Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Gobierno Del General: Los Desaparecidos
Gobierno Del General: Los Desaparecidos
Gobierno Del General: Los Desaparecidos
Ebook113 pages1 hour

Gobierno Del General: Los Desaparecidos

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

Taciturna y tartamuda con gestos repetitivos cabalgaba la historia en la silueta del tiempo.Como trozos de tierra compacta por el andn del ganado en su encierro, era el sistema supremo ,con dureza de piedra;cerrado como un agujero en la arena submarina,pesado como las avalanchas en una pendiente pronunciada. En cada punto,en cada lugar , estaba presente el forcejeo, entre pueblo y gobierno ,el capital tena su afluente perenne en las manos del general Roberto Quintanero dedicado en cuerpo y alama a explotar, usurpar, y matar sin escrpulo alguno
LanguageEspañol
PublisherPalibrio
Release dateJan 28, 2014
ISBN9781463376611
Gobierno Del General: Los Desaparecidos

Related to Gobierno Del General

Related ebooks

General Fiction For You

View More

Related articles

Reviews for Gobierno Del General

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Gobierno Del General - Victor Herrera

    Dedicatoria

    Dedico mi obra a: Dios,

    mi familia y a mis amigos lectores.

    10465.png

    Introducción

    Taciturna y tartamuda con gestos repetitivos cabalgaba la historia en la silueta del tiempo.Como trozos de tierra compacta por el andén del ganado en su encierro, era el sistema supremo, con dureza de piedra; cerrado como un agujero en la arena submarina, pesado como las avalanchas en una pendiente pronunciada. En cada punto, en cada lugar, estaba presente el forcejeo, entre pueblo y gobierno, el capital tenía su afluente perenne en las manos del general Roberto Quintanero dedicado en cuerpo y alma a explotar, usurpar, y matar sin escrúpulo alguno. Marejadas de sufrimientos venían con urgencia directamente sobre los pobres como encargos de entrega a domicilio. En los numerosos bagones del infortunio, se colaba el hambre, la peste, y la ignorancia, como grillos nocturnos en la obscuridad de un túnel tortuoso. El poder del general Roberto Quintanero había crecido como un ceibo desparramando sus grandes ramas ahogaba la hierba de los campos, abortando el fruto del arbusto, su máximo esplendor político, económico, y militar fulminaba al pueblo como un rayo sobre los verdes pinos en los cerros majestuosos.; sus macabros planes condenaron al pueblo a un silencio letal por millones de años, entoldado detrás de la negra tintura de la injusticia. Un pueblo humilde había enmudecido por los gritos del tirano, y el disparo de sus cañones.Los miedos del general eran lógicos, el fondo de su gobierno estaba obscuro, propio para la propagación del mal; todo fantasma avanza en la obscuridad sembrando el temor.Había mucho que ocultar y sabía que aquellos hombres se habían enfrentado al poder y exigían cambios, estaban dispuestos a enfocar aquel sombrío poder de su gobierno, y no callarían jamás.Los forcejeos iban en aumento, la lucha subía como las bravas aguas de los ríos en temporada de invierno de mayo a Julio, a medida que la misión del liderazgo relampagueaba a la luz del Evangelio, aquella lucha señalaba el final, y anunciaba la victoria sin miedo, y sin tregua.

    10474.png

    Capítulo 1

    Incidencias.

