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La contemplacién de Narciso. La «vocaci6n autobiograficay de los historiadores Joxaco Pano Mars (oiversidad de Zaragoza) ‘Después reflexioné que todas las cosas le suceden a uno precisamente, precisa mente ahora. Siglos de siglos y s6lo en el presente ocurten los hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mi..." Con estas palabras, pensadas por el protagonista de H jardin de ls senderos que se bi- furcan, Jorge Luis Borges inicia toda una amplia propuesta sobre el tiempo. El gran ‘maestro del escribir breve comienza sefialando li existencia de un tiempo puntual como ‘un presente subjetivo absoluto; después, desarrolla un pensamiento del tiempo dleter- ‘minado por la voluntad, el tiempo de una accién decidida de una vex por todas en la «que el futuro se presenta irevocable por el pasado,’ y,finalmente, expone la idea cen- tral del eato: la de un tiempo plural y ramificado en el que cada presente se bifurca en ‘dos futuros, formando -una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, conver- _gentes y paralelos.’ Esta concepcién del tiempo plural, de infnitos universos contem- poriineos en los que todas las posibilidades se realizan en todas las combinaciones po- sibles, es una de las més queridas por Borges porque para él es la reina de fa literatura; sis atin, la consideraba la condicion que hace posible la literatura Es el laberinto de la ficci6n, pero, también, el de la historiografia. Y no porque el su- gerenterelato del escitor argentino se disfrace de narraci6n historica mediante la intro- dduccién de una cit inventada ni tampoco porque unos pocos historiadores conozean 1 jardin deo sonora queef, de LBs, pene a clon (14) yet recog en Pro sa, Barcelona, Ccilo de econ, 1975, p. 415. Un coment ten al texto por. alin, Jorge Ins Borge, Por gu lor cle, Baron, Tsquts, 1993, pp. 247-248 2 Sabor de dio absurd yaboriabe que su msn de espa le impone proms se ee autor ado dat ee coms fos cs hombre: El ecw de una erp ator deb inagiatQue ya I ba cum Plo, dee inponerse un prvi que sea ievecble cme el fuss (307. 3 idem, p32 41a gina 202 deb ria de gue exo de Liddel Han, se que una fesva de ce dso es tics apoyads por mil cuales peas dealer) coral ines Sere-Mortautan hab id plan nape vec de jul de 1916 y deb posers hasta mara dl da venue hem, p. 305) 362 Ignacio Peiré Martin 1 éxito etitorial com libros a caballo entre la novela abierta y la escrtur hist6rica’ pero si porque en las Gitimas décadas del siglo veinte la discusion en tornc a la histori so- cial -hasta entonces la gran esperanza de la profesi6n— hizo que algunos historiadores, lvidaran las apelaciones de antaito a la economia y la sociologia y, con los recursos «que les proporcionaban la antropologia y la critica literaria, volvieran su mirada hacia la historia cultural. ¥, asf, lt memoria y la mente, como depdsito de las prescripciones s0- ciales, espacio donde se forma la identidad y se negocia lingisticamene la realidad, se transformaron en foco de la nueva indagaciOn historca, al considerar cue allt esi la cultura, definida como repertorio de sistemas valbricos y mecanismos interpretativos.* ‘Ain mas, dejando de lado fuentes te6ricas sobre las formas culturales inspiradas, por ejemplo, en Burckhardt, Huizinga, Gramsci, Lukes, Raymond Williams y E. P. Thom- ‘son,’ ganaron terreno entre los -nuevos:historiadores de lo cultural” hs hipétesis pos- modemistas de Geertz, Derrida, Lyotard 0 Foucault, que cuestionan las convicciones acerca de la objetividad del saber, profetizan el abandono del -tiempe de la historia de los relojes y el capital,’ y denuncian todo lo que se quiere presentar como realidad hist6rica como una construccion enteramente simblca, una mera rearesentacion li ailistica +l pasado no es algo que esté ahi esperando ser descubiert, sino un vacio que los historiadores han llenado con su propia imaginacion, escribié Roland Barthes; las ba- ses para el conocimiento histérico no son hechos empiricos sino textos escitos, incluso si estos textos se disfrazan de guerras o revoluciones-, publicé Paul de Man;" el rlato 5. Taser el eso, po empl, eS, Sema en ss Crea abouts. Epcaaciones se grant, Barcelona, Anageama, 1983 Una ec ae forma de hace stor, en F. Morals, kas ones en hin, ‘ona Soci, 16 (pimaversverno de 183), pp 108-108. Usa senblanza de ete auc aia JF. Ruz-Dowe ee, Simon Schama: ops del mun, en Rts de listo. Vit sara pao lo XXL, Bae ons, Penis, 200, pp 31338. J. Appleby, 1 Hunt y Mac, faved soe kisi, Barons, Andes Belo, 1985, p 215 7. "Pa wa defers de est wii de hstoadores de cul, vd. . Mls, neva Peter Bake, Re ‘ia Digital Co, 172000, pp. 4, PBs, Korma de nora cura, Maid, Alina 3,199 (esp el ap. 12, nid varied en a hire, pp. 231-268. 8 Deste I historia del mujer y los esis de género hasa quienes se dedican a rsa gues de la me- smo y seas de idea cet Sobre esas Gino, vd cca que relia 8 LeonéPuncel ens arco “Céen esrb deta de Navara? De shor a meas, Geinimo de Ui 1/15 19, 9. 17 Gerd a comunicacin presen bo eu Meroe Wentiad hrc: ia 0 meth, en A. Goazile Toya coe M Cars aseave yA. Romero Feet es Historia, memory Bins, en Be ‘er de a Hustracén al Romavtcismo, 1750-1850, Cd, Veiversiad, 199, pp. 19-90. Por su resultado f nal ye deo de cone tadiiones (desde Thompson a Geen), res ecomendable el ud de. Ugane Te ia, a nua Cavadonga insurgent. Origen scales cultures dl subevacin de 1935 en Navara yl Pais asc Mad, owe Nuc, 198 (ss presupsts Tees y etooligcs en pp. i) 9. F Devas man, Sequel Hs: Patmaderism and be Cris Representational Tw, Px, 192 22.Ch J Appleby, L Huot y Nac, Laverda sobre abso, ct, 219 10 Gi por Sul La lecura dels sgos, Historia Conemporanay, 7 (1982), p57. 11 Pee Man, Wisin y ogo: ensayo sore a retrial crea interna, Puen ico, Eines del ‘Unive 199, p68 Para empl su noc de queso es, en read, fees dad, vi. ro Alors dea acura Language fwd en Rouseay, Misch, Ale y Pros, Buco, Une, 1980 icién de Narciso. La wocactan autobiogrifica- de ls bistriadores 363 histGrco respond a un discurso construido por unos hombres en un momento histori co conereto, y no reproduce de modo objetivo la realidad, pontificé Lionel Gossman, y Hayden White definié la historia con la idea de que es s6lo una pluralidad de narra ‘ciones, cuyo contenido tal como Jo vemos es imaginado 0 inventado." Como ha escrito €l historiador Carl f. Schorske: En la mayoria de los campos de lt cultura intelectual y atstiea tanto en Europa como cen Estados Unidos, se aprendis a pensar sn la historia en el silo XX. La propia palabra o- sdemidad: surgi para diferenciar nuestras vidas y nuestro tempo de lo que habia ocurido anteriormente, dela historia en su conjunto com tal, Aguitectura moderna, misica