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Valkyrie
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Ebook298 pages3 hours

Valkyrie

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About this ebook

Vickie es una ejecutiva corporativa de carrera con una personalidad letal, de asombrosa inteligencia y creatividad. Se asemeja a una rosa roja, en apariencia hermosa, y tiene ojos hipnóticos como la flor de la violeta, pero aquellos inescrupulosos descubrirán sus espinas. Las adversidades de la vida la han convertido en una víctima; sin embargo, eso solo ha fortalecido su temperamento y le ha hecho desarrollar habilidades para salir victoriosa ante determinadas personas y situaciones. Valquiria es la continuación de la historia que comenzó con Vickie, en este libro se enfrenta a un juego corporativo perverso que manipula a la gente necesitada. Vickie va a poner todo en riesgo para luchar en contra de las injusticias. Las circunstancias se tropiezan con el destino mientras ella influye en la vida de muchos y obtiene la atención de otros. ¿Cuáles serán las consecuencias de sus acciones a lo largo de esta historia?

LanguageEspañol
PublisherMazzaroth
Release dateOct 1, 2017
ISBN9781507191972
Valkyrie

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    Book preview

    Valkyrie - Mike Sims

    Dedicatoria

    Para Laura y Gary Neal, Keith y Cheryl Partney, como también para Kim y Gerald Svetlik.

    Agradecimientos

    Te agradezco a ti, Nicole Andani, por tu sabiduría y por tu apoyo en la redacción de este libro y para que esta serie se haga realidad.

    _____________________________________________________________________________

    Índice

    _______________________________________________

    Avances  4

    Velocidad crucero    9

    Insumos de oficina  13

    Astrónomos   18

    La reunión 25

    La dirección   28

    ¡Qué comience el juego!  35

    El dilema de Tom 43

    Una esposa feliz, una vida feliz  48

    La cartera olvidada  57

    La caída 64

    Ave Fénix 75

    No es de tu incumbencia  79

    Los accidentes ocurren 91

    Amor oculto  97

    Marionetas100

    La fama104

    La sangre es más fuerte que la conspiración    112

    Las piezas vuelven a estar en su lugar    121

    Llámame Jim  127

    Las audiencias, mucho para escuchar    136

    El regreso 141

    El ministro 147

    El logro de Sam158

    La campaña  164

    El viaje de la culpa  171

    Encuentro en el estacionamiento  178

    El sermón de la montaña  188

    Repique de campanas  191

    Avances

    Vickie se sienta en su oficina y mira por la ventana. Piensa: «Mi vida ha sido una receta para el desastre y, sin embargo, la amo». Se sienta en el escritorio, toma el folleto del juego Lazarus y se queda mirando el símbolo de la Valquiria. Se pregunta: «¿Por qué la gente juega con otras personas? Es como si toda mi vida alguien hubiera jugado conmigo. Parece que el juego está en la naturaleza de las personas. Quizás no sea la naturaleza sino el aburrimiento el que rige el sentido de la decencia. Mira cuántos vendemos gracias al aburrimiento. Toda una industria del marketing al servicio de mantener a la gente ocupada. Nuestras industrias gastan más en publicidad y marketing que en la lucha contra el cáncer. Así funciona el mundo, déjalo ser». Deja el folleto y empieza a hojear unas estadísticas en la computadora. Luego de un rato, se frota los ojos, se para y vuelve a mirar por la ventana. John Taylor, el director de marketing, entra.

    ―¿Se ha movido algo por allí afuera?

    Vickie gira y le sonríe.

    ―Es lo que estoy controlando.

    ―Aquí tienes los resultados de la campaña del Spinner.

    ―¡Genial! ¡Más para leer!

    John sonríe a medias.

    ―Mamá me preguntó por ti el otro día.

    ―¿Está con ganas de reprender a alguien?

    ―No ―John se ríe― quería saber cómo estabas.

    ―¿Y cómo estoy?

    ―Estás muy bien.

    ―Me alegra saber eso acerca de mí.

    ―¿Puedo hacerte una pregunta?

    ―Claro, ya lo has hecho.

    ―No tienes muchas citas, ¿o sí?