    Del silencio vino, riberas del río, sintió olor a bosque, a suelo podrido, vivió cada instante en aquel retiro, la brisa silvestre lo fue burilando, y adentro del pecho trenzaba con fuego.Saltó el alambrado, por los matorrales del potrero grande.Dibujaba el rastro por los pastizales, Por la mañanita abordó la calle, respiró un poquito, se quitó el sombrero lo dejó caer sobre la grama de plata. Tendió un pañuelo azu se sentó sobre él contemplando las maravillas majestuosas de la naturaleza divina, obra suprema del santo creador.En los confines la tierra se pegaba al cielo como un simbolismo de armonía eterna del poder glorioso.El padre Ricardo Dorante desde lejos divisó a Ramírez portando un libro de literatura en su mano izquierda, y un puño de papel prensado en un sujetador metálico. Abordó el carro, saludó generosamente._ ¡Buenos días padre Ricardo!_Dijo Antonio. _¡Buenos días muchacho.!_Contestó el padre tendiendo su mano hasta chocarla con Antonio Ramirez Duron._ ¡Aquí lo he estado esperando ansiosamente como las copiosas lluvias del mes de mayo!_ Dijo Antonio Ramirez mirando fijamente a los ojos del padre Dorante._ ¡Estoy a tus órdenes Antonio! ¿ En qué puedo ayudarte? _dijo el padre._ ¡Es una cadena muy grande con muchos detallles razón por la cual se demanda tiempo, y tengo la impresíón que usted lleva prisa.!_ Dijo Antonio. El padre movió la cabeza afirmativamente._justamente muchacho estoy bregando sobre tiempo; pero no hay problema si quieres acompáñame a San Loreto ahí oficiaré misa de aniversario en honor al santo patrón, asi tú, también aprovechas la bendición.y luego hablaremos del asunto que te trae tan sofocado._Dijo el padre Ricardo Dorante._ ¡Perfecto excelente idea no hay nada más que hablar!_ Dijo Antonio subiendo al carro resueltamente. Antonio Ramírez era esbelto sereno como un gigante marino, le gustaba usar botas, y sombrero especialmente cuando salía a los campos, y montaba el Caballo de Oro. En plenos oficios eclesiales llegó el general Roberto Quintanero en una troca negra de vidrios polarizados, de pleno blindaje, seguido por una camioneta blanca. De un salto simultáneo salieron al aire, el general, y sus hombres haciendo sonar sus botas como una manada de caballos cimarrones. Adelante iba el general con su atuendo de alto rango, cargaba un revólver en cada lado de la cintura, y una carabina en cada mano, escoltado por seis hombres armados hasta los hombros. Invadieron el lugar santísimo como un desafío al señor del universo! Tomaron posesión por los cuatro puntos cardinales.El padre desde el púlpito señorial se paladeaba al blandir aquel espontáneo mensaje como un suspiro profundamente cargado de coloridas emociones. _ ¡En nombre de la gloriosa autoridad, que hoy me confieren las más altas potestades, por la investidura que me garantiza actuar de acuerdo a las circunstancias en línea, bajo el inalienable emblema de la justicia!, ¡Le ordeno que se quite ese sombrero general Quintanero!, ¡hágalo como un gesto de reverencia a quién le concede gozar de la prerrogativa que lo hace mostrarse grandemente ostentoso! _dijo el padre al ver la arrogancia indetenible del general._ ¡Con el debido respeto que se merece señor cura, o como se llame, creo que usted todavía no sabe quién soy yo¡¡Oigame bien quiero que le quede muy claro!, ¡a mi nadie me da órdenes!, ¡mucho menos un extraño como usted.!, ¡es mejor que estudie sus estatutos para que se ubique sobre sus obligaciones, en caso contrario podría verme obligado a matarlo!, ¡yo le aconsejaría que se marche ahora mismo!, ¡hágalo por su familia para que les ahorre la molestia de sacarlo muerto de este lugar!, ¡piénselo bien, no sea que al final quede más frustrado, obviamente, porque nadie puede decidir cuando debo ponerme o quitarme el sombrero!_dijo el general soltando una desagradable carcajada de contagio para sus marionetas con uniforme._ ¡Usted es una persona muy influyente, eso no lo vamos a poner en discusión; pero no abuse general, la vida trae muchas sorpresas!, ¡no se equivoque, usted no está exento ya que el pecado acusa al amo!, ¡como veo que tampoco se ha ubicado, voy a tomarme el costo de aconsejarle, espero aprenda esta lección!, ¡usted manda en su cuartel; pero aquí mando yo! _ dijo el Padre mientras se acercaba al general, con un movimiento repentino como un pájaro de alas ligeras arrebató el sombrero que el general cargaba en su cabeza._¡Insolente!_dijo el padre, y se retiró de la escena._" ¡A mi las amenazas no me asustan, y como veo que sus agentes me apuntan al pecho!, ¡no perdamos tiempo general, ordene a su gente que disparen!, ¡de todas maneras, yo tengo una misión que cumplir, decir siempre la verdad

    Y si al cielo me toca ir, allá ire, con todo el alma!" _dijo el padre Dorante. El general estaba rojo como una Pascua sin dejar

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1