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Modelos en contlicto. E| Partido Peronista en la provincia de Buenos Aires, 1947-1955 Oscar H. Aelo y Nicolés Quiroga Oscar H. Aela y Nicolds Quiroga son miembres del Grupo de Investigacion eMovimientos sociales y sistemas politicos en la Argentina moderna, Oepartamento de Historia, Faculted de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Pate e-mail: nquroga@speedy.com.ar Resumen En este trabajo nes proponemos profundizar el estudio de las reiaciones entre instituciones formales e informales del Partido Peronista y su desarrollo histérico, a partir de dos bjetivas perticulares: en primer lugar, estudiar los «made- los» organizativos que emergen de las Cartas Orgénicas del Partido Peronista de 1947 y 1954, con el propdsito de mos trar las viferencias que median entre embas; y en segundo lugar, analizar las practices que precedieron y sucedieron a {a sancion de tales estatutos, con la intencidn de mostrar las luchas y negociacionas entabladas por los dirigentes peronistas para formalizare insitucionalzar sus reglamen 10s partiderios. El escenario escogido ha sido la wsecsion bonaerensa» cel Partido Peronista, en virtud de le singular centralidad que tuva la accién de sus dirigentes en la adop- ibn de uno y etre modelo partiderio. Una pirmera version de esta ponencia fue prosontada en las M/Jornadss Nacionales Espacio, Memoria e Identided, Rosato, septiembre de 2004. Los autores agradecen a los comentarstas Y partcipantes por sus observaciones. Summary This article analyze the formal and informal relationships betywveen institutions of Peronist Party, and the historical development of them. In first place, this work studies the ‘organizational models fixed by the Cartas Orgdnicas of Peronist Party [1947 and 1954), In second place, it analyze the political practices around the sanction of these party's statutes. The text focuses in the peronism of Buenos Aires Province because of the important rol this party section had in the making of the Cartas Orgénicas. studios sociales 30 [primer semestre 2008] 69 INTRODUCCION Los estudios tradicionales sobre el peronismo no consideraron relevante el andli- sis del Partido Peronista. En ocasiones, bajo el supuesto de que tal organizacién politica fue una «cdscara vacia», los aspectos vinculados a la dinémica interna partidaria cedieron terreno a otras rematicas —ligadas especialmente a la relacién Ider/masas. En otras ocasiones, las aproximaciones ensayadas sobre algunos as- pectos formales de la organizacién interna, reforzaron una concepcién del parti- do como agencia buroeritica, estatista, verticalista y personalista. En las versio- nes mds recientes sobre el tema —que claramente demuestran la compleja trama de luchas que acompafiaron el establecimiento del partido, se hace hincapié en las précticas concretas de los actores en tanto factor explicativo relevante!, Nuestro propésito es continuar esa tiltima linea de investigacién, y a la vez. in- tentar vincular las prdcticas polfticas de los grupos peronistas con los marcos estatutarios que pretendieron organizarlas ~y que los mismos grupos contribuye- ron a forjar— se trata de las denominadas «Cartas Organicas» del Partido Peronista, sancionadas en 1947 y 1954*, Retomamos en este trabajo sdlo algunos aspectos de las mismas, y los relacionamos con la evolucién del partido en provincia de Buenos Aires. En ese sentido, nuestro enfoque no propone un intento de evaluacién del comportamiento politico de los actores en funcién de lo pautado por las normas del partido, sino més bien una aproximacién a las précticas concretas de accién politica, en multiples arenas, tendientes a legitimar el orden legal interno pero también a modificarlo. No diferenciamos los niveles formal ¢ informal de accién a partir de supuestos que los homologuen a procesos de institucionalizacién fuerte 0 débil respectivamente, sino que partimos de concebir a las pricticas formales e informales con los mismos objetivos en cuanto a la organizacién partidaria: las précticas de los distintos grupos que revisamos en este trabajo estan moldeadas por las reglas de juego, aun si sus efectos atentan contra algunos aspectos normados’. Moira Mackinnon, Las arias formativas del Partida Peronista (1946-1960, Buenas Aires, Instituto Di Tela/Sigha XX, 2002. 2 Estos estatutos partidarios apenas han side analizados en investigeciones previas. Pueden hallarse referencias en: Félix Luna, Pera y su viempo, Buenos Aires, Sudamericana, 3 vols. 1967; Waltar Littl, «Party and State in Peronist Argentina, 1948-19550, hispanic American Historical Review, vol $3, n* 4, november 1973, pp. 844-682. B) cnico autor que intent comparar ambas Cartas es Alberto Cita, Paftica y cultura popular: la Argentina peronist, 1946- 145, Buenos Aires, Eciciones de la Flor, 1983, pero no repare en las diferencias entre elas 3 Para une evaluacién reciente de los problemas vinculados a gs précticas formales e informales de los actores politicos, ver Gretchen Helmke y Steven Levitsky, «lnformal Institutions and Comparative Politics’ A Research Agenda», paper para /aforma/ Insitutions and Politics i Latin America, Kellogg Institute for International Studies, University of Notre Dame, 24 y 26 de Abril 2003. 70 Modelos en conflicto [Oscar H. Aeio y Nicolds Quiroga] Asf, nuestro acercamiento a los estatutos del peronismo pretende analizar lo esta- blecido sobre: a. articulacién de las distint agencias partidarias de tres niveles (local, provincial y nacional); b. mecanismos de seleccién de candidatos; y c. carac- terfsticas de las Unidades Bésicas. Su evaluacién, creemos, permite una mejor com- presion de las dificultades por las que tuvo que atravesar originariamente el parti- do, y pone en discusién las categéricas definiciones con las que se intenté —sin la mediacién de investigaciones empiricas— dar cuenta de su «naturalezan. Para ello, en este trabajo analizaremos tanto las caracteristicas de los reglamentos partidarios peronistas como el grado en que los mismos fueron aplicados, delimi- tando el accionar partidario, en el Ambito politico constituido por la provincia de Buenos Aires. Intentaremos demostrar que los succsivos estatutos peronistas no sélo presentan notorias discontinuidades en la concepcién de partido que subtienden, como también que los mismos cuvieron vigencia préctica muy supe- rior a la que generalmente se les asigna. Finalmente sugeriremos algunas hipétesis a discutir en torno a los problemas organizacionales que pretendemos reconstruir. EL PRIMER MODELO PARTIDARIO En las clecciones generales de febrero de 1946, cl por entonces Coronel Perén alcanzé la presidencia del pais conduciendo una coalicién de hecho, formada principalmente por el Partido Laborista y un desprendimiento de la Unidn Civi- ca Radical denominado finalmente Junta Renovadora. Estas fuerzas mostraron durante todo el periodo preelectoral una notable desafeccién, que en algunas provincias condujo a la presentacién de listas de candidatos auténomas de cada partido. Ello no impidié la clara victoria de la coalicién peronista, que obtuvo tanto la presidencia como la casi totalidad de los gobiernos provinciales. Pero esta situacidn, en lugar de propender al apaciguamiento de las fricciones previas tendié a agravarlas, y se manifesté en la biisqueda de «espacios de poder» en los nuevos gobiernos atin en formacién. Los Ifderes laboristas, en particular, conti- nuaron rechazando toda colaboracidn con los integrantes de la Junta Renovado- 1a, considerdndolos meramente como elementos arribistas y ambiciosos, expre- siones anacrénicas de la vieja politica argentina’. Los adversarios del laborismo, a su vez, cuestionaban la pretensién de ellos de hegemonizar los lineamientos po- 4 Aserciones de ese tenor aparecen en las memorias de algunos dirigentes leboristas. Ver, por ejemplo, Luis Gay, E/ Partido Laboriste en la Argentina, Buenos Aires, Biblos, 1989; 0 Cipriano Reyes, La fersa de/ peronismo, Buenos Aires, Sudamericana/Planeta, 1987. estudios sociales 30 [primer somestre 2005) 71 Iiticos del nuevo movimiento, Este tenso marco pretendié ser arbitrado por los incegrantes del cfrculo intimo de Perdn, instando repetidas veces a la unidad de las organizaciones peronistas para facilitar las tareas gubernamentales®. El reite- rado fracaso de estos intentos, que parecia augurar la disolucidn de la frégil