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Evandro Apri "e Bin ual 7 bs tieucin. Madd : Lena s, 4996. u CAPITULO IV, CIENCIA, TECNICA Y TECNOLOGIA OPORTUNIDAD DE ALGUNAS DISTINCIONES El hecho de que, en el curso de los tiltimos afios, se hayan ori- ginado con fuerza intereses, preocupaciones y discusiones de tipo moral a propésito de la ciencia, ha sido provocado (como todo el mundo sabe y segiin hemos recordado ya en la «lntroducci or los impactos negativos, las aplicaciones destructoras, las con- secuencias dafiinas 0 peligrosas, y los incidentes mas 0 menos graves en el campo de la actividad tecnoldgica, en particular de las tecnologias militar e industrial. Por estos motivos, no pocas personas subrayan que los problemas morales (y las exigencias de teglamentacién que éstos debieran comportat), en realidad-no ha- cen referencia a la ciencia, sino més bien a la : solamente esta altima puede originar males a los hombres (ademas de bie- nes), y es la actividad que, en todo caso, debe estar sor control sobre la base de critetios morales, sociales y politicos. El hecho de que la técnica de nuestros dias se base abundantemente cen los resultados de la ciencia no puede comprometer a esta til- tima en la responsabilidad de Ia técnica, pues la ciencia debe con- tinuar siendo libre para procurarse nuevos conocimientos y de: brimientos, mientras que es justo vigilar a la de manera que con ella no se perpetre un mal uso de los conocimientos cien- tificos. Se afiade, ademis, que limitar el crecimiento d gacién cientifica significaria también privarnos de la pos de llevar a cabo un buen uso del conocimiento que nuestra disposicién’. * Estas tesis son sostenidas por un investigador paricularmente acreditado, como es Mario Bunge, del cual elocuente: «Basic Science is Innocent ‘Technology Can Be Guilty», Method, 90 EL BIEN, EL MALY LA CIENCIA Contra este modo de razonar se aprestan aquellos que consi- deran artificiosa y puramente intelectualista una tal tre ciencia y técnica. Seguin éstos, la inve: in conocimientos cientificos que no fueran explotados, antes 0 después, directa o indirectamente, por la técnica; mientras que, Por otro lado, la investigacién cientifica ha tenido necesidad siempre, en medida cada vez més intensa, de apoyarse en avanza- disimas realizaciones tecnologicas para poder proseguit. Se concluye por ello que en ningiin modo esti errada la con- viceién del sentido comiin que identifica ciencia y tecnica, y qu para referirse al progreso cientifico, piensa inmediatamente on television, satélites artficiales, Firmacos nuevos y potentes, técni- cas de trasplante de érganos, o sea, en algunas de las mis vistosas conquistas de la técnica; y también, en perfecta simetria, habla de los peligtos inherentes al progreso cientifico teniendo en mente los incideentes de las centrales nucleares, los riesgos de la guerra atSmica, los desastres ecol6gicos, y los resultados posiblemente siniestros de la manipulacién genética. En conclusidn, se afirma, siendo ficticia toda distincién entre ciencia y uso de la ciencia, 6 entre ciencia y técnica, se ha de hablar sin fingimientos de un pro- también en algunas seeciones del vol de su bien conocido Treat dicado com ‘on Basic Philosophy (D, Re ra (basic tendiendo sustan easy dels investgni ft perapetivae problema de la responsabilidad moral de Isc ‘ A an pede se buen mente aa tecnologia, einectamente también dias en que ele puede propecionar als tecnologia desl Precizament por st posible no, lanl ci 0) es del todo neutr mena Es interesante hacer nor que, justo por el hecho vancia moral de la ciencia (ay oda} s 4 fos cleifiees te 2 a respons dels ciemtieos ytcndlogos, moeratic de i te ia aplcada, en a me- resupuestos para ade y Ia tecnologia 50, sind so al cono- aber reducide Ia rele pasividad moral medio propuesto por Bunge es un conte que se obser speto de lo que el (pp. 104-103), INICA ¥ TECNOLOGIA, a cuencia, 1 blema moral que se refiere a la ciencia, sin ulteriores y sutiles dis- tinguo. " Es interesante hacer notar que, adhiriéndose a esta seguni posicién, puede ser uno inducido ya sea a sostener como a re- chazar la exigencia de un juicio y de una reglamentacién moral concemniente a la ciencia. De hecho, en esta identidad ciencia- técnica, podemos dejarnos arrastrar por la carga de significado que se acumula sobre el término «técnica», que expresa prepon- derantemente un hacer, y entonces, al