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DIRIGIDA FOR ADOLFO MUNOZ ALONSO GATEDRATICO DE HISTORIA DE LA HILOSOFIA UNIVERSIDAD DE MADRID LA INTERIORIDAD OBJETIVA EDITORIAL LUIS MIRACLE, S, A. - BARCELONA ESPIRITU: SINTETICIDAD E INTECRALDAD DEL ACTO ESPIRITUAL El «espiritualismo cristiano (hablo siempre del mio) se lana asi porque le es esencial el princ pio de «spiritu», que facilmente substituye el equivoco de ¢alman, que puede aplicarse a todo ser viviente, cemo lo que es su element de vida o principio vital. «Almap es mas que nade un prin- cipio cosmolégico y naturalista, tanto que desde hace miles de afios se habla de «elma dei mundo» 0 césmica y de «animismo». Decimos que Dios es espiritu y n> que es «almas; debe, pues, significar algo qu2 el honbre hecho a imagen y semejanza de Dios. S: el hombre fuese alma + no espiritu (excepto que cuardo se diga alma no se entienda espiritu), me seria dificil establecer una rela- cién de analogia entre kas eriaturas humenas y el Creador. EI pensamiento modermo (y sobre todo 1 idealismo y de manera especial el actualismo de Gentile) tiene el mérito de haker recobrado este concepto. Pero justamente por este mirito leva dentro de si su autocritica. El idealismo pres- cinde 4e que la palabra «espiriti», en el pleno significado que le damos, haya sido revelads por el Cristianismo. Decir «espirtw» es decir una verdad cristiana. Por esto no con= 32 TA INTERIORIDAD ODJETIVA cebimos un espiritualismo, que sea realmente tal, que pueda no sex cristiano. Y por tanto nosotros, en otro tiempo actua- listas, cuando hemos querido ser, como queria Gentile, imegualmente espirituslistas, hemos dejado de ser actue- Jistas o inmanentistas, precisamente porcue, come veremos, el prncipio de espiritu implica un elemento incompatible con una posicién inmanentista. Por tanto, de ello se deduce que no decimos ya que el hombre es «animal racional», sino que es precisamente no es «concept», sino «idea» y, como tal, generadore de todos Jos conceptos. No se obtiene discursivamente, sino que es intuida; no es inducida por abstraccién, porque toda abs- traccién la presupone y porque no es inducible por ia expe- Tiencia sensible, Nosotros, por nuestra cuenta, decimos que el ser como Idea es el objeto primero de la inteligencia y constimye el saber intuitive, fundamente de todo conocer racional, de todo querer moral y de todo sentir (estética). Segiin esto egamos a una conelusién de gran importancia: el ser en lo universal no es concepto, es Idea, es objeto de Ja inteligencia, no juzgable, precisamente porque es funda- mento de todo ;uicio racional: el ser come Idea es la verdad para cuien es verdad todo juicio cognoscitivo, moral y esté- ticos és el principio, primero e independiente en el orden del conocimiento humano, de toda Ia actividad espiritual y por exo es el principio metafisico del conocer, del querer y del sentir, por cuanto es el principio de inteligibilidad de toda forma de la vida espiritual, de la existencia y de lo rea. 36 LA INTERIORIEAD OBJETIVA . PROBLEMA METAF{SICO DEL CONOCER 0 DEL PRINCIPIO SUPREMO DE INTELICIBILIDAD Existe, por tanto, inteinsecemente inmanente al problema del ccnocimierto, el problema metafisico del conocer mis- mo, que no es reducible al puro problema gnoseol5gico, an- tes bien Io condiciona, Existe el problema de la verdad, es decir, de cémo el hombre es capaz de verdad, problema primero, de cuya solucién depende Ia veracidad o no del hhumano conocer. Es precisamente el problema «critico». Antes de plantear el problema del conocer racicnal se plantea el problema de la validez de tal conocer, es decir, el problema de si la mente humana es perticipe de verdad. Sélo cuando éste se haya resuelto sera posible plantear los otros del origen, del valor Kimites del conocimiento ano. En otros términos, existe el problema prejudicial dé la verdad o del principio de toda verdad. Desoubierto el phincipio de verdad, nntea el otro problem: a absoluto e incondicionado de si mismo, es decir, el pro blema del supremo principio dz la inteligibilidad, funda. mento y origen del principio de la inteligibilidad de la mente, estableciendo su capzcidad de conocer la verdad ¥ de jazgar segiin la verdad. Este principio es el ser, objeto de la inteligencia, y, como tal, Idea o verdad, Por tanto, idealismo; pero la Idea es objeto y esta dada como objeto a In inteligencia, a la cual es interior sin que ella la cree. Es mis, la Idea hace que la inteligencia sea inteligente, y ‘por tanto idealismo objetivo o trascendente. El ser come Tdea trasciende todo pensamiento pensado y hace que el pensamiento sea siempre pensamiento pensante, es decir, actualidad de pensar siempre actual en todo pensado, pero PERSPECTIVA GENERAL 37 nunca actuada en el pasado, por cuanto ningiin pensado la conforma, y por esto sigue siendo siempre intacta € infinita capacidad de pensar. El hombre, su estructura on‘o- Logica primitiva, es encuentro de finito e infinito ¥ por esto es esfuerzo perenne (constante dinamisma) de conformacién de sf al ser, del que participa por la presencia de él como objeto en su inteligencia. Antes de la sintesis gno:eolégica, en la que se detuvo Kant, hay la sintesis primitiva gnoseo- légica, que es todo este pensante, el hombre, que es unidad originaria y primaria de finite y de ifinito y por esto inadeeuable por toda sintesis ulerior. El hombre no puede adecuarse a si mismo. 