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CAPITULO I. EL DERECHO PRECORTESIANO _ A. Fondo histérico general . 1, Observaciones generales . 2. Los olmecas . 3. Los mayas 4. Los chichimecas . 5. Los aztecas - B. El derecho de olmecas, mayas, chichimecas y dztecas . 1. El derecho olmeca - 2. EE derecho maya a) Fuentes de informeciin . b) El derecho publico maya y las clases sociales : ¢) El derecho maya de familia . d) El derecho penal maya 3. El derecho chichimeca . 4. El derecho azteca . a) Fuentes de informacion . b) El derecho piblico azteca . c) La tenencia de la tierra d) La guerra . : e) Los tributos aztecas £) Las clases sociales en el imperio azteca . g) El sistema azteca de familia - hy El derecho penal azteca . i) La organizacidn forense de los aatecas y texcacanos j) El procedimiento azteca . hoe 5. La supervivencia del derecho precostesiano . CAPITULO 1 E] derecho precortesiano A. FONDO HISTORICO GENERAL 1. observaciones generaies Como observa Hubert Herring, ‘la historia del indio cn las Américas debe escribirse con tiza para que sca facil corregirla a la luz de tos nuevos hallazgas que constantemente se presentan. Es posible que hubo pobladores en el espacio actualmente ocupado por México: desde hace unos 20000 - 15000 afios. ‘Unos 10-000 afios a.C,, el centro del pais no era relativamente seco, como ahora; la humedad sostenia una vegetacién abundante, dentro de la cual vivia el mamut; también el elefante, bisonte, antilope, ¢ inclusive el caballo que se cclipsé mucho antes de Ja Ilegada de les espaftoles. Contemporanco al mamut, como prucba un descubrimiento en Tepexpan en capas de unos 10 - 8000 a.C., era ya el homo sapiens, Wegado de Siberia (reenérdese la mancha mongélica) —aunque la poblecién autéctona americana no necesa- tiamente solo procede de aquella parte. La caceria de animales como el mamut supone una coordinacién de los esfuerzos de varios, de modo que cl hombre de Tepexpan debe haber vivido en grupos con cierta jerarquia, cierto orden. Entre 7000 y 5000 afios a.C. los habitantes del altiplano cambiaron su economia de cazadares (destrucciém) por una mezcla de agricultura (crea- ciém) con caceria, y unos 3000 afios a.C. hubo en muchas partes aldeas bien desartolladas, entre cuyos restos hallamos pricbas de la domesticacién de animales. Es una lMstima que esta domesticacién no legé mas alld del perro chibuahuense, el esquintle (utilizado para alimentacién y calor en la cama), y ¢l pavo zeal, €l cuaqualote, La escasez de protcina animal ha sido, probable- mente, uno de los factores que impulsé al indigena al canibalismo y, mas tarde, a las “guerras floridas”: los dioses requerian corazones y sangre, pero, a su lado, los hombres mostraron interés por el considerable saldo de los despojos. Unos 2 000 afios a.C. el maiz aparece. Es dificil darse cuenta de toda la importancia que este grane habra tenido para la vida de los antiguos pobla- dores de América, Produjo en lt economia primitiva aquel margen disponible, del que nacia cierto ocio, que a su vez permitia refinar los tejidos, Ja cerdmica, los trabajos de plumas, eteétera, y desazrollar ciertos juegos. Estos productos de Injo Tevaban hacia una especializacién regional, ¢ intercambio. Este mat- 1A History of Latin America, 3* ed., New York, 1968, p. 25. 10 CUILLERMO FLORIS MARGADANT S gen, por otra parte, también daba lugar a las clases no-agricolas: los nobles, los sacerdotes, los comerciantes y entre ellos, o bajo direceién de cllos, escul tores y otros artistas. El comercio, y las fricciones a las que éste dio lugar, ademas de la existencia de clases superiors, que Facilmente sienten la ten- tacién de dirigir hacia afuera las peligrosas tensiones internas, produjeron guerras, cuya consecuencia era a menudo la esclavitud de los derrotados. La combinacidn de las religiones estatales, cada ver mas complicadas, crea- ciones de espevialistas, con Ja disponibilidad de esclavos, explican las grandes obras arquitecténicas que las cultnras teocraticas de los mavas, mixtecas, 7a- potécas, matlatzincas, toltecas, tarascos, aztecas, € inclusive chichimecas nos han dejado. Sin un margen de produccién, no estrictamente necesario para la idéntica repeticién del ciclo econémico —margen otorgado sobre todo por el ennoblecimiento del maiz, como ya dijimos—, las grandes culturas americanas de los indios bronceados no hubieran existido, sino sélo una vida simple en aldeas, con poco contacto entre cllas, como en cl caso de los indies rojas. Por otra parte, el maiz agota el suelo mas rpidamente que otros cultivos, * de modo que la deficiente técnica agricola, haciendo disminuir las cosechas después de pocos afios, puede haber sido el factor responsable de los incesan- tes movimientos migratorios de los antiguos indios, y de la tepentina deca- dencia de varias ciudades precortesianas. Unos 1 500 afios a.C. ya observamos obras primitivas de irrigacion y se acentda él desarrollo de las religiones. Lue- go, durante el] primer milenio d.C. aparecen grandes ciudades, y encontramos un comercio bien desenvuelta, una complicada vida teligiosa, y un arte ori- ginal y fascinador por sus aspectos humoristicos y terrorificos. Varias grandes civilizaciones neoliticas se sucedieron en el territorio, actual- mente ocupade por México y los demds paises centroamericanos: primero la olmeca, cuyo florecimiento ocupa los ltimos siglos anteriormente a la era ctistiana, luego simultaneamente Ja teotihyacana y la del Antiguo Imperio Maya (heredera de los olmecas) de los siglos mm a 1x de nuestra era; des. pués la tolteca (Tula), en el sigho x, que fertiliza los restos de la primera civilizacién maya y da origen, en Yucatin, al Nuevo Imperio Maya, y final- mente la azteca, ramificacién de la chichimeca, con absorciones toltecas y en intima convivencia con la texcocana. Surge desde el siglo xv d.C. y se encucntra aim en una fase culminante, aunque ya con signos de cansancio, cuando se inicia la Conquista. En la periferia de estas culturas fundamen- tales encontramos otras, como la totonaca en la zona castera del Golfo, la zapoteca y la mixteca en el Sureste, y la tarasca del lado pacifico. * 2“La milpa es une de los medios mis desastrosos de destruceién que el hombre jamas ha concebido”, dijo el doctor W. Vogt en <1 2° Congreso Mexicano de Ciencias Sociales, 1945, 2 £1 segundo territorio americano que fue cuna de importante cultura neolitics, es ef Peni. El derecho pitblice de !a cultura inedsica estaba caracterizado por uma severa plani- ficaciom. La umica fast de esta cultura cuyay instituiciones juridicas comocemas con algo de detalle y certeza, es la que media entre el rey Pachacoutes, alrededor de 1430 dC, y by Conquista, Véase la bibliografia respectiva por L. Baudin, en 14 Introd. Biblio. EL BERECHO PRECORTESIANO ik Desde cl punto de vista juridico describiremos sélo cuatro de estas cultu. ras: la olmeca, por ser Ja més antigua, Ia maya, Ia chichimeca y la azteca- texcacana. Sdlo de esta ultima, el dereche es conocide con algo de detalle. 2. los olmecas Florecieron entre ¢] siglo rx y 1 a.C, en la zona costera del Golfo. Tenian fama de magos, y utilizaron drogas alucinantes. No nos dejaron grandes monuments arquitecténicas * sino més bien estatuas y figurillas. La cultura olmeca, en decadencia desde los diltimos siglos de la era pre- cristiana, trausmitié muchos de sus rasgos a las culturas maya, teotihuacana, zapoteca y totonaca. 