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32 PRINCIPIOS DE SOCIOLINGUISTICA Y SOCIOLOGIA DEL LENGUAJE en los casos en que el referente de la oracién no coincide con el referente de la oracién an- terior (nunca quise salir a cenary ella nunca me lo reprochd), cuando el niimero es singu- lar y cuando el verbo es de percepcién (ver, oler, etc.). En esta variable, y asi lo han com- probado tanto Bentivoglio como Silva-Corvalén (2001: 154-169), no suelen tener inci dencia alguna las variables de origen extralingiiistico. Variacién léxica Pero en esto podéis considerar la riqueza de la lengua caste- ana, que tenemos en ella vocablos en que escoger como entre peras. (JuaN DE VALDES, Didlogo de la lengua, 1535) ‘Yo comparo esta abundancia a la de los sinénimos, que, dado que los aya rigurosamente tales, solo sirven para la variedad, i harmonia del decir. (GreGoRIO MAYANS, Origenes de la lengua espaiiola, 1737) El estudio de la variacién léxica se enfrenta a los mismos problemas que la variacién ‘gramatical. Entre esos problemas destaca, naturalmente, el establecimiento de equivalen- cias entre supuestas variantes, que tiene como trasfondo, muy especialmente en este nivel Iéxico-seméntico, la larga portia sobre la existencia o la imposibilidad teérica de la sinoni- ‘mia (Salvador, 1984). Es evidente que la sociolingiiistica no aspira a solucionar de modo definitivo una cuestién que lleva muchisimo tiempo ocupando y preocupando a los espe- cialistas en semantica, pero no es menos cierto que, por eso mismo, la sociolingiiistica se ve obligada a proponer salidas y a tomar decisiones pricticas. La sociolingiiistica se ha convertido, casi por necesidad epistemologica, en defensora acérrima de la existencia de la sinonimia, al menos en el nivel del discurso: las unidades 1é- xicas, como ocurre con determinadas construcciones sintécticas, pueden verse neutraliza- das seménticamente en el discurso, en el uso comunicativo de la lengua. Esto no elude, sin embargo, la dificultad que supone demostrar que existe realmente una neutralizacién, es decir, que dos o més variantes son manifiestamente equivalentes. La demostracién se hace poco menos que imposible cuando el uso de cierta forma viene acompaiiado de valoracio- nes 0 connotaciones particulares 0 cuando el hablante maneja en su seleccién léxica crite- trios que pueden pasar inadvertidos a los oyentes; hablamos de intenciones comunicativas, de consideraciones de estilo y de otros factores en cierto modo imprevisibles. Escollos aparte, nada nos impide plantearnos una pregunta elemental: ,qué su busca al estudiar la variacién Iéxica? Y la respuesta no puede ser muy diferente de la que se ha dado a propésito de la variacién fonético-fonoldgico o de la gramatical. Se intenta explicar el uso alternante de unas formas léxicas —normalmente sustantivos, verbos 0 adjetivos— en unas condiciones lingiiisticas y extralingtifsticas determinadas. Luis Escoriza (2002; 2004) ofrece en sus trabajos varias muestras de variacion léxica, procedentes de la comu- nidad de habla de Cédiz, tratadas desde el prisma de la sociolingiistica: conocido /famoso / célebre; casa / domicilio / vivienda / residencial; facil / simple / sencillo; mono / lindo / bonito / bello; picapleitos / abogado / letrado; malo / perjudicial / nocivo; empezar / co- LA VARIACION EN LA LENGUA 33 ‘menzar /iniciar; panza / barriga / vientre /; carro /coche /automévil; guita /parné /pasta /dinero; cabrearse/mosquearse /enfadarse; pirarse /largarse /irse /marcharse; canijo / flaco / delgado; currar / trabajar / laborar; terminar / acabar / concluir / finalizar. Las formas léxicas susceptibles de entrar en variacién pueden ser unidades de distinto origen ‘geolingiiistico que han confluido en una comunidad (gorrién, pardillo), formas adscritas a niveles cultos 0 2 niveles populares, asi como a estilos més o menos formales (hijastro, en- tenado; encinta, prefiada, embarazada; rasguito, raspén, rozén; burbuja, gorgorita, gar- golito, farol) o formas tabies o eufemisticas (jorobado, chepita; axila, sobaco), entre otras posibilidades (Casas, 2003: 564-565). Para abordar el estudio de la variacién léxica hay que demostrar la equivalencia de una serie de variantes léxicas y, logicamente, encontrar esas variantes en el discurso natu- ral, Tal labor exige, a la vez, decidir qué caracteristicas han de tener las variantes, porque, ‘como ha sefialado Julio Borrego (1994), lo cierto es que pueden obedecer a motivaciones muy diversas, aparte, claro esti, de la etimologia: diferente pronunciacién (rocio / rucio), diferente evolucién fonética (laguna / llaguna), diferente género (el dote / la dote), dife- rente derivacién (rapifia / rapirioso ‘avaro’), diferente modificacién (cogujada mofiuda / cogujada copetuda). En un primer momento, podria parecer evidente que formas como laguna y Ilaguna, 0 pescadero y pescatero, mas que variantes léxicas, son elementos que responden a una variacién fonética; en muchas ocasiones, sin embargo, tal