4, ADECUACION DE «SER» Y por conceptos, que no son innatos, sino que se for- man con el concurso de Ia experiencia. Pero cometié el error de negar la Idea como tal e identificar as’ Ia filosofia con la ciencia, o si se prefiere, tratar In filosofia (metafisica, mo- ral, etc.) con mentelicad cientifica y naturalists. No son inmates los conceptos de las cosas, sino que es innato el ser como Idea, madre de tados los conceptos y por ello no redu- cible al conocer racionel. Este problema, visto inequivoca mente por San Agustin, ha alcanzado su primera madurez critica, dentro y contra el pensamiento moderno, con Anto- nio Rosmini. Tiene razén Platén cuando habla de presencia de la Tdea en la mente, pero hay que decir de la sola Idea del ser, que es también Tdea del bien y de lo bello. No tres ideas, sino la misma Idea como forma de Ia inteligencia (verdad), como forma de la vohmtad (bien) y como forma del sentir (bello). 6. CoNDICIGN INTRINSECA THISTA DE LA INTELIGENCIA La razén es siempre y por su naturleza inmanentista; Ia inteligencia es siempre y por su naturileza trascendentis- tay teista, En efecto, la razén es actividad conceptual y juz 42 LA INTERIORIDAD OBSETIVA gadors, El concepto de una cosa conforma su realidad. El concepto de hombre, por ejemplo, conforma la esencia del hombr: y ésta el concepto. La rezn se satisface con esta adecueci6n: su aspiraciin es conocer los seres finitos y tal conociniento la conforma perfectamente: es naturalista, no teisa. No asi Ja inteligencia: es la intuicién del ser como Idea, de la verdad primera. Ahora bien, no hay nada, nin- gin contenido del mundo humane y natural, que pueda ade- cuar Ia idea o el objeto de la inteligencia. Por consiguiente, Ja inteligencia que intuye el ser no encuentra en ningin con- tenido existencial o real su adecuacién. Es decir, al ser come Idea Ie falta (no la tiere ni en el mundo ni en el hombre) su sulsistenciz, va siempre en busca de su sujeto. La Idea es natiralmente (¢ histéricamente) inadecuable. Por esto Ja inteligencia es trascendencia y es trescendencia teista, Intuye una verdad que, por su infinitud e inadecuabilidad, Ta impulsa a sobrepasarse. Hiallase en posesién de uno presencia que 10 se ha dado de suyo, que no es el pensa- mientc mismo, que no es alguna cosa conocida. Es la pre- sencia siempre presente del Ser, que, presente camo Idea, esté. cusente como existencia. Por esto su presencia es intrinsecamente trascendencia. Intuir el ser coma dea no es intiir el Ser, ni conocerl> en su esencia. El hombre conoce sélo los seres, no conoze el Ser, de quien sélo tiene la Idea, Por consiguiente es siempre solicitado por la exi- genciz de elevarse a Ia intuicién (siempre deseada, pero siemp-e imposible de obtener en el orden de 1a naturaleza) del Ser en si. La mente conoce toda cosa por Ja Idea, no corioce el Ser, el tinico que conforma 1a Idea. Pero aspira siempre a conacerlo, es decir, al don de s1 objeto adecuado. Por esto, incluso cuando no se tiene su conocimiento, pensar es siempre pensar en Dios, y ¢l hombre piensa porque Dios existe. Hay en la mente humana una verdad que la trascien- PERSPECTIVA GENERAL 43 de, Existe Dios, la Verdad absoluta, fuerte de toda verdad. Cuando Kant niega que se pueda demostrar su existencia, desde su punto de vista tiene razén. Cree que, para demos trar 61 existencia, ha de haber concepto de Dios. En cambio, Dios no es concepto. Planteado como concepto posible, es evidente que no es posible la demostracién de su existencia, porque el concepto requiere un contenido procedente de la experiencia, Por esto Dios, como concepto posible, es el eoncegto imposible, Pero Kant critica asi la metafisica gnc seologistica o la que identifica el saber metafisico con el conocer racioral, dejando indemne la verdadera metafisica que Rosmini reconstruye, después de Ja critica kantianz, con una recuperacién y profundizacién critica de la Idea. Hemos dado répidamente ne una pruzba, sino la prueba de Ia existenc.a de Dies. Su cazacteristiea es ser intrinseca al mismo dinamismo dal espiritu y « la dialéctica interna a toda Zorma de actividad espiritual. El problema de la exis- tencie de Dios, extrafio e intrinseco a la razén en su pura discu:sividad, es intimo e intrinseco a la inteligencia, por cuanto, dada la inteligencia, es contradictorio negar a Dios. Y s6:0 a través de la inteligencia se hace intrinseco tam- bign a Ja razén que, por la presencia ce la verdad, argu- ‘menta su existencia. El pensamiento modemo, que ha termi- nado por ideatificar la metafisica con la gnoseologia, el espirtu con Ia razén y el ser con lo real natural, por este gnoseologismo y naturalismo suyos, desta necesariamente conclair en la imposibilidad de demostrar Ia existencia de Dios y, por otra parte, en la negacién dela metafisica como saber filos6fico. Ciertamente:_yerdida la Idea en el com cepto, Ia consecuencia es Fatal. EDepncepto es adecuacién de cognoscente y conocida; 1g Idea es JI objeto primero de todo cognoscente y de tode coMveer¥ como tal Ye cuada a todo conocido. } 4 “ LA INTERIORIDAD OBJETIVA 7. PRESENCIA DE LA TRASCENDENCIA EN TODA FORMA DE ACTIVIDAD DEL ESPERITU La trascendeneia de Ja Idea est precente en todas las formas de la actividad del esoiritu humano: @) el pensa- miento es impulsado, solicitade y estimulado por le Idea de conoce: infinitamente; y cuardo lo ha pensado todo, su capacidad de pensar queda todavia intacta: sigue siando una inadeciacién infinita entre peasado y pensante; b) la vor Tuntad, cuando Jo ha querido todo y se ha desplegado como voluntad moral segiin la norma, que es Ia misma Idea del ser, quiere todavia, quiere siempre, quiere hasta lo infinito, quiere (querer que es «don» y no posesiin) el Bien abso- Tuto, odjeto adecuado de su norme, para el cual permanece siempre incolmable la inade:uacién entre voluntad que quiere y voluntad querida; ¢) cuando el sentir lo ha sentido todo y ha recogido sensiblemente el ser a través de la forma de lo bello, que es una forma del ser, sigue siendo atin y siempre intacta capacidad de sentir, en busca de la Belleze absoluta, su