3. los mayas Se encontraban énire las actuales regiones de Tabasco y Honduras. Su primer florecimiento (Antigua Imperia) se observa entre los siglas vy x? .C, No era un Imperio centralizado, sino un conjunto de estados-ciudades {en Yucatén, Guatemala, Honduras), dirigidos por nobles y sacerdotcs, ligados por icleas religiosas comunes y lazos familiares entre Jas aristocracias locales, y viviendo en competencia comercial que algunas veces los levi al extrema de guerra. Famosos eran Copan, Tikal, la actual regién de Piedras Negras, Palenque, Tulum y Chichen-Itza. No s¢ sabe a qué sc debe ¢] abrupto final de csta interesante civilizaciéin (aguerra civil?, repidemins?, ;invaciones desde afuera?, zagotamiento del sue- lo?}; durante el siglo rx d.C., un gran centro tras otre fue abandonade. Bajo la influencia ce conquistadares toltecas, Iegados del noroeste, surgid entre 975 y 1200 d.C. uma nueva civilizacién a la que debemos el nuevo Chichen. Itza, ciudad dominante cn wna triple alianza con Mayapan y Uxmal. Una guerra civil produjo de 1200 a 1441 una dictadura por parte de las lideres de Mayapan, los Cocom, y una fase caética de guerra civil media entre la liberacién respecto de este despotismo y la legada dé los espaiioles a estas tierras (Aguilar y algunos otros en 1511; luego las expediciones de Francisco Ternindes de Cordoba —1517-- y de Juan de Grijalva —1518—; y final- mente la legada de Cortés en 1519). La conquista definitiva de la region maya se debe a los Moniejo, a mediados del siglo xvi, aunque él tiltimo balnarte, el Lago de Peten-Itza, slo cayé a fines del siglo xvtt 4. los chichimecas Los chichimecas, crucles ¢ incultes, originalmente vivian en cl noraeste del actual territorio mexicano, sobre toda cntre cl rio Lerma, el lago de graphique & THlistoire du Droit et & PEihrologie Juridique, Bruselas, 1963, cuaderno FAL 4Sin embargo, véase datos sobre ky pirimide olmeca en la Venta, excavada reciente mente, ca Boletin det INAH, mim, 33 (septiembre, 1968), pp. 21-28. ®Mayistas, como ‘Thompson, colocan el florceimiento maya entre 325 y 925 .C. Pa GUELLERMO FLORIS MARGADANT S. Chapala, y el actual Durango; al comienzo del segundo milenio de nuestra era comenzaban a hacer frecuentes incursiones en cl centro del pais, des: trozando la cultura tolteca y estableciéndose fuego en una multitud de luga- res del altiplano (Tenayuca, por ejemplo, era un importante centro chichi- meca). Hablaban nahuatl. La masa principal de estos chichimecas se establecié en Tenayuca bajo Xolotl, el cual formd, desde alli —por matrimonios y conquistas militaves—, un imperio que, cuatro generaciones después, traslad6 su capital a 'Texcoco. 5. Los aztecas Los aztecas representan una rama originalmente poco Mamativa dentro de los chichimecas. Después de participar en la derrota de Tula (siglo xm), capital tolteca, Jos aztecas Ilegaron al Walle de México, dirigidos por su dios-protector, Hnuitzilopochtli. En el Valle de México hubo en aquel entonces un con. junto de ciudades, viviendo en competencia militar y comercial, formadas de victoriosos chichimecas, derrotados toltecas y pobladores autéctonos, Después de vivir algunas genetaciones en un rincén relativamente tranquilo dentro de este tumultuoso mundo, o sea en Chapultepec, los aztecas, no muy felices en su politica respecto de sus poderosos vecinos, tuvieron que huir hacia una isla, en el Lago de ‘Texcoco, donde constrayeron poco a poco su notable ciudad Tenochtitlan (;1325 d.C.2) que, con el tiempo, absorbe- tia su antiguo hogar, Chapultepec y que se junté mediante diques —al mismo tiempo carreteras— con 3 puntas de Ja arilla, Ahora, su politica era mas hdbil. Sobre todo sus servicios de mercenarios para Atzcapotzaleo (mucho tiempo dominade por el glorioso déspota Tezozomoc) dio buenos resulta- dos para ambos, culminando esta colaboracién en la derrota de Texceco, en 1418, Entre tanto, desde 1363, los aztecas, transformando su gobierno aristocritico en monarquia, habian seleccionado un rey (el Mexi) de pre- tendida ascendencia tolteca (aunque dertotades, los toltecas tenian todavia Ja reputaeién de superioridad cultural). Al Jado del rey funcionaba un com sejo de delegados nobles. Después de la muerte del ya centenartio Tezozémoc (1426), Tenochtitlin toma la iniciativa para un total “renversement des alliances” (1429): junto con el exilado pretendiente al trono de Texeoco, Netzalualedyotl (reinante 1431-1472) los aztecas destrozan Atzcapotzalco (1430) y toman la hegemonia dentro de una triple alianza con Texcoco y Tlacopan (Tacuba). Con apoyo en esta alianza, los aztecas logran extender su poder hasta Veracruz, mas alla de Oaxaca y a las costas de Guerrero (sin Jograr imponetse a los Tlaxcaltecas), Encontramos sus guamiciones hasta Nicaragua. En el noroeste, empero, tuvieron que respetar la independencia de los taraseas. Los principes de las tribus sometidas, ahora vasalios del emperador azteca, tenian qne vivir con éste en Tenochtitlan, y su posicién a menudo se acercaba a la de rehenes. EL DERECHO PRECORTESIANQ 13 A fines de siglo xv, cuando el altiplano tenia ya entre 3 y 4 millones de habitantes y la capital azteca, ampliada por sus chinampas(balsas que soste- nian hortalizas) unos 300000 habitantes, la tarea de los lideres aztecas cam- bid su acento desde la conquista hacia la administracién de lo conquistade. En 1502 comienza el régimen de Moctezuma II. Malos presagios debilitan el espiritu del enorme imperio azteca, de posiblemente unos 10 millones de stibditos, demasiado grande para los medics de comunicacion de aquel cn- tones y carente de aquella cohesion que slo produce un idealismo comin {los sibditos generalmente odiaban a la élite azteca), Asi um pufiado de unos 450 espatioles pudo obtener wna victoria que simples consideraciones cuantitativas, a primera vista, harian inverosimil. B. EL DERECHO DE OLMECAS, MAYAS, CHICHIMECAS ¥ AZTECAS 1, El derecho olmeca Poco y vago es lo que sabemos de los aspectos juridicas de la cultura olmeca. La escasez de la figura femenina, sugiere una sociedad en la que la mujer no gozaba de un status importante; una sociedad, por lo tanto, sin ecos del matriarcado, Las grandes tarcas ptiblicas (como la labor de traer de lejos las enormes piedras para las esculturas) sugieren la existencia de esclaves 0 cuando menos de una plebe totalmente sometida a una élite. Algunos especialistas creen encontrar en Ia cultura olmeca originalmente dos clases de origen étnico distinto: conquistadores y conquistados. La barba postiza de los sacerdotes en algunos bajorrélieves, sugiere el recuerdo de una clase invasora, dominante, de larga barba, clase que luego se debilité, de modo que la nueva clase dominante, abora con la escasa barba del indio, tuvo que procurarse barbas postizas para actos ceremoniales. El transporte de las grandes piedras desde tan lejos, también indica que la capital olmeca, en la Venta, habia subordinado una amplia region. Algunos especialistas sugieren un verdadero imperio olmeca de caracteres teocraticos (reyes-sacer- dotes) con su centro en los actuales estados de Veracruz y Tabasco, y con extensiones en Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Morelos. 2, El derecho maya a) Fuentes de informacién 1, La casi totalidad de los documentos mayas precortesianos han sido sactificados al celo religioso de personas como el obispo Diego de Landa. Son importantes, sin embargo, para nuestro estudia, el libro de Chilam Balam de Chumayel, y la Crdnica de Calkini. * 2, Ademds son interesantes las relaciones de Motul, Mérida, Izamal y Santa Marla Campocalch, Quinicama 0 Mozopipe, Chunchuchi y Chochola, Zo- “ Actualmente disponible en edicida cuidada por William Cates, Maya Society Publi- cations, ntim, 8, Baltimore, 1935, i+ GUILLERMQ FLORIS MARGADANT 5, tata, Tibolin y Dohot;* se trata de contestaciones a un cucstionario man- dado alrededor de 1 580 por ef gobierno de Felipe HI, que a menudo nos iluminan respecto de la situacion existente antes de la Conquista 3. Merecen mencién las obras de histeriadores come Diego de Landa (cuya Relacién de las cosas de Yucatin, de 1566, silo nos cntrega una pequéiia parte de los datos que este prelado habia destrozado), Bernardo de Lizana, Antonio de Herteta, Diego Lépez de Cogolludo, Gonzalo Fer. nandez de Oviedo y Valdés, Feo. Ximencs 0 Gaspar Antonio Chi. También la Apologética historia de las Indias de Bartolomé de las Casas contiene datos sobre el derecho maya, sobre todo en los capitulos 234-241. 