    ―¿Por qué, John? ¿Estás interesado en mi vida amorosa?

    John se ruboriza y empieza a tartamudear.

    ―Había otro John en la universidad ―responde Vickie―. Por Dios, suena como si fuera una prostituta. De todas maneras, él fue el único. ―Vickie baja la mirada―. Se destruyó a sí mismo.

    John mira con preocupación.

    ―Lamento haber provocado esos recuerdos en ti.

    Vickie lo mira.

    ―No, está bien. Era alcohólico.

    John baja la mirada.

    ―¡Vaya! ―John nota el folleto del juego Lazarus y lo levanta―. ¿Tú también juegas?

    ―No, lo trajo Dan.

    ―Sí, es una leyenda en el juego. Ya se escuchaba hablar de él en King’s Way.

    ―¿Tú lo juegas?

    ―No, demasiado caro para mí. Tampoco tengo tiempo y, para ser honesto, creo que es cruel.

    ―Sí, pero estas personas logran experimentar una parte de la vida que de otra manera jamás conocerían.

    ―Puede ser, lo entiendo, pero no es para mí.

    John se retira y Vickie empieza a hojear los resultados de la última campaña.

    Esa tarde, Vickie está en el Instituto de Artes Marciales, después de clases sentada frente al sensei Sato.

    Sensei, ¿has oído hablar alguna vez de un juego llamado Lazarus?

    ―No, ¿qué clase de juego es ese?

    ―Es un juego en el que participan los ejecutivos, busca a alguien muy pobre y lo intentan convertir en una persona exitosa. El primero que lo consigue gana. ―Sato la mira sin hacer comentarios―. Puede parecer cruel, pero les permite a estas personas conocer una vida que, de otra manera, no conseguirían.

    Vickie permanece sentada en silencio mientras espera que Sato le responda.  ―¿Estás tratando de convencerme a mí o a ti misma de los beneficios del juego? ―pregunta por fin Sato.

    ―No estoy segura.

    ―¿Cómo podría un juego convertir a alguien en exitoso cuando no ha sido bendecido con aquello a lo que este juego aspira? El éxito no es una cuestión de dinero o de posición social, sino de conseguir lo que uno anhela. Hacer que alguien llegue a ser lo que otro considera exitoso, para diversión de un grupo, es una forma de esclavitud.

    ―¿No piensas que estas personas pueden beneficiarse si se expanden sus horizontes?

    ―Puedes conocer todos los horizontes, pero debes vivir en uno.

    ―Lo entiendo, pero ¿por qué te parece esclavitud? Esta gente elige participar en el juego y acceder a la posibilidad del éxito.

    ―No son los pobres los esclavos, sino lo ejecutivos. Sobre ellos se trata el juego.

    Vickie parece confundida.

    ―No lo entiendo.

    ―Las cosas nunca son simples en el destino de los hombres, pero en la naturaleza la complejidad se esconde en lo simple.

    Sato se pone de pie y Vickie lo imita, ambos se inclinan. Él la deja pensando en lo que ha dicho.

    A la mañana siguiente, Dan entra con Trevor Ortiz, su candidato en el Juego Lazarus.

    ―Trevor, ella es Vickie y viceversa ―los presenta Dan.

    Estrechan las manos.

    ―Encantada de conocerte, Trevor.

    ―El gusto es mío, señora ―responde Trevor.

    ―Por favor, llámame Vickie.

    ―¿Estás segura de que no deseas unirte a mí? ―pregunta Dan y Trevor sonríe.

    ―Temes que me una al juego para competir contigo? ―dice Vickie.

    ―Se me ha cruzado por la mente ―dice Dan.

    ―Me he enterado de que lo haces muy bien solo ―dice Vickie.

    ―Bien, déjame saber si cambias de parecer.

    ― Algún día, tendrás una oficina como esta ―le dice Dan mientras lo acompaña afuera de la oficina.

    ―¡Vaya! Nunca he estado en una oficina ―responde Trevor.

    Vickie los observa con preocupación por un momento y luego vuelve a concentrarse en el trabajo. Le alcanza unos informes a su jefe, Tom Patterson.