objeto adecuado, para el que un abis- mo separa el sentir que siente del sentir sentido. (Le «fan- tasia» tiene, por tanto, un valor ontolégico y el arte tiene tambié un valor objetivo teorético, como ha visto bien Kant, aunque un cierto idealisma se lo niegue, hasta el pun- to de 10 admitir un probleme filoséfico del arte, como se puede leer en cualquier «estética» para literatos y periodis- tas). La Idea es trascendencia, siempre. El hombre piensa por el ser coma Idea, conoce por la Idea, quiere y siente por a Idea, sin que haya un conocido, un querido y un sentide (todo el conocido, todo el querido y todo el sentido) que puedan adecuarla, El espiritu, en el que ella esti presente, G7? PERSPECTIVA GENERAL 45 es sienpre estimulado por ella, siempre inquicto ¢ insatis- fecha para ella, laborioso y activo. Ella figura en todo hombre, luz de la inteligencia, gara impedir que el hombre misme se encierre en el concepto de un ente cualquiera, es decir, en la naturalera o en la cieneia, en 1a voluntad que- rida, » en la belleza sertidas esti alli para abrirlo al Ser en si (del cual es testimonio, presencia operante, inicial pre- sentimiento obscuro, fin luminosamente consciente), que ¢: a Verdad, el Bien, lo Bello. Esti ahi para demostrar que el destino humano trasciende la naturaleza, que el hombre e: apremiante trascendensia de si mismo (trascendi ot ipsum), hasta tanto no a actuado su adeuacién en Dios, 1a autenticidad del espirity en el Ser. Tocas las actividades espirituales, cada una auténoma, convergen solidarias en el Ser y a él atraen al hombre en su total:dad, precisamente porque toda forma es alimentada, suscitada y hecha ver- dadera por la verdad del ser presente en Ja mente. Pensar, querer y sentir es pensar, querer y sentir en el ser presente 1 la inteligencia, pero nada conforma la Idea, 1a cual, por tanto, arrastra, impulsa y espolea a persar y sentir perdi ante, es decir, siempre «mis alli, al infinito, hacia el jilo, que esté en nosotros y nos trasciende, esti cerca -de nosotros e inconmensurablemente lejano. «Perdidamentes significa «salvificamenten: el ser no pierde, salve: el hom bre no se extrevia en él, sino que en él se alimenta, se nutre, halla su consistencia; no se trata de desranecerse en el ser, sino reencontrarse, reeonquistarse en cada acto de vida. Slo filésofos intelectulmente medioeres y filosSficamente castredos, que tienen el miedo del ser y de la verdad, pue- den hablar de descalabros y de naufragios eno con res- ecto al Ser generoso y salvifice, de nad ficacién de la exis- tencis en la Nada. 46 LA INTERIORIDAD OBJETIVA EL VERDADERO IDEALISMO Por lo que herzos dicho, resulta evidente la importancia que concedemos a la recuperaciér: del verdadero sentido de Ia Idea para la fundamentacién de un idealismo auténtico. En el problema del origen, del significado y de la profun- didad ce la Idea esta para nosotros el problema critico de Ia filosefia, en cuya profundizacién es posible reconstruir criticamente la tinica metafisica vélida, la de la verdad. Desde Descartes en adelante, e] racionalismo moderno, que tiene sus precedentes en Aristételes y en el aristotelismo medieval, ha hecho del conocer racional el més alto grado del conscimiento y con él ha identificado todo el saber. Tal afirmacién de primacia de la razén culmina en Hegel, des- pués del. cual Ia filosofia contemporanea ha criticado sin piedad este gnoscologism® y ha denuneiado su inconsistencia hasta e! punto de substituir, hoy, 1a categoria de la necesi- dad racional con la de la pura posibilidad, la verdad del concept con la simple hipétesis. Esta critica, bajo cierto aspecto, ha sido benéfica, pero debe Mevarse hasta el fondo, es decir, hasta el punto en que, de la critica misma de la razén, nazea el principio mismo Ge verdad, eapaz de funda- meniar Ia validez racional. La razén no es universel y obje- tiva, ni lo es ninguna o'a actividad del espiritu humano. 2Entiérdese acaso, segiin dice Descartes, que es universal porque es comia 2 todos lus hombres? En tal caso también el querer y el sentir son universales y este tiltimo mds que la razéa y la voluntad. No es la razén (el sujeto 0 una de sus actividades) Ia que es universal, sino Ia luz de la verdad que ella reoibe de Ja inteligencia: la universalidad perte- nece al objeto, a Ia Idea, Hace que la razén sea capaz de un PERSPECTIVA GENERAL conociniento verdadero sin identificarse con una verdad o con la verdad racional en general, 1a cual es un sexundo co- nocer, porque el saber primero e la intuicién del ser coma Idea, La raz6n, respecto a Ia inteligencia, es una actividad subordinada; la discursividad es inferior a Ja intvicién, En efecto, Dios no es razén, sino Inteligencia, Espiritu. Plotine dice que objeto del Noic son +4 weytd mientras los ?yat (con- ceptos, son propios del alma o de la razon y afiade que la «ciencia discursivay pertenece a! alma inferior, le «intuiti- vay al alma superior; y esto porque «no es posible el razona- mientc en la ecemnidads (Enéadas, VI, 7, 3). La analogi entre Dios y el hombre no es establecida por la razén, sino por la inteligencia. Por «sto afiadimos ain: el alma racional no es precisamente inmortal, sino la inteligencia: para quien sale del tiempo y entra en la eternidad, +1 discurrir es ab- to se hn dejade para los condenados, porque no sé imaginar pear infierno que el de quien vive en la etemidad hajo la especie del tiempo. Ura dltima consideracién: el valor de la persona hu- mana, para la que el hombre es espirita y exisencia de valor, es buscado no ex la razén como tal, que es capaz inclusy de renegar del Dios que la ilumina, sino en Ja ver- dad que es objeto de la mente. Hace que el hombre piense en la verdad; hasta en Ja locura no la abandora