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Aportaciones Didácticas
para tratar la muerte con los
niñ@s
MAR CORTINA SELVA
Psicopedagoga.
Presidenta de la Asociación española
de
Tanatologia
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Profesorado y Educación
(Universidad Autónoma de
Madrid).
INDICE:
1. FUNDAMENTACIÓN
4. BIBLIOGRAFÍA
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1. FUNDAMENTACION
A. Complejidad y Evolución
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que no facilita la opción personal: ni el atreverse a saber de Kant, ni
siquiera el saber atreverse. El tabú que envuelve este tema se refleja
ineludiblemente en la Educación, y sobre todo en su ausencia de los
proyectos educativos. Tanto la Psiquiatría como la Psicología infantiles han
dado pasos decisivos en el campo de la elaboración significativa de la
muerte en el niño, como en el desarrollo de la atención personal y familiar
ante situaciones de pérdida y elaboración del duelo. Ahora le toca el
turno a la Pedagogía y la Didáctica, -y este texto es buena prueba de ello-
a la hora de contemplar la respuesta educativa ante situaciones de
muerte, desde el punto de vista de una educación preventiva y en cuanto
a la formación del profesorado. Los profesores piensan que es cosa de la
familia, la familia no sabe muy bien cómo hacerlo influidos por el tabú
sociocultural; por algunas creencias: “Ya pensará en eso cuando le toque,
¿para qué hacerle sufrir antes?”, “Es muy pequeño para darse cuenta”,
etc. Y por razones justificadas por las creencias ya que hablar de la muerte
con los hijos es enfrentarse a sus miedos y a sus dolores, entonces mejor
esquivar el tema. Esta evitación deja a los niños solos en sus sentimientos,
en sus inquietudes, en las grandes preguntas de la vida. Atender sus
demandas es avanzar en la destabuización, es generar confianza, es
animarles a investigar, es darles consistencia emocional, es generosidad,
es transmitir lo valiosa que es la vida, es el Amor puesto en práctica.
La escuela no puede ya esconder la cabeza o mirar para otro lado más
tiempo ante éste, uno de los últimos tabúes. La conciencia de la muerte es
clave para una orientación de la vida. Es la base para vivir mejor y con mayor
plenitud, otorgando la importancia debida a las cosas que la tienen, y existir con
todo el sentido que proporciona una responsabilidad más consciente. Algunos
hechos cotidianos relacionados con la muerte comprendida como fenómeno
(A. de la Herrán et al., 1999, 2000, adaptado) sustentan estos planteamientos
educativos:
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que se origina y se proyecta más allá de nuestra vida concreta, una de cuyas
fuentes de motivación es esa responsabilidad naturalmente heredada y por
legar. Este modo de apercepción requiere de y puede ayudarnos a percibir la
vida más allá del ego individual y colectivo, quizá desde una conciencia más y
más compleja, hasta ser capaz de otorgar a la vida su justa importancia.
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experimentable, intuida, espontánea (natural), escatológica (transgresora) y
de interés variable. Es en nuestro camino hacia la adultez que influidos por
las creencias sociales cuando convertimos la muerte en una realidad
concreta, fenoménica, trágica, misteriosa, incomprensible, artificiosa
disfrazada, tabuizable e incluso cotizable en bolsa.
1.2. ¿CÓMO?
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posteriores o paliativas). Tanto unas como otras están ampliamente
desarrolladas en los apartados que siguen a éste. Nos gustaría sin
embargo hacer unas aclaraciones DIDÁCTICAS sobre cuándo y cómo
podemos realizar las actividades que proponemos.
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Relacionado con los temas transversales. Se hace necesario dentro de
la redefinición y apertura de la que hablábamos al principio, decir que
consideramos la muerte no como un tema curricular ni tampoco como
un transversal sino como uno de los TEMAS RADICALES O PERENNES.
Diríase que se comporta como una espiral o radical a todos ellos,
entendiendo por radical relativo al fondo o a la raíz de la cuestión, pero
también a su solidez y orientación: cuando las raíces son largas y fuertes,
el árbol puede ser alto y sostenerse. No se podría presentar como un
área curricular más, pero tampoco encajaría exactamente con las
características de los temas transversales ordinarios, vinculados a
necesidades sociales expresas.