coa- licién, impuls6 a Perén a intervenir directamente. En una famosa proclama leida por radio el 23 de mayo de 1946, el presidente electo, asumiendo el e(tulo de wfefe Supremo del Movimiento», ordenaba: «{,u] Caducan en toda la Republica las autoridades partidarias actuales de todas las fuerzas que pertenecen al Movimiento Peronista; [...] Como Jefe, encargo en la fe- cha a los camaradas legisladores {...] la organizacién de todas las fuerzas peronistas como Partido Unico de la Revolucién Nacional»®, La resolucién fue recibida con general agrado en las huestes del radicalismo renovador. En el laborismo provocé un mayusculo sobresalto; las disimiles posi- ciones de sus dirigences con respecto a la proclama de Perén se dirimieron en una asamblea partidaria donde, pese a la opinién en contrario de varios importantes Ideres, por mayorfa se resolvié adherir al nuevo partido’. La «arden» de Perén forzaba la unificacién de las fuerzas que le eran adictas mas, acaso previsiblemente, no resolvia sus discordias sino que las trasladaba al interior del nuevo partido. Las disputas entre laboristas y renovadores, ya no como «partidos» sino como corrientes ms 0 menos orgénicas dentro del Partido Unico, tuvieron continui- dad en torno a disimiles proyectos organizativos. En ese plano del debate, los laboristas (por mejor decir, ex-laboristas) propusieron la reproduccién de ciertas claves de su organizacién original, firmemente asentada en la estructura sindical. Los renovadores, por su parte, insisticron en la alternativa de una organizacién de tipo «federal», manteniendo cada fuerza de la coalicién su autonomia. La direccién nacional del Partido Unico, denominada Junta Ejecutiva Nacional, se mostré basicamente irresolura para contener las tendencias centrffugas que emer- gian de los constantes desacuerdos y nada avanz6 en términos organizativos. En 5 aConcitamos al pueblo a propiciar la unidad radicaHlabarista, en une conjuncidn partidaria, que con una sola docirina se dedique, para bien de la Pati, a estructurar el partida de gobiemna con cuya dacidido apoyo pueda cumplir la definitive emencipacibn polticosocial y econdmica de la Nacidn Argentina», Oocurnento firmade por Alberto Teisseire y Juan A. Bramugia. Ver: La Macién, 08/04) S46. 5 Ver la proclama integra de Perén en: Roberto Enrique Cursack, deario social y poltico de! Partido Unico de te Rovoluciéa Nacianal. Su organizacidn en fe Provincis de Buenas Aires, Buenos Aires, 1947, pp. 1317. 7 Ver: Juan Carlos Torre, £2 vieia gure sinicaly Perdn, Buenos Aires, Sudamericana, 1960. 72. Modelos en contflicto [Oscar H. Aelo y Nicolds Quiroga] ese marco, una reunién nacional de ditigentes peronistas realizada a finales de 1946 resolvi6, buscando seguramente reaseguros simbdlicos de una unidad fré- gil, renombrar al partido como Peronista®, Poco después, la Junta Ejecutiva era substituida por un nuevo organismo ditectivo denominado «Consejo Superior Ejecutivo», que intentaria dotar al partido de una mecénica orgdnica, trabajando para ello en lo que seria su principal objetivo: la convocatoria a un Congreso Constituyente partidario, con delegados electos por los afiliados peronistas. En esta reunidn, realizada el primer dia de diciembre de 1947 se sancioné, entre otros asuntos, la Carta Orginica Nacional de! Partido Peronista?. El estatuto establecfa las normas de funcionamiento del partido a través de 52 arciculos, organizados en 5 secciones («Del partido», «De los afiliados», «De los adherentes», «De las unidades bésicas», «Del gobierno del partido») y una sexta que se ocupaba de las llamadas «Disposiciones transitorias». La comisién que con- feccioné el proyecto estuvo integrada por diputados y senadores nacionales". La Carta Orginica dejaba establecido que el sufragio de los afiliados decidfa cuatro tipos de cargos partidarios: comisiones directivas de Unidades Bésicas (secrctario general, prosccretario, tesorero, protesorero, cinco vocales), Consejo Directivo local, delegados al congreso provincial, y delegados al congreso nacional (ver grafico 1)", Al nivel de las Unidades Basicas, la Carta inclufa el principio de representa cién corporativa —de rafz laborista-, las que podian constituirse a partir de afini- dades politicas 0 ideoldgicas (Unidades Basicas Ordinarias) o a partir de una pro- fesin comuin (Unidades Basicas Gremiales). Asimismo, las reglas que regfan la apertura de estas células de base resguardaban, para los distintos grupos ya esta- blecidos © en vias de gestacién en la arena local, la posibilidad de fundarlas. De este modo, el estatuto formalizaba situaciones existentes de hecho, y de algin modo «informatizaba» la fundacién de nuevas unidades bésicas, en la medida que los requisitos establecidos eran minimos (50 integrantes) y la supervisién de su funcionamiento —que estaba a cargo de los Consejos locales apenas indicada. En tanto las autoridades de las unidades bésicas eran electas por los afiliados a cada una de ellas, los Consejos Directivos locales surgian de elecciones en las que 8 Esa reunidn es relatada por Raul Bustos Fierro, Desde Perdn hasta Ongania, Buenos Aires, Ed. Octubre, 1969. 8 «Carta Organica Nacional (1947}», en: Loctrina Peronista, Presidencia de la Nacién, Subsecretaris de Intormacio- nes y Prensa, 1951, pp. XXVILXLI. 10 Ef Laborista, 02/12/1947. "La Carta Orgénice idntifcaba, ademés, una convencién de secciin electoral, institution que no oparace grafcada en el mapa que acompafa «la edicién que revisamas itambién publicade en Ciia, Police y Cultura...) aceso por no ser de catdcter permanente estudios sociales 30 [primer semestre 2005) 73 participaban codos los afiliados del distrito (municipio)"?, La estructura de autori- dad de estos consejos era similar al de las Unidades Bisicas, aunque el titular del consejo se denominaba «presidente». Al mismo tiempo, la Carta indicaba que los delegados a los congresos (provincial o nacional) eran electos en el plano municipal. Nos interesa destacar que en este organigrama partidario los congresos provinciales tenfan funciones decisivas: ellos designaban tanto a los integrantes de la autoridad partidaria en la provincia (Consejo Directivo Provincial) como los candidatos a cargos publicos, nacionales o provinciales". La centralidad en la toma de decisiones de los congresos partidarios provinciales puede sugeritnos otro corte analitico para evaluar la inestabilidad organizativa de la coyuntura, en la medida en que el congre- so partidario que aprobé la Carta Orginica legitimaba la diversidad de escenarios de los peronismos provinciales, otorgando amplias facultades a las agencias incer- medias'*. La normativa dejaba claramente establecidos los mecanismos de seleccidn de los candidatos a cargos ptiblicos municipales; sin embargo, teniendo en cuenta la forma de eleccién de cargos partidarios a nivel local y la manera indirecta de desig- nacién de candidatos a cargos publicos, parece que el estatuto no coartaba la in- fluencia del poder partidario local en la seleccién de tales candidatos, en tanto el sistema electoral establecido cra por simple mayorfa y lista complera (la lista gana- dora conformaba ¢l Consejo Local y enviaba sus delegados al congreso provincial). La normativa partidaria establecida por esta carta orgdnica no puede observar- se como una simple reproduccidn del lazo directo entre el Ifder y las masas. No caben dudas que el reiteradamente citado articulo ocho del estatuto reflejaba el cardcter «personalista» de la agrupacién"’, Por debajo de esta realidad, sin embar- 1? Tomando en cuenta las cistintas denominaciones que existian, la Carta se reteria a los consejos locales como de «partido», «departamento» o wcrcunscripcin. 12 También, en principio, designaba el delegado al Consejo Superior. 1" Une contrbucién decisive ala hora de evalua las situaciones provncials del peronismo originario hainsstido en sutia contlistvided social y palltica: ver Daria Macar y César Tcach (eds.