4. Los datos proporeionados por la arqueologia en general, con base en el anilisis de figurillas, cstatuas, ctectcra, nos ayuda 4 conocer ¢l derecho maya, asi como, 5. El derecho primitive comparado; 6. La observacién de actuales comunidades tiadicionalistas de la regién maya, ¥ 7, Fl andlisis de ciertas palabras mayas. Un panorama de resultados se encuentra en Manue} D. Rivas y Cosgaya, Estado de las legislaciones maya, acolhua y mexicana antes de Id conquista de México, Mérida, 1901. También las conocidas obras de Morley y de Thompson ofrecen comentarios al respecto. b) El derecho priblico maya y las clases sociales E] sector del derecho maya que mejor conocemos por Jas descripciones de log primeros observadores espaiioles ¢3 ¢l derecho polities del Nuevo Tmperio Es discutible hasta qué grado éste coincidia con el del Viejo Imperio; el arte de éste nos da poco apayo para saber si es licita 0 no tal extrapolacién. El Nuevo Império ¢ra una confederacién de cindades-Estados, omida por un lenguaje y una cultura comunes. Probablemente puede decirse lo mismo del Viejo Imperio. En este hubo cuatro ciudades principales, la del Tikal (bajo euya jurisdiceién quizis habra estado la vieja ciudad de Chichen-Itza), Palenque, Copan y Tonind. En el Nuevo Imperio, las tres ciudades domi- nantes cran Chichen-ltza, Uxmal y Mayapan. La hegemonia de esta tiltima ciudad fue eliminada en 1 441, por un miembro de 1a (todavia existente) familia de Xi, originaria de Usimal. En el Nuevo Imperio, cada cindad-Estado fue gobernada por un Aalach uinic o ahau, dignidad que pasaba siempre de padre a hijo mayor (con re- gencia por parte de un tio patemo, si el hijo en cuestién era ain menor de edad), Con ayuda de un consejo de nobles y sacerdotes, cl chav ditigia la politi rior y exterior del estado, incumbiendo a ¢l también cl nombra- miento de los bataboob, alcaldes de las aldeas adscritas a su ciudad-Estado. T Gol. de Documentos Indditos relatives al Descubrimiento, Conquista y Organiza ciéa de las Antiguas Postsionés Espsiolas de Ultramar, Madrid, 1885-1932, ‘tomos x1 y xm, EL DERECHO PREGORTESIANO 15 La seleccién de los bateboob se basé en un examen que implicaba el cono- cimicnto de técnicas magicas, ligadas a un “‘lenguaje de Zuyua”’, que posible- mente haya sido el lenguaje de los invasores toltecas del siglo x, Como se trataba de conocimientos secretos, transinitidos de padre a hijo, es posible que en este examen el candidate debla ofrecer una prueba de intima liga con fa tradicién de aquellos extranjeras que, después del Viejo Imperio, se esta- blecieron coma clase deminante. Entre los nobles jugaba un gran papel el nacom, § jefe militar elegido por tres afios, durante Jos cuales gozaba de grandes honores, también religiosos, pero quicn debia evar una vida setirada, casta y ejemplar. Los ya mencio- nados alealdes, bataboob, tambitn fueron considerados como nobles, asi como jos dos o tres consejeros municipales, responsables por los barrios de cada municipalidad. Al lado de los nobles exist los sacerdotes, con cargos hereditarios, de cuya opinién dependia cl ritmo de las laborcs agricolas (recuerden la intima relacién entre religion y astrologia, astronomia y el calendario). No sdlo para la agriculiuza, sino también fuera de ella, los sacerdotes debian deter- minar cuales eran los dias favorables y desfavorables pata los diversos actos importantes de Ja vida, Sus conocimientos esotéricas les aseguraban un lugar dentro de la jerasquia social, mas poderoso atin que el de los nobles, Nobles y sacerdotes eran sostenidos por la gran masa de agricultores, que pagaba tributos al halach winie y Hlevaron una corriente constante de tegalos a las demas nobles y a Tos saccidotcs. Par debajo de esta clase encontramos atin la de los esclavos, productos de Ja guerra u hombres que habian nacido come ¢sclavos; también por ciertos delitos une podia caer en eselavitud, Habia posibilidades para algunas categorias de esclavos de ganarse su libertad, c} El derecho maya de familia En cuanto al derecho de familia, el matrimonio era monngimico, pero con tal facilidad de repudio que con frecnencia se presentaba una especie de poligumia sucesiva, Huba una fuerte tradicién exogimica: dos personas del mismo apellide no debian casarse. El novio entregaba a la familia de la novia cierlos r¢galos: por lo tanta, en vez. de la date, los mayas tenian el sistema del “precio de Ia novia", figura simétricamente opuesta a la dote y que toda- via en remotos lugares de Ja tegién maya s¢ manifiesta en la costumbre (llamaba haabhcab) de que el novio trabaje algin tiempo para su futuro suegro.® Para ayudar a concertar los mattimonios y los arreglas patrimoniales respectivos hubo intermediarios especiales, los ah atanzahob. 1” 8 Una desentaja de los mayas cn su Incha camira lop expafioles fue sa costumbre de depasitar ls ormas inmediatamente cuando caycra <1 nacom. ‘®Del estudio de Robert Rodficld y Alfonso Villa R., Chan Kom, ¢ Mave Villege, Washington, DC. 1993, se despende que ea costumbre subsiste en algunas partes de Yueatin. 40 Sobre el matrimonio maya, véase también Victor von Hagen, World of the Maya, ‘New York, 1960, pp. 47 y ss. 16 CUILLERMO FLORIS MARGADANT S. La herencia se repartia entre la descendencia masculina, fungiendo la madre o el tio paterno como tutor, en caso de minoria de un hercdero. En la entrega de las cuotas hereditarias intervenian las autoridades locales. Sabemos que cada familia recibia, con intervencién de los sacerdotes, una parcela de 20 por 20 pies, para su uso personal (parece que, fuera de esta parcela, la tierra fue cultivada bajo un sistema colectivo). Ignoramos, empero, sien caso de defuncién del jefe de una familia, esta parcela fuera recupcrada por la comunidad, o repartida entre los hijos, o entregada a algdn hijo pri vilegiado. El papel de la mujer en la familia y en la vida comunal no era prominente: en la civilizacién maya no hallamos rasgo alguno del matriarcado, salvo, qui- zis, la funcién de profetiza que correspondia a algunas mujeres; por lo demis, la mujer ni siquicra podia entrar en el templo o participar en los ritos religiosos. d) El derecho penal maya El derecho penal era severo. El marido ofendido podia optar entre el perdén o la pena capital del ofensor (la mujer infiel sélo era repudiada). ‘También para violacién y estupro, la pena capital existia (lapidacién), En caso de homicidio se aplicaba in pena del talién, salvo si el culpable era un menor, en cuyo caso Ja pena era Ja de esclavitud, que también sancionaba el robo (grabandose en Ja cara de los ladrones de clase superior los simbolos de su delita). Un mérito del primitivo derecho maya era la diferenciacin entre dolo (pena de muerte) 0 culpa (indemnizacién) en materia de in- eendio y homicidio. En algunos casos la pena capital fue ¢jecutada mediante ahogamiento en el cenote sagrado. Contrariamente al sistema azteca, no hubo apelacién. El juez local, el batab, decidia en forma definitiva, y los tupiles, policias-verdugas, ejecutaban la sentencia inmediatamente, a no ser gue el castigo fuera la lapidacién por Ja comunidad entera. Poco loable era la diferenciacién de la pena segiin la clase social. Hubo una responsabilidad de toda Ja familia del ofensor por los dafios ¥ perjnicios. 