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Fubin, Gayle (189). “Relledonando sobre a sexe: notas para una teori radical del sexaidad™ Er: Vance, Carole. Placer y pelo: explorando a sexwaléadfemenia, Masi: Revoluis, Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoria radical de la sexualidad Gayle Rubin J, Las guerras del sexo “AL peditsele consejo, el doctor J. Guerin afirmé que, des- ppués de haber fracasado con todos fos demas tratamientos, hs bia conseguido curar a las adolescentes afectadas por el vicio el onanismo, quemindoles el eltoris con un hieeto caliente. ‘Aplico el punto caliente tres veces en cada uno de los labios max yores y otra en el clitoris. Tras a primera operacién, de cus fenta a cincuenta veces en un dia, el nimero de espasmos vO- luptuosos se reducia a tres o cuatro... Creemos, pes, que en ca 08 similares alos que ustedes estudian, no debe dudarse en re iral hierro caliente, yea una etapa temprana, para comba- tir el onanismo slitoridiano y vaginal en las adolescentes”. Demetrius Zambaco! Ha llegado el momento de pensar sobre el sexo, A algunos, " Demisias Zamibaco, “Onanism and Nervous Disorders in Two Lite 43 In sexualidad quiza solo les parezea un t6pico sin importancia, tun escape frivolo de los problemas més eriticos de fa pobreza, Ta guerra, Ia enfermedad, el racismo, el hambre o a aniquila ci6n nuclear. Pero es precisamente en épocas como ésta, en la {que tenemos que convivir con fa posibilidad de una destruc- ci6n inimaginable, cuando es més probable que la gente se vuel- va peligrosamente desquiciada en lo referente 2 la sexualidad, Los actuales conflictos sobre los valores sexuales y la conducta cerética tienen mucho en comiin con las disputas relgiosas de siglos pasados. Adquieren un inmenso valor simbolico. Las dis- putas sobre la conducta sexual se convierten a menudo en ins- teumentos para desplazar las ansiedades sociales y descargar la intensidad emocional Concomitant a ellas, En consecuencia, ta sexualidad debe tratarse con especial interés en épocas de fuer- te tensidn social EL reino de la sexualidad posee también su propia politica intern, sus propias desigualdades y sus formas de opresion es- pecifica. Al igual que ocurre con otros aspectos de Ia conducta humana, las formas institucionakes concretas de fa sexuatidad fen cualquier momento y lugar dados son proxluctos de la vidad humana, Estin, por tanto, imbuidas de los confictos de interés y la maniobra politica, tanto fos deliberados como los inconscientes. En este sentido, el sexo es siempre politico, pero hay periodos historicos en los que la sexwalidad es mids inten- samente contestada y més abiertamente politizada. En tales pe riodos, e1 dominio de la vida erdtica es, de hecho, renegociado. En Inglaterra y los Estados Unidos, fas postrimerias del si glo XIX fueron una época de este tipo. Durante aquellos anos, hiertes movimientos sociales centraron su ateneién en fos evi ciog» de toda clase. Hubo campaias educativas y politieas para alentar la castidad, eliminar ls prostitueign y reprimir la mas- turbacién, en especial entre Jos jOvenes, Los “eruzacs” de la moralidad atacaron Ia literatura obscena, los desnudos en ka Girl", Prangois Pera (ed), Pusan, Sem), vol WV, a> igs. , 1981, 4 pintura, las salas de masica, el abort la informacién sobre con- {rol de natalidad y los bailes pablicos’. La consolidacién de la moralidad vietotiana y de su aparato de coercién social, m&4i- cay legal fue cl resultado de un largo periodo de lucha cuyos Hfectos han sido amargamente contestados desde entonces. Las consecuencias de este gran paroxismo moral del siglo XIX peiviven todavia, Han dejado una profunda huella en las acttudes'sobre el sexo, en la prictica médica, en la educacin infantil, en las preocupaciones de los padtes, en la condueta de la policia y en las leyes sobre el sexo. La idea de que la masturbacién cs una préctica perniciosa para la salud es parte de esta herencia. Durante el siglo XIX fra ereencia comtin que un interés “prematuro” por el sexo, la «excitacidn sexual y, sobre todo, el orgasmo dufarian Ia salud y maduracién de uit ino, Los tedricos diferian en sus opiniones sobre las consecuencias reales de la precocidad sexual. Algu- nos pensaban que Hlevaba a la locura, mientras que otras sim- plemente predecfan un menor crecimiento, Para proteger a los jovenes de un despertar “prematuro”, los padres ataban a sus hijos pot la noche para que no se tovaran; los médicos exti- ppaban cl clitoris de las nifias que se dedicaban al onanism”, ‘Aunque las téenicas més burdas han sido abandonadas, las ac= titudes que las produjeron ain persisten. La idea de que el sexo fen Dubois, “Seeking Ectay on the Bate: Dan th Cenry Feminst Seal Thought” Fominast Suudis, vl 9, 1 primavera de 198: Steven Marcus, The Osher Victorians, New Vork, New Anerican Library 197; Maty Ryan, “The Power of Women's Networks A Case Study of Female Moral Reform in America” Feminist St dis, vol 5, n° 1, 107%; Jugih R. Walkonic,Proiuion and Vicorion Ste, Cambri, Cambridge University Pres. 1980. Judith. Walkowtz, “Male Vice and Feminist Virtue: Feminism and the Pots of Prostitution in Nine teenth: Century Britain Hsory Workshop Journal n° 13, primavera de 1982 Jeliey Weeks Sex, Plies and Socey: The Rudin of Sexuality Since 1800, New York. Langeian, 1981 " Gil, Barker Benfiek, The Hors of the HulpKnown Life, New York, Harper Colophon, 1976; Matcus, op. it: Weeks, pct, om especial ls pag pus M8 52; Zambuco, op. ct us ‘per se &s perjudicial para los jovenes ha quedado inserta en tructuras sociales y legales que tienen por objeto aistar a los m nores del conoeimiento y experiencia sexual. Gran parte de la legislacidn sexual todavia vigente data tam- ‘ign de las cruzadas morales del siglo XIX. La primera ley fe- eral contra la obscenidad en los Estados Unidos fue aproba- da en 1873. La Ley Comstock —llamada asi por Anthony ‘Comstock, un viejo activista anti pornografia y fundador de fa Sociedad de Nueva York para la Supresin del Vicio— con- vertia en delito federal la fabricacién, publicidad, venta, pose- sidn, envio por correo e importacién de libros o imagenes con- sideradas obscenas. La ley prohibia también los aparatos y dra- as anticonceptivos y abortivos y la informacisn sobre ellos’. A Ia sombra de esta legislacion federal, la mayoria de fos estados aprobaron sus propias leyes anti-obscenidad. El Tribunal Supremo comenz6 a derogar la legistacién Com- stock, tanto la federal como las estatales, durante los aiios cin- cuenta. En 1975, la prohibicién que afectase a materiales 0 in- formacién relacionados con la contracepeién y el aborta ya era considerada anticonstitucional. Sin embargo, aungue las dispo- siciones anti-obscenidad han sido modificadas, su constitucio- nalidad bisica se ha mantenido, Asi, continia siendo un delito la fabricacién, venta, envio por correo o importacién de matc- tial cuyo tinico propésito sea la exctacidn sexual’ ‘Aunque las leyes sobre la sodomia datan de tiempos més an- tiguos, cuando algunos elementos de ta ley eandnica fueron in- corporads a los cddigos civiles, fa mayor parte de la legisla- idm utilizada ara arrestar a los homosexuales y a las prosti- tutas surgié de las campaas victorianas contra la “esclavitud bianca”. Estas campafias tuvieron como resultado centenares de prohibiciones contra la provocacién, la conducta indecente, “ Sarah Senelckd Beserra, String G. Franklin y Norma Cevengor (dio: res), Sex Cade of Califor, Sacrament, Panne Paremd Alfiliates of Cae fora, 1977; ig 113, el merodeo con propésitos inmorales, el abuso de menores y Jos burdeles. En su tratado sobre el temor de los britinicos a la “escl tud blanca”, ia historiadora Judith Walkowitz comenta: “Ia in vestigacidn reciente demuestra las enormes discrepancias entre Jos espeluznantes relatos periodisticos y la realidad de Ia pros- titucién. La evidencia de una supuesta red de prostitucién que atrapa