, de “un esfuerzo com: plicado por no perder la cabeza, por no darse por vencido”. El escepticismo y la agresividad del hu- morista serian argucias innecesarias en un mundo sin interrogantes; por eso el humorismo se niega a los satisfechos, los ortodoxos de todas las sectas, a los duefios de las soluciones. E] humorista esté “Buscando siempre. Para descubrir o expresar el conflicto humorlstioo es necesario practicar un modo especial de Ia im- parcialidad, que es el sentido del humor. Esta imparcialidad inteligente constituye Ja inquietante “Vintud que permite al humorista la percepeién’' del Aspecto contradictorio de las cosas, origen de lo u huuinos 0; gucius al seutidy del humor, la si scin cobra su capscidad estinulante y se lanza a Ia caza de sus rellejos. El espectador que percibe tun acto bumorfstico mediante su sentido del humor, Dattivipa de él en la mizing medida que quien 19 cumplié: es, también, un humotiste, Entre espec- tador y actor puede haber diferencias —et genio, Por efemplo— ‘pero tienen que ver con ol arte, no ono} humorisma, 1S" ¥0# con el arte, EI primero que aludié a un “humor negro” fu bilis negra’, y dijo que en dosis adecuada es un ingredionte del genio, pero que posefda en excesy lo es de la locur, En realidad, hablar de humor negro es una redandancia: todo humarisino tiene Su negvura, que ge diluye o acentda de acuerdo con el coullicto on evestién. Tiende al gris en los mo. ralistas al estilo de Chamfoit, opuestos a una con Yeusién que_ prop ne ue, en genera, Jos humanos somos buena gente, El mecanismo de su humor odsrla ser Mamado “realista”. -Consiste en decir de Prouto una verdad, aunque sea parcial, de Tas que huestas_convencions Sine muna nos perf can~ disimulan. Por ejemplo: “Hace siglos que Ja opinién piblice es ta muds malva pr Je opin y iis malvada de las opi- ad, otra cosa que tin moralista exaltado, un mo. Zalista de Ta raz6n) no ingph escalolaies inayores mutclos esperainos que su humnotismo perder agi Ins, tenes ol buat (de, ellis os ai euisido en un tersitorio fufernal done ‘no cabe be moda whicacion del morals, dou el bier mal, la vida y la anucrte, In Logica y el absurd, ‘$e tozan y se con'unden, Es el tervitorio de leg El moralista (Swift no fue, a pesar de su crue” uniorismes 5: macabso yal tos mAs crucles del humor negro. El coneepto usual de humor negio se rest a estas les variautes, y habia comenzado a ganar adeptos autes que el surealismo, encabezado por’ Bretow, lo incorporara a su cuerpo doctuinario. El inmor negro coustituye la expresién humoristica nds audaz, ef alzamfento mis herético contra la ley del lugar contin: extiende Ja contradiccién 2 los valores més venerados, los trastoca, los iden- tilica y los anula, Tras Ia batalla, muchas veces es dificil saber qué se ha ganado, y distinguir al triuntador. El humorismo satinico alega las bondades del mal, lo goza y clama por su triunfo. Sélo se mani- fiesta sincero e irremediable ei un pufado de solitarios; en casi todos los otros casos es posible adivinar la pose, una bisqueda deliberada del hu- morismo mediate lo chocante. Quiz no sea este humorismo 1 menos valioso: el verdadero adepto del mal no hace otra cosa que sustituir un sistema convencional por otro; es un proselilista, y el pro- selitismo es decididamente antihumorfstico. T.» gofilia fingida, en cambio, puede resultar un méiodo eficaz, una manera de contrarrestar al enemigo po- nigndolo en ridfeulo. Las téenicas del humorismo macabro —la va riante mis e6modamente falsificable del humor ne- gro expresan la yoluntad infractora del humoxis- mo Hevada a los ultimos limites, y ocasionalmente contradicen es convencién (no del todo inacep- table) que se refiere al buen gusto. El hum macabro se complace fingidamente en el trata. miento desaprensivo