3. El derecho chichimeca™ Su organizacién politica cra rudimentaria, Vivian dispersos en pequeiios grupos de recolectores de tunas y vainas de mezquite, o dedicados a una agricultura primitiva, Cada grupo tenfa un jefe hereditario, y con fines mili- 11 Debemos nuestra informacién sobre los chichimecas sobre todo a la Relacién ¢ informacién de Pedro Ahumada de Simano (1563; existe wna nucva edicién de 1943, publicada en Sacramento, Calif.}, La guerra de los chichimecas de Gonzalo de las Casas, Jas Reldciones de Femando de alva Intlibsichitl. Véase también W. Jiménez Moreno, Yibus ¢ idiomas del norte de Médxico..., México, 1944, y el hébil resumen del Dr. Alfonso Caio en Institiciones Indigenas Precortesianas, Memoriss del Institute Nacional BL DERECHO PRECORTESIANO 17 tares @ para migraciones colectivas solian formatse confederaciones transi- torias. La wmica tama de los chichimecas que parece haber tenida una orga- nizacién politica que dio cieria cohesion permanente a miiltiples grupos, dispersos sobre un amplio territorio, fue la de los chuachichiles, que tenian st capital al noreste de el Sauzal, y obedecian a un triumvirato de miembros de ana sola familia, generalmente compuesto de un jefe, su hermano y yno de sus hijos. En Mh organizacién de la familia chichimeca lama la atencién el sistema de la “residencia matrilocal”: el hogar se forma alrededor de Ja madre, Puede ser que se tratara de un eco del matriarcado, aunque probablemente esta costumbre encontré su origen en Ja divisin de Jabores entre los hombres {cazadores y recolectores; ambulatorios, por lo tanto) y las mujeres (dedi- cadas a una primitiva agricultura que les ligaba a un lugar determinado). Entre ls clases sociales faltaba Ia de los sacerdotes. Aunque |a existencia del Iuto y una antrepofagia magica indican que hubo cuando menos mdi- mentos de una vida religiosa, ésta de ningtin modo pradujo ls impresionantes manifestaciones artisticas y teocraticas que coviocemos de otras culturas pre- cortesianas. Sélo después de establecerse en el centro del actual tertitorio mexicano, los chichimecas adaptaron elementos de.las superiores religioncs que alli habian encontrado. 4. El derecho azteca ™ a) Fuentes de informacién. ‘Tratindose de culturas neoliticas, en via de transformar Ja eseritura picto- gvitica cn otra fonética, y caracterizadas por gobemnantes atbitratios, cuyo Indigenista, vol, v1, Métodos y Resultadas de Ja Pol, Indigenista en Mdx,, Méx., 1954, pp. 15-17. Tambita son importantes el Mapa Tlotain y el Cédice Xélotl, redactados después de la Conquists por Ios propivs indigenas. 12 Recomendables obras pancrdiicas sobre el derecho azteca som: J, Kohler, El de- recho de los aztecas, primero traducide en 1924 para la Revista Juridica de lx Eso, Libre ti Derocho, luego publicada en hi Revista de Davecko Notarial Mesioano, vol. tt, nim. 9, dic. 1959; Mannel M, Moreno, la Organizecién politica y social de los artec: UNAM, 1931 (nuevas ediciones INAH, 1962 y septiembre, 1964}, con critica dle tenrias anteriores, come 6e Adolf-Francis Bandelier, Salvador Toscana, Derecho y arganizacién social de tos azteca, UNAM, 1937; L, Mendieta y Nitiez, El derecho precolonial —que también comprende el derecho maya—, Méx., 1937; F. Katz, Situacién social y econé- mica de los aztecas durante los sighs xv y xvt, trad. UNAM, 19665 y Ik. Carrancd y Trujillo, La organizaciés de los antiguas mexicanos, Mésico, 1966, Un buen resumen de las instituciones peevortesianas es el que presenta el Dr. Alfonso iitados de la Politica Tndigeniste en México”, Memorias det éx. 1954, pp. 15-27 jas sobre aspectas determinades del derecho pr cortesiano: véuse J me de Durend-Forest, seceiin “Les Aztéques et Tee Mayas” (F/2) de le Introduction Bibliographique 4 [Histoire du Droit et a Téshnologic Juris dique, Bruselas, ‘Para Tn educacitin azteca (y precortesiana en general), véase F, Larroyo, Historia comparada de la educactén en Mexico, 8* ed., México, 1967, pp. 49-50, Bm. GUILLERMO FLORIS MARCADANT 5, poder a menudu tomaba el lugar del derecho, no es sorprencente que no encontremos para el derecho azteca cddigos al estilo del de Hammurabi. Sin embargo, en visperas de la Conquista parece haberse presentado un modesto movimiento codificador, quizis mas bien para el uso de los jueces que para la orientacién del publico en general, al que suele ligarse el nombre del rey- pocta de Texcoco, Netzahualcoyotl. De las aprovimadamente 80 leyes que se le atribuven, treinta y das han Megado hasta nosotros cn forma mds o menos fehaciente. Por lo demés, el derecho se manifestaba en costumbres, a menudo intimamente ligadas a la religion, tan conocidas de todos que no habia necesidad de poncrles por escrito, Sin embargo la inclinacién habitual de la gran masa indigena ante el poder de los miembros de la élite (el rey, los nobles, y en menor medida los sacerdotes y comerciantes) creaba gran incertidumbre para la posicién jutidica de los humildes, ‘Conocemos el derecho azteca por las siguientes fuente 1) Los oddices, entre los cuales sobresale el poscattesiano Cédice Mendo- zino (actualmente en Oxford), hecho por érdenes del excelente virrey Men- doza, por escogidos intelectuales indios. Conticne, afio por afio, una crénica de los aztecas desde 1325; Inego un relato de Ios tributos debidos al rey azteca (en parte una copia de 1a matricula de tributos que se conserva en el Museo Nacional de Antzopologia), una detallada biografia de Moctezuma II, datos de derecho procesal, penal, etcétera. La escasez de cédices precortesianos se debe, inter alia, al hecho de que el clero (inclusive el culto humanista Juan de Zumdrraga) hizo quemar muchos documentos “paganos”. 2) Las obras de los historiadores indigenas poscortesianos, como Alva de Ixtlilxdchit] (quien nes tansmite 20 leyes de su antepasado Netzahualedyoil), Juan Bautista Pomar y unos diez otros. 3) Las descripciones que hicieron los espaficles de las primeras genera- ciones, conquistadores (como Cortés, de Tapia, “el anénimo”, Bernal Diaz de] Castillo, eteétera}, funcionarios (como el oidor Alonso Zurita, quien era jurista), 0 personas ligadas a Ja Iglesia, como el importantisimo fray Bernar dino de Sahagin, cuya obra —tan notable en cantidad y calidad— atin espera una publicacién completa, fray Diego Durin, fray Juan de Torquemada, fray Gerénimo de Mendieta, fray Toribio de Benavente (“Motolinia”), fray Bartolomé de las Casas y muchos mis. Desgraciadamente, en general ni los historiadores indigenas, ni estos frailes eran juristas, y a menudo sus descrip- ciones de! derecho indigena se fijan demasiado en ciertos aspectos pintorescas. A esta categoria debemos afiadir ain a Boturini, Mariano Veytia y Clavi- jeto. Aunque estos autores escribieran ya en el siglo xvii, pudieron utilizar atin varias fuentes, entre tanto desaparecidas. A Veytia deberos, por ejem- plo, el texto de 8 leyes de Netzahualodyotl, de las cuales 6 son en parte duplicaciones de leyes que ya conocemos por fuentes anteriores. EI. DERECHO PRECORTESTANO 19 4) La moderna arqueologia, que a través del andlisis de costumbres fune- tatias, utensilios, dibujos y representaciones en ceramica, llega a descubrit muchos detalles de la vida social precortesiana. 