a gran niimero de jvenes briténicas, en Londres y en el extranjero es escasa™. Sin embargo, la furia pablica sobre este problema: “Fora6 la aprobacién de la Lay sobre la enmionda del C5- digo Criminal (Criminal Law Amendment Act) de 1885, espe- cialmente detestable y periciosa, La ley de 1885 subia de 13 a 16 afos ka edad de consentimiento para las mujeres, pero pro- porcionahs también a ls policia un poder legal mucho mayor sobre las mujeres nis dela clase obrera. inluia una cl sla que convert en dolito los actos indeeentes realizados vo Tuntaiamente entre homies adultos, conformando de esta for ima la base para la persecucin legal de los varones homosexu tes en Gran Brotana hasta 1967.. as eléusuas del nuevo pro yecto de ley ban digas principalmente conta ls mujeres de le clase obra y reguaban le eonducta sexual de los adultos mis que la de los jovenes™. En los Estados Unidos, la ley Mann, también conocida como White Slave Traffic Act (ley del Trafico del Esclavo Blanco), fue aprobada en 1910, después de to cual todos los estados de la unidn aprobaron eyes contra.la prostitucién. Falla década de los cincuenta, en los Estados Unidos, se die~ ron cambios importantes en la organizacidn de la sexualidad: En lugar de centrarse en la prostitucidn o la masturbacidn, las ansiedades de los cincuenta tuvieron como tema central la ima- * Walkowits, “Mate Vice and Feminist Vive" 0. ct pip 83. ‘Tod cl anise Walkonit del Maden Tite of Madr Babyion pa ticultrmente esclarocdor. ‘Walkowite, “Mate Viee and Feminist Vitus” op. ct pp "serra et aly op. pgs 106-7 uT en de Ia “amenaza homosexual” y el ambiguo fantasma.del “delincuente sexual”. Antes y después de ta Segunda Guerra Mundial, el “delincuente sexual” se convirtio en objeto de te- mor y de busqueda piiblica. Muchos estados y ciudades, incl dos Massachusetts, New Hampshire, New Jersey, el estado de New York, la ciudad de New York y Michigan, lanzaron inves tigaciones para recoger informacion sobre esta amenaza ala se- uridad publica’. El término “delincuente sexual” se aplicaba en ocasiones a los violadores, otras a los “pederastas” y, de he- cho, funcionabi como clave para referirse a los homosexuales, En sus versiones buroeritica, médica y popular, el discurso so bre el delincuente sexual tendia a borrar las distinciones entre al asalto sexual violento y Jos actos ilegales, pero voluntarios, tales como la sodoma. El sistema de justcia criminal incorpo: 16 estos conceptos ewando una epidemia de leyes sobre el psi: pata sexual se extendis por todos los euenpos legislativos es- {atales", Estas leyes proporeionaron a las profesiones psicolo- gicas mayores poderes policiales sobre los homosexuales y otros *desviados” sexuales Desde finales de los afios cuarenta hasta principios de los se- senta, las comunidades erdticas cuyas actividades no encajaban en el suetio americano de ta postguerra fueron objeto de inten- sa persecucién. Los homosexuales fueron, junto con los comu- * Commonwealth de Massachusetts, Zone prlinar dela Comisin pecial de Investigacion de CromonesSexuaes, 1947; Estado de New Hampi, Informe de la Comisin Inverna del Estado de New Hampshire para esr ta ‘aus y prevencion de fos enimenesseruales raves, 1949, Ciudad de New York, Informe del Comlé Municipal para ol extutio detox debioy sexual, 193% Eta «do de New York, Informe al Gobermador de un estudio de 122 delincuentes eta les del penaf de Sng Sing 1950; Samuel Hartel, Manual de anormalidades sexuales ef metodo de la Higene Meral para su previncin, Estado de Mich ‘an, 1980; Eatado de Michigan, Informe de la Comanin Guberamenta de Es tudo det Detineuerte Sexual Dessido, 195. Eg es solamente una pequcta stole B, Freedman, “Uncontrolled Desire The Theat of the Serta Pycopath in Anterica, 1885-1960", documento presentada 3 fr Convencion ‘Atual del American Historical Asocaton, San Francie, deme, 198 us nistas, objeto de las purgas y cazas de brujas en todo el pals. Se saceaieron las investigaciones del Congreso, las disposicio- nes gubernamentales y los relatos sensacionalistas en los me- divs de comunicacién, con objeto de despedir a los homosexua- Jes que trabajaban para el gobierno. Miles de ellos perdieron sus trabajos, y las restrcciones a la contratacién estatal de ho- :mosexuales persisten hasta hoy dia'". El FBI comenz6 la vigi- Jancia y acoso sistemstico sobre los homosexuales.que se pro~ Jong como minimo hasta fos anos setental™ Muchos estados y ciudades importantes realizaron sus pro- pias investigaciones y as cazas de brujas federales se vieron re: Flejadas en una variedad de enérgicas medidas locales. En Boi- se, Maho, en 1955, un maestro se senté a desayunar con su pe= riédico matutino ¥ ley6 que el vicepresidente del “Idaho First National Bank” habia sido arrestado bajo la acusacién de so- ddomia; et fiscal local afirmaba que su intencién era eliminat por completo ka homosexualidad de aquella comunidad. El maestro jams terminé aguel desayuno. “Salié de su asiento, sacé las maletas, hizo et equipaje lo mas répido que pudo, se metid en el coche y se marché a San Francisco... los huevos Irios, el café y la tostada permanecieron en su mesa durante ddos dias hasta que alguien de Ia escuela lego alli a ver qué le habia ocurrido”’. En San Francisco, la policfa y los medios de comunicacién se lanzaron a In guerra contra los homosexuales durante toda la década de los eincuenta. La policia llews a cabo redadas en bares, patrulld y realizé arrestos masivos en las calles y ann " Allan Here, “chin the Specte of San Franco”, Bay Poli, ail ‘de 198K, All Deru, *Marchingto-a Diferent Drunmner, Adbocase. 15 de ‘ctune de 1981; ohn DE, Sua Polite, Serual Commaoites: Tie Ma ing of he Homosexual Mono he Und Sate, 1940-1970, Chicago, Uni versity of Chicago Press, 198% Jonathan Katz, Gay American History, New York, Thomas ¥- Crowell, 1975 " DEmili, op. cit, pigs. 46-7; Allan Bérubé,comunicacién personal, " John Gerus. The Bos of Bowe, New York, Calc, 1968, pag. 1S. Estoy «en deuda con Allan Betubs por habe rao my atncion sobre este incident ng ‘i6 a los cuatro vientos sa intencign de echar a los maricas de San Francisco!’, Las medidas contra individuos, bares y zonas frecuentadas por homosexuales se sucedieron por todo el pais, ‘Aunque las cruzadas contra los homiosexuales constituyen los ejemplos mejor documentados de represiOn sexual en los aéios cincuenta, la investigacién posterior nos revelaria pautas simi- lares del creciente hostigamiento y ataque a los materiales por- nograticos, las prostitutas y los desviados sexuales de toda cl se. Es necesaria una investizacién que determine el aleance real de la perseeucién policial y las reformas legates" Allan Bérubé,comunicaciin personal; Emilio, op. cit; John D'Em- lig, “Gay Poltss, Gay Community: San Francisco's Expetenc” Social Re iby, a 58, enero febrero de 1881 "Los siguientes ejemplos sapieren posible rtas de avestgaciin aici ‘al, Une prenocurida en la Universidad de Michigan esti narra en "Gay ‘Ann Arbor Purges" de Daniel Tsang, en Midwest Gay Aeadomte Jour, vo nv I, 1977.) en “Gay Ann Arbor Purges”, parte 1, por Daiet Tsang. en Midwest Gay Acne loud, v0l "2, 1977. En a Universidad de Mi chipa, el aumero de profesoreesexpusuls por supuestabomssesuaidad po rece rivalizar con el de expulsadcs por supuesas tndeneiascomunistas Seria interesante poreee cifras del numero de profsores que petdienon sus tabyjos durante este petiodo debido 2 delitos sexuaiesy politicos. En reforms regu Tedoras, muchos etados aprotaron lye, drante esos aos, que prohbia la vera de bebidas alcohiiens alo “perverts sewales eonoaidos" a que di pofan ef cierre de res que seuniesen a "pervertidos sexuales™ Una ley se fnejante fue aprobada en Californie 1935, vdedarada ansconsttuconal por Trina prea esata en 1959 (Allan Brobe, comune personal. Seria muy interesante ser exactaments gué estas aprebaron leislaviones Seoeante, ls fechas desu promlsiciin, la