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shies periodos IMI Cec ee] linea RATE IElee LUIS CORVALAN \ Tres periodos en nuestra linea revolucionaria VERLAG ZEIT IM BILD 1982 Verlag Zeit im Bile RDA - 8072 Dresden, Julion-Grimeu-Allee Printed in the German Democratic Repubtic by Gratischer Grossbetrieb Vélkerfreundschaft Dresden 2419-5 Indice Nota preliminar El poder debe ejercerlo el pueblo 1, Nuestra téctica en las con reformista burgués 2. El Partido y los intelectucles A) Nuestros artistas y las escuelas estéticas B) Et Partido ensoncha el horizonte de sus hombres de letras y artes C) El Partido, tedrico colectivo 3, Unién de las fuerzas antiimperialistas 4. Se requiave plosmar er la lucha la més amptia coslicién populor 5, Unidad popular pera conquistar un gobierno popular jones de un gobieco 1, Mafiana debemos triunfar 2. Node hoy més revolucionaria que luchar por el del Gobierno Popular 3, Entramos a un periodo de agudes enfrentamientos con el imperialismo yanqui 4.El abastecimiento, campo de fa lucha de clases 5. Sobre la marcha de las cacerolas 6.Los trabojaderes deben tener plena participacién ‘en la administrocién de las empresas 7. Lo reforma agraria es tarea de todo el pueblo B.El Gobierno tendré todo el respaldo popular si aplica ung politica firme contra los sediciosos 9. Lo pugna por el poder " 24 25 3 70 24 7 103 109 5 10. Debemos cerrar filas en torne ol Gobierno y no minar su autoridad 11. Se necesita direccién Unica del Gobierno en lo lucha politica y en la esfera de la economia 42. Estamos por el cidlogo que propone el Presidente 13. Ante la intentona golpists del 29 de junto 14. Carta ol Cardenal Silva Henriquez m 4.La revolucién chilena: sus grandes méritos y las causas de su derrota 2. Patriotas: |Sdlo unides derrotaremos al fascismo! 3. La Iglesia catdlica y las persecuciones fascistas 4. Los desaporecides 5. En torno a la posibitidad de un acuerdo cen la Democracia Cristiana 6.La unidad antifascista y los compromisos 7.El régimen es transitorio 8. Lo principal es la lucha de mosas 9. Nuestro proyecto democratico A) Una nueva democracia para Chile 8) El fascismo debe ser proscrito C) Sobre las Fuerzas Armadas B) Nuestra politica es de amplia unidad democratica ©) Nuestro futuro seré socialista F) Patriotas ¢ internacionalistas G) El marxismo-feninismo gana més y mas adeptos 10. Buscamos aliados permanentes y no comparioras de ruta 11, El derecho del pueblo a Ia rebelién es indiscutible 12, Avanzar por el camino de la Unidad y de Ia lucho dominande las mas diversas formas de combate 13. La lucha es Jo primero y la unidad es la clave de la victoria 14, Nuestra tinea es elaborada colectivamente 15. El futuro de nuestra Patria esta ligado a le lucha de todos los pueblos por Ia par, Ia libertad y el sociatismo 16.Segulmos propiciando el acuerdo de toda la oposicién 17. América Latina jamés oceptard el vasallaje Estamos con Polonia socialiste El sexagésimo aniversario de nuestro Portido 127 131 1m 145 148 149 134 195 197 19 204 206 207 212 212 217 219 Nota preliminar El presente libro contiene una seleccién de discursos, articulos, cartas y declaraciones del Secretario General del Partido Comunista de Chi Luis Convaldn, quien fo ho.confeccionade —con los materiales que ha tenido a la mano- a peticién de la Editorial Dietz Verlag (Berli lo publicaré en alemén. Los toxtos se publican integros, abe fragmentodos por el propio autor, conservéndose en todos ellos tanto el contenido como las formas originales. Se presentan en orden cronolé- gico salvo casos en que ha pr tacarlos temdticamente. A través de esta recopilocién se puede apreciar la politica del Par- tide Comunista de Chile en tres periodos de su linea revolucionaria: eno relarmista burgués del ex Presidente deméeratacristiano Eduardo Frei, durante el Gobierno Popular de Sal- vador Allende y bajo el régimen fascista de Pinochet. De ahi el titulo del libro: Tres periodos en nuestra linea revolucionaria, simulténeamente en alemén y en espofiol. Berlin, 1982 El poder debe ejercerlo el pueblo Informe al XIf Congreso del Partido, 13 de marzo de 1962. (Fragmentos) Alo largo do muchos aftos, las masas populares de nuestro pais han hecho numerosas y ya suficientes experiancias, han adquirido el cono- cimiento general necesatio acerca de lo que representa cada clase y codo partido, abriéndose paso hoy dia la convicclén de que fa clase obrera y ef pueblo deben ragir sus propios destinos, Ha emprendido veloz vuelo la idea de que no hay ninguna otra okternativa, ningtin otro remedio que alcanzar un gobierno del pueblo @ fin de resolver los problemas, abrir las compuertas al desarrollo de Jos fuerzas productivas y lograr el bionestor da las masas. Lo que en estos instantes esté planteado, fo que brota de lo vide, fo que surge de la realidad objetiva con una fuerza irresistible, lo que atiora pujante en fa conciencia de fa mayotia de los chilenos es que ahora el poder debe ejercerlo e! pueblo. miEl Acta de la Declaracién de la Independencia de Chile, que lleva la firmo de Bernardo O'Higgins, Padre de Ia Patria, en su parte reso- lutiva dice: «..Chile y sus islas adyacentes forman, de hecho y por de- echo, un Estado libre, independiente y soberano, y quedon para siem- pre separados de la monarquia de Espata y de cualquiera otra domi- Racién, con plena aptitud de odoptar fa forma de gobierno que mas convenga a sus interasess, Esto significa que un documento juridico, anterior y superior o toda Jeglslacién nacional, base o fundamento de fa existencia misma del Estado chileno, reconoce que nuestro pais, junto con su Independencia, adquirié ta «plena aptitud de odoptar fa forma de gobierno que més convenga a sus interoses De aeuercio con esto, e! pueblo chileno tiene plena atribucién pare establecer mafiona una repiblica popular inspirada en los principios del morxisme-leninismo. De acuarde con esto, la representacin chilena en la Conferencia de Punto def Este quebronté una norma que es esen- clal en Ja vida politico y en ta situacién Internacional de Chile, De ° acuerdo con esto mismo, si mafana of pueblo de Chile resuelve adop- tor un régimen socialista, nadie ~desde el exterior puede impedislo sin transgradir 0 violar nuestra independencia. Es claro, por otra parte, que nuestro pueblo y jos demés pueblos latinoamericanos no le van a pedir permiso a sus opresores para darse el gobiemo que deseen. Seguirén mantenienda en alto fa bandera do Ja lucha por su plona iadependencia, NI las cdrceles, nf lo extorsi6n econémice, ni los planes interven- cionistas podrdn impedir que siga odelante el proceso de fa eman pacién de las naciones Jatinoamericonas. Es incontanible fa marcha triunfol de nuestros pueblos por el camino de la Independencia, del Progreso social y de una verdadera democracia, Ef grandioso ejemplo de Cuba los aliente. Los nuevos vientos que caren an al mundo fovo- Fecen su avance, Del fondo de su miseria emerge impetuoso of deseo de conquistar una nueva vide. Todo induce a tener amplia confianza en fa victoria, y rangers interviene militarmente en forma directa, contra fos Iuchas eradoras de los pueblos latincamericanos. Johnson ha declarado cinicamente su propésito de impedir que algin otro pais siga el ca- mino de Cuba. Para ello el imperialismo estd dispuesto a todo, a sem- bror la desolacién y fa muerte en ciudades y compos, haciendo tabla rasa del Derecho Internacional, como en Playa Girén, en Sante Do- ming y-en Vietnam, La independencia de cada pais y fa vida de cada pueblo latinoame- rleano estan en peligro. ¥ no hay otro camino de salvacién y de avance hacia el porvenir que el de la lucha de los més amplias masas popu- lores del continente en contra de la politica agresiva e intervencio- nlsta del imperialismo yanqui. Los pueblos latinoomericanos se hallan enfrentados a la necesidad histérica de unirse en la accién en defensa de la soberania de sus poises y de! derecho a su autodeterminactén. Para decirlo con las polabras del Xill Congreso de nuestro Partido: «La derrota de los planes agresivos del imperialismo emerge como la torea supremo, como la tarea de las tareas. La lucha por los cambios 3 revolucionarios y el Poder popular se unen en un solo todo al combate contra Ia intervencién norteamericang, por la soberania, por la auto- doterminocién y la paz». La misién histérica del proletariodo es poner término al capitalismo y construir el socialismo. Las tareas concretas, las toreas principales del proletariado en funcién del cumplimiento de esta misién histérica, cambion cade cierto tiempo en relocién con los cambios que se ope- ran en la situacién intemacional. En la década de los afios 30, cuando el centro de la reaccién mundial estaba en la Alemania de Hitler, la principal tarea concreta de la clase obrera y da los comunistas consis- 4ti6 en uni fuerzas contra el fascismo germano y en defensa de la liber- tad. Ahora que el imperialismo norteamericano es el gendarme de la reaccién mundial, la principal tareo concreta del proletariado consiste fen agrupar fuerzas en contra de su politica de guerra y agresidn, en favor de la liberacién de los pueblos coloniales, neocoloniales y de- pendientes, de la paz y de la coexistencia pacifica, unido todo esto a la lucha por los cambios sociales que estén al orden del dia en cada uno de los paises. En relacién directa con los pasos del enemigo, en uno que otro esce- nario y en uno que otro momento, adquiere mds relieve tal o cual as- pecto de la lucha mundial contra el imperialismo, pero cada frente de batalla forma porte del mismo movimiento histérico. La Revolucién Socialista de Octubre, que este afio cumple medio siglo, mareé el comienzo del fin del dominio del capital sobre el mundo y el inicio de la era del socialismo, de la época de la emancipacién de la clase obrera y de la liberacién de los pueblos oprimidos por el im- perialismo. El socialismo se construye en Cuba, en tierras de América. El conti- nente esté en plena ebullicién social. Se ha convertide en un impor- tante frente de la lucha mundial contra el imperialismo, por la demo- cracia, lo paz y el socialismo, El saqueo imperialista y la opresién de las oligarquias feudales mantienen en la miseric, en condiciones sub- humanas, a millones y millones de obreros, campesinos e indigenas y hieren los intoreses de masas inmensas de estudiantes, empleados y profesionales y de vastas capas de comerciantes e industriales que se Van incorporando de més en més a la lucha social. La senda que con- duce al creciente desarrollo de su conciencia y de su accién antiim- perialista y que permite ocelerar el proceso revolucionario es la del combate por aquellos objetivos que més las unen, es la senda de la lucha contra todas las manifestaciones de la politica agresiva e inter- vencionista del imperialismo norteamericano. A los pueblos de América Latina los une el combate contra el ene- 32 migo comin -e! imperialismo ‘norteamericano y las vas~ y la necesidad de mantener y desplegar la més activa solidaridad con la lucha de todos los pueblos del mundo, en especial con Vietnam y Cuba, con los movimientos antiimperialistas y antifeudales del con- tinente, tanto més si se han visto obligados a recurrir @ las armas =como en los casos de Guatemalc, Venezuela, Colombia y Bolivia— © si batallan en las més duras condiciones de la clandestinidad. Las guerras de la independencia del siglo pasado tuvieron en Amé- rica Latina un marcado cardcter continental. Bolivar, Sucre, San Mar- tin, O'Higgins. no sélo lucharon por la independencia de sus respec- tivos paises, sino también por la libertad de los demés pueblos de América. En ese tiempo no estaban constituides los Estados nacionoles y précticamente no habia fronteras geogréficas, sino imprecisos lindes de las administraciones coloniales que abarcaban varias de las actuo- les repiblicas. Por lo mismo, en los ejércitos de la independencia ha- bio oficiales y soldados de varias de las antigues colonias que par paron en la liberacién de uno y otro pueblo del continente. Con la independencia y el desorrollo del copitalismo se formaron los Estados nacionales y se delimitaron sus fronteras, América Latina siguié un destino comin, volviendo a enfrentar problemas comunes y @.un mismo enemigo. Pero no ha escapade ni podia escapar a la ley del desarrollo desigual del copitalismo, del desarrollo desigual de la sociedad. En el marco general del subdesarrollo de América Latina hay diferencias entre los paises que la componen, en cuanto a grado de desenvolvimiento econémico, politico y social, Esto determina el cardc- ter nacional de las revoluciones del continente, la diversidad de for- mas y la diferencia de tiempo en la liberacién de los pueblos latinoa- mericanos. La situacién de hoy es, por lo tanto, distinta de la que existia du- rante las guerras de la independencia del siglo pasado. Sin embargo, esta, por otra parte, el hecho de que el imperialismo norteamericano aplica su politica agresiva e intervencionista en escala continental y, tal cual lo ha puesto de relieve el Comité Central det Partido Comu- isto de Cuba en su declaracién del 18 de mayo, «internacionaliza sus guerras represivas, empleando soldados de diversas nacionalidades, como hizo en Corea y como lo hace actualmente en Vietnam del Sur, in de tropas surcoreanas, thailandesas, filipinas, neo- zelandesas y australicnas; como lo hizo en Santo Domingo, con la participacién posterior de soldados brasilefios, costarricenses, hondu- refios, nicaragiienses y paraguayos; 0 como pretende hacer a través, contra Cuba y los movimientos de liberacién de este continente». PO De este modo, la politica de! impericlismo hace més obligatoria la ‘accién conjunta de los pueblos latinoamericanos y realza el cardcter continental de su lucha y le conflere @ ésta una mayor trascendencia mundial. En la medide que el imperialismo, con la complicidad de las oligar- quies del continente, logra pasar por encima del principio de no inter- vencién, hace caso omiso de la soberania de cade pais, no respeta las fronteras geogréficas y se guia por la doctrina de las fronteras ideolé- gicas, los revolucionarios se ven obligades a llevar su solidaridad a nueva altura, incluso participando directamente en las luchas libera- doras de otros pueblos hermanos, siempre, claro esté, que asi lo re- quiera el movimiento revolucionario de esos pueblos y que se coloquen © su semvicio y actien bajo su direccién. En ciertos casos, como ecurrié en la guerra antifascista del pueblo espaiiel, la participacién en la lucha, en un pais dado, de los revolu- cionarios de diverses nacionalidades, puede cleanzor un carécter ma- sivo de signi n'y una importaneia politica histérica trascendental. | principal aporte de los 'revolucionarios @ lo causa racién de los pueblos y del triunfo de la clase obrera ‘en escala internacional consiste, ante todo, en dar la batalla por esta cousa en su propio pais y, sobre esta base, entregar la mayor solide- fidad moral y material a las luchas revolucionarias de otros paises. Ya en el Manifiesto Comunista, Marx y Engels, los creadores del marxismo y padres del internacionlismo proletario, subrayaban: «Por su forma, aunque no por su contenido, la fucha del proletariado contra la burguesic es primeramente una lucha nacional. Es natural que el proletariado de cada pais debe acobar en primer lugar con su propia burguesia.» En esta lucha nacional son los revolucionarios de cada pais los que determinan, en todos sus aspects, el rumbo y los toreas concretas que conduzcan @ su propia revolucién. Ellos conocen més que nadie la realidad en que actiian y estén en mejores condiciones para trazar sus objetivos y los métodos para alcanzarlos. Pueden equivocarse, pero sus posibilidades de equivocacién son menores. Y, en todo caso, no hoy otro camino para la elaboracién de una linea acertada por parte de los revolucionarios de cada pais que el de asumir sus propias res- ponsabilidades y aprender ante todo de su propia experiencia, de sus Exitos y reveses. Esto no excluye, por cierto, el intercambio de opiniones y, en ocasiones calificadas, hasta el consejo fraterno. La Revolucién Cubana ha sido una demostracién palpable de cémo la vida rompe los esquemas, de que no se puede generalizar ninguna experiencia en lo que tiene de singular. Al mismo tiempo, de este prin- 34 cipio no se puede extraer Ia conclusin de que lo singular de una re- volucién, y en este caso de la Revolucién Cubana, no pueda también darse en otro lugar, eunque no exactamente de la misma manera. En este sentido, creemos que en algunos poises de América Latina la lama de la revolucién podria prender como ocurrié en Cubs, con la creacién de un foco guerrillero. Neturalmente, para que ello ocurra no baston el coraje y la decisién de un grupo de revolucioncrios, aunque tal factor juega su papel y ste puede llegar a ser decisive. Se necesita, cl mismo tiempo e indis- pensoblemente, de condiciones generales favorables, no decimos en- teramente fovorables y plenamente maduros, pero si en proceso de moduracién, con perspectivas de madurar. Descubrir el lugar y momento preciso para iniciar una accién de tipo guerillero u otra forma de lucha armada que pueda ser el punto de Partida para la conquista del poder, no es, por cierto, cosa facil. Lenin clertaba contra el peligro de oventuras que suelen conducir al sacri- ficio indtil de valiosas vidas de revolucionarios y al retroceso de! mo- vimiento, Sin embargo, el leninismo se coracteriza por lo audacia crea- dora, por el propésito de llevar adelante el proceso revolucionario. Por ello, no se puede rechazar de pleno ni aceptar a fardo cerrado nin- guna forma de lucha. Lo esencial es tomar el camino del combate, tra- tando de evaluar lo mejor posible la situacién, tanteando el vado, sometiendo la tdctica a la prueba de la practico, halléndenos dispues- tos tanto al avance como al repliegue, siempre en busca de lo coyun- {tura que permita abrirte paso a la revolucién, En la lucha liberadora de América Lotina porticipa gente de las més diversas tendencias, hombres, mujeres y jévenes de distintas formacio- nes politicas y extracciones sociales. Va en interés de la cause revolu- cionaria ampliar y no restringir el frente antimperialista, incorporar a 41, en una u otra medida, o todos los sectores que estén o pueden estar contra el enemigo comin, incluida aquella gente que sin ser por ahora partidaria de 1a Revolucién Cubana ni de ninguna revolucién, est ‘embargo, por defender e! derecho de Cubs 0 construir el so- lalismo y el derecho de todos los pueblos latinoamericanos @ darse @l régimen que quieran. Cualquier intento de los comunistas de imponer a los demas sus Puntos de vista o de otras cortientes antiimperialistas de imponer los suyos, no favorece la necesaria unidad de accién ni ia necesaria am- plitud en la lucha contra el enemigo comin. De ahi por qué se deben Poner en primer término las tareas que unen y no los que separan, las toteas concretas en que todos estemos de acuerdo. En relacién con esto, pensamos que la Organizacién Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) y los comités correspondientes en cada pais deben concentrar su ectividad en el desarrollo y la coordinacién de la solidaridad inter- nacional, en las acciones comunes para la realizacién de las tareas comunes. Anhelamos, como el que més, que todos los revolucionarios, que todos los antimperialistas, que todos los movimientos populares en América Latina arriben a un pensamiento revolucionarlo comin. Pero se podré llegar a esto sélo a través de un proceso. Este proceso pode- mos acelerarlo, pero no darlo ya por terminado. Por lo tanto, si tras téramos de forzor un pensamiento comin a este respecto, surgitian grietas innecesarias @ inconvenientes para la cousa aue persequimos. Desarrollar [a accién conjunta en torno a las tareas comunes, buscar lo que nos une, dejar de lado 0 en segundo plano aquello que separa es [a conducta que més ayuda a reunir fuerzas en defensa de la Re- volucién Cubana, en la lucha contra el imperialismo y sus agentes, No es un misterio pare nadie que entre los revolucionarios de Amé- fica Latina hay distintos enfoques de uno que otro problema de la re- volucién en el continente. Tales diferencias hon surgido o resaltan con mayor nitidez cuando el movimiento revolucionario de América Latina ha visto llegar a sus filas masas considerabies de nuevos combatientes ‘que provienen de los sectores politicamente més atrasados del pro! tariado y de la pequefia burguesia y cuando, en el plano mundial, hay en el seno de los fuerzas revolucionarias discrepancias que tienen otin- gencia con la lucha que se libra en todos os rincones de la Tierrc. Se trata de problemas creados por el desarrollo de la sociedad con- temporénea, por fa nueva dimensién de los fenémenos sociales —que son los fendmenos més complejos—, por las diferencias de situaciones objetivas de las cuales se parte, por ef crecimiento de las fuerzas revo- lucionarias. Lenin decia que el desarrollo de! movimiento obrero, ta incorpora- cién de nuevos y nuevos reclutas, de nuevas capas de las masos tra- bajadores, «por fuerza llevaré aparejodas las vacilaciones en el terreno de lo teoria y de la tacticas, y llamaba la atencién en el sentido de que no se le podia oplicar «el rasero de cualquier ideal fantastico», sino simplemente, objetivamente, tomarlo como un «movimiento préc- tico de personas corrientes». En consecuencia, se trata de dificultades de crecimiento que no se pueden superar de un dia para otro. Pero es también un hecho obje- ive que el imperialismo trata de sacar y saca provecho de los desa- cuerdos entre las fuerzas revolucionarias y principaimente entre los partidos comunistas, Ello impone el deber de actuar de tal manera que “ las desinteligencias no impidan en ningun caso la unidad de accién contra el enemigo comin, porque esto favorece sus planes. 