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LA MUERTE DA VIDILLA

Aportaciones Didácticas
para tratar la muerte con los
niñ@s
MAR CORTINA SELVA
Psicopedagoga.
Presidenta de la Asociación española
de
Tanatologia

AGUSTIN DE LA HERRÁN GASCÓN


Profesor titular del Dpto. de
Didáctica y Teoría de la
Educación de la Facultad de
Formación de

2
Profesorado y Educación
(Universidad Autónoma de
Madrid).

INDICE:

1. FUNDAMENTACIÓN

1.1. ¿POR QUÉ? Raíces motivacionales


1.2. ¿CÓMO? Vías de Intervención y Orientaciones Básicas
1.3. ¿PARA QUÉ? Finalidad Educativa
1.4. ¿QUIÉN?

2. INTERVENCIÓN DIDÁCTICA PREVIA O PREVENTIVA

3. INTERVENCIÓN DIDÁCTICA POSTERIOR O PALIATIVA

3.1. ACLARACIONES PRELIMINARES


3.2. PRINCIPIOS GENERALES DE ACTUACIÓN
3.3. SOBRE LA PLANIFICACIÓN DEL ‘PERIODO DE DUELO’ EN EL
CENTRO
DOCENTE
3.4. ALGUNAS REGULARIDADES EVOLUTIVAS RELATIVAS AL DUELO
3.5. PROPUESTAS DIDÁCTICAS PARA AYUDAR A ELABORAR DEL
DUELO COLECTIVO
3.6. CASOS

4. BIBLIOGRAFÍA

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1. FUNDAMENTACION

Fundamentar el hecho de tratar la muerte con los niños y adolescentes


significa que vamos a hablar de:

™ La normalización de la muerte en la educación tanto


familiar como escolar y social
™ Considerar el discurso de los niños y niñas
™ Generosidad y Respeto Didáctico
™ Formación para la vida

Lo que pretendemos es una propuesta pedagógica: La Didáctica de la


Muerte, la cual se orienta a fundamentar el enseñar, el aprender, el
desaprender y el reaprender en función de la (auto) formación de
alumnos y profesores., aplicando la "Educación para la muerte" al
conocimiento y la comunicación desarrollados en contextos
educativos, contemplados desde la perspectiva de la planificación y el
currículum, la metodología didáctica, los recursos didácticos, la
evaluación, la investigación de la enseñanza-aprendizaje, la
creatividad, la conciencia, la (trans)formación del profesorado, etc.
Para ello se centrará en el por qué, quién, qué, cómo, con qué y para
qué de la comunicación educativa (enseñar, aprender, eliminar,
evaluar, formarse, investigar, crecer...).

Teniendo en cuenta este intento de redefinición y de apertura,


entendemos que una propuesta de aplicación en la enseñanza-
aprendizaje no se puede reducir a un recetario. Sin embargo, por la
misma flexibilidad que pretendemos, quizá en algunos momentos
lleguemos a él, y no nos parecerá inconsecuente o negativo, porque
será el docente el encargado de cocinar platos mejores.

1.1. ¿POR QUÉ? Raíces motivacionales del proyecto de normalización


de la muerte:

A. Complejidad y Evolución

La cultura que no valora la muerte, no valora la vida. ¿Cómo podría


hacerlo? La sociedad actual cubre la muerte con un manto de asepsia

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que no facilita la opción personal: ni el atreverse a saber de Kant, ni
siquiera el saber atreverse. El tabú que envuelve este tema se refleja
ineludiblemente en la Educación, y sobre todo en su ausencia de los
proyectos educativos. Tanto la Psiquiatría como la Psicología infantiles han
dado pasos decisivos en el campo de la elaboración significativa de la
muerte en el niño, como en el desarrollo de la atención personal y familiar
ante situaciones de pérdida y elaboración del duelo. Ahora le toca el
turno a la Pedagogía y la Didáctica, -y este texto es buena prueba de ello-
a la hora de contemplar la respuesta educativa ante situaciones de
muerte, desde el punto de vista de una educación preventiva y en cuanto
a la formación del profesorado. Los profesores piensan que es cosa de la
familia, la familia no sabe muy bien cómo hacerlo influidos por el tabú
sociocultural; por algunas creencias: “Ya pensará en eso cuando le toque,
¿para qué hacerle sufrir antes?”, “Es muy pequeño para darse cuenta”,
etc. Y por razones justificadas por las creencias ya que hablar de la muerte
con los hijos es enfrentarse a sus miedos y a sus dolores, entonces mejor
esquivar el tema. Esta evitación deja a los niños solos en sus sentimientos,
en sus inquietudes, en las grandes preguntas de la vida. Atender sus
demandas es avanzar en la destabuización, es generar confianza, es
animarles a investigar, es darles consistencia emocional, es generosidad,
es transmitir lo valiosa que es la vida, es el Amor puesto en práctica.
La escuela no puede ya esconder la cabeza o mirar para otro lado más
tiempo ante éste, uno de los últimos tabúes. La conciencia de la muerte es
clave para una orientación de la vida. Es la base para vivir mejor y con mayor
plenitud, otorgando la importancia debida a las cosas que la tienen, y existir con
todo el sentido que proporciona una responsabilidad más consciente. Algunos
hechos cotidianos relacionados con la muerte comprendida como fenómeno
(A. de la Herrán et al., 1999, 2000, adaptado) sustentan estos planteamientos
educativos:

a) La omnipresencia de la muerte: Si abrimos los ojos –o los


cerramos a los prejuicios-, nos daremos cuenta de que la muerte está
por todas partes, como condición necesaria para la vida, para su
permanente renacer y para la formación y madurez personal de todos.
A poco que no se relegue, la encontraremos en las actividades
espontáneas e intereses naturales de los niños: ritos, juegos, curiosidad,
preguntas, indagaciones, momentos significativos, proyectos, películas,
textos, cuadros, teatro, historias, medios de comunicación, vivencias
directas o indirectas, etc.

b) La presencia de aquellos que murieron. Una cosa es, como


afirmaba W. Blake, “conducir la carreta y el arado por encima de los huesos
de los muertos” (eso también lo hacen los grillos y los patos, sin pretenderlo), y
otra muy distinta, como decía A. Einstein, “pensar mil veces al día que la propia
vida, externa e interna, se basa en el trabajo de otros hombres, vivos o
muertos”. Cuando se es consciente de esto, la propia labor se transforma
automáticamente en una tarea compartida, en un quehacer cooperativo

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que se origina y se proyecta más allá de nuestra vida concreta, una de cuyas
fuentes de motivación es esa responsabilidad naturalmente heredada y por
legar. Este modo de apercepción requiere de y puede ayudarnos a percibir la
vida más allá del ego individual y colectivo, quizá desde una conciencia más y
más compleja, hasta ser capaz de otorgar a la vida su justa importancia.

c) La necesidad de que la muerte exista, en la medida en que todo


el fenómeno humano, natural y cosmológico se encuentra sumido en un
proceso evolutivo permanente, cuyo sentido puede reconocerse, y que se
desarrolla a través de ciclos relativos, muertes y renacimientos simultáneos y de
escalas diferentes y complementarias.

d) El deseo no-egótico de trascendencia (mejora social y de la


historia futura) Pretendiendo ser operativos, desde nuestro enfoque,
desarrollamos una propuesta educativa de una didáctica de la muerte
basada en una concepción de la complejidad de la educación, que
no sólo se centre en la integración del dolor, sino que lo prevea y lo
prevenga, como si fuera una vacuna incipiente. Y para esto, creemos
que es fundamental empezar planteándonos la posible superación
dialéctica de toda visión

estática o determinista. Si se contempla desde las coordenadas de la


evolución, cada muerte es un paso hacia una mayor evolución de la
conciencia, con lo que, aunque dolorosa, no es negativa, y compone un
continuo indiferenciado con la vida. A esta tesis responde la perspectiva
complejo-evolucionista (Herrán, A. de la. 2003).

B. Circunstancia educativa favorable

Las condiciones de tolerancia y de capacidad de reflexión educativa que


hoy existen nos invitan y permiten que se realice una meditación sosegada
de esta asignatura pendiente, no desde las doctrinas institucionalizadas
(de validez limitada), cualesquiera que sean, sino desde la educación
ordinaria impartida a lo largo de todos los niveles educativos (desde
Educación Infantil hasta la Universidad) y desde la contemplación del
fenómeno lo más desprejuzgada posible, a favor de los niños.

C. La Educación Infantil (0-6), origen de la cascada formativa e


innovadora

El descubrimiento de la muerte dura siempre, está estrechamente


relacionado con la madurez personal, tiene una profunda naturaleza
individual y no puede continuar siendo ignorado por la escuela o por la
sociedad sobre todo si nos basamos en los cuestionamientos espontáneos y
naturales de los niños más pequeños, entre 3 y 6 años, para los cuales la
muerte tiene una existencia simbólica, es no-irreversible, imaginaria, lúdica,

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experimentable, intuida, espontánea (natural), escatológica (transgresora) y
de interés variable. Es en nuestro camino hacia la adultez que influidos por
las creencias sociales cuando convertimos la muerte en una realidad
concreta, fenoménica, trágica, misteriosa, incomprensible, artificiosa
disfrazada, tabuizable e incluso cotizable en bolsa.

Para introducir la muerte como ámbito educativo lo esencial es partir de


todo lo que el niño pida o necesite desde su vivencia, no de lo que el
adulto interprete desde su visión. Observando la naturaleza y observando
al niño se pueden descubrir muchas orientaciones útiles para la práctica
investigadora en y desde la educación. La atenta observación del niño
desde sus primeros años junto con una actitud generosa, valiente y
desprejuiciada será lo que nos guíe en el qué, cómo, y cuando hablar de
la muerte.