densi precedente ycuaaras ‘stn todavia en vigor. En ewanto a a perseccion de otas comunidades er tics existe evdencias de que Job Willey Irving Klay, los ds primers pro ‘uetoresy lstibuidores de articuloseroizos sadomasoquists desde finales ‘dela dada de 1940 hasta princpios de los sesent,tvicton que hacer fente ll repetido soso poticaly'de qc, por lo menos Kle, fv objeto de una in ‘estiacion del Congreso relizada por el Comité Kefauer. Mi agradecimion- toad. Rund por una comuniacion personal en bs que me fcitaba itor ‘avin sobre la tajetoras de Willey KlaN- Los materises publcados so Teel tena son escasoe, poo véase The Ademnres of Smet vera, de John Wile, New York, Bec Press, 1974 tambien el"Preface™ de J.B. Rund en Bizare Cam, vol 8, New York, Beier Press 1977; "Profae” de J. B. 120 El periodo actual posee algunas incémodas similitades con Jas décadas de 1880 y 1950, La campaiia de 1977 para revocar el estatuto de los derechos de los gays del condado Dade, en Florida, inauguré una nueva ola de violencia, persecucién es- tatale iniciativas legates dirigidas contra las minorias sexuales yy la industria comercial del sexo, Durante los itimos seis ais, los Estados Unidos y Canada han padecido una amplia repre- sidn sexual, en un sentido politica, no psicol6ico. En fa pri ‘mavera de 1977, poeas semanas antes de la votacién en conda- ddo Dade, en los medins de comunicacién aparecieron de pron- to repletos de noticias sobre redadas en zonas frecuentadas por los gays, sobre detenciones a prostitutas y sobre investigaciones realizadas por la fabricacién y distribucién de materiales por- nograficos. Desde entonces, fa actividad policial eontra la co- munidad gay ha aumentado de forma notoria. La prensa gay se ha hecho eco de centenares de detenciones, desde las biblio tecas de Boston hasta las calles de Houston y las playas de San Francisco. Incluso las comunidades gay urbanas grandes, orgit- nizadas y relativamente poderosas, han sido incapaces de dete ner estas medidas. Las redadas a los bares y bats gays han te- nido una frecuencia alarmante y la policia se ha hecho cada vez, ‘més osada, En un incidente particularmente dramitico, ta po- licfa de Toronto asalt6 los cuatro bafios gays de la ciudad. Trrumpieron en cada cubieuto armados con barras y sacaron a fas calles, en pleno invierno, a casi 300 hombres vestidos tn ‘camente con sus toallas de bafo. Ni siquiera la “liberada” San Francisco ha salido inmune. Ha habido medidas contra varios bares, ha habido incontables detenciones en parques y, ent el ‘otofo de 1981, la policia detuvo a més de 400 personas en una serie de redadas, en la calle Polk, uno de los centros de la vida nocturna gay. Los atagues a homoxesuales se han convertido und, en Bizume Fons, vl 1, New York, Berler Press, 197% y el “Price se JB. Rand en Bizare Katahos, vol 1, New York, Bedir Pres, 1979 Seria ‘Se lidad paser mas informaci sstematis sb Iss reloema legals ye Tivid polcal que sfectaron ala dsiencia erotica no g3y 121 en una actividad kidica de importancia entre los jovenes ma- hos de las ciudades. Llegan a los barrios gays armados con ba- tes de béisbol y buscando camorra, sabedores de que sus pa- dres o aprucban en secreto sus acciones 0 bien hacen Ia vista gorda. 1 asalto poliial no se ha limitado a los homosenuales. Des- de 1977, los esfuerzos por hacer cumplir las leyes existentes contra la prostitucién y la obscenidad se han mutiplicado. Mas atin, ios estados y ayuntamicntos han aprobado disposiciones nuevas y mas duras contra cl sexo comercial. Se han aprobado ordenanzas restrictivas, se han cambiado leyes de dlstrito, se han enmendado las disposiciones sobre concesién de licencias y sobre normas de seguridad, han aumentado las condenas y fas exigencias de evidencias criminales se han relajado. Esta su» til codificacién legal de controles més estrechos sobre la con- ‘ducta sexwal adulta ha pasado en gran parte desapercibida fue- ra de la prensa gay. Durante més de un siglo, la tictica mas fiable para promo- ver la histeria erstica ha sido la llamada a proteger 4 10 nifos. La actual ola de terror erético ha calada més profundamente ‘en aquellas dreas relacionadas, en algdn sentido —aunque solo sea simbélico—, con la sexuatidad de los jovenes. El lema cen- tral de la campana en la votacién del condado Dade fue “Sal- ‘Yemos a nuestros hijos” de un supuesto reclutamiento homo- sexual. En febrero de 1977, poco antes de la votacién, una re- pentina preocupacién por la “pornografia infantil” invadid los ‘medios de comunicaciGn nacionales. En. mayo, el Chicago Tr- ‘une present6 durante cuatro dias sepuidos una sensacionalista serie de articulos, con titulares de ocho centimetros de altura, que afirmaba poner al descubierto una red nacional de vicio, organizada para introducir a muchachos j6venes en la prosti- mn la pornografia™. Los perisdicos de todo el pais pre- “Chicago es el Centr de ase internacional de porno infil os de predadaes de nidos", “Sexo infant wa plea en New Toor fo diss todo", (Chicago Tribune 16 de mayo de 197; “Dentist detenid en redada de corp. 12 sentaban historias similares, la mayor parte de ellas dignas del ‘National Enquirer. A finales de mayo estaba ya en curso una in- vvestigacién del Congreso. Pocas semanas después, e] Gobierno Federal habia promulgado una ley contra la “pornografia in- fantl", y muctos estados le siguieron con legislaciones propias. Estas leyes han reestablecido las restricciones sobre materiales sexuales que habian sido suavizadas por varias decisiones im- portantes del Tribunal Supremo. Por ejemplo, el Tribunal ha- bia dictaminado que ni la desnudez ni la actividad sexual eran dobscenas per se. Pero las leyes sobre pornogratia infantil calif can de obscena a cualquier exhibicidn de menores desnudos 0 ralizando actividad sexual, Esto significa que las fotografias de rifios desnudos en los textos escolares de antropologia y mu- chas de las peliculas etnograticas que se proyectan en tas uni- vetsidades son técnicamente ilegales en varios estados. De he- cho, ls profesotes podrian ser objeto de una acusacién adicio~ nal de felonfa por cada estudiante menor de 18 afios @ quien imostraran tales indigenes, Aunque el Tribunal Supremo ha dic- taminado también que es un derecho consttucional poseer ma- terial obsceno para uso privado, ls leyes sobre pornografia {antl prohiben incluso este tipo de posesién de cualquier ma- terial sexual relacionado con menores Las leyes producidas por el panico a ki pornografia infantil han sido mal concebidas y dirigidas. Representan alteraciones, profundas en la regulacidn de la conducta sexual y suprimen, de hecho, importantes libertades civiles de tipo sexual. A pesat de ello, casi nadic advirti6 su rapida implantacién por el Con- _reso y los cierpos legslativos estatales, Con la excepeién de la North American Man/Boy Lave Association (Asociacion Norteamericana del Amor Hombre/Joven) y la American Civil ‘in Sexal de menores”, “Las tetas para atraze wets sla pomograa i fant", Chicago Tibor, 17 de mayo de 197, "Athenee en Estas Unidos sole pornogafa infant: Roding ams ultaje una esta sexual”, “Cazados Seis hnmbves y vente nifos en una fedada", “La mafia de I pornograia i fant mera en la confasn legal" “Las reads en Estados Unis alcenca 4s vendedores de pornogratia", Chicago Tribune, 18 de mayo de ITT 123 Liberties Union (Sindicato de las Libertades Civiles Norteame- ricanas), nadie levanté fa menor queja sobre ello”. Un nuevo proyecto de ley federal sobre pornograffa infan- til, ain mis duro, acaba de Megara las cimaras legislativas. Eli mina la necesidad de probar que la supuesta pornografia infan- til haya sido distribuida para su venta comercial. Cuando el pro- yecto se convierta en ley la simple posesién de una diapositiva ‘de un amigo 0 amante de 17 aos de edad desnudo puede lle- ‘var consigo una condena de 15 afos de cécel y una mutta de 100.000 dolares. El proyecto recibié la