Mirado bien, observamos que la muerte atraviesa a todos los temas
transversales y a todas las áreas de conocimiento y materias sin ser un
área o materia prescrita. “¿O acaso no hay relaciones evidentes entre
muerte y ciclos biológicos, la educación para la paz, para el consumo,
para el progreso social, para la salud, para la igualdad de
oportunidades, o la educación ambiental, sexual, vial, etc.?” (A. de la
Herrán, 1997b, p. 38).
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Animándoles a indagar, respetando sus elaboraciones y su evolución
respecto al concepto de muerte.
1.4 ¿QUIEN?
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9 Tener necesidad de conocimiento y respeto profundo por las
necesidades socio-afectivas de sus alumnos
9 Disfrutar con la investigación, el descubrimiento y el trabajo en
equipo
9 Ser conscientes de la situación socio-económica-histórico-política
que vivimos y, por tanto, tengan como prioridad una educación
para la universalidad que busca, no sólo, un alumno crítico y
transformador, sino capaz de inquietarse por las cuestiones últimas
del ser humano
9 Tener necesidad de cambios innovadores fruto de la auto-
evaluación
Pensamos que, prioritariamente serían los tutores o tutoras, así como los
psicopedagogos/as quienes deberían formarse para transmitir a los
demás compañeros/as la necesidad de no descartar ni ignorar el tema
de la muerte en la Educación.
CONCLUYENDO
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de educación es esencial trabajar el desaprendizaje significativo y el
reaprendizaje (trans)formador, en el sentido de favorecer que el alumno
se capacite para ir redefiniendo dialécticamente y desde esquemas de
conocimiento más potentes o complejos multitud de cúmulos de
miedos no-evolutivos, sesgos y prejuicios inconsistentes, tapones
doctrinarios y mitos gratuitos en torno a la muerte, el morir, los muertos,
la postmortalidad, la tradición ritual, etc.
Para 3, 4 y 5 años:
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mejor amigo de Freddy era Daniel. Era la hoja más grande de la rama y daba
la impresión de haber estado allí antes que todos los demás. A Freddy le
parecía que Daniel era el más sabio. Fue Daniel el que les contó que eran
parte de un árbol, y les explicó que crecían en un parque público. Fue Daniel
el que les dijo que el árbol tenía raíces fuertes que estaban ocultas en la tierra,
allá abajo. Les habló de los pájaros que iban a posarse en esa rama y
cantaban canciones matinales. Les habló del sol, la luna, las estrellas y las
estaciones. A Freddy le gustaba mucho ser una hoja. Le gustaba su rama, le
gustaban las leves hojas que eran sus amigos, su lugar cerca del cielo, el viento
que lo empujaba de aquí para allá, los rayos del sol que le daban calor, las
nubes que los cubrían con grandes sombras blancas.
El verano había sido especialmente agradable. Los grandes días de calor eran
placenteros, y las noches cálidas, apacibles y ensoñadoras. Ese verano hubo
mucha gente en el parque. Con frecuencia iban a sentarse bajo el sol de
Freddy. Daniel les dijo que el dar sombra era parte de su finalidad.
-¿Qué es una finalidad?-había preguntado Freddy.
-Una razón para existir- había respondido Daniel.
-Hacer las cosas más agradables para los otros es una razón para existir. Dar
sombra a los ancianos que vienen para escapar del calor de sus casas; ofrecer
un lugar fresco para que los niños vengan a jugar; abanicar con nuestras hojas
a los que vienen a hacer picnic y comen sobre manteles a cuadros. Todas
éstas son razones para existir.
A Freddy le gustaba en particular la gente mayor. Se sentaban tranquilos sobre
el pasto fresco y casi nunca se movían. Conversaban en susurros de los
tiempos idos. Los chicos también eran entretenidos, aunque a veces hacían
agujeros en el tronco del árbol o tallaban sus nombres en él. Aún así, era
divertido verlos moverse tan rápido y reírse tanto.Pero el verano de Freddy
pasó pronto. Se esfumó en una noche. Freddy nunca había tenido tanto frío.
