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DIAMELA ELTIT: CONVERGENCIAS JUAN CARLOS LERTORA Skidmore College Es frecuente que los escritores hispanoamericanos incursionen cn la actividad critica con reflexiones sobre muy variados temas concernientes a creaciones culturales, aspectos hist6ricos, problemas politicos contingentes, etc. Octavio Paz fue, ciertamente, uno de los més prominentes. Actualmente, Jorge Edwards, Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti o Elena Poniatowska, por citar algunos de los mas relevantes, son escritores que frecuentemente ejercen critica periodistica y académica sobre una vasta gama de temas po- litico-culturales, Pero se puede advertir que no siempre escriben sobre cucs- tiones con las que se sientan personalmente identificados 0 afectados, o que de alguna manera estos temas incidan en su obra de creaci6n. En algunos, la actividad critica constitaye una segunda profesién. Los escritos criticos de Diamela Eltit, que no se ajustan a los protocolos, de la critica académica —“en mis textos ‘criticos’, ni siquiera pongo citas pues m'hija, ni siquiera pongo bibliograffa” (Pino-Ojeda 165)—, la distancian de la critica ejercida por escritores como los mencionados. Desde sus inicios como escritora, Diamela Eltit ha incursionado en diversos registros escriturales segiin la indole de experiencias humanas que sus historias acotan, Diversos entre sf, sus relatos convocan no obstante un cuerpo homogéneo. Si su creacién simb6lica captura vivencias marginales, espacios retaceados, tiempos truncos, sus escritos eriticos mantienen fuerte consonancia de intereses con su imagi- nario creativo. Varios criticos se han referido al desplazamiento que el discurso narra- tivo de Eltit efectia respecto del discurso tradicional, canénico, y a su reterritorializacién en los margenes para asumir el discurso del otro, provo- cando una tensién entre centro y periferia, y llamando la atencién sobre experiencias que el orden establecido oculta. Las estructuras de sentido que este desplazamiento logra confieren a la narrativa de Eltit un sello diferenciador, particular. Asumir esta posicién implica leer los diversos signos que ofrece la realidad como si se estuviera del otro lado del espejo, situarse en la pers- pectiva del “otro”: “Lo que ocurre es que en mi memoria de lectora azarosa, yo lef varios libros que se publicaron, pero quedaron fuera del canon. Estos textos integraron, tomaron este otro sujeto y lo escribieron desde un “otro” 179 TALLER DE LETRAS N° 32 lenguaje” (Pino-Ojeda 141). Esta experiencia de lectura de los margenes requiere de una distinta actitud ante el texto, que potencia el descubrimiento de estructuras de sentido cerradas a una lectura tradicional. Leer una escritura de los bordes supone experimentar una destervitorializacin de significacién; leer un texto de los bordes es entrar en otro conjunto de cédigos de referencias (Hicks xxvi).! Desde el comienzo de su actividad escritural Eltit ha mostrado ser una atenta lectora de signos sociales y culturales: “estoy abierta a leer los sintomas del desamparo, sea social, sea mental. Mi solidaridad politica mayor, irrestricta, y hasta épica, es con esos espacios de desamparo, y mi aspiracién es a un mayor equilibrio social y a la flexibilidad en los aparatos de poder” (Eltit, Emergen- cias 174). Esto queda ampliamente manifestado en diversas entrevistas, ar- ticulos dispersos en periddicos y revistas —algunos recogidos en Emergen- cias—. En ellos Diamela Eltit ha ido perfilando sus preocupaciones intelec- tuales y politicas que son inseparables en su obra de creaci6n. Esto hace posible proponer una lectura de los trabajos eriticos de Eltit como complemento de las estructuras de sentido que su creacién despliega. El subtitulo de Emergencias —Escritos sobre literatura, arte y politica— es indicativo de una rigurosa tematizacién de intereses y preocu- paciones literarias, estéticas y, por cierto, éticas. Casi todos ellos reflejan intereses que de alguna manera estén en estrecha consonancia con zonas de significacién presentes en su ficcién, pero también con su condicién de es- critora que se resiste a ser producto de mercado: En el 4mbito literario, el best seller se confunde con lo