y gouoso de herejas como el asesinato, el suicidio, Ia toxtura, el canibalismo y Ja profaniacién, siempre que sean gtatuitos, porque 1 un erimen iil se tavalidarfa a sf mismo hum alidaria a sf m nor = nismo humoris nal del bh = ty popularidad. Bot periten seme Bidos del ser, 0 que satifacan a es oscura necesidad, al dar salida Gesembooaa et i te Bense sugiere atin otra posibilidad: “Pucc I { £0r adnite Ja descomposicisn, lo transitene, infast i aparicién de lo existente, el espisitu ne convierte i on im Principio de justificacién de estes hehe” \ de la muerte aplica lammente con la situae i sesinato (la forma de | ada) y el placer que i a su realizacién, cok, lel momento, en tanto do de la belleza”” wificial del hecho, se, ferencia: mizntras el humorista macabro, al jugar con el mal intenta reubicarlo, relativizarto o con- templarlo con indifereneia, ef humotistaabsurdo se somete mis pasivamente al desorden de las le- yes, aunque de algtin modo lo altera con esa especie de ‘ordenamiento que es el saberse sometido, El humorista saténico, por su parte, trampea al desti- no: al tomar el partido del mal, hace suyo su triunfo. Es su poder como medio expresivo de conflicto ~su espfritu de contradiceién— el que ha dado al humorfsmo un auge creeiente en nuestro mun. do, corroido por Ja inseguidad y enfrentado con interrogantes cruciales, Fl mérito mayor de la ae- titud humoristica esté’ encermado en su espléndido poder subversivo, que es el de la inteligencia en Ubertad Luscando licida, desesperadamente, sus fi- res, Una subversién de la que puede surgir inopi radamente la mitica sensatez que el hombre ne- cesita para salvarse. Quizé el humorismo es ef tinico medio pasa so- breponemos a nuestros despiadados, etemnos ene- migos. Sin éstos —sin le muerte, sin Ia estupider, sin la erueldad, sin los censores, sin los verdugos— no necesitarfamos al humorismo, ni podriamos cone cebirlo, Todos parecemos desear tal paraiso, aun- que no estemos seguros de que él nos compensaria 1k aridez de wna vida animal, sin lagrimas ni son- risas, De cualquier modo, se trata de un problema ruy alejado en el tiempo, Todo indica que goza- remos el hermoso bien del humorismo durante muchos siglos. No ha nacido .-gno nacerd?—' el revolucionario capaz de sofiar un mundo sin ex cusas para humoristas, & ulman, . X 3 i qe EX Lumor absurde Be As, ford Mata 40a | @ % } G @ : 8 7 Seleccién y notas de | Si muchos micdos, y wt constants impo g ! EDUARDO STiLatAN Baan list na eis ms ler a I Macevoswo FénwAxpaz, 4 | Max.—¥ a ml sujeta a ures mate scilo enanda estd Ran Dew Vats E-INCLAN Sogti In versién cortiente, absurdo es lo iuconcebible, Io que se opone a la razén, Se trata de una definicién cor recta, pero ineompleta: los periddicos se encargan incesen. tomonte de demostrar que, aunque contrasio # Ja zazbn, el absurdo suele ser una ‘de sus consecuencias, que su concepeién es posible y hasta inevitable. Esta es solo una de las paradojas que éntrotienen y slnian el teinsite por el tervitorio host) del sinsentido; cl asurdo ef enema de Ia razén, pero es al mismo tiempo su hija, y eselavos slo hemos Megado a enfrentarnos cou él tras. practicar durante un par de siglos un zacfonalismo esallade ¢ iigee nuo, y la percepciéa cabal de este enfrentamiento cons! tuye, ante todo, un ejercicio de lucidez. Anastiados por ese Facionalismo enpaz de destruir tan ficilmente x ‘los ANcENTENA hombres como a las teologias, hemos cafdo en la tampa Queda hecho el depbsito 4 minuciosamente auticipads por Swift en su Modeste Pros ave previene le ley D733, 4} posicidn: envueltos en la marafia asfisiante del silogisnio, veicht by J] co etcitnctin gulls ey eigenen enone a : tramos de pronto con que Ie inteligeneia y el’silogismo so Me es SICLO VENTE 4 pormiten sas fallas, con