moder- na, ciencia moderna -todas elas se han definido a st mismas no tanto fuera del pasado, y, desde luego, mucho menos frente al pasado, ino como separadas de éste dentro de un nve- vy espacio cultural auténomo-. La mente moderna se ha vuelto indferente a la historia, ya ‘que la historia, coneebida como una tadicin que la nutre constantemente, no le era dtl en sus proyectos. Li posmodesnided, admitimoslo, ha encontrado usos para elementos del pa- sado dentro de sus propias construcciones y deconstrucciones. Pero aunque relegue la mo~ demidad al pasado reafima como suya la suptura de la moderidad con fa historia como un proceso continuo, como una plataforma de su propia identidad cultural." Sin entrar en el debate de la no evidencia del reato histico,” pero sin olvidar la importancia que las tesis de kt modernidadlahistorica han tenido en las investigaciones 121 Goss, istry and Literature, Reprodacton or Sigifcation en R . Canary y H. Keel (ed), The Wrlting of History. Lterary Form and Historical Cnderanding Madison, Universy of Wisconsin ress, 1978, pp 3. 13 HL White, Metabitoria La imagination boinc en Bure del sil XIX, xc, PCE, 192. Una snes eu ideas ea) FE Rus-Domenec, aye V. White: astra ea verdad en Rd isos. ‘aL, pp. 1231354 el de manu lis propustis del profesor de ext istics de a Universidad de Sart ‘Caizen Calfomia las expone 5. Corevera de Mancers ene ep. XV, Tempo, histori y reat; Pal Ricoeur. Lt Fino como expres Irani: Hayden White, de Voces lenis en l biti. Sigs XX y XX, México, PC, 1997; p. 49-38 La nlc yl recepin del Mtahtry po a hstorogfiaeope, en las sis col borane del ier especal Hayden Whi Meson went years fe I. Metabistory andthe prac b= fon, decal por Storia dela Stiga, 25 1990 a pata de Cato Ciabarg ene dete sobre ee I y su posconamienoantaginico fete a White etn resimidos en el excelente iro de Sera yA. Pons, imo se cere a microbidora. Ensayo sbne Caro Gshurg, Mad, Péness ~ Cited ~ Universitat de Van sin, 200, pp. 17250, 1 CE Sthske, Pesaro la itor, Madi, Taras, 201, pp. 119 (ed nges,Thinking wa ir. Be bloat n the Passe to Madero, Picton, NJ, P.Universty Pres, 199, 1 Jump as arctan sobre el ingitico yl pees en cues de la hstra como cei que realizaG. Gg en lace bic eli XX fas onda acta. Una sin panic y tn det debate mernacional Basco, Kes Books 198, pp 6) y G Noe, Sur acre de hire Pas Hein, 1986, pp. 123-17), una tena panorimic sobre las eas posmodermasy sus casa stor pro rsa ib de his isoridors noearercmas J. Appleby, L Hunt yM. fc, La era sobre Bsr {, p. 188221. Pars pfu en I polemic abera ene los hitoradres, los abajos de E. Fax Genovese, Gani, 6. Hamlin Jacoby y PMc Richards, recon ena aba colecva edad por E, Fax-Genove- Se Lash-Quin,Reonsratin tr. The Emergence ofa New Historical Soe, Nueva York ~ Ld, Rt Tedge 199, pp 40-138 Un esumen de as cicas hate psmodemismn por pate deb neoyorquina G. Hin nner, reprsentante de hitori neconseadng. en 8. Creve de Mancers, Voces sli en a hina, 364 Ignacio Peiré Martin sobre la literatura del yo,” mi intenciém inicial al escribir el presente aticulo fue la de hacerme eco de la «moda autobiogrifica- que recore el universo de la hstoriogafia con- temporinea. Lo que queria realizar era informar a los lectores de cémo bajo las mais di- versas formas, individuales 0 colectivas, y bajo las mas diferentes tipclogis (autobio- srafias, memorias, diarios, entrevista, conversaciones orales 0 epistolarios),” el gusto por narrar los recuerdos de su vida, por otorgar significado a sus experencias profesio- nales y sentido ala realidad de una existencia centrada en el estudio del pasado, se ha extendlido entre los historiadores contemporineos, hasta el punto de converse en una especie de fentémeno caracerstico de la produccidin histrica actual" Mi propésito, sin embargo, cambi al considerar este desplazamiento hacia el espacio de ls experiencias y el tiempo de la memoria, no tanto como el simple producto de una mod, sino como la plasmaciGn de una tradicién auténticamente historiogrfica de la auobiograia. Pro fundizar un poco en la historia de esa complejaherencia intelectual, repleta de analo- Bias y repeticiones, pero, también, de percepciones autinomas y heteregéneas rellexio- nes interiores, es lo que he procurado hacer en la siguientes paginas. Después de todo, nacidas del encuentro entre la toma de conciencia colectiva de la individaliad y el acto creativo de una personalidad construida en el marco de una profesién y una determi nada sociedad, las autobiografias aparecen como unas excelentes fuentes reales para el conocimiento vivo de la historiografia, Por este motivo, en el contexto del tema general sobre el proceso de formacion de la historiografia contemporinea, la cueston del em it, pp. 40416 Pa un ands cio de la despa dens de Ciford Ges, vi. G, Le, Soe mlrhiso a, en P Burke (ed), Fermas de bce bso, Made, Alianza a, 193, pp 19-18, qe ems complete on el tage demoledor contra os teres de la antopolga clara por el aypéogo aint C. Reyne en su eo Ape decade de ede ula. Una vin antropigi, arckona, Ges, 2100 (esp. el cap. 4 Tears y método, pp. 77-125) Enel capo de fos estidos terol ands de act tud deconsruconsta que niga td firmer 3 dcp his, a pani sabe td dela obra de aul de Man, en el arian de D.Spson La erica leary el reer histori, en | Delle a Penedoy G Poti, compa, Neo tricone, Madi, Atco Lis, 1958, p, 255-303 | 16 Ta sera el caso de ao de J Beery 8 Wee, Laven del yo aubiograsysus formas, en bony N Trance (comps), Citra sry oralidd, Barcelona, Ged, 195, pp 17202 Sabre el dete entre realidad fcc ena tert el eco que stein deconracvias an eo ete ks ivetiado ‘ess habla as ponenis de. Vaneva, Read y fn para de utbiogain, yA G, ta 10, -Daeclanes en tea dea atobiograi, recog en J Romer, A kr, M. Gas PeyR Cale (cs), ‘Berta autobingific, Actas de I Seminario Interaclnal del ti de Sota ra 9 tara, Made {UMID, 13 deal, 1982, Madd, Visor Les, 1993, pp 15-1 y 5-46 espectvamente 17 Ao ago de todo el areal he eid presente Is advtencis de J Olney cuando escia que -ritic de Inautobiogafia es as tan varia com el timer de personas qc evan abo Agus esas de me novi / Alin veiones dl bit ontcoga dels auoblogafa, en La aunbegraiss problma ris nud mestigacn caer, ip. de Andbropo, 29 [9 p. 39, 18 J.D. Popkin, Hiorians onthe Autobiographical From, American Hoa! Rv, 14/3 Gunio de 1958, pp. 725748 Uni relacn que podancs comple, exe ces, on tos como de P Via, Par istic. ‘men. efexonsi records dR Congo, Veni, Hise Cet, 1995 versa cstellan con Pear bs camer. Refesonesyrecuerde, Barcelona, Cc, 197), los Garnet de Chine de) Chesnais, La Qt zine utr Jean Viton 198), Eire sobre slo XM de . Hobsbawny (Baron, Cais, 2) oe ‘apulo dC Schorske, aor encuentro con