    ―Gracias, Vickie. ―Ella se queda de pie, mirándolo y él le pregunta―: ¿Qué te ocurre?

    Vickie se sienta frente al escritorio de Tom.

    ―¿Crees que está bien que John se enrede con ese juego tonto aquí en la oficina? ―le pregunta.

    ―En lo personal, nunca lo he entendido, pero supongo que les permite a algunas personas probar algo que de otra manera jamás conocerían y parte de lo recaudado va a caridad.

    ―Sí, pero usan caridad como excusa, para hacerlo parecer una causa justa. No estoy convencida de que sea algo bueno.

    ―Se pierde tiempo en el trabajo, pero tiene la ventaja de que muchos ejecutivos lo juegan y ayuda a construir relaciones entre empresas. Antes la parte social se apoyaba en el golf, ahora en esto. ¿A ti qué te molesta?

    ―Como tú dijiste, es una pérdida de tiempo.

    ―Pero si tú tienes algún reparo, le diré a Dan que no juegue en horario de trabajo.

    ―No, no es necesario ―dice Vickie―. Sé que las relaciones con posibles clientes son importantes. No te preocupes, lamento haberlo mencionado. ―Vickie sonríe y se retira.

    La semana siguiente, Trevor le entrega a Vickie informes que le envía Dan.

    ―Informes de parte del señor Childers, señora...digo, Vickie.

    ―Eso está mejor. ¿Dan te hace trabajar de pasante?

    ―Dice que debo aprender cómo es el flujo de trabajo por aquí.

    ―Bueno, ¿te hará lustrar sus zapatos también? ―Trevor la mira confundido―. No te preocupes, buena suerte en tu aventura.

    Trevor se retira para seguir cumpliendo con las tareas impuestas por Dan. Vickie está por tomarse dos semanas de vacaciones, las primeras desde que entró a trabajar en la empresa. Necesita ordenar algunas cosas antes de embarcarse en un crucero.

    Velocidad crucero

    Vickie se abre paso hacia el crucero para comenzar sus vacaciones. Ha volado hasta Florida donde iniciará un viaje de una semana por varios centros turísticos mexicanos y luego volverá a Florida para pasar el resto de las vacaciones en una casa de playa. Al menos ese es el plan. Llega a cubierta para esperar la partida y logra hacerse de una silla antes de que todas estén ocupadas. Un camarero le pregunta si desea una cerveza.

    ―No, gracias, pero tomaré una piña colada ―responde ella.

    Mira la tierra alejarse y piensa acerca de lo lejos que ha llegado en la vida para tener la posibilidad de estar ahora aquí, agradecida y a la vez preocupada por cuánto durará y por qué será lo próximo que la vida le ponga delante. Pero de momento, el trago y el sol la están haciendo olvidar los problemas. Vickie se viste para una cena elegante y comparte la mesa con otras personas. Uno de ellos comenta que es gerente financiero de una importante compañía y cuando todos se presentan les dice que su nombre es Zach.

    ―Zach, ¿puedo hacerte una pregunta?

    ―Por supuesto, Vickie.

    ―¿Has oído hablar de un juego llamado El juego de Lazarus?

    Zach deja de masticar y la mira.

    ―Sí, claro.

    ―¿Qué piensas al respecto?

    ―Lo jugué una vez como hace cinco años. Parecía divertido, pero en realidad no ayuda a la gente. Es tan solo que se diviertan los bravucones que gozan con burlarse y con alardear de lo que tienen enfrente de aquellos que tienen menos. Si estás pensando en participar, no lo hagas.

    ―No conocía a nadie que se le opusiera.

    ―Bueno, si yo pesco a alguien jugando ese juego en mi compañía, lo echo.

    ―¿De verdad?

    ―De verdad.

    ―Está claro que es un tema que te apasiona.

    ―El peor infierno no es estar en el infierno, sino llegar al cielo y que después te arrastren hasta el infierno. Es suficiente para que algunos pierdan las ganas de vivir.

    Zach mira la comida como jugueteando. Vickie sigue con su plato.

    ―Está bueno ―dice ella.

