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13. LA TEOR[A MUSICAL HUMANISTA Y LA POETICA DEL RENACIMIENTO Mania José VEGA vincia separada y autGnoma, y a trazar el desarrollo de la préctica compo- sitiva con escasa atencién a la historia de las ideas que permiten nombrar, escribir, pensar y clasificar determinados fenémenos musicales y a la relaci6n de este utillaje conceptual con el de otras artes y disciplinas. Quizé por ello, la iden- tificacién de una teoria musical humanista y la inserci6n de la musica en las gran- des corrientes intelectuales del renacimiento ha tenido una historia irregular y controvertida y se ha visto en la necesidad de desarraigar algunos prejuicios nota- blemente asentados en la historiografia tradicional! El zopos més persistente sos- tiene que los mésicos del renacimiento no dispusieron de modelos antiguos a los que imitar 0 emular, a diferencia de los artifices de otras disciplinas, ya que los escasos textos conservados de mtisica griega tenfan una notacién ininteligible. De este modo, a falta de ‘antiguos’ que imitar, editar 0 recuperar, no se habria pro- ducido una reflexién articulada sobre tal imitacién, ni tampoco una preceptiva I AHISTORIA DE LA MUSICA ha tendido a considerar su objeto como una pro- " La investigaci6n del humanismo musical se inicia con los trabajos, auspiciados por el War- burg Institute, de Walker (1941-42; 19465 1948; 1953; 1954; 1958; 1978) y Yates (Li947] 1988). En 1956, Kristeller lamentaba ain el aislamiento intelectual de los estudios musicales del renacimiento ({1956] 1965: 142) y el topos historiogréfico que excluye el humanismo italiano de toda consideraci6n por entender que los centros de innovacién musical estaban situados en Francia y los Paises Bajos. Kristeller propuso entonces una aproximacién supradisciplinar: «to coordinate a few facts well known to musical historians with a few others that are primarily known to students of the history of literature, philosophy and education» ({i956] 1965: 147). Un estado de la cuesti6n de los estudios sobre el humanismo en miisica, en Palisca (1985, 1988). > Hasta 1580-1586 no se producen intentos de edicién y desciframiento de los cuatro himnos con notacién conservada. Vincenzo Galilei es el primer editor de los tres himnos de Mesomedes, ‘en 1581; poco después F. Patrizi incluye una muestra representativa en la primera deca del Della poetica en 1586. En 1579, Girolamo Mei habia sentado las bases tedricas del método de transcripcién ‘en su correspondencia privada con Galilei y Bardi. Cf. Galilei (81: 91 y ss.) Patrizi ([is86] 1969: I, 329 y 88.); Mei / Palisca ed. (1989: 155). Sobre las ideas musicales de Patrizi, véase Aguzzi-Barbaghi (1983). 218 MARIA JOSE VEGA comparable a la de la postica o la ret6rica, ni un corpus de lugares ejemplares, ni polémicas sobre el estilo comparables, por ejemplo, a las del ciceronianismo en la prosa latina, ni habria tenido lugar la vuelta general hacia la antigiiedad que parece constituir una caracteristica comiin de las artes del renacimiento. Estas observa~ ciones han permitido argumentar que la miisica permanecié —en cierto modo— al margen de las corrientes dominantes en el resto de las disciplinas, as{ como de los grandes movimientos intelectuales de los siglos xv y XVI. Sin embargo, la ausencia de ejemplos inteligibles y suficientes de miisica antigua no impidié —y, posiblemente, alenté— la formacién de una poderosa idea regulativa sobre su naturaleza. Es més, el paradigma de la mtisica antigua (incluso como término de comparacién para juzgar la miisica presente) parece imprescindible para valorar ajustadamente las ideas axiales de la tratadistica musical del renacimiento. En 1501, Giorgio Valla dedica las secciones musicales del De expetendis et fugiendis rebus opus a la recuperacién de lo que debi6 ser la miisica de los griegos?; el tema principal de los praenotamenta de Carlo Val- wlio no es otro que el de establecer la dignidad de la musica de los antiguos, deccrminar sus generos, inventariar sus modos y deseribic las circunatancise de su practicat; la idea de la miisica antigua preside desde el titulo el tratado de Nicola Vicentino, L’antica musica ridotta alla moderna prattica, al igual que el De modis musicis antiquorum de Girolamo Mei, el Dialogo della musica antica e la moderna de Vincenzo Galilei o el Discorso sopra la musica antica e il can- tar bene que Giovanni de’ Bardi presenté ante la Accademia degli Alterati. Por otra parte, la reflexién sobre la muisica antigua, y més particularmente, sobre la griega, es dificilmente soslayable en muchos de los campos de interés del huma- nismo: la comprension de sus principios (0, al menos, el establecimiento de hipétesis razonables sobre la naturaleza de tales principios) es imprescindible ara acometer la lectura de un buen mimero de obras clasicas, desde la Repi- Biica platéniea a la Politica de Aristételes, asf como para enteader y comentar la legislaci6n vitruviana sobre la construccién musical de los edificios civiles, 0 la teoria aristotélica sobre la imitaci6n, la catarsis y las partes cualitativas de la poesfa, o los principios platénicos sobre la armonia inteligible del universo y sobre la composicién del anima mundi de acuerdo con las proporciones que rigen las consonancias. Las ideas rectoras de la teoria musical humanista se alo- jan, en lo fundamental, en los comentarios, praelectiones y praenotamenta de estas fuentes. La misica antigua es, por tanto, un concepto, o, si se prefiere, una cons- truccién teédrica que, como es obvio, no