Conceptuamos la Educación para la muerte como:


La comprensión e integración de la muerte en la Educación –escolar,
familiar y social- y la formación de educadores (familiares, profesores,
orientadores, etc.) para contribuir desde este ámbito a la evolución de
las personas como integrantes y cooperadores de la humanidad, desde
propuestas didácticas adecuadas.
RESUMIENDO
¿Por qué normalizar la muerte en la educación?
Por amor: Una enseñanza que evita el tema de la muerte no se está
dirigiendo a los seres humanos, puesto que la muerte forma parte de la
vida.
Por sentido común: Si la escuela no tiene en cuenta el sufrimiento, la
adversidad o el dolor descarta importantes cantidades de vida.
Porque aminora su temor: Enfrentarse a pequeñas dosis a lo que nos
asusta, vivir cada “muerte parcial” de cara, sin ocultamientos ni
mentiras, pensar y compartir lo que tememos, amortigua el temor. El
hecho de no descartar ni ignorar algo que está tan presente como la
muerte, es proveerles de una perspectiva más cierta e intensa de la
vida. Es dotarles de recursos existenciales para las muertes parciales:
fracaso escolar, cambio de casa o provincia, cambios de trabajo,
pérdidas afectivas, separaciones, etc.
Por solidaridad: Ser consciente de la finitud de la existencia, nos hace
ser solidarios con el dolor de los otros y no dejar para “más adelante” el
ofrecimiento de nuestro tiempo y nuestra comprensión.

1.2. ¿CÓMO?

DIFERENTES VÍAS DE INTERVENCIÓN

La primera diferenciación que hay que hacer es si es una actividad que


se realiza antes de que haya sucedido alguna muerte (actividades
previas o preventivas) o después de haber sucedido (actividades

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posteriores o paliativas). Tanto unas como otras están ampliamente
desarrolladas en los apartados que siguen a éste. Nos gustaría sin
embargo hacer unas aclaraciones DIDÁCTICAS sobre cuándo y cómo
podemos realizar las actividades que proponemos.

Intervenciones improvisadas. Aunque quizás sea la forma más habitual,


no las recomendamos ya que pecan de falta de planificación y de
reflexión y dependen exclusivamente del talante y los recursos
personales de cada profesor o profesora con las subsiguientes carencias
de rigor y coherencia.

Desde las Tutorías. Nuestra propuesta quiere remarcar que los


destinatarios básicos son los tutores o tutoras siempre en coordinación
con el departamento de orientación y demás profesores. La tutoría es el
espacio natural donde abordar a fondo inquietudes y cuestionamientos
de los alumnos. Dado que en Educación Infantil y Primaria no existen
unas horas semanales dedicadas a Tutorías, hemos de recurrir a otros
momentos como son:

Tirar del hilo. Consiste en aprovechar cualquier situación que se


presente en clase a través de alguna vivencia o de algún comentario
de algún alumno. Lo más aconsejable es abordar esta situación desde
una perspectiva educativa, formativa y proactiva, es decir,
considerándola como una ocasión para aprender, no se trata de un
tratamiento incidental en el que se improvisa y se actúa intuitivamente
para salvar la situación sino que la intervención está precedida de una
formación del profesor que debe haberse abastecido previamente de
estrategias y recursos que irá aplicando de manera honesta, coherente
y adecuada.

Insertado en el currículo. Cada materia ofrece, si lo sabemos ver,


contenidos que podemos relacionar con el tema de la vida-muerte
(Cortina, M. 2003): la música, la literatura, la historia, las ciencias de la
naturaleza, la ética, la filosofía, la física y química, etc. En todas ellas
podemos ver reflejado el tema y realizar actividades, así como
podemos comprobar que la inquietud por la muerte es algo inherente al
ser humano, de cualquier época y de cualquier cultura. Lo ideal es que
estas actividades se vean reflejadas en la Programación General del
Aula y en el Proyecto Curricular de Etapa.

Incluyéndolo en el Proyecto Educativo de Centro. Si el centro educativo


tiene en cuenta la importancia de la normalización de la muerte y del
acompañamiento educativo, contemplará de buen grado y fomentará
una PGA y un PCE como los anteriores además de incluir una
Planificación del período de duelo que abarque un protocolo de
actuación en caso de duelo.

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Relacionado con los temas transversales. Se hace necesario dentro de
la redefinición y apertura de la que hablábamos al principio, decir que
consideramos la muerte no como un tema curricular ni tampoco como
un transversal sino como uno de los TEMAS RADICALES O PERENNES.
Diríase que se comporta como una espiral o radical a todos ellos,
entendiendo por radical relativo al fondo o a la raíz de la cuestión, pero
también a su solidez y orientación: cuando las raíces son largas y fuertes,
el árbol puede ser alto y sostenerse. No se podría presentar como un
área curricular más, pero tampoco encajaría exactamente con las
características de los temas transversales ordinarios, vinculados a
necesidades sociales expresas.
Mirado bien, observamos que la muerte atraviesa a todos los temas
transversales y a todas las áreas de conocimiento y materias sin ser un
área o materia prescrita. “¿O acaso no hay relaciones evidentes entre
muerte y ciclos biológicos, la educación para la paz, para el consumo,
para el progreso social, para la salud, para la igualdad de
oportunidades, o la educación ambiental, sexual, vial, etc.?” (A. de la
Herrán, 1997b, p. 38).

De manera interdisciplinar. Se trata de coordinar diferentes


departamentos en el caso de Secundaria y de profesores de diferentes
áreas en el caso de Primaria. Tiene la ventaja de ofrecer una
perspectiva globalizadora aunque presente cierto grado de
complejidad por la coordinación que implica.

ORIENTACIONES BÁSICAS PARA HABLAR CON LOS NIÑOS SOBRE LA


MUERTE

™ Hablándoles CUIDADOSAMENTE de las dificultades de la vida


™ Haciéndoles participar en el proceso de enfermedad y muerte, si
lo desean
™ Admitiendo que los adultos no tenemos respuesta para todo
™ No aislándoles de las penas
™ Insistiendo en que nadie tiene la culpa de lo sucedido
™ Permitiendo la expresión de sus sentimientos
™ No evitando la palabra muerte
™ Sabiendo que los niños tienen capacidad de afrontar situaciones
reales
™ Ayudándoles a cerrar el círculo afectivo

SIN Interrogar, Juzgar, Evadirse, Hacer interpretaciones, Imponer,


Descalificar, Generalizar o MENTIR.

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Animándoles a indagar, respetando sus elaboraciones y su evolución
respecto al concepto de muerte.

1.3 ¿PARA QUÉ? FINALIDAD EDUCATIVA

• Para afrontar con normalidad, conocimiento y recursos el último tabú


sustantivo.

• Para fertilizar la educación y ampliar el campo de la pedagogía y la


psicopedagogía en un ámbito tan necesario cono inusual.

• Para cultivar el espíritu crítico, la duda y el cuestionamiento.

• Para ofrecer una formación integral para la vida

• Para fomentar la autoformación de los docentes

• Para evitar más dolor y soledad en los procesos de duelo


acompañándolos de manera amorosa y formativa

• Para aprender a vivir con conciencia de mortalidad por todos los


beneficios que comporta, entre otros:

9 Nos prepara para la muerte


9 Amplia el concepto de amor. Nos humaniza. Mariquita y la
muerte
9 Plantea cuestiones esenciales sobre el sentido de la vida.
9 Da sentido al compromiso y responsabilidad social
9 Reconoce un determinado valor a lo material

9 Impulsa a expresar nuestros sentimientos y a tenerlos “al día”


9 Nos hace valorar lo que tenemos y cuidarlo

1.4 ¿QUIEN?

Especialmente se orienta a los que sienten que la educación es esencial


para la mejora social y la posible evolución del ser humano.

Desde luego que cualquier profesor por motivaciones diferentes puede


sentir que es necesaria esta formación para la vida-muerte. Algunas de
las motivaciones que hemos observado en nuestra experiencia son:

9 Haber tenido una pérdida importante en sus vidas y ser


conscientes de lo que sintieron y necesitaron

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9 Tener necesidad de conocimiento y respeto profundo por las
necesidades socio-afectivas de sus alumnos
9 Disfrutar con la investigación, el descubrimiento y el trabajo en
equipo
9 Ser conscientes de la situación socio-económica-histórico-política
que vivimos y, por tanto, tengan como prioridad una educación
para la universalidad que busca, no sólo, un alumno crítico y
transformador, sino capaz de inquietarse por las cuestiones últimas
del ser humano
9 Tener necesidad de cambios innovadores fruto de la auto-
evaluación
Pensamos que, prioritariamente serían los tutores o tutoras, así como los
psicopedagogos/as quienes deberían formarse para transmitir a los
demás compañeros/as la necesidad de no descartar ni ignorar el tema
de la muerte en la Educación.

CONCLUYENDO

Comprendiendo significativamente (adecuada, funcional y


autónomamente) el sentido de la muerte se vive mejor o al menos más
conscientemente. La Educación para la Muerte podría ser uno de los
caminos para conectar a la educación ordinaria con la Educación
para la Evolución Humana, capaz de iniciar su andadura hacia otra
nueva (r)evolución educativa, esta vez centrada en la profundidad,
ampliación y elevación de la conciencia.