Todas las hojas tiritaban. Estaban cubiertas con una delgada capa de blanco
que se derritió rápidamente y las dejó empapadas de rocío, resplandecientes
bajo el sol de la mañana. Otra vez fue Daniel el que les explicó que habían
vivido su primera helada, la señal de que ya era otoño y pronto llegaría el
invierno. Casi enseguida, todo el árbol, en realidad todo el parque, se
transformó en una llamarada de color. Apenas quedó alguna hoja verde.
Alfred se había vuelto de un color amarillo profundo. Ben de un naranja
brillante. Clara se había vuelto roja como una llama; Daniel, púrpura profundo,
y Freddy estaba rojo y dorado y azul. Qué hermosos estaban todos. Freddy y
sus amigos habían convertido el árbol en un arco iris.
-¿Por qué nos ponemos de diferentes colores- preguntó Freddy-, si estamos en
el mismo árbol?
-Cada uno de nosotros es diferente del otro. Hemos tenido experiencias
diferentes del otro. Hemos mirado al sol, y hemos dado sombra de maneras
diferentes. ¿Por qué no habríamos de tener distintos colores?- dijo Daniel,
realista.
Daniel le dijo a Freddy que esa estación maravillosa se llamaba otoño. Un día
sucedió algo muy extraño. Las mismas brisas que antes los habían hecho
bailar, comenzaron a empujarlos y a tirar de sus tallos, casi como si estuvieran
enojadas. Esto fue la causa de que algunas de las hojas se quebraran y
cayeran de sus ramas y fueran levantadas por el viento, sacudidas de un lado
a otro, hasta posarse blandamente sobre el suelo.
Todas las hojas se asustaron.
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-¿Qué esta sucediendo?- se preguntaban unas a otras en susurros.-Lo que
sucede en el otoño- les dijo Daniel-. Ha llegado el momento de que las hojas
cambien de hogar. Algunas personas lo llaman morir.
-¿Todas nosotras moriremos?- preguntó Freddy.
-Sí- respondió Daniel-. Todo muere, sea grande o pequeño, débil o fuerte.
Primero cumplimos nuestra tarea. Sentimos el sol y la luna, el viento y la lluvia.
Aprendemos a bailar y a reír. Luego morimos.
-¡Yo no voy a morir!- dijo Freddy con determinación- ¿Tú vas a morir, Daniel?
-Sí- respondió Daniel-, cuando llegue mi hora.
-¿Cuándo será?- pregunto Freddy.
-Nadie lo sabe con certeza- respondió Daniel
Freddy observó que las otras hojas continuaban cayendo, y pensó: Debe de
haber llegado su hora;
Vio que algunas de las hojas resistían a los golpes del viento antes de caer, y
que otras simplemente se dejaban ir y caían mansamente. Pronto el árbol
quedó casi desnudo.
-Tengo miedo de morir- le dijo Freddy a Daniel; No sé qué es lo que hay allá
abajo.
-Todos tememos a lo que no conocemos, Freddy. Es natural- lo tranquilizó
Daniel-. Sin embargo, no tuviste miedo cuando la primavera se convirtió en
verano. No tuviste miedo cuando el verano se transformó en otoño. Eran
cambios naturales. ¿Por qué tendrías que temer a la estación de la muerte?
-¿El árbol también muere?- preguntó Freddy.
-Algún día. Pero hay algo más fuerte que el árbol: la Vida, la vida es eterna, y
todos somos parte de ella.
-¿Adónde iremos cuando muramos?
-Nadie lo sabe. ¡Ese es el gran misterio!
-¿Regresaremos en la primavera?
-Nosotros no, pero la vida sí.
-¿Entonces cuál ha sido la razón de todo esto?- siguió preguntando Freddy-.
¿Por qué estamos aquí? ¿Sólo para caer y morir?
Daniel respondió a su manera objetiva:
-¿Por qué? Por el sol y la luna; por los momentos felices que hemos pasado
juntos; por la sombra y los ancianos y los niños; por los colores del otoño; por las
estaciones. ¿No son razones suficientes?
Esa tarde, en la luz dorada del crepúsculo, Daniel se desprendió de la rama.
Cayó sin esfuerzo. Y mientras caía parecía sonreír apaciblemente.
-Hasta pronto, Freddy dijo.
Después, Freddy quedó solo. Era la única hoja que permanecía en su rama. La
primera nevada cayó a la mañana siguiente. Era blanda, blanca y suave;
pero era dolorosamente fría. Casi no hubo sol ese día, que fue muy corto.
