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Una noche de invierno Milenka volva a casa tras vender sus roedores de
trapo. La acompaaba su perro '', personaje clave en esta fbula. De
repente, el animal se desvi del camino para husmear en la nieve, no lejos de
un circuito de carreras construido haca poco en las afueras de Krasnodar.
Haba olfateado algo. Un ratn muerto? Un filete de res recin hecho?
Mucho mejor.
El perro se top con la mejor presa de su vida: una bolsita con 300.000 euros.
Milenka sinti miedo, ya que en un poblacho ruso como Nikola, una cifra con
tantos ceros puede resultar ms indigesta, que media docena de huevos
Faberg.
Milenka cogi la bolsita con el dinero y vio que dentro haba una tarjeta con
una direccin y un telfono. Sin pensrselo demasiado y sin decirle nada a su
familia, nuestra herona hizo lo que seguramente habramos hecho usted y yo:
llamar al propietario del tesoro. No haba colgado an el auricular cuando un
coche blindado de cristales tintados y matrcula de Mosc aparc ante su casa.
Eran los guardaespaldas del ricachn que venan a recoger la calderilla de su
jefe. Como muestra de agradecimiento, le entregaron a Milenka 10.000 euros.
"Toma, como premio a tu honradez", le dijeron. Y ella reaccion pues como
habramos reaccionado usted y yo: "No, no, no... Yo no necesito nada".
Milenka se encontr con la lmpara de Aladino, pero en vez de frotarla
obstruy el pico de salida con el dedo. "Cuando vaya a la tienda, las mujeres
se reirn de m y dirn: mira, ah llega la millonaria". La mujer actu ms por
miedo que por convicciones morales: "En el pueblo tal suma de dinero no se
puede ocultar. Dnde podra cambiarlo por rublos? Tendra que haber viajado
a Tver y all se habran disparado los rumores".
Demostrando que la prudencia no est al mismo nivel que su honradez,
Milenka decidi contarle lo ocurrido a una vecina. No haba acabado an su
relato cuando medio pueblo y varios corresponsales de periodicuchos de la
regin se lanzaron como buitres contra ella, unos para suplicarle algo de
dinero y otros para mendigarle su historia. Lamentablemente, en los tiempos
que corren la honradez s es noticia.
Cuando el pueblo supo que su vecina haba ahuyentado a la diosa fortuna
como se despacha a un moscardn de cocina, la ira popular aporre su puerta,