por los labios argentinos, Manuel Belgrano, maestro de los santos herosmos! Tu vida estaba forjada en oro y acero y lirio. Eras como los guerreros Soadores de otros siglos. La redencin de la patria Fue tu sueo y tu destino. Por ella vibr tu acento De animador y caudillo; Por ella ceiste espada Y arrojaste los peligros. Firme el brazo, empenachado el corazn de civismo, y la virtud del apstol, como una estrella, en tu espritu. De las Provincias Unidas del Plata, a los bravos hijos diste el augusto seuelo de sus esfuerzos ms dignos, de sus promesas de gloria, de sus nobles sacrificios, en la sagrada bandera, jirn de cielo pursimo entre azucenas de albura, que llev por los caminos de Amrica, libertad y amparo a los oprimidos. Un tremolar de fervores eran los pueblos nativos cuando hasta ellos llegaba tu palabra de patricio. Numen de la Independencia, Abanderado magnfico, con la generosidad del sol, la lluvia, el roco as te diste a la patria, sin vacilaciones, ntegro, desdeoso a los laureles, bueno y humilde, lo mismo en los holgorios del triumfo que en las pruebas del vencido. Manuel Belgrano, maestro de los santos herosmos! Y as bueno y as humilde, Con el cuerpo desvalido y una corona de angustias en tu corazn sencillo, te retiraste a llorar en soledad y en olvido.
Loado sea tu nombre
por todos los argentinos, Manuel Belgrano, maestro de los santos herosmos!