Freddy notó que perdía el color y se ponía quebradizo. No dejaba de hacer
frío, y la nieve pesaba mucho sobre él.
Al amanecer llegó el viento que separó a Freddy de su rama. Al caer, vio el
árbol entero por primera vez. ¡Qué fuerte y firme era! Estaba seguro de que
viviría mucho tiempo, y el saber que había sido parte de esa vida lo llenó de
orgullo. Freddy fue a parar sobre un montículo de nieve. Era bastante blanda,
y hasta cálida. En esta nueva posición, Freddy estaba más cómodo que
nunca. Cerró los ojos y se quedó dormido. No sabía que después del invierno
llegaría la primavera y la nieve se derretiría y se transformaría en agua. No
sabía que su ser aparentemente seco e inútil, se uniría al agua y serviría para
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que el árbol se hiciera más fuerte. Y, sobre todo, no sabía que allí, dormidos en
el árbol y en la tierra, ya había proyectos de nuevas hojas que nacerían en la
primavera.
Todo cierran los ojos o se les pone un pañuelo o se oscurece el aula, uno
de los niños cuando la profesora le toca el hombro tiene que salir de la
clase. Después abren los ojos o se da la luz y los demás tiene que decir
quién falta, al decirlo, entra y se vuelve a repetir el juego.
Para 6 y 7 años
Actividades:
• Preguntar a los niños y niñas dónde creen ellos que está el abuelo
y que vayan contestando, escuchándose. Es un momento en el
que les gusta hablar sobre sus experiencias referidas al tema.
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• Juego de añadir una página al libro. Por ejemplo: A qué otra
persona podría preguntar la protagonista “¿Dónde está el
abuelo?”, ¿Cual podría ser su respuesta?. Partimos de la
elaboración de una “hipótesis fantástica”, en la línea del gran
maestro Gianni Rodari. La propuesta puede ser individual, cada
niño hace “su aportación”, o colectiva, haciéndola entre todos.
Luego se ha de ilustrar como hace en el cuento de verdad,
Amparo Peguero.
8, 9 años
Nacionalidad:Francia
Sinopsis:
Ponette es una niña de cuatro años que pierde a su madre
en un accidente de automóvil. Incapaz de resignarse,
aguarda el momento de reencontrarse con ella, mientras se consuela
con sus primos y compañeros.
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Al acabar la película, ya que son muy pequeños para realizar un
cineforum, lo más importante es que de manera regulada, hablen de
los sentimientos que les ha provocado la película.
Otras actividades:
¾ Narrativas
¿Qué es la vida?
¿Qué es la muerte?
¾ Plásticas
Mural: Por grupos, se les propone que plasmen con pintura (sin dibujo)
en un papel continuo blanco, la interdependencia de la vida y la
muerte.
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Este cuento está encuadernado de una manera muy cálida y
entrañable que les encantará a los niños. El niño va haciendo un
recorrido fantástico de las “hazañas” de su abuelo que, aunque muerto,
él lo siente como vivo. Está narrado de manera sencilla, muy adecuada
al pensamiento y la visión del mundo de los niños.
Después de la lectura del cuento, se les puede invitar a que hagan ellos
su propio recorrido de las “hazañas “ de sus abuelos y abuelas, así como
rescatar algunas de las actividades propuestas para la lectura del
Cuento “¿Dónde está el abuelo?”
10, 11 años
1. Taller de juguetes con materiales reciclados
Los materiales reciclados es una manera de que puedan ver que todo
se transforma.
En la Bibliografía apuntamos algunos libros de donde se pueden extraer
muchas ideas para este taller.
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negra y el rostro tapado, y le preguntó por la Granja Beanstalk, que era donde
él vivía. “¿Quién quiere saberlo?”, preguntó Jack. “La muerte”, respondió la
dama. Jack le pidió que lo demostrara metiéndose en una pequeña botella.