aprobacidn del Congre~ s0 por 400 votos a favor y uno en contra" Las experiencias de fa fot6grala profesional Jacqueline Li vingston son un ejemplo del clima creado por el panic a a por- nogratia infantil. Livingston, profesora dc fotogratia de la Uni- versidad de Cornel, fue despedida en 1978 tras haber exhibido imagenes de hombres desnudos, entre las que habia fotografias de su hijo de siete afios masturbandose, Las tevistas Af. Max _gazine, Chrysalis y Art News rehusaron publicar anuncios de pés- ters de hombres desnudos reatizados por Livingston, En un mo- mento dado, la Kodak le confiseé parte de su pelicula y, dr rante varios meses, la fotdgrafa vivi6 con la ameniza de ser pro- ceesada, en base a las leyes sobre pornografia infantil. EI De- partamento de Servicios Sociales del condado Tompkins inves- {ig6 si la mujer estaba capacitada para cuidar a sus hijos. Los Para mas informacion sobee el “pénico al porno iatanti”, véae “The Great Kidly Porn Score of "77 und Is Aftermath, por Pat Califa, en Advo- ta Ide octubre de 1980; “A Taoeay sue Splits a Movement, pot Pat Ca Tit, en Advocate, de etue de 1980 The Roxon Sex Scandal. por Mize. Bosion, Glad Day Books, 1980, "Sexual Polis in the New Right snd the Sera og", Gl ai nal Tag), The Tab oston, Alson Publications, 1981. Sob la cuestion Ue Ia lacie terse ves tambicn nde sou de Rope Moody tanires Word Ts Out Press, 1980; Paedophia: The Radel Cas, por Tom O'Catol, Londres, Peter Owen, 1980; The Age Taboo, de Tsang, op- ity The Man They Caled Gi Monsen "de. Paul Wion, New South Wales, Cassell Avstalia, 1981 ry ouse Pases Tough Bill on Cit Porn”, San Francisco Chrome, 1S de noviemee de 1983, pp. 1 124 posters de Livingston han sido exhibidos en ef Museo de Arte Modem, en el Metropolitan y en otros museos importantes, pero ella ha debido de pagar un alto precio por sus esfuerzos por registrar en un film el cuerpo de un hombre a edades di ferentes y sin censuras de ninguna ciase™ Bs facil ver a alguien semejante a Livingston como una vie~ tima de la guetta de la pornografia infantil, pero 2 la mayorfa de la gente le resulta més dificil simpatizar con las personas «que mantienen relaciones con jévenes. Al igual que ocurria con {os comunistas y los homosexuals en la década de los 50, el es- tigma que pesa sobre estas persona es tal que resulta dificil en conttar abogados que defiendan sus libertades civiles, no dig ‘mos ya su conducta erdtica. En consecuencia, la poticfa se ha cebado sobre ellas. EI FBI, las fuerzas de policia toca y los ins- pectores del correo postal se han unido en un inmenso apata- to, cuya tnica finalidad es eliminar de la comunidad a los hom bres que aman a jovenes menores de edad, Dentro de veinte ais 0 asi, cuando la humareda se haya disipado, al menos en parte, resultard mucho mas ficil demostrar que estas personas hhan sido victimas de una eaza de brujas salvaje e injustificada Sern muchos los que se avergiiencen de haber colaborado en ella, pero ser demasiado tarde para poder hacer algo por es- tos hombres que an pasado sus vidas en prision, Mientras que la deseracia de los amantes de jdvenes afecta 42 muy pocos, l otto legado a largo plazo del asunto del con- dado Dade nos afecta pricticamente a todos. El éxito de la campatia anti-gay encendié muchas de las pasiones ocultas de la derecha norteamericana e inicié un amplio movimiento cuyo objetivo era estrechar las fronteras de In conducta sexual ceptable. La vinculacién que la ideologia de derechas establece entre el sexo fuera de la familia, el comunismo y la debilidad politica © George Stabling, “Creating the New Man: A Conversation with Jae tele Liingwon”, Chanter Se, mayo de 1980, "Facucline Livingston", (Clothe withthe Sun, vol. yn 1, mayo de 183, 125 no es nada nuevo. Durante el periodo McCarthy, Alfred Kin- sey y su Institute for Sex Research (Instituto de Investigacio- nes sobre el Sexo) fueron atacados por debilitar la fibra moral de los norteamericanos, haciéndoles asi ms vulnerables a fa in- fluoncia comunista, Tras una investigacion del Congreso y pus Dlicidad contraria, ta ayuda financiera de Rockefeller al Insti- tuto Kinsey termin6 en 1954%. Hacia 1969, la extrema derecha descubria al Sex Informa- tion and Education Council of the United States (SIECUS, Consejo de Informacién y Educacién Sexual de los Estados Unidos). En libros y panfletos, tales como El jaleo de la educa- cid sexual: la pomografa en las escuelasy ef SIECUS: comup- tor de los jovenes, la derecha atacaba al SIECUS y a la educa~ cién sexual, calificdndolos de complot comunista para dest fa familia y debilitar fa voluntad nacional”. Otro panileto, Los nifios de Pavlov (Podrian ser fos sus), afirma que Ia UNES- CO esta compinchada con el SIECUS para eliminar los tables religiosos, promover la aceptacién de relaciones sexuales anor- males, degradar las normas morales absolutas y “destruit la co- hhesion racial", al exponer a los blancos (en especial a las mu- jeres) a las normas sexuales supuestamente “inferiores” de los negros”, La ideologia neoconscrvadora y a Nueva Derecha han pucs- to al dia todos estos temas y utiliza intensamente la vinculacién de Ia conducta sexual “inmoral” con el presunto declive del po- der norteamericano. En 1977, Noman Podhoretz, escribié un ensayo en el que culpaba a tos homosexuales de la supuesta in- ® Paul H. Gebhard, “The lest", en See Research: Suds fam de Kine ys, eicin de Martin S. Weibrg, New Ver, Oxford University Pres, 176, "Phoebe Courtney, The Ser Education Racket: Pomogphy nthe Schools {dn Esposel, New Orleans, Fee Men Speck, 1968, Dr. Gorgon V. Drake, SIE: CUS, Comupier of Youth les, Oklavoms, Christan Crusade Publications, 1968, ° Payts's Ohidren: (Dhey May Be Yours), Impact Publishers, Los Angeles, Ctitoria, 1969, 126 capacidad norteamericana para mantener fs paridad eon Ru- sia’, De este modo, vinculaba “la lucha anti-gay en la arena do- méstica con las batallas anticomunistas en la politica exterior” La oposicién de derechas a la educacidn sexual, a la homo- sexualidad, a la pornograta, al aborto y al sexo premattimonial ppas6 de los mérgenes al centro de la escena politica desputs de 1977, cuando los estrategas derechistas y los cruzados del fundamentalismo religioso descubrieron que estos temas rest taban ser de interés masivo, La reacci6n al tema sexual jug6 un papel muy importante en el éxito electoral de la derechs en 1980". Organizaciones tales como la Mayoria. Moral (Moral Majority) y los Ciudadanos en pro de kx Decencia (Citizens for Decency) fran adquirido mimeros muy elevados de seguidores, inmensos recursos financieros y una influencia inesperada. La Enmienda por fa Igualdad de Derechos (Equal Rights Amend- rent) ha sido derrotada, se ha aprobado tna legislacion que establece nuevas restricciones al aborto y la financiacidn de programas, tales como el Planned Parenthood (Paternidad Pla nificada) y la educacién sexual ha suftido redueciones drast cas. Se han promulgado leyes y disposiciones administrativas que hacen més dificil a las adolescentes conseguir anticoncep- tivos © abortar. Los fructieros ataques al Programa de Estu- Norman Podhoretz, “The Clture of Appeasement” ("La clr del apa iguaminto"), Harpers, octubre de 1977 "alan Wolfe y Jerry Sanders, "Resurgent Cold War Meulogy: The Case ‘of the Committe onthe Preseat Danger, en Capleton US. Lain American Relaions, Richard Fagen (editor), Stanton, Stanford Univer: sity Pres, 197. Timmy Breslin, “The Moral Majony in Your Motet Room", Som Fran- cisco Chronic, 2 de enero de 98, pig. 41; Linda Gordon y Alien Hur, “Sex, Family, and the New Right’, Radical Anveric,ivierro de 1977-78; Sas I Gregory Lewis, “The Neo-Right Poiial Apparat" Advocai, 8 de febre. ro de 1977, Sasha Gregory-Lewis,"Rigth Wing Finds New Organizing Tati’ Advocate, 3 de junio de 197 Sasha Gregor- Lewis, "Vuraveling the Anti Gay Network”, Adhocate. 