Cuando nos preguntamos por qué sufrimos debemos cuestionarnos a nosotros mismos, cuánto de ese sufrimiento se debe a nuestras propias acciones o decisiones...
Cuando nos preguntamos por qué sufrimos debemos cuestionarnos a nosotros mismos, cuánto de ese sufrimiento se debe a nuestras propias acciones o decisiones...
Cuando nos preguntamos por qué sufrimos debemos cuestionarnos a nosotros mismos, cuánto de ese sufrimiento se debe a nuestras propias acciones o decisiones...
11 de agosto de 2015 Las dificultades que enfrentamos se originan de una de tres fuentes. Algunas son enviadas por Dios para probar nuestra fe, otras son el resultado de los ataques de Satans, y otras se deben a nuestras decisiones pecaminosas. Al considerar estas tres causas, creo que la mayora de nosotros dira que la ms difcil de soportar es la ltima, porque no tenemos a nadie a quien culpar sino a nosotros mismos, y porque nos parece que nada bueno aportarn. Despus de todo, la Biblia dice que cosecharemos lo que hemos sembrado (G 6.7), por lo que no vemos nada por delante, excepto una cosecha dolorosa. Lo que esta manera de pensar no toma en cuenta es la capacidad redentora del Seor. Aunque l nunca promete eliminar las consecuencias del pecado, s puede usar nuestros fracasos para ensearnos a temerle, aborrecer el mal y caminar en obediencia. Las lecciones difciles que aprendemos pueden tambin convertirse en nuestra proteccin contra el pecado en el futuro. Al haber experimentado el dolor producido por nuestras decisiones, somos ms propensos a no tomar el mismo camino otra vez. Dios a menudo utiliza nuestros propios errores como herramientas para captar nuestra atencin. l no impedir que sus hijos dejen de ser castigados por su pecado, porque sabe que ste nos roba bendiciones, oportunidades y tambin la oportunidad de mejorar nuestro carcter. Por ms dolorosa que pueda ser su situacin, d gracias al Padre celestial por amarle y disciplinarle. Cuando aprendemos de la experiencia, las cicatrices del pecado pueden llevar a la restauracin, y a una nueva y ms estrecha relacin con nuestro Seor y Salvador.