nunca. Siompce esta elli para decirnos que lo mas repudiado de los hombres, lo més perdido y lo més insensato, es siempre respetado, precisamente porque en él est presente Dios, une luz divina, un depésito sagrado. Por esto la persona es sagraca: el ser como Mea es Io divino en el hombre, le mejor del hombre mismo. No es divina ls razén, segiin une blasfenia del pensamiento moderno, sinc la verdad que la ilumira. Y Divs no ha dicho (como Aristételes y Hegel) «Yo soy la Rezén», sino «Yo soy la Verdad, El hombre sorbid> por el intuir. Creo que 48 LA INTERIORIEAD OBJETIVA tiene Io divino por don de Dios; es el nico de los seres que gora ce este privilegio, de manera que testimonie de £1 en su alabanza. Esta condicién intrinseca tefsta, por la cual todo acto espiritual es prueba de la existencia de Dios (y después de la Revelacién del Dios cristiano), es la caracte- ristiea principal del espiritualismo mio. Considero que es el verladero y tinico idealismo, como también el verdadero y tnico humanismo. capiruLo 1 LA INTERIORIDAD OBJETIVA PROBLEMA DE LAS GESTAUCTURAS» Y PROBLEMA DE LA «GENESIS» Basta una informacién sumaria: hoy (un hoy «histé- rico» porque transeurre desde el principio del pensamiento modeno) el problema que ocupa (preocupa) y casi absor be la meditacién filoséiica es el hombre. La especulacién contemporiines es esencialmente antropologia, investigacin sobre el hombre, sobre las formas miiltip.es de su actividad, sus valores y los problemas de orden econimico, social, poli tico, pedagégico, estético, gnoseolégico, moral y religiaso que cada una de elles expresa, plantea ¢ impone. Nunca el hombre ha reflexionado tanto, si se exceptiia el perfodo de Ja patristica y del humsnismo (que es un renacimiento dela patristica), sobre el propio espfritu y sobre el propio cuer- po: el problema del mundo exterior, de la pots es, en come paracién, casi inexistente, por vivisimo que sea el proble- ma d> la ciercia (1). (1) Nétese cémo el pensemiento patistico, es decir In prinern elabere: iin fibséfiea del eristianiemo, que culmina en San Agustin, es que teaga en cuenta I> mejor dela escoldstien, y no en el de una eneorscolésti> cigidanente aristtélica. LA INTERIORIDAD OBJETIVA 588 sus estructuras y por esto, como tal, solucién de todos los problamas y del problema de la metaffsica, Por tanto, el probl2ma de la solucién del problem metafisico es un psot dopreblema, porque su solucién esti en la conclusién de que Ta estructura éItima y fundamertal del hombre es el proble- ma mismo y 1 problernaticidad permanente y esencial (2) Aceptemos, no obstante, la posicién «critica», es decir, hagamos nuestro, como punto de partida, el problema de (2) Este posicién no puede Hamarse ni agnéstica ni escéptica y por este cs distinta de la de Kant, Aqui no se dice que la experiencia see un Ge In razin y que por eto la idea metafisiea tenga sélo un valor 0 wre finciér reguledort, conclisifa agndstiea que, no. obstante, no excluye Is epensibilidads de Ie cosa en si, ni nieg su realidad también inoognescble Yaque, por tanto, admite rroblemas metaisicos que x0 son frate de la imag runque oi teérieamente insolubles: aqui se dice que la Memada 2032 fn si © problematicidad y qua conocida como tal, © conecida en sti exencia. Por est los problemas de ia mrtafisica quedan cesuebos en la afirmaciin de Ia “dad evencial y radical de la cora en si. Téngase presente que ot o> de Kent no se entionde sin I critica de Ia experiencia de Hume, Te cual no desemlince en el agrestciamo (como In de Locke) ni en el escept- camo, como cominmente se dice, sino en el «feromenismo>. es deci, er SGirmar que le reslidad +s sfenomeno» o impresién o el aparecer a unt emciescia, Tembén para Hume los problenay db la metalisica qucden esuelbs en la identifcaciin del «sere con el shecso> subjetivo de Ia 07 ‘empiriea, Kent, profundizando le critica huneane do Ia experienc deseubs hajo le infuencia de Leibnis), mis alla de le empirice, la foncieacia trascendental, 2 Ia onal eapereces ell mundo, sin que del pensamiente moderno (lo real es un «hecho 0 un Sta el fondo, presentan precisamente «profundidades> abisales, con re pecta a las cuales la pura razén definiteria revela su insu ficiercia, pero, en el momento mismo y precisamente adqui- riendo conocimiento de esto, s¢ ilumina en la evidencia de ‘sas profundidades, aleanza nuevas luces de verdad y por ello nueva fuerza, Platén eseribe (Teeteto, 155 o-d) que el «asombro» es propio precisamente del fildsofo. ¥ en efects, la investigacién, sea sobre un problema particular como so- bre el hombre integral, en un cierto punto se encuentra fren- te a profundidades casi insondables, er la «vasiedad» del hombre, que maravilla y atemoriza al sombre mismo. Ex querras, normas establecidas por la costumbre, clasificavio- nes, etc., parecen insuficientes para «corsprenderlay; oposi- ciones que parecen irreduetibles convergen sobre un plaro superior que ineluye también lo que, empirica o «racional- ment2», parece contradictorie. El sondec de las profundids- des ka contribuido de tal modo decidiéamente a poner en evidencia la insuficieneia de la definiciéa clasificadora, que es cientifica y no metafisica. Definir al hombre como «ani- mal racional» (con la pretensin, adems, de haber dicho con esto no sélo qué cosa, sino también qué es él), es s6l0 dasiticar segin un caricter especifico y comiin a todos los hombres. Pero evidentemente el hombre es infinitamente mis, Establecida la definicién, esa naturaleza racional revela unos problemas y también contradicciones en virtud de los cuales 1a definicién misma se convierte, bajo ciertos aspec- tos, en problema cuya solucién exige un nivel que la supers, 56 LA INTERIORIDAD OBJETIVA con todo y contenerla y conservarla, Aqui