reflexionar acerca del mal que se puede hacer usando de la técnica o también solamente dejindola sin control, se estarfa dispuesto a reclamar para la ciencia-técnica la institucién de juicios morales, controles y prohibiciones. Por el contrario, si en esta identidad el polo de atencién se torna el término «ciencia», que expresa princip: mente un esfuerzo de saber y conocer, seremos llevados a subra~ yar el hecho de que conociendo no se hace mal a nadie, y que las pretensiones de delimitar la libertad de saber y conocer o de ponerle probibiciones se situarfan entre las peores formas de os- curantismo y falta de civilizacién, por lo que se Hegaria a reivin- dicar para la ciencia-técnica una libertad incluso de los juicios y coniroles de tipo mor Esta ambivalencia es un hecho para nada banal, como puede resultar de las situaciones paradéjicas a las que conduce. Piénses ‘en un ejemplo citado a menudo: Einstein establecié la famosa for- mula e = mcé que liga masa y energia, y esta unién es el presu- puesto teérico de fondo que subyace al proyecto de a bomba at6- mica, {Deberfamos decir, en consecuencia, que Einstein es en alguna medida responsable de Ia construccién de la bomba até- mica, acaecida varios decenios después de que él descubriera aguella formula? Incluso los més convencidos defensores de la identidad ciencia-técnica se encontrarian en una situacion emba- razosa al sostener que Einstein pudiera tener una tal responsabil dad, y comiinmente escapan del problema diciendo que él no po- dia prever el tremendo uso prictico de su descubrimiento. Con todo, admitiendo esto, se viene a reconocer que aquella aplicacién no era una consecuencia necesaria del descubrimiento, y, si se ex- plora un poco mas adentro, se hace patente que la apticacién re- quirié de una decisin y de una eleccién que eran del todo exter- nas al plano cognoscitivo que permitié el descubrimiento de la formula, Cierto que para levar a término aquella arma era nece- sario poder disponer de los conocimientos cientificos adecuados, pero eso no era suficiente: éstos han proporcionado las condicio- WM Maa’ « LOMITA RRO OTT eee (TT rw we wee ooo HFT SBVEERDEHOHHSVSIIS 92 EL BIEN, EL MALY LA CIENCIA nes de posibilidad para la realizacién de esa arma, pero la causa 0 factor determinate ha sido una libre eleccién humana? De frente a consideraciones de este género parece di Teconocer que ciencia y técnica, aun estando esttechamente das, no son la misma cosa, Algunos afirman sin embargo que des. pués de todo, y frente al mal que (en algunos casos precisos) se ha Gerivado de Ta utilizacién de ciertos conocimientos cientiHcos hhubiera sido «mejor no saber ciertas cosas». Una afirmacién si, rilar se c ia como la expresién de una pro- i solo la sabi- , que es banal sustancialme presente ni para el futuro, De hecho, tendria un sentido solo fuese posible prever con suficiente aproxi de un descubsimiento cientifico, y evaluar si entre ellas sou pres ponderantes las positivas o las negativas, después de lo eual, st las aplicaciones negativas fueran las predominantes, el cientifico sa- bio —desconfiando de la sabiduria de los demés hombres de. beria renunciar a la investigacién o a hacer piblicos sus descubri. mientos. Pero una situacién como la aqui hipotetizada es absolutamente irrealizable, ya que la presunta sabiduria del «has bria sido mejor no conocer certs cosas» se traduciriaen una in- onscienteinvitaciOn oscurantist a renunciar a la investigation Estas dificullades muestran que la solucién hay que buscarla Pot otros caminos, los cuales, sin infravalorar la estrechisima in. terdependencia entre ciencia y técnica, no identifiquen amas, 9 que, por otra parte, estén en disposicién de aclarar la naturalecy de su nexo. El situar la ciencia en el plano del saber y la técnica en el plano del hacer podria ofrecer un primer criterio de di cién, pero eso no es suficiente (aqui esta Ia inadecuacién de la Primera posici6n arriba expuesta, a diferencia de aquella que dis. lingue una separacién neta entre ciencia y técnica), De hecho, no s6lo también Ia ciencia hace referencia de algin modo al hacer, resantesrellexiones sobre el pape de cio a ia el ensig anign, Al vejeo ein Hindi sever a ery os a ia oT TECNICA Y TECNOLOGIA 93 en cuanto constituye una actividad humana —como se ha tratado de aclarar en el capitulo sobre la neutralidad—; y esto no sola- mente debido a que se apoya sobre un hacer aperacional —como