especificamente literario, para paliar este encuen- tro o desencuentro, la mecdnica parece ser la espectacularizacién del autor, de la misma manera en que se espectaculariza a los protagonistas de masas tales como el actor de teleseries, el deportista estre- Ila, el cantante, por una contingencia anclada en una irrestricta vocacién por la moda, [lo que produce el hecho de que] se vuelven figuras intercambiables y hasta desechables, se anulan de si mismos para llegar a una frdgil mitificacién que esconde un rango semiobjetual. (26) | “The reader of border writing may experience a deterritorialization of signification; (o read a border text is to cross over into another set of referential codes,’ @ 180 JUAN CARLOS LERTORA DIAMELA ELTIT: CONVERGENCIAS Junto con esta actitud ética de no someterse a las regulaciones de mercado hay, dispersos en periddicos y revistas, diversos otros articulos y declaraciones severamente criticas del modelo neoliberal que se ha impucsto en Chile y que, ademas de su impacto econdmico, ha generado un discurso politico practicamente indiferenciado entre politicos de derecha y de la Concertacién, que persiguen un pacto de reconciliacién centrado en el olvido de la cruenta historia reciente chilena, por un “gesto obstinado de hacer de la politica de fin de siglo, un camino aséptico, un mosaico inacabable de negociaciones gerenciales que sc resuelven en la mera devocién por nego- ciar™ (32). La severidad con que Eltit critica los reacomodos politicos en el Chile actual, el desenfadado interés de vastos sectores de la politica y la prensa por olvidar la figura de Salvador Allende y los sucesos desde el dia del Golpe Militar tiene sus rafces en la experiencia personal. Como escritora durante los afios de dictadura se refiere al impacto que en su imaginario iban dejando fehacientes pruebas de violacidn de los Derechos Humanos, y los multiples problemas que debié enfrentar en lo personal y lo profesional: La lectura de los nuevos signos implicaba la internalizacién Nicida de los sucesos que estaban aconteciendo, Leer analiticamente ese poder militar central, aliado a un sector considerable de fuerzas civiles y aun de fuerzas internacionales, como una explosion de incalculables proporciones frente a la cual se trastocaban las légicas, leer en medio de esa explosién desmesurada de poder, que parecia injus- tificable, como, sin embargo, se erigia un discurso (politico) que sostenfa los desmanes y los avalaba mediante una retorcida retérica. [...] Y después, a lo largo de 17 aifios, habitar, leer y releer los sentidos de los poderes centrales, no olvidar nunca mas la relaci6n histérica entre cuerpo, poder e¢ indefen- si6n, (23) El cuerpo es uno de los principales significantes en la escritura de Eltit, y est4 sujeto a multiples representaciones: “el recurso que me interesa es el de la escena: la escena teatral” (Pino-Ojeda 140); 0 desquiciado, en El Padre Mfo y El infarto del alma; lacerado por heridas autoinfligidas en Lumpérica © en la fotografia de la propia Eltit en Margins and Institutions (71, 69). Cuerpo transgresor de convenciones en el beso al mendigo que también aparece ilustrado en el libro de Richards. 181 a TALLER DE LETRAS N° 32 Pero hay otros cuerpos, de distinto valor, que convocan una aguda critica, con un discurso marcado, como casi toda la escritura critica de Eltit, por el registro personal; es Diamela Eltit quien se compromete con su palabra. Me refiero al articulo “Cuerpos némadas,”” a la representacién del cuerpo en las confesiones de Luz Arce —El infierno— y de Alejandra Merino, Mi verdad. Ambos textos son confesiones en al menos un doble sentido: cuentan un trozo de vida ocultado por mucho tiempo, y buscan clemencia en quien los lea o escuche. Pero una lectura atenta de estas autobiografias advierte los mecanismos discursivos con que se intenta una construccién manipuladora del yo de la escritura El cuerpo, en estos textos, estd representado mediante un discurso parabélico: comienza con el sujeto del discurso instalado en la inocencia y la libertad, desde cl lugar de la lucha politica comprometida con el gobierno de Salvador Allende hasta caer, desde el dfa del Golpe, en la clandestinidad, la marginalidad, primero, y luego la carcel (cuerpos vigilados y castigados), donde el cuerpo es sometido a oprobiosos vejdmenes, para terminar entregado a los torturadores y transformado en cuerpo de complicidad y delacién, de traici6n; es un cuerpo que gira, que denigra su propio pasado, su propia historia, que desenfrenado por ocupar un espacio de poder, traiciona, delata y, en algunos casos, envéa a la muerte a quienes fueron compaiieros de causa. Finalmente estos cuerpos abyectos que provocan aversién a la lectura critica de Eltit, confiesan y buscan el perdén, ya que las autoras —sujetos y objetos corporales— han encontrado la fe y se declaran hijas de Dios. En el recorrido de estos cuerpos se produce un fenémeno de gran interés en la escritura de Eltit: el desplazamiento de nombres que, al mutar, progresivamente anula la identidad original, de modo que el sujeto —el signo cuerpo— es una mihiple capa de nombres, designaciones intercambiables, mutables. A este hecho se refiere asf: En primer término, me parece estratégico el proble- ma abierto en estos libros en torno al dilema cuerpo e identidad, que aparecen como instancias moviles, readecuables, vulnerables cuando el sujeto —en este caso el sujeto mujer— se ve envuelto en las redes de los poderes dominantes, especialmente en esa parte del poder que requiere de la violencia —ya parédica, ya explicita— para manetener su hegemo- nia. (64) 2 Articulo de Diamela Eltit, Emergencias, Escritos sobre literatura, arte y politica. 61-77. @ 182 JUAN CARLOS LERTORA DIAMELA ELTMT: CONVERGENCIAS Son las vicisitudes por las que atraviesa el cuerpo, individual y social, las que reclaman la atencién de Eltit en otros articulos y resefias. En los testimonios mencionados el cuerpo pierde su identidad y es vejado por ané- nimos violadores, primero, y luego utilizado por captores; eslas coacciones revelan el sédico placer del ucoso, el ejercicio de una relacién de poder, el cuerpo como objeto y sujeto de espectaculo sacrificial, pero también de escena, representacién, espectéculo.> Como expresa Eltit reseniando un texto sobre Sade, de él “surge una obra que se vuelca a elaborar, desde distintos angulos, una sola imagen absorta: demostrar que el cuerpo es una zona, un mapa, un territorio sobre el cual se pueden ejercer las mds crueles experiencias del poder.”* En este contexto hay que inscribir las experiencias que experimenta el personaje narrador de la novela semiautobiogrifica de Alfredo Gémez Morel, El rio, temprana lectura de Eltit y que ya marca sus preferencias literarias que iran acotando sus zonas de interés creativo y critico. Personaje delictual que encarna el lumpen citadino, la novela cuenta el picaresco proceso de apren- dizaje de un ladrén que transita entre la ciudad —Santiago— y el otro lado, el afuera que delimita geograficamente el rio Mapocho, para posteriormente expandir su radio de delitos a otros paises. El rio es el margen que sanciona la territorializacién y la desterritorializacién del delincuente, la pertenencia y su marginalidad, su ser “otro”. El rio, en la novela de Gémez Morel, adquiere toda una personificaciGn: “; Qué dirfa el rio si me viera cafichando? ;, Qué diria el rio? [...] En esta pregunta estaba encerrada toda una manera de ver la vida, la filosoffa del hampa” (160). El personaje estd consciente de habitar dos espacios diferentes que zanja un puente, de moverse en dos zonas geogrficas que sancionan dos estilos de vida, la oficial y la marginal; esta trashumante vivencia provoca rencor en los personajes delincuentes: “Nos desquitabamos de la ciudad, mentalmente, injuriabamos ¢ insultabamos al puente” (149). Individuo frente o en contra del espacio, pero que no es sdlo social sino también de un conflicto interior, de conciencia, En la novela el cuerpo del personaje, que adopta diferentes nombres, distintas identidades para ser absorbido por una capa social —la del ham- pa—, que es sujeto/objeto, individual y social, de diversas experiencias sexua- les: con prostitutas, de una relacién incestuosa impuesta por su madre, que es violado por los religiosos de un convento y por cierto en el rio y la carcel, “EL recurso que més me interesa es el de La esvena: Ia escena teatral” (Pino-Ojeda 140), + Ver Diamela Eltit, “Olvidadio todo, perdonadme, liberadme,” EI Mercurio [Santiago] 14 de enero 2001, E.10. (Resefla de Francine du Plessix Gray: Marqués de Sade: una vida. Buenos Aires: B. 2000). 