vernos la diferen- cia furdamental eatre el pensamiento modemo (racionalista y empirista) y el mas reciente, actual: el primero define tranquilamente el hombze, la libertad, el bien, etc. el otro ahonde profundamente mis alla del definir clasificador y cientifico en busca de una dimension que comprenda e inclu- ya (sin concluirla) tods la riqueza e integralidad del hom- bre. D> ahi la serenidad racional del pensamiento modemo hasta Hegel y la inguietud espiritual del pensamiento con- tempordneo, su rebeldia contra la Hamada «razén>, su afir~ macién de que la solucién del problema del hombre integral —del hombre en toda su vestedad, riqueza y profundi- dad— sea filoséjicamente imposible tanto para lanzarse a posicienes fideistas como «desesperadasy. Pero Zacaso no es «dogméticor aceptar la identificacién de la razin con le racionilidad dlasificadora y la reduccién de la filosofia tal racionalidad empobrecida, «cientifica», como si el obje- tivo saber, o mejor la «objetividad», fuese sélo esto? Y Zesté justificada Ia condena de la razén? Nos parece que la pro- fundicad del hombre, como al, engloba y no excluye la razin, implica un conocimiento objetivo que es el verda- dero saber» filoséfico, contiene los elementos para una solucién integral del problema del hombre integral. Este fue el conveneimiento ce la mejor patrisica que, innovads en el pensamiento moderno (renovado a su vez por ella), puede ofrecer un mejor aparata especulativo a la delinea- cién de una nueva sintesis filoséfica, en armonia con las verdades del cristianismo. LA INTERIORIDAD OBJETIVs si 3., EL PROBLEMA DE LA AUTOCONCLENCIA, FUNTO DE PARTIDA DEL PENSAMIENTO MODERNO 1 autoconciencia de Campanella, el Cogito de Descar. tes, e: roseau pensant de Pascal: he aqu’ Ja primera madu- rez del pensamiento modeno, preparada por Ja especula- cidn de los siglos xv y xvi. Punto de partida y objeto del filosofar es el hombre como sujeto 0 cenciencia pensante. Sobre este purto las tres posiciones concuerdan y coinciden, cualesquiera que sean las diferencias inrciales y el distinto desarrollo hist6rico que hayan tenido. D+ las primeras que- remos tener er cuenta una: la autoconciencia de Campanella, y de Pascal es de inspiracién (por directa o indirecta que ea) 2strictamente agustiniana, mucho mis de lo que pueda serlo el Cogito de Descartes, en el cual la influencia de escolistica aristotélica es operante, come lo es en Leibniz. y en Wolff. De ahi (en parte) otra diferencia: la xduda» de Descartes, en sl fondo, carece de ansias y problemas, tal es Ta tranquila seguridad que le dala dogmética confianza de la «aazén matemiticay, cuyo método vale para resolver infali- Hemente (es decir, con racional evidencia) los problemas de la filosofia y establecerla como cieneia. Descartes es el filésofo de una filosofia «rotunda» como una demostracién geométrica. En cambio, la «duda» de Campanella y «les contrariétés» que Pascal descubre en 1a «caita pensanter revelan desde el principio una riqueza, una complejidad y una potencia de «drama existencial» que el «estoicon canatematico» Descartes ignora casi por completo. Camps nella y Pascal sahen que la razén «matzmatican y «cienti fica» tiene limites frente al «problema» del hombee; limites que 20 Ia menoseaban, sino que le imponen reconocer que 58 LA INTERIORIDAD OBJETIVA «amuchas cosas la superan» y por tanto «integrarse» en un ‘esaber» superior, en un sensus © en un esprit interior que Ja inclayen y la trascienden. Campanella y Pascal sondean Jas prefundidodes de 1a conciencia pensante y en ella des- ‘cubren elementos indicadores de una solusién, en Ia que en- cuentran su arménica convergencia las «desproporciones», las contradicciones, las antinomias de 1s polivalente exis: tencia humana y frente a las cuales la razén abstractamente definitoria y empfricamente clasificadora yermanece descon- cer'ada y humillada, Los dos pansadores investigan, como antes San Agustin, las «profundidades del hombre» y por esto conocen la «maravilla» y el xtemor», desconceidos por Descartes, que razona de y sobre el hombre como de y sobre proposiciones matemiticas. Pero, aparte de esta y otras diferencias fundamentales, Campanella, Descartes y Pascal concuerdan en des puntos: 4a) el ebjeto de la filosofia es, esencialmente en primer lugar, el honbre como coneiencia pensante; por tanto, el terreno que hay que explorar y ahondar es la interioridad, el espi- ritu; 6) la conciencia pensante se plantea por si misma como problema, incluso si en su inmediatez es certeza indu- dable y punto de partida; por tanto, posicién critice frente al pexsamiento para examinar su esencia, funcionamiento, aleanee y limites, Bstas son las dos caracteristicas esenciales del pensamiento modemo, cualesquiera que sean luego los desacierdos entre Ios pensadores y las diferencias que se- fialan las distancias y las oposiciones entre las distintas corrientes. Fs més, justamente el distinto modo de entender los conceptos de «interioridad y de «eritica» individualiza las grandes directrices de la filosofia desde el Humanismo hasta nuestros di LA INTERIORIDAD OBJETIVA 9 4, EL PENSAMIENTU MODEKNO FRENTE A LOS FROBLEMAS DE LA GINTERIORIDAD» Y¥ DE La «cRiTICAy El racionalismo, decidida y directamente influido por la cizneia y su desarrollo, asume dogméticamente como tipica objetividad del conocer esta fisico-mmatemitica: La filo- sofia es construccién racional del mundo, deducida a priosi por anilisis y culminante en una Causa > en una Ley, idem tficala con Dios, que garantiza el perfecto funcionamiento de esa «maquina» que es el cosmos. La posiciéa crinca del racionalismo no es de critica de la rezén, sino de cuanto no es reducible al conocer racional: la ealidad de absoluto de la