bign porque el mismo saber que se adguiere con muchos casos, puede ser y es de hecho perseguido teniendo a la vista un hacer o un producir especificos, siendo ésta la situacién de toda la investigacién cientifica aplicada. En tales casos no se puede decir ya que el cientifico que investiga un saber de esta na- turaleza no puede prever sus consecuencias y aplicaciones, puesto que él en verdad determina previamente algunas de esas conse- cuencias o aplicaciones, DIFERENCIAS ENTRE CIENCIA Y TECNICA Una distincién razonable y bastante obvia entre ciencia y tée- nica se puede introducir sobre la base de sus diferentes fic cas: la funcién especifica y primaria de la ciencia es Ia ad- in del conocimiento, mientras la de la técnica es la realiza- cidn de ciertos procedimientos o productos. La primera meta de la ciencia es la de conocer algo, la meta de la técnica es hacer algo. La ciencia es esencialmente una biisqueda de la verdad, la técnica consiste esencialmente en la ejecucidn de algo iil. Esto no dismi- rnuye para nada la importancia de las muy estrechas relaciones aque existen entre ciencia y técnica, las cuales —como ya se ha re- cordado— son reciprocas: por una parte, la ciencia en general, y Ja ciencia contemporinea en particular, no pueden perseguir sus metas sin confiarse al uso de la técnica; y por otra parte, la teco- logia moderna puede ser vista como una habil aplicacién de los descubrimientos cientificos. Con todo, este entrelazamiento no significa identidad, precisamemte por la diferencia de funcionali- dad especifica que no llega a eliminar, diferencia que incluso puede reconocerse y admitirse sin anticipar la pretension de seiia- lar un presunto objetivo o fin de la ciencia o de la técnica global- mente entendidas. De hecho es puede atribuir correctamente a a se ha hecho notar en el curso de la discusién sobre la neuitralidad de la ciencia —que también por ello ha constituido un preliminar necesario al desarrollo de nuestras reflexiones—, la actividad de quien «hace ciencian, ya sea que se trate de un individuo o de una colectividad, puede ser inspirada, y lo esté de hecho, por la conse- 94 EL BIEN, EL MALY LA CIENCIA asi a nes muy heterogéneo. He aqui por qué no se pued del fin de la ciencia, No obstante, esto ° ; No obstante, esto no quita Brsiguen cents fines através dela cencay sn eourds a cee Widades de otro tipo, éstos deban atravesarespeciicamente el ea le la investigacién del conocin y tino gacion del conocimiento objetivo, rigurose y El problema de las rel : laciones entre ciencia y técnica se en- GUIS 32 oscurecido en Ia famosa cuestin de sila especificided Ge) hombre debe expresarse segin las caractersicas del homo hia ts del Jomo Faber. Cada una dels dos psicones ha los defensores, muy elocuent también bastante convincentes (de ertamente no rape, convincentes (de los cuales ciertames ; nte no repe- {iremos ni resumiremos aqui sus sutles argumentaciones), pero nucle de a cuestén consist en el hesho si el hombre debe ser caracterizad izado como faber mejor como sapit sae ono sapiens (0 com loguens, 0 como cuales ata coer gue nvierta en pasajero estimado de la moda), desde el momento en due él es una cosa y Ia otra, atin mas, es faber en cuanto es sa Pre weer, De beth, sis ser fabersignficasustancial lad propia de operar consciente, intene. ven una intencional rvectve y erative, eso quiere deve que se trata de un operat iede apoyarse sobre Ta capacidad de com Uwaer, y modelizar segin di iveles Vicelone ; eterminados tipos y niveles. Vi a td tyne a pura Constatacién perceptiva proporcionada por los sentidos: no Solo porque dispone dela capacidad de abstract e institut correla. seats leas (© sea, porgue es sapiens), sino también porque pucce fubvicarse instruments para aumentar, por as decir la po. a idos, porque puede realizar artefactos que en factos que le su- Bieten modelos interpetativos de la realidn, 0 porque Peres case Sa eel, operatin sus hits feces sobre Ta le lad, s estat ¢ onstruyendo las oportunas situaciones ul i legados a este punto podemos sefalar a la ciencia como a » Por oa pate, ota part, en un capitulo posterior (ef: «Eu . cia y la técnica»), veremos que se puede hat hater eta, Fos ¢ implicios, de la clenciay i Wenion a tos propsitos de ropssitos que fe fle fines constitivos eg CIENCIA, TECNICA Y TECNOLOGIA 95 racter por el una de las expresiones mis tipicas y avanzadas del cual el hombre es sapiens, y la