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Su dolor
forma un todo con el de su Hijo. Es un dolor lleno de fe y de amor. La Virgen
en el Calvario participa en la fuerza salvfica del dolor de Cristo, uniendo
su "fiat", su "s", al de su Hijo. La Virgen Mara, que crey en la Palabra del
Seor, no perdi su fe en Dios cuando vio a su Hijo rechazado, ultrajado y
crucificado. Antes bien, permaneci junto a Jess, sufriendo y orando, hasta
el final. Y vio el alba radiante de su Resurreccin.
Queridos hermanos y hermanas, unidos espiritualmente a la Virgen de los
Dolores, renovemos tambin nosotros nuestro "s" al Dios que eligi el
camino de la cruz para salvarnos. Se trata de un gran misterio que an se
est realizando, hasta el fin del mundo, y que requiere tambin nuestra
colaboracin. Que Mara nos ayude a tomar cada da nuestra cruz y a seguir
fielmente a Jess por el camino de la obediencia, del sacrificio y del
amor. Aprendamos de ella a testimoniar nuestra fe con una vida de humilde
servicio, dispuestos a sufrir en carne propia por permanecer fieles al
Evangelio de la caridad y de la verdad, seguros de que nada de cuanto
hagamos se pierde. (Benedicto XVI, 13-9-2009, 17-9-2007)