36 Ro los desacuerdos entre los partidos comunistas no constituyen un obstéculo insclvable para su entendimiento, ni las desavenencias en- tre éstos y otras fuerzas revolucionarios deben impedir la lucha man- comunada en contra del imperialismo. La experiencia ha demostrado que la polémice publica lleva gene- ralmente consigo la adjetivacién innecesaria y lo arbitraria calificacién de actitudes, El resultado principal de la polémica llevada en esta forma es el agravamiento y no la superacién de los dificultades. En tuna que otra circunstancia, frente a uno que otro problema, los parti- dos se ven obliaados a dar publicamente su opinién. No estamos en contro. Pero el mejor método para llegar al entendimiento es, indiscu- tiblemente, el contacto directo, el encuentro bilateral y multilateral, el didlogo fraternal y no ofensivo y, paralelamente y sobre todo, el desa- trollo de las acciones comunes. Las fuerzas motrices de la revolucién en América Latine son la clase obrere, los campesinos (en muchos paises en su mayoria indigenas), los estudiantes, las capas medias y algunos sectores de la burguesia nacional. Entre estas fuerzas hay contradicciones, primando sin em- bargo el interés comin en la lucha contra el imperialismo norteamer cano y las oligarquias. Por lo mismo, son reales las posibilidades de unirlas y su unién en el combate se hace necesaria. En lo aplicacién de nuestra linea en favor de lo unidad de accién de las més amplias fuerzas antimperialistas y antioligérquicas, los co- munistes partimos siempre de lo idea de que la olianza de la clase obrera con el campesinado, la alicnza del proletariado con los sect tes populares no proletarios, es la mejor garantia de la constitucisn de un sélide y combativo frente unico. Pues bien, la clave para avanzar en dicha direccién esta, en América Latina, concretamente, en el enter dimiento entre los revolucionarios provenientes del proletariado y los revolucionorios provenientes de la pequeia burguesia. En América Latina el proletariado es una clase social pujante y en pleno desarrollo. El nimero de asalariados que hay desde el Rio Bravo hasta ef Cabo de Hornos en sus tres cuartas portes proletarios indus- triales y cgricolas~ se puede calcular en cuarenta millones de perso- nas, lo que sobrepasa el cincuenta por ciento de su poblacién activa. En cinco paises -México, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile-. donde viven casi los dos tercios de la poblacién latinoamericana, hay un pro- letariado relativamente fuerte. Y esto no sélo vale desde el punto de vista cuantitativo. En estos paises, asi como en Venezuela, Colombia yen general en todo el continente, no se puede dejar de tener en cuenta la presencia y la fuerza de la clase obrera. En todos los paises del continente existen partidos comunistas. 7 Cualquiera que sea el nivel de su desarrollo, los partidos comunistas de América Latina, como los de todo el mundo, son los portavoces de las ideas que més teme el imperialismo, son sus enemigos més odia- dos. Ellos heredan y encarnan los mejores tradiciones revolucionarias de sus pueblos. Los partidos comunistas de América Latina han realizado una labor verdaderamente histérica y trascendental en cuanto a la divulgocién del marxismo, a la difusién de las ideas socialistas en las masas, a la formacién en cada pals de una conciencia socialista cientifica ‘entre los representantes mas preclaros de la clase obrera y de Ia intelec- tualidad, a to educacién de la clase obrera en los principios del in- ternacionalismo proletario. Son los forjadores de la conciencia de clase del proletariado latinoamericano y de la conciencia antimperialista de nuestros pueblos. En la mayoria de los paises de América Latina, los partidos comu- nistas sufren represiones, enfrentan valerosomente el terror songriento de los verdugos de la clase obrera. No hoy pais del continente donde no pasen 0 hayan pasado por pruebas muy duras, incluidas la prisién de miles de sus militantes en cérceles y campos de concentracién, [as brutales flagelaciones en manos de la policia y el asesinato de no pocos de sus cuadros En esta lucha han forjado combatientes indomables y han acumu- lade una considerable experiencia, En varios paises del continente, los partidos comunistas tienen séli- dos vinculos con las mosas y constituyen una fuerza politica influyente ¥ a veces decisiva, de la cual ningtin sector puede hacer abstraccién. En varios otros paises son todavia partidos pequefios que atin no logren todas las calidades de la vanguardic. Pero la experiencia inter- nacional indica que los partidos pequefios pueden transformarse en grandes destacamentos revolucionarios y, a veces, de repente, por asi decirlo, El Partido Comunista Italiano tenia apenas quince mil miem- bros en visperas de la Segunda Guerra Mundial. Era sin duda un par- tido muy pequefo, atendido el hecho de que Italia tenia ya cincuenta millones de habitantes. Sin embargo, a la caida de Mussolini, al tér- mino de la Segunda Guerra Mundial, emergié con un poder inmenso, ‘egrupendo en sus filas a millones de trabojadores. A comienzos de 1958, cuando fue derrocada la dictadura de Pérez Jiménez, el Partido Comunista de Venezuela contaba apenas con 300 miembros, No obs- tante, a los pocos meses se transformé en un partido de decenas de miles de militantes y en lo primera colectividad politica de la ciudad de Caracas. Los partides comunistes son los organizadores de los sindicatos, 38 los que impulsan Ia lucha por las conquistas econémicas y sociales de los trebojadores, los que defienden y promueven la unidad obrera, los que forjan el nuevo patriotismo antimperialista, En sus filas esté lo més avanzado de la clase obrera y lo mejor de la intelectualidad latincomericana. Todos los partidos comunistas son hijos del proletarlado de su pro- pio pais y de la Revolucién de Octubre, es decir, frutos del triunfo de! leninismo, de la victoria de los revolucionerios sobre el reformismo. La formacién y consolidacién de los partides comunistas de América Latina constituye una preciada conquista del proletoriade revolucio- nario. ‘Su vida y su desarrollo no han sido féciles. No sélo han tenide que sobreponerse a las agresiones de los enemigos declarados, sino tam- bién enfrentar y derrotar al anarquismo y vencer al trotskismo y otras tendencias pequefioburguesos en sus propias filas. Con ta formacién de los partidos comunistas se produce la fusién de! morxismo con el movimiento obrero, hito absolutamente necesario, indispensable, para que la clase obrera, empleando la terminologia de Merx, no sélo sea una clase en si, sino que se transforme en una close pare si, es decir, para que pueda luchor conscientemente por su_emancipacié: En Ja vida de tos partidos comunistas, tanto en la ilegolidad como en la legalidad, suelen surgir tendencias malsanas, diversos expresio- nes de sectarismo, la tendencio obrerista, la posividad, el aventureris- mo, el conformismo y el acomodamiento. Ellas sélo pueden ser evita- das 0 derrotadas sobre la base de la lucha interna permanente por la aplicacién de la linea del Partido, del uso constante de la critica y ‘outocritica y de la accién cotidiana en el seno de las masas. Todas estas deformaciones, que nosotros, comunistas chilenos, las hemos vivido en carne propia, no oyudan precisamente a convertir al Partido en el gran destacomento de vanguardia de la clase obrera ydel pueblo. Las posibilidades de desarrollo de los partidos comunistas, de lo conversin en grandes partidos de los que ahora son pequefios, son ja que actian al frente de las luchas Los masas trabajadoras vienen viviendo diversas experiencias. ¥ al fin de cuentas, cierran y cerraran filas en tomo « los partidos comunistos. Esta es una cuestién que queremos dejar completamente en claro, Pero nos encontramos también ante otra cuestién que se debe tener muy presente. Nos encontramos ante el hecho objetivo de que, ademas del proletariado consciente, un importante sector de la pequefia bur- 39 guesia pasa a posiciones revolucionarias, lucha valerosomente por la liberacién de los paises latincamericanos y se plantea como fin el so- cialismo. El fenémeno se hace mas patente en América Latina después de la Revolucién sociolista de Cuba, Una parte de los elementos pequefioburgueses que se suman al cauce revolucionario se incorporan a los partidos comunistas © consti- tuyen o su alrededor un amplio circulo de amigos y simpatizantes y, en uno u otro caso, los influencian por un tiempo. Pero hay también tuna parte considerable de los revolucionarios pequefioburgueses que cfean sus propios partidos © movimientos, 0 se incorporan a partidos © movimiento a través de los cuales se expresan como el ala izquierda de los mismos. Esto iltimo suele ser favorecide por el sectarismo, Durante varios aiios los comunistas chilenos sustentamos ta consigna de la instaura- cién inmediota de la dictadura del proletariado, de la constitucién del Poder Soviético. Esta posicién sectaria no ayudé a la ampliacién de nuestras filas. (Al abandonar esa consigna, pasamos © concebir la tevolucién chilena como democrético-burguesa, viniendo a compren- der en 1945 que esta formulacién no sectaria era, sin embargo, tam- bién incorrecta por los cambios producides en la situacién mundial, el ascenso del proletariado, ef contenido de la nueva época y la mer ma de las posibilidades revolucionarias de la burguesio.) En cualquier caso, el surgimiento de tendencios revolucionarias en la pequefia burguesia es reflejo de la propia accién del proletariado, fruto de la labor de muchos afios de los partidos comunistas, conse- cuencia de todo el descrrollo histérico contempordneo, que esté dete: minado, principalmente, por la marcha del sistema socialista. Objetivamente, esto representa un ovance, un progreso y, por lo tanto, no es dable mirar el fenémeno sélo en funcién de los posicio- nes equivocadas o de las octitudes desesperadas que a menudo sus- tenton los revolucionarios pequeioburgueses. No se puede despreciar los posibilidades revolucionarias que ofrecen ‘amplios sectores de la pequefia burguesia rural y urbana. Por fo visto, la burguesia latinoamericana ya no es caper de encabezar los pro- esos revolucionarios, aunque si, algunos sectores de esta clase so- cial pueden participar en ellos. Lo pequefia burguesia, en cambio, tiene un amplio campo para actuar como fuerza revolucionaria y ocu- Par incluso un popel dirigente en los paises en que el proletariado es relativamente débil en el orden numérico 0 en el especto politico. La Revolucién Cubana ha ensefiado, entre otras cosas, que en la Pequefia burguesia hay reservas revolucionarias de una heroicidad en- ‘comiable para la lucha por la liberacién nacional y el socialismo. 40 Entre lo corriente revolucionaria que emerge del proletariade y la que surge del seno de la pequefia burguesia hay una relacién de uni: dad y de luche, hay muchas cosas que les unen y no pocas que los separan, La corriente revolucionaria que emerge de la pequefia bur- guesia suele subestimar al proletaricdo y a los partidos comunistas, es més permeable al necionalismo, al aventurerismo, al terrorismo y 1 veces incurre en actitudes anticomunistas y antisoviéticos. También es més propensa a caer en la desesperacién y en el subjetivismo. Con todo, es tna corriente revolucionaria, ante la cual el proletariado re- volucionario tiene y debe tener una relocién més de unided que de lucha, Entre ombas corrientes hay una pugna por la direccién de! mo- Vimiento, cierta necesaria lucha ideolégica. Pero toda prentensién de exacerber esa pugna y de llevarla al terreno de la liquidacién de una u otra cortiente revolucionaria, es un obsequio al imperialismo. Lo prueba el hecho de que el imperialismo y sus agentes se empefian, precisamente, en agudizar esa pugno, en conducirla a la ruptura. Por su parte, la llamada burguesia nacional trata también de producir més y més distonciomiento entre las corrientes revolucionarias del prole: toriado y de la pequefia burguesia, con el propésito de mantener o en- sanchar sus posiciones de clase. El entendimiento, la colaboracién, la accién comin entre el prole- tariado revolucionario y los sectores revolucionarios de la pequefta burguesia constituyen hey, en América Latina, un asunto cardinal, un deber de primer orden. Les partidos comunistas de América Latina comprenden la necesi dad del entendimiento con las demas fuerzas de izquierda y, ante todo, con aquellas que también aspiran al socialismo. A lo que se oponen decididamente es a dorles patente de toles a los grupitos y grupéscu- los antipartido que nada representan y que se alimentan del fraccio- nnalismo y de los resentimientos. La colaboracién en Ia lucha entre los fuerzes revolucionarias de! proletariado y de la pequefa burguesia puede llegar muy lejos, incluso la constitucién de un solo partido revolucionario marxista-leninista alli donde ambas corrientes tienen hoy sus propios partidos, En Chile, la colaboracién entre las fuerzas revolucionarias del prole toriado y de la pequefia burguesia se expresa a través de la unided socialista-comunista, en las filas del Frente de Accién Popular. Tonto e! Partido Comunista como el Partido Socialista estén fuertemente en- rolzados en el proletariado, més el Partido Comunista que el Partido Socialista, y tienen también sélidas posiciones en la pequefia burgue- sia, en ésta més el Partido Socialista que el Partido Comunista, En el Partido Comunista, los elementos provenientes de la pequetia a | burguesia, no constituyen un sector especial en la base y menos en la direccién, cuyos integrantes son predominantemente obretos en una y otra instancio. El entendimiento socialista-comunista es en nuestro pais una alianza no exenta de dificultades, pero suficientemente fuerte como para no permitir su ruptura. Y es fuerte por voluntad de los trabajadores y por imperative de la vida. Como lo dijera el camarada Galo Gonzélez en 1956, en el X Congreso del Partide, cada vez que socialistas y comu- nistas marchamos unidos, «la clase obrera salié ganando y cade vez que nos apartamos 0 peleamos entre si, el enemigo obtuvo ventaiase. Juntos somos més fuertes, separados somos més débiles. Unicamente sobre la base de la alianza socialista-comunista el pueblo chileno puede conquistar el poder politico. Ni comunistas ni socialistas pode- mos aspirar por separado a dirigir los destinos de! pais. Nos necesi- ‘tomes reciprocamente. Més allé de la alianza socialista-comunista existen todavia vastos sectores de la pequefia burguesic, y también del proletariado, que lenden a posiciones revolucionarias sin asumirlas adn plenamente. 198 sectores se hallan tanto en el Partido Radical come en la Demo- cracia Cristiana o giran en torno a estas colectividades. Después de los elecciones municipales que tuvieron lugar el 2 de abril Gltimo, el sector mas avanzado del Partido Radical gana posicio- nes y presiona fuertemente en favor del entendimiento con la alianza socialista-comunista, con el Frente de Accién Popular. El lider de esa corriente, don Alberto Beltra, sostiene que «los i reses objetivos del proletariado y de los sectores medios son seme- Jantess, que «el mundo marcha inevitablemente hacia el. socialismo: que -es perfectamente concebible una olternativa viable lo suficiente- cada como para permitir una planificacién eficaz, prepo- del sistema capitalista, extirpar los monopolios, debilitar {a influencia imperialista y facilitar la acumulacién y movilizacién de los cuantiosos recursos que se necesitan pora acrecentar la copitali- zacién nacional y, por ende, el ritmo de! desarrollo en Chiles. En este predicomento, propicia fa unidad popular «como un proceso de accio- nes comunes entre el radicalismo y las otras fuerzas de la Izquierdo», Por otra parte, varios diputados y no pocos militantes demécrata- istignos sostienen Ia necesidad de . Comprendemos que la fuerza o la debilidad del Gobierno dependen fen grado considerable de la correlacién de closes y, en particular, de lo que la Unidad Popular logre en materia de mayor cohesién de sus filas y de més alto de movilizacién de las masas. Sobre el particular, queremos manifestarle que a nuestro juicio esta- mos seguros que todos los partidos de la coalicién popular haremos nuevos y fructiferos esfuerzos en dicha direccién. Es cierto que en este terreno se pueden observar debilidades, pero el espiritu que nos ani- ma a todos, segin nuestro entender, es superar las fallas y empujor més el carro de la unidad y las luchas populares. Consideramos tarea m ineludible opresurar el tronco de fa participacién de los trabajadores ‘en la direccién de la economia y de la administracién general del pais yampliar el didlogo con los sectores medios, arribando a acuerdos con- cretos que contemplen sus intereses y los conveniencias de la nacién. En su carta, Ud. se refirié expresamente «a la maniobra divisionista~ que surgié en Concepcién con el nombre de Asamblea Popular. Con posterioridad a sus palabras condenatorias, algunos de los patroci- nantes de esa asamblea han dicho que no pretendian establecer un doble pader. un poder paralelo al actual Parlamento y mucho menos cl Ejecutivo. Bien. De qué se trataba entonces? 2De buscar nuevas formas de organizacién popular y de poder popular en apoyo del Go- bierno? No. Se trataba, al menos, de sustituir la alianza y el Programa de la Unidad Popular, cuestién que no se puede tolerar porque la Unidad Popular y su Programa no han perdido vigencia. La Unidad Popular es una coalicién de varios partidos, bre en diversas clases y capas sociales y distinta forma: Es una coalicién pluralista. Ello explica el hecho de que cada una de las fuerzas que la integran tenga sus propios perfiles. Esto es natural. Pero es también un hecho que debemos cuidar y fortalecer esta unidad ¥ en especial el entendimiento socialista-comunisto, porque el enemigo trata de separarnos, de lanzornos unos contra otros, de apartarnos del propio Jefe del Estado y, sobre todo, porque férreamente unidos ho nos podran derrotar. Representamos los auténticos intereses del pueblo y de la patria y actuando en un solo bloque, somos capaces de hacerlos prevalec ‘Somos partidarios de que los partidos de la Unidad Popular busquen efectivamente nuevas formas de organizacién y de poder del pueblo fen apoyo del Gobierno. Por eso hemos contribuido a la formacién de las JAP, apoyamos los Consejos Campesinos y de Salud, la incorpora- cién de los estudiantes de la Ensefianza Media a los Consejos de Pro- fesores y trabojamos por la formacién de los Consejos de Administra- cién de los empresas del drea social, de los Comités de Produccién y de las Comisiones de Vigilancia en todas las reas de [a economia. Puede que la vida haga necesario el surgimiento de otros organismos. Como van las cosas, acaso nos veamos obligados, por ejemplo, a crear comisiones de autodefensa por cuadra‘o Unidad Vecinal para aplastar cualquier intento de sedicién. La actitud, no precisamente aislada, del Ministro de la Corte de Apelaciones que dejé en libertad a todos los protagonistas de fos delitos de la noche del lunes antepasado, in- dica que gran parte de los jueces no constituyen ninguna garantia setia en resguardo de la tranquilidad de ta ciudadania ni menos de la estabilidad del Gobierno legitimamente constituido. 