técnica como aniloga expresion del cardcter por el que es faber, con lo que habremos establecido los presupuestos para distinguirlas sin separarlas. De hecho no se podra afirmar que la ciencia «conocen y la técnica «operan, del mismo modo que no se puede decir que el cerebro razona 0 el es- t6mago digiere. En realidad es el hombre (tomado aqui cierta- mente en sentido colectivo de humanidad) el que conoce a través de la ciencia y opera, construyendo, a través de la técnica, valién- dose de sus conocimientos en el propio operar y utilizando instru- mentos y artefactos para conocer mejor. DE LA TECNICA A LA TECNOLOGIA. Hasta aqui hemos distinguido ciencia y técnica reconociendo sustancialmente su pertenencia a dos géneros diversos: el conocer y el hacer, En el interior del propio género, por otra parte, ambas Se contradistinguen por ciertas diferencias especificas. Hemos visto ya cémo, en el Ambito del conocer, la ciencia se cariicteriza por una serie de notas especiales, que hemos resumido bajo las Genominaciones de objetividad y de rigor. También se ha obser- vado que un tipo de saber tal se ha impuesto en una época histo- ricamente bastante reciente, esto es, hace alrededor de c iglos, si bien hoy ha asumido un valor patadigmético. Una mentacién anéloga vale asimismo para la técnica; dentro del am- bito del hacer, podemos caracterizarla como el dominio del hacer eficaz, 0 sea, del hacer que no procede ya casualmente, 0 me- diante simple ensayo y error, sino que ha descubierto reglas para alcanzar de modo correcto, preciso y satisfactori objeti- vos practicos. Con todo, también la técnica ha sufrido una ulterior diferenciacion especifica cuyos origenes son bastante antiguos, pero cuyas manifestaciones concretas son, por otra parte, tan re- cientes como aquellas que han conducido a dar origen a la ciencia modema: fruto de tal diferenciacién ha sido el surgimiento y la potentisima expansién de la tecnologia, que, como veremos 2 continuacién, constituye aquella forma (y desarrollo histérico) de la técnica que se basa estructuralmente en Ia existencia de Ia cien- cia. En particular, a propésito de la tecnologia es valido aquel dis- curso de distincién ldgica, acompafiada de estrechas y concretas in- terrelaciones, que en referencia a la ciencia ha sido Hlevado a cabo tun poco mas arriba. LRRLTTTVTTTTTET EET TTATATaVaTaieRee "TT wwe eee eer ear ebedasag 96 EL BIEN, EL MALY LA CIENCIA ‘cia no ha eliminado 0 saber (la prim: llamado, saber de marse de la tecnologia no ha el eficaz, 0 sea, aprestamos a proponer no es algo c caatiapIe’ dos seminos se usan de modo completanccie ee cambiabl luso son diferen bien logia» que aqui propondremos), mientras vocablo technics {cmpleado significativamente en plural) se usa mac Taramente y una determinada actividad (por lo que se asemeja bastante a lo decree natemos para designar con el. termine i «tecnican). En francés, pot el contrari mientras tech pnslicismo no recomendable, a no ser que se le atribuya el signi- ficado bastante docto ligado en general af empleo del sufijo «lo- Bia» (Como en «mito-logia», «teo-logian, setno-logian, etc,), y cimoliena iia a esaber sobre», «tearia dep, rematrdoce fa stimologia griega de logos *. De hecho, en cualquier aso, los dos ibién nosotros queremos ado portante eusayo Les enjewx de la 1 2p, El reto de la racionalidad, lo Le défi de la dia en Francia un lamanca, 1978) cultures. Por otra 7 tEiminos estén asumiendo parecidos derechos de ciudadania, no lano (quizis también como efecto de justamente para dar Pleo del sufijo «logi sin especifica de rai comprende asi- cn la realizacion de aparatos y procedi. lad que se derivan direciamente de Wvestigacién cientifica de vanguardia, como esclarecer. Por esia razén, parece plausible, i en las que ambos términos estén hoy dia en Gn, proponer una distincidn entre «técnica» y «tecnolo, eee fiBO due ahora ilustraremos, sin darle, no obstante, un valor superior al de una convenciéa no privada de sus correspon- dientes justificaciones conceptuales, En sentido lato, 1a técnica puede ser considerada, como una Grumulacion de procedimientos operatives ities desde el punto de vista préctico para la consecucién de fines patticularea. Lon. tualmente son descubn Jorados a través de ia experiencia constituyen un saber cémo (se Recesariamente un saber por qué (se hacen asi), en’el sentido de Que su eficacia y su éxito emergen empiricamente, 0 Practica