    ―Estas cenas no tienen competencia.

    La cena transcurre de forma agradable y tranquila hasta el final.

    ―Bueno, chicos, fue un gusto conocerlos ―dice Vickie―. Les deseo un hermoso crucero.

    ―Lo mismo para ti ―responde Zach.

    Vickie se cambia de ropa por algo más cómodo y se sienta en la cubierta a contemplar las estrellas. Piensa: «Cuántas hay. Me pregunto si existirán otros planetas con personas contemplando nuestras estrellas. Mami, te extraño. Espero estar haciendo las cosas bien a tus ojos. Me pregunto si mi hija contemplará el cielo y verá estas estrellas. Tendrá ocho años. Parece que fue hace tiempo y en otra vida. ¿Cómo me sobrepuse aquella vez?». Vickie mira las estrellas con fijamente y de a ratos se dormita. Entiende que es hora de volver a su camarote individual. Al día siguiente, disfruta de unas hamburguesas que un empleado está cocinando a la parrilla.

    ―Estas son muy buenas.

    ―Luego tendremos barbacoa ―le dice el empleado.

    ―No será de cabra, ¿no?

    El empleado se ríe entre dientes.

    ―No, chuletas de cerdo.

    ―Bien.

    Vickie camina alrededor de la piscina cuando un juguete cae a sus pies. Lo levanta y ve a una pequeña niña que corre hasta ella.

    ―Aquí tienes, cariño.

    ―Gracias, señora ―responde la niña.

    Sus padres caminan hasta ella.

    ―Eso estuvo muy bien, Verónica ―le dice la mamá.

    Vickie les sonríe a los padres.

    ―¿Cuántos años tienes? ―le pregunta a la niña.

    ―Ocho ―dice la niña mostrando ocho dedos.

    Vickie se queda mirando por un momento.

    ―Tu sabes, tengo una niña de tu edad ―le dice.

    ―¿Dónde está? ―pregunta Verónica.

    ―No lo sé ―dice Vickie despacio y en voz baja.

    ―Debes encontrarla ―le responde con una sonrisa.

    ―Sí, debería.

    ―Yo voy a ser una astro... astrónoma algún día.

    Vickie se ilumina.

    ―¿Astrónoma? Sabes, es lo que yo quería ser cuando tenía tu edad.

    ―¿Y no eres astrónoma?

    ―No, la vida me llevó por otro camino, pero amaba la astronomía. Estoy segura de que tú lo lograrás y serás una muy buena astrónoma.

    Los padres le dicen a Verónica que deje a la señora tranquila.

    ―Disculpe, ella es tan apasionada ―le comenta la mamá.

    ―No se preocupe, me recuerda cómo era yo a su edad ―responde Vickie.

    ―Ha sido un placer conocerla ―dice el padre de Verónica. Alza a la niña y la besa en la mejilla.

    ―Bueno, vamos a jugar en la piscina.

    Vickie los observa partir y comenzar a jugar en la piscina. Verónica ve que Vickie los mira y la saluda. Vickie le devuelve el saludo y se sienta para contemplar cómo juega una hermosa familia. Tiene reminiscencias de su infancia y desea que hubiese sido así. Piensa: «No voy a sabotear mi presente recordando mi pasado. Mi pasado no va a determinar el modo en que me siento hoy. Solo dejaré que sea para mí una enseñanza».

    Vickie se levanta para retirarse y Verónica le pregunta algo a sus padres que asienten con la cabeza. La niña corre hasta Vickie y le entrega la pequeña estrella de mar de plástico con la que estaba jugando.

    ―Quiero que tengas esto. Es una estrella de mar. Nada que ver con las estrellas, pero recibe su nombre gracias a ellas.

    ― ¿De verdad? ―dice Vickie―. No lo sabía. Gracias, Verónica. Será un tesoro para mí.

    Verónica sonríe y corre de regreso con sus padres. Vickie vuelve a su camarote llevando la estrella de mar. Se sienta en la cama y observa. La da vuelta y ve que tiene escrita una V en rojo. La observa por un momento y luego la guarda en su equipaje.