En la medida en que la evolución humana depende del incremento de


complejidad de conciencia y la superación de egocentrismo y ambas
vertientes dependen del conocimiento, consideramos que la Educación
para la Muerte es una rama importante o una parte esencial del árbol
que nos interesa, la Educación de la Conciencia.

2. INTERVENCION PREVIA O PREVENTIVA

La perspectiva didáctica y curricular previa o preventiva, orientada


desde la primera infancia y a lo largo de toda la vida educativa, puede
ser clave para una más realista y consciente orientación personal y un
medio importante de ayuda a la formación de la persona, de modo
que no sólo esté en condiciones de vivir más plenamente, sino de
aprovechar mejor el tiempo. Asocia actividades y propuestas
relacionadas con la muerte y realizables en las aulas para ayudar a
elaborar, no-desnaturalizar y desdramatizar paulatinamente el proceso.
Son previas a la vivencia de pérdida significativa. Dentro de esta línea

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de educación es esencial trabajar el desaprendizaje significativo y el
reaprendizaje (trans)formador, en el sentido de favorecer que el alumno
se capacite para ir redefiniendo dialécticamente y desde esquemas de
conocimiento más potentes o complejos multitud de cúmulos de
miedos no-evolutivos, sesgos y prejuicios inconsistentes, tapones
doctrinarios y mitos gratuitos en torno a la muerte, el morir, los muertos,
la postmortalidad, la tradición ritual, etc.

Para 3, 4 y 5 años:

1. Lectura del cuento “Yo siempre te querré” (Wilhelm, H. Barcelona,


Juventud, 1985)

Este libro es la historia de Elfi, la mejor perrita del mundo. Y también de la


profunda amistad entre un niño y un perro. Se crían juntos, pero Elfi
crece mas deprisa que su joven dueño, y después de una feliz vida de
perro llega el momento en que Elfi se despide para siempre. Este libro
muestra sobre todo la importancia que tiene expresar los sentimientos.

Después de la lectura del cuento, permitirles hablar sobre sus mascotas,


que las dibujen y si surge, que digan cómo les gustaría que fueran
enterradas en caso de que se murieran; si alguno ha vivido ya la muerte
de algún animal que lo cuente, si lo desea.

2. Lectura del cuento: “El otoño de Freddy, la hoja” (Leo Buscaglia):

Había pasado la primavera, y también el verano. Freddy, la hoja, había


crecido. Su parte central era amplia y fuerte, y sus cinco extensiones eran
firmes y puntiagudas. Se había asomado por primera vez en la primavera;
entonces era un pequeño brote de una rama bastante grande, cerca de la
cima de un alto árbol. Freddy estaba rodeado por cientos de hojas iguales a
él, o así lo parecían. Pronto descubrió que ninguna hoja era igual a otra, aún
cuando estuvieran en el mismo árbol. Alfred era la hoja que estaba a su lado.
Ben era la hoja de su derecha y Clara era la hermosa hoja de arriba. Todas
habían crecido juntas. Habían aprendido a bailar en las brisas de la primavera,
a calentarse bajo el sol del verano y a lavarse en las lluvias refrescantes. Pero el

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mejor amigo de Freddy era Daniel. Era la hoja más grande de la rama y daba
la impresión de haber estado allí antes que todos los demás. A Freddy le
parecía que Daniel era el más sabio. Fue Daniel el que les contó que eran
parte de un árbol, y les explicó que crecían en un parque público. Fue Daniel
el que les dijo que el árbol tenía raíces fuertes que estaban ocultas en la tierra,
allá abajo. Les habló de los pájaros que iban a posarse en esa rama y
cantaban canciones matinales. Les habló del sol, la luna, las estrellas y las
estaciones. A Freddy le gustaba mucho ser una hoja. Le gustaba su rama, le
gustaban las leves hojas que eran sus amigos, su lugar cerca del cielo, el viento
que lo empujaba de aquí para allá, los rayos del sol que le daban calor, las
nubes que los cubrían con grandes sombras blancas.
El verano había sido especialmente agradable. Los grandes días de calor eran
placenteros, y las noches cálidas, apacibles y ensoñadoras. Ese verano hubo
mucha gente en el parque. Con frecuencia iban a sentarse bajo el sol de
Freddy. Daniel les dijo que el dar sombra era parte de su finalidad.
-¿Qué es una finalidad?-había preguntado Freddy.
-Una razón para existir- había respondido Daniel.
-Hacer las cosas más agradables para los otros es una razón para existir. Dar
sombra a los ancianos que vienen para escapar del calor de sus casas; ofrecer
un lugar fresco para que los niños vengan a jugar; abanicar con nuestras hojas
a los que vienen a hacer picnic y comen sobre manteles a cuadros. Todas
éstas son razones para existir.
A Freddy le gustaba en particular la gente mayor. Se sentaban tranquilos sobre
el pasto fresco y casi nunca se movían. Conversaban en susurros de los
tiempos idos. Los chicos también eran entretenidos, aunque a veces hacían
agujeros en el tronco del árbol o tallaban sus nombres en él. Aún así, era
divertido verlos moverse tan rápido y reírse tanto.Pero el verano de Freddy
pasó pronto. Se esfumó en una noche. Freddy nunca había tenido tanto frío.
Todas las hojas tiritaban. Estaban cubiertas con una delgada capa de blanco
que se derritió rápidamente y las dejó empapadas de rocío, resplandecientes
bajo el sol de la mañana. Otra vez fue Daniel el que les explicó que habían
vivido su primera helada, la señal de que ya era otoño y pronto llegaría el
invierno. Casi enseguida, todo el árbol, en realidad todo el parque, se
transformó en una llamarada de color. Apenas quedó alguna hoja verde.
Alfred se había vuelto de un color amarillo profundo. Ben de un naranja
brillante. Clara se había vuelto roja como una llama; Daniel, púrpura profundo,
y Freddy estaba rojo y dorado y azul. Qué hermosos estaban todos. Freddy y
sus amigos habían convertido el árbol en un arco iris.
-¿Por qué nos ponemos de diferentes colores- preguntó Freddy-, si estamos en
el mismo árbol?
-Cada uno de nosotros es diferente del otro. Hemos tenido experiencias
diferentes del otro. Hemos mirado al sol, y hemos dado sombra de maneras
diferentes. ¿Por qué no habríamos de tener distintos colores?- dijo Daniel,
realista.
Daniel le dijo a Freddy que esa estación maravillosa se llamaba otoño. Un día
sucedió algo muy extraño. Las mismas brisas que antes los habían hecho
bailar, comenzaron a empujarlos y a tirar de sus tallos, casi como si estuvieran
enojadas. Esto fue la causa de que algunas de las hojas se quebraran y
cayeran de sus ramas y fueran levantadas por el viento, sacudidas de un lado
a otro, hasta posarse blandamente sobre el suelo.
Todas las hojas se asustaron.

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-¿Qué esta sucediendo?- se preguntaban unas a otras en susurros.-Lo que
sucede en el otoño- les dijo Daniel-. Ha llegado el momento de que las hojas
cambien de hogar. Algunas personas lo llaman morir.
-¿Todas nosotras moriremos?- preguntó Freddy.
-Sí- respondió Daniel-. Todo muere, sea grande o pequeño, débil o fuerte.
Primero cumplimos nuestra tarea. Sentimos el sol y la luna, el viento y la lluvia.
Aprendemos a bailar y a reír. Luego morimos.
-¡Yo no voy a morir!- dijo Freddy con determinación- ¿Tú vas a morir, Daniel?
-Sí- respondió Daniel-, cuando llegue mi hora.
-¿Cuándo será?- pregunto Freddy.
-Nadie lo sabe con certeza- respondió Daniel
Freddy observó que las otras hojas continuaban cayendo, y pensó: Debe de
haber llegado su hora;
Vio que algunas de las hojas resistían a los golpes del viento antes de caer, y
que otras simplemente se dejaban ir y caían mansamente. Pronto el árbol
quedó casi desnudo.
-Tengo miedo de morir- le dijo Freddy a Daniel; No sé qué es lo que hay allá
abajo.
-Todos tememos a lo que no conocemos, Freddy. Es natural- lo tranquilizó
Daniel-. Sin embargo, no tuviste miedo cuando la primavera se convirtió en
verano. No tuviste miedo cuando el verano se transformó en otoño. Eran
cambios naturales. ¿Por qué tendrías que temer a la estación de la muerte?
-¿El árbol también muere?- preguntó Freddy.
-Algún día. Pero hay algo más fuerte que el árbol: la Vida, la vida es eterna, y
todos somos parte de ella.
-¿Adónde iremos cuando muramos?
-Nadie lo sabe. ¡Ese es el gran misterio!
-¿Regresaremos en la primavera?
-Nosotros no, pero la vida sí.
-¿Entonces cuál ha sido la razón de todo esto?- siguió preguntando Freddy-.
¿Por qué estamos aquí? ¿Sólo para caer y morir?
Daniel respondió a su manera objetiva:
-¿Por qué? Por el sol y la luna; por los momentos felices que hemos pasado
juntos; por la sombra y los ancianos y los niños; por los colores del otoño; por las
estaciones. ¿No son razones suficientes?
Esa tarde, en la luz dorada del crepúsculo, Daniel se desprendió de la rama.
Cayó sin esfuerzo. Y mientras caía parecía sonreír apaciblemente.
-Hasta pronto, Freddy dijo.
Después, Freddy quedó solo. Era la única hoja que permanecía en su rama. La
primera nevada cayó a la mañana siguiente. Era blanda, blanca y suave;
pero era dolorosamente fría. Casi no hubo sol ese día, que fue muy corto.
Freddy notó que perdía el color y se ponía quebradizo. No dejaba de hacer
frío, y la nieve pesaba mucho sobre él.
Al amanecer llegó el viento que separó a Freddy de su rama. Al caer, vio el
árbol entero por primera vez. ¡Qué fuerte y firme era! Estaba seguro de que
viviría mucho tiempo, y el saber que había sido parte de esa vida lo llenó de
orgullo. Freddy fue a parar sobre un montículo de nieve. Era bastante blanda,
y hasta cálida. En esta nueva posición, Freddy estaba más cómodo que
nunca. Cerró los ojos y se quedó dormido. No sabía que después del invierno
llegaría la primavera y la nieve se derretiría y se transformaría en agua. No
sabía que su ser aparentemente seco e inútil, se uniría al agua y serviría para

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que el árbol se hiciera más fuerte. Y, sobre todo, no sabía que allí, dormidos en
el árbol y en la tierra, ya había proyectos de nuevas hojas que nacerían en la
primavera.