concreta, sin que se esté en posicis Se deba estarlo) de dar las razones 0 el porqué de ese éxito, i ine ‘eferimos ahora al hecho de que la ciencia se identifica respecte g de una ciencia pobre (como las del antiguo Egipto, China ¢ Impe- Fo nea), y otras dotadas de una ciencia rica y de tna técnica tris Tudimentaria (como Ia misma civilizacién griega clisiea), Pero la confirmacién histérica puede ser entendida tnmbién sa ae ces 98 EL BIEN, FL MAL Y LA CIENCIA. nera, es decir, en el sentido de que efectivamente se puede trazar una historia de la técnica prescindiendo casi totalmente de la his- toria de la ciencia, en cuanto el progreso técnico prosigue por pro- pia fuerza segiin la l6gica de la eficacia, sin necesidad de conocer el porqué de esa eficacia, y, en el fondo, sin ni siquiera plantearse la pregunta. Todavia hoy, por ejemplo, la medicina utiliza con €xito muchos firmacos cuya eficacia mente solo mucho tiempo después de su descul cluso sin serlo del todo), asi como la la introduccién de séenicas cada vez més audaces y perfecciona- das, que sélo en medida marginal son el fruto de la aplicacién de conocimientos tedricos (es decir, de conocimientos que no son a su vez relativos a un saber hacer). Una argumentacién del to: andloga puede repetirse, todavia mAs ficilmente, respecto a la gran mayoria de los progresos técnicos que caracterizan la pro- duccién industrial o el sector de servicios. En referencia a esto, la civilizacién occidental en alguna me- dida constituye una excepcién —o, si se prefiere, encuentra el elemento probablemente mas decisivo de su especificidad res- ecto a otras grandes civilizaciones de la historia humana-—, jus- tamente en el hecho de haber introducido explicitamente la exi- gencia teorética también en el campo de la préctica y del hacer, La que podemos denominar con justici surgida en el seno de la civilizacién h a.d.C., ha traido con ella el nacimiento de la fi ciencia propiamente entendida (que d una solamente): aquella misma exigencia que levaba a los fildso- fos a preguntatse las razones de la existencia y de la constitucién del cosmos (y a postular principios y primeras causas para dar tal explicacién) era igualmente la que empujaba a los primeros mate- maticos a proporcionar la razén (mediante una demostracién) de aquellas propiedades de los niimeros y figuras que otros se habian imitado a descubrir empiricamente, traduciéndolas en reglas précticas de cémputo*. Siguiendo este impulso era inevitable que una tal busqueda del porqué viniera a referirse asimismo al can- * Véase asimismo el trabajo de E. Acazzt perche de 1987, pp. 19.30 {publicado previamente también en Filosofica Italiana, 127 (1986), pp. 15-22 sofia come invenzione del CIENCIA, TECNICA Y TECNOLOGIA 99) junto de Jos conocimientos eficaces que el hombre utiliza en los ‘mas variados campos, y eso de hecho acaecié, originando el naci- miento de la nocién de téchne, que es precisamente la de un ope- rar eficaz que conoce las razones de su eficacia y sobre ellas se fonds minmente el término téchne se traduce por «atten, pero hoy dia se ata de una traduccién equivoca, desde el momento en que para nosotros el arte se refiere esencialmente a la esfera de To bello y de la expresion estética. Basta, sin embargo, leer a Arist6- teles (y también al gran médico y filésofo Hipécrates) para ver aque las caracteristicas de la téchne son paralelas a las de la epis- féme, es decir, la ciencia en la medida que ambas comportan un saber que posée las razones de cuanto consta empiricamente*. En cl caso de la epistéme, la atencién viene puesta sobre 1a simple verdad de cuanto se conoce, en el de la téchne la atencién se pone en a eficacia; la primera se refiere al saber puro, y la segunda al saber hacer. Ahora bien, si es cierto que el ambito del puro y sim- ple saber hacer (o sea, del saber cdmo se hace, sin conocer nece- sariamente por gué operando asi se alcanza el objetivo) puede ser reconocido como el Ambito de la técnica, debemos encontrar otto término para indir el surimiento de esta dimensinultesior por Ja cual se llega a un operar eficaz que conoce las razones de su eficacia y sobre ells se funda, es decir, de un operareficaz que se alimenta de una especifica referencia al saber tedrico, Este nuevo término puede ser previsamente el de tecnologia. En este sentido podemos decir que la idea de tenologia est ya clara e prefigurada en la nocién griega de téchn . ey