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Coleccion contracorriente Be Angel Rama Transculturacién narrativa en América Latina SEGUNDA EDICION id Ediciones El Andariego solos se podia waduci la nacionalidad, lo que se indaga en las novelas de los transculturadores es una suerte de fide- lidad al espirina que se alcanza mediante la recuperacién de las estructuras peculiaes del imaginario latinoamexicano, revitalizindolas en nuevas ciscunstancias histéricas y no abandonindolas. Porque ellas son el mis alto esfuerzo Jnventivo de los pueblos americanos, el sistema simbslico en cl cual se expeesa y se reconocen como miembros de una comunidad, de hecho la més alta construccién intelectual y artistica de que son capaces los hombres. 19 orders IIL EL AREA CULTURAL ANDINA 1, Bl dea caltaralandina De los diversos conflicts culturales que en la América Latina posterior a la primera guerra mundial reavivd, agudi zindolos, el impacto renovador de la modernidad que, pro: cedente del exterior, resultaba teaducido a las regiones inter 1s por la mediacién capitalina, ninguno se ofteci6 con per files mis enconados y por lo tanto con menores asidesos part intentar una eransculturacién que salvaguardara valores locales, modernizindolos, que el reyistrado en el gea andina Entendemos por tal area andina, no sélo el actual Peri, que ha fancionado histéricamente como su corazén, el punto neurilgieo en que se manifesta com mayor vigor st problemitica, sino una vasta zona a la que seven de asiento las Andes y las pluralesculturas indigenas que en ellos resi dian y sobre la cual se desarrollé desde la Conquista una sociedad dual, particularmente refractasia a las transforma. clones del mundo moderna. Se extiende desde las alplani cies colombianas hasta el norte argentino incluyendo buena parte de Bolivia, Per y Ecuador y la zona andina venezols 1a Son dereas ecolégicamente emparencables dentro de las cuales se produjo la mayor expansiéa del Inkario fo que ha pecmitide a algunos autores, como Haya de la Torte, repo- aoe ner Ia idea del Tawantinsuyy con su capital aatural en el Cuzco, debido a la unidad lingiistica y a la generalizada homogeneidad cultural que logrd impone el Inkario en su proceso imperial sobre las diversas culturas de la regién, ances de I legada de los espatioles. AA pesar de la catea unifcadora, la dversidad siguid persis tiendo bajo el dominio férreo de los Incas, sobre todo en los lindes del imperio,en las zonas de tardiacolonizacién, como se lo testimonia en la consecvaciéin de lengua tribales 0 loca- les (Ecuador), algunas de la importancia y vigencia contempo: tinea del aymari (Bolivia), ademas de la invencién de mani festaciones aristicas peculinres. Esa diversidad resulta todavia amplinda si agzegamos aquellas sociedades indigenas que 0 legacon a sex dominadas, aunque pudieran haber recibido algunas inshuencias de la cultura quechua cuzqueda, como es cl caso de los chibchas © los taisonas en Colombia, quienes desarrollaron culturas auténomas, adecuadas su habitat, a sus bases econdmicas ya sus formas de convivencia. Esta plurlidad que la arqueologia y la antropologia recientes se encargaron de desentraaar resulté trasmutada fen una unifieacin aparencial por la accién del factor exter ‘no representado por la Conquista y ls colonizacin espaaio- las, tal como se manifests, con diferentes inflexiones de ‘mati, en coda el Srea, Ella englobé la variedad en una usi- dad aparencil (los indigenas)¢ incluso la intensificé conti- 9 Jaan Haynes Stevacd, Hook f Sant Amer ladon, Washangen, ated Sates Goveroment Ponting Office, 19461959, 7 vole, tomo 2 ‘The Andon avatons Em expel oe sucaos: "The Quechss in clo ral word” (Geovge Kubla}. "The contemporny Queche" Bernard ‘uhlin; "The hte uibes of Ecuador” Jak Mars); "The Cc” (0.1 Kocher "The highlind tbs of southern Colombia" (Gregor Hernindes de Alb. 144 Elias entra andina ‘nuando la politica del imperio en algunas zonas (a adopciéa del quechua como lengua misionera para la evangelizacién), pezo fundamentalmence homologs a todas las culeuras con. relacibn a un punto de vista auevo que era el aportado por Ia cultura espaol, respecto al cual se disolvian las ingeates liferencias perceptibles entre las plurales culturas andinas indigenas. La misma cultura espafiola funcion6 en la regia ‘como una unidad 