Actividades después del cuento: Hablar de la importancia del trabajo


en equipo, de la idea de misterio para impulsar a investigar y a pensar,
hacer una salida a ver cómo están los árboles, si es otoño, mejor y
entonces se pueden recoger hojas y hacer una trabajo plástico, donde
quizás puedan ir ampliando con la llegad de las diferentes estaciones y
cómo van apareciendo nuevas hojas. Podemos hablar, representar e
ilustrar los diferentes ciclos de la vida: El día y la noche, el sol y la luna, el
ciclo del agua, el reciclaje de los materiales: papel, vidrio, etc.

3. Juego: “Adivina quién falta”

Todo cierran los ojos o se les pone un pañuelo o se oscurece el aula, uno
de los niños cuando la profesora le toca el hombro tiene que salir de la
clase. Después abren los ojos o se da la luz y los demás tiene que decir
quién falta, al decirlo, entra y se vuelve a repetir el juego.

Para 6 y 7 años

1. Lectura del cuento “¿Dónde está el abuelo?” (Cortina, M. Tandem.


Valencia, 2001):

Actividades:

• Preguntar a los niños y niñas dónde creen ellos que está el abuelo
y que vayan contestando, escuchándose. Es un momento en el
que les gusta hablar sobre sus experiencias referidas al tema.

• Hacer un dibujo con el título “¿Dónde está el abuelo del cuento?”

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• Juego de añadir una página al libro. Por ejemplo: A qué otra
persona podría preguntar la protagonista “¿Dónde está el
abuelo?”, ¿Cual podría ser su respuesta?. Partimos de la
elaboración de una “hipótesis fantástica”, en la línea del gran
maestro Gianni Rodari. La propuesta puede ser individual, cada
niño hace “su aportación”, o colectiva, haciéndola entre todos.
Luego se ha de ilustrar como hace en el cuento de verdad,
Amparo Peguero.

• Invitarles a hacer un dibujo de sus abuelos en el que, además


pueden escribir lo que les gusta y lo que sienten por ellos y luego
regalárselo si están vivos. O escribir un texto con su dibujo sobre el
abuelo o abuela que ya no tienen a su lado y qué ellos digan qué
hacer con ese texto.

• Hacer el “Mural de los Abuelos y Abuelas” donde además de


poder colgar los dibujos anteriores, también pueden traer fotos de
sus abuelos y abuelas tanto si están vivos como si no lo están.

• Invitar un día a la clase a algunos abuelos para enseñarles la


escuela, para que jueguen con ellos, les cuenten un cuento, les
enseñen una receta, etc.

• Dramatizar el cuento, distribuyendo los personajes. Se puede


dramatizar tal cual está o con lo que ellos quieran añadirle o
cambiar. También se puede hacer con marionetas.

8, 9 años

1. Visionado de la película: Ponette (1996)

Nacionalidad:Francia

Director: Jacques Doillon

Sinopsis:
Ponette es una niña de cuatro años que pierde a su madre
en un accidente de automóvil. Incapaz de resignarse,
aguarda el momento de reencontrarse con ella, mientras se consuela
con sus primos y compañeros.

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Al acabar la película, ya que son muy pequeños para realizar un
cineforum, lo más importante es que de manera regulada, hablen de
los sentimientos que les ha provocado la película.

Otras actividades:

™ El Recuerdo Agradecido: Traer al aula fotos y recuerdos de sus


familiares que ya no están. Hablar de ellos, de sus vidas. La experiencia
de recordarlos con cariño les hará ver que hacerlo no únicamente nos
sienta bien, sino que además, hacerlo, une a las personas por el hecho
de compartir vivencias y afectos y, que es recordando como nos
sentimos más cerca de los ausentes.

™ Jugar a las Definiciones Poéticas

¾ Narrativas

¿Qué es la vida?
¿Qué es la muerte?

Podemos hacer un día la pregunta ¿Qué es la vida? y que cada niño


o niña escriba su respuesta. Luego en un mural, las expondremos
todas. Otro día, haremos la otra pregunta. Y nos sorprenderá la
poeticidad de muchas respuestas –definiciones, con comparaciones
sugerentes, metáforas espontáneas, imágenes de pensamiento
mágico, etc.

¾ Plásticas

Moldeado: Se les entrega a cada uno dos trozos grandes de arcilla y se


les da la siguiente pauta: Uno, ha de representar la vida y el otro, la
muerte. Después cada uno comenta sus trabajos.

Mural: Por grupos, se les propone que plasmen con pintura (sin dibujo)
en un papel continuo blanco, la interdependencia de la vida y la
muerte.

Collage: En hojas DIN-A3, representar simbólicamente, a través de


imágenes y fotos, la vida y la muerte.

2. Lectura del cuento “Mejillas Rojas” (Janisch, H. 2006. Salamanca:


Lóguez)

17
Este cuento está encuadernado de una manera muy cálida y
entrañable que les encantará a los niños. El niño va haciendo un
recorrido fantástico de las “hazañas” de su abuelo que, aunque muerto,
él lo siente como vivo. Está narrado de manera sencilla, muy adecuada
al pensamiento y la visión del mundo de los niños.
Después de la lectura del cuento, se les puede invitar a que hagan ellos
su propio recorrido de las “hazañas “ de sus abuelos y abuelas, así como
rescatar algunas de las actividades propuestas para la lectura del
Cuento “¿Dónde está el abuelo?”

10, 11 años
1. Taller de juguetes con materiales reciclados

Los materiales reciclados es una manera de que puedan ver que todo
se transforma.
En la Bibliografía apuntamos algunos libros de donde se pueden extraer
muchas ideas para este taller.

3. Lectura de la leyenda inglesa “Jack y la muerte” (Semillas al viento.


Cuentos del Mundo, Bowley, T. Editorial Raices,)

Cuenta una leyenda inglesa que estando la madre de Jack debatiéndose


entre la vida y la muerte, su hijo bajó a la playa cercana a aliviar su tristeza. De
repente, una silueta alta y delgada, se acercó a él, vestida con una capa

18
negra y el rostro tapado, y le preguntó por la Granja Beanstalk, que era donde
él vivía. “¿Quién quiere saberlo?”, preguntó Jack. “La muerte”, respondió la
dama. Jack le pidió que lo demostrara metiéndose en una pequeña botella.
La muerte se encogió hasta meterse allí dentro. Jack había atrapado a la
muerte y volvió a casa feliz, donde encontró a su madre totalmente
recuperada y con mucha hambre. Cuando Jack empezó a buscar comida se
encontró con que los animales no se morían y las verduras no podían salir del
huerto. Los días pasaban y nada moría, todos tenían cada vez más hambre. Y,
además, cada vez había más de todo, más moscas, más pulgas. “Todo esto es
muy raro”, dijo la madre, “¿Qué has hecho?”, Jack le contó lo sucedido. “Vas
a tener que sacar la muerte de la botella”, siguió la madre. Cuando así lo hizo.
La muerte le dijo: “Quizás ahora entiendas que no soy enemiga de la vida,
pues sin mí, no existiría. Somos dos caras de la misma moneda, no podemos
existir la una sin la otra” Y se despidió. Jack volvió a la playa a mirar las olas ir y
venir, al regresar a casa, encontró a su madre sentada en su mecedora
favorita, con cara de serenidad, muerta.

Actividades:

a. ¿Cómo se imaginan la muerte? Que la describan o que la dibujen


b. ¿Cómo entienden que la muerte es necesaria para la regulación
de la vida? Que pongan más ejemplos
c. Hacer una representación teatral del cuento
d. Cambiar el final

12, 13 años

1. La muerte en mi cultura y en las demás culturas

Realizar un trabajo de investigación sobre “La muerte. Costumbres y


creencias en mi localidad”, a través de entrevistas con las personas
mayores y en los archivos de la localidad que refleje el antes y el ahora.
Sugerimos algunos temas: El luto, los funerales, el cementerio, la
incineración, el Día de Todos Los Santos, la danza funeraria, las
plañideras, el entierro, la indumentaria del muerto/a, la organización, la
intervención de los vecinos, la mortaja, el anuncio de la defunción, las
comidas en el consuelo, refranes, frases de condolencia, la ubicación
de los cementerios, la incineración, etc. Una vez documentados,
contrastar y comparar los trabajos, ya que habrá alumnos de diferentes
procedencias (Tanto de diferentes Comunidades como de diferentes
Países) así como propiciar un debate donde además de compartir lo
investigado, pueden si lo desean, hablar sobre sus creencias,
compartiendo con respeto, sin dogmatismos ni adoctrinamientos,
fomentando el pensamiento propio. Algunas sugerencias: ¿Qué
sentido tiene la vida?; ¿Qué sentido tiene la muerte?; ¿Cuáles son mis
creencias respecto al “más allá”, al después de la muerte?; ¿Qué creen

19
o no creen mis padres y cómo me lo han transmitido?; ¿Y mis abuelos?;
¿Qué opino yo sobre las creencias de mis padres o abuelos?