lx histori, ind en Pes com la ria ct pp 4-71 n aulobiogrifica de los bistoriadores 365. pleo del género autobiogrifico por parte de los historiadores me ha levado a empren- det un viaje hacia ats, hasta los albores del siglo XVI, antes de volver alos «ikimos afos del XX. Mis que profundizar en los aspectos psicol6gicos, ilos6ficos lterarios de los textos seleccionados, he reducido mi enfogue al estudio de aquellos contenidos que, desde el punto de vista temitico, resaltan la concepcién historia y la mentalidad histo- riografica de los autores. Dicho esto, tal vez sea itil comenzar Iamando la atencién sobre una de las seftas de identidad que paniculariza los discursos autobiograficos de los historiadores: la singular percepcién y utilizacion del tiempo. Frente ala loca esperanza de detener el curso del tiempo y pretender que vuelva atris- de algunos escritores, frente a las muchas -auto- biografias que se presentan como tentativas desesperadas de triunfar sobre el tiempo y |i muerte,” los historiadores cultivadores del género mantienen en sus obras lt tension centre la experiencia (pasado actual) y la expectativa (futuro actualizado) que, explicada hhace unos aos por el padre de la historia conceptual, Reinhard Koselleck, ha convert- ‘do a los miembros de la profesin en los guardianes de esa magnitud que va cambian- ddo con la historias que es el tiempo histico* ¥ es que, si estamos de acuerdo en que Ja problemitica de tiempo es tan decisiva en la autobiografia como la de la propia enun- ciacin e identidad del yor, ¥ también lo estamos en la existencia convencional de un Jerre rotundo» que -corresponde con el momento de la escrtura, desde el que se re- pasa y reconstruye toda una vida, la nocién de tiempo aparece ante nuestros ojos ‘como un laberinto porque los histriadores recorremos sus entrecruzads senderos con ln incertidumbre y el temor de sospechar que no sélo vivimos en él sino que hemos asu- mido la funcion de ser sus vigilantes * 1A CONTEMPLACION DE NARCISO: LA REPETICION DE LOS RECUERDOS (FL DESEO DE TRANSCENDER Esta iltima consideracion nos permite, por un lado, plantear la importancia de la di- mensin histérica en ese conjunto de experiencias hechas que se retnen ~pues, como tales experiencis, son repetibles- por aquellos que se deciden a escribir sobre si mis- ‘mos; y, por otro, recordar que la repeticion y la memoria se encuentran, sin duda, en- 196. May pone, ene cs emp, cas ft del aaradoe de Br busca del tempo ped ys uci nis ects por ensotadoes els como ole o Steal (a aubiegaia, Mie, FCE, 182, Pars, PUR 179), pp. 59-0, 20. Kone, Espacio de expen" y “orzonte de expecta” seater hic, en Fa pa Sad, Para una sent de oe omporbisincs, Barsona, Pads, 193, pp. 333357 Una senza des ideas del histor ain a reali | Ru Doménec, ela Koseleck el rode feels, en Rosas dea bist. ck pp. 29-25, 21D. Vilanueva, Rela y fen: bpd de aucbicgrain, tp. 2. 22 De a pobenatica, de nesta capa de descomponer en vers tempos yw tizacin en bs Conseco ens, leit eo de Leduc eliza una ein bastante completa desde os asc rena asa ls acid que nos exe de cualquier ka referencia ala cues (Ls stores toms. Co ‘xpos prolongs, eran, ars, Se 199) Bs Steet _____Ignasio Peiré Manin tre las categoria mas signifcativas de la autobiografia. Lo supo aquel aoeta y profesor de retorica,historiador de la antigtiedad y fil6sofo del derecho llamado Giambattsta Vico y lo pensaron toda una serie de escrtores de historia de los siglos XVII y XIX que, ade imis de creer en el indviduo y el progreso indefinido de los hombres, cobraron con- ciencia del sentido historico de la vida individual y proclamaron el vaor moral ¢inte- Iectual de la transcendencia." Una aspiracion subjetiva donde lo ongénico y la realidad ‘sentida el tempo aparecen inseparablemente unidas a la profunda conviccin sobre la vida ulterior de la cultura clisica y la confianza humanista en el gran edilicio del len- nuaje. Archivo de los recuerdos y los hechos de unos pocos hombres iustrados, la lite ratura autobiogrifica pas6 a formar parte del amplio y, aL vez, difuso programa que cconformaron las fuentes del conocimiento del simaginado jardin de la cultura liberal. De exe milo, ef nuevo orden lrario y/o hsriogrdfieo® encontr en este tipo de ‘obras, repletas de referencias iceales, conductas psicolbgicas, motivos sentimentales y apuestas contra la moralidad, una forma perfecta para la educacién de la nostalgia de los autores y sus pablicos universes, 4 fin de cuentas, tanto fos autobidgrafos como sus lectores utlzarin las palabras para contemplate a si mismos ya los oos, para mi- rarse en el espejo de su condicion humana, porque -nclinados sobre la espalda de Nar- «iso vemos nuestro rosto, y no el suyo,reflejado en las aguas de la fusntes.* En cada caso los temas que favorecen este fendmeno son variados; sin embargo, el recuerdo de la formacién de una -vocaciéne y el estilo de vida que de ella se despren- de seri uno de los caminos mas seguros seguido por un amplio grupo de escritores de autobiografis. Asi lo hizo el profesor napolitano que, enfrentado a la modemidad inte- Jectual de una época dominada por Descartes, reivindie6 en la Vita di Giambatista Vico serita da se medesimg” la historia de su evolucion intelectual no tanto como lt historia de si mismo sino como la del conjunto de obras que hicieron de él sun hombre de le- 23x descontado, se tat de un proceso eno fue mucho menos Mk, con topic y dlcones cay icine se puede raster, com hace A. Gurevich en os piers empes medevaes,epe Ieiendo en ‘vera que re a pesonaid medial yb personal moder no fo una heen vc, ya que ta Ya son tips cuallatvamente stints. EI hombre dea Edad ed es muetoanepas al mo Kenpo, «to (no un ext, spo prectumerte a) y debe se compendia ens inept expec Ua oie ns del inddraom eure, Barcelona, Cie, 197, p 213) Eau primer caplo, elastor so rece una ber panrimin de ls diversas coments principles istoniadors que se han planed of proera de li vsti en la historia, dee Jacob Burkarto Kal Lampe (fienaban qe else's por I id ‘dx humana en acura europe suis px primer ver en Renan) hasta os abjos de Georg Nish, Alon Dopsch, Coin Mois yeas mis ees que stan la pain dl indi en It Edad Mk pp, 923, Sobre a consolidcin de a conepcin de uno ms cone penal nil vida not 5 24 a expres, en el extaoniiro ens de, Stine, rel catia cde Barta Atl Apvaimacin 0 te eon de udu, Bela, Gas, 198 (1711), 9. 19 25. Un inspele defen del ela de Mert yf histor I eli JC. Maer ens Ho Ht, ‘eratura ys (wa cea sparta), Madi, bea Nowra, 200 esp. pp. 23147 2G. May, la autbiegri ch, p13. 