esta basada en la experiencia auditiva, 3 Vid. Giorgio Valla, De expetendis et fugiendis rebus opus, Venetia: Aldus, 1501, praecipue lib, V-X. Unicamente me ha sido accesible el ejemplar de la princeps que custodis Ia Biblioteca Nacio- nal de Madrid: no me consta la existencia de reimpresiones. La seccién arménica procura una his- toria de la misica griega y una revisidn sumaria de sus principios téenicos. Es una de las exposi- ciones més completas y articuladas sobre misica antigua, ya que Valla disponia de fuentes inéditas y posefa importantes conocimientos mateméticos: resume textos griegos inaccesibles y realiza una consensio de autoridades en sus intentos de reconstruir el desarrollo de la musica y sus genera. Palisca (1985: 85-87) ha censurado la desorientacién cronolégica de Valla, su tendencia a conjugar tesis irreconciliables y su utilizacién indiscriminada de las fuentes. Sin embargo, es éste el método, por consensio, de la arqueologia textual de principios del quinientos. 4 Sigo la edicién facsimilar de los praenotamenta de Carlo Valgulio al didlogo De musica de Plutarco incluida en Palisca (1989: 8. p. LA TEORIA MUSICAL HUMANISTA Y LA POETICA DEL RENACIMIENTO 219 sino en la descripcién de su calidad, de su naturaleza y de sus efectos. En este sentido, lz teoria musical del renacimiento puede entenderse como un producto netamente filolégico: procede del hallazgo, edici6n, traduccién, comentario e interpretacién de textos, y es un producto especulativo que se sigue de la exé- gesis de un conjunto relativamente limitado de obras clésicas. La quaestio vexa~ ta de la imitaci6n de los antiguos debe, por tanto, reformularse para indagar Guiles son las fuentes de las ideas regulativas sobre la miisica griega y cOmo ¥ en qué medida esa construcci6n filolégica, tedrica y anticuaria devermina la préctica y las relaciones con otras disciplinas. Es el propésito de estas paginas argumentar que algunos textos de poética y retérica, tanto clésicos como huma- nistas, fueron efectivamente las fuentes de tales ideas regulativas sobre la misi- ca antigua y, por tanto, de las ideas sobre el deber ser de la moderna. Conviene sefialar, aun marginalmente, que la incidencia de estas fuentes y, en general, de textos clasicos que 0 son tratados musicales antiguos es muy relevante: no s6lo porque conceden pertinencia a las ideas musicales en campos dilatados y varios —desde la cosmologia a la filosofia civil y moral— sino tam- bién porque tuvieron una mayor difusi6n, tanto manuscrita como impresa, que los escritos técnicos y matematicos sobre musica griega. Aunque, en principio, es dificil y controvertido hacer una valoracién de conjunto de la recepcién influencia de los escritos griegos sobre miisica, si es indiscutible, al menos, que s6lo comenzaron a ser conocidos de forma directa en el occidente latino a fina- les del siglo xv, que apenas si fueron traducidos al latin o a las lenguas vulge- res y que recibieron una escasa atencidn editorial y comentaristica. Hay cons- tancia de que, 2 lo largo del siglo xv, algunas bibliotecas privadas se hicieron con copias manuscritas de un corpus heterogéneo de escritos griegos sobre miisica que habia sido formalizado por editores bizantinos’. Hay, ademés, tes- timonios de que algunos de ellos fueron traducidos al latin, pero la mayoria de las versiones parece haber sido comisionada con fines estrictamente privados y, de hecho, no se abrieron paso hasta la imprenta®. La historia editorial de estos 5 Bl arquetipo del que derivarian todos los manuscritos hoy conocidos ha sido datado hacia el siglo x. Se trataria de un e6dice nico que reuniria obras cientificas sobre miisica —y, ocasional- mente, obras con una orientacién ética y pedagdgica—y cuya composiciOn es semejante a la de la actual edicidn de Jan de los Scriptores Musici Graeci. Segiin Alberto Gallo (1960-1992), lo confor- ‘marfan las obras siguientes: la Sectio canonis atribuida a Euclides; los Harmonicarum Elementorum libri IIT de Aristéxenos y fragmentos sobre el ritmo; los De musica libri tres de Aristides Quinti- liano; el De musica de Plutarco; el Harmonices Manuale de Nicémaco; la Harmonica incroductio de Gaudencio y el Introductorium harmonicum atribuido a Cleénides; los Harmonicorum Libri srer de Ptolomeo, con un comento de Porfirio; la Introductio Musica de Alypius, una obra del mismo titulo de Bacchius, y varios anénimos, entre ellos, el Scrptio de Musica. En ef Ambito bizan- tino, estos textos habfan tenido una difusién mayor; algunos de ellos, especialmente los de Arist xeno, Cle6nides, Nicémaco y Prolomeo, no eran ignorados entre los tratadistas arabes. Ha de rotarse que esta coleccién comprende obras muy varias, escritas en un arco de tiempo no inferior a ocho siglos, que plantean, por ello, problemas filol6gicos ¢ interpretativos notablemente diversos. Su tratamiento de forma unitaria es una consecuencia de su transmisi6n historia editorial. © Generalmente, las traducciones fueron encargadas por misicos profesionales, como Franc! no Gaffurio, Nicola Mantovano y Gioseffo Zarlino. Entre 1494 y 1499, Gaffurio parece haber comi: sionado a Johannes Franciscus Burana el anénimo Scriptio de musica, el De musica libri tres de Aristides Quintiliano y, posiblemente, la Introductio Musica de Bacchius, y a Nicolaus Leonicenus, la traduccién de los Harmonicorum Libri III de Ptolomeo. De algunas de estas traducciones s6lo hay constancia por referencias indirectas en cartas y prefacios, y ninguna de ellas Ilegé a imprimir-

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