5) El estudio de grupos primitives en general, que pot analogia sugiere a veces una contestacidm a nuestras preguntas acerca del derecho precorte- siano — método que debe utilizarse con suma precaucién 6) Em especial, l estudio de grupos indigenas contemporincos, donde pueden haberse conservado rasgos del derecho precortesiano; y finalmente, 7) El estudio de los idiomas indigenas, cuyo uso para fines de recons. truccién del antiguo derecho también implica graves peligras, como sefiala detalladamente Esquivel Obregén. b) El derecha piiblico azteca En tiempos de la Conquista, el Imperio Azteca (que Megata hasta los océanos Pacifico y AtMintico, y hasta Oaxaca y Yucatan, pero que no habia logrado someter a los indios de Tlaxcala y de Huejotzingo, y que cn el no- rocste se enfrentaba con el ereciente poder de les tarascos) formaba parte de un Triple Alianza, ya mencionada, en la cual tuvo una hegemonia tal, que el emperador azteca a menudo podia determinar quién seria el gober nante ¢n las naciones aliadas. Este Imperio no tuvo un derecho uniforme: la politica azteca era la de no quitar a los pueblos subordinados su propia forma de gobierno o su derecho; lo importante era que el tributo llegara en Ia forma convenida (actitud semejante a la romana al comienzo del Imperio, en relacién con sus Provincias). ‘Los aztecas, pueblo de agricultores, habian venido de Aztlan, quizds situado ¢n ¢] noroeste del actual territorio mexicano, * quizds empujados por movi- mientos migratorios chichimecas, quizis en precaria alianza con éstos. Ya cuando Hegaron al altiplano tenian una cultura muy superior a la de los demas chichimecas, sigo que se manifiesta no s6lo en el nivel més elevado de su agricultura, en su rcligién —ya perfilada en tiempos de su “pérégrinacién"— o en él hecho de vestitse ya con tejidos cuando Jos chichimecas aun se vistieron de pieles, sino tarmbi¢n por su organizacién social en canes y {cuatro} grapos de clanes, ya evidente en tiempos del _mencicnado movi- micnto migratorio. Estos clanes —calpulli, término con el cual también se designaban los terrends comunales que corréspondian a cada clan— ¢ran grupos de familias empatentadas entre cllas, viviendo bajo un sistema patrilineal, probable- mente no exogimico (aunque la teoria de Bandelicr, que afirma el canieter cxogimico de los calpulli, ain encuentra defensores), y con residencia pa 34 Apuntes pata la Historia del Derecho Mexicano, México, 1937, pp. 320 y ss, con referencias a #érminos castizamente néhuall, para conceptos juridicos que no pueden haber existide en Ia sociedad precortesiana, 14 Para Ia historia de Ios aztecas son importantes “él mapa de Sigienza” y la “tira de la peregrinacién”, ambos pictogréficos 20 GUILLERMO FLORIS MARGADANT 5. trilocal. Originalmente, dentro de estos grupos hubo una vida celativamente democritica, bajo un gobierno de consejos de ancianos. Estos calpulli tenian sus propios dioses, formaban unidades militares y, como ya dijimos, tenian en propiedad colectiva ciertos terrenos. Hacia abajo estaban subdivididos en tla- xicallis; hacia arriba agrupados en cuatro campans. El conjunto de estos campans se encontraba sometido a un solo Hider militar, el tenoch, asistido por nueve jefes — quizds los representantes de los nucve lanes, existentes en tiempos de la fundacion de Tenochtitlin, en 1325 d.C. (0 quizds en 1364 0 1390). Suponiendo que la fecha de 1325 es correcta para la fundacién de Tenoch- titlin y, por lo tante, para el fin de la fase de la peregrinacion y de las tur- bulentas aventuras militarcs {no siempre muy gloriosas) con que los aztecas iniciaron su vida en el altiplano, parece que éstos continuaron durante unas dos generaciones con este sistema de un tenoch, con autoridad limitada alo militar, y con un consejo de representantes de los calpulli, pero luego eayeron bajo la influencia de la tradicién, tan comin en el altiplano de aquel entonces, de que una nacién que s¢ respeta necesita un rey, pero un rey de sangre tolteca noble, descendiente de Quetzalcoatl, * Asi, de Ja misma manera como los jefes chichimecas procuraban ligar sus familias con los restos de la antigua (derrotada) atistocracia tolteca, también los aztecas comenza- ron a buscar un rey que estuviera en fntime contacto con la gran tradicién magica de la nobleza tolteca. Aprovecharon al respecto sus relaciones intimas (aunque no siempre amistosas) con el cercano Culhuacan, donde se habia refugiado un residuo de les antiguos toltecas. Asi, Acamapichtli, probable- mente un hijo de un jefe azteca y de una hija del rey de Culhuacin (el cual, a su vez, fue reputado descender de Quetzalcoatl) fue nombrado en 1373 jefe administrativo y militar y luego, en 1393, tlacatecuhtli o tlatoant — es decir rey. Como secibid por esposas a multiples hijas de los jefes de los calpullis, la magica sangre tolteca se difundié entre los diversos lidetes poli- ticos inferiores de la nacién azteca, formanda asi una nobleza, no sdlo en cuanto a poder tradicional o prestigio local, sino confirmada por su contacto con la sangre de Quetzalcoatl. Ej poder mondrqnico de este primer rey, Acamapichtli, pasd luego a su hijo, Huitzilihuitl, e] cual lo trasmitié al hijo que habia tenido con una hija del poderaso Tezozomoc, rey de Atzcapotzalco, Este hijo, Chimalpopoca, fue asesinado por iniciativa de un sucesor de Tezozomoc, y con su muerte termina la primera fase de la monarquia azteca, en la que el poder real fue transmitido por cada tey a su hijo predilecto (no necesariamente el mayor). Con el préximo rey azteca, Izcoatl, hermano de Huitzilihuitl, entramos en Ja tercera etapa de la organizacién politica de los aztecas: este importante rey inicia una gran reforma politica y social. Celebra un pacto federal con ‘Texcoco y Tacuba (con el fin de vengar la muerte de Chimalpopoca y de on toltece, y la cqwiparacién entre Cortés y Ouetzalcsath 48 Esta obsesién con la rel tribuycron después ab éxito de ls (recuérdese el prometido retorno de Quetzaledatl) « Cenquista, EL DERECHQ PRECORTESIANO 21 derrotar Atzcapotzalco); establece ¢l principio de que los pipiltin —nobles— podrian recibir ticrras propias (a veces trabajadas bajo un sistema de ser vicio obligatorio personal por parte de agricultores libres, a veces trabajadas por siervos de la gleba, pero también en ocasiones explotadas bajo un sistema de arrendamiento), pudiende pasar tales tierras privadas, mortis causd, a sus descendientes (en cambio, los macehualli, ciudadanos libres pero no nobles, solo podian recibir en usufructo parcelas de los caipulli, bajo ¢l deber de cultivarles debidamente, como veremos}. Asi, Ia clase de los nobles, ademas de tener una base en la sangre tolteca, recibié un apoyo en el sistema de Ja tenencia de la tierra. Ademds, de la victoria de este rey sobre Atzeapotzalco nacié para los derrotados una nueva categoria social, la de los sicrvos de la gleba, los mayeques, que debian trabajar tierras ajenas —de la nobleza azte- ca—, récibiendo como remuneracién una parte de los preductos. Aunque Izcoatl tuvo hijes, su sucesor fue un hijo de Huitzilihuitl, Mote- cuzoma Mhuicamina, lo cual indica que la designacién del sucesor ya no correspondia inicamente al rey. Bajo Izcoatl y su sucesor comenzé a perfilarse Ja figura de un poderoso co-gobernante, comparable con el mayordome de Ja corte franca, el cihua- coatl."* Es dudoso que esta funcién haya sido hercditaria (sabemos que aun Motecuzoma I nombré a su cihudcoatl, el famoso Tlacaéllel). Ala muerte de Motecuzoma Ilhuicamina se presenté el problema de que dos Iineas dindsticas reclamaban el trono: los descendientes de Huitzilihuitl y los de Excoatl. Se encontré una solucién clegante a este problema: un hijo de [zeoat], Tezocomactztin, designado rey, se casé con una hija de Motecu- zoma, y s¢ establecia un sistema de electores nobles, de la familia real, que junto con los reyes de Texcoco y de Tacuba (también ya ligados por matri- monias a la familia real azteea) decidirian en cada caso cual de los miembros de sia familia sucederia, cada ver que el trono quedara disponible. Bajo este sistema reinan sucesivamente los tres hijos de Tezocomactztin, © sea Axayacatl, Tizec y Ahuitzotl, Luego sube al trono Motecuzoma II, hijo de Axayacatl, que por intervencién de Cortés Iega a ser vasallo de la Corona espanola, Cuando é] es depuesto por los espatioles le sucede Cui- tlahuac, él cual, muriendo después de un breve reinado, es sucedido por Cuauhtémoc, el siltimo rey azteca Al lado del rey funcionzba una curia regis de unos 12-20 nobles, el tla- tocan, quizds compuesto de los representantes de los calpullis (segiin Ia teoria —controvertida— de Bandelier). Dentro de esta comisiém de nobles se formé el Consejo Supremo de cuatto consejeros permanentes, quizds al mismo ticmpo {junto con los reyes de Texcoco y Tacuba) los “Grandes EFlectores”, aunque para la designacién del proximo rey debian tomar en cuenta las opiniones de los ancianes, militares y “satrapas” (si combinamos 18 ste cifuacost! fue representante del emperador en materia militar, tesocero, his- toriador oficial, sumo saccrdote » presidente del Tribunal Superior. No fue el sucesor uato del rey. Véase Katz, op. cit, pp. 1267. 