que la ldgica puede desmoronmss awa 177 ~ Buenos Aires con aterradora faclidad. INERESO EN LA. ANOENTINA Resultado de este descubrimiento fueron entre mms PRINTED 18 ANOETIa has otras cosas, las pesadillas de Katka, el surrealismo, ef Lipno De ED: ‘existencialisrio y un ntimero desconocido de suicidios y de otras destruceiones més lentas. Hubo también otra-con- secuencia menos examinada, pero singularmente importan- te: el despertar de la conciencia humorfstiea del hombre modemo, el estimulo electrizante y doloroso —y a la vez placentero— de su sentido del humor, un dow cada dia mas difundido que se_nutre, precisamente, de la acepta- cién imparcial de las contradicciones y de’un afSn deses- perado, pero hicido, de no sucumir ante ellas. La concieneia humorfstica participa de todas las renceio- nes surgidas de la colisién de la razén con el absurdo, El surrealismo, cl existencialismo y, en general, Ia parte mf iportante del arte contempordneo yilido constituyen esen- cialmente actitudes humoristicas, La difusin del hurior negro —fntimamente relacionado con el humor absurdo— ustra inmejorablemente ese despertar, as{ como el_carie- fer especificsmente subversivo del humorismo y su poder Gotfio método de eiifrentamiento y dilucidacién, como avene tui intelectual. 7 Estas virtudes del humorismo han sido hasta hoy de- sestimadas, acaso deliberadamente: ninguno de los argu mentos puestos de moda por el siglo xx seria capaz ‘de resistir con indemnidad el andlisis humoristico, y es com. prensible el interés de sus postulantes por rehuir tan pe- nose confrontaciéa, Sin embargo, la revolucién humorist ca progresa diariamente, ampliando los panoramas mentales y Proponiendo una visién critica y objetiva de los proble- mas, Bs una subversion profunda y definitiva, porque pre. tende abrimos las cdreeles mAs herméticas, que son lag de” Buestra mente, Ya la cabeza de esta magna revolucién, e1 busea'de esta libertad flamante, marcha ef humorismo ab- surdo, que se burla de Ja rigidez de Ia légiea, acompafiado fon freeuentis Bor Ta’ oesta. mrosivo; &, al. mismo tiempo, wn protector de’ la rézbn ‘contra las andanadas del. sinsentido, Lo absurdo es ura itreverencia del cosmos a nucstras conveticioncs (que sen, con frecuencia, nnestras ilusiones); es lo irtazonable, To atbitrarin, un engendro’ capazdb itritar Ja eordura mejor asentada, Al trasladar esa arhitrarfedad a un nivel racion Pero el humorismo absurdo_no_achia. s6lo_como co- : + nal, el humorismo la vuelve intelectualmente accesible: Ta obliga a aceptar nuestras Jeyes de juego. Es una batalla su- til: en un primer momento, el humorismo parece alindo a nuestro enemigo: como él, menoscaba nuestta Wgica, nues- ta sensatez y nnestro palubrerfo. Pero es slo para foguear- Jos en Ia duda, pare agregarles Ie fuerza de Ia verdad. Se trata, en realidad, de una vacunacién; el absurdo humoris- fico lanza a Ia accién todas nuestras defensas mentales y con jura una légica mas aguda, una sensatez verdadera, capaces de percibir la coherencia sutil del disparate y la milagrosa poesia de lo insensato. . ‘Transpuestas las fronteras de Ja logica, el humorismo no es un ejercicio diffell. Siendo esencialmente una in- fraceién, lo absurdo resulta humoristico por si mismo y abliga ‘a su espectador —ubieado en el territorio Iégico— a integrarse en el conflicto y producir una respuesta. El ca- acter _humoristico del. absurdo —estudiado por Bergson, Flessner ¥ Blumenfeld, entze otros, pero. mucho mAs ilu= minado por Buster Keaton 0 los Hermanos Marx— fue aprovechado en el arte de todas las épocas, pero sélo’ se utilizé sistemiticamente,a partir del advenimiento surrea- lista. Dada Ia esencia humorfstica de lo absiirdo, al lumo- rista le basta representar o postular el sinsentido. para lo- grar