La muerte se encogió hasta meterse allí dentro. Jack había atrapado a la
muerte y volvió a casa feliz, donde encontró a su madre totalmente
recuperada y con mucha hambre. Cuando Jack empezó a buscar comida se
encontró con que los animales no se morían y las verduras no podían salir del
huerto. Los días pasaban y nada moría, todos tenían cada vez más hambre. Y,
además, cada vez había más de todo, más moscas, más pulgas. “Todo esto es
muy raro”, dijo la madre, “¿Qué has hecho?”, Jack le contó lo sucedido. “Vas
a tener que sacar la muerte de la botella”, siguió la madre. Cuando así lo hizo.
La muerte le dijo: “Quizás ahora entiendas que no soy enemiga de la vida,
pues sin mí, no existiría. Somos dos caras de la misma moneda, no podemos
existir la una sin la otra” Y se despidió. Jack volvió a la playa a mirar las olas ir y
venir, al regresar a casa, encontró a su madre sentada en su mecedora
favorita, con cara de serenidad, muerta.
Actividades:
12, 13 años
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o no creen mis padres y cómo me lo han transmitido?; ¿Y mis abuelos?;
¿Qué opino yo sobre las creencias de mis padres o abuelos?
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14, 15 y 16 años
Lectura del llibre “El doble secret de l’àvia” de Jaume Cela (sobre la
eutanasia)
1. Visionado de la película Mar Adentro.
Actividades:
En los últimos años, las legislaciones de algunas Comunidades
Autónomas han sufrido cambios respecto a los últimos momentos de la
vida. La propuesta es:
1.- Desarrollar un trabajo de búsqueda conceptual y legislativa sobre:
1.1.- El significado de palabras relacionadas con el momento de la
muerte.
Cito algunas: Eutanasia, Testamento Vital, Muerte Súbita,
Suicidio, Cuidados
Paliativos, Médico Forense, Tanatología, Muerte Clínica,
Geriatría, Aulas
Hospitalarias. (DMD: www.eutanasia.ws)
1.2.-Estudio comparativo con las legislaciones de otros paises
referentes al tema. Es interesante verlo en Holanda, Japón y Estados
Unidos.
1.3.-Estudio comparativo de las Legislaciones de las diferentes
Comunidades Autónomas.
2.-Una vez documentados, propiciar un debate.
3.-Crear una Dinámica de Grupo en la que expresen cómo les gustaría
que fuera su momento final, quién les gustaría que le acompañaran ,
qué creen que harían si les comunicaran una enfermedad que no tiene
curación, etc.
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“El descanso es un regalo” (Janos Pilinski) ; “Dice que no sabe”
(Alejandra Pizarnik)
“Cae en silencio” (Hugo Mújica); “Así, en pretérito pluscuamperfecto y
futuro absoluto” (Blanca Andreu); “Muere lentamente. (Pablo Neruda);
“Coplas a la muerte de mi tía Daniela” (Manuel Vázquez Montalbán);
“No le habléis desnudo” (Rafael Alberti); “Descobijémonos” (Gioconda
Belli); “Amor constante más allá de la muerte” (Francisco de Quevedo);
“Confesión” (Charles Bukowski); “Coplas a la muerte de su padre”
(Jorge Manrique); “Canciones para Altair” (Rafael Alberti) “Hombre que
mira al cielo” (Mario Benedetti)
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significativa. Se fundamenta en el principio de que el trabajo educativo
desde una vivencia de muerte, además de acompañar humanamente
el sufrimiento y ayudar a elaborar el duelo, puede incrementar la
complejidad y evolución de la conciencia.
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escogido dedicar más espacio a hablar de orientaciones o pautas de
intervención enriquecidas con ejemplos de cómo algunos niños o
adolescentes viven el duelo y cómo se actuó basándonos
fundamentalmente en la ESCUCHA ATENTA de las necesidades del niño
o niña, de sus ideas respecto a la muerte, de la cantidad y la calidad
de información que ya poseía por parte de la familia, de lo que QUERÍA
SABER o no, aplicando de la manera más impecable posible el RESPETO.
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desamparados con la sensación de que no cuentan con ellos. Ellos se
perciben como un ser humano completo que merece ser tenido en
cuenta a todos los niveles, nuestra responsabilidad es transmitirles las
cosas adecuadamente a su edad, sin verdades a bocajarro ni mentiras
piadosas. La comunicación discreta de la situación acompañada de lo
que sentimos es establecer un vínculo de confianza y sinceridad que
ayudará en posteriores situaciones, contribuyendo a la consistencia y
madurez emocional del niño, proporcionándoles un modelo de
transparencia y claridad que le ayude a expresar sus sentimientos si así
lo deseara. Recordar que somos ejemplos, que somos una referencia de
cómo atravesar situaciones difíciles, por eso es importante actuar con
conciencia de esta responsabilidad añadida inevitable. Podríamos
resumir este apartado con tres palabras: Naturalidad, sinceridad y
honestidad.