133 TALLER DE LETRAS N° 32 adquiere, en el mundo del hampa, cl calificativo de hueco, de homosexual cuyo hueco se puede Ilenar. “El cuerpo va a adquirir cada vez mds preponderancia en el relato. Como zona de poder, lugar de ensayos de poder, espacio de crueldad y vaciamiento social” (90).5 Inversamente, el personaje ha de llenar ese hueco en su identidad con acciones que lo rediman dentro de las regu- laciones del mundo que habita. Lugar central de tales regulaciones es la adscripcién, la asuncién del lenguaje especffico del hampa: el coa. El coa —la jerga delictual chilena— se abre paso en la novela. El coa aparece como la cifra rebelde y agresiva, una jerga que segmenta y territorializa la lengua, la hace estallar en particulas de si misma y la vuelve creacién, instrumento y significante del social excluido, que va a rearticular su ser en y desde la jerga. (90) Movimiento de desterritorializacién del personaje que —una vez en el rio— efectia un proceso de reterritorializacién, asume un hablar desde un “otro” en una lengua no oficial. Estas diversas jergas son las hablas que se encuentran en la ficcién de Eltit, especialmente en Por la patria. Provienen no slo de lecturas sino principalmente de experiencias de vida; son registros discursives que, como expresa, “los tengo en la cabeza y los puedo ejercitar en un minuto, puedo pasar por varios de ellos, el lenguaje pulcro o el lenguaje ultra popular, porque lo conozco, lo sé, lo he habitado y también poseo un lenguaje mas ‘académico’, més prestigioso” (Pino-Ojeda 172), Es este juego que permite movilizarse al lenguaje del centro a la periferia, del territorio a sus margenes, lo que caracteriza toda la obra de Eltit, su ficci6n y su critica: “La palabra y su centramiento 0 descentramiento, su acuerdo estético, su juego y su burla y la torsién constituyen dentro del proceso de escritura el mayor desafio que debo afrontar” (172). De ahi, entonces que la inscripcién en la marginalidad que signa la novela de Gémez Morel no sea sino una manifestacién més de las preferencias, a veces identificaciones o complicidades, que Diamela Eltit establece con otros autores, artistas 0 con sus ii s en CADA. El comtin denominador es la actitud transgresora, sea el Marqués de Sade, la pintura de Juan Domingo “Pura el hampa, un ‘hueco" es un individuo en toda forma despreciable, Los hay de diferentes ccategorias: los declarados, lo que lo son en secreto y aquellos que provienen del cauce” (Gémez More! 205). @ 184 JUAN CARLOS LERTORA DiaMeLa ELTIT; CONVERGENCIAS Davila, el travesti que desvela en “Género y poder,”® el cine de Pier Paolo Pasolini, sus comentarios sobre El obsceno pajaro de la noche, sobre Charlie Parker (“Bird Lives”), o sobre el Che.” Estos y otros articulos y reseiias, mas el testimonio que deja en sus entrevistas y en la teorfa y practica que signa su paso por el experimental CADA afianzan una convergencia con la ficcién de Eltit en que se imbrican en un todo, como indiqué al comienzo, una posicién politica, ética y estética, BIBLIOGRAFIA Arce, Luz. El infierno. Santiago: Planeta, 1993. Eltit, Diamela. Emergencias. Escritos sobre literatura, arte y politica. Edicion y prélogo de Leonidas Morales. Santiago: Planeta/Ariel, 2000. ___. “Olvidadlo todo, perdonadme, liberadme.” El Mercurio [Santiago] 14 de enero 2001, E.10. Gémez Morel, Alfredo. El rio. Santiago: Editorial Sudamericana, 1997. Hicks, D. Emily. Border Writing. The Multidimensional Text. Foreword by Neil Larsen. (Theory and History of Literature, vol. 80.) Minneapolis: University of Minnesota Press, 1991. Merino Reyes, Marcia Alejandra. Mi verdad. Santiago: Asociacién de De- rechos Humanos, 1993. Pino-Ojeda, Walescka. Sobre castas y puentes: Conversaciones con Elena Poniatowska, Rosario Ferré y Diamela Eltit. Santiago: Editorial Cuarto Propio, 2000. Richards, Nelly. Margins and Institutions. Art in Chile since 1973. Melbourne: Art and Text, 1986. © Antfculo de Diamela Eitit, Emergencias. Escritos sobre literatura, arte y politiea, 79-84 7 Bmergencias, 122-124: 125-128. 185

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