    Vickie disfruta de un crucero tranquilo y de las excursiones en los puertos. Compra algunas joyas y recuerdos para sus compañeros de trabajo. Al final del crucero, recoge su equipaje luego de pasar por la aduana. Advierte que la familia de Verónica también está recogiendo el suyo. Vickie busca la estrella de mar en su bolso. Verónica sonríe y la saluda a Vickie, con un gesto, le dice adiós. Llega a la casa de la costa y se recuesta en la cama observando la estrella de mar. Pasa la semana leyendo los libros nuevos y descansando.

    Insumos de oficina

    De regreso en el trabajo, Vickie se sienta en su escritorio con la estrella de mar de juguete que Verónica le regaló en las manos. Sonríe y la ubica sobre los folletos del juego Lazarus. Entra Tom Patterson.

    ―¿Qué tal han estado tus vacaciones?

    ―Muy buenas. Me gusta el mar. Me gusta ver esas estrellas de noche. En algunas partes del barco, no hay contaminación lumínica.

    ―En fin, es bueno tenerte aquí de regreso. ―Tom advierte la estrella de mar―. ¿Un recuerdo del viaje?

    ―Una niña pequeña que conocí en el barco me la regaló. Era tan bonita, que me hubiese pasado el día con ella.

    ―Bueno, parece que lo has pasado de maravillas. Tenemos un nuevo cliente llamado Mazzaroth del cual quisiera hablar contigo.

    ―Bien, enseguida termino.

    Tom le apunta con el dedo y sonríe al salir. Entra Trevor para entregarla a Vickie unos papeles de parte de Dan. Está muy callado y distante.

    ―¿Cuál es el problema, Trevor? ¿Me echaste de menos? ―pregunta Vickie.

    Trevor permanece de pie callado y se debate entre retirarse o enfrentar a Vickie.

    ―¿Qué te pasa, Trevor? Puedes hablar conmigo. Estoy aquí si me necesitas.

    En un principio, Trevor murmura.

    ―Estoy bien, señora ―dice luego.

    ―Mira, tengo que ir a hablar con el jefe, pero hablaremos cuando regrese.

    Trevor asiente con la cabeza y se retira al tiempo que Vickie recoge su anotador y su lapicera para ir a ver a Tom. Entra a la oficina del jefe y ya está reunido con Dan en una pequeña mesa de conferencias. Vickie toma asiento.

    ―Hola, Vickie ―saluda Dan―. ¿Cómo pasaste las vacaciones? 

    ―Genial, estuve lejos de ti por un tiempo ―responde Vickie.

    ―No es agradable ―dice Dan.

    ―Vamos, muchachos ―dice Tom―, pongámonos serios. Vickie, para ponerte al día, tenemos una empresa productora llamada Mazzaroth que usa el dominio web Mazzaroth.net y se especializan en libros y programas de televisión. Necesitan que promocionemos la cuarta temporada del famoso show televisivo Destiny. Ahora bien, en esta oportunidad sería el proceso inverso al que solemos hacer. Por lo general le vendemos publicidad a los programas de televisión para nuestros clientes, pero nuestras últimas campañas los han llevado a proponernos que intentemos lo opuesto.

    ―En síntesis, quieren comprar a nuestros anunciantes y dejarnos manejar las cosas ―concluye Vickie.

    ―Exacto ―dice Dan.

    ―He analizado el programa y es un show de variedades. Hay diferentes personajes que viven una realidad diferente en cada episodio. No hay continuidad entre los episodios, cada uno es independiente.

    ―Eso representa un problema ya que no podemos estar seguros de cómo se recibirá cada episodio.

    ―Las estadísticas no cuentan en este caso.

    ―Vickie, aquí tienes una copia del archivo de Mazz ―dice Tom―. Estúdialo un poco y trabaja con Dan para diseñar un plan de acción. ¿Puede ser?

    ―Dalo por hecho, Tommy ―responde Dan.

    ―Bien ―responde Vickie.

    Dan se retira. Vickie está a punto de retirarse también, pero se vuelve.

    ―En todo caso, ¿qué es un Mazzaroth? ―le pregunta a

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