12 Pensamos que los partidos de la Unidad Popular deben tomar las medidas pertinentes para cumplir con el acuerdo de celebrar sus asam- bleos comunales y provinciales que han de culminar en una gran ‘gsamblea nacional. En tales reuniones deben considerarse estos pro- blemos, éstas y otras sugerencias que se puedan hacer, consulténdose la opinién de los militantes y simpotizantes de base de! movimiento populer. Tal vez podamos convenir también en que se hace neces estructurar el Partido Federado de la Unidad Popular todos los ni- veles. Pero hablando con toda franqueze, lo que hace més falte ax forta- lecer las organizcciones existentes de obreros, campesinos, emplea~ dos, pobladores, etc. En particular, debemos trabajar més en el seno de las Juntas de Vecinos y de los Centros de Madres, uniendo y movili- zando sus efectivos, por encima de las diferencias politicas, en toro a la solucién de problemas que les son comunes. Exceptuando las naciones socialistas, Chile es tal vez el pais que tiene proporeionalmente un més alto grado de organizacién popular. Més de un millén de obreros estén organizados. Més de 600 mil mu- jeres tienen sus centros de madres. Gran parte de la poblacién esté en las Juntas vecinales. Ciento: de miles de comerciantes, pequefios agricultores, artesanos y otros grupos de las capas medias y todos fos profesionales y técnicos tienen sus organismos especificos, Es cierto que no poces de ellos se hallan bajo la influencia de lo oposicién, tienen una orientacién reformista © son prociives al paternalismo, Pero el deber de los revolucionarios es actuar con las masas, en sus propias organizaciones, impulsando sus luchas, elevando su nivel pol fico, ganéndolas para la revolucién. Recabarren fundé el movimiento ‘obrero revolucionario, conquistando la direccién de la FOCH, que hasta 1919 estaba en manos de los conservadores. Y socialistas y co- munistes ganamos lo Confederacién de Sindicatos Legales, creado en el primer Gobierno de Ibéfiez como una organizacién reformista en ‘oposicién a 1a FOCH, Es una expresién de sectarismo Ia subestima- cién que impera entre nosotros respecto de las citadas organizaciones de mosas. Y en esto debemos cambiar de octitud. El papel de los partidos de la Unidad Popular debe ser, en nuestra ‘opinién, fundamentalmente ef de organizadores y orientadores de los luchas de masos. En cuanto a su participacién en el Gobierno, la con- cebimos, en todo lo que tlene que ver en las tareas concretas, con estricta sujecién a las decisiones que tomen los respectivos érganos colegiados como el Comité Econémico de Ministros y los Jefes Admi- nistrativos, El Comité Nacional de la Unidad Popular, principaimente por iniciativa suya mantiene con Ud. un permanente contacto, en- 113 teromente justo en el plano del intercambio de opiniones sobre orien- tacién politica, Esta es una buena préctica. No obstante, nos parece que en el Presidente de la Repiblica y en su Consejo de Gabinete se debe concentrar la suma de las decisiones gubernamentales. Este es un procedimiento mas operative. En el presente, ef deber fundomental de los partidos es movilizar @ las masas en contra de la sedicién y en apoyo a los nuevos rumbos de la politica econémica y financiers del Gobierno, en estrechos vin- culos con las tareas bésicas para impulsar el proceso revolucionari Complica el panorama la proximidad de elecciones parlamentarias, puesto que los partidos de oposicién colocan sus mezquinos intereses por sobre los de! pais y guian sus actos tras el afén de agravar la situacién para pescar votos a rio revuelto. Su objetivo confeso es go- nor los dos tercios en ambas ramas de! Parlamento, para enseguide ponerle Ia pistolo al pecho al poder Ejecutivo, no dejarlo gobernar y exigirle fa entrega del Mando Supremo de la Nacién. Tenemos plena confianza que el pueblo frustraré tales intentos reac- cionarios, En los préximos dias, el Partido Federado de lo Unidad Po- pular presentord sus listas de candidatos y enfrentard Ia batalla elec- tora! del 73 con toda energia y voluntad de triunfo. Ud. afirma que el triunfo del Partido Federado de lo Unidad Popu- lar en las elecciones de marzo préximo «permitiré impulsar los cambios institucionoles y legales pore sacar al pais del subdesarrollo y aco- bard con ef poder obstaculizador de una oposicién revanchists que ‘ampara los intereses de la reaccién y llega a favorecer los planes del impericlismo». Nosotros también pensamos que ello «permitiré impulsare tales cam- bios: pero, en definitiva, creemos que éstos se hardn realidad si, ante todo, modificamos la correlacién de fuerzas © nuestro favor y hace- mos més conciencia acerca de lo necesidad de reemplozor el actual Estado de Derecho por otro superior. Resumiendo, las tareas principales dirigidas a modificar la correla- cién de fuerzas consisten, segin nuestra opinién, en la aplicocién de una politica firme contra los sediciosos, en hacer nuevos y més efi- clentes esfuerzos para aumentar la produceién y en lograr que todos los trabajadores y las capas medias apoyen resueltamente la politica ‘econémica y financiera del Gobierno. En los sindicatos, en todas las organizaciones populares, en todos los sitios de trabajo y residencia hay que explicar urgentemente el proyecto de reajustes, los cambios en el sistema tributorio, las nuevas orientaciones de Ja politica del Gobierno. Tenemos confianza, compofiero Presidente, que con el apoyo y una 4 mayor participacién del pueblo en todas las instancias y en todos los frentes, Ud. y su Gobierno saldrén adelante. “EI Siglo», 31 de agosto de 1972 La pugna por el poder Intervencién ante el Vil Congreso Nacional de las Juventudes Comunistas de Chile. Septiembre de 1972, (Fragmentos) Queridos comaradas: Las compafieras Glodys y Julieta me pidieron que yo no pronunciara un discurso por escrito y hablara o pulso, sélo con algunos apuntes. En nuestro pais, en nuestro Partido, en la Juventud Comunista, sobre todo en la Jota, los mujeres estén adquiriendo una influencia cre- ciente (risas y oplausos). ¥ aunque estas debilidades onte el llomado sexo dabil, que se esta transformando en sexo fuerte, suelen ser la Berdicién de les hombres (sa), yo voy a seguir sus consejos (aplou- 305). Ayer, durante una recepcién que el. Comité Central del Partido ofre- cié 0 los delegaciones que provienen de cerca de 40 paises, la com- Pafiera Julieta Campusono, miembro del Secretariado del Comité Cen- tral de nuestro Partido, dijo que la Juventud Comunista const nuestro Partido motivo de orgullo. Si, constituye un motivo de leg} orgullo revolucionario. pora EI Partide de mafiana La Juventud Comunista es una gran organizacién. Entusiasta, alegre, sana, luchadora, llena de iniciativos, responsable, con garra y corazén ardiente, que educa a la juventud en los principios del marxismo leni- nismo, en los ideas y lo practice del internacionalismo proletario, en ‘el amor a las mejores tradiciones revolucionarias de la clase obrera y@ los més altos valores de nuestra Patric. en el carifio entratable hacia el Partido que fundara Luis Emilio Recabarren hace ya més de medio siglo. Educa la juventud en el trabajo, en lo lucha, en el estu- dio. Se identifica plenamente con la linea del Partido, que sabe apli- car correctamente en el vasto y complejo campo de la juventud chi- 15 lena. Trabaja codo a codo con las demés organizaciones juveniles de izquierda, Es fuerte ideolégica y politicamente. Esté animada de lo decisién icrevocable de enfrentar la resistencia del enemigo y de con- tribuir con todo su empuje y, como dijo Gladys en su informe, entre- gando hasta la iltima gota de su sangre si fuera necesario, al triunfo de la revolucién chilena. A esta Juventud Comunista que es el Partido de mafiana, saludamos de todo corazén en su Vil Congreso y en su cuadragésimo aniversario. La saludamos a nombre del Comité Central, de la Comisién Politica y de los 175.000 hombres y mujeres que militan en las filas de nuestro Partido (eplouses prolongados). El Portide Comunista opoya cien por ciento el Informe rendido por la Compafiera Gladys Marin, y esté contento de! desarrollo de este Congreso, det alto nivel politico demostrado en las intervenciones, del 1u de combate, de iniciativa, puestos de relieve por todos los dele- gados que han posado por esta tribuna. Yo no voy @:hablar particularmente, sobre los problemas de la ju- ventud. Voy a responder 0 voy a tratar de responder a una pregunta que me formulara hace dos dias un compariero de Ia Jota, que forma parte de la guardia. Yo sali a fumar, traspasando las cortinas del ‘escope, y este compafiero José Leén, que a pesar de tener un ape- lide tan grande es més pequefio que yo (risas), me pregunts: Qué dice et Partido sobre Ia situacién actual que estamos viviendo? Pienso que esa pregunta acaso se la formulan muchos compafieros, y aunque esté respondida en el Informe de la Compatiera Gladys, yo quiero de- cir al respecto algunas cosas. La lucha de clases se agudiza En primer lugar, quisiera sefalar que Ia situacién actual podric ca- racterizarse por la agudizacién de la lucha de clases. Por una parte el enemigo se encabrita, corcovea, cae en la insolencia y la prepo- tencio, en ef sabotaje, trata de crear el coos econdmico, se lanza por el camino de las provocaciones collejeras, por la senda de los asesi- nates de campesinos, de luchadores del pueblo; una parte del mismo busca deliberadamente la guerra civil, el bafio de sangre; 1a oposicién en general se endurece, llama o acumular rabia, llama o la desabe- diencia civil. Por otro lado, la clase obrera y el pueblo se cruzan en su camino, cierran fils y exigen del Gobierno y de los Partides de Gobierno una politica firme, enérgica frente a los sediciosos. Muchas consignas se gritaron durante la gigantesca marcha del lu- nes. Pero la que se grité con mas frecuencia fue cquella que decia: sAllende seguro, al momio dale duro», 116 Muchas son les dificultades por las que atravesamos, muchos los problemas que angustian a nuestro pueblo. Baste acoso decirles que fen el mes de Agosto el costo de la vida subié en un porcentoje muy superior al que habia experimentado en los 7 meses primeros del afio. Esos dificultades, ya dije, angustian a las masas populares, les preo- cupan, pero el pueblo chileno, como todos los pueblos, y eso lo saben muy bien los compatieros que vienen de paises donde ya se han hecho Jos revoluciones, es capaz también de soportar muchos sactificios. ¥ yo les diria o Uds. que lo que més le preocupa o nuestia gente, ¥ hasta a veces la exaspera, no es la falta de tal o cual producto, sine los debilidades que tenemos frente al enemigo de clase. En la tarde del dia lunes, mientras decenas y decenas de miles de trabajadores © centenares y centenares de miles de trabajadores con- vergian hacia Providencia, Radio Portales, encabezando una cadene de emisoras, con puestos méviles entrevistaba o mucha gente. Le pre- gunts oun obrero su opinién, Y este obrero, glosando una famosa Fiose de Dolores Ibérruri dijo a través de la radio: «Nosotros venimos @ esta concentracién, a pesar de las dificultades, a defender a este Gobierno porque preferimos comemos de pie un pedazo de pan y no un pollo de rodillas» (prolongados aplausos). No es una opinién aislada. Como dijo el compariero Salvador Allende en el acto de! dia lunes, la revolucién despierta y crea otros valores, J no solo ese obrero sino el conjunto de los trabajadores y del pueblo Ghileno estén dispuestos @ pasar por todos las vicisitudes propias de todas los revoluciones y seguir adelante. La clase obrera ha dicho su palabra contenida en una frase, en una consigna incorporada al In- forme de lo compatiera Gladys: «la industric estatizada, jamés seré entregada». Hacer irreversible el proceso La nacionalizacién del cobre, la creacién de! drea social de la eco- noma, todo lo que se ha avanzado en Reforma Agraria se puede con- siderar que forma parte ya de lo irreversible del proceso, porque el pueblo de Chile y la clase obrera estén decidides a enfrentar en cual- Quier tereno los planes del enemigo enfilados a hacer que gire otrés al reloj de la historia. Estamos convencidos que lo que sucede en nues- tro. pais tiene vastas proyecciones. en primer lugar para los destinos de nuestra Potria. Y que después de Cuba, Chile es el escenario prin- Cipal de América Lotina de la batalla contra el imperialismo y contra Jas oligarquias del continente. La lucha de clases se agudiza, decia ol comienzo, y este es el rasgo caracteristico principal del momento que 17 vivimos. Se ogudizo en torno a la cuestién central de toda revoluctén, @ la cuestién de! poder. El enemigo trata de desalojamos de las posi. clones conquistodas y nosotros de hacernos fuertes en elas, y de con- tinuar avanzando. Tenemos una parte del poder politica, ‘el Poder Ejecutivo, la porte mas importante en el caso chileno. Fuimos los pri meros en precisar, en este aspecto, el sentido y el alccnce, lo dimen sién de la victoria del 4 de Septiembre de 1970, En un orticulo opare- cido en fa Revista Internacional que se edita en Praga, drgano de los Partidos Comunistas y Obreros del mundo, que enviamos desde Chile con techa 24 de Octubre de 1970, 6 8 7 dias ontes de que el compa ero Allende asumiera la Presidencia de lo Republica, precisamos, repito, los alcances de la victoria del 4 de Septiembre, lo dimensién de quella jade, en ta que habiomos conquistade una parte del poder olitico. En esto estamos de acuerdo todos los partidos de la Unided Popular. cosa que no deja de ser, por cierto, interesante. Una de las particularidades de lo revolucién chileno, consiste pre- cisamente en que comienza por fa conquista de esta parte del Poder Politico, del Poder Ejecutivo, de esta trinchera de que hablaba. Gladys en su informe. Una segundo caracteristica reside en el hecho de que prosigue con cl cambio en las estructuras econémicas, Esto es la parte més activa més dinémica, de las transformaciones revolucionarias que se operan en nuestra Pattio. _ELitinerario, el camino, la cuestién de por dénde emperor los com- bios revolucionarios no se elige al azar, sino de acuerdo con las con- diciones objetivas y subjetivas. Tenemos que continuer avanzando por el camino de los cambios de la estructura econémica, completar el dreo social de la economia, veneer la resistencia det enemigo a este respecto, avanzar todavia més en la Reforma Agraria, y nos plantecmos ya una segunda Refor- ma Agraria. Ustedes saben lo que se ha hecho en este pais en esto ‘orden de cosas, y yo no voy a repetir entonces cuanto se ha logrado fen este terreno. Una gran tarea ain no resuelta, y que tenemos que resolver, es el cambio en la institucionalidad del Estado, pero yo quiero decirles a ustedes con toda franquerza, que en este minuto preciso los condiciones no son favorables para hacerlo. De otto lado, y este también es otro rasgo caracteristico de la revo- lucién chilena, y los hechos asi lo han demostrado, se puede gobernar, se puede echar a caminar la revoluciéa en los marcos constitucionales ylegales cetuales. Chile es en este aspecto, un pais que sin duda presenta ciertas 18 singuloridades, con una tradicién democritica, democratico-burguesa si ustedes quieren, con un régimen de partidos més que centenario, ‘con un Congreso que es el més antiguo de América Latina, y eon un gimen presidencial que, de acuerdo con la Constitucién, hace que el Presidente de la Repiiblica, el Poder Ejecutivo, sea también un poder co-legislador, y que pueda sacar adelante leyes contando sélo con lo tercera parte del Congreso. Le instituelonalidad y los cambios En lo institucionalidad chilena no sélo hoy que ver el sello de los clases dirigentes: no se podria aplicar mecénicamente aquello de que la Constitucién y las leyes se han hecho en nuestro pols sélo a imagen y semejanza de los clases dominantes, porque en alguna m también reflejade en la Constitucién y en algunas leyes, el sello del proletariado, de sus luchas y de las fuerzas progresistas de nuestra Patria. ‘Ofrece algunas posibilidades; nosotros nacionalizamos el cobre a través de una Reforma Constitucional. Hemos vivido clertamente pe- riodos de orbitrariedad y de ilegalidades. Nuestro Partido vivié muchos ofios on la ilegolidad, y miles y miles de nuestros compafieros sufri ron las torturas de la policia y estuvieron en el campo de concentra- cién de Pisagua, confinados en las islas mds inhéspitas. Pero nuestro Partido recobré su legalidad también a través de la ley, de este mismo Parlamento. Ofrece pues, repito, esta institucionalidad algunas posibili- dades, es claro, no sélo en virtud de lo que dicen la Constitucién 0 lo que dicen ciertas leyes, sino en razén o en relacién directa con la lucha de las masas, con Ia lucha de clases, porque nosotros recon- quistamos nuestra legalidad peleéndola en la calle, y en una ocasién triste, cuando tuvimos que sepultar los restos del comarada Galo Gon- zélez, habiendo sacado a Ia calle mucha gente, acumulado mucha fuerza, habiendo ya hecho conciencia en todo el pais acerca de la necesidad de devolverle la legolidad ol Partido, proclamamos en aque- lla ocasién que el Partido Comunista habia ya conquistado de hecho ‘su legolidad, y que ahora correspondia y exigiamos conquistarla, re- ‘conquistarla de derecho, y asi ocurrié (aplausos). Esta institucionalidad’ constituye cl mismo tiempo un obstdculo, un freno al desarrollo del proceso revolucionario chileno, y de ahi que tenemos que cambiarla, ponerla al servicio de los cambios revolucio- aries. Pero esto es ante todo cuestién de correlacién de fuerzas. Te- emos que acumular la fuerza necesaria para modificar estas viejas instituciones, para modificar la vieja superestructura, para cambiar el 119 actual estado de derecho, por otro estado de derecho superior, més democrético, de acuerdo con las exigencias sociales del momento que vivimos. En las elecciones presidenciales de 1970, nosotros logramos fa pri- mera mayoria relativa en las urnas, el 37 por ciento de los sufagios, y de acuerdo con la Constitucién Chilena, el Parlamento podia elegir en ese caso al que obtuvo la primera mayoria, Salvador Allende, ‘© al que habia obtenido la segunda, Jorge Alessandri. El Parlamento tuvo que reconocer la victoria de Salvador Allende -a pesar del com- plot montado por la IIT y por la CIA, revelado ante el mundo hace pocos meses, a pesar de las conspiraciones de los reaccionarios~, por- que nosotros movilizamos « las masas populares. Y asi, movilizando 1 las masas populares, colocando el acento en la lucha y en la movi- lizacién del pueblo, hemos logrado otros victorias como la naciona zacién del cobre ya mencionads, y ahora en estos dias, la Camara donde no tenemos mayoria, ha tenido que aprobor la in_de la ITT, del gran Consorcio Norteamericano de Tele- fonos y Telégrafos. En las elecciones municipales de 1971, crecimos y pasamos del 37 al 50 por ciento y fraccién. Pero, hablando francamente, desde hace unos 8 a 10 meses a esta parte, nosotros observamos un deterioro en la situacién chilena, erosién en el propio prestigio del Gobierno. Este es nuestro lado debil. Nuestro lado fuerte, esté constituido por va! factores: en primer lugar, porque contamos con la inmensa mayor de la clase obrera chilena, que tiene un nivel politico y una conciene' de close relativamente altos, y que es, como todos sabemos, Ia prin: pol fuerza motriz de la revolucién; en segundo lugar como factor fa- vorable, contamos con el hecho de que el Programa de la Unided Po- pular corresponde por entero a las exigencias sociales, a las conve- niencias, a los intereses de clase de la mayoria de los chilenos, a los intereses prosentes y futuros de fa revolucién chilena. Los com! tevolucionarios contemplados en el Programa de la Unidad Popular, constituyen verdaderos imperativos histéricos, y al fin y a! cabo los problemas, los graves problemas que tiene este pais, no tienen solu- cién sino precisamente a través de lo realizacién, de la materializa~ cién en la prdctica de los cambios revolucionarios contemplados en el Programa de !a Unidad Popular. Un tercer factor favorable reside en el hecho de que més allé de lo Unidad Popular hay fuerzas que estén por fos cambios. No creo necesario entrar a dar més ejemplos o. este Tespecto; el informe de la compafiera Gladys es muy claro y muy obje- tivo, y en no pocas. intervenciones de compafieros que han pasodo por esta tribuno, ha quedado también demostrado el hecho de que 120 mas allé de las filas de la UP, sobre todo en el seno de la DC, en los sectores juveniles de la DC, entre los trabajadores de la ciudad y del ‘campo, que influye la DC, hay gente que esté también por los cam- bios. Casi nadie se otreve a hablar contra los cambios, ni siquier os momios, y esto tiene su importancia, esto quiere decir algo. Esto indica que podemos modificar la correlacién de fuerzas, que es Ia cues- tién central en este momento para decidir a nuestro favor la cuestin del poder, definitivamente, y seguir avanzando en el camino de trén- el socialism. Para esto, 2qué tenemos que hacer?, 2cuél ian de los comunistas? En primer lugar nosotros sostenemos que se requiere de una politica revolucionaria, firme ante los elemen- tos més ultramontanos, més retrégrados de la Derecha chilena. No se trata de negar, en las condiciones de nuestro pais, los derechos de la oposicién, pero la oposicién se sale de la ley a cada minuto, y nues- ‘vo obligacién, nuestro deber es someterla al marco de la ley. En la radio y en la prensa adversaria, se han convertido en pan de cada dia la mentira, la calumnia, la infamia, la injuria hasta contra el pro- plo Presidente de la Republica, las noticias alarmistas y falsas. Y todo esto es penado por la ley chilena. Somos partidarios, y asi lo hemos planteado poblicamente en la carta que le hemos dirigide al Presi- dente de la Republica, y en las conversaciones personales que hemos tenido con él, en las reuniones de la UP, en todas partes, de que nosotros osumamos frente al enemigo de clase, una posicién més firme, més dura, sometiéndolos al marco de la ley chilena (aplausos). Repito, no se trata de negar los derechos de la oposicién que se encuadren en los marcos de la ley, pero estomos convencidos que no se puede llevar adelante un proceso revolucionario sin que tengamos por lo menos una gran fuerza en materia de medios de comunicacién de mosas; esa es una de nuestros toreas urgentes, algo hemos avan- zado, y algo hemos hecho y algo se hace. Dos radios sediciosas fue- ron clausuradas recientemente por el Gobierno pero se requiere mayor decisién y energia. Le clase obrera, fuerza dirigente Una segunda cuestién, una segunda torea fundamental consiste en ‘abrir de par en par las puertas para el acceso de la clase obrera a las posiciones dirigentes del Estado, en ta administracién publica, en la economio, en todos los érdenes de cosas. No poco se ha hecho en ‘este sentido, pero la cuestién de la conquista de la hegemonia por parte del proletariado, no se da, como bien se sabe, de la noche a la mofiana; en todo caso aqui también acusamos debilidades y somos 121 partidarios, repito, de apresurar el tranco para que la clase obrera, fuerza principal de la revolucién chilena, fuerza principal generadora de la victoria de Septiembre de 1970, base principal de sustentacién del actual’ Gobierno, asuma cada vez més posiciones de direccién en toda la marcha del proceso revolucionar , del Gobierno, del Estado. La tercera cuestién, y todo esto no lo estoy mencionando en el orden que corresponde a un anélisis cientifico, reside en la necesidad de re- solver problemas concretos que preocupan a las masos, de vencer las dificultades que tenemos, dificultades no creadas por nosotros, que heredamos del pasado, dificultades que nos crea el enemigo de close, el imperialismo norteamericano que nos ha cortado las lineas de cré- ditos, dificultades que provienen de una coyuntura internacional tran- sitoriamente desfavorable en cuanto a precios, en cuanto al precio del cobre, y en cuanto a precios de todos aquellos articulos que necesita- mos importar y que hay que pagar al contado, para suplir los déficits de la produccién agropecuaria chilena. Hemos contado con fa ayuda generoso de los paises socialistas y también de algunas naciones capi- talistas que se niegan a sumarse al bloqueo norteamericano, contamos especialmente con la ayuda de la Unién Sovidtica, no sélo en créditos «@ largo plazo, en maquinaries y equipos, sino hasta en divisas para poder resolver algunos problemas apremiantes relacionados con el obastecimiento alimentario de la poblacién chilena, pero estamos con- vencidos que, ante todo, nosotros