|, La ievencidn del peronisma en elinteriar del pals, Santa Fe, UNL, 2003. Sin embargo, algunas investigaciones que componen la citade compilacién desest- ‘man el rol del partido (Macor, 0. y Teach, C.: «El anigma peronistan; Teach, C.:aQbraros rebeldes, sexo y religién en el origen del paronismo cordobéso|. Moira Mackinnon, por su parte, ha indagado en profunddad en la organiza Gn partdaria, estabieciendo los cortes que aguiretomarnos con algunas diferencias: sinicalistasipoltcns y agen Cias nacionalesfagencias provinces; ver, de la autora, Las afus formatives def Partido Peronista 15 Aunque es por demas conocido, reproducimas aqui el texto del article 8: cEn el caso de que un aiiad ejerciera la primera magistratura de la Republica, y en atencion a que a Constitucién Nacional le designa como Jefe Suprema e fa NaciGn, seré reconocido con igual calidad dentro de partido y en consecuencia pods madificar decisiones de Ios orgenismos, proveer a le renovacién de autoridades por medio de elacciones extraordinaras y someter cuestio res que estime convenientes alos Congrasos Partidarios 0 a plebisitos da afikadosn. 74 Modelos en conflicto [Oscar H. Aelo y Nicolés Ouirayal go, el esqueleto organizativo del Partido Peronista sancionaba normas sustancial- mente representativas, basando en el voto de los afiliados tanto autoridades par- tidarias de nivel distrital (incluyendo aqu( a las unidades bésicas), cuanto delega- dos a los érganos deliberativos provincial 0 nacional'®., El interrogante principal consiste en saber si este modelo partidario tuvo correspondencia préctica. Para ello, concentraremos la arencién sobre la dindmica del partido en la provincia de Buenos Aires. En las clecciones de febrero de 1946, la coalicién peronista en la provincia de Buenos Aires estuvo formada por el Partido Laborista y la Unién Civica Radical (Junta Renovadora), acompafiados por dos partidos menores sin mayor expresién"”, A excepcidn de la unidad en torno a la candidatura de Perén, los desacuerdos y disputas entre los partidos principales del frente peronista se manifestaron durante toda la campafia electoral, y se tradujeron en la presenta- cién de listas propias para cargos legislativos, Luego del éxito electoral —a través del cual los peronistas obtentan el Ejecutivo y une relativa mayorfa en el Legisla- tivo provincial las discordias fueron similares a las vistas en el plano nacional, y se expresaron tanto en la presién para obtener ministerios como para resolver la eleccién de las senadutias nacionales. Una vez conocida la orden de Perén relativa a la organizacién partidaria, en la provincia de Buenos Aircs el paso inicial en la construcciér: del nuevo partido fue dado al designarse la Junta Ejecutiva Provincial del PURN en junio de 1946°. Al igual que la cupula nacional, los dirigentes provinciales avanzaron a tientas: nadie ten{a mucha claridad con respecto a cémo organizar el tumultuoso con- glomerado peronista. La ctipula provincial sondeé, en este sentido, diversas al- ternativas. Entre ellas, se intenté establecer «Juntas de Seccién» (en cada seccién electoral en que se dividia la provincia de Buenos Aires), encabezadas en princi- pio por los legisladores electos respectivos, aunque tal organismo no cristaliz”. En este intcrin, una apresurada convocatoria a elecciones municipales colocé al 16 En los términos de Mackinnon, se podria entender estas diferentes principios como retlgos de la inestabie convivencia ertre «polos» carismatica y democratcu de organizacién partidaria, 17 Estos otros «partidos» fueron la Alianza Libertadora Nacionalist y el Partido Independiente |éste, sin embargo, ni siquiera presenté candidatos a cargos publicos} "8 La Junta Ejecutiva banaerense ostuve conctiuida por Roverte Cursack (presidentel, Héstor Cémpora, Céser Bressa, Adolfo Drosco, Alfredo Busquet, Guillermo Lascar y Manuel Torres. Representeben a los istintos segmen- ‘os del cmovirvienton peronista: Cursack y Lescer,leborstas; Busquet y Bressa, renovedores; Cémpora, indepen: dente; Drosco y Torres, sindicalista. 18 Ver Cursack (dear social y politica... op. cit. Con todo, parece que esta alternativa fue recogida en la C047, como mostramas arriba, estudios sociales 30 [primer semestre 2008] 75 partido en la encrucijada de decerminar mecanismos para escoger candidatos en ese nivel. Se resolvié convocar a clecciones internas, que determinarian tanto los cargos partidarios como los candidatos puiblicos en los municipios”, Sin embar- go, con la misma prisa, el gobierno de Domingo Mercante (sin duda evaluando las dificultades partidarias) anulé la convocatoria a elecciones generales munici- pales. Hay que destacar, en este punto, la modalidad ensayada en la campafia trunca de enero/febrero de 1947, en la que los distintos grupos locales presenta- ron ptiblicamente candidatos a cargos partidarios y candidatos a cargos munici pales (intendente, concejales, consejeros escolares). Reparese en que este disefio organizativo, proyectado casi un afio antes del Congreso Constituyente del par- tido, avanzaba para el plano local con disposiciones que luego serian recogidas por la Carta Orgdnica. Aunque este primer esbozo, tentativo, de normalizacién partidaria no se llevé a efecto en la ocasidn, sus caracteristicas basicas no caerian en el olvido. Desde mediados de 1947, la Junta Ejecutiva del Partido Peronista bonaerense (que estaba formada por los mismos hombres que integraron la junta del PURN) aceleré los preparativos para la realizacién de comicios internos en la provincia. En consonancia con el objetivo de convocar al Congreso Nacional del Partido Peronista, los afiliados peronistas fueron Ilamados a votar en las primeras eleccio- nes internas que se desarrollaron, con un notable grado de participacién popular, el 21 de septiembre de 1947", Conviene detenerse en el «formato» con que el peronismo bonaerense organiz6 la eleccién. Ademés de escoger los delegados al Congreso del partido, se eligieron autoridades partidarias en cada uno de los 112 municipios en que por entonces se dividfa la provincia, De este modo, no sélo se mantenja sino que se profundizaba el esbozo partidario de comienzos de afio, revelando la —generalmente insospechada— capacidad de «ingenieria» politica del directorio provincial. Establecer, por la via del voto directo de los afiliados en cada distrito, la autoridad partidaria local resolvia (0 intentaba resolver) algunos de los dilemas peronistas. En principio, ello dejaba en manos de los dirigentes locales la cuestién de su presumida «representatividadn, avizorando la cercana necesidad (ya impostergable) de convocar a elecciones comunales y de designar, 2 Ver Nicolés Quiroga, wl Partido Peronista en Mar del Pata, 1945-19560, 1/ Jarnadas de Historia Poltica. Estado y poder durante el peronisma: los espace provincial y regionales, Mar del Plata: UNMOP, agosto 2003, 21 Con os incompletos datos eiectoreles que suministra La Nacidn, 23-24/09/1847 hemos computado 109,000 voten- tes, Sogin el diario La Capital de Mar del Pita (03/10/1947, los mismos ascentieron @ 147,000, Recuérdese que el total de sufragantes en les olacionas generales do 1046, en la provincia, fue da 880 mil, 76 Modelos en contlicto [Oscar H. Avo y Nicotés Quiroga) en consecuencia, los candidatos a cargos publicos municipales. Aunque este pa- rece el objetivo de fondo, una consecuencia tal vez indirecta merece ser comenta- da. En tanto las disputas a nivel nacional se entablaban enue renovadores y labo- ristas, el formato de la eleccién en Buenos Aires tendia a diluir esas contradiccio- nes, porque ellas quedaban circunscriptas al plano local, donde no parecia posi ble que se reprodujeran una y otra vez. De hecho, esto fue lo que ocurrié: en contados distritos de la provincia la competencia por la conduccidn partidaria local fue una puja entre renovadores y laboristas. La variada cantidad de listas que se presenté en cada municipio tendié a reemplazar aquella dicotomia por otras, la més frecuence de las cuales fue aquella que oponia a peronistas «de la primera hora» con recién legados”” Independientemente de los motivos y particularidades, permanece lo funda- mental del proceso: el Partido Peronista en Ia provincia eligi autoridades parti- darias en cada uno de los distritos de la provincia, al mismo tiempo que delega- dos al congreso del partido. Después de reunido el Congreso Constituyente na- cional del partido, en diciembre de 1947, los delegados electos por la provincia se reunieron nuevamente para proceder a designar los candidatos que el peronismo llevarfa para las elecciones generales de marzo de 1948, Aunque tuvo cardcter provisional’, la Convencién bonaerense realizada el 25 de enero de 1948parecia mostrar que el peronismo intentaba darse una mecénica especifica para la desig- nacién de sus candidatos. Como no podia ser de otra manera en un partido en