7 de scpiembre de 197%, Andrew Kopin, “AME: ‘e's New Right", Now Tones, 31 de septimbre de 197, Rosalind Palla Pet chesky, “Ant Abortion, Amit Feminism, and the Rise of the Now Right", Fe minis Seas, xo. 7, 2, verano 138 127 dios sobre la Mujer de lt Universidad Estatal de California de Long Beach estuvieron inspirados por el retroceso sexu La iniciativa legisladora derechista més ambiciosa ba sido ka Family Protection Act, FPA (Ley de Proteccién de la Famili), introducida en el Congreso en 1979. Esta ley ¢s un asalto muy amplio contra el feminismo, los homosexuales, las Familias no tradicionales y la intimidad sexual de los adolescentes®. La FPA, rno ha sido —ni probablemente lo sea— aprobada, pero los ‘miembros conservadores del Congreso contindan trabajando en favor de su programa con una estratcgia més fragmentada. Qui 2 el signo mas manifesto de los tiempos que corren sca ct ‘Adolescent Family Life Program (Programa para la Vids Fa miliar de los Adolescentes). También conocido como ‘Teen Chastity Program (Programa para a Castidad Adolescente), re= ibe unos 15 millones de dtares det Gobierno Federal para su tarea de alentar a la gente joven a que se abstengan de man- tener relaciones sexuales, 0 de utilizar anticonceptivos si ls ti nen, 0 de abortar si quedan embarazadas. En los jiltimos afios se han sucedido innumerables disputas en distintos lugares del pais sobre los derechos de los homosexates, la educacién sexual, el derecho al aborto, las librerfas para adultos y los pt: gramas de las escuelas piiblicas. No es probable que la reac: cidn anti-sexo haya finalizado, ni incluso que haya llegado a su ‘maximo. A menos que algo cambie radicalmente, es probable {que los préximos aftos nos traigan més de lo mismo En periods tales como la década de 1880 en Inglateray fos aos 50 en Estados Unidos se da, de hecho, una reorganiza cid de ls relaciones sexuales. Las batalla Hbradas dejat un residuo en forma de leyes, pricticas sociales ¢ ideologias de la sexualidad que a su vez afectaran a las maneras en que se per= cia a la sexualidad durante mucho tiempo después. Todos los indicios apuntan a que la era actual es otra de este tipo en po- litica sexual. Los resultados de las tuchas en los ais 80 deja > Rhonda Brown, “Blueprint for a Moral America", Nason, 23 de mayo do 1981, 128 ran sus huellas durante mucho tiempo, Por lo tanto, es impe- sativo comprender qué es lo que esté pasando y qué es lo que esta en juego para poder decidir adccuadamenie qué politicas debe apoyarse y a qué politicas hay que oponerse. _Es dificil adoptar estas decisiones si se carece de un pensa- tmiento radical completo, coherente e inteligente sobre cl sexo. Desgraciadamente, el anilisis progresista sobre la sexualidad std rolativamente subdesarrollado. Gran parte de la aporta- ci6n del movimiento feminista no es sino un afadido a la mis tificacién que rodea al tema, Existe una urgente nevesidad de desarrollar_ unas perspectivas radicales sobre la sexualidad. Paraddjicamente, durante estos tristes afios se ha producido tuna explosion de estimulantes escritos politicos y ensayos so- bye el sexo, En los afios cincuenta, el entonces joven movimien- {0 por los derechos de los homosexuals iniciaba su andadura Y prosperaba a ta vez que la policia hacia redadas en los bares Y Se aprobaban leyes anti-homo sexuales. En los tltimos seis ats se han desarrollado nuevas comunidades erotica, nievas alianzas potiticas y andlisis; todo ello en medio de la represi En este ensayo quiero proponer algunos clementos de vn mar. co descriptivo y conceptual que sirva para rellexionar sobte el seX0 ¥ su politica. Con ello espero contribuir a la acuciante ta- rea de crear un pensamiento preciso, humano y auténticamen- te literador sobre el sexo. IL, Pensamiento sobre el sexo “Verés, Tim —ajo Philip de pronto-—, ta argumento no es razonable. Supongamos que adiito tu primct punto de que Ja hhomosexuatidad es jutificable en ciertos casos y bajo ciertos controles. Entonces viene la trampar adénde termina la justi cacion y dénde empieza la degeneracién? La sociedad debe ‘condenar para poder proteget, Cancedimosle el respotoincht= 50 al homosexual intelectual y la primera barrera haba caido. Después caeré la siguiente y la otra hasta que el sidico, el que ‘azote y el loco criminal exijan lo mismo, y la sociedad dejar Ue exist. Asi que prerunto otra vez: édénde colocar ta fronte- 129 a? &D6nde comienza la degeneracién, sino en el comionzo de la tic bertad individual en estos asumntos?” (Fragmento de una discusién entre das homosewuales que intentan decidir si deben amarse, de una novela publicada en 1950)". > Una teoria radical de! sexo debe identificar, deseribir,expli cat y denunciar la injusticia erotica y la opresion sexual. Nece- sita, por tanto, instrumentos conceptuales que puedan mostrar- nos el objeto a estudiar. Dee construir deseripeiones ricas so- * bye la scxualidad, tal y como ésta existe en la sociedad y en la historia, y requiere un lenguaje eritico convincente qué trans- rita la crueldad de la persecucién sexual. Ciertos rasgos persistentes del pensamiento sexual inhiben el desarrollo de una teoria de este tipo. Tales supuestos estin tan profundamente enraizados en la cultura occidental que ra- ramente son cuestionados. Por tanto, tienden a reaparecer en diferentes contextos politicos, adoptando nuevas expresiones ret6ricas, pero reproduciendo los mismos axiomas fundamen- tales Uno de tales axiomias es el esencialismo sexual: fa idea de que el sexo es una fuerza natural que existe con anterioridad a Ja vida social y que da forma a insttuciones. Fl esenciaismo sexual esta profundamente arraigado en el saber popular de las sociedades ovcidentales, que consideran al sexo como algo eter- ramente inmutable, asocial y transhistérico. Domina duran- te mis de un siglo por la medicina, la psiquiatra y la psicolo- fa, cl estudio académico del sexo ha reproducido el esencia- lismo, Todas estas disciplinas elasifican al sexo como wna pro- piedad de 10s individuos, algo que reside en sus hormonas 0 en sus psiques. El sexo puede, indudablemente, analizarse en tér minos psicokigicos 0 fisioldgicos, pero dentro de estas catego- ctnocientificas, la sexualidad no tiene historia ni determi- nantes sociales significativos. > James Quatre, New York, Greenberg, 1950, pi. 310. 130 Durante los iltimos cinco afios, una escuela de pensamien- to histrea ytedrica ha desafiado al escucialismo sexual, tanto cexplicita como impliciamente. La historia gay, en especial el trabajo de Jefirey Weoks, ha estado a la cabeza, al mostrar que fa homosexualidad tal y como la conocemos es un comnlein ins- titucionalrelativarmente moderne", Muchos hstoriadores han ‘légado a considerar las fornas insttucionales contemporancas de la heterosenualidad como un proceso histrico an mis 1e- ciente™. Una importante personalidad de esta nueva escuela de pensamiento es Judith Walkowitz, cuya investigacién ta mos- trado hasta qué punto experiment6 Ia prostiucién profundss transformaciones durante el cambio de siglo, Esta autora nos presenta descripciones muy meticulosas de la forma en que el juego combinado de fuetza sociales tales como la ideologia, el {emor, la agitacion poliia, las reformas legales y la prictica ‘médica pueden modifica la estructura de la conducta sexual y allerar sus eonsecuencias". 