debemos hacer el gran esfuerzo, D. chi la importancia de este Congreso, donde se ha puesto tanto énfasis, en la necesidad de ganar la batalla de lo producciéni de ahi también a importancia del reciente Pleno del CC de nuestro Partido, dedicado 1 los problemas de 1a agricultura, donde nos trazamos objetives muy concretos para oumentar la produccién agraria, principalmente la pro- duccién de maiz, de trigo, de papos, de cebollas, de ojos, de articulos ‘que necesitamos para el consumo del pueblo, como base para los ali mentos coneretados de aves y porcinos © como mercancias de expor- tacién. Como ustedes pueden ver, nosotros, comunistas chilenos, pensamos que la revolucién en nuestro pais, como en todos los paises, ofrece clertas singularidades y ciertas particularidades, pero al mismo tiempo, nosotros estamos convencides hasta Ja médula de los huesos de que ninguna de estas singularidades niego las leyes generales del mar- xismo, y para aleanzar éxito necesitamos tenerlas rigurosamente en cuenta y trabajar con ellas. Por eso es que nosotros tenemos muy clara la pelicula en cuanto a la necesidad, sobre todo, de golpear fuerte al fenemigo principal, y repito una vez més, darle a la clase obrera el papel que le corresponde, abriendo diversos canales, diversas formas 122 de direccién del proletariado para que, al fin de cuentas, la direccién y la hegemonia del proletariado, garanticen la irreversibilidad del pro- ceso y el paso de la sociedad chilena del copitalismo al socialismo (ovacién). Contradicciones en la oposicién Cuando hoblé de que lo caracteristico de la presente situacién esté en la agudizecién de lo lucha de closes, en tomno a la cuestién del po- der, tcl vez pinté las cosas en blanco y negro, y todos sabemos que la vida y los procesos revolucionarios no tienen sélo dos colores. No, la situacién es mas compleja y mas rica. Qué pasa por ejemplo en el campo enemigo? El es fuerte, pero alli no hay sélo coincidencies sino también diferencias. Una parte de los enemigos busca el derribamiento del Gobierno, y esto quiere decir que no todos estén por la caida del gobierno. Algunos, sobre todo en el seno de la Democracio Cristiana, se orientan ciertamente a recuperar las posiciones que perdieron, pero por otros caminos; es la diferencia de motices si ustedes quieren, porque al fin y al cabo ambos quieren derrotarnes, pero es una diferencia de matiz que tiene su importancia. Por lo menos en los condiciones de nuestra Patria, algunos buscan el camino de la sedicién, otros ef camino constitucional, algunos le opesicién abierta, otros hasta formas de entendimiento parcial, algunos quieren agudizar todavia mds lo situacién del momento, otros levantan bandera blanca. Desde el punto de visto de los intereses de clase, hay en la oposicién gente que debiera estar con nosotros; boste citar que en la Central Unica de Trabajadores, la Democracia Cristiana tiene una representacién relativamente fuerte. En cuanto a la Izquierda, o la Unidad Popular, ésto es una coalicién de fuerzos sociales y politicas, un frente de partides que tienen distinto formacién social, distinta formacién ideolégica y politica; por lo tanto en la Unidad Popular hay coincidencias y naturalmente algunas dife- rencias. Esto es comprensible y no nos puede extrafiar de ninguna manera. Hablando francamente, uno puede observar rasgos reformistas, ten- dencias oportunistas de derecha, tendencias oportunistas de izquierda, ‘burocratismo, y ain en el seno de nuestra clase obrera, alguna tenden- cla al economicismo, Pero yo diria que la gracia consiste o Ia torea consiste en articular y unir todas las fuerzas colocando las cuestiones ‘en que coincidimos, las cuestiones que nos unen, los intereses comunes del pueblo, por encima de las cuestiones que nos separan, y esa ho sido la politica del Partido Comunisto. Y permitanme decir, compofie- 123, 108, @ riesgo de que puedan pensar que faltomos a una de las virtudes propias de los comunistas, que es la modestia, que si algtin mérito te- nemos los comunistas chilenos, este mérito consiste precisamente, y también es mérito de nuestra Juventud Comunista, en haber sabido trabajar pacientemente durante decenas y decenas de ofios hasta lo- grar la unided de fa clase obrera y de nuestro pueblo, de las fuerzas, revolucionarias y de izquierda de nuestra Patria (ovacién). El dafio de la ultraizquierda En este cuadro, yo tengo que decir que la ultraizquierda es un factor negativo, es un fenémeno que crea dificultades objetivas. Ustedes vieron desfilar al MIR el lunes. {Cuéntos son?, 33 mil, 4 mil, 5 mil los que marcharon? Yo no sé, cada uno puede hacer sus célculos, pero si hablamos de quién es quién en cuanto a fuerza, recurramos a hechos objetivos, concretos. Hace pocos meses hubo elecciones en la Universidad de Chile para elegir 100 personas integrantes del Con- sejo Normative de la Universidad. Los comunistas elegimos 27, de los cuales 7 son miembros de la Juventud Comunista, la primera fuerza de la izquierda de Io Universidad de Chile; el MIR eligié uno sélo. Hubo elecciones recién en la Federacién de Estudiantes de Chile, luego en la Federacién de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado, y los resultados son més o menos los mismos. No tengo todos los datos en la memoria, pero el MIR no sacé ninguno en la UTE ni en la de Chile; en ambos casos triunfé la izquierda con presidentes comu- nistas. Hubo elecciones en la CUT, con gran propaganda del MIR, gran despliegue publicitario y sacé uno sélo, ocupando el dltimo lugar entre las fuerzas politicas. Del punto de vista cuantitativo, ne son en- tonces gran cosa; pero hacen dafio. Quieren hacer la revolucién en un dia, sin tomar en cuenta que hasta Dios se demoré seis en hacer el mundo (risas). No tienen en cuenta a los enemigos principales y pion- tean la lucha frontal, virtualmente contra toda la burguesia y no sélo en forma verbal sino en la prdctica. Nosotros hemos pasado muchos empresas al Grea social, hemos expropiado fundos, pero de acuerdo con nuestro programa, con fa ley chilena, con legislaciones de excep- clén dictadas en este pais, en épocas pasadas que permiten que cuando hay un conflicto en industrias se pueden intervenir 0 cuando hay desabastecimiento se puede requisar una fabric. En esto hemos ‘operado teniendo en cuenta la necesidad de crear una sélida base dominante en fa economia, un drea social dominante para seguir avon- zando hacia el socialismo, neutralizando a ciertas capas de le pobla- cién, ganando otras. La tarea del MIR ha consistido en echor agua 128 fal molino det enemigo porque ha impulsado tomos de pequefias in- dustrias, de pequefios fabricas de jabén 0 de perfume, que creo que no tlenen para un revolucionario gran significacién desde el punto de vista de! desarrollo del proceso. Hacen ostentacién de trabucos y ma- togatos. Ustedes comprenden compafieros, que nosotros los comunis- tas, Partido que nacié para hacer la revolucién chilena, que la estamos haciendo y la haremos junto a los demas partidos aliados, no somos vegetarianos, pero la ostentacién y la fanfarroneria sélo sirven al ene- igo. Nosotros hemos sostenido, y la préctica ha indicade que tenfamos razén al decir que, en las condiciones de nuestro pais, ese no era el camino. Si hubiéramos seguido sus consejos, no nos hubiéramos t0 paso hacia le conquista del Gobierno, parte importante del poder politico. ‘Aqui tengo, y no resisto la tentacién de leer, unos versos de la can- cién del compafiero Jaime Caicedo, que esté aqui entre nosotros, de ta Juventud Comunista de Colombia, una cancién que yo escuché en Bogoté y que me gust mucho. Se lioma «La Bala». Tiene muchas es- trofas. Es una cancién polémica contra la ultraizquierda. Una de sus estrofas se los voy a leer con los bis correspondientes. El companiero Coicedo la podré cantar més adelante. Dice: «La bala nos advirtié y no es la primera, no es la primera, que lo vanguardia en to lucha es {a clase obrera, es la clase obrera, y accbando con la bala» ~es decir con la cancién que se Hama «lo bola-~ «y acabando con la bala, elia lla_no es mala, todo depende de cuéndo y quién la dis- in la dispara (aplausos prolongados). Entonces el MIR no tiene en cuenta esto, estas realidades, estos ver- dades elementcles del marxismo-leninismo, se empefta en protagonizar cosi o diario hechos que implican transgresién a la ley chilena'y que entonces debilitan al Gobierno moralmente ante gran parte de la ciu- dadania, lo debilitan, y en cierto modo lo inhabilitan para aplicar me- didas firmes contra los reaccionarios, porque gran parte de los chile- nos, educados en la mentalidad chilena, no entiende cémo el Gobierno puede oplicar medidas a los que se salen de la ley porque son del Partide Nacional 0 de la Democracia Cristiana y no a los que se salen de Ia ley porque son de fa izqulerda. La actitud del MIR, legitima la sedicién, le da armas al adversario. En la actitud de los comunistas frente al MIR, y a los demés grupos de ultraizquierda, no hay nada que no sea del convencimiento estricto de la necesidad de nuestro deber revolucionario de combatir estas po- siciones y estas tendencias, Estamos absolutamente convencidos de qué es indispensable combatir estas tendencias y estas posiciones. 125 Se ha recordado en este Congreso, lo recordé Gladys en su Informe, que los ultraizquierdistas no creyeron en la posibilidad de lo victoria del 4 de Septiembre. Le echaban baldes de agua helade al entusiasmo ya la fe combotiva del pueblo, atomillaban al revés, como se dice en Tenguaje chileno. Sostenian que no habia otro camino que la lucha ar- mada, fomentaban la incredulidad en la posibilidad del triunfo, se de- dicaben @ desarmar moralmente a nuestro pueblo y trataban de influir en las posiciones de otros partidos de izquierda. Sin la lucha de! Par- tido Comunista de Chile, y de todo aquellos otros hombres que com- prendieron lo erroneo de esat pesiciones, sin lo lucha que nosotros libramos contra la ultraizquierda no habriamos triunfado el 4 de Sep- tiembre, no habriamos tenido Gobierno de la Unidad Popular en Chi el cobre seguiria en manos de los norteamericanos, no habriamos con- vertido a nuestro pais en un segundo frenen la lucha de América Lo- contra el imperialismo (aplausos). Quiero terminar esta intervencién, que se me ha alargado més alla de la cuenta, diciendo muy en resumen algunos cosas que me feltan. Quiero deci je tenemos que combatir el sectarismo en las propias filas de la UP, sin excluir a nuestro Partido y a nuestra Juventud Co- munisto, a pesor de la amplitud de nuestra politica. Todos los compa- eros conocen una expresién despectiva; suele decirse entre nosotros: ese que estd ahi, ese es UP:5, Se los voy a explicar a los compaferos del exterior. Triunfomos el 4 de Septiembre de 1970. Después de la victoria hay gente que se sumé a nosotros. Como la victoria fue e! 4 de Septiembre, entonces a todos los que se han sumado después se les denomina en forma despectiva los UP 5. Esa es una expresion de sec- tarismo, Nosotros triunfamos con el 37 por ciento de los votos, obtuvi- mos en Abril, ya dije, del afio 71, e! 50 por ciento. Gran victoria. 2Por qué? Porque, obtuvimos muchos UP 5. Necesitomos modificar la corre- lacién de fuerzas més @ nuestro favor, aislar a los enemigos principa- les. Esto quiere decir que necesitamos muchos UP 5. Los procesos re- volucionarios, acontecimientos tan grandes como la victoria del 4 de Septiembre y el surgi que em- pieza tomando medidas contra el imperialismo que empieza a pocos dias por restablecer las relaciones con Cuba, sin pedirle permiso o nadie, por establecer relaciones con la Republica Popular Ching, con la RDA, con la Reptblica Populor de Corea, con la Republica Demo- crética de Vietnam y hoy, con el Gobierno Provisional de Vietnam de! Sur, un Gobierno que surge tomando esas medidas, producen conmo- cién y hace @ mucha gente abrir los ojos y se logra que masus, hasta ‘ayer pasivas © engafiadas, despierten y se incorporen al vendeval de la lucha. Esos son los UP 5. Que entre ellos vengan algunos oportunis- 126 tos, yo no tengo dudas, pero es otra cosa, Ojo con los oportunistas, Vigilancia con los oportunistas 0 con los carreristas, con los que se em- barcan en el carro de la victoria, eso es otra cosa. Pero necesitamos muchos UP 5, y uno de los méritos de este Congreso, del trabajo de la Juventud Comunista y del Informe de Gladys consiste precisamente en que pone también el acento en la necesidad de trabajar con aque- los sectores juveniles que no estén en la UP pero que coiniciden con nosotros, con Uds. en la necesidad de cambios y que no quieren por nada que se dewelva el cobre al imperialismo norteamericano, ni las ‘empresas estatizadas a los untiguos imperios industriales. Tenemos que ganar més fuerza, lograr una nueva correlacién de fuerzas, fortalecer mucho mas la unidad socialista-comunista y la UP en general. En el terreno de la juventud se han logrado avances; entre los Par- fidos, ya expliqué, hay problemas, hay dificultades, pero lo que im- pera es el espiritu unitario. Particular atencién debemos prestar al et tendimiento socialista-comunista, por ser los dos Partidos que tienen mas influencia en la clase obrera y porque la clase obrera es la prin- cipal fuerza en tomo a la cual tenemos que agrupar a todas las cla- ses y capes sociles interesads objetvamente en el proceso revolu- clonario, Documentos de! Vil Congreso Nacional de los Juventucles Comunistas de Chile. Septiembre 1972 Debemos cerrar filas en torno al Gobierno yno minar su autoridad Carta a Carlos Altamirano, Secretario General del Partido Socialista. 6 de febrero de 1973. (Fragmentos) A decir verdad, estébamos preocupados por el giro que habion tomado las relaciones entre los partidos de la Unidad Populor, particularmente @ ralz del proyecto presentado por el Ejecutivo para legislar sobre el rea social de la propiedad. A nuestro juicio, dicho proyecto tiende a ampliar y no o restringir el érea de propiedad social, a avanzar y no «@ retrocedet sobre la materia. Asi también lo ha entendido el enemigo, que empezé a combatirlo desde el mismo dia 13 de enero en que fue ‘anunciado oficialmente por el Ministerio del Interior. 127 Son varias las razones que hen inspirado la presentacién de este proyecto, Entre otras podriamos mencionar: a) la necesidad de que el Gobierno montenga en sus manos la bandera de lo lucha por la crea- cién y desarrollo del érea social; b) [a conveniencia de legislar el tras- paso al érea social de algunas empresas que estén sélo requisados y sobre las cuales pesan érdenes de devolucién a sus antiguos proprie~ tarios, emanadas de algunos Juzgados det Crimen; c) el interés de Chile de regularizar cuanto antes la situacién existente, con miras 0 su traspaso al Grea social o al érea mixta, de aquellas empresas donde hay capitaloz de diverzoz paises de Europa Occidental con los cuales tenemos y debemos tener buenas relaciones: d) la urgencia de insistir ante el Parlamento en una definicién de las diversas éreas de propie- dad, y @).el hecho de que es indispensable hacer inversiones en diver- sas empresas que hoy estén en estado de requisicién o intervenci6n y tales inversiones no se pueden efectuor mientras dichas empresas no pasen juridicamente al drea social. La verdad es que, en mayor 0 menor medida, en una u otra etapa de la elaboracién del proyecto, patticiparon personeros de todos los par- tidos, con excepcién del API, aunque no todos estuviesen representa dos en sus més altos niveles. No obstante, es también cierto que la Comisién Politica det Partido Socialista le expresé al Presidente de la Repiiblica su desacuerdo con dicha iniciativa. EI Partido Comunista estima que no hay razén de fondo para obje- tarla y que cualquier vacio © error pueden corregirse por la via de las propias indicaciones del Ejecutivo o de los parlamentarios de la Uni- dad Popular. El deber supremo de los revolucionarios Usted sabe, tanto como yo, que el Gobierno que preside el compo- ero Salvador Allende esté en la mira del imperialismo y de la oligar- quic. Cualesquiera sean las debilidades de este Gobierno, hay un hecho claro: e! enemigo quiere terminar con él, quiere derribarlo por cualquier medio, sea mediante la acusacién y destitucién del Presi- dente de la Repiblica o simplemente a través de algiin tipo de golpe de Estado 0 de movimiento sedicioso como el de octubre ultimo. Nadie ignora esto dentro ni fuera del pais. Nadie ignora tampoco que con ello se busca una marcha atrds en el proceso de transformacién social, y pocos pueden ser los que no se den cuenta que si se abriera paso Uno u otro de esos propésitos se arrastraria al pais a la guerra No es sélo el Gobiemo, es Chile el que est6 bojo el fuego de la ‘agresién del imperialismo norteamericano y de sus aliados y sirvientes. 128 En tales circunstancias, los comunistas consideramos que el deber supremo de los revolucionatios consiste en frustrar los designios crimi- rales del imperialismo y la reaccién, en aislar y derrotar a les que bus- can el baiio de sangre, en defender los derechos soberanos de Chile @ construir una nueva sociedad. Para ello no hay otro camino que el de fortelecer la unidad y la lucha de la clase obrera, la unidad socia- {ista-comunista, el firme entendimiento de todos los partidos de la Uni- dad Popular y, al mismo tiempo, darle al Gobierno el méximo respaido posible, cerzar filas en toro a él, avanzar y no retroceder en los cam- bios bajo lo direccién del Gobierno actual. Por eso nos ha preocupade sobremanera que en los iltimos tiempos se hayan producido hechos que implican cierto deteriora en nuestras relaciones. Me refiero, entre otros casos, a lo sucedido en la Confede- racién del Cobre donde se designé presidente de la misma al repre- sentante de una tendencia que logré elegir un solo consejero, mien- tras el Partido Comunista, que eligié 6, el mas alto ntimero de dirigen- tes, se le haya negado el derecho a ocupar el cargo principal. Hoy oto hecho que debe merecer nuestra atencién. El MIR descali- fica por completo al Gobierno actual. Mientras ustedes y nosotros con- sideramos que trabaja por los cambios y quiere abrir paso al socia- lismo, el MIR sostiene que se propone «la reafirmacién del orden bur- guéss, Y afirma que: «Sélo avanzaré la clase obrera y el pueblo si erece y se fortalece un poder popular independiente del Gobierno.» iUn poder popular independiente del Gobiernol He aqui el obje- tivo del MIRE Pero ocurre que quien est, como ya se ha dicho, bajo el fuego gra- neado del imperialismo y la oligarquia, de los Jarpa y de los Frei, yo quien éstos quieren derrocar, no es el fatnasmagérico «poder popular independiente del Gobierno» de que habla el MIR y que sélo existe e la cabeza calenturienta de sus dirigentes, sino al Gobiemo del Presi dente Allende, que es un hecho real, concreto, una conquisto del pue- blo que por sobre todo hay que defender para seguir avanzando de més en més. Es un hecho conocido que fos planteamientos suicides de! MIR han encontrado eco en sectores de la Unided Popular. ‘Sin embargo, la carta que usted nos ha dirigido, asi como otros pro- nunciamientos y actitudes recientes de los demés partidos de ta UP y, desde luego la conducta y ta opinién del pueblo que una vez mas, en el Estadio Nacional, nos ha dado una leccién de combatividad y clorividencia politica, indican que tales desvarios no prosperaran. Naturalmente, los comunistas estamos en favor del fortalecimiento de todas las formas de poder popular y de la creacién de nuevas formas 129 de ese poder que nazcan de la iniciativa de las masos, a condicién de que, como es légico, tiendan a fortalecer al Gobierno de la UP y no a debilitarlo, siempre y cuando no se planteen como alternativas a é! que esto ultimo significa echar agua al molino del enemigo y contribuir al logro de su suefio predilecto, el de tumbarlo. Ratificamos nuestro pleno apoyo a las JAP en el entendido de que deben constituirse con la maxima amplitud, incorporar a ellas e! mayor niimero de comerciantes que sea posible y lograr que participen en la distribucién y el control de precios, tal como lo hacen hoy, sin discri- minacién alguna. Somos partidarios de ir abriendo nuevos canoles de comercializacién y distribucién, ganando y no perdiendo fuerzas para el Gobierno Popular. Nos pronunciamos por la formacién de los comandos comunales como érganos de poder popular formados por representantes de todas las organizaciones de masas que quieran adherir a ellos y siempre que su labor se realice, como lo hemos concebido desde el comienzo, fen colaboracién con las autoridades de Gobierno con vistas a fo solu- cién de problemas que interesan a toda la poblacién. No son ni pue- den ser organismos estrechos, apéndices de la Unidad Popular, sino instituciones que vinculen o la Unidad Popular a otros sectores mo- destos de la ciudadania, Creemos que los Sindicatos deben tener més poder en las industrias, principalmente en las del drea social, y que los administradores 0 inter- ventores de las empresas deben ser removidos, cualquiera sea el por- tido al que pertenezcon, alli donde tengan manifiesta responsabilidad por el desfinanciamiento de las mismas y se hayan comportado como gerentes de viejo cufio y no como revolucionarios. Consideramos que 8 deben vincularse a un mayor rendimiento y @.una mayor produccié Queremos manifestarle también que los tareas en Ia esfera de lo economia odquieren cada vez una importancia mas decisivo, Usted conoce tanto o més que yo los problemas que enfrentamos. Consideramos vital que cada chileno sepa cudles son estos problemas y de dénde vienen. Tanto el llamado Partido Nacional como la Demo- cracia Cristiana, retorciéndole el pescuezo a la verdad, tratan de cor- gar todas las dificultades a cuenta del Gobiemo. No podemos permitir que la mentira se imponga sobre la verdad, Somos y debemos ser los ‘acusadores, los que sefialemos con el dedo a los responsables