proceso de formacién, donde no habia elites dirigentes establecidas™, los crite- ries de la Convencién para designar candidatos patecen haber sido varios, aun- que es preciso remarcar que 49% de los escogidos para integrar las listas peronis- tas habjan participado en las previas elecciones internas. La relativa armonia con que el Congreso-Convencién de enero de 1948procesé las candidaturas nos indi- ca que: a. un consenso a nivel local fue decisive para definir las liscas a cargos Los datos sobre las istas enfrentadas en los istintes muricigios fueron tornados do: La Nacid, 23 y 24/0047, vy E/Augentina 22 y 23/09/1947. © En una disposicién trensitone, fa Carta Orgénica autorad a los delegados el Congreso nacional del partida a ‘eunirse «por Unica ver» como convenciones proviniales para le designecién de candidatas a cargos publiens Esto no significa que las ergurmentos sobre el prablema de le representetividad resultaran un casilera eco, en espera de ls eleciones interna: el personal politico en el narlamento (diputados y senadores provnciales y naciona les) se enfrentaba, en los comics de septiembre, a una prueba de confizmacién. Tal como sefalamos en otro trabajo, 21 1947 el resultado de fa prueba fue exitaso para los miembros en el parlamento, y las legitmicedes en pugna, canfluyentes. Ver Oscar H. Aelo, «Bites plticas en la provincia de Bueros Aires: peronistasy raicales en las etecia- nas de 1946, Estudios Iverlscipinaros de America Latina y el Canbe, vo. 13, NP 2, Tel Au, sree, 2002, pp. 89-114. estudios sociales 30 [primer semastre 2006) 77 municipales, especialmente en aquellos distritos en los que interyinieron més de una lista en las internas; b. un consenso a nivel de sec on permitié: presentar listas (completas 0 parciales) para diputados o senadores provinciales; y c. un consenso definitivo a nivel del Congreso partidario permitié la aprobacién, en la tiltima sesién, de casi todas las candidacuras®. Como es posible observar, los lineamientos partidarios esbozados en el formato de la interna bonaerense fueron reproducidos —al menos en las disposiciones sobre provincias~ en la Carta Orginica de 1947. No esta claro si el experimento —que informalmente avanzaba sobre lo que luego se estatuy6— fue realizado en forma auténoma por los dirigentes bonaerenses, 0 si fue acordado con Ia cipula nacio- nal. Las diferencias con lo acontecido en otras provincias parece evidente: hasta donde sabemos, Buenos Aires fue el tinico distrito donde se eligieron autoridades ejecutivas locales. De este modo, a comienzos de 1948, el formato «en el papel» que el partido se daba estaba parcialmente consagrado en la préctica concreta del pero- nismo bonacrense, Los érganos partidarios de nivel municipal, Consejos Directi- vos locales y unidades bésicas, se hallaban normalizados y funcionando. Diferente era la situacién en el plano provincial. El Congreso provincial tenia una autoridad precaria. Sus integrantes habfan sido electas con otros objetivos, y sdlo un acuerdo en las entrelineas del Congreso nacional partidario permitié que decidieran las candidaturas para cargos puiblicos. Pero la designacién de los integrantes del Con- sejo Directivo provincial estaba claramente fuera de las atribuciones de estos con- gresistas y cllos, sea por respeto a las normas, sea por otros motivos, no formaliza- ron el organismo ejecutivo, que fue asumido por un Interventor designado por el Consejo Superior*. Hasta que las autoridades deliberativas del partido no estuvieren normalizadas, dificilmente los peronistas tendrian su partido organizado. Esta ambigiiedad estuvo presente al momento de la eleccién de Convenciona- les Constituyentes que se realizaron el dia 5 de diciembre de 1948”. Un mes 0 que aqui denominamas econsenso» pndrla definirse alternativamente como chegemonian. Las istas de can datos no fueron «impuestas», sino largamente negociades. Ello no implcé la ausencia de discordias, La mas voce ‘ante se regist6 en Avellaneda, donde los vencedares de fa interna lacal (encabezedus por un veterano dirigente racial renovador! fueron desplazados de tas candidaturas pibiicas. La friecidn entre consenso y voto, en tanta ‘macanismos de toma de decision, ya tue advertida en al trabajo pionero de John A. Bames, «Class end Committees in a Norwegian island Parisho, Human Relations, N*7, 1954, pp. 30°98 En ese sentido, ie ". La «sola direccidn» quedaba cn manos del alto organismo partidario, quien sugerfa la existencia de «directivas» ~acaso formuladas por Peron— que definian el sentido que deber‘a impulsar la actividad politica de los peronistas. En agosto, en el marco del «Cabildo Abierto del Justicialismo» convocado por la CGT, el Con- scjo resolvia proclamar las candidaturas de Perén y Eva Peron para la presidencia y vicepresidencia del pais. La ausencia de consultas con las cuales el alto organis- mo decidfa las cuestiones partidarias alcanzé su pico final en el tiltimo tramo de la campafia electoral, Durante el mes de octubre, a la manera de las «furnatas» papales, el Consejo Superior fue informando, en una serie de comunicados, los candidatos peronistas para la cleccién del 11 de noviembre: diputades y senado- res federales, gobernadores, legisladores provinciales, inclusive intendentes, En el dmbito bonaerense, el hecho decisivo fue la intervencidn partidaria de- cretada por el Consejo Superior el 14 de junio de 1951. En la resolucién se afir- maba que habian caducado tanto el Congreso partidario como el Consejo Direc- tivo provincial. Al mismo tiempo, se nombré un nuevo interventor partidario, quien asumié la direccién del partido en la provincia’, En las semanas siguien- tes, como una consecuencia légica, las autoridades partidarias electas en los 120 Consejos Directivos locales presentaron sus renuncias, y esos cargos fueron cu- biertos por «delegados interventores», designados por el responsable del Partido al nivel provincial. El efecto final de las sucesivas caducidades de las direcciones partidarias electas por los afiliados fue la forma de designacién de los candidatos peronistas para cargos publicos, El Consejo Superior del partido, por sf, nombré 9 Di, 18)00/1961. El Laborste, 23/0811981 4 Ver: la Macién, octubre de 1951 46 Ver: €7 Dia, 15/06/1851. Elinterventor designado fue el Dr. Eduardo Scandone (de quian no hemos hallado origen 0 antecedentes paltcas) estudios sociales 30 [primer semestre 2005] 83 a todos los candidatos, desde gobernador hasta el tiltimo concejal. Los criterios seguidos por el alto organismo para confeccionar las listas son desconocidos pero un dato puede ser relevance: se cratd, en un alto porcentaje (77%) de personas «nuevas», sin accuacién publica anterior. UN NUEVO PARTIDO, 1953-1955. Acallados los ecos de la victoria electoral de noviembre de 1951, durante 1952 el Consejo Superior se mantuvo enfrascado en una ardua, y tal vez penosa, tentati- va de reconstruccién partidaria, Suprimidos los canales representativos que hasta entonces estuvieron vigentes consejos locales, consejo y congreso provincial— un nuevo organigrama fue dado a conocer: el documento que atestigua una nue- va era partidaria se denomina «Directivas Bésicas del Consejo Superior, fecha- das en diciembre de 1952 y firmadas por A. Teissaire y A. Giavarini, como presi- dente y secretario del organismo partidario”. Las nuevas disposiciones tendfan claramente a establecer el «control» como la suprema norma partidaria. Los me- canismos para designar autoridades cambiaban de rambo: si antes iban de «abajo hacia arriba», ahora se trataba de una tendencia inversa. Los lineamientos esta- blecidos en las «directivas» obtuvieron sancidn posterior ~en 1954— como la nue- va Carta Orgdnica del Partido Peronista que fue claborada (presumimos) por el Consejo Superior, sin convocar a Congtesos de ninguna naturaleza*®, La Carta Organica de 1954 muestra notables diferencias con su predecesora. Una de ellas radica en que ella sélo fue uno de los elementos de las reglas organizativas del Partido Peronista. En términos estrictos, la Carta Organica propiamente dicha se ocupaba de la organizacién partidaria en 45 articulos y ruvo la misma estructura que su predecesora. El Manual del Peronista integraba 3 apartados nuevos: «Or- ganizacidn estructural» (se ocupaba de los derechos y obligaciones de los afllia- dos y adherentes y de los mecanismos de constitucién de las Unidades Bésicas); «Organizacién Funcional» (seccién que enumeraba los fines de cada agencia); y «Gobierno del Partido» (apartado que ampliaba el tratamiento de la organiza- cién vertical del partido, definfa el tipo de régimen electoral y establecfa determi- 48 Ver, sobre este aspecto, Oscar H. Aelo, «Apogeo y ocasa de un equipo dirigente: el peronismo en la provincia de Buenos Aires, 1947-1951», en Desairatio Econdmico, N° 173, Buenos Aires, abvil-(unio 2004, pp. 85-107. 