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El brazo derecho de mi padre Juan Jos Millas

Mi padre no se dio cuenta de que apenas me haba abrazado hasta que perdi el brazo derecho en un accidente laboral por el que estuvo 40 das hospitalizado. Cada vez que iba a verlo, yo le miraba el brazo que no tena como si fuera ms visible que el izquierdo. Pero la ausencia, claro, careca de volumen. Era un brazo de aire. Aquel empeo en observar lo inexistente no me facilit ninguna conclusin, pero s una cantidad de extraeza que por la noche, en la cama, intentaba digerir intilmente. Quera preguntar a mi madre qu haban hecho con el brazo amputado de pap, pero una especie de instinto me deca que se trataba de una pregunta indecorosa. Cuando mi padre volvi a casa, el vaco de su brazo qued cubierto por la manga de sus camisas o de sus chaquetas, que a veces se movan como si tuvieran vida propia. Yo no poda dejar de mirarlas porque me atraan fatalmente, igual que las cortinas que se ondulan por el paso del aire sugiriendo la existencia de alguien agazapado detrs de ellas. Mi madre me dijo en un aparte que deba controlar aquella forma de mirar porque a mi padre le haca dao. Mi padre era diestro, por lo que tuvo que aprender a hacerlo todo de nuevo con el brazo izquierdo. Asist, turbado, a su proceso de aprendizaje. Llevarse una cucharada de sopa a la boca le supona un esfuerzo humillante y brutal. Durante esa poca decid ser ambidextro y me pasaba los das practicando con el brazo izquierdo para no sufrir las penalidades de mi padre en el caso de que sufriera una desgracia como la de l. Lo que mi padre llevaba peor era el recuerdo de que apenas me haba abrazado mientras haba podido hacerlo. No s en qu momento ni por qu cay en la cuenta de que tena esta deuda conmigo, pero se convirti en una obsesin. Cuando estbamos solos, me peda que me acercara a l, me rodeaba el cuerpo con el brazo izquierdo y colocaba la manga derecha de la chaqueta de tal modo que pareciera que tena un brazo dentro. Me arrepiento tanto de no haberte abrazado... me deca al odo, mientras yo intentaba librarme de l. Pero no poda, no me era posible liberarme porque me sujetaba fuerte, fuerte, y no con el brazo izquierdo, como cabra suponer, sino con el que le faltaba, el derecho. Por ese brazo inexistente me senta yo atrapado. Todava lo estoy.

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