su fin, Emplea dos métodos principales. Uno prac ticado por Lewis Carroll, por Kafka, por Arreola, por los dramaturgos del absurdo— consiste” en la. representacién metafériea del caos, en la pastulacidn de un universo re gido por el desorden. El otvo método ha dado origen a la Dellisima literatura del nonsense: se limita a Ta entmeia- cién desapasionnda del disparate, wna versidn doméstica del absurdo frecuentemente identificada con Ia poestt. Rex sultado de esta téenica son Tos Timericks del precursor Lear, parte de Ja obra carroliana, los delirios del surrealism ciertas hermosas canciones infantiles. Fsta variante se d ferencia de Ia primera en que puede no ohedecer a un acto de Ja voluntad, El Proceso 0 Alicia obedecen a nia operacién intelectual; el disparate, en cambio, snele diver tirse asomando_en hoca de la ignorancia, It imbeetlidad ‘6 Ia paranoia, Disparates involuntarios, los hay de_ varias « @ e é ADHHVOHOHHHEHEOHEHMESEEHE 'O6 ae Jo son hoy, ¥ fos qu fin mafiana, Gy ‘ a causa de’que las coayenciones a que se xefieren fueron as 9 serin xeeinplazadas. Ejemplos: el delicioso fragmento de quasti, basti, bo. a® Ambivise Faré que se repiduce en este libro, lt mayor Lalu falu Jalu laf a eS parte de nuestros conocimientas sobre career o psicologia. al. 4 ' Otra especie de nonsense involuntario, frecuentemente in. En efecto, aiin descontando el hecho de que en Ia 0 G i cursa en el humor negro, abunda en la oratoria politica de tualidad précticamente todo encierra sentido para un psi- 42 i todos Jos tiempos, aunque esté mejor docimentada en los Gosnalta imaginative, balbucoos como Gstos ‘sun motivo Ia 1 nuestros. lc interpretacién para los invostigadores de los significados § Sharo ost que a t i sonoros 0 musicales. ¥ es posible suponer en ellos un sen= ae | baud aft areas absolut no exite, que el | ty {lo que ne implica Hescubyiig) en base la seco. a ee Una absurdidad. Esta {1 nocida imposibilidad de liberarse de los mecanismos. de Za | sorprendente demostracién, a Ja que se lega con facilidad In asovincion verbal en al acts de sa invoneise ae i a través de la dialéctica humoristica, sirve para explicar 8 “_ ae i sarnitetia de ta auaccién estéticn y Ia utiidad préctica 3 +..un ensayo de producir sinsentide es un trabajo ae I see. 4 hharto dificil, en que los rieles acostumbrados nos re- i La representacién metaférica del absurdo —tal como 2 tienen dentro de la esfera magica del sentido... ah | Ja planted Kafka, por ejemplo— puede sugerir la precniinen- | v-Dues en el proceso no gobemado siempre anota- ak sla del ‘caos, pero so trata de un caos regido por ciertas Hr nos, ademés de cadencias de sitmo aeentuado, remiz la eyes, ocultas pero de accién ostensible. Por ota parte, al nisceneias de palabras con sentido pertenecientes al construir sus mundos vertiginosos, los hurioristas del sin- sentido no pueden evitar agtegar piedras al edificio de la estélica, una de las pacientes vasiantes quo hemos inven- tado para vencer al caos. El Froceso, Alicla, El guardagujas, postulan. un mundo absurdo y Ja inutilidad total de cual- quicr gesto, pero al hacerlo, de algin modo estin ofte- ciendo un orden y proponiendo un fin, aunque sea ab- surdo: nos ubican en una situacién. Como si fuera la ima- gen de la raz5n en un espejo, lo absurdo refleja, invertidas, ssus fallas, Estas fallas, que hacen “Ia absurdidad del absurdo”, se aprecian igualmente en la literatura del nonsense, fuente propio idioma, asf como términos de idiomas ajenos que conocemos, algo semojantes a ellas. En las listas publicadas de las sflabas sin sentido, segin el famoso inétodo de Ebinghaus, nos asombra eudntas veces re- laciones con sentido se impouen atin en este mater! cuidadosamente revisado...