27 Orgalmentepuicada ene 1728 y 1723, de bt Amobigrafia de Vico exten es decom espa la primers en Made pas Cape, 198% una senda mis incmpletaapaecta en acs Ais. Apia Are tm, 1970, yl mise y meee edada por M. Gone Gay | Manin ital CM, Silo XM, 198. La contemplacion de Narciso, La wocaciGn autobingrdfica- de ls bistoriadores 367 tras. Redactada en tercera persona, la autobiogratia de Vico se plantea como una Iaci- da evocacion del origen y desarollo de la Ciencia Nueva, el soberbio texto a cuya crea- cin habia dedicado toda su existencia.” Después de afirmar la originalidad de su pen- samiento en su famosa teoria de la historia, entendida como una historia de la genesis y desarrollo de las sociedades humanas y de sus instituciones," una fluctuacién sin fin de corsiy recors, Vico gestiona el tempo de su escritura y de su personalidad de autor desde la conciencia de la repeticién en tanto funcién de la memoria. Una memoria que, para él, presentaba tres aspectos diferentes (el del recuerdo, el de la imaginacion y el de la invencin), siendo sus obras proclucto de la misma en los tres sentidos del térmi- no. En este orden de cosas, a Cencia Nueva y la Auobiografia se asemejan entre si y las obras que se derivan sélo por el hecho de diferir de ella, pues cada texto repite ‘otros textos al producir diferencia." Es el eco de la tradici6n, de las grandes obras del pasado que alimentan la cultura clisica universal en la que se inserta el individuo. Pero también son las prevenciones na- turales de quienes admiten que, en el proceso de transmutacién de la vida en un pre- sente determinado, al lado de la imaginacion especulativa y la invencién creadora, las primeras diferencias estaran provocadas por el papel desempefiado por la memoria, cas siempre infil, inconstante y caprichosa.* Gon todo, el reconocer este aspecto decisive 28. ‘Sipendo Vico, dos sigs mis tale, uno de sus mis agudos tone, suf ings KG, Colingwood sfimas que a aucbigraia de un hombre ayo ofic es pear dir se stots de sy pensaien> Pre lac 2 Aubicgnfi, Mexico, FCE, 153, Conn complemen fo salad sobre as autbigrais de kos histo Fines contenprdnecs empl deco aclu auobogrfia se nue coniuanente de obs de grandes pears cerns as tadoceiones de fs alee K. Lath Mid en Alemania sy esp de 1933. in etinonlo Madd iso, 1985) N. as Momyecoria plete Bacena, Pein, 195), y HG. Guanes, Misa cde prea recor, Hee, 199 2 Como recent K Lh, Choc Nee paren primera el en 1725, yen forma complets en 173, seo revs 174 gan sof de hiram real el valor de aca de Vico cuando es cri -No solamente ata ideas Fndamerals de Herder y Hegel, de iy ySpenes saotumbién asi tales descubieros de sisi romana, que deems a Nebuh ya Moranse; teat de Wolf sce Ho- feo inerpretacon del ito, de Bachoen; a ecomsnicin de a vida antigua 2 hase de a etino, 4: Grimm; el entenmiet stron de as eyes, de Sevigny de ciudad amiga dl fev, de Fast de Coulange, yd la hc de cases de Mart yd Sorel: (Fst de a Histon mplicaciomes tei de lo- sofa dea bisa, Madi, Agu, 173, pp 181-132 Bn el esc espa, anos taduciones, ya cis eliza por. Cane, Princo de wa Choc Yue en torn a a naturale comin de tas nacions (ECO, Colegio de Méjco, 19H, 2 yok), yl dM Fueses Ben, Pins de una cnc nee sobre nara ‘2 comin de las maciones Beran ies, Agu, 1986190, 4 vos), Jes vena se an cara por tna ecosn de ediciones, eit as que mencionaemi de Re a Vil (Madi, Tecmo, 195) y amd ‘dente de JM. Bermuda y A Caps Barcelona, Fb, 199). 30. RG Colngwocd, len de Historia Mio, FOE 1652, p 7 31 Vib Mt Spiker -eciones dl yo" el de attobigefi, nL cing us prolomas arcs ‘Budi testa decuent, p. de Anropa ct, pp. S-2, 42 Solve loses stems de transi dels que parece evan l momaria humana, podsamos eco erin que ela Bane y 8, We de lt autoioga: ese ac st de poner ura meta de recuerdos epics er unt dens mats de recuercssemdatioseganzados y culuraenteewquemaizado La ner ‘im del yo a autbingaa yi ors, it, p. 185 Pa : enact Peis Marin que la memoria puede ser un mal instrumento en la reconstruccién de los recuerdos no significa que debamos o podamos rechazarla. Sobre este punto, Georges May, al tiempo que nos recordaba cémo entre los autobigrafos hay cuando menos dos clases, los que se ayudan de un amplio inventario de soportes materiales objetivos- (carts, re- cortes de periddicos 0 diarios) y los que s6lo utilizan su memoria, nos adviri sobre el error de pensar que los primeros estin mejor armados para reconsiui la aténtica rea lidad del pasado. De un modio u otro, sucede a menudo que fos documentos adquieren 4110s ojos del autor un valor persuasivo superior al de sus propios recuerdos, lo que no cconsttuye en si mismo garantia alguna de autenticidad. Mientras que, entre los segun- dos, exsten miltiples motivos para -hacerinexacta y mentiosa la naracin autobiogra- fica, para desarollar diferencias entre una historia que pas6 y la historia que se desea Perpetuar: desde el simple olvido comeéstico hasta el silencio voluntario por razones cul- turales o morale, pasando por la censura provocada por la situacién social o politica. No nos fa de extraar, por tanto, que un nimero importante de los autobidgrafos se avengan a ela sin isin, en tanto que lo que cuenta no es el acontecimientohistrico que rnarran sino el recuerdo (probablemente deformado e incompleto) que guardan en su me- ‘mori De esta manera el historiador norteamericano Henry Adams, descendiente de dos presidentes y ditector en Harvard del primer seminario de historia rankeano, después de relatar el vig que hizo alas doce aos de edad de Boston a Washington, no dudaba en concluir que éste ea el viaje que recordaha. El viaje real pudo ser completamente clife- rent, pero el vigje teal carece de interés para la educacion, La memoria era lo importante, ¥ To que ms le impresion6, y se conserva fresco en su recuerdo durante toda su vida, fue el sabito cambio que acontecié al entrar en un Estado esclavista.* Es deci, para ete autor de la monumental Historia de ls Estados Cnidos bajo las presicencias de Jefferson y “Mauison (1889-1891), el acontecimiento recordado de su historia personal quads no exis- 8. Mucho menos cuando conocemos cima, en ls ios as, aluencas por los was dels solos ¥ paltlogos, rnciplment fancesesy noneamericamos, los hsoradres se han aceradoal ans e a me- mori el aprendizaecoktios en su mis ampli sentido, De igual odo, sobre ls dieras teas y plate leo del cone de cul del recuerdo na excrete sts fect J Sie cea sto yl constuci de spcadasplicos. E monunenio al rperaor Guile en la montana de Kyser, Hs ‘ay Pita, 1 (abil de 198), pp. 8850. Sin Aino de ser exhausvo y slo como ejemplo dl Fervor qe, entre ots, an cmenzada tne ste po de esulios menchnarenos 2 Agular Fernie Memoria ya de a Guera Gi espvioa, Mae, Anza Bd, 199 as dsins coabracones recog end volunen coor. poe A. Aed, Bn i pasado yl pent Historia y memoria, Mai, UNED, 96; en 32 de a westa Aer, dd ‘do Hida y memoria (1956) aba de A Reig Ti, Memon cla gr cil. os tr de a ry, Na em de sincera en is autobigrafis (Narco de tha nae sobre Ua Menara aug enn ue castellano XX y XXL Mage, Meal 195, pp 353. 