47 Partido Peronista, Directivas Basicas dei Consejo Superior, Buenos Aires, 1962. ‘8 Partido Peronista, Manual del Peronisia, Buencs Ares, 1964, pp. 326-416. La «Carta Qiganica del Partido Peronis tan fue aprobade el 20 de enero de 1954, de acuerdo a la nota de: la pagina 377 84 Modelos en conflicto [Oscar H. Aelo y Nicolés Quiroga) nadas condiciones para las candidaturas)”. Por tiltimo, se incluyé al final del citado Manual el «J uramento» que debian realizar todas las autoridades partida- rias designadas o clectas. En lo que respecta a los puntos que nos interesa remarcar, la Carta Organica de 1954 establecfa una dependencia directa, en cascada, de agencias partidarias. En primer lugar, se decrctaba como «Jefe Supremo» a Perdn, quien designaba los inte- grantes del Consejo Superior (ver grifico 1). Este organismo, a su vez, designaba Jos componentes de los Consejos Directivos provinciales, quienes tenfan a su cargo designar los integrantes de los Consejos Directivos locales y (aparentemente) los nuevos Consejos de Unidades Basicas®, El Consejo Superior tenfa entre otras fun- ciones la de designar candidatos a cargos ptiblicos nacionales y la de designar -0 delegar a los consejos provinciales— las candidacuras publicas de orden provincial y municipal. E] estatuto partidario prescindié de los érganos deliberativos ~congre- sos provinciales, congreso nacional— basados en la representacidn y eleccién direc- ta, anulados de pleno derecho, y los sustituyé por organismos denominados Juntas Consultivas. Integraban dichas Juntas cada uno de los dirigentes designados por los consejos de nivel inferior; y sus funciones eran las de designar, a su vez, los miembros del consejo de nivel correspondiente. En ningtin caso las nominaciones sefialadas se basaban en el voto como mecanismo de seleccién. La Carta Organica legislaba sobre elecciones internas, aunque el procedimiento se aplicaba por dere- cho sdlo a nivel de los consejos de Unidades Bésicas. Debido a que los consejos locales eran elegidos por los consejos de las Unidades Basicas «en la forma que indique la reglamentacién», presumimos que ella permanecié indeterminada. En este estatuto, el numero de Unidades Basicas y sus hinterlands quedaban supeditados a las directivas que el Consejo Provincial estableciera. El afiliado pettenecfa a una Unidad Basica especifica (fundada o por fundar), a partir de su domicilio en el Padrén Electoral Nacional. De este modo, el afiliado no se inte- graba al partido en virtud de afinidades politicas o laborales, tal como sanciona- do en la Carta de 1947, sino en funcidn de la proximidad geogréfica!. El escena- rio que deja entrever el estatuto de 1954 no contradice en nada aquellas afirma- 4 Acaso dabido a que los atioulos estén numeradas consecutivamente imés de 200), Ciria no considera ls citeren cis entre los distintos apartades aria indicadas, los que en muchos casos hacian referencia al mismo tOpico pera desde distintas perspectives. Ciria, Poltica y cultura popular... op. ct., pp. 185 y siquentes. ‘ Cada uno de estos consaies teria un nimera definido de integrentes. 51 En igor, el Consejo Superior {o, alternatvamente, los Consejos Provinciales) establecian un numero determinada de Unidedes Basicas en cada municipio, asgnndo e cade una dels el contro sobre un teritonc prevamente deimitado. studios sociales 30 [primer semestra 2008) 85 ciones que la presentan como prueba de un proceso creciente de regimenralizacién, tanto si nos atenemos a las politicas propagandisticas del estado y el partido, como a la profundizacién de la polarizacién politica, a la instigante prédica por asentar funciones doctrinarias a las unidades bésicas®, o a la recurrente amplia- cidn del aparato de informacién. El modelo de partido que emergié de esta serie de designaciones de «dirigentes» no desmiente las monocordes atribuciones de «verticalismo», burocratismo, etc., que dominaron el panorama historiogriifico desde el trabajo pionero de W. Little Aunque pensamos que no es irrelevante analizar el estatuto partidario en sf mismo —que revela inmediatamente las altcraciones verticales con respecto a la Carta de 1947-, més importante nuevamente es observar si él defini las pricti- cas partidarias. En principio, precisamos remarcar que entre 1951 y 1952 el parti- do puede ser visto como «en transicidn». La Carta Orgdnica no fue formalmente derogada, sino que el Consejo Superior asumié la totalidad del poder partidario fundéndose en una interpretacidn -tal vez abusiva- de algunos articulos de aquel reglamento®. Del mismo modo, el Incerventor partidario en Buenos Aires pare- ce haberse limitado a designar comisionados interventores en los municipios, sin establecer nuevos criterios organizativos. En otras palabras, el control vertical no se basaba en remozar la estructura partidaria, sino en convertir en letra muerta la normativa anterior. Esta informalidad se transformé drdsticamente en diciembre de 1952, cuando el Consejo Superior dio a conocer sus directivas, que transfor- maban el organigrama partidario. Estas normas poco a poco se plasmaron pricticamente. En la provincia de Buenos Aires, el recambio del Interventor partidario parecia prenunciar que la fase «destructivan del modelo anterior darfa lugar a una constructiva™. Desde comienzos de 1953, el interventor fue dando a conocer, paulatinamente, los nom- bres de los integrantes de los Consejos de Distrito y de los -nuevos~ Consejos de Unidades Bdsicas. Luego de la sancién de la reformada Carta Orginica el inter- ventor bonaerense continud «reorganizandon, esto es, designando, integrantes de los Consejos de Distrito que atin restaba normalizat, El paso final de las suce- © Norma Michi, ee fa palabra del conductor a la doctrina peronista,€! adocinamiento en las Unidades Bésicas 1951-1954), en: Rubén Cucuza (comp.|, Estudios de Historia de fa Educscién durante el primer peronismo (r943- 1966), Buenos Aires, Libros dal Riel, 1997 £8 Ams 37 y 38 (citados por el Consejo Superir al interven el partido bonaerense!. ‘4 Elnuevo interventor, José C. Barro, fue designed el 18 de junio de 1952. Var: Demcracia, 19/08/1982. Ese diigente habia sido Secretaria de Industria y Comercio de! gobierno racicnal, y tenia adivionalmente antecedentes tonistas 86 Modelos en conflicta (Oscar H. Aelo y Nicolas Quitoga) sivas reorganizaciones fue la del propio Consejo Directivo Provincial, decidida por el interventor en funcién de las siguientes consideraciones: «Que ya se hallan constituidos los 112 Consejos de Distrito de la Provincia de Bue- nos Aires, como asf también los de todas las Unidades Bésicas. Que es indispensable, asimismo, reorganizar el secretariado del Consejo Provincial Buenos Aires y desig- nar delegado ante la Comisién Nacional»®, Debemos indicar en este punto que el interventor parece no haber memorizado el organigrama partidario: la denominada por él «Comisién Nacional» era llamada, por el Consejo Superior, «Junta Consultiva Nacional», la cual estarfa integrada por un delegado de cada distrito electoral, esto es, cada provincia y la Capital Federal”, En ese tipo de formato partidario, la politica parecia ser reemplazada por la administracién, Dificil es evaluar el grado de «control que cada nivel de autori- dad podia tener sobre su inmediato inferior. En el caso bonaerense, tanto la Intervencidn como luego el Consejo Provincial intentaron regularizar el envio de informes de los responsables del partido a nivel local —tanto de los Consejos de Unidades Basicas como de Distrito, dirigiendo cuestionarios detallados acerca de lo que debfa set informado. La informalidad peronisca parecfa ser superior a cualquier entativa en ese sentido: la reiteracién de las solicitudes de informes indica, més que las caracteristicas burocraticas de la administracién partidaria, que los encargados del Partido Peronista en el plano local las ignoraban olfmpicamente’”, Con todo, podrfa ser titil remarcar que, en el caso de los Con- sejos de Unidades Bdsicas, por lo menos desde 1953 el Consejo Superior propicié la regularizacién de sus autotidades a través de elecciones directas. Pero nunca hubo una convocatoria semejante en la provincia de Buenos Aires. Oxro elemen- to de interés en esta transformacidn de la politica en control fue el intento de aplicacién de los principios dispersos en el cstatuto partidario sobre el rol de vigfa de los peronistas en la figura del Jefe de Manzana. El mismo debia, entre 5 Resolucidn del Interventor del 12/07/1964, En: Partido Peronista, Consejo Provincial Buenos Aires, Memoria 1264 Anext 1. 