0, mejor dicho, extrjo de sus operaciones colonizadoras una unidad interna que tampoco ext propia de las fuentes vaiadas de que procedian los espaaioles con- guistadores, la que se fue fraguando a lo largo de la tare cumplida para establecerse, estructurar econdmicamente la regién y componer el aparato administrative pertinente, El testimonio de este proceso de unificacin interna de Ia cul: ruta a lo largo de los siglos de la Colonia, se recoge hoy gea- casa la simacidad de los comportamientos lingiisticos de toda el dzea indicada, donde se habla un espaol que mani- fiesta normas propia, sin ticticas, seminticas, ledicales, que le otorgan certs unidad respecto al espanol de otzas aveas del continente, Asi lo percibié Pedeo Hensiquee Ureta en su ‘mapa linguistico hispanoamericanot y aunque sus iniciales proposiciones han tenido corsecciones y enmiendas, éstas no han invalidado la existencia de un area linguistica andina, claramente difezencial, que no es sino la expresién de a uni. dad que autoconquist6 Ia cultura hispinica desarrolada en la Durante siglos se consolidé alli un régimen de domi- naciéa donde una cultura extraia (e origen europeo) se * Low ensivoe de Pedko Hencigues Urea sobee ef emt en a Rit de iste Epon, tomo VIM, 1921, pp. 358361 en a Bian de Deal Hips, 1 9. SBU335 pt Xp 28 Angel Rama = 145, superpuso violentamente sobte las culnurss autSetonas (indi _genas) sin aleanzar no obstante a destruitlas '@l margen de las trasmutaciones racialessuftidas por las poblaciones andi- ‘nas originarias)y fracasando tambien en el intento de asim Intl, st alguna vez se lo propuso seriamente. La debilidad en toda el ea, de la capa intermedia mestiza, sometida a los dictimenes culturales del sector dominante al que remed6 con escasa originalidad, e incapaz durante siglos de traducie se en una cultura coherente y sistemitica desazrollando una literatura propia, acentué la divisidn dicotSmica entre las dos culturas enfrentadas, relegando alas autéctonas supervivien- tes a un conservatismo tradicional y folkldsico que si por ‘une parte permit una cierta respiracién vital por otra no hizo sino contribuir a su ficil manipulacién 3 La Repiiblica heredé Ia situacion establecida por la Colonia y la perfeccions, situindola en un marco classta, Fue una clase social, heredera de las aristocracias locales basadas en Ia propiedad de la erta y en el trabajo serv la jue aseguré la continuidad de la cultura hispinica de dom nacién, imponiéndose sobre una clase de trabsjadores rura- les, en su mayoria indios (pero también mestizos, aunque tos frecuentemente cumpliexon las tareas de mayordomia y de encuadee de los indigenas, actuando al servicio de los sefiores y avanzando s6lo timidamente a los oficios) entre quienes pervivid de diversos modos la vieja wadicidn cultu- 5 Sobre los problemas de eur y dependenci, el ensayo de Anibal {Quin "Cultueny domannein, en Da es ao tm de ttt (4 bdr Caracas, La Ensen Vie, 1973. Véne abn ite pretaién del fenGmeno cult en lor grapor sociales de ls estat Troe de ln sociedad en Pal-HearyChombrt de Lae, fans dlls Pai, Pager, 1970, ee ral autéctona. Como ya sefalara la critica historia, la regis andina no cumplié la revolucion burguesa que se ews a cabo en otsas 20nas del viejo imperio espafiol (el Viereinato {el Rio de Ia Plata, la Capitania General de Chile) dando jus tficackin a Ia guerra de Independencia. El mantenimiento de la estructura econémica generada bajo la Colonia (una de las razones por las cuales las clases superiores crillas se ‘opusieron al reformismo borbén, por lo cual sélo fue tem. pporaria su alianza con los intereses de la burguesia mercantl de los puercos), sirvi6 a la conservacion de una estructura social afin y ambas concusrieron a dar asidero a la su- pecvivencia de la cultura colonial bajo la Republica Siesta norma tiene aplicacién generalizada a toda el rea andina, presenta sin embazgo matices diferenciales que tie- ren que ver con el grado de desareollo de las culturas autéc- tonas y con su indice de poblacién y concentraciéa. Aun dentro de un comportamiento similar es diferente la solu- cid que se aleanza en la Cundinamacca establecica sobre la antigua Bacati, donde el sometimiento y la aculturaciin aleanzaton altos aiveles? que la del coraz6n del Inkario

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