46. E Gib, The ior ofthe Decne and Fl of he Roman Bmpr ene, 17761789. Bajo elo de Hi ‘ora dea decade y ride peo Roman, aoa Tu adda po el aragos |. Mor de Puente Bat vlna, A Berges Comp, 182-187, 8 vals, ls tes Uhinos Imp, dejan Ove, a obra completa se eet en Mai, Tune, 198, yexsen ls eticons abreviads publics en Madd, spam, 197, y Rarclona, Al, 2000. Fl mrssnense Mor de Fuentes public aug desu ida y esr Barclona, ne de DA Heres, 13), vere primero de os telus autograft NIX rics sn vod polo nj tata de conducts plas (i. A. Cabal, area de tua. ci, p. 19), Sob ete at, vel exo bingrtico de J Cis Teresa, Vide yoda de J Mor de Pues, Mov (ves, CEHIMO, 19, 47 Para una pier april hividor esc, jno a aw Gibbon Bdwad, 1737-794 gue le de ‘ea P Ghosh en a Enel of Historians and torial Wr, ce de Boyd pp 61-453, y ely ei soli de M. Bardon, Eduard Gon yt de Rome: oreo a le des homies Pais Ch pion, 197, po sea con tema tad en ato es muy recomend ctr de acu de M Watson Frownley Gon: The Femon of Bnd and Characer acid ene! manogric Edrd Gibton and be De- line aa Fal of Roman Empire que le deco a revista Dada, 15/3 1977, pp, 1-25 (co colaboracones, cee oes, de A Mogan, Burke, G, Ginrizo,F Haskell of Nanuet) Eo ina ksi, deb abundan- ve hibllogata que ha geneado su vida ss obs mencionaremos el vlumen cole ed por D. Woneey, Bhoard Gin: Bieenenary sas, Oxo, Vole Foun, 1957, 48 E Gibbon,Autobigra Buenos Ais, FspasiCalpe, 18, p. 14 Fn rien cb formas pede Mie lanesus Works of Ecard Gibbon wb Mens of Hs ye and Wri de Je See, 196, 3 vols; = od en 1814 y 1K97 189, aparece como Moma of My Lf ua eed reer como Gibbons Auch sry, ede MM. Rese, ens, Role & Kegan, 170, Quis ea signfativo ue J Hogs fuera ‘encado de seeccora polar eea obra bj lilo de Pina de ido yautbrafia, Beno Ais, ‘nies (Dep. de Lengua yLteruas Moers), 1965 49 E Gibbon, bra, p. 1, Shik 1, 372 __gnacio Reins Martin ‘en un crtico de sf mismo en su doble perspectiva de historiador y hombre." ¥ por eso es- caibi6 el relato de su vida con una actitud positiva hacia su mundo real A igual que Vico -piensa Kat! J. Weintraub, concibié su trea autobiogfica como una manera de mostrar al mundo fa forma en. que un bombre se conv en el autor de ‘una gran obra, Decadencia y caida Al contario que Vico, no acometié est tarea por medio de la exposicion de la lca interna de aquellos agentes que le guiaron ala creacion de la magisral historia sino que narra la evolucion progresiva Uel historiador como un proceso ‘constante en el que la personalidad de cada hombre que se va formand en el mundo, en ‘una lograda ineraccin con las vuellas fecuentemente exttahas que dan sis particulates cir cunstancias vitae [estamos a finales del Setecientos, el tiempo de fa causlidad newtoniana, de la nae turaleza universal de los hombres, del valor racional de la imaginacin, de la teora del sentido comiin y del progreso humano. El siglo de Voltaire, de ls historiadores Flos6- ficos que consideraban «que la historia de la mente y la historia de la sociedad estaban inexticablemente unidas, y que el destino de la humanidad estaba en juego en esa union” La centuria que en mayor medida contribuy6 al nacimiento dela disponibilidad historica moderna y la €poca donde comenz6 a desartolarse la concepei6n de uno mis- mo como personalidad individual." El resultado de esta idea la individualidad- hizo que las autobiografias cobraran un nuevo significado: ser un testimonio de la superiori- dad de su ciilizacion y su tempo, una referencia del lamado espirte det siglo de fos ombresilustrados. De ese modo, al margen de sus valores literarios y sus méviles apo- logéticos, afectivos narcisistas, importaba refkjar la evolucién de ura persona en su relaci6n individual con el medio naturakque le habia tocado vivit, No sin satisfacci6n, a esto se refer el eseéptico Gibbon cuando en las titimas paginas de se texto explicaba Cuando contemplo la suerte comin de los mortals tengo que reconccer que he sca do un gran premio en la lotera de la vida, La mayor parte del globo esta sumida en la barbarie la esclavitud; en el mundo civlizado, la ese mis nummerost se halla conde nada a la ignorancia y a la pobreza y a la doble suerte de mi nacimiento en un pais l- 51 Apliando 3 magni crear el precepto hoacano seine ul to text taro debia guadase “hasta el poven ao, Gibbon recon cm a expects atheist escbir una oka se pueden y deen ‘evar ates deci a prea CAuabgrafi, p18. de Horacio, en Are Poe de F.C. Wek am y HW, Garo, Oxf, 1963 (19010, ve. 36-3. SE K J Weintau, ucbigraia y concen isc, ene sup. de Anrep dedi a Za ation y ‘us problemas ebncas ct, p24 Una ampli de sus Wea, en Heo Za forma deta nual. A taba oi, Mai, Megan, 1994 0 cen ings, de 1979, S$. CE Schone, Ansar con la ida, . 365. 54 Como complement lo seals en fa ota 2, D. AL awe, en su magia Histor dela percep bur ges ecverds que fata eatoncs a perc” habia signa la cualidad oe carice de ser una peso fan en cots com unt cot Sik a fies del si XVI, al comena> del sociedad tues, eg a in {ara clad o carder e er una persona en conase con crs persons, dei, ser an inhi Meno, CE, 186, p 167), Dee I lwo poi, le Meda ara ya inerianizacin el yo, sido estas, tre tm, por el terco del diferencia yl mulcultualsoo earaense Talo en Fue dal yo La cons him de tba madera, Belo, Pi, 1986 (19891 en ind. La contemplacin de Narciso. La wocaciOn autobiognificae de los bistortadores __373 bre y esclarecido, en una familia honorable y rica, es la venturosa contingencia de uno contra millones.” Los puentes hacia la historicidad del individuo estaban tendidos y, por lo que hace al tema que nos ocupa, uno de los primeros en cruzarios seria Goethe. En efecto, en Poesia y verdad; el admirado poeta alemn concibi6 su autobiograia como la historia de la -educacién de su personalidad en coexistencia plena con la historia dle su mun- do. Una vida espectica y diferente cuya trayectoria, desarollada en un tiempo singular Yun contexto determinado, slo podta ser entendida a través de su dimension bist a, porque el principal deber de toda biografa -escriiaen su flere prologo- parece sere de repre sentar alos hombyes en las cirunstancias de su epoca, e indicar en que medida le fuera fa- ‘orable, qué idea fe indujo a formarse del mundo y de los hombes, y cémo, si era ats, Poets, escrito, acer a proyectals hacia fuera. Pero atl fin se requiete algo inasequible, a saber: que el inviduo se conozca a si propio y a su siglo; a i propio en cuanto se haya mantenio el mismo en todas las crcunstancias, al siglo como a algo