22 GUILLERMO FLORIS MARGADANT S. los informes proporcionados por Sahagin, Acosta, Veytia-Boturini y Clavi- gero). 17 Parece que este Consejo Supreme corespondia al mismo tiempo a una division de la nobleza en cuatro drdenes (posiblemente relacionadas con Ia division det pueblo azteca cn cuatro grupos, desde su gran “peregri- nacién”). Hay noticias de que estas dtdenes nobiliarias se consideraban ofendidas si el parecer de su rcpresentante particular en el Consejo Supremo no habia sido tomado en cuenta. Asi, mediante el Consejo de los representantes de los calpullis y este Con- sejo Supremo, y ademas por la institucién del ciftacoadl, el podcr uni sonal del rey se encontraba mitigado. c) La tenencia de Ia tierra *® El t¢gimen de la propiedad raiz, pertenecia miis bien al derecho ptiblico que al privado, ya que era la base del poder piiblico y sélo dentro de en circulo limitado de influyentes habia una forma de tenencia que se parecia a nuestra propiedad privada Unas tierras pertenecian al rey en Jo personal, otras al rey en calidad de tal. tras tierras, los tlatocainili, servian pata el sostenimiento de los funcionarios nobles, los tecutli, por todo el tiempo que desempefiaran sus funcicnes; otras, los pillali, pertenecian a los nobles en forma hereditaria, con indepen. dencia de sus funciones, pero sélo podian ser vendidas a otros nobles. In- elusive, algunas ti¢cras habian sido concedidas con el derecho de ser trans- mitidas mortis causa, pero no por venta o donacién. Los ya mencionados calpullis tenian tiertas en comin, tepartidas entre parcelas que podian ser cultivadas por las familias individuales, dentro de las cuales su uso se transmitia sucesoriamente (si no de éure, cuando menos de facto). Tales familias conservaban su derecho al uso de las parcelas mientras no abandonazan cl cultivo por mas de dos afios (hubo una amo- nestacién previa a la declaracién de caducidad). $i la familia emigraba, no habia necesidad de esperar este plazo. Ademds de tales parcelas, el calpulli también contaba con terrenos de uso comunal y otros con cuyo producto debian sostenerse el culta religioso (estas tertenos se Ilamaban los teopantlalli), el servicio militar (milchimlli), la justicia, ciertos servicios puiblicos locales (telpocheallé} 0 el palacio (tecpan Halli). Fn los territarios sometidos, algunos terrenos servian para pagar el tribute, otros para el sostenimiento de los embajadores aztecas (yaotialli). d) La guerra La guerra también encontré cierta reglamentacién consuetudinaria entre los aziecas, excluyéndose el ataque por sorpresa. La declaracién debia hacerse por el rey (cmperador), en algunos casos previa consulta con Jos ancianos +1 Para los datos bibliogrificos conetetos, véase Kohler, of. cit.. Revista de Derecho: Notanal Mericano, m, 9 (dic., 1959), p. 33 18 Para esta materia, véase sobre todo F, Katz, of. cit, pp. 27-46. EL DERECHO PRECORTESIANO 23 y guerrcros. Los representantes que tenian que transmitir esta declaracion mediante tres notificaciones con 20 dias de intervalo, colocaban a los adver satios ante la opeién de “curarse en salud”, sujetindose voluntariamente, y obligéndose a pagar tributos, a recibir a un dios azteca cn su templo, a man dar soldados en caso de guerra, a realizar servicios de transporte, a trabajar tierras de los nobles, cteétera — o de aceptar Jos riesgos de un conflicto con los aztecas. El sistema bélico, empero, no tuvo como tnica mira la de acumular dercchos a tributes, sino que también era un instrumento para proporcionarse victimas para satisfacer la sed de los dioses sangtientos, que necesitaban tales sacrificios para continuat apoyando a los aztecas en sus hazafias militares. De paso, tales sacrificios dieton lugar a fiestas canibalistas, cuyo origen puede haber sido magico (absorcién de la fuerza del enemigo), pero también dictético (escasez de proteinas animales en una sociedad que no habia domesticado mas que al perro y al pave). Estas ventajas, proporcionadas por la guerra, indujeron a la celebracién de tratados internacionales por los que ambas partes se declaraban dispuestas a hacerse periédicamente una “guerra florida” o sea Nochiyayoti, tratades que Seara Vazquez califica acertadamente como Ja antitesis de los tratados de paz. e) Los tributos aztecas Los temas anteriores, o sea la tenencia de la tierra y la guerra, nos llevan cia una rama importante de la administracién publica azteca: los tributos. Estos generalmente son el producto de la guerra, y su administracién se confunde con el tema de la tenencia de Ia tierra, ya que los productos de determinados terrenos, cultivados en comin, estabun destinadas a su pago. Los tributos dieron Ingar a una administracién fiscal cn especie, que fue alabada como sorprendentemente eficaz por los conquistadores. Hubo una iramide de cobros, a cargo de les calpixqui, cuyo resultado neto TMegaba inalmente a los almacenes piblicos. La deshonradez de un calpixqui fue castigada con la muerte, desde luego, Algunos documentos precortesianos que han legado hasta nosotros se refieren a esta materia. Resulta que hubo cierta “pooling” de Jos resultados fiscales dentro de ta ‘Triple Alianza. Del total recibido por parte de unas 260 tribus, Tenochtitlan recibié un 40%, Texcoco también un 40%, y Tacuba un 20%, Al lado de los tributes tepartidos en esta fonma, parece que hubo otros que slo apro- vechaba alguno de los tres aliados. Los historiadores coinciden en la opinién de que el peso general de este sistema de tributos era considerable, lo cual explica el éxito de Cortés, y la relativa ccuanimidad con 1a que fos indios luego se sometian a los cargos de Ja cneomienda. Es digno de notarse que los nobles nunea cobraban tributes a su propia nombre: sélo ayudaban para el cobro del tribute debide al empetador; asi él pueblo se daba cuenta de que su soberano era el emperadar, y el noble al que estaban directamente sometidos, sdlo ¢] representante de aquél. 