1a Historia de la Sexaidad, de Michel Foucault, ha sido ct texto mis influyente y emblemélico de esta nueva escuela de pensamiento sobre el sexo, Foucault critica Ia vision tradicio- nal de la sexualidad como impuko natural de la libido por Ii berarse de las limitaciones sociales{ Foucault argumenta que los deseos no son entidades biologics preexistentes, sino que, inis bien, se constituyen en el curso de prictcas sociales his- tsricamente determinadas,|Foucault hace hincapié en los as- pectos de fa orgunizacion Social generadores de sexo, mas que * Este concept fv aticulad por pimera vez por Mary Metntshy "The Homosenal Role" Soria Problems vol, n° 2 toto de 1968. La Wes ha sido desirolada por Flfiey Wesks en Coming Out: Homosexual Pisin Br ‘ain fom the Ninsteendh Cenary ote Present, New York, Quartet, 197, y 0 Weeks, Sex, Plies and Soci, op. cit: weasetambiés DEmilio, Sexual Pol- ‘ies Seaal Commurtis, op. eit, y Gasle Rubi, "Introduction" a 4 Woman Appeared 1o Me, de Renée Vsien, Weatherby Lake, Mo, Naiad ress, 197. "Dent Haven, “The Hisoreal Construction of Homosexual", Redical Hexgey Reve, a 2, PriaverayVerano de 1979, Walkowite, Prnavdon and Vicon Socey, op. cit y Walkowite, "Male View and Female Virte", op cit iL en sus elementos represivos, al sefalar que se estén producien- do constantemente sexualidades nuevas, ysefala Is existencia de una falta de continuidad importante entre los sistemas de sexualidad, basados en el parentesco y las formas mis mo, dernas” EI nuevo pensamiento sobre la conducta sexual le ha dado al sexo una historia y creado una alternativa constructivista al esenciaismo sexual. BI supuesto de que la sexualidad se cons- tituye en la sociedad y en la historia y que no est univocamen te determinada por la biologia subyace a todos los trabajos de esta escuela”. Ello no significa que las capacidades biologicas zo sean prerrequisitos de Ia sexualidad humana, significa sim- plemente que éta no puede comprenderse en términos puta- mente bioldgicos. Los enerpos y los cerebros son necesarios para las culturas humanas, pero ningtin examen de estos puede ‘explicar la naturaleza y variedad de los sistemas sociales. El hambre del estmago no proporciona indicios que expliquen las complejidades de la cocina. El cuerpo, el cerebro, los geni- tales y el lenguaje son todos necesarios para la sexualidad hu- ‘mana, pero no determinan ni sus contenidos, ni las formas co cretas de experimentarlo, ni sus formas institucionales. Mas atin, nunca encontramos a cuerpo separado de las mediacio- nes que le imponen los significados cultucales. Parafrascando 4 Levi Strauss, mi posiciin en lo referente a la relaciGn entre biologia,y sexualidad es un “Kantismo sin libido trascen- dental”. % Michel Foucault, The Hit of Seman, New York Pantheon, 1978. (NT. Hay tracduceion castllina: Hira de fa seweldad, 8. XXIV ed. ade, 1980) "Puede encontearse un andiss muy sil de esos temas en Robert Pad ug, “Sonal Matters: On Conceptalizing Sexuality in History, Radical is for Review, 0°20, PrimaveraVerano ée 197. Claude Lee Straus, “A Contontation”, New Left Review, m2 82, jlin ‘agosto de 1970 En esta conversa, Lévi-Strauss denomina as propl pO tara “un kanismo sin sujeto rasoendenta 132 Es imposible pensar con claridad sobre la politica de las ra- zzas 0 de los géneros, mientras los consideremos como entida des bioldgicas y no’ como construcciones sociales. De igual modo, la sexualidad es impermeable al andlisis politico, micn- tras se la conciba como un fendmeno biol6gico 0 como un as- pecto de la psicologia del individuo. La sexualidad es tan pro- ducto humano como lo son las dietas, los medios de transpor- te, los sistemas de etiqueta, fas formas de trabajo, las diversio- nes, 10s procesos de produccién y las formas de opresion. Una vez que se comprenda el sexo en términos de anilisis social e hist6rico sera posible una politica sexual més realista. Podrd, entonces, pensarse sobre ella en términos de fendmenos, tales como las poblaciones, las barriadas, las pautas de asentamien- to territorial, las migraciones, los conflctos urbanos, la epide- miologia y la tecnologéa policial. Son estas categorias de pen- samiento més fructiferas que las tradicionales de pecado, en- fermedad, neurosis, patologfa, decadencia, polucion o del de- clive y caida de fos imperios. ‘Al detallar ls relacfones ente las comunidades erdticas es- tigmatizadas y las fuerzas sociales que las regulan, trabajos ta- les como los de Allan Bérubé, John D'Emili, Jetfrey Weeks y Judith Walkowitz contienen éategorias implicitas de anlisis y ‘ritica politica, Sin embargo, la perspectiva constructivista ha mostrado ciertas debilidades politcas, que se han hecho espe- cialmente evidentes en algunas interpretaciones crréneas de las posturas de Foucault, Debido al énfasis que puso en las formas en que se produ- cia la sexualidad, Foucault ha sido muy vulnerable a interpre- taciones que nicgan o minimizan fa realidad de la represion sexuall en el sentido mas politico. Foucault actara repetidamen- te que no niega la existencia de la represidn sexual, sino que la inscribe dentro de una dinémica més amplia”. La sexualidad en las sociedades occidentales ha sido estructurada dentro de ‘un marco social estrectamente ponitivo y se ha visto sujeta a Foucault, op. cit, pig. U 133 controles formates ¢ informales muy reales. Es necesatio reco- nocer los fendmenos represivos sin caer por ello en las suposi- ciones esencialistas del lenguaje de la libido, y es importante el estudio de las précticas sextales represivas, aunque las situe- ‘mos dentro de una totalidad diferente y empleando una termi- nologia mas refinada”, La mayor parte del pensamiento radical sobre el sexo se ha rmovido dentro de tin modelo cuyos ¢jes eran los instntos y kas limitaciones impuestas a ellos. Los conceptos sobre opresién sexual han sido encajados en esa visiGn més biol6gica de Ia sexualidad: a menudo es més fécil volver a fa idea de una Ibi- ddo natural sujeta a fa represién inhumana que reformular con- cepios de injustica sexual en un marco més constructivsta, pero esto tiltimo es absolutamente necesario. Necesitamos una critica radial de las précticas sexuales que posea la clegancia conceptual de Foucault y la pasién evocadora de Reich, EI nuevo pensamiento sobre el sexo ha trafdo consigo un bienvenido énfasis en fa idea de que los términos senvales de- been refertse a sus contextos historias y sociales propios, ade- mas de un auto escepticismo frente a las gencralizaciones. Pero es importante poder indicar agrupamientos de conducta erdtica y tendencias generales en la diserciGn sobre el erotis- mo. Ademas del esencialismo sexual, existen como minimo otras cinco escuclas ideoldgicas cuy influencia en el pensa- miento sobre el sexo es tan fuerte que dejar de eriticarlas equi- vale a quedar enredados en ellas. Son la negatividad sexual, la falacia de la escala extraviada, la valoracidn jerdrquica de los actos sexuales, la teoria del domind del peligro sexual y ta au- sencia de un concepto de variedad sexual benigna. De estas cinco, la més importante es la primera. Las cultu- ras ocidentales consideran gencralmente al sexo como algo pe~ ligroso, destructivo, como una fuerza negativa®, La mayor par- te de la tradicidn cristiana, siguiendo a San Pablo, mantiene * Vease el andlis en Weeks, Sex, Poites an Soci, op. cit, pig. 9 » Vase Weeks, Sex, Paes and Sole op. tpg. 22 134 que el sexo €s en si pecaminoso, Puede redimirse si se realiza dentro del matrimonio para propésitos de procteacién, y sicm- pre que los uspectos mas placenteros no se disfruten demu do, A su ver, est idea descanss en la suposicién de que los ge- nitales son una parte intrinselmente inferior del cuerpo, mu- cho menos sagrada que la mente, el “alma”, el “corazén” 0 it cluso la parte superior del sistema digestivo (el estatus de los do en un foco de atencion social no debera utitizarse para de- bilitar la critica a esta prohibicién, Una cosa es crear discurso sexual en forma de psicoandlisis 0 durante una cruzada moral y otra muy distinta mostrar ardfeamente actos sexuales 0 ge- 1st nitales. La primera actividad goza de una permisividad social de la que carece la segunda. Se empuja al discurso sexual, ala reticencia, al eufemismo y la deshonestidad. El discurso libre sobre el exo es una flagrante excepcién de la Primera Enmien- dda, que no se aplica al discurso puramente sexual. Las leyes antiobscenidad son parte de una legislacién més ‘amplia que convierte en ilegal a la préctica totalidad del oo- mercio sexual. Las leyes