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1) Relaciones ficticias: “Al abuelito puedes pedirle lo que quieras,
porque como él está en cielo y ya es un ángel, te podrá ayudar
en todo”.
2) Violentar su pensamiento mágico: “No puedes hablar con tu
abuelo por teléfono, porque está muerto”.
3) Emplear la figura perdida como recurso de chantaje: “Yo me voy,
¿eh? Pero cuidado con lo que haces, que tu abuelo te está
viendo y me lo va a contar después”, o “¿Es que quieres que me
muera, como el abuelito/a?”.
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El periodo de duelo y su protocolo de actuación propondrían una forma
consensuada de proceder adaptable a la situación, a la edad, al centro y
a la cultura de la familia. Esta actuación se referiría a los padres, al niño, a
los compañeros, a los maestros y, en su caso, a otros profesionales del
mismo u otros centros, es decir a todos los agentes educadores y que
incluyera programaciones de aula y propuestas metodológicas concretas.
Desde el punto de vista de la actitud docente conviene se debe intentar
superar la actitud defensiva o evitadora, y plantearse la situación, como
causa de desarrollo personal, profesional e institucional si se tienen en
cuenta los principios generales de actuación.
Bebés de 0 a 10 meses:
Algunos niños manifiestan el cambio volviéndose malhumorados,
llorando más a menudo sin razón aparente o cambiando sus hábitos
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alimentarios y/o de sueño. Pueden captar el dolor de los que le rodean
si hay mucho llanto o cambios en su rutina.
Bebés de 10 meses a 2 años:
Cuando van tomando conciencia de que falta alguien importante, a
veces reaccionan con rabietas y arranques de ira para expresar su
desesperación. “Si mamá venía cuando lloraba, seguiré llorando hasta
que vuelva”.”Buscan” a la persona querida. Pierden interés por los
juguetes, por la comida,...Pueden volver a chuparse el dedo, adoptar
posturas fetales u otras conductas infantiles.
Niños de 2 a 5 años:
Pueden expresar: Perplejidad, Regresión, Ambivalencia (parece no
afectarles en absoluto). Expresan su dolor a través de juegos. Imitan las
reacciones emocionales de los padres. Se inquietan por otra posible
pérdida. Establecen vínculos. Comprueban la realidad
Niños de 6 a 9 años:
Pueden experimentar: Negación. Idealización de la persona que ha
muerto. Sentimiento de culpabilidad. Miedo y vulnerabilidad. Se ocupan
de los demás. Buscan a la persona fallecida
Los preadolescentes de 10 a 12 años:
Pueden percibir la muerte de un ser querido como algo que les hace ser
diferentes,
Intentar mantenerse por encima del dolor, mostrar su dolor pueden
hacerlo a través de la cólera, la rabia o la irritación, intentar crear un
“vínculo” con la persona que ha muerto a través de ritos (ponerse su
perfume, etc.), sentir miedo de su propia muerte y del otro progenitor.
Adolescentes:
Algunos no se permiten llorar, sobre todo con chicos y chicas de su
edad. A veces adoptan una actitud cínica, incrédula o pesimista ante
la vida en general. Algunos cuidan de sus familiares, en especial de los
pequeños y le dan un sentido útil a la vida. Nueva dimensión del
sentimiento de culpa.
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9 Pensar negativamente sobre el futuro durante mucho tiempo.
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h) Proyecto didáctico de duelo-web: Construcción de una página web
que permita, exteriormente, expresar las condolencias, e
interiormente, el sentimiento de duelo colectivo cargado de
información, simbolismo y estética. Esta web puede
destinarse a un niño concreto pero también puede formar parte de la
planificación educativa del centro.
i) Asistencia al velatorio, entierro o funeral, si algún compañero o amigo
lo desea.
Para finalizar este apartado decir que para los niños y adolescentes son
muy importantes las despedidas y los ritos, los cuales pueden ser
sugeridos por ellos mismos.