24 GUILLERMO FLORIS MARGADANT 5. £) Las clases sociales en el imperio ezteca La nobleza era hereditaria, pero algunos terrenos de que gozaban los nobles eran inherentes a las funciones que, individualmente, ¢jercian. En esta nobleza se observa una considerable capilaridad (contrariamente a lo que hallamos en la sociedad incdsica). Por hazaiias bélicas, el plebeyo pedia subir al rango de nobleza. Mas tarde, bajo el régimen espaitol, esta nableza indigena es reconocida por la corona de Espaiia, y sigue gozando de ciertos privilegios. Importantes ¢ran Jos sacerdotes. Ademas de los supremos sacerdotes, lie gados a la corte, donde intervenian en importantes decisiones politicas, hubo una enorme cantidad (algunos historiadores hablan de un millén) de sacer- dotes inferiores, a menudo con cargos hereditarios. Se dedicaban al culte, pero también a la educacién de los nobles en Jos calmecac y de la masa de la poblacién en los telpuchcalli. Una situacién privilegiada era la de los comerciantes, pochtecas, clase hereditaria con rasgos militares y caractercs secundarios de embajadores y espias (atacatles constituia un casus belli), Sdlo en mercados oficiales, tign- guis, podian ofrecer sus mercanclas (hubo tianguis permanentes, anuales, 0 celebrados cada veinte dias}. Alli hubo control oficial de los precios. Tam- bién aqui hubo cierta eapilaridad; no sélo por transmisién hereditaria, sino también por concesién por parte de la corte, en vista de mérites especiales, uno padia Megar a esta clase privilegiada. El comercio tenia sus propios tribunales de 10 a 12 jueces, y quizis se aplicaban alli normas de excepcién (asi, 61 robo en el mercado fue castigado mds severamente que el robo comtin). Un inconvenient para ¢l desarrollo mercantil fue la ausencia del dinero, utilizindose, empero, ampliamente como medida de valor ¢ instrumento de cambio, el cacao, ganchas de cobre, plumas determinadas o mantas de cierto tamaifio y calidad. De sus ganancias, el comerciante tenia que entregar una elevada cuota al rey. Por encima del agricultor comuin y corriente, estuvo el artesano, miembro: de un gremio, cuyas calidades fueron controladas mediante un examen, después de un periodo de aprendizaje bajo las érdenes de un artesano ya ieconocide. Fue famosa la academia que existié en ‘Texcocs para varias ramas del arte, Bajando un escalén mds, encontramos a los agricultores ordinarios, los macehuailis, organizados en calpulli (entidades inferiores a la de ciudades) donde gozaban de una parcela y del derecho de usar los terenos de uso comin, mientras que no dejaran de trabajar sus parcelas por mas de dos afios, Debian trabajar en los terrenos destinados al tribute, y podian verse obligados a hacer servicio militar (existia una leva obligatoria, con cuotas par circunseripcién territorial). Dentro de los calpulli hubo jefes de cada 20 familias, y jefes superiores para cada 100 familias, que debian ejercer una vigilancia moral y policiaca sobre ellas. Una posicién especial, inferior, tcnian los mayeques o tlamaitl, comparables a los servi glebae de la edad EL DERECHO PRECORTESIANO 25 media occidental; quizds eran restos de una poblacién autéctona, dominada por los aztécas. Y como tiltima peldafio encontramos a los esclavos. La esclavitud azteca nacia: 1) de la guerra (no hubo canje de prisioneros), siendo el esclavo propiedad del capturador (salva en caso de destinarse al ) y 2) de la venta de un hijo, realizada por el padre {mediante una ién concedida s6lo en caso de evidente misetia y de demostrar ¢l padre que tenia mas de cuatro hijos), Ademds 3), un plebeyo podia auto- venders¢, a menudo en pago de shs deudas {dacién en pago}, ante cuatro testigos de cada parte, en cuyo caso la eschvitud del paterfamilias no afec- taba la libertad de su familia, y tampoco causaba un traslado del patrimonio doméstico hacia el adquirente. Una variante de la autoventa eta el contrato de una familia o algunas familias con algin noble, de proporcionarle en forma pérpetua algiin csclavo, funcionando camo tal, por rotacién, diversas miembros de las familias en cuestién. 4} Varios delitos también causaban Ja caida en esclavitud, en bencficio de Ja victima, Esclavos incortegibles, espe- cialmente los obtenidos por actos bélicos, podian ser destinados al sacrificio, mediante autarizacién. Llama la atencién que desde el régimen de Netzahualpilzintli ef hijo de esclavo ya nace libre. La liberacién del esclavo era posible por matrimonio con él duefio (la duefia) 0 por automescate mediante pago, y cl hecho de que el patrimonio dei esclavo no fuera absorbido por el del amo, hacia posible que el esclavo secibiera dinero propio (pot herencia, préstamo, donacién, etedtera} con el que podria obtener su libertad. También par disposicion det duefio, mortis causa, por escaparse del mereado de esclavos: (v “poner um pie en excremento humano...”) y por alcanzar asilo en el palacio del rey, el esclavo se liberaba. El esclavo no podia ser vendido con- tra su voluntad, en caso de comportarse debidamente, De lo contrario, después de algunas ventas por incorregible, podia ser vendido al templo para ser sacrificado, Fn Atzeapotzaleo y en Itzocan hubo famosos mereados de esclavos. Las rasgos citados, 0 sea la libertad con que nacen les hijos del esclavo, la continuacién de la personalidad patrimonial del esclave y la necesidad del consentimiento del eselavo para su venta, constituyen ventajas en compara. cién con Ia eselavitud romana, aunque faltaba, desde luego, en esta civiliza- cin neolitica, una amplia legislacién protectara del esclavo y un eficaz siste- ma jodicial para su realizaciin prdctica, Ademds, en el fondo del sistema se vislumbra siempre Ja siniestra amenaza del sactificio. g) El sistema exteca de familia Pasemos ahora al derecho de familia, menos sujeto a la arbitrariedad de la élite dominante, y mis fijado en forma de tradiciones. El matrimonio ert potencialmente poligimico (en Texcaco y Tacuba solo trakindose de nobles), pero una esposa tenfa la preferencia sobre las demés, y tal preeminencia también se manifestaba en la situacién privilegiada que tenian sus hijos, en caso de reparticién de la sucesién del padre. Hubo una 26 ‘OUILLERMO FLORIS MARGADANT 5, costumbre de casarse con la viuda del hermano, que recuerda el Jevirato hebreo. La cclebracién del matrimonio era un acto formal, desde luego con infiltraciones religiosas; en algunas partes hubo matrimonios por rapta, 0 por venta. Los matrimonios podian cclebrase bajo condicién resolutoria, 0 por npo indefinido. Los condicionales duraban hasta el nacimiento del pri- mer hijo, cn cuyo momento la mujer podia optar por la transformacién del matrimonio en una relacién por tiempo indetinido; si el marido se negaba, empero, ali terminaba el matrimonio. El divorcio cra posible, con intervencién de autoridades, que en caso de comprobarse una de Jas multiples causas (incompatibilidad, sevicias, incum- plimiento cconémico, csterilidad, pereza de la mujer, etcetera) solian auto- tizar de mala gana la disolucién del vinculo, perdiendo el culpable la mitad de sus bienes. Los hijos se quedaban con el padre y las hijas con la madre. La mujer divorciada o la viuda tenia que observar un plaz de espera antes de poder volver a casarse. Predominaba el sistema de separacién de bienes, combinado a veces con Ja necesidad de pagar un precio por Ia novia, a veces, cn cambio, con una dote que la esposa traia al nueva hogar EI hijo pasaba por dos consagraciones, en las que el agua jugaba tal papel que los conquistadotes les comparaban con bautismos; en la segunda recibia su nombre, La patria potestad, que implicaba cl derecho de vender como esclavo, pero quiza no el de matar, terminaba con el matrimonio del hijo o de Ja hija, para el cual, empero, el consentimiento de Ios padres cra nece- sario. Como habia una fuerte presién social cn contra del celibato de hijos mayores de 22 0 hijas mayores de 18 afios, es de suponer que este consenti- miento no podia negarse arbitrariamente. En materia de succsiones, 1a linea masculina excluia la femenina. La via legitima podia scr modificada por decisién del de cuius, basada en Ja con- irrespetuosa, eobarde, prédiga, etcctera de los perjudicados por tal . Entre los nobles existian sistemas sucesorios especiales, al ¢stila del mayorazgo europeo. h} El derecho penal azteca El derecho penal era, desde luego, muy sangriento, y por sus rasgos sen- sacionalistas es la rama del derecho mejor tratado por los primeros historia. dores. La pena de muerte es la sancién més corriente en las normas legisladas que nos han sido transmitidas, y su cjecucién fue generalmente pintoresca y cruel. Las formas utilizadas para la ejecucién fueron Ja muerte en hoguera, ¢] ahorcamiento, ahogamiento, apedreamiento, azotamiento, muerte por gol- pes de palos, el degallamiento, empalamiento, y desgarramiento del cuerpo; antes 0 después de la muerte hubo posibles aditives infamantes. A veces la pena capital fue combinada con la de confiscacién. Otras penas evan la caida en esclavitud, la mutilacién, el destierro definitivo o temporal, la pérdida de ciertos empleos, destruccion de la casa o encarcelamiento en prisiones, que EL DERFCHO PRECORTESIANO 27 en realidad eran lugares de lenta y miserable eliminacién. 