5 Fl delegado boneererse en ese organism fue Alejandro Lelor. 5) La nota que el secretarn de arganizaciin de! Partido provincial en 1954 envi alas distintas secretaries de distito reclamando tareas pandientes nos indica, en alguna medida, que el mga palco de ls espacios lceles nose justa- ron rapidamente alos Uemaos arminstatvas, Mernoria 1964. Aneco I ecretare de Organizacn, ata 09-2156, 16) 10/1964. Puede observarse lo mismo en fa cvcuar 11/54 de fa secretara administrative durante el sro, estudios sociales 30 {primer semesire 2006] 87 otras funciones, completar una planilla en la que informaba sobre todos los inte- grantes de las familias de su manzana: desde sus nombres, pasando por profesién y partido politico al que pertenecian, hasta el grado de oposicién en el que cali- ficaban (Activo, Pasivo, Indiferente, Fervoroso)*. Tampoco es ficil inquirir sobre los critetios y/o mecanismos para la designa- cidn de candidatos a cargos piiblicos. Contrastando con el periodo 1946/1951, pleno de actos electorales, después sélo hubo una eleccién en abril de 1954. Unos meses antes, el contraalmirante Teissaire, presidente del CSPP, interrogado por periodistas acerca de la posibilidad de que los afiliados eligieran en forma directa los candidatos a cargos puiblicos, respondié: «No es prudente la eleccidn directa, siendo mis eficaz la seleccién de propuestas de los organismos partidarios. Hasta el propio afiliado puede proponerse, como ha ocurride muchas veces. Luego, se ve si realmente existen antecedentes como para justificar la designacién. La depuracién es método muy bueno»”, No estd clara la forma en que tal método fue utilizado. Es posible inferir, para el caso de las candidaturas a diputados nacionales y legisladores provinciales en 1954, que la seleccién fue realizada en base a negociaciones entre autoridades de partido, gobierno y CGT a nivel provincial y luego revistas por el Consejo Supe- tior. Pero para los candidatos del plano local, concejales ¢ intendentes, apenas pucde decirse que parecen haber sido propuestos por diversos organismos loca- les, y tal vez «autorizados» por la Intervencién partidaria (téngase en cuenta que las elecciones fueron en abril, y la reorganizacién del Consejo Directivo provin- cial en julio de 1954). Sin embargo, no es posible olvidar la sugestiva indicacién expresada en la Carta de 1954: «197. Las calidades ser4n establecidas sobre las siguientes bases: a) Informe del Par- tido por observacién directa y por ambiente local; b) Informe de la Policfa Federal, Policia Local, Justicia y Bancos.» ®! La circular sugeria que podian ocupar esos cargos los Jefes de Manzana de la Defensa Antiaérea Pasiva. Memona 1954. Anexo | \Secretaria Adrnmistrativa, circular 10/54, 0109/1954). $8 La Capital, 1811111953. Ver también Demnocracia, 18/11/1988 © Teissaireindicd, en el misma documento corsultado, un impreciso métoda para elegir el candidato a diputado por la saccidn electoral, «cade consejo elavaré una terna, que luego seré analizada en dlkima instancia por el Consejo Superior. El procedimienta aparecié publicado, sin mayores detalles, en (a Capita, oBj02!"964, 88 Modelos en conflicto [Oscar H. Aelo y Nicolds Quiroga) Si bien los circuitos subrayados en el articulo 197 pueden, por principio, ser fuente informativa de los partidos politicos -y en especial de los partidos en el Estado-, el intento por formalizar la relacién nos indica otros desplazamientos, concretos, en el diseno organizativo, que el mero desplazamiento hacia un orde- namiento «policiaco», En efecto, gracias a trabajos anteriores, podemos recono- cer el aprovechamiento de estos circuitos de informacién y propaganda en los otigenes del peronismo®, pero la mutacién de las actividades de secretas a publi- cas nos esta indicando, ademés, una evaluacién implicita del funcionamiento de las insticuciones que, directa o indirectamente, estuvieron vinculadas al parti- do®. La importancia del articulo 197 radica, precisamente, en la velada recusa- cién de otros carriles «ascendentes» de la informaci6n. El disefio que la Carta Orgiinica 1947 establecia para las candidacuras legitimaba inter alias la obtencién de informacién a través de delegados, dirigentes, y otros actores, para ser puesta en discusidn en las instancias de los congresos partidarios, érganos soberanos en cuanto a seleccién de candidatos. Mientras que, en la Carta Organica 1954, la informacién «asciende» a través de las correspondientes secretarfas de informa- ciones desde el nivel de la Unidad Bisica, pasando por los consejos locales y provinciales hasta alcanzar la secretaria del Consejo Superior. Concomitante- mente, podriamos decir, los informes de Bancos, Policia y Justicia, alcanzan el mismo nivel. La articulacién paralela entre las distintas secretarfas (cada una de ellas de un nivel » podfa inspeccionar a otras, con la misma funcién, de un nivel n-1), y la chorizontalidad» de los distintos consejos provinciales y locales («sub- comandos sin comandantes») fueron las dos caracteristicas mds notorias de un disefio organizativo que evitaba el «ruido» en el flujo de informacién ascenden- re, Ademds, tal estructura burocrética estaba unida, como en un diagrama de 1 Mercedes Pro, «E! proceso de constitucién de las dirigencis portdarias peronists, agencias estatals afines y el Partido Peronista: el Estado Nacional y la provincia de Santa Fe 1942-1950», en: Hist Unsnas, N*4, 2001, op. 175-24. * Enla introduccién de un informe (sectetol sobre proyecciones electorales en el pats puede leerse fa predileccidn por articular atro tipo de insttuciones: «La Secretaria de Asuntos Politics ha divdio las organizaciones populares an tes grandes sectores, tniendo en cuenta esencialmente razones orgénicas de arden natural. pueblo Trabaia, practca deportes, se cultvas. Fl eeaudel societarion, a camidad de xPueblo Orgenizadox ascendia en las ventida- des de trabajo» al 74,5%; en las wentidades de cultura fsican al 67%%; y al 56% en las centidades de cultura espirtuals, Secretaria de Asuntes Polticos, Plan de accidn politica 126656. Desarrollo tendenciel de los parties (1846-51), 10. 52 La ausancia de trabejos sabre esta fase del Partido Parorista atenta conti fa posibildad de establecer cancrata- ‘mente el grado de concrecién préctica de estos circuites; sin ambergo, algunos indicios relacionados con las wcalda dese de los candidates a intendente en 1954 parecen indicar que los mismos no fueron meramenta tedrcos. estudios sociales 30 [primer semestre 2008] 89 Venn, a la estructura jerarquica del Movimiento Peronista, en tanto el Partido masculino era sélo una de las ramas del mismo™. La pesada maquinaria partidaria implantada a lo largo de tres afios se mostré, acaso obviamente, incapaz de enfrentar los vertiginosos acontecimientos que precedieron el derrumbe del gobierno de Perén. En un contexto de extrema po- latizacién azuzada por la movilizacién catdlica, los recambios politicos ocurridos en la cipula del Partido Peronista se procesaron burocraticamente. Tal vez sea interesante indicar el modo por el cual se eligié un nuevo presidente del partido, luego de la renuncia de Teissare en julio de 1955. Contra lo que quieren tenaces preconceptos, no fue Perén quien «eligié» a Alejandro Leloir, cuya designacién se proces6 podrfamos decir cestatutariamente» por el organismo especificamente encargado de tal resolucién: la denominada Junta Consultiva Nacional®, Las acciones de Leloir, en su breve gestién al frente del partido, no se caracterizaron por su velocidad, En todo caso, las designaciones realizadas por él, tanto en los Consejos Directivos Provinciales, como entre los nuevos integrantes del Consejo Superior, indican una cierta tendencia a rescatar a la «vieja guardia», que habia sido desplazada hacia 1951; tendencia que tal vez implicitamente tenfa por obje- tivo devolver al partido mecanismos representativos. Pero en la préctica no tuvo mayores implicancias, y el vendaval antiperonista siguiente se llevé consigo cualquier posibilidad al respecto. 