obstante, se trata solamente de una prefiguracién. La en la consideracin de los problemas tecnolégicos unde ttguo (on parla eferenci a pensamtento gig 9a a wza nella Grecia antican, que al fant hemes expusto imen de Enrico Bex Lun ee Gitcia Grin Barelon, 5 A. Re El apogee a cen nica Veasra If coltello e fo CEVRAVTTTTT ETT ITTV AVAVTT TVA EP PPE SUSGSTERERESSEERERELERESELELERE IES, 100 EL BIEN, EL MAL Y LA CIENCIA constitucién de Ja tecnologia, segin el pleno sentido que le atri- buimos en nuestros dias, es una consecuencia del nacimiento de la ciencia moderna, y ello no sélo porque ésta haya originado ré- pidamente una gran cantidad de conocimientos detalladas sobre el mundo fisico-natural, que han permitido explicar mas adecuada- mente las razones del éxito de tantas téenicas ya conocidas, sino especialmente porque ha inaugurado el proceso mediante el saber adquirido progresivamente se utilizaba en la creacién de nuevas téenicas, y, con frecuencia, era ademas buscado en funcion de alguna aplicacién técnica, Muchas cosas se hal para aclarar el sentido de este cambio, pero nos limitaremos a unas sumarias y breves reflexiones (y, por esto, a ser consideradas a beneficio de inventario). La idea griega de téchne expresa la exigencia de poseer una consciencia teérica que, por asi decirlo, es conceptualmente un saber prictico que ya esta constituido por De esta forma, lo consolida y le permite ademas una cierta extensin —gracias a la generalidad que imprime saber tedrico—, pero no esté destinada a producir nuevo saber- hacer, ni tampoco a mejorar su eficacia operativa. Se puede de- cir que tras la busqueda del porqué, que caracteriza a la téchn se halla la misma exigencia contemplativa que caracteriza a la epistéme, o sea, una exigencia de inteligibilidad mas que una exigencia de eficacia, Todo esto se encuadra en aquella concep- cién contemplativa y desinteresada del saber que nos viene tes- tificada tanto en las paginas de diversos pensadores como en los episodios y anécdotas transmitidas por la tradicién, pues la idea de un saber que ha de ser puesto al servicio de la practica es ex- trafia a Ja sensibilidad cultural clasica, incluso si a niveles con- cretos las excepciones no faltan (piénsese en los aspectos relati- Vos a la «ingenieriay de la obra de Arquimedes o de Eratdstenes). A este modo de concebir el saber se acompaiiaba igualmente un cierto modo de concebir el mundo y la Natura- leza: ambos se consideraban como algo que constituia para el hombre un objeto de conocimiento y no de intervencié alidad a la cual es razonable, itil y sabio, adecuarse, y no una realidad que se manipula y se transforma segin el capricho o los intereses del hombre. Finalmente, como tercer elemento esta el hecho que, en concreto, el conocimiento sobre el mundo fisico- natural al que habia llegado el mundo clasico permanecia, por vuna serie de razones que aqui no interesa investigar, muy limi- tado y era casi irrisorio, si se compara por el contrario con las CIENCIA, TECNICA Y TECNOLOGIA 101 cumbres alcanzadas en el campo de las matematicas y de la as- tronomia’. En el Renacimiento cada uno de estos tres aspectos resulta profundamente modificado. Se afirma con fuerza el primado del hombre sobre la Naturaleza, y la instauracién del regnum hominis se entiende claramente como un dominio del hombre sobre la Na- za, todo lo cual pasa por el uso, la sumisién, y la manipula- cidn de ésta. La idea de un saber desinteresado no desaparece, pero se asocia a ella fuertemente la idea de un saber titil, de un sa. ber, en particular, que ha de servir al hombre para dominar la uraleza e instaurar su reino, de un saber que debe guiar la pric y hacerla progresar, més que reflexionar intelectualmente sobre *. Finalmente, la nueva ciencia proporciona aquella cosecha de conocimientos detallados y precisos que permiten realizar verda- deramente el programa de un saber de tal género, es decir, un sa- ber que no se contenta ya explicando los éxitos empiricos de prac- ticas o instrumentos, sino proyectando instrumentos y pricticas del todo muevos, atin no experimentados y todos en realidad por inventar. La aplicacién del conocimiento cientifico a la solucién de un problema concreto consiste tipicamente en el proyecto y construccién de un artefacto (esto es, de una maquina entendida en sentido lato), de la cual ya se sabe eomo y por qué fu en cuanto ha sido proyectada utilizando conocimientos