1 Penas mas ligeras, a primera vista, pero considcradas por los aztecas como implicands una inso portable ignominia, eran las de cortat o chamuscar el pelo. AA veces los efectos de ciertos castiges se extendian a los parientes del cul- pable hasta por el euarto grado. La primitividad del sistema penal se muestra, inter alia, en la ausencia de loda distincién entre autores y cémplices: todas tecibian el mismo castigo Es curioso que el hecho de ser noble, en vez de dar acceso a un régimen privilegiado, era circunstancia agravante: el noble debia dar el ejemplo, “no- blesse oblige”. E| homicidio canducia hacia la pena de muerte, salvo que la viuda abogara por una caida en esclavitud. FE] hecho de que e! homicida hubicra encontrado a la victima en flagrante delito de adulterio con su esposa, no constituia una circunstancia atenuante. La rifia y las lesiones sdlo aban togar a incemni. zaciones, Como el uso del aloohel fue muy limitado (por ley} y los indias andaban inermes (fuera del caso de guerra), parece que los delitos de lesiones no sleanzaron la frecuencia y gravedad que exigiera una mayor represion Excesivamente dura parece, en cambio, la sanciéa por rabo, rasga que obser- vamos én tantes derechos primitivos, y que sé explica por la pobreza general y por el hecha de que, en una sociedad agricola, cada campesino siente sus escasas propiedades come producto de sus arduas labores, * Observamos un gran rigor sexual, con pena de muerte para incontinencia de sacerdotcs, para Homosexualidad [respecto- de ambos sexos), violacién, estupro, incest y adul- terio. También el respeto a los padres fue considerado esencial pata la sub- sistencia de Ja sociedad: las faltas respectivas podian ser castigadas por muerte. Entre los delitos figura la embriaguez piiblica (el abuso de alcohol dentro de la casa fue permitido), con excepcién de ciertas fiestas, y de cinbriaguez por parte de ancianos. Nobles que se embriagaban en circunstancias agra- vantes (por ejemplo, dentro del palacio) inclusive se exponian a la pena capital. Una represian tan drdstica sugiere la presencia de muy fuertes ten- dencias, consideradas antisociales. Es de notarse que entre los aztecas el derecho penal fue el primero que en parte se trasladé de la costumbre al derecho escrito. Sin embargo, Is tolerancia espafiola frente a ciertas costumbres jurfdicas precolombinas, no se extendié al derecho penal de los aborigenes. En general puede decirse que el régimen penal colonial era mucho mas leve para el indio mexicano, que este duro derecho penal azteca. i) La organizacién forense de los aztecas y texcocanos * Hubo una jerarquia de tribunales aztecas comunes, desde ¢] teuctli, juez de eleccién popular, anual, competente para asuntos menores, pasando per un 38 Para datos curioyos al respecto véase fray Geronimo de Mendietz, Historia ecle. sidstica indiana, rcimpresién, México, 1943, vol. 1, p. 138 2 Hubo exchision de tesponsabihidad si se rababa por hambee menos de 20 mazorcas. 21 Véase F, Flores Garcia, La aditiinistracidn de justicia en los pueblos aborigenes da 28 GUILLERMO FLORIS MARGADANT 5S. tribunal de tres jueces vitalicios, para asuntas mas importantes, nombrados por el cihuccoatl, hasta llegar, mediante un sistema de apelacion, al tribunal de] monarca, que se rcunia cada 24 dias. Parcce que la finura cultural de Texcoco habia inducido en algin tiempo Ja practica de que los casos no mili- tares de Tacuba y ‘Tenochtitlan recibieron su decision final en Texcoco. Paralelamente a la justicia azteca comin encontramos la justicia especial para sacerdotes, para asuntos meércantiles, surgidos del tianguis,™ asuntes de familia, delitos de indole militar, asuntos tributaries o litigios rclacionados con artes y ciencias. Fn Texcoco la situacién era distinta. Alli, el palacio del rey contenia 3 salas con un total de 12 jueces, designados por el rey, para asuntos civiles, les y militares de cierta importancia (con apelacién ante el rey con 2 0 PM pobles}. Ademis hubo un numero de jueces menores, dis- tribuidos sobre todo el territorio, y hubo tribunales de comercio en los mer cados. Los casos muy graves fueron reservados para juntas de los doce jueces dei palacio, con e] rey, cada 12 dias. Cada ochenta dias los jueces menores tenian una junta de 20 dias con el rey, para los asuntos que, aunque menores, salian de lo comin. Uno recibe Ja impresién por todo lo anterior de que gran parte de la labor de los reyes fue dedicada a los asuntos juridicos. j) El procedimiento azteca El procedimiento era oral, levantandose a veces un protocolo mediante jeroglificos. Las principales sentencias fueron registradas en pictografia, y luego conservadas en archivos oficiales. El proceso no podia durar mas de 80 dias, y es posible que los tepantiateani, que en él intervenian, correspon- dian a grosso modo al actual abogado.®* Las pruebas eran la testimonial, Ia confesional, presunciones, carcos, a veces la documental (hubo mapas con lindetos, etcétera) y posiblemente ¢l jnramento liberatorio. De un “juicio de Dios” no encontramos huellas. En los delitos mas graves, el juicio era precisamente mis sumario, con menos facultades para la defensa, algo que desde luego provoca Ja critica de] moderno penalista.** 5. La supervivencia del derecho precortesiana zCual ha sido el impacto del derecho precortesiano en la fase posterior a la Conquista? Desde luego, algunas regiones de México han sentide poco de la influencia Andkuae, México, 1985, también publicado en Ia Revista de la Facultad de Derecho, UNAM, t, xv, nikm, 57 (enero-matro, 1965). 22 1a necesidad de tribunales especiales de comercio es explicada por el hecho de gg Js sztecas eran tan comerclntes como, guerére; Cons afmma que en una pen Tenochtitlan, dedicada al comercio, diariamente unas 60000 personas estaban compranda y vendiendo 24 Véase Veytia, Hist, Ant. Mej., nmr, 207-8. 34 Véase Carrancé y Trujillo, Organizacién socid! de los antiguos mexicunos, México, 1966, pp. 39-40. 30 GUILLERMIO FLORIS MARGADANT 5. cién de ciertos elementos de ella en la realidad juridica actual. Es inegable que la auscucia del espiritu democratico en la fase precortesiana, el ejercicio unilateral del poder, sin contracorriente en ideas sobre “derechos intocables del sibdito”, todavia explica muchos aspectos de la vida indigena no-utbana, y da la clave para el grave problema de traducir nuestra legistacin madera, progresista, democratica, en realidades tangibles. También el antiguo sen! micnte de familia con la responsabilidad de los hijos por deudas del padre, la responsabilidad penal hasta por 3 0 4 grados, y la subordinacién juridica de la mujer, siguen teniendo su repercusién en la realidad social (aunque no en el derecho formal) de nuestra época. cnire los popolocas_y los mixtecos). 28Redfield, R.. Yucatda; una cultura on transicién, PCE, México, 1944. 27 Varios cous de costumbres juridicas precortesianas son “mencionadas en el estudio de G. Aguirre Beltrin y R. Pozas A., Instituciones indigends en cl México actual, Me- moria nim. vr del Instituto Nacional Indigenista, México, 1954, pp. 173 y ss.

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