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A PLENO PULMN AGRESIONES ANONIMAS Federico Henrquez Gratereaux

Desde la publicacin de Ubres de novelastra recibo todos los meses cartas de una mujer desconocida. Con estricta regularidad, el sobre llega el ltimo da de cada mes. La persona que escribe estas cartas no comparte los puntos de vista que sostengo en mis notas periodsticas. Siempre va a contrapelo de lo que expreso en artculos, ensayos, conferencias. No

obstante, sigue atentamente el hilo de nuestras actividades pblicas. Mi vanidad de macho antillano recibe de ese modo un halago femenino de rostro desconocido; y, a la vez, un latigazo intelectual intermitente.

Esa que podra ser ella si no se tratara de un disfraz, es agresiva y tenaz. A veces pienso que es una broma urdida por algn periodista sin trabajo, por un poltico malvolo. En un pasaje de estas cartas la mujer dice: usted no entiende los asuntos polticos de su propio pas; lo que usted supone que est bien, en realidad est mal; lo que le parece un hecho confuso no aclarado suficientemente, no es ms que la ocultacin de un crimen de Estado, cometido en estrecha complicidad con organismos internacionales. Esto de hechos no aclarados suficientemente es un

eufemismo protocolar, una forma de escurrir el bulto frente a inconvenientes informativos, como les llaman los polticos, los policas.

Si no entiende la poltica local, como va a entender la poltica internacional en esta regin desdichada? Se que usted ha tenido acceso a informaciones detalladas acerca de secuestros polticos internacionales. Doy por cosa segura que dispone de informaciones que le han suministrado los familiares de las victimas. Tambin tengo la conviccin de que le han amenazado algunos agentes de seguridad. Tener miedo no es pecado; pero escribir con tantos melindres para no tocar llagas sangrantes- no es propio de un periodista que se respete.

Ordene su memoria; trate de recordar las confidencias que escuch, despus de 1965, de labios de una seora extranjera que conoci un una calle de Gascue. Ella tuvo la confianza de relatarme todo lo que habl con usted. No puede alegar ignorancia. Su torpeza para los negocios no le libera de responsabilidad cvica. Al llegar a este punto pens que mi

agente publicitario quiz fuera el verdadero autor de las cartas.

henriquezcaolo@hotmail.com

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