teéricos, mis que pricticos, ya disponibles. En este paso consiste la funda cidn de la tecnologia, como algo que, por un lado, se inscribe en el ambito de la técnica, pero por otro se caracteriza por estas notas precisas y especifica * Para una profundizacién en esta temitica se puedk sistemitico tratamiento desarrollado cal World ofthe Greeks, Routledge and Kegan Paul, London, ‘mismo autor, £7 mundo fsico a fines de la Antigiiedad, Buse 1970. Una consideraci6n diferente del papel de la tecnic antigua se encuentra en el conocido ensayo de Alexandee Kovne Dal mondo del pressapoeo all‘universo della precisione, Einaudi, Torino, 1967, * Como es conocido, este punto de vista viene expresado con gran eficacia por Francis Bacon en su Now Organum, pero esta presente asimisio en ottos autores de la época, incluido el winteleeruaista» Deseartes, en paginas famosas iscurso del metodo, 'ara una adecuada valoracién del papel desarrollado por I tecnologta y por ‘imbito del pensamiento renacentista,recordemos el texto de Het- raneto Los origenes de la ciencia moderna, Tauris, Madiid, 1958, que on claridad el valor € importancia deeisiva del nacimiento dela cicneta 102 EL BIEN, FL MAL Y LA CIENCIA Por tanto, resulta claro ahora por qué es con Ia tecnologia, mas que con la pura y simple técnica, con la que la ciencia insti- tuye los nexos muy estrechos de los que se ha hablado antes. De hecho, por una parte la tecnologia resulta en gran medida y, por decirlo asi, de modo esencial, una ciencia aplicada (si bien no completamente, ya que su desarrollo descansa del mismo modo sobre muchos aspectos puramente técnico-operatives en el sen- tido ahora aclarado), Por otra parte, cuando la investigacién cien- tifica plantea ciertos problemas cognoscitivos, la solucién de és- tos puede obtenerse proyectando y construyendo os oportunos ltiles ¢ instrumentos (0 sea, las oportunas maguinas) siendo esta tarea asumida por la tecnologia. Entre las dos se instituye asi un cireuito de feedback positivo, es decir, una estimulacion reciproca al crecimiento, y un incremento siempre mas veloz y dilatado. ‘omo es sabido, mientras el feedback negativo es considerado, en nguaje cibernético, el esquema clave de los procesos de esta- lad y control, el feedback positivo es el tipico esquema de los procesos que van hacia la pérdida de control y la desintegracién. Es tan s6lo una alusién lo que queremos hacer en este punto, pero tendremos ocasién de retomar el tema, PRIMERAS CONCLUSIONES Los anélisis aqui presentados permiten ahora obtener algunas conelusiones. El hecho de que la técnica sea esencialmente un ha- cet y la ciencia esencialmente un conocer se ha precisado ulterior mente reconociéndose que, hoy dia, el aspecto més tipico y pre- ponderante de la técnica viene constituido por la tecnologia, y que ésta se entrelaza de modo complejo con la ciencia. Por tanio, no se puede decir que la técnica, en cuanto se refiere a la esfera del hacer, esté sujeta a juicios y reglamentaciones morales, mientras, iadro de le historia universel de la humnanidad. Frente & ‘merosos ataques a la raci encia el valor y el aleance decisivos de ‘moderna en el conjunto de esa historia mis ampli CIENCIA, TECNICA ¥ TECNOLOGIA 103 a cabo genéricamente sobre la técnica, sino sobre la tecnologia, y no puede limitarse a la parte practico-ejecutiva de ella. En verdad, es claro que si para hacer (tecnolégicamente) ciertas cosas se re- quiere una investigacién cientifica orientada, intencional y espect- ficamente, a descubrir las posibilidades y modalidades de ese ha- cer, el juicio moral acerca de la licitud de realizar aquellas cos determinadas se traduce también en un juicio moral acerca de la licitud de emprender las correspondientes investigaciones en el plano cientifico. He aquf entonces que, una vez admitida la com- petencia del juicio moral sobre la técnica, éste se extiende necesa- riamente también a la tecnologia (la cual es parte de ella), y desde aqui igualmente a la ciencia, al menos a aquella parte que esta di- rectamente implicada en la tecnologia y que constituye la ciencia aplicada. Con todo, este hecho no debe hacer perder de vista el otro aspecto de la ciencia, que es a fin de cuentas el fundamental, y por el cual es, en primer lugar, un esfuerzo de conocimiento que se expresa de modo paradigmético en la investigacién pura. La prosecucién de tal investigacién debe ser considerada como un fin en si mismo