que consigo arrasta, al que quiere y al que no quiere, y lo determina y forma; de tal manera, que se pueda decir que cualquiera que hubiere vendo al mundo solo diez aes anes © después, por lo que a la cultura propia y ala acc hacia afuera se reire,habria sido enteramente otro No por casualidad, de su antiguo maestro en Estrasburgo, Johann Goxtried Herder, el creador del Fausto habta aprendido a valoarse a sf mismo, alos individuos y ala bis” toria® y, del autor de aquellas espontineas confesiones de juventud plasmadas en el Diario de mi viaje del ato 1769." asimilo una concepcién histica de la condicién hu- mana enfrentada al universalismo y la inmutabilidad iustrada al leer que la snaturaleza humana no es una divinidad espontineamente orientada hacia el bien; tiene que apren- derlo trio, desarrollase progresivamente y avanzar paso a paso en una lucka constan- tex Basada en una vision proteica del hombre cuya naturaleza podia adoptar, libre y voluntariamente, la apariencia de miitiples y variadas formas de ser, de expresar y ac- tualizar su yo, el entendimiento histérico se hacia necesario, no s6lo para conocer los ‘cambios y transformaciones de las generaciones anteriores, sino para la comprensién dle 55. E Gibbon, Auobiogaia, cp. 18 56. W.von Goethe public los cto vokimenes des Dichung und Wirt ote 181 y 133. a el XIX Tur de Yeas Tos ad como Monti de Gobo Mai, Revi Lteai, 1), posteriomente seen las Memonas de mi ida: Posy tera Mas, Calpe, 1922, eden Madi aps. Cape, 1921940), com> Poesia y cera oa pate de as Olas complats de Goethe, tad, erp yprologads por Cans tos Asses que en tes vokimenes publics made eto Agr en 1968, En ef eto he tad ext l- ‘iu eden emp. de 1987, pp. 1449905 ST bdo, . 199. 58 Posy ewrdad, Goth recon as semanas que con con Here, carter yt lo qe pre: 5 (Obas completa, pp 106-183). ‘59. Gonttied Herder, Danio de mi vise del abo 17, en Ob sla, wad. de us, Mai, Aliaguar,1982, pp. 219 @-Gontied Hene, afc de htop educa de mani, ex Obra sot, 258 H4__ etn Baa Ignacio Peiré Martin 1a propia individualidad y la de su sociedad, De esta suerte, la narracién iteraria del con- sejero dulico de Weimar adquitié los rasgos y propiedades de un género histrico, ¥, ‘aunque en el rlato resulta difcldistinguir la proporcién en que entran la poesia (crea cin anistica) y la verdad (indagacion erudita), la historia de la vida de Goethe se con- virté en un modelo para un tipo de autobiografias cuyos autores, «considerando su vida como un proceso de interaccién con el mundo coexistente-, acometieron sla tarea de darle forma a la visin rettospectiva dle una parte signficativa de la misma Con aparente sencillez, la literatura del yo habia iniciado su andadure por las veredas de la nueva modemidad dominada por el pensamiento histGrico y su perspectiva tem poral, Mucho més cuando, una vez satifecha la imaginaci6n de sus lecores contempo- rinens, el anhelo de los autobidgrafos de transcender, de alcanzar la universlidad y la fama imperecedera de la posteridad, comenzé a realizarse ante el celo ndiscreto de los cnudits y la curiosidad sentimental de los pablics que les sucedieron, Desde entonce planteadla Ja personalidad individual como un ideal, una heterogénea legiin de interme liars culurals, cftcoslterarios y educadores encontraron en las autobiograias un ma terial para el comentario y a interpretacin biogrifica.* Un lugar apropiado para el ejer- Cicio del cuto hagiogrifico y un espacio frecuentado pot los rastreadores ce documentos. y expurgidores de mentes, cuyas pretensiones de saber mis que los autores en cuestion les llevari a verifcar ervores, demostrar omisiones y descubrir las verdades escondidas por los grandes hombres. En paralelo, la nostalgia del pasado y la generalizacion de la cultura tipogritica acentuaron los elementos subjetivos de la percepci6n de los lectores, espectadores y aficionados decimondnicos. Esto tuvo su refleo en la popularidad alean- zada pot la novela historia al estilo de Walter Scott, que -integraba el tempo externo de ‘un medio histrico con el tiempo intemo de las emociones de sus protigonistas;* tam- bign, en el interés por los redescubrimientos y revizls de los estos del pasado que -consttutan un medio para que los artistas modernos encontraran su propia individuali- dad y, por tltimo, en la difusion del gusto por conocer las visiones de la vida defadas por los escrtores que, a la manera de modernos Janos, conectaban el pasado y el por venir en el presente acelerado de su experiencia humana.” 61 KJ, Weta, auobiograiy concen isi, ct, p. 25. {2 Desde tora de iterretain, alguns fefleiones sobre fa comple eacin de os texts eon ue tors as aia Bed en Blstenci dela exrtura, Made, Epes Calpe, 1998 Mai, Geo de Ess Cons tual, 1910, pp 8198 y 1-16 {6 D.ML Lame, Sra percep burg, p84. ara a aa novela his ya la utd sta entones inc desir Wer Sct, vi Huss, a ito de a teat como prow (Ba ‘coma, Pesinsl, 20, esp. cap. Ein el period aio. Aspects def revolcn lara de Hen, Hugo Send, pp. 101-138 {Vid C Reseny I Zerer, Romans y alow. ox mts del ae dello XIX, Nai, Henan lane, 1988p. 174 {5 Soe ls moder experiencia del empo vv en soi bung vid DM. Lowe (sori cd po pc ese et, pp 111, pra a aera de os ros trpores de les hoes de primers i= a el io XK las lees de, Seles, feast de Barb Aza. pp 27-28, y J.C Mie, Ht 1a, Herre ysl, p79 La come de Narciso. La wocacién autobiogréfica- de los bistoriadores __ 375. Por su parte, con las excepciones importantes de algunos literatos para quienes la realizacién autobiogréfica fue una constante alo largo de toda su trayectoria creado ra os intelectuales del XIX, impregnados de historicismo, transformaron la reflexion sobre sus vidas en una exhibicion personal, un ejerciio literario menor en compara- ion con las obras que en si momento parecieron de mayor envergadura” y una fuen- te de salvacién frente al destino, Al ensalzar el valor historico de la individualidad es- tablecieron los criterios estéticos y sociales sobre los que se instituiria una moderna tradicién de cultura transmitida y divulgada entre los personajes surgidos de los nue- vos espacios de la politica y del saber creados por la sociedad burguesa De este ‘modo, en ef marco del gran movimiento de tendencias e ideas historiograficas que tuvo lugar durante el siglo XIX y mientras la objtividad y la verdad, et método, las le- Jes historicas o el sujto social de la bistoria pasaban a ocupar un lugar central en los {debates sobre la construccién -cientiica: de la discipina, los historiadores tambien se hicieron autobidgratos. EN FL ESPEJO DE LA PROFESION: NO FS LA HISTORIA LA QUE SE REPITE SINO LOS HISTORIADORES Narcisos del reino de la historia, nada de sorprendente tiene que, casi un