Es conveniente que, en el debate, tengan la documentación reunida


delante, así como resulta de vital importancia que sea un debate
organizado, para que sea efectivo y enriquecedor, además de
democrático.

4. Visionado de la película de animación “La novia cadáver” de Tim


Burton. EEUU, 2005

Sinopsis: La historia original comienza cuando por accidente, un joven judío


pronuncia las palabras del rito matrimonial a campo abierto. En ese momento,
del
suelo se levanta el cadaver de una novia y le reclama que debe casarse con
ella
puesto que enunció la oración matrimonial. Lo fantástico es que el joven está
comprometido con otra mujer y ahora debe resolver este conflicto de la mejor
manera posible.

La película es una propuesta para dialogar sobre lo valiosa que es la


vida, lo poco que pensamos en la muerte y porqué y la importancia del
amor.

3. Análisis de las películas y cuentos clásicos que ellos vieron cuando


eran pequeños para que se den cuenta que en todos ellos estaba
presente el tema de la muerte, eso dará pie también a que hablen de
cómo se sintieron al escuchar esos cuentos o al ver esas películas

20
14, 15 y 16 años
Lectura del llibre “El doble secret de l’àvia” de Jaume Cela (sobre la
eutanasia)
1. Visionado de la película Mar Adentro.

Actividades:
En los últimos años, las legislaciones de algunas Comunidades
Autónomas han sufrido cambios respecto a los últimos momentos de la
vida. La propuesta es:
1.- Desarrollar un trabajo de búsqueda conceptual y legislativa sobre:
1.1.- El significado de palabras relacionadas con el momento de la
muerte.
Cito algunas: Eutanasia, Testamento Vital, Muerte Súbita,
Suicidio, Cuidados
Paliativos, Médico Forense, Tanatología, Muerte Clínica,
Geriatría, Aulas
Hospitalarias. (DMD: www.eutanasia.ws)
1.2.-Estudio comparativo con las legislaciones de otros paises
referentes al tema. Es interesante verlo en Holanda, Japón y Estados
Unidos.
1.3.-Estudio comparativo de las Legislaciones de las diferentes
Comunidades Autónomas.
2.-Una vez documentados, propiciar un debate.
3.-Crear una Dinámica de Grupo en la que expresen cómo les gustaría
que fuera su momento final, quién les gustaría que le acompañaran ,
qué creen que harían si les comunicaran una enfermedad que no tiene
curación, etc.

5. Trabajo con poemas. Podemos elegir algunos poemas que traten el


tema desde diferentes perspectivas, comentarlos, analizarlos y
proponer que ellos busquen otros poemas y que escriban uno,
personal o colectivo. Proponemos algunos:

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“El descanso es un regalo” (Janos Pilinski) ; “Dice que no sabe”
(Alejandra Pizarnik)
“Cae en silencio” (Hugo Mújica); “Así, en pretérito pluscuamperfecto y
futuro absoluto” (Blanca Andreu); “Muere lentamente. (Pablo Neruda);
“Coplas a la muerte de mi tía Daniela” (Manuel Vázquez Montalbán);
“No le habléis desnudo” (Rafael Alberti); “Descobijémonos” (Gioconda
Belli); “Amor constante más allá de la muerte” (Francisco de Quevedo);
“Confesión” (Charles Bukowski); “Coplas a la muerte de su padre”
(Jorge Manrique); “Canciones para Altair” (Rafael Alberti) “Hombre que
mira al cielo” (Mario Benedetti)

Para acabar queremos ilustrar con un ejemplo una situación de


normalización de la muerte:

María es una maestra de educación infantil. Perdió a su madre. Tenía por


costumbre cantarles una canción que hablaba de las madres, cuando
entraban del patio para calmarles. A los pocos días de la muerte de su madre,
y siguiendo su costumbre empezó a cantarles la canción y cuando se dio
cuenta estaba soltando unas lagrimitas, los niños le preguntaron porqué
lloraba y ella les dijo que su mamá se había muerto y que eso le hacía estar
triste. La reacción de los niños fue darle un abrazo colectivo y ser muy
cuidadosos con ella durante un tiempo. Los niños tenían 3 años. En esta misma
clase pero al año siguiente, muere la madre de un alumno, el padre pide que
no se haga nada en la escuela, que prefiere decírselo él cuando encuentre la
ocasión. Se informa de esto a todos los padres y madres del aula para que, de
alguna manera, no comenten en casa lo ocurrido con sus hijos para que no
sean sus compañeros los que le comuniquen la noticia. A la semana, el niño
entra en
la clase y le dice a María “¿Tu sabes que mi mamá se ha muerto?”, la
profesora le responde que si quiere hablar de ello con sus compañeros y el
niño dice que sí, así que montan una pequeña asamblea donde los niños van
hablando libremente.

3. INTERVENCIÓN DIDÁCTICA POSTERIOR O PALIATIVA

3.1. ACLARACIONES PRELIMINARES

Creemos oportuno, antes de entrar en materia, hacer algunas


aclaraciones conceptuales:

A. Por intervención didáctica posterior o paliativa nos referimos a


aquella que tiene lugar después de una vivencia de pérdida

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significativa. Se fundamenta en el principio de que el trabajo educativo
desde una vivencia de muerte, además de acompañar humanamente
el sufrimiento y ayudar a elaborar el duelo, puede incrementar la
complejidad y evolución de la conciencia.

B. Desde nuestro punto de vista, el duelo:


™ No consiste en superar nada, en sentido estricto, sino en aprender a
vivir con la muerte de quien ya no está. Es un tiempo de dolor y
aprendizaje.
™ No es dar vueltas y vueltas a una situación dolorosa, sino de suelta
paulatina de carga dolorosa y ganancia en formación
(equilibración y crecimiento).
™ No consiste en sustituir nada, ni a nadie por nadie. No hay que
sustituir a la mascota, al abuelo, al padre o al hijo muertos por otras
personas y mucho menos si éstas son niños. El duelo es encontrarle su
hueco, de modo que de él o ella, que ya no están, queden
recuerdos buenos que además ayuden a vivir a todos los que
quedan. Desde esta perspectiva estamos de acuerdo con P.
Izaguirre en que “la esencia del duelo es un recuerdo agradecido
unido a un sentimiento de culpa saneado”.
™ Los niños no viven el duelo como los adultos, sus muestras de tristeza,
rabia o impotencia pueden ser muy variadas, incluso inesperadas y
no catalogadas y a veces con el Efecto Guadiana. Requieren de
nuestra atención amorosa constante para darnos cuenta de qué
están sintiendo y necesitando, nos dirán las cosas de manera
simbólica, indirecta, quizás mientras están jugando o viendo la
televisión, podrán expresar sus sentimientos más íntimos.

C. La buena elaboración del duelo o no puede tener consecuencias


emocionales en un futuro más o menos cercano que influirán en el tipo
de vínculo que establezca en sus relaciones y en la motivación por el
aprendizaje. Lo ilustraremos más adelante con casos concretos.
Además, hay dos cosas que influyen de manera positiva en la
elaboración del duelo y que están directamente relacionadas:

a. El vínculo que se tiene con la persona fallecida: paradójicamente


se da que cuanto más fuerte es el vínculo, cuantas más cosas se
han compartido antes de la despedida, el duelo es más
llevadero.

b. Haber realizado un trabajo de normalización previo a que suceda


cualquier pérdida, es decir haber reflexionado de una manera u
otra sobre la muerte propia y ajena.

D. Partiendo de la limitación espacial del artículo y en un intento de


coherencia metodológica que invita a la creatividad y a la adaptación
de las actividades al contexto y a la realidad de cada momento, hemos

23
escogido dedicar más espacio a hablar de orientaciones o pautas de
intervención enriquecidas con ejemplos de cómo algunos niños o
adolescentes viven el duelo y cómo se actuó basándonos
fundamentalmente en la ESCUCHA ATENTA de las necesidades del niño
o niña, de sus ideas respecto a la muerte, de la cantidad y la calidad
de información que ya poseía por parte de la familia, de lo que QUERÍA
SABER o no, aplicando de la manera más impecable posible el RESPETO.

