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¿Fallo Salomónico? ó ¿Piratería Jurídica? Espuria Decisión de la Corte Penal Internacional de La Haya a favor de Nicaragua
¿Fallo Salomónico? ó ¿Piratería Jurídica? Espuria Decisión de la Corte Penal Internacional de La Haya a favor de Nicaragua
¿Fallo Salomónico? ó ¿Piratería Jurídica? Espuria Decisión de la Corte Penal Internacional de La Haya a favor de Nicaragua
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¿Fallo Salomónico? ó ¿Piratería Jurídica? Espuria Decisión de la Corte Penal Internacional de La Haya a favor de Nicaragua

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¿Fallo Salomónico? , ó ¿Piratería Jurídica?, realiza un recorrido analítico por la historia de las accidentadas relaciones diplomáticas de la República de Colombia con los tránsfugas gobiernos nicaragüenses a partir de la independencia de las dos naciones de la Corona Española, hasta llegar al espurio fallo de la Corte Internacional de La Haya, que culminó con el abusivo despojo de más de 75.000 kilómetros cuadrados de mar territorial colombiano, a favor de una ilícita pretensión de Nicaragua.
Con sólidos argumentos, documentos fidedignos de consulta, extensa bibliografía, transcripción de notas textuales, y análisis estratégicos y geopolíticos, esta obra desenmascara con lujo de detalles, el trasiego realizado por el gobierno sandinista de Nicaragua en contubernio con la República Popular China para que se produjera el injusto fallo contra Colombia, el 19 de noviembre de 2012 en La Haya-Holanda.
De acuerdo con la visión analítica del autor, el mestizaje nicaragüense plagado de traiciones, trampas y deslealtades desde la época de la conquista española hasta la modernidad republicana del hemisferio, sumado a la crónica miopía geopolítica de la dirigencia colombiana, son factores determinantes para que las circunstancias hayan llegado a extremos de piratería jurídica por una parte y de indolencia de patria por la otra.
Sin duda esta una obra apasionante para leer, enriquecedora con datos históricos muy bien seleccionados, análisis puntuales y concepciones claras de la geopolítica moderna, que por su contenido y naturaleza, se convierte en un primer gran aporte de la literatura científica social de su género, para que lectores del común, diplomáticos, militares, empresarios, gobernantes, académicos, estudiosos de la geopolítica, la geoestrategia, las relaciones internacionales o las tendencias del mundo contemporáneo se adentren en los vericuetos de las negociaciones internacionales de los Estados y la forma como se hacen acuerdos so se protocolizan discordias.
Quien lea esta obra tendrá a su disposición un manual ilustrado de técnicas de negociación, un sustanciado libro de historia contemporánea de Latinoamérica, y un análisis geopolítico de gran utilidad para el entendimiento de la compleja evolución de la integración latinoamericana, afectada por disputas geopolíticas, a las cuales no se les ha dado la verdadera dimensión, y de las cuales de manera sucesiva las potencias han sacado ventajas, sin que se vislumbre liderazgo estratégico de los dirigentes latinoamericanos para integrar proyectos sólidos de desarrollo, alejados del extremismo marxista o de la dependencia limosnera en las relaciones exteriores con Estados Unidos.
Buen tiempo para todos y la mejor de las lecturas en sus manos.

LanguageEspañol
Release dateMar 23, 2017
ISBN9781370897841
¿Fallo Salomónico? ó ¿Piratería Jurídica? Espuria Decisión de la Corte Penal Internacional de La Haya a favor de Nicaragua
Author

Luis Alberto Villamarin Pulido

Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá - Cundinamarca, coronel retirado del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar (1977-2002), más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en Colombia, y después de su retiro del servicio activo, profuso investigador de temas relacionados con la geopolítica del Medio Oriente, el Asia Meridional y el continente americano; el terrorismo internacional islámico y comunista, historia y proyección estratégica de grupos islamistas como Al Qaeda, Isis, Hizbolá, el conflicto árabe israelí y la Primavera Árabe, así como la amenaza nuclear del régimen chiita de Teherán.Sus obras Narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe: Radiografía geopolítica del Medio Oriente, ISIS: la máquina del terror yihadista, el Proyecto Nuclear de Irán y Martes de Horror (atentados terroristas del 9-11), son referentes para el estudio, conocimiento de la complejidad política, geopolítica y geoestratégica del convulso Medio Oriente.Algunas de sus obras han sido traducidas a inglés, francés, alemán, portugués y polaco. Su libro En el Infierno traducido a inglés como In Hell, es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en diversas universidades del mundo.