3.6. CASOS
Sheila:
Motivo de la consulta:
La madre de Sheila ( 14 años) acude al despacho por los problemas de
conducta que presenta su hija: le miente, le pega, le habla mal y va
con niñas más mayores que ella, que también muestras
comportamientos poco deseables. Sheila tampoco se interesa por los
estudios. La madre quiere que hable con ella.
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el despacho confesando que lo lleva siempre en el corazón. Sheila le
reprocha a su madre haberse vuelto a casar ya que eso significa que no
amaba a su padre.
Interpretación:
Las conductas agresivas e irrespetuosas de Sheila hacia su madre tienen
su origen en una mala comunicación e intercambio de sentimientos
donde no se ha tenido en cuenta la ausencia de padre que Sheila está
viviendo y la niña está haciendo una demanda indirecta. El desinterés
por los estudios es una consecuencia de su desazón emocional,
pensamos que se restablecerá cuando su corazón esté calmado. El
hecho de que la madre no manifestara sus sentimientos a su hija
respecto a la muerte del padre, han hecho que Sheila pensara que no
le amaba y se siente una extranjera en la nueva familia, de ahí y su
deseo de visitar a la familia de su padre, ya que es una manera de
recordarlo y de tenerlo presente, Sheila cree que en su nueva familia no
hay lugar para él, el que la madre se lo niegue por sus rencillas
personales, le incrementan el deseo y por tanto el desafío de hacerlo. Ni
la madre se permitió vivir con profundidad el duelo ni lo reconoció en su
hija, prefirió correr un tupido velo y empezar de nuevo pero la procesión
iba por dentro tanto la de ella como la de Sheila y ahora que inicia la
adolescencia, se ha destapado.
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llorado a su padre era para no entristecerla pero que le echa de menos
tanto como ella, también le hacemos ver que su madre la quiere y la
cuida y que el marido de su madre, también y que eso debería tenerlo
en cuenta y agradecerlo porque podría haber sido de otra manera. Le
hacemos ver que su madre va a hacer lo posible por cambiar actitudes
y que ella, debería intentarlo también para que la convivencia sea
más agradable para todos. En la segunda entrevista, le preguntamos
cómo van las cosas y con una sonrisa en la cara, dice que mejor.
Seguimiento y conclusiones
Aunque las cosas han ido mejorando en casa, lo cual es un indicador
de que acertamos las razones profundas de su conducta y de su
desmotivación por los estudios, han sido muchos años (13) en los que
Sheila se ha sentido apartada, y que irán saliendo demandas indirectas
a las que habrá que atender para ir equilibrando el hueco afectivo que
siente.
Mª Camila:
Motivo de la consulta:
La madre de Mª Camila (9 años) viene al despacho preocupada por la
desmotivación de su hija hacia los estudios, quiere que le haga pruebas.
Interpretación:
Mª Camila no está atenta en clase y tampoco hace los deberes en
casa debido a la falta de armonía en la convivencia en casa, esta
conducta provoca más tensión y es el pez que se come la cola
consiguiendo que el desinterés de la niña vaya en aumento. Parte de
las tensiones vienen de que el marido le recrimina que la madre no se
está entregando a su hijos y pasa mucho tiempo con “sus actividades”
siendo el padre el que se ocupa de ellos la mayor parte del tiempo. La
madre de Mª Camila tenía miedo de volver a sufrir si los amaba con
locura y se había quedado a medio camino.
Orientaciones
Le hacemos reflexionar sobre el origen profundo de su falta de entrega
que ella reconoce, le aconsejamos que se enfrente al dolor, haciendo
una terapia de duelo con una especialista de la zona.
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Seguimiento y conclusiones
Así lo hizo durante un año. Al traspasar el dolor, pudo entregarse a su
nueva vida, a su nueva familia, hablar de la hermanita muerta,
recordarla, hacerle un lugar entre ellos y poco a poco la convivencia se
volvió más armónica y Mª Camila empezó a tener interés por la escuela.
Actualmente la madre ayuda a otros padres que han perdido hijos.
Motivo de la consulta:
El padre de Cristian (6 años) acaba de enviudar, llora diciendo que no
sabe cómo decírselo a su hijo y pidiendo orientación. Nos informa de
que la abuela le ha dicho que su mamá está dormidita, pero que él
cree que eso no es bueno.
