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hay siempre algn otro para despojarnos de nuestra propia vida (ledo en alguna parte)

no hay autobiografa que no est fundada, en cierto modo, en una mentira: sta tambin: yo fui alguien en el ocaso de un da no favorecido por los dioses, fui la certera sombra del ltimo forastero cuando dijiste que haba que irse; fui, soy esto que, como un lbil engao, cede su oculto nombre a estas ceni as, ceni as de lo que alguien deshi o sin saber que no hay asesinato que no acabe en delaci!n: todo muestra esta escena repetida sin nombres ajenos o pasados; s!lo restos de naufragios, de la vida que dej allende el mar: caballero"cisne de ninguna saga, soy esa escasa onomstica que ya nadie nombra sin que inquietos esco ores traigan otros ecos de aquello que dije, alguna ve , a pesar de las advertencias: no escribas autobiografas me decan, no escribas aquello que te acuse o te delate cobardas de ayer u hoy, nada de eso escribirs, y, sin embargo, aqu, esto de sentarse otra ve a desandar lo hecho quin sabe buscando qu clave, qu sea que eche lu sobre esta decadente apata ante todo

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