del ‘endeudamiento del pais, del atraso agropecuario, de la escosez de divisas, de la especulacién y del mercado negro. En este iltimo aspec- to, el pueblo esta escribiendo paginas brillantes de iniciativa y coraje en defensa de su propio pan. 130 En 1973-74 debemos aumentor sustancialmente la produccién ogri- cola, sobre todo en trigo y maiz. Del mismo modo, debemos aumentar fa produccién de cobre y de otros rubros exportables. También debemos lograr aumentos en la produccién industrial y la rentabilidad de las empresas del drea social. Se podria afirmar que el éxito en estos terrenos nos abriré el princi pa! camino que nos permitiré modificar fundamentalmente la correla- ‘én de fuerzas y marchor hacia la plena conquista del pode: La Unidad Popular represente diversus corrientes, y es natural que entre ellas afloren de vez en cuando diferencias de opinién. Pero toda vez que estamos unidos por un programa comin y hemos asumido responsabilidades de Gobierno, responsobilidades ante el pais, ante {a historia y ante muchos pueblos que miran con interés nuestro pro- ceso de cambios, tenemos el deber de colocar siempre, por encima de todo, lo que nos une y no lo que nos pueda separor, «EI Siglos, 7 de febrero de 1973 direccion unica del Gobierno en la lucha politica yen Iaesfera dela economia Informe al Pleno de! Comité Central del Partido, 28 de marzo de 1973 (Fragmentos) Lo gron victoria’ popular del 4 de marzo crea nuevas y mejores condi- ciones politicas para llevar adelante el cumplimiento del programa de Gobierno y superar los dificultades que se han venido presentando en el camino de la revolucién chilena, Las fuerzas reaccionarias han sufrido una derrota de proporciones. Los objatives que se habian trazado —lograr los dos tercios en el Par- lamento, reducir la votacién de la Unidad Popular a un porcentoje inferior al que obtuvo en las elecciones que dieron origen al actual go- bierno- fueron por completo pulverizados por la lucha y Ia conciencia del pueblo. Una ver logradas sus metas electorales, los reaccionarios se pro- 131 ponion ponerle al Presidente-de la Republica Ia pistola al pecho, act sarlo ante el Parlamento y destituirlo o exigir por cualquier otro medio hiciera abdicacién del mando. Fracasaron. La revista -Qué Pasa, de inspirocién derechista, no ha podido con- fesar por menos que «el resultado de! 4 de marzo mostré que 1a clter- nativa electoral ain no esté cerrada para le Unidad Populai Por su parte, «El Mercurio» ha sostenido, comentando, asi mismo, los resultados de las elecciones, «que una revolucién marxista como la que ha estado desorroliéndose en Chi jene con una campaiia publicitaria para convencidos ni con las tareas partidistas tradicio- roles». Todo esto conduce o que el sector més reaccionario de la oposicién dadeno y se dedique a preporar una nueva escalada sediciosa, a buscar por cualquier medio ta caida del Gobierno, antes de que éste logre remontar los obstaculos y el proceso revolucionario se convierta en un todo irreversible. EI tiempo trabaja o nuestro favor, @ favor del Gobierno Popular y, en consecuencia, el enemigo hard un nuevo intento para derribarlo, combinando la prontitud con la mejor preparacién del golpe, para evi- tor un nuevo fracaso. Los agentes de la CIA han de estar yo traba~ jondo activomente. A este respecto no hay que hacerse ilusiones. El proceso revolucio- nario no se desarrollaré en forma idilica, placidomente, sino en medio de un forcejeo constante entre las fuerzas partidorias de la revolucién y las que estén por la contrarrevolucién. Estos y otros antecedentes, que se han publicitado ompliamente po- nen de relieve un hecho de la maxima gravedad: la intervencién im- perialista en nuestros asuntos internos. Esta intervencién se ha hecho presente durante los dos afios y medio del Gobierno Popular, ora en forma abierta, como en el caso del cierre de lineas de crédito o de os embargos requeridos por la Kennecott, ora en forma relativamente encubierta, como en octubre de 1972, durante el paro sedicioso de los patrones encabezados por Vilorin y Cumsille. De este modo, la defensa del Gobierno que preside el compaiiero Salvador Allende se transforma en una causa patridtica y verdadera- mente nacional y, por su sentido internacional, recibe el opoyo de los trabojadores y los pueblos de los cinco continentes. Por esto mismo, el Partido Comunista declara que sigue y seguiré considerando como su primer deber patriético y revolucionario defen- der el derecho de! pueblo de Chile a marchar por el camino que ha 132 elegido y a dar su méxima contribucién @ le lucha contra los si planes del imperialismo y de aquella parte de la oposicién que, fensa de sus intereses, no hen titubeado ni tendrén escripulo alguno en tratar de arrastrar al pais « la guerra ci «Los dioses ciegan a quienes quieren perder.» Los enemigos del pue- blo no ven © no quieren ver lo que realmente pasa en el pais, el hecho de que el Gobierno que encabeza el Presidente Salvador Allende lleva 2 cabo Ia transformacién revolucionaria de Ia sociedad en interés de a necién y administra al pais teniendo en primer lugar en cuenta las conveniancias de los trabojadores y del pueblo en general. Por eso mismo se sorprenden y no alcanzan a comprender por qué los partidos de Gobierno, no obstante las dificultades que existen, obtienen tan alta votacién. La fuerza real y potencial de los portidarios de los cambios sociales es verdaderomente gigantesca. En esta lucha, el proletoriado cuenta con inmensas reservas, con grupos sociales que todavia estén bajo la influencia del enemigo, pero que pueden y deben ser atraidos al couce de fa revoluctén. Desde el punto de vista constitucional, ef Gobierno puede admin: trar ot pais sin tener la mayoria absoluta de los sufragios ni de las bancas parlamentarias. Més atin, los hechos han demostrado que, en estos condiciones, y teniendo en cuenta que més allé de la Unidad Popular hay gente proclive a los cambios, se puede llevar adelonte la transformacién social. Sin embargo, se debe trabajar por uni a la mayoria de! pais alrededor de 1a clase obrera y en apoyo resuelto ol Gobierno de la Unidad Popular. Esto es fundamental pora asegurar el triunfo de la revolucién y la derrota de los contrarrevolucionarios. Superar la situacin Hablando francamente, en la accién del Gobierno hay situaciones que no pueden prolongarse mas. No.es posible que todavia se observen dos 0 més orientaciones, dos o més lineas respecto a las formes de encarar cuestiones vitoles referentes, por ejemplo, a la conformacién de las diversas éreas de propiedad o al problema de la distribucién. Y tanto 0 mas intolerable es que no siempre se cumplen las resolucio- nes adoptadas en conjunto o las decisiones de los jefes superiores. En fallas como éstas, todos los Partidos tenemos mayor 0 menor ponsabilidad. Lo importante es que con el esfuerzo de todos, supere- mos tan dafiina situocién. Se pueden anotar no pocos éxitos en el compo de la produccién. Pero son insuficientes. ¥ lo que es més serio, el ascenso econémico, 133 ‘el aumento de fa produccién y del empleo que se logrd en 1971 y en gran parte de 1972 tienden a declinar desde hace algunos meses. En ello ha influido el criminal paro de los duefios de camiones. Sin embargo, hay razones mas de fondo que explican esa tender No nos referimos, por cierto, a lo que antes anotames, al aumento de los precios de importacién, al bloqueo yanqui y otras cousas cono- cidas. Nos referimos a una serie de otras cuestiones que son de nues- tra responsabilidad y que plantean tareas inaplazables, obligaciones ineludibles para la clase obrera, la Unidad Popular y el Gobierno. En conerata, sa trata de antear sariamante por al camino de la plani- ficacién econémica, de la plena utilizacién de los recursos disponibles, del aprovechomiento total de las capacidades instalados en la indus- tria y la minerio, de las inmensas posibilidades que ofrece el desa- rrollo del Trabajo Voluntario, del movimiento de los innovadores, de fobricacién de plezas y repuestos, de la emulacién y el estimulo en el trobojo, de lo estrecha vinculacién que tiene que haber entre el aumen- to de la produccién y de la productivided y el mejoramiento de los salarios y de las condiciones de vida de los trabojadores. Direccién clara La verdad es que hasta chora no hemos logrado crear una direccién econémica claromente estructurada y definida. Muchos administrado- res e interventores de empresos y de boncos estatizados action «por la libre; se han convertido en una especie de sefiores feudales que hocen lo que quieren y no le dan cuenta a nadie, no responden ante nadie de su gestién. En moteria de salarios, de contratacién de em- pleos y en muchas otras cosas hacen lo que les da la gana, lo que estiman conveniente a su partido polit les. Reiteramos la opinién del Partido en orden @ remover a los funcio- ‘narios de cualquier nivel o fiiacién polities responsables de tan graves las. Existen problemas en los cuales la falta de direccién y decisién hacen realmente crisis. Uno de ellos es el transporte terrestre. Tenemos posi- bilidades de resolver este serio problema mediante créditos a largo plazo y bojo interés desde distintos poises socialists y copitalistas. La Unién Soviética nos oftecié, por ejemplo, mil camiones cuondo es- tuvo allé el compafiero Allende. De elio han pasado més de tres meses ¥ todavia nadie decide nada, Mientras tanto, hay falta de transporte para la mineria, para fa agricultura, para sacar la mercaderia que se atocha en los puertos, En la moyoria de las empresas del érea social o mixta no se ve un 134 cambio real-en las relaciones de produccién, o pesar de que éste es, después de todo, el asunto principal. Si una clase, la burguesi ‘capa social ‘mas 0 menos homogénea, Ia oligarquia financiera, dirigia ayer el proceso econémico, fo que corresponde es que otra clase tocial, en nuestro caso el proletariado, pase a desempefar ese popel. Por eso, entre otras cosas, somos pattidarios de revisar y modi- ficar las formas de participacién de los trabajadores puestas en préc- ticas hasta hoy. Insistimos en que los sindicatos y los dirigentes sindi- cales, junto a los ejecutivos designados por el gobierno, esuman lo plena direccién de las industrias. Ello permitiré avonzar realmente en ‘el cambio de las relaciones de produccién, desterrar las tendencias ‘economicistas, vincular atin més el interés de los trabajadores al pro- greso y a la buena marcha de la industria. La base principal para lograr una direccién unica y plonificade de la economia esta en Io toma de mayores responsabilidades por parte de los trabojadores. Las enormes potencialidades de los recursos basicos nacionalizados, del Grea de propiedad social, de la Banca Estatal, de la nueva econo- mia que nace, ampliando més su alcance y profundidad, unido todo ello a los resultados de las elecciones del 4 de marzo, al fortol miento del Gobierno, al mejoramients del precio del cobre y al deseo vehemente que anima a la poblacién de superar cuanto antes las difi- cultades que la afligen, crean condiciones favorables para darle un fuerte impulso ala produccién y @ la productividad, corregir los errores que ya nadie puede desconocer y lograr una direccién eficiente y or- génica de la economia nacional. Fuertes inversiones El pais necesita fuertes inversiones para el desarrollo de la mineria, fa industria y la agricultura, en energética, instalacién portuaria, trans- porte y otras obras de infraestructuta, Sin embargo, sostenemos ent: ticamente que lo fundamental es hoy por hey oprovechar racionalmente los recursos existentes, sin perjuiclo de la Inversién intensiva que se realice en la propia empresa para incrementer la produccién a corto plazo. La forma de impulsar eficazmente la batalla de la produccién reside en la aplicacién practica de unas pocas ideas simples, cloras para todos, capaces de ser comprendidas y acogidas de inmedioto, como toreas concretas y esenciales, por los trabojadores y el pueblo en general. Por ejemplo, se trata d 1.Lograr una organizacién del trabajo que asegure el aprovecha- miento total y éptimo de los equipos con que se cuenta y de las ma- 135 terias primas de que se dispone. Los tractores que tiene el pais se utilizan en un 55 por ciento de sus posibilidades. Hoy 14 se podria establecer un segundo 0 tercer turno de trabajo. 2. En coda unidad productiva estatol, mixta o particular, no debiera hacerse ninguna inversién adicional en tanto no se agote la capaci- dod instolada existent. deben facilitar, ante todo, el uso pleno de los equipos, més que a orientarse a aumentar equipos que puedan quedar subutilizados. 3. Nadie mejor que los trabajadores conocen, junto a los técnicos, todas las potencialidades que guardan sus instrumentos de trcbojo. Cuendo se planted la batalla por el chorro de divisas —que sigue plenamente vigente~ florecieron mil iniciativas que hoy se estén apli- cando y que han ahorrado millones de délares ol pais. Ahi esté, entre otros, el caso de Textil Progreso que, en colaboracién con la Escuela Industrial de Puente Alto, se propuso y logré fobricar en Chile una serie de repuestos. Entre los ejecutivos, los técnicos y los trabajadores se debe establecer una relacién cotidiana que permita discutir y resol- ver en conjunto muchos problemas en el terreno mismo, en el lugar de la produecién. 4.Se debe obligar a los administradores, interventores y jefes de empresas y servicios, a considerar los proposiciones que surjan de los “trabajadores y a responder por escrito a sus sugerencios, en el plazo maximo de 15 dias, si son aceptadas o por qué no son acogidas. 5.Se deben establecer estrechos contactos entre los trabojadores de distintas unidades productivas y, en especial, de la misma rama de Produccién, a fin de intercambiar experiencias y, si cabe, resolver en comin los problemas comunes. Como dicen los camaradas de la R Publica Democratica Alemana, no hay inversién més barota ni de re dimiento més inmediato que el intercambio de experiencias. 6.En cada unidad productiva 0 rama de produccién-se deben esta- blecer estimulos morales y materiales en razén de las iniciativas po: tivas que surjan de los trabojadores, de su rendimiento, de su asi tencia ol trabajo, ete. 7.El aprovechamiento éptimo de los equipos y materias primas, de los jas de los trabajadores y demés ideas esbozadas en los puntos anteriores, tiende a lograr y/o a aumentar la rentabilidad de las empresas. Se debe luchar contra toda tendencia a sostener que la rentabilidad de éstas es sélo una cuestién de precios. Sin desconocer que hay situaciones de precios necesarias de corregir, el acento fun- damental hay que ponerlo en la disminucién de los costos y en iograr por este camino y por una moyor productividad el cumento de la ren- fad. Los problemas de la produccién nunca podrén solucionarse 136 por la via de emitir moneda pare financiar los dét duce al aumento de la inflacién y a la desarticulacién de la estructura productive. 8.Es necesario estoblecer convenios que liguen produccién y pro- ductividad con salarios; produccién y productividad con créditos, etc. todo en el marco del autofinanciomiento de las empresas y el aumento de la rentobilidad. En estas condiciones, la mayor produccién dard origen al aumento de salaries, al fondo para gastos sociales y al esto- blecimiento sano de un fondo de inversién que permita Ia ulterior re- produccién ampliade, tanto en la empresa en particular como en la economia en su conjunto. 9.El carécter obligatorio del cumplimiento de las decisiones adop- tadas es una cuestién decisiva. La lucha por el cumplimiento de las tareas es y tiene que ser de cada d 10. También debe ser obligatoria a rendicién periédica de cuentas por parte de los ejecutivos ante sus superiores jerarquicos y la Asom- blea de los trabajadores de sus respectivas empresas. Estatuto para el drea social Pensamos que los ideas anteriores, junto a otras que pudieran su’ deben servir de bose para la dictacién de un estotuto de normas co- munes de administracién de empresas del érea social y mixta. El perso- nol de estas empresas y, ante todo, los ejecutivos, debieran guicrse rigurosamente por tales normas. Los sindicatos, los trabajadores. técnicos y ejecutivos de las empre- sas debieran discutir desde yo estas ideas y luchar por su aplicacién. Creemos que no cometemos e! pecado ni siquiera venial si los comu- nistos salimos de este Pleno a promover esta discusién y la practica inmediota de los acuerdos 0 que se pueda arribar. Al formular estas proposiciones e ideas no nos mueve otro espiritu que el de contribuir c lograr una direccién econémica comin con la Participacién masiva de los trabajadores, una direccién democrética, que surja de todos los niveles y no se imponga desde arriba. Proponemos comenzar desde ya la elaboracién del Plan de la Eco- nomia para 1974 y, en su proceso de elaboracién, ir estableciendo planes parciales para el presente ofo, particularmente un plan finan- ciero para el segundo semestre de 1973. Se trata de establecer planes al comienzo muy simples, con unos pocos indicadores, pero que ase- guren un funcionamiento cualitativamente distinto de lo economic y un ordenamiento inmediato en tanto se van elaborando. El plan de- bera comprender cada unidad productiva y ser la expresién resumida 137 de lo batalla por fa produccién, en un marco de control de las respon- sobilidades por las tareas fijadas. Uno de los rasgos de este Pian es que él debe estar compuesto por planes regionales, que planteen tareas especificas y pongan de relieve las potencialidades de cada una de las zonas del pots, En funcién de estas tareas se ira progresivamente descentralizondo la economic na- cional., En la batalla por la produccién y la distribucién, en Ia detencién de la inflacién, en la transformacién de las relaciones de produccién y ‘en el desarrollo ulterior de la aconamia, el sector estatal juega el pa- pel decisivo, La lucha entre lo viejo y lo nuevo se expresa en el terreno de la ecenomia como el fortalecimiento del sector estatal y su predo- minio creciente. Esto no supone la desaparicién del sector privado, sino que, al contrario, su mantencién en una dependencia arménica y no contradictoria con el Grea social. Los pequefios y medianos pro- ductores tienen un rol importante que jugar en la batalla de Ie produc- cién y el desarrollo general de la economia. La unica forma cientificomente correcta de combinar las relaciones entre el sector estatal y el privado, de establecer los proporciones ade- cuadas entre los diversas ramas de la economia, de asegurar movi- mientos financieros proporcioncles a las necesidades de la produccién ¥, Sobre todo, de orentar y definir con precisién las metas y directrices para el desarrollo econémico, se encuentran en la confeccién y apli- cacién de un Plan. Justamente un elemento que distingue al socialismo de! copitalismo es el funcionamiento planificado de la economia frente al funcionamiento anarquico. Riguresidod en el cumplimiento Nos asiste la conviccién de que obtendremos avances importantes en a cohesién politica de la Unidad Popular y del Gobierno y en-materia de direccién econémica. Nos interesa, sin embargo, dejar claramente establecido nuestro pensamiento en el sentido de que los planes que vayamos elaborando, las metas que nos tracemos y cada uno y todos, los acuerdes que se tomen deben ser rigurosamente cumplides. La lucha por su cumplimiento es un deber de todos. El aparato estatal es el instrumento principal en ta construccién de la nueva sociedad. En nuestro pais se da el caso particular de que el Gobierno Popular, empefiado en la reclizacién de profundas transfor- maciones revolucionarias, acta con un aparato estatal de tipo buro- crdtico burgués. Su reemplazo, su sustitucién es una necesidad. Pero la forma de lograr este objetivo no pasa por la creacién de nuevas 138 relaciones de produccién y de diversos organismos populares que vayan tomando en sus manos tareas y funciones que ese aparato burocré- tico burgués es incapaz de cumplir, Torea pendiente Esté claro que la victoria popular del 4 de marzo, con ser importante, deja pendiente la tarea de ira la formacién de un tipo de Parlamento que fecilite y no frene el proceso revolucionario. Del mismo modo, ‘gue nendienta la transformacién del Poder Judicial y de la Contraloria General de la Repiiblico, cuyo jefe no puede continuar siendo un todo- poderoso y que, para colmo, actéa como tranca al cambio social. La clase obrera y el pueblo de Chile no abandonan ni abandonaran ja- més lo lucha por estos objetivos que le ayudarian a alcanzar la pleni- tud de! poder. A este respecto, tal ver vale la pena insistir en un concepto que he- mos expresado en otras oportunidades. Nos referimos al hecho de que el enemigo trata de desalojamos de las posiciones de poder que he- mos alcanzado y nosotros de afianzarnos en ellas y de conquistar las que oun conserva Esto lo podemos lograr. Seria simplificar el problema si dijéramos que el logro de nuestros ‘objetives revolucionarios es sélo una cuestién de votos. No. Jamés hemes considerado que la via de la revolucién chilena es una via ex- clusivamente electoral. Es un camino de constantes enfrentamientos, de aguda lucha de closes y en el cual lo fundamental es la movi cidn, ef combate de las mosas y la creciente elevacién de su conciencia revolucionaria. Pero, lo cierto es que sobre esta base se abre Ia pers- pectiva de que ganemos a la mayoric, de que la Unidad Popular ten- ga osu lado a la moyoria de los electores. Ello depende de varios factores, sobre todo de cémo resolvames lo que hoy por hoy y este aio es lo fundamental: lograr la cohesién politica y la direccién eco- némico dinica que nos permite superar con éxito las dificultades y lle- vor adelante nuestra revolucién. Teniendo en cuenta lo antes sefialado podemos afirmar que soste- ner a todo trance el Gobierno, contra cualquier tentativa de echarlo abajo, es nuestra primera obligacién. Lo segunda es lograr, en forma simulténea a la anterior, extender ¥ profundizar el proceso revolucionari Cada base y organismo dirigente del Partido tiene que tener la co- beza y también los pies en el terreno donde se libran las batallas prin- cipales, ante todo en la produccién. 