siglo des- pues de Goethe, el purtano liberal Henry Adams continuara Ilamando seducacione las diversas formas que adopt el yo en el curso de su existencia. Lo que sorprende en la utobiografiaeserita por este antiguo admirador de Comte y apasionado lector de Gib- bon no es slo su deliberada oculkacin de las dos dca mas activas de su vida (1871- 1892), sino también la ironia del fracaso, la decepeién de si mismo y el sentimiento de crisis intelectual y politica de su mundo que manifiesta al «contemplar retrospectiva- mente sus aventuras en busca de conocimientor* Encuadrada en el amplio territorio del (6 jum. Goethe, reswha ineriable menconar a Senda, cl gan esa que, cbvesonad pos mmo, cai ene entono de ss never 2s as Records de eetioma 1882 yb Vie de Hoy Brae (1835) (id M,Grouze, Stendhal el eor Yo io, Valen, Econs Alfons & Magninin, 192 pp 725.78 y 75-79, pin plese; H. Jus aston a Meat como proneaciny ci, pp. 123129, FJ Herder, Sena ‘a abigeafa perpet, en J. Romer eal, ds, entre autbiogc,c,pp 47-57). De ual 030, de mas pensar ene cajun J cbs que pueden er conser autbigeficas sia cons pr lou a ‘obi, por empl Hj» amants de H.D. Lawrence, Rr dl arts de Joye © David perfil de. Dickens (i. Onc, Algunas versiones de a memon.» , 0 6 Pal tea quen08 oc, una na sobre les mots cus qu condacen a eobn del gusto >= porsiona G, ay cuando setae, en ass ds, his Css de Rouse os Memoria de ato a de Chateau son mucho ms eds que sus andes os, lens qe, ttn de exciors de ne or envergudura como, por empl, Marmonel © Quincey, se supone que as utbiograias son ls tis que an encerran etre en nesta pac (Ltautobcgrafia. 108). (6H desell hitrio del yo aténeno ye carter inven el hero del ig XK To esta JW yrow en los caps. Vy V, yo elu y Cnstrayendo el yo, de Ho Laer el azn pons eure, 1848-1914, Barcelona, Cte, 201, pp. 205252 © WAdans, la educacin de Henry Adams cp 13. 376__ ___Ignacio Peirs Martin desencanto generalizado entre a intelectualiad finisecular,® La educacion es una obra ccompleja que escapa a los limites del género autobiogritico y, consecuentemente, ha sido leida de muy diversas maneras: desde la mis extendica interpretacisn politica acer- ca del desarrollo de la «lemocracia- americana y sus previsiones sobre su -historia futu- ras" hasta aquellas interesadas por descubrir la filosoia de la historia contenida en sus capitulo. Pesimistay ertco con el sistema de valores que le vino dado a través de su educa- cin y su pertenencia a la arstocracia de Nueva Inglaterra, este hstorador de sesenta Y Siete aos que se sent incémodo tanto con sus colegas ms empirists como con los jovenes partidarios de la new history fue capaz, sin embargo, de contrarrestar la pérdi- ‘ade ss ihisiones con la fuerza de su compromiso con la historia. Cortinuador de una cortiente de cultura que se remontaba a principios del Ochocientos, li division de su personalidad efitica le Hev6 a incorporar la tercera persona como anifei literario para crear una distancia entre el objeto y el sueto de su escritura, esforzindose por dograr no sélo el correcto ordenamiento de una narracion historica racional y rigurosa, sino también en guardar el distanciamiento que corresponde al hstoriador* Por otto lado, a pesar de su ingenio por limitar su proyecto a lo personal y velar une parte del pasa do, suidea de a -educaci6n: como una continua reconsiruccion de la experienc responsabilidad propia cuyas expectativas de mejora las situaba sms allé de alggin ho- rizonte remoto [donde] podrian establecerse o renovarse sus valores," le evo a escti- bir sus recuerdos como si se tratara de la continuacién de 4a historia de os Estados Uni dos." Casi sin quererlo, al lado de sus encuentros con el saber el bostoniano no pudo evita ser un historiador de su tiempo y su cultura, recear las aventurasdiplomaticas de su padte y de la politica norteamericana e integrarlas como un comporente esencial de su aprendizaje. En sf mismo, el procedimiento no era original ~Goethe, por ejemplo, lo habia empleado para evocar el panorama intelectual de la Alemania de si época y Cha- teaubriand dedicé la tercera parte de sus Memorias de ultratumba a tazat el iineraio 70 Elsen de imple decency seo en csi inlecal que nares el desaal de lus encase ynatraes en ls postimers de silo NIX, en EJ Hobsbwam, La ed imperi 1875 1918, Barcelona, Labor, 199, pp. 262.275. En emacs generals I denminad primera css de a hisoray 5 solucones Hess I deste G. Nok! (Sur land Pitot, pp. TOA); por su pate, L Sone ‘punt en a iso as enclassocies en el siglo XX: (Pua yprsent Mico, FCE 1986, pp 5-120 ks tos pandes ness ques prodieon en el mundo de los stores (los nodose seis), y, par el eso francs, 0, Dunc seal los factors qe cntibyeron 2 deseabiiar el impesio de histo conserada hast entones como fein de as eel dl homie iso hsorens de doe, 1815-199, en J Si rc i), Csr des dros on France, 2 Cul, Pas, Gallimard, 1992, pp. 348359), 71 erodes fa educa... 15. [7 Soe et pesinismo htcco que prfesaa y cml in uyeron bs desgaca fails ya dfntva toma de conencs de frcko por encinr el-pode espinal: en la nueva sociedad noneanercana surgi de sera de Sees, vd. Csi, ses las Uns, du prvidentasme aux mina, cit, p55, TS. G. Mey, La auobigrfiag ct, p78 74 thier. 23. 75. H. Adams, la educaciin de Henry Adan, ck, p51 76 deci ta ccs. 2 La contemplacin de Narciso, La wocacién autobio de los bistriadores __377 ‘de su rival Napole6n Bonaparte-.” Empero, en el universo de la historiografia, Henry Adams fe uno de los primeros en asimilar perfectamente el métodio de pensar su vida ‘en relacion con los acontecimientos en las que habia participado. ¥ al hacerlo asi, al res ponder la pregunta goethiana de Por qué no have el histoiador consigo mismo aque- lo que hace con las dems, amplié fos contends y las formas del discurso autobio- -grifico de los historiadores En efecto, un repaso, necesariamente superficial, dela amplia gama de narraciones autobiogriticas dejadas por los escitores de historia del diecinueve revela c6mo el sen- tido de lo diverso y lo heterogéneo que encontramos en las Mémoires pour servir a I= bistoire de mon temps de Guizot. los Portraits et souvenirs de Monod” o los Soutenirs dienfance et de jeunesse de Renan,” se fue reduciendo a medida que se consolidaban las comunidades nacionales de historiadores ¢ iniiaban el camino hacia la profesiona- lizacién Las ideas sobre el oficio expuestas por el influyente historiacor escocés e in- dlividualista militante Thomas Carlyle, en su version inglesa de Guillermo Meister le Goethe," 0 las de Jules Michelet en el Préface @ Histoire de France, escrito para la edi- idm de 1869, segin la cual la obra de un historiador era inseparable del resto de su per= sonalidad, resultanilustrativas