Hemos añadido también una síntesis de “Algunas regularidades


evolutivas relativas al duelo” con la intención de proporcionar
información orientadora que guíe la elección de las actividades a
realizar así como una guía para descartar o detectar un duelo
patológico basándonos en el libro de Kroen, W. (2002)

3.2. PRINCIPIOS GENERALES DE ACTUACIÓN

Consideramos que las siguientes pautas deberían tenerse en cuenta para


todas las etapas educativas (A. de la Herrán et al., 2000, adaptado).
Todas ellas podrían sintetizarse en un solo epígrafe: RESPETO hacia el
proceso formativo del niño y el adolescente, favorecido desde un
contexto educativo tanto familiar como escolar:

Proporcionar seguridad emocional. Es preciso que haya una contención


afectiva, es decir, que el niño se sienta seguro afectivamente para
poder recorrer todas las fases del duelo sintiendo que no está solo y que
dispone de todo el amor necesario para hacerlo. Esto implica mucha
generosidad en mayúsculas por parte de los adultos, yendo más allá de
nuestros miedos y de nuestros prejuicios culturales y a favor del
crecimiento íntegro del niño o adolescente. Una actitud respetuosa es
una actitud no-egocéntrica. Contención afectiva no quiere decir
sobreprotección ni pretender evitarle el sufrimiento inherente a
cualquier pérdida significativa. Sólo el sufrimiento que se atraviesa
rodeado de amor, respeto y comprensión, es un sufrimiento que nos
hace crecer ya que no podemos evitarlo. Hacer esto es transmitirles que
el dolor forma parte de la vida y que somos capaces de integrarlo, y
atravesarlo. Es una buena lección de vida para posibles posteriores
pérdidas: cambios de casa, separaciones afectivas, fracasos escolares,
etc.

a) Manifestación normalizada de los sentimientos. Ocultar nuestra


tristeza si la hubiera o cualquier otro sentimiento que surja después de la
pérdida es mentir al niño. Los niños tienen la percepción sensitiva más
desarrollada que la nuestra porque aún no han puesto corazas y, por
tanto, captan nuestros verdaderos sentimientos, esta es la razón por la
que no conviene ser incoherentes entre lo que decimos y lo que
sentimos ya que el hecho de percibir la mentira les deja solos y

24
desamparados con la sensación de que no cuentan con ellos. Ellos se
perciben como un ser humano completo que merece ser tenido en
cuenta a todos los niveles, nuestra responsabilidad es transmitirles las
cosas adecuadamente a su edad, sin verdades a bocajarro ni mentiras
piadosas. La comunicación discreta de la situación acompañada de lo
que sentimos es establecer un vínculo de confianza y sinceridad que
ayudará en posteriores situaciones, contribuyendo a la consistencia y
madurez emocional del niño, proporcionándoles un modelo de
transparencia y claridad que le ayude a expresar sus sentimientos si así
lo deseara. Recordar que somos ejemplos, que somos una referencia de
cómo atravesar situaciones difíciles, por eso es importante actuar con
conciencia de esta responsabilidad añadida inevitable. Podríamos
resumir este apartado con tres palabras: Naturalidad, sinceridad y
honestidad.

b) Coordinación en la información entre las diferentes instituciones que


estén implicadas: familia, escuela, hospital: Lo primero es saber qué
quiere hacer la familia respecto a la información que le va a dar al niño o
adolescente y respetarlo dándole la información precisa sobre la
importancia de comunicar la verdad y cómo hacerlo. Después es muy
importante planificar las respuestas que va a dar el centro educativo y el
tutor/a en el periodo de duelo, de manera análoga a cómo se organiza
el periodo de adaptación en Educación Infantil. Sería importante la
Coherencia entre versiones, en la actuación personal, interpersonal, etc.
Aún así y si fuera imposible esta coherencia, conviene comunicar al niño
que las personas tiene diferentes creencias pero lo que más importa es lo
que él cree y siente. No conviene aplazar la comunicación de lo sucedido
o decir que se ha ido de viaje o que se ha quedado dormida la persona
que ha fallecido, mentiras como ésta pueden hacer temer al niño el
hecho de quedarse dormido por temor a morirse.

Evitación de frases hechas. A veces utilizamos frases como “No te


preocupes”, “No llores”, etc. para llenar un espacio y un tiempo donde el
silencio puede resultar incómodo. El silencio no es una herramienta a la
que estamos acostumbrados en nuestra cultura pero convendría incluirla.
Si estamos atentos a la necesidad del otro, quizás es el silencio empático
lo único que puede consolar. En estas situaciones, las explicaciones
ayudan muy poco o nada. Tampoco ayuda compararlo con situaciones
personales anteriores: “Yo también pasé por esto y…”, cada situación y
cada persona es única e irrepetible, este es el desafío para la creatividad,
el respeto y la generosidad. Es fundamental, por tanto, actuar sin
proyectar y amplificar los sentimientos propios en los del niño. Evitar
también frases engañosas que pueden conducir al desconcierto. Por
ejemplo:

25
1) Relaciones ficticias: “Al abuelito puedes pedirle lo que quieras,
porque como él está en cielo y ya es un ángel, te podrá ayudar
en todo”.
2) Violentar su pensamiento mágico: “No puedes hablar con tu
abuelo por teléfono, porque está muerto”.
3) Emplear la figura perdida como recurso de chantaje: “Yo me voy,
¿eh? Pero cuidado con lo que haces, que tu abuelo te está
viendo y me lo va a contar después”, o “¿Es que quieres que me
muera, como el abuelito/a?”.

c) Descartar la culpa. Hacerles saber -y decirlo tantas veces como sea


necesario- que ninguna persona puede causar la muerte de otra con su
pensamiento o con su deseo. Aunque nos parezca extraño, este
sentimiento de culpa se da con cierta frecuencia.

d) Confianza en el proceso del niño o adolescente, en sus recursos


personales para sobreponerse. Los niños y adolescentes si tienen un
ambiente afectivo que les contiene y les da seguridad, si no aceleramos
sus procesos ni injertamos esquemas ni dogmas, son capaces de
convivir con la ausencia del ser querido, a veces mejor que los adultos.
Una adecuada elaboración del duelo contribuye a una mayor
sensibilidad respecto al valor de la vida.

e) Normalización. Progresivamente, ayudar al niño a normalizar la


vida cotidiana. Volver a la escuela, relacionarse con los amigos,
reemprender sus actividades de ocio, etc.

f) Atención permanente. Aunque parezca que el niño ha atravesado


el duelo, podría ser que posteriormente aparezcan algunas fijaciones
como ritos o identificaciones compensatorias, también pueden haber
cambios de carácter, agresiones sin causas aparentes, depresiones
periódicas, interrogantes, opciones o preferencias condicionadas,
introversiones reactivas, sentimientos de injusticia, de solidaridad, de
entronque en el árbol de la vida, etc.), que nos pueden informar de cómo
va elaborando la experiencia de muerte.

3.3. SOBRE LA PLANIFICACIÓN Y LA ESTRUCTURA DEL ‘PERIODO DE


DUELO’ EN EL CENTRO DOCENTE

26
El periodo de duelo y su protocolo de actuación propondrían una forma
consensuada de proceder adaptable a la situación, a la edad, al centro y
a la cultura de la familia. Esta actuación se referiría a los padres, al niño, a
los compañeros, a los maestros y, en su caso, a otros profesionales del
mismo u otros centros, es decir a todos los agentes educadores y que
incluyera programaciones de aula y propuestas metodológicas concretas.
Desde el punto de vista de la actitud docente conviene se debe intentar
superar la actitud defensiva o evitadora, y plantearse la situación, como
causa de desarrollo personal, profesional e institucional si se tienen en
cuenta los principios generales de actuación.

Presentamos el Guión de un Protocolo de Actuación en Casos de Duelo:

1. Cómo va a ser la respuesta desde el centro a la familia: visitas,


flores, comunicación, carta, etc.
2. Cómo se va a realizar el intercambio de información familia-
maestro/a-profesionales implicados.
3. En su caso, cómo se va a obtener y difundir entre padres y con
alumnos la información específica y veraz (contrastada).
4. Cómo se va a adaptar la programación de aula y cuáles van a
ser las propuestas metodológicas concretas a realizar con el
grupo de alumnos de referencia y con otros grupos de alumnos
del mismo o distinto ciclo o etapa.
5. En su caso, cómo se va a planificar la adecuación individual del
niño o adolescente: acogida, propuestas metodológicas
paliativas o favorecedoras del duelo, observación y evaluación,
etc.
6. Criterios para la normalización del ritmo habitual del niño o
adolescente
7. Cómo se va a realizar el seguimiento escuela-familia.

Es importante contar con la opinión de los niños o adolescentes así como


incluir las ideas que puedan aportar

Con independencia de su buena planificación y de la profesionalidad


del equipo docente, es conveniente poder disponer, por si es necesario,
de alguna clase de asesoría pedagógica externa especializada en
Educación para la Muerte desde la normalización.

3.4. En la propuesta de W. Kroen (2002) podemos ver ALGUNAS


REGULARIDADES EVOLUTIVAS RELATIVAS AL DUELO. Recomendamos
ampliar la información con el capítulo 2 del libro “La muerte y su
didáctica” referido en la bibliografía.

Bebés de 0 a 10 meses:
Algunos niños manifiestan el cambio volviéndose malhumorados,
llorando más a menudo sin razón aparente o cambiando sus hábitos

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alimentarios y/o de sueño. Pueden captar el dolor de los que le rodean
si hay mucho llanto o cambios en su rutina.
Bebés de 10 meses a 2 años:
Cuando van tomando conciencia de que falta alguien importante, a
veces reaccionan con rabietas y arranques de ira para expresar su
desesperación. “Si mamá venía cuando lloraba, seguiré llorando hasta
que vuelva”.”Buscan” a la persona querida. Pierden interés por los
juguetes, por la comida,...Pueden volver a chuparse el dedo, adoptar
posturas fetales u otras conductas infantiles.
Niños de 2 a 5 años:
Pueden expresar: Perplejidad, Regresión, Ambivalencia (parece no
afectarles en absoluto). Expresan su dolor a través de juegos. Imitan las
reacciones emocionales de los padres. Se inquietan por otra posible
pérdida. Establecen vínculos. Comprueban la realidad
Niños de 6 a 9 años:
Pueden experimentar: Negación. Idealización de la persona que ha
muerto. Sentimiento de culpabilidad. Miedo y vulnerabilidad. Se ocupan
de los demás. Buscan a la persona fallecida
Los preadolescentes de 10 a 12 años:
Pueden percibir la muerte de un ser querido como algo que les hace ser
diferentes,
Intentar mantenerse por encima del dolor, mostrar su dolor pueden
hacerlo a través de la cólera, la rabia o la irritación, intentar crear un
“vínculo” con la persona que ha muerto a través de ritos (ponerse su
perfume, etc.), sentir miedo de su propia muerte y del otro progenitor.
Adolescentes:
Algunos no se permiten llorar, sobre todo con chicos y chicas de su
edad. A veces adoptan una actitud cínica, incrédula o pesimista ante
la vida en general. Algunos cuidan de sus familiares, en especial de los
pequeños y le dan un sentido útil a la vida. Nueva dimensión del
sentimiento de culpa.