139 EI 25 de enero anunciamos piblicamente que quedaba suspendida lo incorporacién al Partido de funcionarios de ta administracién pix blica y que, en tol periodo, hariamos alli una revisién de los militontes reclutados en los ultimos tiempos por si algunos hubiesen creido que se podia ingresar a nuestros filos por ventajas personales u otros in- tereses que no sean los de la clase obrera y de la revolucién. Se revi saron 215 casos, Como producto de esto revisién hemos acordado 5 expulsiones, 10 separaciones de las filas de! Partido y 4 remociones de cargos de responsabilidad administrativa. Con anterioridad, en el curso de 1972, hicimos decenos de cambios en puestos de responso- bilidad en organismos de Gobierno y en empresas del érea social. La medida de suspender el reclutamiento en la administracién pi blico quedo terminada. Pero hemos resuelto que en este sector se estu- die prolijamente cada caso, cado solicitud de ingreso al Pai ésta sea avalada al menos por dos militantes, Proponemos también que procedamos a cambiar el camet del Par- tido que no se renueva desde hace 4 afios. Creemos que ésta es una medida saludable. Debemos trozarnos como perspectiva que la totali- dad de los militantes renueve su carnet antes del Congreso. Cumplir el programa Los resultados del 4 de morzo refuerzon lo autoridad del Gobierno y la obligacién del mismo para seguir morchando, resueltamente, por el camino del cumplimiento integral del Programa, aplicar una poli- tica més firme frente al sector sedicioso de la oposicién, golpear con més fuerza 0 los especuladores y traficantes del mercado negro y to- mor las medidas necesarias para resolver los graves problemas econé- micos y financieros que cfronta el pais. Un obrero, Javier Meneses Zufiga, de la poblacién «Alborada» de ‘Sontiago, ha expresodo en carta a +E! Siglo» el sentimiento de su ciase. «En su ofdin de provocar el pénico, los zas se han venido abosteciendo desde hace mucho tiempo, dado que ellos tienen el dinero suficiente como para comprar y guardar sin pa- sar penurlas econémicas. Un obrero puede hacer eso? Imposible, por- que los obreros viven al dia. Entonces, los momios, después que aca- paran, orquestan la campafia en la radio y prensa que tienen, cnun- ciando la escasez, provocando de inmediato la especulacién y e! mer cado negro.» Y luego agrega: «Entonces uno se pregunta, compafiero, zhasta cudndo vamos ¢ cguantarles a estos bellacos Ia sinvergiienzura? Yo pienso que no hay que andarse con chicos y hay que meterles mono. 140 A veces se observa mucha blandura, incluso proteccién para los vergienzas. Ya esta bueno, compaiiero, que nos dejemos de patillas. El 44 por ciento de votos que sacamos hay que aumentarlo, y eso se logra, creo yo, dandole seguridad @ nuestea gente con respecto a las cuestiones esenciales. Si nosotros vemos que el Gobierno nos protege, vames a estar firmes, pero si flaquea, hay muchos que se pueden echar ora atrds y es0 estaria mato. Si le echamos para odelante juntos, esta pelea le vamos a ganor de aqui o Penco, compafieros, y estoy seguro que esi va a ocurrir.» El Partido Comunista piensa, como ee obrere, que procizamente asi va a ocurrir si, tal cual él dice, actuamos con firmeza frente a la reaccién. “EI Siglo», 29 de marzo de 1973, Estamos por el didlogo que proponeel Presidente Intervencién de Resumen del Pleno del Comité Central del Partido. 27 de julio de 1973. (Fragmentos) Anoche fue osesinado el Comandante Arturo Araya, Capitén de Navio, Jefe de lo Casa Militar, Edecén Naval del Presidente de la Repiiblica, Muchos de nosotros tuvimos el agrado de conocerlo. Era un oficial me- ritorto, ofable, inteligente, de nuestra Marina de Guerra, En su honor, en la sede del Comité Central de nuestro Partido flamea desde las primeras horas de hoy la Bandera Nacional a media asta. Permitanme que les invite a rendirle un homenaje a su memoria guardando de pie tun momento de silencio. No se trata de un asesinato fortuito. Forma parte de la escalada sedicioso, de los planes terroristas de quienes buscan derribor al Go- bierno y arrastrar a Chile @ una guerra fratricide. Por eso hay que estor alerta y ‘Ayer mi hija moyor recibié por correo un sobre con este impreso: *Yokarta se acerca. No es la Gnica, son muchas los personas que estén recibiendo por carta 0 por teléfono la amenaza de muerte. El estado mayor de la sedicién ha tonzado un nuevo paro de trans- portistas. Catorce mil camiones estén paralizados. El pretexto es el supuesto incumplimiento de lo convenido al término del paro de octu- 141 bre, Pero, 2a quién engafian? Este es sin discusién un poro sedi ‘que opunta, como otras acciones de la derecha facciosa, al derribo- miento del Gobierno. Quisiera llamar la atencién acerca de las graves consecuencias que este paro, de proseguir, traeré @ toda la poblacién. Durante el que tuvo lugar en octubre habia stock de mercaderias de tal magnitud, que los efectos de aquel movimiento sedicioso no se sintieron entonces, sino meses después. En cambio, chora, no disponemos de esos mismos stocks, de manera que las dificultades, sobre todo en el abastecimien- to, se sentirdn de inmediate, principalmente en la préxima semana. Esto hay que decirlo y hacérselo saber a todo el pais o fin de que cade chileno, cada hogar del pueblo sepa ubicarse bien y entregar su ‘porte a la lucha de los masas dirigido a desbaratar este movimiento sedicioso. Hay que tomor medidas pora que todas las organizaciones de masas de todo género se pronuncien contra les Vilarin y aquellos que inspiran sus actos criminales. Hay que poner en practice tada io experiencia de octubre, teniendo en cuenta las nuevas condiciones de hoy. Muchas de las-iniclativas que fueron aplicadas entonces, tienen plena validez. Esperamos que el Movimiento de Voluntarios de la Patria repita en la carga y descarga de mercaderias la epopeya de Ia oca- sién anterior; que funcionen también los frentes patriéticos que sur- gieron y actuaron quella vez: que se pongan en préctica nuevos i clativas de masas; que el movimiento popular adquiera una nueva mensién. Como lo destacé el compafero Millos en su informe, la movil de los trabajadores ef 15 de junio, en medio de una lluvia torrencial, ‘el paro y la movilizacién del 21 de junio y la actitud de combate asu- mida el 29 del mismo mes durante el «Tancazo», mostraron que Ia clase ‘obrera constituye una fuerza colosal que, si se mantiene unida, movi zada y en alianza con otras capos sociales, es y seré un dique que los sediciosos no podrén franquear. Por eso, hoy mas que nunca, nuestra preocupacién fundamental esta y ha de estar en el fortalecimiento de la Central Unica de Trabajadores, en la cohesién del proletariodo, en la unidad socialista-comunisto, en el entendimiento sin sectarismo entre fos trabajadores de todas las tendencias. Entre socialistas y comunistas hobiamos llegado hasta antes del stancazo» @ una coincidencia casi total en la apreciacién de la situa- cién politica y en las soluciones que se les debia dar. Entre todos tos partidos de la Unidad Popular existia también un alto grado de uni dad, Posteriormente han surgido algunas desinteligencios que espera- sy creemos son transitorias. Debemos prestarles la méxima aten- cién a fin de superarlas. 142 Ayer sostuvimos una importante entrevista entre socialistas y comu- nistas; en ella afloraron las diferencias, pero también no pocos puntos de vista coincidentes. Por ejemplo, el Partido Socialisto, of igual que nosotros, piensa que los cordones industriales son o deben ser bas- tiones del proletariado bojo la direccién de la CUT; en tales cordones, creen ellos, y también nosotros, que deben participar los sindicatos del sector correspondiente y tener una generacién democrética. Ade- més, ambos partidos, asi como todes las colectividades que integron la UP, concebimos esos cordones como érganos de poder que no son ni pueden ser peralelos, ni menos opucstos, al Gobierno Popular. Coincidimos también en cuanto a que en los cordones industriales sélo deben participar los sindicatos, quedando margen para que en los comandes comunales, que son otra cosa, estén representadas otras organizaciones como las Juntos de Vecinos, centros de estudiantes, JAP y otros organismos que existan en coda lugar. Se trota de una coincidencia fundamental entre socialistos y comunistas, a base de la ‘cual hay que trabajar. hay que poner manos a la obra, para que los nes industriales no se desfiguren en su contenido y en su orien- El Presidente de la Repiblica, recogiendo una necesidad nacional y haciéndose eco de la opinién mayoritaria de la nacién, se ha diri- gido al Partido Deméerata Cristiano proponiéndole el didlogo «frente a! pueblo y al pais todo, desde una posicién de principiose. EI Presidente del Partido Demécrata Cristiono ha respondido en un discurso plagado de afirmaciones inexactas, de interpretaciones erré- neas 0 antojadizas de la realidad nacional, al mismo tiempo que ha hecho en é| acertados consideraciones y, lo que més importa, ha dado una respuesta ofirmativa al llamado del Jefe de Estodo. Ha dicho, no sin razén, que la principal responsabilidad esté en el Presidente de la Republica. Asi es. Pero pora que fructifique un dié- logo, cada cual debe asumir su responsabilidad y actuar con respon- sabilidad, esté en el Gobierno 0 en la oposicién. Asi lo hicimos noso- tros cuando estuvimos en la oposicién, y esperamos que asi lo haga la DC. Por esto mismo no oparece afortunada, para decir lo menos, la afirmacién del Presidente del PDC, cuando sostiene en su discurso que ellos partirin de la necesidad de impedir que en Chile se esta- blezca una tirania comuniste. Aqui hay que portir de la necesidad de evitar la guerra civil, que es un peligro real, y de asegurar que los cambios revolucionarios prosigan, como dice el Episcopado, buscando tuna forma chilena, original, creadore, que nos transforme en una _s0- ciedad moderna y progresista. Y esa ha sido y es la posicién del Par- tido Comunista. 143 En un momento como el actual, podemos suscribir las-palabras del Cardenal Silva Henriquez, contenidas en la cotta de respuesta a la que nosotros le dirigiéramos c él, en cuanto a la fe que expresé en el buen sentido y en el patriotismo de los dirigentes politicos chilenos. Pero, sobre todo, los comunistas expresamos nuestra fe en el pueblo, ‘en que éste sabrd imponer su voluntad, y subrayomos nuestra opinién en el sentido de que, siendo indispensable el didlogo en las altures para tratar de concertar alguna solucién, lo fundamental es el dié- ogo en el seno de las masas para fortalecer y amplior su unidad, darle una base tocial sélida @ eventuales entendimientos y hacer im= posible la guerra ci Desde el punto de se sabe~ nunca han toria de nuestro propio movimiento social, ofrece no pocos ejemplos de didlogos y entendimientos que han fevorecido os intereses del pue- blo, En 1958, por ejemplo, se formé lo que se dio en lamar el Bloque de Saneamiento Democratico. Se llegé a un acuerdo entre la mayoria de los partidos politicos de aquel entonces, y este acuerdo permiti una reforma electoral muy importante, el establecimiento de fa cédula Unica y la derogacién de la «Ley Maldita-, de fa mal llamada Ley de Defensa de ta Democracia. Nadie puede decir que el didlogo y el entendimiento que condujo a la creacién de la cédula inica, a la reforma de la Ley Electoral y «© la derogacién de la «Ley Maldita», fue un paso en falso del movi- miento popular, del Partido Comunista y fos demés partidos populares ‘que suscribimos los compromisos correspondientes en aquel entonces. Digase 10 que se quiera, pero el llomado Estatuto de Garantios cons- tituyé también otra forma de didlogo, de entendimiento y de compro- miso, que aseguré fa constitucién del Gobierno de la Unidad Popu- lar, el acceso del compaiero Allende a Ia Presidencia de la Republica. La misma reforma constitucional que permitid [a nacionalizacién del cobre, abrié paso al didlogo y al entendimiento entre los partidos de fa Unidad Popular y la Democracia Cristiano. Es cloro, hay didlogos y diélogos y acuerdos y acuerdos, y nosotros estamos en Chile por un didlogo constructivo, creador, que no le exija @ ninguno de los interlocutores que renuncien a sus principios 0 o sus programas. El Gobierno no esté dispuesto a renunciar en modo alguno 1a sus objetivos programéticos, ni le exige a la Democracia Cristiana ‘que renuncie a los suyos. No estamos dispuestos a renunciar @ nues- tros principios ni les pedimos a los demécratacristianos que renuncien @ sus principios. No estamos dispuestos a que nos pongan de rodillas ni queremos poner de rodillas a ningtin interlocutor. Se trata de un sta de los principios, los revolucionarios ~como, 148 didlogo en que se parte del respecto a los posiciones de cad cual, ‘en busca de los posibles coincidencias 0 convergencias, y estamos convencidos de que en las condiciones de hoy existe !o posibilidad de alcanzar éxito en este terreno. El didlogo no es ni seré tarea fécil, aunque ya de por si se ha ven- cido [a primera dificultad y se han logrado los primeros éxitos: que se haya llamado al didlogo, y que este llamado haya tenido una re: puesta afirmativa, Pero las conversaciones recién empezardn el lunes y, obviamente pueden surgir obstéculos. No se necesita ver bajo el alquitrén o bajo el agua para comprender que el paro de los camioneros y el asesinato de! Comandante Arturo Atayo, no sélo forman parte de la escolada sediciosa, sino también son hechos preparados y perpetrados precisomente para echar a pique [a posibilidad de! didlogo y el éxito del didlogo. Por eso, repito, tenemos que considerar que no seré facil llegar a un acuerdo, y esto mismo me permite que reitere la necesidad de que le prestemos la méxima otencién a lo que hemos dado en llamar el diélogo en el seno del pueblo, y que libremos a este respecto la lucha politica e ideolégica correspondiente, aislando y cercando @ los reac- clonarios que estén cegados por el afan de encender la guerra civil «EI Siglo», 29 de julio de 1973 Ante la intentona golpista del 29 de ju Discurso pronunciado en ef Teatro Caupolicén. 8 de julio de 1973. (Fragmentos) Hace apenas 8 dias, el pais fue conmovido por una intentona de golpe de Estado. Conocidos personeros fascistoides y de ultraderecha habjan proclamado ya, semanas antes, su propésito de derribar al Gobierno. El viernes 29 se traté de materiolizar esta idea siniestra. A fuerza de taneozos se quiso tomar La Moneda, el Palacio de Gobierno. El matin fue répidamente conjurado, grocias a la accién decidida y oportuna de la Comandancia en Jefe del Ejército, a la lealtod de los Fuerzas Armedas y de Carabineros ¢ Investigaciones, y al hecho de que la clase obrera, apenas supo la noticia, se atrincherd en las industrias, dispuesta @ tomar su parte en el combate si la situacién lo hubiese requerido. 145 Hoy por hoy, est claro que los protagonistas dei tancozo no actua- ron solos. La derrota de tos amotinados es una gran victoria de! pueblo, un triunfo de Chile. Pero el peligro no esta totalmente conjurado, ni mucho menos, porque la referida asonada sélo fue una manifestocién de una politica que sigue friamente la derecha sediciosa. Por eso, el Partido Comunista llama a permanecer alerta, a dormir con un solo ojo, a no ‘edormecerse en los laureles de aquella victoria. Siempre hemos sostenido -y lo relteramos hoy a pesar de los suce- sos recientes que en las condiciones de Chile existe ia posibilidad real de llevar a cabo la revolucién antimperialista y antioligérquica y de marchar al socialism sin guerra civil, aunque, naturalmente, en medio de una intensa lucha de clases. El enemigo trata de taplor por completo esta posibilidad. Nosotros debemos hacer lo contrario, Mientras ella no esté del todo cerrado, de- bemos trabajar por mantenerla abierta y ensancharla. Recabarren decia en su tiempo, cuando el imperlalismo inglés cam- peaba por sus fueros, que el capitalismo no tenia patria y que su ban- dera sélo era 1a libra esterlina, Sus discipulos podemos decir hoy dia que Ios hechos ponen cada vez mas de relieve que un sector de Ia oli- gorquia ha caido en la antipatria y que sélo adora el dinero, sus privi- legios de casta, la moneda etranjera. Por eso, resulta una ilusién pensar en un entendimiento entre absolutamente todos los chilenos. En el pais se desarrollo una lucha de clases insoslayable. La paz social es imposi- ble. No tiene cabida la tregua con «El Mercurio», !os Jarpa, los Pablo H. Rodriguez, con los que quieren devolver las grandes fébricas a los antiguos imperios industriales, con los que quieren revertir o paralizor el proceso de transformacién del campo. Pero cabe el didlogo en el seno de la mayoria ciudadane. Hay gente que no esté con el Gobiemo, pero que tampoco estd por derribarlo, esté convencida que no se debe volver al pasado, que los cambios son necesarios y que la guerra civil debe evitarse. Entre los que asi piensan, si que cabe el didlogo y even- tualmente, uno que otro entendimiento. ‘Queremos dejar plenamente establecido que no renunciamos ni po- demos renunciar a los cambios institucionales. Los reaccionarios nos acusan de pretender la totalidad del poder. Si, sefiores. Pretendemos que todo los poderes estén al servicio del pueblo, cada cual desde su Srbita de accién y conforme a los limites que fije la ley, manteniendo el pluralismo y el reconocimiento de los derechos a quienes sean opo- sitores, siempre que sus acciones se encuadren dentro de las normas juridicas vigentes o de las que se dicten. Qué pecado es éste? Si las closes hasta cyer del todo dominantes tenian en sus manos 146 la suma de los poderes, por qué el pueblo no puede aspirar a lo mismo? Derecho tiene a hacerlo y necesidad hay de que a: Una revolucién debe expresarse en todas las esferas de la vida, estructura y en la superestructura de una sociedad dada, Asi han sido y serén todos fas revoluciones. Asi fueron los revoluciones burguesos y ‘asi son y deben ser las revoluciones proletarias. 2Cémo dejar incdlume e! Poder Legislative o el Poder Judicial, si, ‘como hemos dicho, se han convertide en trincheras de los enemigos del: progreso, no funcionan de acuerdo con los tiempos, huelen a naf- talina y andan con polainas? Si, como se decia en el regimen pasado, todo tiene que cambiar, 2por qué ahora se defiende esto, que es el sumun de la antidemocra- #? El pueblo no renuncia, ni podré renuncior jamés, a las mo clones que se hacen necesarias en las instituciones del Estado. Volvamos a lo del comienzo, a los dltimos acontecimientes que han puesto en evidencia que lo guerra civil es un peligro real. Hemos dicho y reiteramos hoy que hacemos y haremos todo lo que ‘esté de nuestra parte para evitarla. A ello puede y debe contribuir el didlogo, en los términos que hemos expuesto. Pero hay un sector de las clases reaccionarias con el cual, como ya dijimos, no cabe didlogo y no entiende de razones. Por esto, a la razén que tiene el pueblo, hay que unir la fuerza de! pueblo. Por lo mismo hay que convertir cada fabrica, cada hacienda, cada servicio public, cada poblacién, cada dicate, cada organizacién de masos, en un baluarte del movimiento popular. Lenin decia que cada establecimiento industrial debia conver- tirse en una fortaleza de la revolucién. Desde hoce ya mas de una se- mana, ante el golpe reaccionario en el Uruguay, los trabajadores se han parapetado en sus fabricas. Desde aqul los saludamos, les tros- mitimos toda nuestra solidaridad y declaramos que, ante cualquier nueva emergencia, como la ocurrida en estos dias, el proletariado chi- leno se hard firme en sus sitios de trabajo y, como también ya lo diji- mos, si es necesario salir de alli a combatir, saldré a hacerlo, El Partido Comunista junto a los demés partidos de la Unidad Popu- lar y a todes los ravolucionarios dispuestos a actuar bajo una sola di- ién responsable y no como francotiradores 0 por fa libre, pondré lo de fo balenza toda la fuerza de su organizacién, su disci- plina y coraje. : «EI Siglo», 9 de julio de 1973 147 Carta al Cardenal Silva Henriquez Santiago, 17 de julio de 1973. (Texto integro) sSefior Cardenal don Raiil Silva Henriquez, Presente. Sefior Cardenal: Me permito dirigirme a Vuestra E Partido Comunista de Chile da una respuesta positiva a la exhortacién del Comité Permanente de! Episcopado dirigida ‘a la gran mayoria de los chitenos que tenemos hambre y sed de justicia’ y que esté inspiroda en el noble propésito de evitar a nuestra Patria una guerra fratricida. Usted bien conoce que desde el punto de vista filosdfico no tenemos las mismas ideas y ello, en alguna medido, se refleja en la concepcién de cada cual sobre el peligro mencionade. No obstante, pansamos que por sobre tales diferencias es. posible buscar y lograr un consenso ma- yoritario para garantizarle o Chile un desenvoivimiento conforme a los Precedentes que hon prevalecido en su historia. Como muy bien dice ‘el documento del Episcopado, ‘la voluntad de realizar urgentes y pro- fundos cambios sociales, con diversas concepciones ideolégices, la en- contramos en millares de hermanos nuestros que, intuitivamente, u or- ganizados en frentes socioles o politicos, de Gobierno o de oposicién, anhelan un Chile nuevo, construido en el respeto @ cada ser humane’ Nuestro pensamiento sobre fa materia ha sido expresado més am- pliomente en el discurso que me correspondié pronunciar el dia 8 de julio y en la alecucién radial de ayer del senador compafiero Volodia Teitelboim. Tenga Vuestra Eminencia la seguridad plena de que el Partido Co- munista seguird haciendo todos los esfuerzos que estén a su alcance Para evitarle a Chile el drama