del sexo prohihen severamente la mez~ cla de sexo y dinero, excepto via matrimonial. Ademis, otras leyes que euibren el Comercio sexual son las anti-prostituci6 las referentes a bebidas aleohdlicas y las disposiciones que re- gulan la ubicacin y funcionamiento de los negocios “para adul- tos”. La industria del sexo y la economia gay han conseguido iF parte de esta legislacién, pero el proceso no ha sido facil sencillo, La criminalidad que siempre se presume vinculada al comercio orientado al sexo condena esta actividad a la mar- ginacién, el subdesarrollo y la deformacisn. Los negocios rela- cionados con el sexo solo pueden opcrar en los vacios legales. Ello hace que la inversidn sea baja y que gran parte de la ac- tividad se dirija a salvarse de la earcel, en vez dle al suministro de bienes y servicios, Have ademis a sus trabajadores mis vul- neerables a la explotacién y a las malas condiciones de trabajo. Si el comercio sexual fuera legal, su mano de obra tendsia mas posibilidades de organizarse yluchar por mejores salatios ycon- diciones de trabajo, un mayor control sobre éste y por aliviar el estigma que pesa sobre ellos ‘A pesar de lo que pueda pensarse de las limitaciones del co- mercio capitalista, una exclusién tan extrema del mercado di- ficilmente seria aceptable socialmente en otras reas de actvi- dad, Imaginen, por ejemplo, que el intereambio de dinero por cuidadas médicos © por consultas psicoldgicas o farmacol6gi- cas fuese ilegal. La practica médica tendria lugar en condicio- ries mucho menos satisfactorias si los médicos, enfermetas,Far- macéuticos y terapeutas pudiesen ser encetrados en prisign a capricho de la “policia de salud” local, Esa es en esencia la si 152 P acién de las prostitutas trabajadores y empres: os del sexo. El propio Marx consideraba el mercado capitalista como tna fuerza revolucionaria, aunque limitada, Afirmaba que eb capi talismo era progresivo en cuanto que disolvia los prejuicios y supersticiones precapitalistas y los lazos de los modos de vida tradicionales. “De ahi la gran influencia civilizadora del capi- tal, su produccién de un tipo de sociedad frente a la cual todas las etapas anteriores aparecen como simple progteso local e idolatria de Ia naturaleza’™. Apartar al sexo de los efectos po- sitivos de la economia de mercado dificilmenmte lo convierte en socialista, La ley es especialmente fiera en la tarea de mantener la fron- tera entre Ja “inocencia” infantil y la sexualidad “adulta”. En vvez.de reconocer la sexualidad de los jovenes e intentar ecu parse de ella con cari y responsabilidad, nuestra cultura nic~ gay castiga el interés y actividad erdtica de todo aque! que esté por debajo de la edad dé consentimiento, La cantidad de leyes dedicadas a proteger a la gente joven de una prematura expo- sicién a fa sexualidad resulta sosprendente EL mecanismo principal para asegurar la separacién de ge- neraciones sexuales son ias leyes sobre la edad de consentimien- to, Estas leyes no hacen distincién entre la violacién més bru- tal o el romance mas eilido. Una persona de 20 aos conside- rada culpable de contacto sexual con una de 17 aos habréi de cargar con una severa sentencia practicamente en todos los ¢s- tados, independientemente de la naturaleza de la relacién”, “Tampoco se les permiten a los menores otras formas de acceso 1a Ta sexualidad ‘adult’. Se les prohibe ver libros, peliculas 0 programas de television, en los que la sexualidad sea retratada “demasiado” grficamente. Es legal que los jovenes vean horro- rosas exhibiciones de violencia, pero no lo es ver imagenes ex- © Kal Mary en The Grane David McLellan (editor), New York, Hor per & Row, 197), pig, 94 Clack Norton, "Sex in America", Inguny de octubre de 1881. Fste ar ticla es un nico resumen de gr pate del lilac actual sabre sexo Yau lecturer obligads para cualquier person inoresada en el tem. 153 plicitas de los genitales. Los jévenes sexualmente activos son a menudo encerrados en correccionales 0 castigados de otros mo. dos por su “precocidad” ‘Los adultos que se desvian demasiado de los modelos con- vencionales de la conducta sexual ven cdmio se es nigga, a me- tudo, el contacto con los jévenes, incluso con sus propios bi- jos. Las leyes sobre custodia de hijos permiten al Estado robar- Te sus nifios 2 cualquicra que sus actividades erdticas parezean ‘euestionables a un juez de fo familiar. Un sinntimero de lesbia- nas, hombres gays, prostitutas, heterosenuales promiscuos, tra- bajadores del sexo y mujeres “promiscuas” han sido declaradas no aptos como padres por medio de estas leyes. Se vigila os- trechamente en los miembros de las profesionales de la ense- fhanza cualesquiera signos de conducta sexual fuera de 10 co- inn, En Ja mayor parte de Tos estados existen leyes pot las que los maestros arrestados por delitos sexuales pierden sus traba- jos y acreditacién profesional. En ocasiones se ha despedido a lun profesor porque su estilo de vida no convencional lega ao dos de sus superiores, La depravacién moral es una de las po- cas razones por las que puede perderse una plaza académica®, Cuanto mds influencia tiene un individuo sobre la generacién siguiente, menos libertades se permiten a su conducta y apinio- nies. Por medio de este tipo de controles sobre padres y profe- sores, cl poder coercitivo del estado asegura la transmisién de los valores sexuales conservadores. La tiniea conducta sexual adulta legal en todas partes €s co- locar el pene en Ia vagina en el matrimonio, Algunas leyes que incluyen el consentimiento adulto alivian algo esta situaci6n en ‘menos de la mitad de los estados. La mayoria de ellos impo- nen, sin embargo, severas penas ata soddomfa y contactos hi mosexuales voluntarios sin sodomfa, al adulteri, la seduccién yee incesto adulto. Las leyes sobre sodomia varian mucho. En algunos estados se aplican igualmente a compaiieros homo- sexuales o heterosexuales, con independencia de su condicién > esters etal, op ci, pigs 1682. 154 marital, Algunos tribunales estatales han dietaminado que las parejas casadas tienen derecho a cometer soxiomia en privado. Unicamente la sodomia homosexual es ilegal en algunos esta- dos. Varias leyes sobre sodomia prohiben el sexo analy el con- {acto oral-genital. En otros estados, ta sodomia se uplica sola mente a la penetracidn anal, y el sexo oral esté regulado por varias leyes independientes?” Leyes como éstas eriminalizan conductas seauales libremen- te clegidas y avidamente buscadas. La ideologia en ella enca- rada refleja las jerarquias de valores anteriormente descritas. Es decir, algunds actos sexuales se consideran tan intrinseca- ‘mente malos que a nadie debe permitirsele realizarlos bajo nin- ‘guna eircunstancia, El hecho de que fo individuos consientan en ello 0 incluso fos prefieran es considerado como evidencia adicional de su depravacion. Este sistema de legislacion sobre el sexo es similar al racismo legalizado. La prohibici6n sobre la penetracién anal, el sexo oral y el contacto sewual entre varo~ nes convierte a fos homosexuales en un grupo criminal al que se niegan los privilegios de la ciudadanta plena. Con tales le- yes, el procesamicnto es persecucin. Incliso aunque. no se vi gile estrictamente su cumplimiento, como normaimente ocurre, fos miembros de las comunidades sexuales criminalizadas guen siendo vulnerables a la posibilidad de arresto arbitrario 0 4 convertirse en las iras del pinico social durante ciertos perio- dos. En estos tltimos, las leyes se hacen funcionar y la accién policial es rapida. La puesta en prictica esporidica de esta le- gislacién sive para recordar a los individuos que son miembros de un grupo perseguido. Fi arresto ocasional por sodomia, sexo oral, conducta lasciva © provocacién mantiene a todo el mun- do nervioso, atemorizado y eauto, ® Sarah Senefeld Beserra, Nancy M, Jewel Melody West Matthews y Eli- zabeth Ke Gatov (editors), Sex Cade of California, Public Education