° aa a Este sentido del sinsentido —logro de la razén y de Ia poesta al mismo tiempo— se manifiesta con mayor fuerza en la obra de arte, pues una de las caracterlsticas gue hacen al artista es la intencionalidad, En la dialéctica hébil » del humorista, Jo absurdo puede sor dulcificado mediante AediMalsAal ch Dedede 366404 ie geist cri am en neo an bis ® 7 : , el agregado de sentidos: el sentido humoristica, el sentito e de miiltiples y estimulantes sentides (obviamente, no po- postico y el sentido de te lucha, tres varzuntes cua uth e dria ser considerada literatura si carcciora realmente de idad justifica cualquier resistencia. Aplicada cualquiera de eg @ ellos). El hecho de que resulta pricticamente imposible ellas, cl sinsentido deja de serlo cabalmente, para ser i construir disparates absolutos fue aprovechado en los en- sinsentido que renguea: ridivula posicién para una enti- ag sayos de “escritura automatica”, y ni siquiera desmentido dad tan ominosa y triunfo parcial de Ja xazén, qc@ por Christian Morgenstern, autor de este intento maestro, e a8 pertencciente a Ja literatura alemana: © Walter Blumenfeld, en Sentido y sinsontido, 3 a aie - w # u 2 ae Sacceaneiniae ae ero no para alejar al enemigo. Lo “razonable” y Jo absur- lo son engendros simétricos, condenados, segtin parece, a mirarse infinitamente de reojo, a no sacarse ventaja. Nues- tro partido esté tomado (aunque lo traicionamos con fa- cilidad), y el hemorismo ‘absurdo puede fortalecernos en el apego a la sensatez —en Ja creacién de una nueva sensa- tez- y ayudamos a buscar el fantasmal y cambiante sentido de las cosas, una tarea que no hemos elegido, pero a la que un misterioso imperativo nos obliga y en cuyos dolo- res podemos justificar nuestro orgullo. El humorismo “es piseisamente eso: una bisqueda hicida y desesperads de las reglas que rigen nuestro diario comercio con el rrundo yrqie la légica no alcanza a explicar. La mis humana de las armas, y también la més poderose. Quizd gracias 2 ella consigamos algin dia aliviarnos de lo absurdo, y volver los ofos hacia la solidez del suelo y esas otras mil maravillas triviales que, algo absurdamente, hacen que Ja vida tenga sentido, ©"""Parcial, no. final. Suficiente para conservar la cordura;”” en AMES DE COMO PANURGO POLEMIZO CON EL INGLES QUE SE EXPRESABA POR SIGNOS Frangors Raserats Frangors Ramscats (g1454-1559?) dojé en su Gargantiia y Pantagruel las primeras muestras importantes de nonsense en la literatura francesa. De estas muestras, puede ser con siderada coma la, mejor la polémtea entre ‘Taumasto y Pa- nnurgo, donde lo “explicito” de los gestos realza la magnitud total y picaresea— del disparate. Ya todos los asistentes esperaban, en profundo silencio, ‘cuando el inglés, alzando separadamente las manos, cerré las puntas de los dedos en la forma que en Chinonnais se ama culo de gallina, y con Ja una golpedse cuatro veces las ufias de Ja otra. Luiego abrié las dos y'con una se dio en la otra una estridente ‘palmada, Volvié a unirlas, dio Tuego dos palmadas, y cuatro veces més Ins abrié, como se ha dicho. Y las junté después en la actitud de quien ora a Dios. Panurgo alzé en el aire la mano derecha y metidse el pulgar en la ventanilla derecha de Ia nariz, sosteniendo los otros cuatro dedos rigidos y juntos, eon gran depresién del pérpado. Luego levanté la mano izquierda, con “gran apretamiento de los cuatro dedos y elevacién del pulgar, y la situé en Iinea directamente correspondiente a la posi- cién de. la derecha, mantenienda entre las dos una dis- tancia de un codo y medio. Luego bajé hacia tierra en- ibas manos, y al fin volvié a elevarlas, manteniéndolas das al rostio del inglés, Este empez6: =2Y si Mercurio, Panurgo le atajs, respondiendo: € € € ¢ . ¢€ @ 1 @ @ @ @ @ °@ 6 7a i pe @ 2 @ 8 © tse OF Be hee e 0

You might also like