de una guerra eivil. Lo saluda respetuosamente, Luis Corvalén L. Secretario General del Partido Comunista de Chile *EI Siglo», 18 de julio de 1973 148 La revolucién chilen sus grandes méritos y las causas desuderrota Informe al Pleno del Comité Centra! del Partido. Agosto de 1977, (Fragmento) Compaferos: Desde hace ya varios afios Chile es uno de los paises que concita la atencién del mundo. Fue asi, primero por la simpotia y el interés que desperté nuestra Revolucién. Més tarde ~y hasta hoy- por la extrema brutalidad de la contrarrevolucién. La Revoluciéa chilena fue un acontecimiento de importancia internacional. Fue la primera «experiencia prolongada de desarrollo pacifico de fa revolucién en la situacién actual-', En su gestacién porti- clparon corrientes democrdticas: marxistas, racionalistes y cristianas. Esta particuloridad amplié su audiencia en el campo internacional. En nuestro pais, en la préctica, quedé demostrada ta posibiiidad de que la clase obrera y el pueblo ilegaran al Poder -mejor dicho a una parte del Peder por una via no armada y de hacer realidad una serie de transformaciones revolucionarias por dicha vic La materializacién de esta posibilidad se produjo no sélo en virtud de condiciones especificas de orden nacional, sino también, y sobre todo, en razén de los cambios operados en la arena internacional. El socialismo, convertide en sistema mundial, ejerce influencia sobre mi- * Boris Ponomoriov: 1975, pagina 270, «Algunas cuestiones del movimiento revoluctonario», Praga 149 llones de seres humanos, en primer término sobre la clase obrera, pero también sobre otras capas de la poblacién. La mayoria de los pueblos de los paises copitelistas ve su porvenir en el socialismo, tanto mas cuanto que las la — cras del capitalismo son cada dia més evidentes e incurables. Al mismo tiempo, y principalmente, la correlacién de fuertas y la tendencia del curso histérico son favorables al socialismo, @ la democracia, a la poz y a la independencia nacional. En estas condiciones se han acrecentado las posibilidades de la clase obrera de agrupar en torno suyo a sectores muy vastos, a la abrumadora mayeria. V de este mode, en circunstanciaz determinedas, —como lat que se dieron en Chile-, el proletariado y el pueblo pueden constrerir, cislar y derrotar a las fuerzas reaccionarias por una via pacifico. En los tres afios que duré la Revolucién chilena se hicieron grandes cosas. EI Gobierno Popular puso en préctica una politica exterior indepen- diente, que se inicié con el restablecimiento de las relaciones con Cuba a Ios 24 horas de asumir Salvador Allende la Presidencia de la Re- piblica, Nuestra patria alcanzé durante esos afios una significacién Internacional como no la habia tenido nunca. Las relaciones de Chile dejaron de regirse por los dictados de! Departamento de Estado. Ei Gobierno Popular recuperé para Chile la totalidad de tasriquezas naturales del pais. Fueron nacionalizadas las empresas de la gran mineria det cobre, del hierro, de! salitre, del carbén y del cemento. Fueron nacionalizadas también setenta de las més grandes empresas monopolistas del pais, incluyendo la industria siderirgica, centros tex tiles, electrénicos, de lo industria alimentaria, de manufactura de cobre, de la distribucién y servicios. El Estado asumié la direccién de 16, de un total de 18 bancos comer- cloles, nacionales y extranjeros. Controlé mas del 90 por ciento del cré- dito, garantizando el acceso a él de medianos y pequefios propletarios. Tomé también en sus manos el 90 por ciento del comercio de expor- tacién y el 60 por ciento de las importaciones. Sobre estas bases se estructuré el drea de propiedad social, centro fundamental de una nueva economia. El Estado expropié también 6 millones de hectéreas de tlerras culti- vables ~el doble de Io expropiado en el sexenio demécratacristiano~ con lo que culminé 1a expropiacién de todos los predios de més de 80 hectéreas de riego bésicas. La politica del gobierno produjo una fuerte redistribucién de ingre- 05, elevando, desde un 55 por ciento, aproximadamente, hasta un 65 por clento, la participacién de los asolariados de todo tipo en el ingreso nacional. 150 Dicha redistribucién de la renta nacional condujo al oprovecha- miento pleno de la capacidad instalada de la industria, fo cual hizo posible un aumento considerable de la produccién fabril, superior ol 20 por ciento en los dos primeros afios, y una disminucién vertical de la cesantia, que al inicio del Gobierno Popular era de! 8,3 por ciento. Cuondo asumimos el Gobierno, el 50 por ciento de los nifios de Chile estaban desnutrides. El 40 por ciento tenfa disminucién intelectual re- lativa. Atendiendo a esta realidad, el Gobierno Popular organizé su Plan Nacional de Leche, En 1970, antes del Gobierno Popular, habion recibido leche gratuitamente 650 mil personas. Fr 1972 se beneficiaron con medio litro de leche gratuito diario 3 millones 347 mil personas. La educacién se convirtié en uno preocupacién Gobierno. En 1973, ef nimero de estudiantes en todos los ensefianza alcanzé @ 3 millones 600 mil, lo que significé, afo, un aumento de 270 mil en tos niveles bésico y mex suelte la distribucién gratuita de 8 millones de textos escolares para favorecer a 2 millones 600 mil estudiantes de ensefianza bésica. Las universidades recibieron a 130 mil alumnos, Ia cifra més alta alcanzada nunca antes en Chile, Por primera vez abrieron sus puertas a los hijos de obreros y campesinos y a los obreros directamente. Sélo en 1973, 2 mil 500 trabajadores ingresaron con becas especiales a la Universidad Técnica del Estado. La salud ide los chilenos fue objeto también de otencién preferente, La creacién del sistema de consultorios periféricos, a razén de uno por cada 40 mil habitantes, permitié un mejoramiento sustancial de a otencién sanitaria. Bajaron significativamente los indices de mor- tolidad infantil. Setecientos veinticinco mil chilenos que carecian de toda previsién, en especial trabajadores independientes, pequefios comerciantes y pequefios empresarios-, fueron incorporados a ese sistema. S joraron sustancialmente las pensiones minimas de orfandad, vejer, in- validez y viudez de los beneficiarios del Servicio de Seguro Social, que percibian antes de 1970 ingresos miserables. La cultura estuve al alcance de millones de personas. Se creé una poderosa editorial estatal, quimantu que en sélo dos afios lanz6 doce millones de ejemplares de publicaciones de diverso indole, que inclufan las obras més importantes de la literatura chileno, lotinoamericana y universal. A la par, adquirié mayor cuge el movimiento musical que funde los valores auténticos del folklore con la experiencia de musicos de preparacién académico, y surgié un rico y variado movimiento pic- t6rico que aleanzé caracteres de masas. Todos los medios de que disponia el pais para !a construccién de 151 ndas fueron utilizados para resolver el problema habitacionol. Las cifras de construccién aumentaron en un promedio de 8 por ciento durante el Gobierno del Presidente Allende. Se olcanzaron las més oltas cifras histéricos en este rubro. Cientos de miles de trabajadores tuvieron por fin acceso a bienes que hasta entonces eran un lujo. Consumir carne, vestir adecuada- calzar a los nifios, disponer de catres y colchones, poseer un F © un refrigerador o una estufa de gas licuado, se convirtié en una aspiracién realizable. Toda ast es la obra de Allende, de lox partidos de lo Unidad Popu- lar. Pero, sobre todo, es la obra del pueblo de Chile. El triunfo electoral y la obra de la Revolucién fueron el resultado de un esfuerzo multitudinario. zados por cerca de 15 mil comités de base, dinamizaron la batalla po- Iitica que culminé en la victoria del 4 de Septiembre. Financiada con los recursos de las fomilias de! pueblo, brotalea en todas partes la pro- paganda en favor del candidato y de las ideas del programa popular: En el curso de toda la compara electoral, hombres, mujeres, jévenes y nifios concurrian a mitines y marchas a expresor su decisién de hacer posible un cambio de rumbos en el pais. En los sesenta dias, llenos de tensién, anteriores a. la toma de pose- sign de la Presidencia de 1a Repiblico, el pueblo vigilé dia y noche y forjé desde la base, con inteligencia y pasién, las condiciones que hicieron posible el acuerdo para ratificor en el Parlamento la eleccién de Allende. Iniciado el Gobierno, los trabojadores comenzaron a tener arte y parte en el presente y en el futuro de su pais. La clase obrera, la close mas numerosa, la clase més trabajadoro, la que crea los bienes mate- tigles, las més avanzada y patristica, asumié posiciones de poder para regir los destinos del pais junto a las otras clases y capas interesadas en el progreso sociol, en el desarrollo culture! y, en definitive, en la Justicia y en la libertad verdaderos. Se produjo un cambio profundo en Ia actitud de los hombres y mu- jeres de! pueblo, Los trabojadores y las masas populares sintieron que el Gobiemo de Allende era su Gobierno: que ellos tenian algo que hacer en Chile més allé de vender su fuerza de trabajo en una fébrica © taller o de lavar ropa ajena en una arteso de poblacién. Los humi- Nados y postergados por tantos afios visualizaron y empezaron a sen- tir que tenian derecho a vivir de otra manera y a ser considerados con dignided, Por primera vez en la historia de Chile, los obreros podian opinar libremente en las fabricas, sin temor al despido. Los trabajadores en- nto de miles de trobojadores, movil 152 traron a participar en el funcionamiento de numeroses empresas, mu- chos de ellos a acupar puestos de gerentes y administradores de indus- trias, a dirigir servicios estatales, a integrar consejos de bances, a tepresentar al Presidente de la Republica, al Poder Ejecutivo, en sub- delegaciones, gobernaciones e intendencias y a desempefiar cargos de Ministros y Embojadores. Més aun. Miles de obreros se empefiaron en el aumento de la pro- duccién. Desarrollaron innovaciones en los procesos productives para elevar su rendimiento y pora economizar divisas. Organizaron la fo- bricacién de repuestos pore mantener Ia industria en funcionamiento. Promovieron diversos métodos para economizer materias primas. Im- idieron lo poralizacién de numerosas empresas abandonadas por los- duefios. Impulsaron nuevos usos de las instalaciones para encarar los 1as que genercba el boycot econémico y el sabotaje de lo ny el imperialismo. En los afios de lo Revolucién surgieron nuevas formas de organi- zacién de los trabojadores y el pueblo para abordar las responsabil dades que asumion en la direccién del pais. Se constituyeron consejos de administeacién en las empresas estatales, comités de vigilancia en Aumeroses empresas privadas y en servicios. Nacieron las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios, las JAP, para resolver, con el esfuerzo de} pueblo, los problemas de distribucién de los articulos de primera necesidad y para combatir el mercado negro organizado por el enemigo, Centenares de obreros se convirtieron en inspectores volun- tarios de lo Direccién de Industria y Comercio para supervigilar, junto con las JAP, la produccién, la distribucién y los precios. Se constituys una serie de oficinas comunales de DIRINCO en donde entraron a osumir responsabilidades administrativas e inspectivas los dirigentes de los Consejos Comunales de la CUT, de las Uniones de Juntas de Vecinos, de las Uniones de Centros de Madres y de las JAP. Se constituyeron los Cordones Industriales, los Consejos Campesinos y, en algunos lugares, los Comandos Comunales, organismos ~estos Sltimos— cteados con el criterio de unificiar las diferentes organizacio- nes populares en cada luger. Cada una de estas organizaciones se constitula en embrin de nuevo Poder, del nuevo tipo de Estado que se queria construir. En resumen, el pueblo chileno hizo esfuerzos gigantescos por echar 1 andor la Revolucién y por sclvarla en los instantes de peligro. La movilizacién popular de octubre de 1972, durante el primer paro del transporte organizade por la CIA y la reaccién, se inscribe entre las mas grandiosas acciones de las masas populares chilenas, Los traba- jadores hicieron funcionar todas las industrios, caminar al pois; organi- 153, zaron la distribucién: resolvieron un cetemil de problemas; demos- traron una conciencia, una responsabilidad y una disciplina ejemplares. A esta accién se unieron cientos de miles de jévenes que, orgenizados ‘en el maravilloso Movimiento de los Voluntarios de la Patria, conducian sobre sus hombros las mercanefas inmovilizadas por el paro petronal. Esta actitud de millones de chilenos era posible porque —digan lo que digan nuestros enemigos- el Gobierno det Presidente Allende tuvo una ‘sola preocupacién, la més noble de todas: servir a su pueblo, atender las necesidades de los humildes, de los obreros, de los campesinos, de los pobres de la cludad y del campy, de los nifies, de lo sufide mujer chilena, de los pequefios y medicnos empresarios. Al mismo tiempo, para crear bases reales de justicia y bienestar, su unico norte fue hacer de Chile un pais plenamente independiente, desarrollade, moderna. Por eso la imagen de Allende y su Gobierno esté firmemente arrai- gada en la conciencia y en el corazén del pueblo chileno y se agranda con el tiempo. Hubo errores. Pero lo sustancial, lo que recoge la his- toric, es el esfuerzo inmenso que se hizo por superar el atraso y la miseria, por lograr la liberacién nacional y social de Chile. Los méritos de la Revolucién chilena se pueden apreciar en su verda~ dora dimensién si se tienen en cuenta las condiciones de su inicio y las dificultades con que tropez6 desde el primer dia. No hay que olvi- dar que el compatiero Salvader Allende obtuvo en las elecciones presi- denciales sélo el 36,3 por ciento de los votos. Esta era ciertamente la primera mayoria relativa; pero una mayoria relativa precaria que, por ‘otra parte, no resolvia por si sola su eleccién como Presidente, El Imperialismo norteamericano y la reaccién chilena hicieron todo to posible por impedir lo que era tradicional en el pais: que el Parla- mento optara por el candidato que haba obtenido el primer lugar cuando no se lograba en las urnas la mayoria absoluta. Se ided y proclamé une maniobra formalmente constitucional: que el Parlamento eligiera al segundo, en este caso el condidato de Ia derecha, Jorge ‘Alessandri, el que luego renunciaria para dar paso a una nueva elec- cién en Ia cual todos los reaccionarios se cuadrarian tras la candida- tura de un demécrata-eristiano, Eduardo Frei. Y la Central de Int gencia de los Estados Unidos, la Embajada yanqui en Santiago y to ITT tramaron, simulténea y alternativamente, otta conjura dirigida a provocar la toma de! Poder por las Fuerzas Armados, para lo cual pla- nearon el rapto y perpetraron el asesinato del Comandante en Jefe del Ejército, General René Schneider. Ello debia ser el detonante de un golpe militar. Por su parte, el Ministro de Hacienda de ese entonces pinté un cuadro apocaliptico acerca de las repercusiones que en la 154 economia y las finanzas del pois se estarian ya produciendo como resultado de la victoria electoral de Allende. Tales anuncios creaban tun clima propicio al escamoteo del triunfo popular. Desde el dia mismo de la eleccién presidencial, hasta el derroca- miento del Gobierno Popular, el imperialismo norteamericano y la reaccién chilena conspiraron incesantemente, Dicha conspiracién com- prendié el sabotaje en las minas del cobre, la suspension de los cré tos de corto y largo plozo del BID, del Banco Mundial y de la banca privoda norteamericana: el embargo de nuestras exportaciones de cobre, luego de ser éste nacionalizado: la suspensién de ventas de 10 a través de fa AID, el bloqueo a la importacién de respuestos \dispensables para el funcionamiento normal de la industria, las tra- bos para renegociar la deuda externo, e! acaparamiento y la organi- zacién del mercado negro, Ia fuga de capitales, el contrabando ma: de genads hacia Argentina, la guerra psicolégica y todo un conjunto de acciones de «desestabilizacién- que comprendieron, en especial, dos largos pares en el transporte carretero. A esto se sumaron otras dificultades objetivas. El Gobierno Popular recibié el pais con una deuda externa de 4 mil millones de délares, dustrial en gran porte anticuado e insufi idades del pafs, con un fuerte déficit de produccién agraria, con graves carencias en viviendas, educacién y solud. Paralelamente sufrié los impactos de una coyuntura intemacional muy desfavorable en el terreno comercial. Mientras el precio del cobre, nuestro principal producto de exportacién, cayé por debajo de los 50 centavos de délar la libra, los precios de las importaciones, particularmente las de ali mentos, tuvieron alzas exorbitantes, Hay que considerar especialmente el hecho —que luego analizare- mos~ de que la clase obrera y las otras fuerzas motrices de la revolucién no alcanzaron todo el poder. Iniciaron las transformaciones contando sélo con una parte de él y debiendo operar en un marco institucional que si bien ofrecia posibilidades al mismo tiempo limitada la accién revolucionaria, La revolucién era impulsada por fuerzas de diversa procedencia so- iol y de ideologias distintas. Esta singularidad, que reflejaba la ampli- tud de lo alionza construida en torno a la clase obrera, y que era y es un hecho positive, determiné a la postre evaluaciones y posiciones dis- tintas sobre muchos osuntos capitales. Ello no era fatal. Se debié a la insuficiencia y discontinuidad de la hegemonia de la clase obrera y del pensamiento comin de dicha alianza. El curso de Ia revolucién chilena debe ser opreciado, reiteramos, teniendo en cuenta todos estos factores. 155 La revolucién chilena fue el fruto de uno larga lucha, de muchos afios de combate. Vencimos en 1970 y conquistamos una parte del poder gracias a una opreciacién correcta del proceso social chileno, © una definicién acertada de los enemigos principales, del campo de olianzas posible de Ia clase obrera, de las transformaciones maduras que era necesario materlalizar y del disefio general de una via para llevarlas adelante. En un combate politico sostenido y tenaz en favor de la unidad de lo clase obrera, del entendimiento socialista-comunista, de la agrupacién de los partidos de Izquierdo, estos upreciaciones se convirtieron en riterios y acciones de masos. Toda lucha de un pueblo por su destino se entronca hasta con su pasade més remoto, Pero si se ha de buscar un punto de partida de nuestra lucha por la conquista de un gobierno popular, habré que fijor la atencién en 1952, afio en que se levanta por primera ver lo candidatura de Allende a la Presidencia de la Republica ~entonces por el Frente del Pueblo— configuréndose asi una alternative, construida en torno a la clase obrera, ante las diversas variantes burguesas. El Frente del Pueblo se convertira Iuego, con nuevas fuerzas, con el Partido Socialista reunificado, en el Frente de Accién Popular. Sobre esa base se construye més tarde la Unidad Popular. Al movimiento unitario se incorpora el Partide Radical, partida de larga tradicién en la vida po- ico de Chile, vinculado a sectores de trabajadores y de capas medics de pensomiento racionalista y laico. También se integran fuerzas cris- tignas de avanzada. En la lucha por !a unidad del pueblo hubo que vencer muchos resis- tencias y ganar no pocas batallas politicas. Los radicales se desemba- razaron de politicos burgueses de sus propias fils que profitoban de lo desunién de la izquierda, en tanto que fue necesario derrotar las, posiciones sectarias de quienes sostenian que concertar alianzos am- plias significabe entregar a hegemonia a la burguesia. Todos los partidos populares contribuyeron a la victoria. Sus aportes fueron necesarios, mas atin, indispensables. Si hubiese faltado alguno de ellos, la revolucién no se hal iciodo entonces. Desde el punto de vista electoral, por ejemplo, si hubiese faltado cualesquiera de las fuerzas que integran la Unidad Popular no hubiéramos lograde Ia vie- toria del 4 de Septiembre, La importancia de la contribucién de cada cual esté fuera de duda. Fuera de duda esté tombién que todos hi- cieron su aporte a las transformaciones que se llevaron a cabo durante los tres afios de gobierno popular. Todos se mantuvieron unidos y leales hasta el fin y, mas adn, bajo la brutal represién del fascismo, han man- tenido su lealtad y su dignided. 156 Pero hay un hecho histérico que es preciso anotar: nuestro Partido, el Partido Comunista de Chile, por su experiencia, su capacidad y su influencia de masas, fue el artifice principal del movimiento unita que culminé en Ia victoria, el que mantuvo con mayor pasién y fuerza la bandera de la unidad de todos los partidos de la izquierdo, el que vislumbré la posibilidad de conquistar el Gobierno por una via no ar- mada y sefialé el comino pora materializarla. En 1956 tuvo lugar nuestro Décimo Congreso. En él se puso en evi- dencio la posibilided de hacer lo revolucién chilena por uno via no armada. Esto idea fue enriqueciéndose con las experiencias de la lucha “real del pueblo de Chile para abrir paso a los cambios revolucionarios. A elle se unié, como un objetivo de masas, la necesidad de conquistar un Gobierno Popular capaz de llevar adelante la revolucién antiim- Perialista y antioligérquico con vista al socialismo. En 1962, el Décimosegundo Congreso del Pattido se realizé bajo la consigna: «iA la conquista de un gobierno popular!