variacién fonética es ficticia, por tratarse de rasgos fénicos que han dejado de funcionar como variantes y que han que- dado fosilizados en determinadas unidades léxicas. Con otras palabras, los limites entre las variantes léxicas no siempre son didfanos y, consecuentemente, la decision sobre qué unidades merecen ser consideradas como variantes de una misma variable entratia un ries- go notable. Ante tan delicada circunstancia, cada investigador se dejar guiar por los inte- reses particulares de su estudio y por las caracteristicas historicas y dialectales de las va~ riantes analizadas. Asimismo, la cuestién de localizar auténticas variantes léxicas no es baladi en absolu- to, dada la escasa frecuencia con que alternan en el discurso. De ahi que algunos especia~ listas hayan optado por encontrar las variables fuera del discurso continuado y natural: por medio de encuestas y cuestionarios. Si los hablantes no usan a menudo formas léxicas equivalentes en su habla espontanea, lo mejor es preguntar directamente por ellas en una encuesta, Sin embargo, el lamento de los sociolingilistas a la hora de utilizar los cuestiona- rios para recoger unidades léxicas ha sido general: ‘A pesar de los inconvenientes que desde el punto de vista sociologico y psicologico puede tener la utilizacién de cuestionarios fijos, hemos procedido de este modo (Etxebarria, 1985: 73). Aqui [el estudio sociolingiiistico del léxico}, més que en ningin otro campo resulta im- prescindible el recurso de la encuesta, con todos los problemas que tal instrumento conlleva (Borrego, 1994: 120), Este lamento nace, no del rechazo de la encuesta misma, muy usada en otro tipo de in- vestigaciones (geolingiistica, lingiifstica aplicada), sino de los inconvenientes que pre~ senta en relacién con lo que William Labov llamé la paradoja del observador (1972c apud 1983: 266): 34 PRINCIPIOS DE SOCIOLINGUISTICA Y SOCIOLOGIA DEL LENGUAJE La sociolingiistica aspira a estudiar la lengua que se usa en una comunidad cuando los hablantes no se sienten sistemadticamente observados, pero sélo se puede estudiar esa lengua mediante la observacién directa. La encuesta con cuestionario implica necesariamente que el hablante se sienta obser- vado de una forma directa y sistemética; de ahi los recelos. Pese a todo, el cuestionario pa- rece ser el modo més elegante y eficaz de enfrentarse a la variacién léxica y, para su aplica- cién, se cuenta con una sélida y amplisima experiencia: la de la geografia lingiistica. A todo ello volveremos en el capitulo 3 Dentro atin del capitulo dedicado al léxico, hay que mencionar los casos en los que las unidades que alternan en su uso no son palabras propiamente dichas sino combinaciones fijas, denominadas unidades fraseolégicas. Como ha explicado Inmaculada Penadés (1999), también es posible, a partir de los significados fijados en los diccionarios, estable- cer conjuntos de unidades fraseolégicas entre las que se da una relacién de sinonimia. Pue- den servir, a titulo de ejemplo, estas dos series sinonimicas: Con el significado de ‘rapidamente, en un instante’: al punto, como el/un relémpago, como (un) reguero de pélvora, de/en un vuelo, en dos paletadas, en dos palotadas, en dos pa- tadas, en menos que canta un gallo, en un abrir y cerrar de ojos, en un decir amén, en un pen- samiento, en un periquete, en un quitame alld esas pajas, en un santiamén, en un soplo, en un verbo, en un volver de ojos, en volandas. Con el significado de ‘morit’: cerrar los ojos, dejar el pellejo, estirar la pata, pasar a ‘mejor vida, pringarla, quedarse tieso. Junto a este tipo de unidades fraseologicas, Penadés identifica otras, que no suelen considerarse sinénimas, al observarse entre ellas diferencias de tipo Iéxico, pero que en realidad son variantes de un mismo fraseologismo, incluso con una identidad de signifi- cante parcial, lo que refuerza todavia més la asociacién que la propia identidad de signi- ficado establece entre ellas. Con el significado de ‘no importar’: importar un bledo, importar un cojén / tres cojo- nes, importar un comino, importar un pimiento, importar un pito, importar un pitoche, im- portar un rébano, Con el significado de ‘muy cansado’: hecho cisco, hecho migas, hecho papilla, hecho pedazos, hecho puré. Los estudios de variacién léxica realizados hasta el momento, escasos en general si Jos comparamos con los de otros niveles, demuestran que en este tipo de variacién partici- pan principalmente factores extralingiiisticos —rasgos sociolégicos, situaciones, creen- cias y actitudes—, aunque también pueden estar implicados factores lingitisticos, factores como el ritmo del habla, las repeticiones o la lengua de origen de las unidades léxicas. En un apartado distinto habria que considerar los estudios que buscan identificar el léxico ca- racteristico de diferentes grupos sociales: léxico juvenil, léxico profesional, Iéxico margi- nal, léxico de hombres o mujeres, entre otros.

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