54 En un flleto de divulgacin del lan Politico Uradnito 1952-1968 se entable una periodizacion de la eobtencién de le institucién politica», en a que a) bajo e! rétula «Estado Actual» (1945-1951) del Justicilismo y la califcacién de periodo de gestacin, las tres dreas de un trénguloinvertido (FP Mascuino, PP Femenino y CGT), confluyen en Juan Domingo Perén y Eva Perén; b} con el ritulo «Estado de Transciénn y califcado como period de evolucian del «Peconismoy (1962-18.., la cuatro éreas de un tiéngulo con su vértice hacia artiba (PPM, PP, CGT, y «Confedera- ciones Generales a arganizarses}, confluyen en los lideres ya mencionads; y c) con el membrete «lnstituciin Politica» y conceptuaizado coma mamento de consolidacién (1958) del «Justcialismon, innimeras e innominadas 4reas de un widngulo con su vertice hacia ariva conflyen en la wDoctrinan y sobre alta las lideres ly sobre 6sos, {tes banderas argentinas). En 1954, la Carta Organica no incluyé entre las ramas del Movimiento alas wonfedera- cones generales a organizarses 55 A. Lelor era, en el momento, presidente de fa Junta Consultive Nacional. Ver Le Macién, 28/07/1984, 5% Lalor integrd, a! nuevo consojo superior del partido, a -entre otras- R. San Millan y C. Bocalandro, dingentes esplazados hacia 1951, mientras integré al Consejo provincial Buenos Aires a A. Proia, otro de la vieja guard. También anunciéelecciones internas incluso para candidatures; La Cepital, 009/195. A partir del § de septiembre, Y pot 30 dias, los afiladas debian concurir a su Unidad Bésica respect y reempadronarse Idebio anotarse su antigiedad como afiiado). La reforma de la Carta Orgdnica quedé supeditada a este primer paso; Ca Capite, 08/08) 1955. Dias més tarde schrevino e' levantamiento de algunas sanciones discipnaras; Za Capica, 14/09/1955, 90 Modelos en conflicto {OscarH. Aclo y Nicolés Quiroga) CONTINUIDADES Y RUPTURAS Las sucesivas normas partidarias que hemos visto aqu{ no permanecieron simple- mente en el plano teérico, sino que definicron -podrfamos decir mejor: determi- naron- las practicas politicas de los dirigentes peronistas”. Hemos remarcado que entre una y otra Carta Orginica, los mecanismos bisicos para elegir autori dades partidarias y candidatos a cargos publics mostraron notables diferencias Sin embargo, entre ambas normativas se registran también evidentes continuida- des. La primera de ellas, casi podrfa decirse obviamente, fue la referencia basica a Perdn como centro aglutinante. En este sentido, ambos estatutos sancionan un tipo de organizacién partidaria ejlemplarmente carismético™. Sobre un trasfondo comin, los matices semanticos pueden observarse como reveladores de una pro- fundizacién de este cardcter. Asi, en el articulo 8de la Carta de 1947 se reconoce este papel fundamental de Perén aunque sin nombrarlo formalmente. Por el contrario, en la Carta de 1954 la relacidn se afirma con todas las letras. Para los autores interesados en mostrar los rasgos de continuidad entre ambos documen- tos, este formalismo puede aparecer como irrelevante. Nos parece, sin embargo, que las diferencias de lenguaje no fueron insustanciales, y se corresponden preci- samente con el disefio general del partido que cada una de las Cartas establecfa. Un segundo elemento de continuidad se revela en el formato «federal» de orga- nizacién partidaria. En este punto, los peronistas ciertamente no inventaron nada. En la medida que las provincias eran el Ambito bdsico para la eleccién de autorida- des legislativas 0 ejecutivas nacionales, al mismo ticmpo que clegian sus propios representantes politicos, la reproduccién de los principios federales en la normati- va partidaria no hacfa mds que reproducir los lineamientos generales del sistema politico argentino”. De este modo, en la Carta de 1947 los érganos méximos de poder partidario eran el Congreso y el Consejo Directivo provincial, que decidian sobre las cuestiones partidarias de niveles menores (distritales o de unidades basi- cas), En la Carta de 1954, eliminados los érganos deliberativos, e! Consejo provin- cial fue, nuevamente, la maxima autoridad partidaria en cada provincia. © En un sentido, adeterminar» significa afar lites, como ha sugarida Raymond Wiliams, Maraismo y literatura, Barcelona, Critica, 1988. (© 4{... el partido les) fa creacidn de un lider que aparece como el creador eintérprete indiscutido de un conjunta de simbolos politicos ies metas ideoligicas originarias del partido| que llegan a sar inseparables de su persona, dice Angelo Panebianca, Modelos de partie, Madrid, Miznza, 1990, p. 113, $9 La Carta de 1964 reproduce lo afrmado previamente en las eDrectvas» de 1952: «El Penido Peronsta |... es un par- ‘ido de masas [.] que ectda como intitucin police dispunsta a sacrificar todo para ser itile Perén». Drecivs,p. 4). ™ Opsbrvese que la estructura inter de la Unidn Civica Radical reposa sobre los mismos fundamentos fadercles, estudios sociales 30 [primer semestre 2006) 91 Las similicudes, 0 continuidades, acaban por aqui. Una discontinuidad mani- fiesta precisa ser establecida, dado que sobre ella circula una permanente confu- sién. Nos referimos a la supuestamente eterna organizacién tripartita del «movi- miento» peronista, de acuerdo al lenguaje de sus integrantes”!. En el Ambito aca- démico, se considera generalmente que hacia 1950 una tal organizacién movi- mientista estaria, sino consolidada, por lo menos claramente disefiada”®. Esta evaluacién no aparece confirmada en el material empfrico. En la Carta de 1947 no se definfa al Partido Peronista como «parte» de algo mayor; por el contrario, cra la organizacién politica que se daba el movimiento. Hacia 1951, la estructura movimientista no estaba ni definida ni consagrada. La falta de claridad al respec- to era manifiesta, como ejemplifican las siguientes palabras de Eva Perdn: «Para comprender bien la historia del peronismo, hay que establecer claramente que el peronismo no es un simple movimiento politico. El Partido Peronista es un movi- miento superior y eso lo debemos grabar en nuestros corazoness”>, La enmarafiada referencia, donde el peronismo no es un simple movimiento, y el partido es un movimiento, no parece indicativa de una mente desordenada, sino de las propias ambigitedades de la formacién movimientista del peronismo. Otras fuentes atestiguan la misma falta de precisién’*, Adicionalmente, cuando en 1951 la CGT proclamé las candidaturas de Pern y Eva Per6n, lo hizo sin ninguna coordinacién previa con las otras «ramas». Debe advertirse que el Consejo Supe- rior del partido sélo avalé estas candidacuras luego del Cabildo Abierto del Justi- cialismo”, Podrfa pensarse que las candidaturas de 1951 fueron realizadas en base a.un reparto proporcional. Sin duda el Consejo Superior del partido incorporé a las listas mujeres y sindicalistas, Pero, dado que métodos formales de negociacién 1 «El Movimiento Peronista se he contormado historicemente mediante tres rames: la rama gremial, le rama politica y la rama femenina». Comendo Superior del Movimiento Nacional Justicialista, Manual de Adactrnadores Peronistas, Buenos Aires, Realidad Politica, 1965, p. 67. ® Mackinnon considera que hacia 1950 el Partido Peronista adoptd una organizecion wen reas»: ver Los afios farmatives..., 0p. cit., pp. 182-183. Juan C. Torre asegura que tal divisin fue decidida en 1949; ver, del autor, «lntroduccién los afios peranistasy, en: Juan C. Torte (dir.|, Las afas peronistas 1943-1955, Buenos Aires, Sudame: ricana, 2002, p. 40 73 Eva Perdn, Historia del peronisino [1951], Buenos Aives, Freeland, 1971, p. 101 74 Un diario peranista, bien entrado 1951, se refiere a wlas das ramas del partidos, que considera equivalents 2 wambas ramas del Movimiento. Ver: emecraci, 1woeli9s1. 