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MORILLOT, juliette. “Las orquídeas rojas de Shanghái”.

España : Random
House Mondadori, 2003, 301 pp. [En línea] disponible en
http://atrapalibros.blogspot.com/2009/06descargar-las-orquideas-rojas-
de.html. Consultado en marzo 1 del 2010.

RESEÑA

Juliette Morillot es una periodista francesa, especialista en la cultura e historia

asiática. Precisamente fue en corea donde nació su obra “LAS ORQUIDEAS

ROJAS DE SHANGAI”, cuyo propósito es denunciar los dolorosos hechos que

marcaron la vida de más de trescientas mil mujeres coreanas, sometidas a la

esclavitud sexual por parte de tropas japonesas durante su invasión a Manchuria.

Para lograr dicho propósito, la obra se basa en el testimonio real de la señora

Mun, y en algunos acontecimientos de la segunda guerra mundial. Lo que nos

permite deducir su condición de texto histórico, pues realiza una descripción

detallada sobre el contexto de la época y sus repercusiones a nivel social, político

y cultural.

Este libro, descargado en la red, cuenta con 301 páginas. En las principales

incluye una dedicatoria, un mapa con el recorrido histórico y un índice.

En las ultimas paginas presenta las notas finales de la autora y un glosario con

términos claves, precedidos por supuesto, por cinco capítulos en los que se

mencionan las atrocidades cometidas por el ejército japonés en 1937, como los
asesinatos en serie, los experimentos humanos para la fabricación de armas o la

implementación de torturas y la repercusión de estos en la mujer. Datos que

pueden ser verificados en internet u otras fuentes históricas.

Cada minuto de horror vivido por la protagonista, es relatado tan minuciosamente

que podría herir la susceptibilidad del lector y ser tomado como crueldad, pero no

se puede desmeritar el lenguaje sutil, romántico y simplemente humano, utilizado

por Morillot, que permite su comprensión de principio a fin.

En el capítulo primero, Kim Sangmi, la protagonista, hace un retrato de su

infancia, que transcurre sin una imagen maternal, sustituida por la que su abuela

le brindaba. En el segundo, dicha infancia es arrebatada cuando es sometida a

violaciones y todo tipo de vejaciones dentro del “ejército de consuelo coreano”,

que no es más que prostitutas al servicio de los militares japoneses. Pero el

capítulo tercero, nos narra también, como bajo el mando de estos mismos, trabajó

como traductora, y fue obligada a abortar, además como lo muestra el

antepenúltimo capitulo, de ser maltratada en un campo de concentración, donde

le inyectaban sangre de animal, y era víctima de otras prácticas igual o más

inhumanas. Que sin embargo le permitieron encontrar la verdadera amistad y ser

arrastrada por diferentes idilios de amor, aunque estos no pudieron borrar de su

mente el rencor y la tristeza causada por las secuelas de una guerra que no le

pertenecía a ella, pero que tuvo que padecer en carne propia, así lo concluye en el

quinto capítulo, donde no halla más que su propia existencia, denigrada por la

batalla que libraron los hombres sobre su cuerpo de niña.


Hechos narrados en el Asia que muchos hemos olvidado, de la que solo algunos

se atreven a mencionar, en obras como “Las sirenas de Bagdad”, “Geisha” o “El

Tatuaje de la Concubina”.

Las orquídeas rojas de Shanghái, en mi opinión, es el matiz perfecto de los

sentimientos humanos, una descarnada obra que no tiene tapujos, ni miedo para

contar las barbaries de la guerra sobre la sombra femenina.

Una obra que desgarra el alma, porque no hace más que ser la voz de aquellas

mujeres, que fueron martirizadas en silencio durante la segunda guerra mundial.

Es un testimonio de dolor, mezclado con la esperanza, con el amor. Que recalca

lo insignificantes y perversos que podemos llegar a ser.

Un libro que puede ser leído por todo aquel, amante de la belleza asiática pero

también denigrante y conocedor de todos sus males.

Dirigido para los perseguidores de todas las ciencias sociales, sencillamente para

todo ser humano que quiera saber una verdad sin remiendos, tan cruel y tan

sublime como la vida misma.

RESEÑADO POR: Yuliana Andrea Rodríguez, estudiante de primer semestre de

Derecho en la universidad de Antioquia

San jerónimo marzo de 2010.

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