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En la siguiente parada entraba una seora anciana que siempre se sentaba junto a la ventana.
Ella abra la bolsa, sacaba un paquetito y se pasaba todo el viaje arrojando alguna cosa para fuera.
La escena siempre se repeta y un da, cursioso, el hombre le pregunt qu arrojaba por la ventana.
Me gustara poder viajar viendo flores coloridas por todo el camino. Imagine cun bello sera!
-Pero las semillas caen sobre el asfalto, son aplastadas por las ruedas de los autos, devoradas por los pjaros... Cree usted seora que las semillas germinarn a la vera de la calle?
As es, hijo mo. Aunque muchas se pierdan, algunas acaban cayendo en la tierra y con el tiempo van a brotar.
-
-Ah, yo hago mi parte. Siempre hay das de lluvia. Y si alguien arroja las semillas, las flores nacern.
Un tiempo despus...
Un da, en el mismo mnibus, el hombre al mirar para afuera percibi flores en la vera del camino ... Muchas flores... El paisaje colorido, perfumado y lindo!
Se acord entonces de aquella seora. La busc en vano. Le pregunt al chofer, que conoca a todos los pasajeros de viaje.
En ese instante, oy risas de criatura. En el asiento de enfrente, una nia sealaba por la ventana, entusiasmada:
Aunque no estaba ah para ver, hizo su parte, dej su marca, la belleza para la contemplacin y la felicidad de las personas.
Al da siguiente, el hombre subi al mnibus, se sent junto a la ventana, sac un paquetito de semillas del bolso...