razén, «dogmiticamente» asumida, es «criticamentes adop:ada como medida con la que todo se mide. No por nada la religién natural y el defsmo son su teolozia, naturalmente sin dogmas (noblesse oblige!), por- que dl «dogma» de la razén no puede , implicando esto un sujeto substancial, no fenoméni- 0, de lo fenoménico. Kant hace suyo el concepto critic (lockiano-humeano} de la experiencia como limite de la raz6n teorética: por una parte, se sirve de él para criticar la calidad de absoluto de Ja ras6n dogmiticamente asumida por el racionalismo y, par stra, contra el empirismo, po> considerar fenaménico el conteaido, no de la conciencia empirica “y también fenomé- nica), sino de la conciencia trascendenta., Ja cual explica su actividad a través de «funciones» 0 eategorias a priori orderadoras (objetivamente, sein Kant) del contenido de experiencia, que resulta estar de tal moco construida por el sujete, pero en la cual la trascendentalidad halla el limite insalvable de su validez y su «funcionamienton. La expe: riencia (4), an Kant, conforma y satisface la conciencia trascendental, es decir, el sujeto pensants (5). Hegel, a tri (4) Nétese el pobre wo que Kant (ormo yx el enpitismo y el duminism) Inaco cel concepte de experieacia, enterdida cesi sempre como experiencia exterior o del exterior. (5). Puede objetarse que Kant no niga (todo 0 contraril Ia exigencia natura: de la metafisice 7 Ta aspiracién insuprimibh del hombre a lo super ‘onsibl, Respondo: a) precisamente el reconocimento de tel exigencia y ‘Spiraciin es una contradiecisn interna del crticismo, porque b), admitite que el expiritu e+ activided uascendental por su ncturaleza, eté hecho para (sta hitenciin; ©) por tanto, el criticimo deberit explicar [y no. puede) ‘imo vs la presencia de ca exigencia y de esa aspimeién y cuil es el or gen, {oda vee sue la raxcendmntalided no pacde explicurla; d) deberia explicer tambien Ia presencia de las tres ideas (metefisics) de la razén pura, les cuales o son formas trascendeatales y entonces no son ideas metafisicas, sno que sguen siendo categorias vilidts para un contenido de experiencia (a no ser que Kant ss no heckos park un deeds sa tmiertor> y entunces no adke eo precisy explicar «i presencie en In mants, oe LA INTERIORIDAD OBJETIVA vés de Fichte y Schelling, transforma la trascendentalidad kantiana en principio metafisico, identifica el ser con el pen- samiemo y éste con 1a Raz6n absoluta que se desarrolla de manera inmanente a través del dialectismo (circular) de los contrarios. Gentile da el dltimo paso identificando el ser con el pensamiento en acto 0 con el acto del pensar y éste con el espiritu o interioridad Este desarrollo del Cogito de Descartes y de la instau- ratio magna de Bacon posee una coherencia intema que se destace: sittia por un lado la razén como medida de la verdad y de toda verdad, y por otro, la experiencia como limite de la raz6n misma, Identi‘icado el principic de inte- rioridad con ef de la subjetividad y asumido el concepto de critica como exclusivo de cuanto no es reducible a la razén ¥ a la expetiencia y por ella «situacon, o desde luego (y no sélo metodolégicamente) como la esencia misma del pensar y por esto ya no como funcién trascendental, sino como principio metafisico al que es inmanente todo el ser y el pensar que es e ser mismo, resulta legitima ya sea la con- clusiér actualista, ya las otras de inmarentismo absoluto, todas negativas de la interioricad, que no es subjetividad, y de la critica que no es el objeto primero y iiltimo de la filosof-a. Estas corrientes de pensamiento no han captado el sentido de la «profundidad» de la interioridad y de la eri- tica, empobrecidas, destotalizedas en la inmanencia, es de cir, eno finito de Ia naturaleza. En cambio, el hombre finite «cesta hecho para el infiniton, tiene en si su presencia, Ia cual sino que también estamos fuera del crticimo, En resumen: no silo no se ica sl paso (es imporible 5 ex problema ilusorio) de la trascend-ntalidad 2 le trmcendencis, como algin cespisitualita cristieno», de buena fe pere errénearente, insiste en sostener, sino que con Ia trascendentalided 0 se ex ‘tl Abwluto, en cuanto tal espra Ta trascondentalidad misma en el sentido iat LA INTSRIORIDAD OBJETIVA 63 justamente constituye su avastedad» y al mismo tiempo, por una parte, hace imposible la reduecién de la interioridad ala subjetividad inmanentista y de la c-itica a Ja trascen- dentalidad y, por otra parte, hace que el >roblema del hom- bre integral, por su amplitud y complejidad, no pueda resol verse con y en una definicién clasificadora. Estes son las instancias que, como hemos sefialado, han puesto, en los comiexzos del pensamiento moderno, Canpanelle y Pascal y, primero que nadie, Nicolas de Cusa, cuya importancia especulativa espera todavia hoy ser teoriticamente profur dizada. 5. CARACTER CONTRADICTORIO INTERMO DEL INMANEN- TIsMo Y SUS ULTIMOS RESULTADOS Si bien se considera, el pensamiento moderno se inicia, desanolla y autodisuelve bajo el impuls> de una posiciin especulativa que desde su interior se dualiza en dos instan- cias ootradictorias, La profundizaciin de este punto escla- rece eficazmente las orientaciones de la filosofia mas re- ciente Lz posiciéa, que hace poco sefialabamos, es la de la inmanencia como inmenentismo, la cual persigue un fin preciso: actuar en el hombre y a través del hombre, y sdlo en el orden natural y humano (chistérico»), la perfeccién total y su final:dad iltima, es decir, su totalizacién y perfec cién. Evidentemente tal exigencia, para desarmllarse y satisfacerse con cahereneia, impulsa a Ia afirmacién (impli cita ya en su inicial planteamiento) de que el hombre halla la solucién iltima y la inteligibilidad suprema de sf (de su existencia y su destinacién) en