¾ "W. Kroen (2002) propone un sistema de indicadores que informarían


de que el proceso puede estar resultando demasiado difícil y por tanto, va
a requerir especial atención incluyendo una atención profesional si fuera
necesario.(p. 94, adaptado):

9 Llorar en exceso durante largos períodos.


9 Enfados frecuentes y prolongados.
9 Cambios extremos en la conducta.
9 Patentes cambios en el rendimiento escolar y en las notas.
9 Retraerse durante largos períodos de tiempo.
9 Falta de interés por los amigos y por las actividades habituales
que le atraían.
9 Frecuentes pesadillas y problemas de sueño.
9 Pérdida de peso.
9 Apatía, insensibilidad y falta de interés general por la vida.

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9 Pensar negativamente sobre el futuro durante mucho tiempo.

Desde nuestra experiencia es muy importante el conocimiento previo del


niño para que indicadores como los anteriores puedan ser
adecuadamente interpretados. En caso de que se estime necesario,
conviene recurrir al apoyo psicológico de un profesional cualificado para
afrontar la situación de la manera más saludable.

3.5. PROPUESTAS DIDÁCTICAS PARA AYUDAR A ELABORAR EL DUELO


COLECTIVO

a) Asambleas o diálogos de aula donde se pueda hablar libremente de


los sentimientos de cada uno, de la persona fallecida, de los
recuerdos y vivencias que nos deja, de lo que pensamos sobre la
muerte, etc.
b) Cuentos adecuados para elaborar la pérdida: los cuentos pueden
representar personajes con los que los propios niños y sus situaciones
se identifiquen, favoreciendo con ello elaboraciones críticas y
conclusiones constructivas Apuntamos algunos en la Bibliografía para
niños.
c) Panel de fotografías y dibujos: En una parte de la clase pueden
colocarse fotografías de la persona que murió y dibujos realizados por
sus compañeros y amigos en los que aparezcan ellos y la persona
fallecida. La duración de la exposición del panel será una decisión
consensuada.
d) Rincón de [nombre de la persona]: Por turnos, en el momento de la
entrada, cada día un niño de la clase encenderá una vela, junto a
una fotografía del niño fallecido. Cuando todos los niños lo hayan
hecho, la maestra les preguntará qué desean hacer con la vela: si
desean seguir, transformar el rito o dejar de hacerlo.
e) Poemas y mensajes de despedida: Cada niño puede escribir, según su
gusto o interés, poemas y mensajes cuyo contenido sea algo que le
diríamos al niño si estuviera aquí, recuerdos positivos con el niño que
ya no está, sentimientos de agradecimiento, de disculpa, etc. Luego,
todos los niños saldrán al patio y decidirán qué hacer con los
mensajes. Proponemos algunas ideas: quemar sus mensajes, cuyas
cenizas se arrojarán al mar, quizá en una botella, o se extenderán por
el aire al infinito, meter los mensajes o las cenizas en un globo, hacer
papiroflexia con esos mensajes, exponerlos en un panel, hacer un
librito con ellos, enterrarlos, etc.
f) Salida para recordar: Se puede realizar una salida a la naturaleza, a
caminar u oxigenarse, en la cual se pueda plantar un árbol en
recuerdo del compañero/a fallecido.
g) Invitar a los familiares para celebrar su día de cumpleaños o recordar
el día en que murió con una tarta hecha por todos juntos, con
caramelos, etc.,

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h) Proyecto didáctico de duelo-web: Construcción de una página web
que permita, exteriormente, expresar las condolencias, e
interiormente, el sentimiento de duelo colectivo cargado de
información, simbolismo y estética. Esta web puede
destinarse a un niño concreto pero también puede formar parte de la
planificación educativa del centro.
i) Asistencia al velatorio, entierro o funeral, si algún compañero o amigo
lo desea.

Además de estas sugerencias, consideramos que las actividades a


realizar se ampliar con:
a. Las ideas de los compañeros del niño o adolescente que ha
sufrido la pérdida y de él mismo. Quizás no desee realizar nada
especial sino normalizar lo más posible su vida.
b. Las Actividades Previas sugeridas con anterioridad.
c. Todas aquellas que siguiendo los principios generales de
actuación, los adultos puedan idear.
d. La Bibliografía sugerida al final del artículo

Para finalizar este apartado decir que para los niños y adolescentes son
muy importantes las despedidas y los ritos, los cuales pueden ser
sugeridos por ellos mismos.

3.6. CASOS

a. DESMOTIVACIÓN POR EL APRENDIZAJE Y DUELOS APLAZADOS O NO


RECONOCIDOS

Sheila:

Motivo de la consulta:
La madre de Sheila ( 14 años) acude al despacho por los problemas de
conducta que presenta su hija: le miente, le pega, le habla mal y va
con niñas más mayores que ella, que también muestras
comportamientos poco deseables. Sheila tampoco se interesa por los
estudios. La madre quiere que hable con ella.

Datos a tener en cuenta después de la primera entrevista:


Sheila perdió a su padre cuando ella tenía 1 año de edad, murió de un
cáncer después de un período largo de hospitalización. Su madre se
volvió a casar hace 9 años y tiene un hijo con su nuevo marido. La
madre no se habla con la familia de su ex marido a causa de
problemas con la herencia, tampoco se habla con su hermana gemela
por otras razones. La niña quiere ir siempre a visitar a la familia de su
padre y su madre se lo niega. La madre no le ha mostrado nunca (por
no entristecerla) los sentimientos hacia su marido fallecido, piensa que,
“como era tan pequeña, no se debió enterar”, en cambio llora por él en

30
el despacho confesando que lo lleva siempre en el corazón. Sheila le
reprocha a su madre haberse vuelto a casar ya que eso significa que no
amaba a su padre.

Interpretación:
Las conductas agresivas e irrespetuosas de Sheila hacia su madre tienen
su origen en una mala comunicación e intercambio de sentimientos
donde no se ha tenido en cuenta la ausencia de padre que Sheila está
viviendo y la niña está haciendo una demanda indirecta. El desinterés
por los estudios es una consecuencia de su desazón emocional,
pensamos que se restablecerá cuando su corazón esté calmado. El
hecho de que la madre no manifestara sus sentimientos a su hija
respecto a la muerte del padre, han hecho que Sheila pensara que no
le amaba y se siente una extranjera en la nueva familia, de ahí y su
deseo de visitar a la familia de su padre, ya que es una manera de
recordarlo y de tenerlo presente, Sheila cree que en su nueva familia no
hay lugar para él, el que la madre se lo niegue por sus rencillas
personales, le incrementan el deseo y por tanto el desafío de hacerlo. Ni
la madre se permitió vivir con profundidad el duelo ni lo reconoció en su
hija, prefirió correr un tupido velo y empezar de nuevo pero la procesión
iba por dentro tanto la de ella como la de Sheila y ahora que inicia la
adolescencia, se ha destapado.

Orientaciones que se le dan a la madre


Que permita reunirse a su hija con la familia de su padre tantas veces
como quieran las dos partes; que le hable de los sentimientos hacia su
padre y cómo lo recuerda y lo lleva dentro; que, con complicidad de su
nuevo marido y de su hijo, puedan poner una foto del padre de Sheila
en la casa o en la habitación de ella, según prefiera; que mantenga
conversaciones con ella sobre su padre: cómo era, recuerdos, las cosas
que le gustaban, etc., o sea, que lo tengan en cuenta y que no pase al
olvido como si nunca hubiera existido; que, a pesar de que el
comportamiento de Sheila no invita a ser cariñosa con ella, que le haga
muestras de su afecto, que le diga las cosas positivas que tiene, que
pronuncie las palabras “te quiero”, que le haga sentir parte de la nueva
familia. La madre sigue más o menos las orientaciones viniendo
semanalmente al despacho y Sheila empieza a disminuir sus conductas
agresivas y a interesarse más por los estudios.

Entrevistas con Sheila


Se le explica que su mamá ha venido al despacho porque está
preocupada por cómo se comporta y le gustaría que le ayudaran a
que las cosas cambiaran. Sheila no habla, sólo asiente con la cabeza a
todo lo que se le dice. Le explicamos que entendemos que eche de
menos a su papá y que nos parece bien que visite a la familia de su
padre, que así se lo hemos dicho a su madre para que lo entienda y lo
permita, le explicamos también que el hecho de que su madre no haya

31
llorado a su padre era para no entristecerla pero que le echa de menos
tanto como ella, también le hacemos ver que su madre la quiere y la
cuida y que el marido de su madre, también y que eso debería tenerlo
en cuenta y agradecerlo porque podría haber sido de otra manera. Le
hacemos ver que su madre va a hacer lo posible por cambiar actitudes
y que ella, debería intentarlo también para que la convivencia sea
más agradable para todos. En la segunda entrevista, le preguntamos
cómo van las cosas y con una sonrisa en la cara, dice que mejor.