moralmente indiscutible, y los resultados a los que da lugar no pueden ser valorados (0 sea, aceptados 0 rechazados) so- bre la base de criterios morales. Obviamente, la moneda puede ser considerada también al re- vés, Se puede comenzar a subrayar el intento cognoscitivo de I ciencia, y sobre esta base reivindicar su libertad ¢ independencia de los juicios morales, pero se ha de reconocer después que la ciencia se halla fuertemente interconectada con la tecnologia en tuna doble esfera: en primer lugar, proporciona un presupuesto de la tecnologia bajo la forma de ciencia aplicada (y esto la lleva a compartir la responsabilidad moral de cuanto la tecnologia, en ciertos casos precisos, puede hacer); en segundo lugar, se vale ella misma —también en el nivel de fa investigacién pura— de las aportaciones de la tecnologia. Por este simple hecho se hace ma- nipulativa de sus mismos objetos, es decir, recurre a un hacer que puede ser moralmente no indiferente, y requiere ademds para su servicio las condiciones de la empresa tecnolégica, cuyos recove- cos morales son multiples, como ya se ha sefialado en la «lntro- ducciény. La sutileza de los lazos es ya de por si razén suficiente para hacernos comprender lo delicado de ios problemas. Por un lado, es facil acogerse a la libertad de investigacién, particularmente clara en el caso de la investigacién pura, para reivindicar na ex- jensiGn indiscriminada igualmente en la investigacién aplicada y DAWMAWASHLAHRHTHEHRHHHKHMAOCHMAGAABRMeMHBABe SATITIFAFIFSHSHSHSSIIFSISIIISISLILDIVGS 104 FEL BIEN, EL MAL Y LA CIENCIA tecnologia, sosteniendo, por ejemplo, que una limitacién im- 2 la tecnologia acabaria mas tarde debilitando a la misma investigacién cientifica, la cual no podria contar ya con un ade- cuado soporte tecnolégico; o bien haciendo observar que resulta- dos cognoscitivos validos obtenidos en la investigacién aplicada o tecnologia, moralmente discutibles o incluso condenabl tuirian, sin embargo, un patrimonio de conocimiento susceptible de otras aplicaciones positivas y iitiles. Por otro lado, no es menos, facil aferrarse a temores y preocupaciones no privadas de funda- mento, de cara a ciertos desarrollos tecnolégicos o a ciertas apli- caciones de la ciencia, para pasar del legitimo requerimiento de juicios y controles morales y juridicos que de ello se desprende, a ‘una puesta en entredicho de la tecnologia en general y por su- puesto de la investigacién cientifica, cuyos conocimientos po- drian originar consecuencias funestas ademas de imprevisibles. Los defectos de am! y de la ciencia y traen consigo indebidamente, de cuanto puede afirmarse correc tamente desde algunos aspectos 0 para ciertos casos, consecuen- cias que buscan comprometer a la ciencia o a la tecnologia en su conjunto. Por el contrario, es justamente distinguiendo los dife- entes casos y aspectos como’se puede legar a una solucién sa- tisfactoria de las dificultades, Pero la empresa no es facil, ya que ciencia y tecnologia en nuestros dias se han constituido realmente como entidades hipostatizadas (o sea, por asi personifi- cadas»), como realidades ommniabarcantes, de cara a las cuales no parece posible otra cosa que una aceptacién o una repulsa en bloque. Esto es la consecuencia de un real y verdadero proceso de ideologizacién al que ambas han ido dirigiéndose desde hace un centenar de afios a esta parte, de suerte que el intento de constituir a propésito de ellas un juicio valorativo de tipo moral acaba con ser, al menos parcialmeinte, una operacién de desideologizacién técnicas de la moderna li Fespecto, es instructva la leciura del manifiesto del O. Neueamn y Ro Carnar, Wissensch iffassung, Der Wiener Ky Puede encontrarse una reproduccin completa del mismo en Marie Ne Robert $. Coun (eds.), Otto Newt nd Sociology, D, Dordrecht, 1973, de la cual exi seimpresion aparte: The 5: ‘matemitica. A este lo de Viena: H. Ha CIENCIA, TECNICA Y TECNOLOGIA 105 Precisamente por esto puede ser oportuno ahora tratar de entender cémo ciencia y técnica han podido asumir una connotacién ideo- ligica. caption of the World: The Vienna Circle, D. Reidel, Dordrecht, 1973. Asimismo véase la conocida obra de Hans a filosofia cienifica (ya citada) también el reciente Ibro de M. Marsover, La metafsica negaia, Logica, onolo- 21a, flosofia analitiea, Ang '990, que contiene una critica argu Tada del neopositivismo

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