si misno y en la vida, es decir, que el mundo (ciencia) y Ia historia lo conforman perfectamente. Pero justamente tal adscuacién, siempre o LA INTERIONIDAD OBJETIVA desde su interior, torias, que ya hemos sefialad reduce'én del hombre (como sujeto a Io firito, a fin de que historia (del curso temporal de su de la humanidad) de un molesto silencis trasceadencia; 6) ritual) al infinito. camglificacién», que balla su neta inmanente, en To finito, 1a infinit dad de absolute) nentismo, al ha pueda adecuarlo por otra parie, se dualiza en les dos instancias contradic- ,) por un lado implica la pensinte y espiritual) Ta finitud de la naturaleza y de la vida y de lo perpetuo ; implica Ja aplicacion dor a la exigencia del infinito y de le por el carieter insu primible de tal espiritual necesidad y (sobre todo) por el estimulo de la otra instencia a Ia perfeccién del hombre y exigeacias, implica también mism9 (del pensamiento y de toda realizar de manera inmanente Ja satisfaccién total de todas sus la amplificacién del hombre otra ectividad suya esp- Pero precisamente porque se trata de una tisfaccién siempre, de ma- ‘Jel Yo o del Pensamiento, del Espiritu ode la Razén, es puramente «ret6ricay. En efecto, el inma- ‘Asi al «Absaluto» en que el kombs la a identificarse con la Ci ra Kien, la absolutizacién retérica y para si, precisamente por ser ret6 J al hombre, que comprucba su insuficiencia, cia, impuls a hacer abscluto dg xsupersticidn» en «supers de tal modo es cierto que ‘er absoluto al hombre, est obligado a con- verte en absolutes a los valores que éste expresa y ¢rea- wre se realiza totalmente, fiencia, el Estado, el Progreso, jstoria, Ia Humanidad, el Arte, la Economta, ete. ‘Aho- ‘de un valor no de suyo rica artificiel y ficti- siempre un nuevo valor, es decir, a pasar icién» de un «idole» a otra, Ja condena del ateo por s0- ersia de pensamiento es voerse tan supersticioso ¢ idé- Jatia como un primitive, pero >) pido y corroido O «pasion» ciega. por la melieia d Considérese ain como un primitive corrom je la razén, de su misma que la condicién a3so- LA INTERIORIDAD OBJETIVA 65 Inta d> la Ciercia 0 de la Historia, ete., no esté dada por lesen dade ee oelealonloHetr) tee ellas y gue el ensuite descubre en ellas, sino por la actividad l eat que las construye y, construyéndolas, crea su valor, por lo cual sélo es el sujeto " veer pm lo es el sujeto pensarte infinito y abso- = a al unto de partida implicito y el pmo de Me- 1a explicito del inmazentismo modemc, es deciz: el samieato, la subjetividad como tal (por empirica 0 me dente ue sea) es ereadora de Ia verdad y de 1a realidad, ae son su «desarrollo» y su perenne «pesicién». BI pensa- Sleds issn es Ja verdad que «descubren, sin que lo es por si mismo, es él, como activid ai Ll , jvidad pensante, la objetisidad, la Verdad en sf, De este mods, asumida la sub- jetividad como absoluta, se ha a:ribuido al «sujeto» lo que : «sujet e fs rosie del «objeto», es decir, de Ia verdad que el peat a lescubre y que, con su presencia sbjetiva, hace que ensamiento piense objetivamente. Asi se ha : | penamient ente, Asi se ha mortificada y perdido el significado auténtico de la «interioridad» en la eccoueton del espiritu a la naturaleza ¢ a lo finito (toda ‘orma de inmanentismo, cualqui i forma ¢ , cualquiera que sea, es, en dltim: instancia, positivismo y mat ees mundenismo y naturali alismo, 7 por esto, como - aturalismo, es una posiciin «cientifica» de (6) Wiblse también de Dio, pe cl bomice lo penny To denen cans mismo ese slo pore nente que lo «planieas y le «actim> a trevés fe ye cone decir que hace del humbee ‘an io Soe eee een oa logia noes ni una cosa ni ot a no deci: nads SES SOSE eR Se eee ERE LSet lt Sear ade EE Gl Pas obga yma 66 LA INTERIORIDAD OBJETIVA Ja filosofia y no propiamente filas6fiea), como se ha perdido el concepto de «eritican en la asuncién dogmities del mismo ppensamiento ctitieo como objeto y fin de la filosofia, por To cual la experiencia por un lado y la razén por otro se hhan autopuesto como si ellas mismas fueran la verdad y Ia reali¢ad, y ya no come los «érganos» de descubrimiento de ‘tiea, Ias dos instancias del tuna y de otra. Interioridad y e7 pensamiento modemo, asuperfcializadasy por ello al nivel Ye lo mundano ¥ terreno, son de nuevo recuperadas en st ‘eprofundidad, dentro y en contra del pensamiento mo demo, Es el propésito, siemore actual, al que ba sido a- made Ia filosofia en el momento presente. FI pensarsiento modemo ha deshecho con una critica implicable «1 «mito» (y los «mitos» cerivades de él) de a infinitud y del eardcter absolut del sujeto: ha «des- hinckado» la amplificacién retériea del Cogite en lo tras- cendental; ha puesto de manifiesto crudamente (y a menudo ‘con verdadero placer) 1a finitad, Ja indigencia, Ie miseria del hombre finito situado irremediablemente en Io finitos ha trastornado toda norma y todo reparo recional; ha recurrido a frerzas diversas (desde los instintos vitales a la fe); ha reckazado — como abstracta y superficial —toda serena- dore armonia de la razén realizada, siempre insuficiente para conciliar Ia preblematic:dad y las contrariedades in- terms de Ta existencia. Ha sido (y continiia siéndolo) una oleada de «rebeldia» para la razén y el intelecto, y la abjetividad del pensamiento, una especie de loca cruzada irrecionalista (7). Sa importancia es negative: viene a sig- nifear, como ya se ha dicho. la autodisolucién del pensa- G1) Deograciadamente tal condiciée es comprtida y sortenida por pen adores queso Himen cristianos y cambién , propio de aquellos que se erigen en jueces de si nismos y se considemn feapaces de ponerse por si ylos pa a pertenene's ppronal, Ia sintinidad» y con- ciencia de ser como ente pensente, es