Seguimiento y conclusiones
Aunque las cosas han ido mejorando en casa, lo cual es un indicador
de que acertamos las razones profundas de su conducta y de su
desmotivación por los estudios, han sido muchos años (13) en los que
Sheila se ha sentido apartada, y que irán saliendo demandas indirectas
a las que habrá que atender para ir equilibrando el hueco afectivo que
siente.

Mª Camila:

Motivo de la consulta:
La madre de Mª Camila (9 años) viene al despacho preocupada por la
desmotivación de su hija hacia los estudios, quiere que le haga pruebas.

Datos a tener en cuenta en la entrevista:


La familia procede de Uruguay, han venido a España hace un par de
años, durante la entrevista vamos sabiendo que su madre había
perdido a una niña de 2 años antes de que naciera Mª Camila y que no
se había atrevido a enfrentarse al dolor de la pérdida, rompió su
matrimonio, se casó de nuevo y nacieron sus otros dos hijos. En casa
suelen haber tensiones.

Interpretación:
Mª Camila no está atenta en clase y tampoco hace los deberes en
casa debido a la falta de armonía en la convivencia en casa, esta
conducta provoca más tensión y es el pez que se come la cola
consiguiendo que el desinterés de la niña vaya en aumento. Parte de
las tensiones vienen de que el marido le recrimina que la madre no se
está entregando a su hijos y pasa mucho tiempo con “sus actividades”
siendo el padre el que se ocupa de ellos la mayor parte del tiempo. La
madre de Mª Camila tenía miedo de volver a sufrir si los amaba con
locura y se había quedado a medio camino.

Orientaciones
Le hacemos reflexionar sobre el origen profundo de su falta de entrega
que ella reconoce, le aconsejamos que se enfrente al dolor, haciendo
una terapia de duelo con una especialista de la zona.

32
Seguimiento y conclusiones
Así lo hizo durante un año. Al traspasar el dolor, pudo entregarse a su
nueva vida, a su nueva familia, hablar de la hermanita muerta,
recordarla, hacerle un lugar entre ellos y poco a poco la convivencia se
volvió más armónica y Mª Camila empezó a tener interés por la escuela.
Actualmente la madre ayuda a otros padres que han perdido hijos.

c. OCULTACION Y DUELO CREATIO

Motivo de la consulta:
El padre de Cristian (6 años) acaba de enviudar, llora diciendo que no
sabe cómo decírselo a su hijo y pidiendo orientación. Nos informa de
que la abuela le ha dicho que su mamá está dormidita, pero que él
cree que eso no es bueno.

Datos a tener en cuenta:


La madre de Cristian tenía un cáncer, estuvo tres meses hospitalizada y
después murió. Durante la enfermedad de su madre y actualmente, el
niño y su hermano mayor están básicamente a cargo de su abuela, la
madre de su madre, ya que el padre trabaja y está casi todo el día
fuera de casa. Cristian es un niño muy inquieto y con pocas
capacidades cognitivas, tanto el padre como la madre y la abuela ya
habían venido al despacho por estas razones. Cuando el diagnóstico
de la madre es de enfermedad incurable, la abuela viene a preguntar
qué tiene que hacer, le decimos que es importante que el niño la visite
al hospital, que la vaya viendo y compartiendo con ella los momentos
que pueda. La abuela dice que no, que no quiere que el niño la vea
así, decide no informar a su nieto de la gravedad de su madre. El día
que muere Gema tampoco se lo dicen y al día siguiente la llevan a
enterrar mientras el niño está en la escuela. En un momento durante las
clases de la tarde, otros niños de su edad le dicen “tu madre se ha
muerto, tu madre se ha muerto”. Cristian parece no haber oído nada. Al
día siguiente, el niño está más inquieto que de costumbre, la maestra
pide orientación y decidimos llamar al padre para que nos diga que le
han dicho a Cristian y no interferir en la información, le pedimos permiso
para tratarlo en el aula si vemos el momento o si Cristian o los otros
niños sacan el tema.

Interpretación:
El niño está inquieto porque está viviendo una confusión de información
y por tanto de sentimientos, ni su padre ni su abuela le han dicho que su
madre ha muerto, ni le han dado la oportunidad de despedirse, piensa
que está dormidita y que un día se despertará tal y como le ha dicho la
abuela, en cambio sus compañeros dicen que está muerta. Se tomará
su tiempo en ordenar estas informaciones y, por tanto sus sentimientos,
hasta que se dé cuenta de que su mamá se ha muerto o su padre se lo
comunique, a partir de ahí podrá empezar el duelo.

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Orientaciones y actuación
Le indicamos al padre que lo mejor es decirle con cariño y protección
que mamá estaba muy malita y que se ha muerto y que luego esté
atento a sus manifestaciones o a sus preguntas y que intente
responderlas de la manera más sincera y amorosa posible sin mentiras
de ningún tipo.

En el colegio, los niños lo comentan, con el permiso de la maestra y del


equipo directivo, subimos al aula con la intención de hablarlo o leer un
cuento. La sesión discurre así:

-Hola peques, estoy aquí porque ha pasado algo importante


-¡Que nos hemos portado mal!, dicen varios a la vez
-No, no es eso. Esperad a ver si Cristian lo sabe, voy a hacerle una escuchita. ¿Qué ha
pasado Cristian?
-Que no he hecho los deberes
-No, digo con tu mamá
-Que está dormidita

Al comprobar que no quiere reconocer o que su padre y la abuela no le


han dicho que su mamá ha muerto, la sesión se encamina por otros
derroteros

-Bueno, pues como nadie lo sabe, os lo digo yo. La maestra está muy contenta con
vosotros y me ha dicho que venga a contaros un cuento y que hagamos juegos
-¡Bieeeeenn!

Volvemos a hablar con su padre por teléfono, dice que se lo dirá esa
misma tarde, que él también ve la importancia de hacerlo a pesar de
que la abuela no sea partidaria pero que es su hijo y él decide. Al día
siguiente, subimos a la clase y nada más entrar, Cristian me dice que su
madre se ha muerto, a continuación otros niños empiezan a hablar de
que también se les murió un gatito o su abuelo y lo describen,
aprovecho para contarles un cuento sobre el tema y me despido.

Seguimiento y conclusiones
La maestra y yo decidimos estar atentas al proceso de Cristian, el cual
no hace en ningún momento muestras de pena o tristeza, sigue jugando
y riendo como siempre, lo que hizo fue dibujar a su madre durante un
mes cada vez que la maestra mandaba tareas o daba tiempo libre,
lleno 5 libretas con su madre: Gema en la playa, en el parque, en la
cocina, de viaje, esquiando. Aquí tenemos que reconocer que la
maestra no interfirió en su peculiar proceso de elaboración del duelo al
no obligarle a realizar sus tareas como los otros niños primando su
desarrollo a la adquisición de conocimientos. Después de un tiempo,
Cristian le pidió a su maestra si podían celebrar el cumpleaños de su
madre y así lo hicieron.

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d. DUELO ATRASADO Y ATENDIDO

Motivo de la consulta
La madre de Aida (11 años) viene al despacho a comunicar que su
marido ha muerto por si vemos que la niña baja el rendimiento o
muestra alguna conducta a tener en cuenta.

Datos a tener en cuenta:


Su padre muere después de una larga enfermedad en casa. Es un
hombre con mal genio que nunca se ha llevado bien con la niña. Esto
sucede en Enero. En Junio, la madre nos llama diciendo que la niña
tiene pesadillas, sueña con su padre, que se le aparece por las noches y
que le pide que vaya con ella, no quiere dormir sola. Hasta ese
momento la niña no ha cambiado en nada su actitud ni su
comportamiento.

Orientaciones y actuación
Son vacaciones y como le dí el teléfono para que me llamara si fuera
necesario, voy a su casa. Hablo con la niña, me cuenta lo que sueña y
lo que siente. Aida quiere ser Egiptóloga y me enseña el almacén de
fósiles y piedras que tenía su padre que era paleontólogo, allí vemos un
cuarzo muy grande y le digo que lo coja que le voy a enseñar un
secreto del cuarzo. Vamos a su cuarto y le digo que el cuarzo es una
piedra que emite buenas vibraciones y que la protegerá de sus malos
sueños. Le aconsejamos a su madre que la niña no duerma sola durante
el tiempo que lo precise y que hablen de sus sueños si volvieran a
repetirse. La madre ya tenía un nuevo novio y le costaba un poco lo de
dormir con la niña, así que fueron combinándolo con traer amiguitas a
casa, o que ella se quedara a dormir en casa de otros, cambiaron la
decoración de la habitación manteniendo el cuarzo y poco a poco las
pesadillas fueron remitiendo.

Seguimiento y conclusiones
Ya no volvieron a repetirse las pesadillas y su vida transcurre de manera
normalizada. El hecho de utilizar el cuarzo como recurso es por las
características, los intereses y la madurez de la niña, quizás con otro niño
esto no hubiera funcionado pero ella había visto en casa el interés que
las piedras despertaban en su padre. Es muy importante respetar los
miedos de los niños y acompañarlos sin descalificarlos, así los pueden
traspasar.

Podemos observar en estos ejemplos las diferentes maneras en que los


niños pueden atravesar su duelo y cómo la mejor forma de
acompañarles es respetarlos teniendo en cuenta su edad, sus
preferencias, su carácter y su familia.
4. BIBLIOGRAFIA

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