+ y planted la ne- cesidad de construir uno olianza suficientemente vasta para lograr .Sicho objetivo. Durante el Gobierno demécratacristiano, en las condi ‘ciones de una experiencia reformista que buscaba, con métodos y lenguaje nuevos, salvar el capitalismo en Chile e impedir la revolucién popular y el socialismo, nuestro Décimotercer Congreso levanté ta con- signo: «La close obrera, centro de la unidad y motor de los cambios revoluctonarios.» Con este lema propiciamos la unién de todos los que estabon por os cambios, incluso de aquellos que habjan sido seduci- dos temporalmente por el reformismo. Esta politica contribuyé a evitar el enconamiento de las divisiones en el seno del pueblo y a facilitar asi la posibilidad de alianzas en torno a la clase obrera, condicién basica para generar una correlacién de fuerzas favorable al proceso revelucionario. Finalmente, el iiltimo Congreso Nacional del Partido, celebrado en 1969, pudo alzar como consigna de actibilidad inmediata: «Unidad Popular para conquistar un gobierno popular.» Ella se ma- terializaria antes de trascurrir un oo, No logramos, es cierto, unir a todas las fuerzas democraticas. Por es0, en la eleccién de Salvador Allende no obtuvimos la mayoria absoluta, Pero la linea aplicada, que colocaba en el centro la unidad en torno @ la clase obrera en Ia lucha por los cambios, la actitud a lo vez firme y flexible frente al reformismo, permitié generar una mayoria y volcar © nuestro favor la correlacién de fuerzas openos culmind lo batalle electoral, La politica patrocinada por nuestro Partido, orientada a consolidar la unidad del pueblo y a aislar a los enemigos fundamentales, y la fuerza de las ideas de cambio promovidas por la Unidad Popular, pro- 157 ductan efectos no sélo en los sectores agrupades en Ia alianze, sino ms.llé de ellos. Nuestra orientacién habia contribuido a separar de lo oligarquia y de la alta burguesia a vastos sectores medios, incluso burgueses, que se identificaban con le Democracie Cristiana y que en el pasado se habian unido a ta reaccién en contra del movimiento po- pular. Los que no estaban con nosotros, estaban separades y no todos contra nosotros. No era una desinteligencia, ni una circunstancic fortuita derivada de un error de célculo, sino un hecho politico produ- cido por la forma y el contenido de las luchas del movimiento revolu- Clonario. En estas condiciones 2e inicié el mismo 4 de septiembre una nueva batalla, caracterizada por enconados enfrentamientos de clases. Esta batalla, que se desarrollé en los sesenta dias que transcurrieron desde el 4 de septiembre al 3 de noviembre de 1970, se cor en una verdadera epopeya del pueblo, y decidié la instalacién del Go- bierno Popular. Mostré que la clase obrera era capaz de reunir en torno suyo @ la mayoria del pueblo y del pais para los objetivos mo- duros en la situacién chilena y que era capaz tombién, en circunstan- clas tales, sobre la base de esa mayoria y de una actividad de masos, fuerte y tenaz, de impedir el desencadenamiento de la violencia reac cionaria, Al resolver correctamente fa cuestién de quién aisla © quién, esunto decisive en Ia correlacién de fuerzas, la derecha oisloda se impedida de ahogar en su cuna {a revolucién. Fracasaron sus inicio- tivas en el terreno militar, sobre todo porque estaba derrotada politico mente. Desde ese momento, més que nunco, la lucha por la reyolucién se convirtié en la lucha entre el pueblo y la reaccién por cambiar Is co- rrelacién de fuerzas en favor de uno u otro. Esta disputa preside todo el periodo, se extiende lo largo de los tres afios del Gobierno Po- pular y a ella estaban ligadas cuestiones tan importantes como Ia con- quista de la mayoria del pueblo, el problema militar, la conduccién politica nica y acertada y, en definitiva, la suerte de la revolucién. Los éxitos logrados en los sesenta dias cruciales que van desde la eleccién presidencial hasta 1a toma de posesién de Ia Presidencia de a Repiblica, y los que se obtuvieron en todo un primer periods, du- rante aproximadamente-un afio, respondieron, por una parte, al vasto ‘apoyo nacional que tenian los objetivos inmediatos que se trazoba el movimiento popular, a la movilizacién de masos desarrollada para al- canzarlos, a lo unided y cohesién demostrada en lo fundamental y en ‘ese periodo por fa Unidad Popular y. por otra parte, a que ésta buscé y logré con otras fuerzas acuerdos y compromises que resultaban ob- jetivamente necesarios. Entre estos tienen especial significacién el pacto de garantias constitucionales y la reforma constitucional que per- 158 6 lo nacionolizacién del cobre. El primero de estos acuerdos im- plicé compromises. Pero el pacto de garantias fue un requisito indis- Pensable que puso la Democracia Cristiana para confirmar en el Parlamento le eleccién de Salvador Allende. Dicha condicién era acep- table. Més ain, constituyé en los hechos una victoria del pueblo. Las concesiones que implicaba, de tipo menor, eran mds que compensadas con la concesién de la otra parte. Por esto, todos los partides de la Unidad Popular estuvimos contestesen que habia que entrar ental com- promiso. En el acuerdo UP-DC relativo a la nacionalizacién del cobre no hubo ninguna concesién. Filo es explicable, Se trataba, en primer lugar, de una reivindicacién nacional, patristica, que compartian casi todos los chilenos y, en segundo lugar, la correlacién de fuerzas fovo- recia mas a la Unidad Popular en este caso. Hay gente empefiada en torcerle el pescuezo a la verdad con versio- nes falsas sobre esta politica de compromisos, con lo que inducen a ertor a personas honestas y que tienen gran afecto por nuestra Revo- lucién. Respondiendo a tales deformaciones debemos decir que, por ejemplo, es falso que el Estatuto de Garantias haya establecido dere- chos de los portides de oposicién para disponer de espacio en la TV del Estado ~cuestién establecida en una ley del gobierno anterior 0 que en dicho estatuto esté el origen de la prohibicién legal de cons- titvir organizaciones militares paralelas a los FF.AA. (Fuerzas Armo- das), lo cual estaba en la Constitucién, Aplicando su politica unitaria, basada en el programa aprobade, la UP aleanzé el 50% de 1a votacién en las elecciones municipales de abril de 1971. Los hechos probaban que las posibilidades de hacer ‘evanzar la revolucién residfan en und orientacién comiin y acertado, Cabe aqui una reflexién general. Hobia algiin otro camino posible de recorrer para la revelucién chlena en ese periodo y en esas con- iciones' Estamos convencidos que no. Dicho de otra manera, en esos mo- mentos, la alternativa a 1a via pacifica no ere la via armada. No habia otra alternativa revolucionaria posible. Nuestro Partido tenia claro, sin embargo, que la situacién podia ‘cambiar, Apenas se inicié el Gobierno del Presidente Allende, el 26 de noviembre de 1970, el Pleno del Comité Central advirtié: EI enemigo no nos dejard expedito el camino. Ya se sabe cudnto hizo y traté de hacer para impedir primero el triunfo popular en las urnas y luego la formacién de este nuevo Gobierno.» Dos meses después, ante el Congreso del Partide Soci brero de 1971, insistiamos: sta, on fe- 159 «Podriomos afirmar que tas dificultodes més grandes recién co- mienzan, Los que ayer no vacilaron en fraguar el asesinato del Co- mendante en Jefe del Ejército, General René Schneider, no vacila- rn en nada en el futuro.» La forma de enfrentar y derrotor estos peligros consistia en llevar ‘adelante la lucha politica como lo veniamos haciendo. El camino re- corride mostraba que acumulébamos fuerzas, que obteniomos una correlacién crecientemente favorable y que, sobre esa base, era posi- ble seguir conteniendo y derrotande a los contrarrevoluciona = rio. ‘Apoyéndonos en una correlacién de fuerzas favorable eran posibles las adecuaciones necesarias de la linea general a una situacién cam- biante y, como preveiamos, més exigente. En septiembre y octubre de 1970, la reaccién habia de Estado. Fracasé. Ante esta tentative el pois se uni encuentro de todas las fuerzas democraticas. Los enemigos observaban con pavor la fuerza que adquiria la Unided Popular, la simpatia que despertaba entre los pequefies y medianos industriales y comerciantes la reactivacién econémica del pais y las posibilidades de nuevos acuerdos coyunturales con lo Democracia Cristiona, Entonces pusieron en préctica un esqueme de largo aliento ‘que empezaba con el plan de desestabilizacién y que contemplaba el uso de cualquier medio, por inmoral que fuese. Fue asesinade Edmundo Pérer Zijovic, politico demécrata cristiano conservador, con la intencién de crear una borrera de sangre entre la Unided Popular y la Demo- cracia Cristiana. Aunque los autores materiales de este crimen milita- bon en un grupo de ultraizquierda, nadie puede dudar a estas alturas que alli estuvo la CIA. Como éste, los contrarrevolucionatios organizo- ron una cadena de actos terroristas a lo largo de los afios 1971, 1972 y 1973, @ la vez que publicitaban profusomente las actividades de ta ultraizquierda, presenténdolas como acciones de las fuerzas del Gobierno, para amedrentar con todo ello a las capas medias. Incluye- ron en el plan acciones «reivindicotivas y osonadas callejeras. Pusie- ron en préctica un refinado modelo de guerra psicolégica. ‘Todos estos empefios tenian como objetivo modificar la correlacién de fuerzas a su favor. ‘A pesar de esta situacién se hicieron grandes cosos. Muchas de las conquistes del pueblo que han dodo jerarquia histérica a! Gobierno Popular se materializoron actuando bojo el embate del enemigo. Sin embargo, a medida que arreciaban las dificultades y se fortalecia el campo de la contrarrevolucién dejé paulotinamente de operat una direccién comin en el frente revolucionario. Surgieron criterios dispares scado el golpe ; $e produjo el 160 en el seno de la coalicién popular. Las desavenencias se chondaron. En asuntos importantes se hacia cada vez més dificil el acuerdo, la politica y la accién comunes. Por ejemplo, en relacién a la nacionalizo- cién de empresas, al destino de las tierras expropiadas, a las formas corgénicas de la produccién en el area reformada de la agricultura, a Ia importancia de la batalla de la produccién industrial y agricola, a los problemas de la distribucién, a Ia politica salarial en las empresas del Area Social, y a la manera de encarar Ia ofensiva del enemigo, se hicieron presentes desinteligencias y a veces posiciones contrapuestas que dicron motive a interminables y venas discusiones que afectaron la capacided realizadora del Gobierno y contribuyeron a sembrar con- fusién y a bajar la moral en nuestro campo. La politica trazada, la de unir fuerzas alrededor de Ia clase obrera, era bombardeada desde posiciones de «izquierda» y de derecha en el seno de la Unidad Popular; se aprovechaban situaciones dificiles pora Ja clase obrera y para el Partido Comunista, se acentuaban las discre- pancias con nuestra linea unitario, se dificultaba el desarrollo de una direccién homogénea, El revolucionarismo pequefiobugués y las ten- dencias de derecha asumian cierto grado de autonomia, se separban de !a direccién unitaria. En el fondo, al atentarse contra la orientacién obrera, se incurria en posiciones sulcidas, ya que se socavaba Ia fuerza ‘real del proceso, su tinica posible direccién consecuente. En esto pesaba, con diversas expresiones, cierto grado de oportunismo y de anticomunismo, lo que fue muy dafiino. En el curso del proceso revolucionario chileno se puede destacar una sucesién de hechos que marcaron hitos cruciales en la lucha por la correlacién de fuerzas y en relacién con los cuales no siempre hubo un criterio comin en la Unidad Popular. Més atin, en algunos de estos momentos decisivos surgieron grandes discrepancias. Entre los episodios mas importantes a que aludimos estén: ~ lo botalla de sesenta dias dada, entre el 4 de septiembre y el 3 de noviembre de 1970, por asegurar la conquista de la Presidencia de la Republica; = el périodo inicial caracterizado, entre otros hechos, por el estableci- miento de Relaciones con Cuba, la RDA, Vietnam, Repdblica Popu- lar China y Repiblica Popular de Corea: por Ia politica de reactiva- cién econémica, la nacionalizacién del cobre, del carbén y varias ‘empresas industriales; ~ las elecciones de abril de 1971, que dan a la UP el 50,1 por ciento de los votos, sin considerar los sufragios nulos; = el asesinato de Edmundo Pérez Zujovic, en junio de ese afto; 161 ~ las elecciones de Rector de la Universidad de Chile y las de un dipu- tado de Valparaiso, que comienzan a conforun bloque opositor cuali- tativamente distinto; ~ la «marcha de los cacerolass en diciembre de 1971, que indica el inicio de una ofensiva de ribetes fascistas; — los acontecimientos de Concepcién, en mayo de 1972, donde el MIR y los partidos de ta UP, a excepcién del Partido Comunista y del API, se opusieron a una marcha de lo DC autorizada por el Gobierno ¥ constituyeron una llamada Asamblea Populor con cierto contenido opositor. Fl Prasicanta Allende y la directiva nacional de ta UP de: autorizaron tales hechos, no obstante lo cual estos pesaron negati- vamente en Io situacién: = los acontecimientos de Lo Hermida, en agosto de ese mismo afio, donde tiene lugar la provocacién ultraizquierdista organizada por el ‘Comandante Raiil, que oparecia como dirigente de los pobladores. Se trata, como se sabe, de Osvaldo Romo, uno de los peores tortu- rodores de la DINA: = la promulgacién de la ley de control de armas, el 21 de octubre de 1972; = el paro patronal de octubre de ese mismo afio, ia ejemplar reaccién de la clase obrera y el pueblo frente a él y lo Constitucién del Gabinete encabezado por el General Prats; = el proyecto de ley de nacionalizacién de 107 grandes monopolios, presentado en enero por acuerdo unénime del Gabinete Prats; = las elecciones de marzo de 197: = la salida de! Gabinete ministerial del General Prats y otros militares; ~ el intento de golpe de Estado del 29 de junio: = el asesinato del Comandante Arturo Arayai = el didlogo Gobierno-Democracia Cristiana en julio-agosto de 1973: = la conspiracién en el! Ejército contra el General Prats, que culming con su retiro y el de los generales Sepulveda y Pickering, y = el proceso contra el grupo de marines constitucionalistes. Anglizando estos hechos se puede concluir que las cosas marcharon de modo que el desarrollo de la correlacién de fuerzas se dié en favor de la revolucién cuando hubo unidad de criterios al interior de la Uni- dod Popular, se actué con fidelidad al programa, se abrié paso a la movilizacién populor y el Gobierno se apoyé en ella, se dirigieron los fuegos contra los enemigos principales y se tuvo en cuenta por tanto las diferencias que habia en la oposicién. Al revés, cuando las condiciones mencionadas no se reunieron, cuando primaron las diferencias en el seno de la coalicién, cuando se pretendié pasar por encima del programa, cuando se quiso contra- 162 poner al Gobierno Popular a sectores ~aunque fuesen minoritar del pueblo, cuando los sectores medios fueron convertides en enemigo principal, el Gobierno Popular suftié derrotas, el enemigo oprovecho nuestros errores y desmejoré le correlacién de fuerzas. ‘Como Unided Popular y como Gobierno cometimos dos tipos de errores, unos de derecha y otros de izquierda, que en buena medida se entrelazaban, se alimentaban y condicionaban mutuamente y que, siendo de uno u otro cardcter, se originaban muchas veces en los mis- mos sectores sociales y politicos. En la actividad de la Unidad Popular los éxitos fueron comunes y también comunes no pocos de sus errores. Al referimnos 0 algunos de ellos no la hacemos, pues, excluyendo nuestra responsabilidad. El principal error de derecho fue nuestra debilidad en cuanto a tolerar y no impedir las actividades sediciosas del enemigo y el abuso que hacia de las fibertades consagradas en la Constitucién, En este ‘aspecto prevalecieron en el Gobierno criterios reformistas y no revo- lucionarios. Los contrarrevolucionarios usoban descaradamente lo prensc, la radio y la televisién pora preparar el derribamiento del Gobierno. Sin ningun topujo proclamaban que «los dnicos marxistas buenos son los marxistas muertos y anunciaban que «Yokarta viene. El Gobierno tomé ciertas medidas. Se clausuraron temporalmente algu- nas radios y una medida similar se aplicé contra «EI Mercurio». Ademés, fueron detenidos y sometidos @ proceso unos pocos terroristas y sedicio- sos. El Poder Judicial, con el respaldo de lo mayoria del Parlamento y de la oposicién, anulaba tales acciones. Sin atenuor la responsabilidad que a todos nos corresponde en los debilidades del Gobierno, queremos decir que el Partido Comunista ~y también el Partido Socialista— hizo esfuerzos reiterados dirigidos a lograr que se adoptaran medidas enérgicas contra ef enemigo. En carte dirigida al Presidente de la Republica, en agosto de 1972, ‘expresamos pablicamente criterios que habiamos venido exponiendo ‘en forma reiterada en el seno de la Unidad Popular y del Gobierno. Deciamos: «Nuestra primera y principal obligacién con el pueblo y el pais es Ponerles camisa de fuerza a los que quieren arrastrar a Chile @ un bafio de sangre.» «La necesidad de mantener y osegurar el desarrollo de Ia libertad y la democracia nos impone el deber de aplicar la ley contra quienes incurran en delito en busca de fa caida del Gobierno y de la im- plontacién de una dictadura fascista.» «EI reconocimiento de los derechos de la oposicién no puede Ilevor- 163 nos a aceptar toda clase de excesos y fechorias. Ciertos opositores creen que se puede hacer cera y pabilo de fa ley. Hay radios y diarios que han convertide en pan de cada dia la mentira, Ia injurio, la calumnio, las publicaciones falsas y alarmistos... Por ello, creemos indispensable que por estos delitos, antes que por incumplimiento de formalidades, se adopten las medidas legales correspondientes. El Gobierno nunca seré criticado por el pueblo si aplica medidas enér- gicas contra los que se salen de la ley, que mienten descarada- mente, acaparan mercaderias. crean el mercado negro, hacen con- trabando con el exterior y especulan con los productos alimenticios.» Pero no se traté sélo de palabros, ni sélo de actuor enérgicomente conforme a fa ley. En diciembre de 1971, luego de «la marcha de las cacerolas:, nuestro Partido express su decisién de no dejarle libre la calle a los fascistas, y sus militantes y los militantes de las Juventudes Comunistas y de otros partidos de la UP, los batieron muchas veces. Habiamos sefialado ya en noviembre de ese afio que lo desmoraliza- clén se apoderabo de algunos sectores populares al no tomarse medi- das contra la reaccién y que, para lograr una nueva disciplina social y mayores esfuerzos en el terreno de la produccién, no podian quedar sin castigo y operar impunemente los infractores de {a ley y los sabo- teadores. Més atin, en el mes de julio de 1973, nuestro Partido consideré nece- saria una modificacién sustancial en el Gobierno: concretamente constituir un nuevo Gabinete con mayor representacién de la clase obrera y, al mismo tiempo, con una relevante par comprometidos ya con el programa popular y dispuestos a doblarle la mano a la mayoria parlamentaria, que se transformaba en el centro de la sedicién. Esta idea se la propusimos ol Partido Socialista y juntos, en una delegacién socialista-comunista, se la planteamos al Presidente de la Repablica. Este la acepté y nos pidié que la pusiéramos o considera- cién del General Prats, quien se mostrS también de acuerdo con ella. Estimé, sin embargo, que debian agotarse los esfuerzos pora llegar a un entendimiento con ta Democracia Cristiana en el didlogo que estaba ya planteado. Pero, en definitiva, nuestra proposicién no prosperé. La discrepancia en tomo al citado didlogo en el seno de la Unidad Popu- lar y lo ofensiva de los generaies golpistas contra el propio General Prats hicieron imposible su materializacién. Es claro que para adoptar medidas enérgicas y contundentes contra el enemigo de clase se precisaba una correlacién de fuerzas que hiciera posible esas medidas. La correlacién de fuerzas ya se habia 164 deteriorado, Pero, para modificarla en favor del pueblo y del Gobierno, jugeba también su popel la decisién de los revolucionarios y ésta no se expresé de modo suficiente, Lo experiencia de todas los revoluciones, y particularmente de la revolucién ruso, demuestra precisomente la importancia de la decisién revolucionaria, de la cudacia y firmeza de la vonguardia en los momen- tos cruciales. Esta no es, sin embargo, uno cuestién de simple deseo y voluntad, pues se sequiere también la consideracién objetiva dela situacién concreta, de todos los factores que la componen, compren- dida la fuerza real del Partido de vanguardia y las posibilidades racles de que la-moyoria del pueblo marche tras sus banderas en una accién dirigida @ resolver el pleito en el terreno que ya esté planteado 0 que estd configurindose ‘Como quiera que sea, queremos subroyar que esto de tolerar los demasios de los contrarrevolucionarios constituye un ertor capital. Nuestra experiencia indica que los revolucionarios debemos luchar por {a libertad para el pueblo y no para sus enemigos. La revolucién le da y debe darle més libertad al pueblo y, a ta vez, no debe permitir que la: contrarrevolucién se abra paso. Permitir esto ultimo conduce al fracaso de la revolucién, al triunfo de ta-contrarrevolucién y al terror sangriento. No hoy otra alternativa. Por eso no compartimos las po: ciones de quienes estiman que la libertad es indivisible y que la revo- lucién y el socialismo deben darle los mismos derechos a todos, com- prendidos sus enemigos. Los capitalistas no lo hacen, ni siqi Jos paises de democracia burguesa mas desarrollada. Los comunistas chilenos nunca hemos pretendido imponerle a nadie nuestra experiencia. Pero la de cada partido pertenece a todos, y el conjunto de ellas es lo que precisamente forma el bogaje de to ex- eriencia internacional. Nosotros hemos oprendido de otros partidos ¥ tevoluciones. Creemos que es nuestro deber exponer nuestra ex- periencia para que la consideren, si asi lo estiman, los demas. El compaiero Leonid llich Brezhnev en su informe ol XXV Congreso del PCUS hizo una alta valoracién de la revolucién chilena, calificd dole como

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