conocer (como ya he dicho) tal existencia, justamente mediante la presencia del ser obsetivo en el pensamiento. Y tal presencia es la que hace posible este acto in‘electivo, es decir, lo que del pensar me hace Iegar a la condusién de ser un yo pensante, un ser que pisnsa. Pero entonces el pensamiento como tal es obje- tivo, no en su subjetividad (yo como sujeto pensante), sino por el objeto que intuye, que esté, como objeto, en el pensa- mienta interior, pero que no se identifica con él: ¢s interior ridad de la verdad originaria y por esto interioridad obje- tiva, No se diga tampoco que en él se halla asi Ia intuicion del ser, pero que el mismo acto del intuir es el creador del ser mismo, porque digo que precisamente éste es el error del inmanentismo y del subjetivismo: admitir que el sujeto pensante crea el objeto o la verdad que lo ilumina. Si el misme pensamiento fusse la verdad (si la verdad fuera plantesda por el acto mismo del intuir o un «desarrollo» suyo), seria infalible, y el hombre no tendria s6lo la con ciencia del set mediante la intuicién fundamental del ser, sino que seria también creador de si mismo, es decir, Dios. ‘Ahora bien, le autoconciencia es certidumbre, pero, como demuestran e] procedimiento de Descartes y (més atin) el de San Agustin, es certeza que nace de le duda. El si fallor ‘sum, on efecto, indica claramente que yo adquier> concien- cia del sum a través del engaiarme y del dudar, ¥ que, por tanto, mi pensamiento es limitado e imperfecto. Tal imper- feccién no debilita la certidumbre que yo tengo de ser, sino que, al mismo tiempo que me asegura que soy capaz de verdad, me revela que no soy la verdad, que éste no es mi pensamiento. Y entonces: a) si el pensariento no es la ver- dad, aunque participe de elle, le verdad es su objeto dado LA INTERIORIDAD OBJETIVA n y, por consiguiente, la objetividad os del pensamiento s6lo en cuanto se la confiere el objeto (la Icea) intuido por él; 6) si el pensamiento es imperfecto, nc es el Pensamiento absoluto; ¢) si no es el Pensariento absoluto y si Ja verdad que intuye esti dada, lo negativo de su imperfecoién y lo positivo de la presencia de la verdad remiten, éesde el in- terior del pensamiento mismo, a un Pensamiento absoluto ¢ infinito, que es la verdad absoluta e infinita. Una consideracién mis: el acto intelectivo con el cual el existente, el sujeto (éste, aquél, etc.), que oomo tal finite particular contingente, adquiere conciencia de ser, es un acto sintético y precisamente es sintesis de ese infinito que ¢s el sujeto y del ser en universal presente ex. su ment: juici> sintétion (que podemos llamar primitive), cuyo con- tenido no esti dado por una sensacién particular, sino por el sentimiento fundamental que el sujete tiene de su propio existir entero, Esto implica: a) que el existente, finito, no conforma el ser objetivo intuido, infinite, que no es adecua- do ni siquiera por el pensamiento que lo intuye, pero con el cual no se identifica; 4) y que, por tants, el sentir o el exis tir, precisamente porque el ente pensants, como existente, es un finito que intuye intelectivamente el ser infinito como Idea y por esto como posible, es sentimiento creatural, de ser creado, y por tanto el sentio me existentem equivale a sentio me creatum 0, mejor dicho, a sentio me creari; ¢) por tanto, en el juicio primitive, en el que el sujeta tiene con- ciencia de si, hay por un lado un elemento (el ser ideal infinito) del sujeto mismo constitutive que, digimoslo asi, va més allé del sujeto y de cada sujeta, es deci, lo obliga a trascenderse; y por otro, como tal elemento constitutive del nismo pensar y, por tanto, del suje'o pensante, se halla presente en un ente finito, faltando In adecuacién de lo existencial y de la Idea, del sujeto pensante y del objeto 78 LA INTERIORIDAD OBJETIVA ideal pensado, se sigue que el existente como tal vuelve al Princigio de sa existencia, al Czeador que lo ha hecho y lo hace ser. Por otra parte, el contenido de este juicio pri- mitivo es la misma existencia del sujeto y 1a forma es el objeto (Idea) presente a él como pensante; por tanto, el acto inteleccivo primitive o la conciencia que el sujeto tiene de st como existente es sui misma estructura ontolégica primitiva, ‘es decir, la séwesis gnaseoldgice originaria (la canciencia de existir) es el conocimiento reflejo de la sintesis primitiva ontolézica, del existente pensante u hombre, que es unidad originaria de finito (sujeto existente) y de infinite (el ser objetivo intuido por su mente). ita es la persona, Por esta estructura el hombre persora. Encuentro de finito ¢ infinito pensado, y por esto corstante dinamismo interior, esfuerzo perenne de adecus cién ée si al Ser infinito, ideslmente presente en su mente: 1, erte finite, no conforma el ser intuido en y con el que adquiere conciencia refleja de su existencia; tiende a adecuarlo y, en el esfurrzo ecnstante, que es existir (sentir, pensar y querer) en el orden del ser, se actiia como persona, realiza sus posibilidades de ente espiritual. Por consiguien- te, ningiin finito exterior (otro hombre u otra cosa, todos os demas hombres y todas las demas zosas, el universo) puede adecuar el ser infinito en cuya presencia el hombre piensa y que le confieze la capacidad infinita de pensar; y por esto el hambre, en su existencialidad, iluminada por el ser, Jermanece siempre inadecuable por cualquier sintesis ulterior y siempre deseoso de adecuarse en el Ser sbvoluto. Pree'samente por esta participacién en el ser, por Io cual la subjetividad se ilumina en le objetivided de la verdad, que Jo hace capaz de verdad y bien, capaz, por la presencia del ser — el mortal — de pensamientos inmortales y de aspirar

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