de lo que, en adelante, se iba a pedir a los historiadores: La historia, cone corer del tempo, tae al hioriador en mayor media qu el histo rador hace la histo, oy io de mio. Soy obra. Exe io a hecho a su pad. S bien, «n principio, ello ha said de mi, de mi ripest vent, ha areventado en mi ta fuera yl clarvidenc, la vehemenciafecnda, el poder real de resctar el pesto, Si 77 fo de Chataubrnd, Mémotes due sombe, Pass te Le de Poche, 1988 78. Guice, Memots poser a Useie de mo temps Pas, BLffon, 1971 (158-1857), 7G. Moned, Poste sows, Pas, Camano Levy. 157 0 Renan, Soucenisdenfance de ones, Pris, Clmana Levy, 1908 SL Sobre el concepto de pefesinaiacion tz en estas gas, vd. 1 Pei, as gurdanes dea storia a bse academia de a Reanracn, arora, IF, 195, pp. 1-16, Cea en el ex fants, wa excelente snes see proceso de frmacn de x comunidades prfescnaes, ls condones la ders faces que resulea determiartes en f pus en mach def profesional ene ces, principio de LS soldario y la exc de a clectviad-, n G, Noite, Sarl re de stab, ck, pp. 59.7 y 21-286 2 Gamo una fra de ssi la oprestin del eligi por ele desl del ests umano, pr ede sarllo de ls eas de bx Gecia eam vain ene sg NIX, en his que se ncuyen as concepioes de Re fin H Taine ove los cenicos estudiar com I eva ete, acerdotes del eli dea bisque de 1a vedi, vd}, Baow (La cris de rin. ci, pp 8297). Mis adele exe miso ute sea como Burg, re desarollo de uno miso, por una pane, yb especaiac, linac del yo a un fc, porta ot, eran les moras y ediciones, a segunda sg evando diane mucho tempo su esigna steriense de servile. A meno se connidena que cl mo super des primers ea Gxt, pe fe ‘ove de Goethe Wi esr 179) la qu eng a whabaon de a seus como acne de acer 7 vida lo qe se tuner sa mano, De ai que reapreieseruddosamente ar el igo XIK en anu, rp de taduor del Wil eiteral gs, Thoms Cac, de una caeepién del deber que, afer ‘de univesal aman, se ajusab a cualquier ada dada de espe y diferencia social. Agu en atl, tenemos clas cs del antigo caaepo clita det fco y de Di eno amo vodopdersox (pp. 255- 256) Ins recuenos de Thomas Ce fueron etados pstumamene por JA. oad toe tuo de Remini fame, onde, Lngrats & Co, 185, 2 vol. Una peers aproximaci la via y ba ova de ete au, en a oa educa oe M Hew, Cue, Thomas, 175-18, de a enidepeda ed. por K. Boy (pp TRH. BB ae - Ignacio Peiré Martin nos parecemos, estupendo. Los rasgos que tiene de mi son en gran medica aquellos que le debo, los que he conseguido gracias a €l” En algin momento del largo final de siglo comprendlo entre 1875 y 1920 la concep- cién de definir la propia vida dentro del estrecho marco establecido por su prictica cul tural y el medio socio-nsttucional se afianzé con una fuerza cada vez mayor entre los uevos académicos profesionales. Sin apenas referencias cel mundo exerior y desde el encubrimiento intencionado de lo sentimental, lo privado y lo anecdtice, esta progresiva tendencia hacia la exclusividad historiogrfica parece reveladora de los elementos uti dos en la construccin de una memoria profesional en la que ls autobiogafias venian a ccumplir la funcién de interorizacn de la ideologia, normas y habits, valores y simbo- Jos sobre los que debia asentarse ke identidad culeuiva del grupy. De esta manera, si bien la desaparicin de la tematicaintimista no imped que se realicenafimiaciones sobre la familia, la amistad, la sociedad, la politica o la muerte, lo que destaca claramente en la ma yporia de estos pequefios relatos es su propénsito de resalar la realizacin efectiva del yo ‘en el campo social del oficio, la conexi6n geneal6gica con otras grandes figuras del pen- samiento histrico y el deseo de transmitr su prestigio y experiencias a las futuras gene- raciones. Alentados por la connivencia establecida con un pico formado a st imagen ¥ semejanza - aparece incrusta da en el texto como parte de su estategia de autor. Una autoafirmacién activa de la pro- pia persona y de lo que ha sido en su carrera historiogrifica pensada desde el momen- to en que comienzan los recuerdos familiares ~soy historiador porque mi madre lo fue~ ¢ inseparablemente unida y mutuamente determinada por -mi vieja educacién clisica. Y¥ es que, a diferencia de Henry Adams, angustiido por recuperar el tiempo perdido por la mala educaciOn recibida, para Toynbee fueron los efectos de su formacién los que, ademas de salvarle «de ser instruido en los asuntos humanos segin el estilo alemine y exitarle -elculto que el siglo XIX tribut6 a la especializaci., le permiteron cuestionar las trayectorias seguidas por distntas historiografias nacionales ¥ definirse como histo- riador."* No obstante, tras las condenas y buisquedas de la verdad, debajo de la misca- 11 de esforzado vitorianismo con que recubre la historia de su fidelidad a si mismo, po- dia decirse que, el relato del antiguo titular de historia griega y bizantina de la Universidad de Londres y director del Instituto Real de Asuntos Intemacionales oculta algo completamente diferente: un ato sentido de la alteridad, de identificacin de su yo con el oficio, Corriendo el riesgo de forzar un poco las cosas, este planteamiento pare- ‘ce surgir de la fusién entre la necesidad de un individuo por sentrse comprendido en su especficdad y los deseos de un escritor de historia cuyo sentido de la identidad, aun- ‘que construdo en gran medida por su educacion, depende del respaldo de los ottos y ‘del reconocimiento de su -vocacién.. Un historiador, en definitiva, que no puede disi- 100 Be, p18. 101 Toyrne confess devocin por Gsbon deste mis dias de escolar, en que de a Historia dee decade cade! perio Roman, tome nota des “Observacones ener oe Ia ca el peo Romano en Ocierte’, sist ue, enon pxiners das de ast de 1914, eldest, insapeckado por mien el que redo i Mondo se esha precipando, abide epente mis os al vera (ernest, pp. 206 y 208 1u2 Jano als sete y cinco (14 de abl de 1968) sere il del epitalo 7 de Egerioncia, ct, pp. U2. 103 El cap. 6 de Expeenciag ct, fo tua -Por que y cémo mba (pp. 9-11), Las mos errecollados Pestenecen as pp 97, 115 y 117, 384 Ignacio Peis Martin rmular su voluntad de reivindicarse como tal y, desde las experiencias del pasado recu- peradas en las sensaciones del presente, tender un puente hacia el futuro vinculando su dimension individval con la memoria de una profesin que, con una mezcla de indig- nacion, envidia y desprecio,” habia alzado sus barreras contra él y sus obras, En un plano xis complejo, la necesidad de explicar el sentido de una vida dedica- daa la science des hommes dans le temps estimul6 todo un conjunto de reflexiones ‘que, sin poderlas caracterizar como autobiografias, se sirvieton de su obra pana into

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