Interpretación:
El niño está inquieto porque está viviendo una confusión de información
y por tanto de sentimientos, ni su padre ni su abuela le han dicho que su
madre ha muerto, ni le han dado la oportunidad de despedirse, piensa
que está dormidita y que un día se despertará tal y como le ha dicho la
abuela, en cambio sus compañeros dicen que está muerta. Se tomará
su tiempo en ordenar estas informaciones y, por tanto sus sentimientos,
hasta que se dé cuenta de que su mamá se ha muerto o su padre se lo
comunique, a partir de ahí podrá empezar el duelo.
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Orientaciones y actuación
Le indicamos al padre que lo mejor es decirle con cariño y protección
que mamá estaba muy malita y que se ha muerto y que luego esté
atento a sus manifestaciones o a sus preguntas y que intente
responderlas de la manera más sincera y amorosa posible sin mentiras
de ningún tipo.
-Bueno, pues como nadie lo sabe, os lo digo yo. La maestra está muy contenta con
vosotros y me ha dicho que venga a contaros un cuento y que hagamos juegos
-¡Bieeeeenn!
Volvemos a hablar con su padre por teléfono, dice que se lo dirá esa
misma tarde, que él también ve la importancia de hacerlo a pesar de
que la abuela no sea partidaria pero que es su hijo y él decide. Al día
siguiente, subimos a la clase y nada más entrar, Cristian me dice que su
madre se ha muerto, a continuación otros niños empiezan a hablar de
que también se les murió un gatito o su abuelo y lo describen,
aprovecho para contarles un cuento sobre el tema y me despido.
Seguimiento y conclusiones
La maestra y yo decidimos estar atentas al proceso de Cristian, el cual
no hace en ningún momento muestras de pena o tristeza, sigue jugando
y riendo como siempre, lo que hizo fue dibujar a su madre durante un
mes cada vez que la maestra mandaba tareas o daba tiempo libre,
lleno 5 libretas con su madre: Gema en la playa, en el parque, en la
cocina, de viaje, esquiando. Aquí tenemos que reconocer que la
maestra no interfirió en su peculiar proceso de elaboración del duelo al
no obligarle a realizar sus tareas como los otros niños primando su
desarrollo a la adquisición de conocimientos. Después de un tiempo,
Cristian le pidió a su maestra si podían celebrar el cumpleaños de su
madre y así lo hicieron.
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d. DUELO ATRASADO Y ATENDIDO
Motivo de la consulta
La madre de Aida (11 años) viene al despacho a comunicar que su
marido ha muerto por si vemos que la niña baja el rendimiento o
muestra alguna conducta a tener en cuenta.
Orientaciones y actuación
Son vacaciones y como le dí el teléfono para que me llamara si fuera
necesario, voy a su casa. Hablo con la niña, me cuenta lo que sueña y
lo que siente. Aida quiere ser Egiptóloga y me enseña el almacén de
fósiles y piedras que tenía su padre que era paleontólogo, allí vemos un
cuarzo muy grande y le digo que lo coja que le voy a enseñar un
secreto del cuarzo. Vamos a su cuarto y le digo que el cuarzo es una
piedra que emite buenas vibraciones y que la protegerá de sus malos
sueños. Le aconsejamos a su madre que la niña no duerma sola durante
el tiempo que lo precise y que hablen de sus sueños si volvieran a
repetirse. La madre ya tenía un nuevo novio y le costaba un poco lo de
dormir con la niña, así que fueron combinándolo con traer amiguitas a
casa, o que ella se quedara a dormir en casa de otros, cambiaron la
decoración de la habitación manteniendo el cuarzo y poco a poco las
pesadillas fueron remitiendo.
Seguimiento y conclusiones
Ya no volvieron a repetirse las pesadillas y su vida transcurre de manera
normalizada. El hecho de utilizar el cuarzo como recurso es por las
características, los intereses y la madurez de la niña, quizás con otro niño
esto no hubiera funcionado pero ella había visto en casa el interés que
las piedras despertaban en su padre. Es muy importante respetar los
miedos de los niños y acompañarlos sin descalificarlos, así los pueden
traspasar.
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