15 Ver: EI Laborisia, 23/08/1951 92. Modelos en conflicto (Oscar H. Aelo y Nicolés Quiroga) en rigor no existfan, parece que decidié por su cuenta el alcance de esa integra- cién”. La Carta de 1954, por el contrario, define terminantemente al Partido Peronista como una de las ramas del movimiento. Continta, en este sentido, las palabras formuladas en las Directivas de 1952. En este documento, se establecfan los organismos directivos, tanto del Partido como del Movimiento. Aparentemente, Ja prisa con la cual este doble organigrama se elaboré impedia una clara absorcién. Al menos, el Consejo Superior estaba conciente de la dificultad cuando, luego de definir los niveles de autoridad en el partido y en el movimiento, afirmaba: «No debe confundirse lo que son Comando Estratégico y Tactico del Movimiento Peronista [...] con lo que son Comandos Estratégicos y Técticos del Partido Peroni ta[..b”. Podemos presumir, aungue las fuentes no son claras al respecto, que para las elecciones de 1954 mecanismos de coordinacidn entre las ramas posibilitaron una distribucién més arménica o proporcional de cargos. En Ja provincia de Buenos Aires, esto parece haber sido asf, por lo menos en lo que respecta a las mujeres’. Las preguntas mds importantes, finalmente, tienen relacién con las profundas diferencias que mediaron entre ambos tipos o modelos de Partido que los peronis- tas establecicron. {Cudles fueron las razones que fundamentaron el paso de una organizacién partidaria inclusiva y participativa a otra restrictiva? ;Cémo explicar el pasaje de un mecanismo de seleccién de candidatos descentralizado e inclusivo, a otro antagénico? Un primer elemento para ser considerado es la coyuntura erf- tica de 1951/1952 donde se registra la transicién entre disefios partidarios. Los datos asequibles indican con razonable grado de certeza que hubo una dura lucha por el control del Partido Peronista entablada entre «sublideres». Mackinnon re- gistrd, hacia 1949, el dominio del Consejo Superior por parce de Domingo Mer- cante y sus seguidorcs”. Durante 1951, tal dominio fue revertido, y otro estamen- 78 Las quejas subsecuentes indican que el Consejo no aropartién oquitatizamente, Pare el caso de los sindcalistas, var: Luis Monzalvo, Testigo de /a primera hora del peronismo, Buenos Aires, Pleamar, 1974. Las mujeres también fueron perjudicadas; ver: Aiia Dujovne Ortiz, Eva Perén. Ja biogratfa, Buenos Aires, Punto de Lectura, 2002. " Ouectivas..., 9. 47. Posteriurmente, enexaba cuadros que fijaban gréficamente esas diferencias. 14 Sobre 45 legisiadores electos, 13 fuercn mujeres (el 23%). No es el tercio, pero esta cerca. Nada podemos alirmar sobve sindicalstas, porque -como indicamas antes no hemes conseguide datos sobre profesiones de ls candida- ‘tos masculinos, 78 La pulseada interna respecto de le dstribucién de poder dentro del partido, entre os sublideres, parece haberta ganado Mercante |..J»; Mackinnon, Las afias fomnativos..., op. ct, p. 138 estudios sociales 30 [primer semestre 2008] 93 to de dirigentes hegemonizé la conduccién partidaria®, Hemos sugerido en otro lugar que esa lucha no expresaba solamente disputas por el control partidario (que en sf misma, evidentemente, no era irrelevante) sino también diferentes practicas organizativas, representativas versus autoritarias®. Por debajo de los aspectos co- yuncurales, parecen haber existido tendencias mas permanentes. Una de ellas nos remite a la potencial -y peligrosa~ aparicidn de liderazgos alternativos al del mis- mo Perdn. La persistencia de normas representativas en la seleccién de autorida- des partidarias, aun imperfectamente aplicadas, podria —eventualmente— permitir el surgimiento de ditigentes ampliamente reconocidos. Esencialmente, este era el caso del propio gobernador de Buenos Aires, quien para 1950 era indudablemente un Ifder nacional del peronismo. Mecanismos verticales de seleccién de autorida- des y candidatos evitaban esta amenaza, convirtiendo a la cooptacién (en lugar de la representacidn) en el método basico de ascenso partidario. En este marco, trans- formar los organismos directivos del partido, basados en la representacién y en la estructura jerérquica de sus miembros, en Consejos «horizontales» donde todos sus integrantes eran designados desde arriba parecia una alternativa promisoria. Podemos deducir que esta idea fue inventada por Perén. En un documento de comienzos de 1952, el presidente apuntaba los problemas que la ineliminable or- ganizacién federal del partido conllevaba, y adelantaba algunas soluciones: «Este respeto al sistema federal, lleva involuctado el germen del «caudillismo», ver- dadero céncer de nuestra politica, por lo que resulta indispensable insciruir una forma de conduccién y direccién que concilie estas circunstancias concrapuestas. Es decir, debemos mantener el sentido regional y a la vez eliminar el caudillo, La solu- cidn puede ser la de formar comandos que reemplacen alos comandantes, gecmen de caudillos en politicas™ Estas sugerencias del lider carismético fueron directamente aplicadas en la reorganizacién partidaria emprendida por el Consejo Superior, al establecer jus- tamente una cascada dependiente de «comandos sin comandantes». © El desplazamiento de los mercantistas del Cansejo Superior se prolong6 varios mases, desde febrera hasta agosto de 1951 81 Ver Oscar H. Aelo, «Un cepftula de las luchas internas percnistas. La expulsion de Mercanten, en: Claudio Panella (comp), (a gabernacién de Domingo A. Mercante en Buencs Aires (1946-1982), Un casa de peranismo provincial. La Plata, 2005, pp. 385-368. {2 Plan Polhico Orgénreo 1962-1958, se, si. 61 Consejo Superior atrbuye este documento a Perén. Indudablemente fue redactada a camianzos de 1962 94 Modelos en conflicto (Oscar H. Acto y Nicalés Quiroga) Otra posibilidad —que no excluye a la primera~ bien puede haber sido una técita evaluacién sélo parcialmente «satisfactoria» del desarrollo institucional se- guido durante los primeros afios del partido naciente, en la medida en que los resultados de la interna de 1949 no suturaron la brecha entre las distintas legiti- midades en pugna, y los multiples procedimientos formales ¢ informales que &tas implicaron. Acontecimientos politicos mas vistosos, como el derrumbe in- cuestionable del gobernador bonaerense, bien puede opacar las disidencias y dis- conformidades con un modelo que, inscripto en la Carta Orginica 1947 y puesto en practica durante aproximadamente cuatro afios, permitié la intensificacién de las practicas polfticas «a ras de suclo» pero no garantizé la unidad y el consen- so de grado maximo, que en la evoluci6n de un partido carismatico y de gobier- no fueron haciéndose principios insoslayables. Estos problemas, obviamente slo registrados en la provincia donde los lineamientos partidarios fueron aplicados, podrian ser analizados prospectivamente, evaluando las dicotomias que su ex- tensidn al resto del pais eventualmente provocarta. El cardcter tentativo de las hipétesis que estamos sugiriendo revelan las incertezas que rodean el problema. Sin duda, otras investigaciones podrin confirmarlas o refutarlas. Con todo, pensamos que la constatacién basica de la cual partié esta exploracién permanece: el Partido Peronista, entre 1947 y 1955, no fue un bloque homogéneo sustentado en un tinico modelo de organizacién partidaria. studios sociales 30 [primer semestre 2005] 95 GGRAFICO 1: INSTITUCIONES PARTIOARIAS ¥ PROCECIMUENTOS ELECTIVOS DEL PP. COMPARATIVA ENTAE LA CARTA ORGANIC DE 1847 Y 1A DE 154 1947 UBS conse LOCAL “> CARGOS MUNIOPALES > CANGOS PROVINCIALES CONSEJO PREOVINGIAL «|-- CONGRESO PROVINCIAL (ARGOS NACIONALES ‘constsolocal ~ [ carcas mumceates {ARGS PROVINCIALES ‘CONSE. FRCOMINCAL « —- UNTA CONSULTIVA FrOvIiA ‘AROS NACIONALES| CONGRESD -----» PRESIDENTE VICE NTA PRESIDENTE v Vice CONSEJO SUPERLOR «------ NACIONAL coNsuITIVA NADAL Jefe SUPREMO DE LA NATION FFE SUPREMO DEA NACION ‘PARTIDO PERONISTA PARTIDO PERONISTA MASCULIND 66 SUPREMO DEL MOMIVIENTOD \UEHE SUPREMO DE La NAct [pw | ‘UENTEELABCRACION PROPIA A PARTIR DE LAS CARTAS ORGARICAS DEL PARTIDO PERONSTA, DE 1947 ¥ 1954 Registro bibliogrAfico AELO, OSCAR H,Y QUIRDGA, NICOLAS «Models en conficto, El Parti Poronista en ts provincia de Buenos Aires, 19471955, ESTUDIOS SOLIALES, Revista Universitaria Semestra, afio XVI, N°30, Santa Fe, Argent no, Universidad Nacional del Litoal, pianer semestre de ‘2006 (pp.69-98), 96 Modelos en contlicto [Oscar H. Aelo y Nicolas Guiroga FLecoN OECTA DESIGNACION WOETERNADA DOESGNACION 0 DELEBACION Descriptores - Describers Historia Argentira del Siglo xX/ pertidos politicos / Partida Peronista Provineis de Buenos Aires / organizacién part data xxi" Century Argentine History / political parties / Peronism | province of Buenos Aires / Party rules )

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