and Ri. arch Commitee of California, 973, ig. 165168. Esta edicién del Sex Case (of Cakforia era anterior ats leyes de eonseasoadulto de 1976 y, en conse ‘oacia di una vision mis general def ewan sobre sodomi 455 El Estado sostiene a la jerarquia sexual también por medio de la reglamentaci6n burdcratica. La politica de inmigracién prohibe la admisién en fos Estados Unidos de homosexuales y otros “desviados” sexuales. Los reglamentos militares impiden a los homosesuales servir en fas fuerzas armadas, Fl hecho de que la gente gay no puedan casarsé legalmente significa gue no pueden disfrutar de los mismos derechos fegales que los hete- rosexuales en muchos aspectos, incluida tu herencia, los im- puestos, el derecho a negarse a declarar en contra del cSnyuge y la adquisicién de ciudadanta por matrimonio. Estas son sélo ‘algunas de las formas en las que el Estado refieja_y mantiene las relaciones sociales de la sexvalidad, La ley refuerza y apun- tala Ia estructura de poder, los essdigos de conducta y los pre- juicios. En sus peores extremos, las leyes sexuales son pura y simplemente apartheid sexual. ‘Aunque el aparato legal sobre el sexo es inmenso, a mayor parte del control social cotidiano es extrarlegal, Se imponen sanciones sociales menos formales, pero muy efectivas, a los miembros de poblaciones sexuales “inferiores” En su marzvilloso estudio etnografico sobre fa vide gay en {os aos 60, Esther Newton observaba que la poblacién homo- sexual estaba dividida entre los que ella lamaba tos “abiertos” y los “ocultos”, “Los abiertos pasan la rotalidad de su tiempo laboral en la comunidad (gay); los segundos viven la totalidad de su tiempo de acio dentro de ella”. En los afios de estudio de Neston, la comunidad gay proporcionaba muchos menos trabajos que ahora y el mundo del trabajo no gay era casi to talmente jntolerante frente a la homosexualidad. Habia algu- nos individuos afortunados que podian ser abiertamente gays ¥ ‘ganar salarios decentes, pero la inmensa mayoria de los homo- sexuales debia escoger entre la pobreza honesta y la tensién de ‘mantener una identidad falsa. Bather Newton, Moher Camp Female personair in Americ, Egle wood Chis, New Jevsey, Prentice-Hall, 1972, pig. 21 (el subrayado es del corgi 156 Aunque esta situaciéin ha eambiado bastante, existe todavia tuna diseriminacién general contra la gay. A la inmensa mayo- rfa de la poblacién gay le es imposible manifesiarse abierta- mente en el trabajo. Por lo general, cuanto més importante y mejor pagado el trabajo, menos tolerara la sociedad Ia desv cidn erética abierta, Resulta dificil ala gay encontrar un em- pleo on que no tengan que fingir, y la difcultad es doble o ple pata los individuos de orientaciones sexuales més exdticas. Los sadomasoquistas dejan sus ropas fetiche en casa, y saben que deben tener especial euidado en ocultar su identidad real. Si un pedsfilo fuese descubierto por sus compaferos de traba- jo, posiblemente saldria a pedradas de su oficina, Tener que mantener un secreto tan absoluto es una carga considerable. In- cluso quienes estn saisfechos eon mantener el secreto pueden ser descubiertos accidentalmente, Los individuos no convencio- nales eroticamente se arriesgan a no poxler encontrar trabajo 0 ano poder seguir sus vocaciones profesionales. Los funcionarios y cualquier persona que ocupe una posi- cidn socialmente significativa son especiaimente vulnerables. Un escindalo sexual es el método més seguro para echar a al- gvien del gobierno o destruir una carrera politica. EI hecho de que se espere que toda persona importante se ajuste 2 las nor- mas mids estrietas de conducta erética desalienta a pervertides sexuales de todas clases a buscar estos puestos. Por el contra- rio, los disdentes er6ticos son canalizados hacia posiciones de menor impacto en la corriente de actividad y opinién sociales. ‘La expansin de la economia gay durante la dltima década ha proporcionado alternativas de empleo y agin alivio a la dis- criminacién laboral contra fos homosexuales, pero la mayor parie de los trabajos que proporciona son de bajo status y sa- Iario escaso. Los eamareros, los empleados de ls casas de baiio ¥ los dise jockeys no son precisamente funcionarios, bancarios ni ejecutivos de empresa, Muchos de los emigrantes, par razo- nes Sexuales, que acuden en masa a lugares como San Francis- co enfrentan un proceso de empobrecimiento y han de afron- tar una fuerte competencia en el mercado de trabajo, Este lux 157 jo de inmigrantes sexuales proporeiona una masa de trabajo ba- rato y explotable a muchos de los negocios de la ciudad, tanto {295 como heterosexuals. ‘Las familias juegan un papel crucial en fa tarea de imponer la conformidad sexual, Hay mucha presin social dirigida a ne- gat 2 los disidentes erdticos las comodidades y recursos que tuna familia proporciona. La ideologia popular mantiene que Jas familias no deben producir o albergar a este inconformis- mo erdtico, Muchas responden a éste intentando reformar, cas- tigar o desterrar a los miembros sexualmente delincuentes: Mu- cos de los emigrantes sexuales han sido rechazados por su fa- milia y muchos otros estan huyendo de la amenaza de institu- cionalizacién, Cualquier muestra al azar de homosexuales y tra- bajadores sexuales u otros desviados puede mostrarnos tristes y crueles historias de rechazo y malos tratos por parte de fami- lias horrorizadas. La Navidad es la gran fiesta familiar en Es- tados Unidos y, en consecuencia, una época de tensién consi- erable en la comunidad gay. La mitad de sus habitantes re- ‘gresan a ver a sus familias y muchos de quienes se quedan en Tos guetos gay no pueden hacerlo y reviven asi su reseotimien- toy dolor. ‘Adem de las sanciones econémicas y la tension en las re= laciones familiares, ef estigma de la disidencia erdtica crea fric- ‘in en todos los demés aspectos de la vida cotidiana. El pi- blico en general ayuda a penalizar 1a no conformidad erética ‘cuando, siguiendo los valores que les han sido ensefiados, los i6, y como tal se ha desarrollado. Pero si las disputas entre tra- bajo y capital estin mistficadas, los conflctos sexuales estan completamente camuflados. La reestructuracidn legistativa de finales del siglo XIX y de las primeras décadas del XX fue una respuesta a la aparicion del sistema erético moderno, vurante aquel periodo se forma- ‘ron nuevas comunidades erdtieas, Se hizo posible «ser» homo- sexual 0 lesbiana de una forma que nunca antes lo habia sido. La produccidn en masa de articulos eréticos se hizo posible, y se ampliaron las posiblidades del comercio sexual. Se forma- ron las primeras organizaciones de defensa de los derechos de los homosexuales, y aparecieron los primeros andlisis de la “opresin sexual” La represién de la década de los cincuenta fue en parte una respuesta violenta a la expansién de comunidades y posibilida- des sexuales, ocurrida durante la segunda guerra mundial”. Du- Fante los aios cincuenta, se establecieron organizaciones de de- rechos gays, se publiearon los informes de Kinsey y floreci la literatura lesbiana, Los afios cincuenta fueron una era forma- tiva ademas de represiva. Colette, The Ripening Sev, radu y citado en Diary of « Conference ‘on Seauali, por Langa Alderer, Beth Jaker. y Marybeth Nels, New York, aeuly Pres, 1982, pig 72 * John Laursen y David Thostad, The Bary Homosenal Rights Move. ‘ments it Germans, New York, Ties Change Press, 194 ™ D'Enilio, Secu Pots, Sexual Communi, op. cits Bérube, “Behind ‘The Specie of San Francisco", op. cit: Berube, “Marching «0 Diflerent Drummer", op. cit 187 La actual contraofensiva sexual de ta derecha es en parte uuna teaccidn a la liberalizacién sexual de los aos sesenta y principios de los setenta. Ademis, ha provocado la formacién ‘de una coalicién unificada y consciente de los radicales sexua- les. En cierto sentido, lo que actualmente ocurre es la apa

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