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    ¿Fallo Salomónico? ó ¿Piratería Jurídica? Espuria Decisión de la Corte Penal Internacional de La Haya a favor de Nicaragua - Luis Alberto Villamarin Pulido

    INDICE

    BREVE BIOGRAFÍA DEL AUTOR

    NOTA DEL AUTOR

    ESTOS SON LOS RESPONSABLES DEL FRACASO

    PRIMEROS VAIVENES GEOPOLÍTICOS DEL CARIBE COLOMBIANO

    MIOPÍA GEOPOLÍTICA E INSUFICIENCIA DIPLOMÁTICA DE COLOMBIA

    LA TRAICIÓN DE PANAMÁ

    TRATADO ESGUERRA-BÁRCENAS

    INSTANCIAS INTERNACIONALES

    ILÍCITA PRETENSIÓN DE NICARAGUA

    ¿SALOMÓNICO FALLO DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA?

    EL CANAL INTEROCEÁNICO CHINO

    CONCLUSIONES

    COLOMBIA DEBE DESACATAR EL ESPURIO FALLO

    BIBLIOGRAFÍA

    OTRAS OBRAS DEL AUTOR

    BREVE BIOGRAFÍA DEL AUTOR

    Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá-Cundinamarca, coronel de la reserva activa del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar, más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en el país.

    Distinguido entre sus compañeros de armas en los quehaceres operacionales y académicos castrenses, pues, además de ser un brillante comandante de tropas en el campo de batalla, ha plasmado su visión investigativa en 33 libros y más de 1000 artículos de su autoría, relacionados con el complejo conflicto colombiano, el terrorismo internacional, la geopolítica, la defensa nacional y la historia patria.

    Miembro de la Sociedad Bolivariana de Colombia, la Academia de Historia del Huila y la Academia Colombiana de Historia Militar; este oficial lancero, paracaidista y contraguerrillero rural ha recibido los galardones Latino Literary Awards 2003 por el libro La Silla Vacía en Los Ángeles-California; Verdadero Orgullo Hispano 2006 por la obra Delirio del Libertador, en Elizabeth New Jersey; y Premio Internacional de Literatura, Jairo Hoyos Salcedo 2009 en Washington D.C, por el texto Complot contra Colombia.

    Algunas de sus obras han sido traducidas a inglés, portugués, alemán, francés y polaco. Su libro titulado En el Infierno es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en prestigiosas universidades del mundo, tales como Harvard en Estados Unidos, Complutense en España, Autónoma de México y Los Andes de Colombia, para la elaboración de tesis de pregrado, postgrado, maestrías o doctorados en temas afines a sus escritos.

    Ha sido entrevistado como analista especializado para programas de opinión en estaciones de radio y televisión de diversos países, de manera individual o como participante en paneles de expertos internacionales en asuntos estratégicos atinentes al terrorismo, los conflictos armados, la guerra de guerrillas, la geopolítica, la defensa nacional y la seguridad hemisférica.

    El Instituto Colombiano de Ciencia y Tecnología de Colombia (Colciencias) avaló su registro en el CVLAC en las especialidades de Ciencias Militares, Ciencias Políticas y Ciencias Sociales, en la base de datos que agrupa a los investigadores científicos de Latinoamérica y el Caribe.

    NOTA DEL AUTOR

    Pese a la manipulada discreción que el gobierno colombiano dio al despojo de 75.000 kilómetros cuadrados de mar territorial en el Caribe, como consecuencia de un espurio fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, a favor de las ilícitas pretensiones del gobierno de Nicaragua, esta pérdida geoestratégica, es otro grave suceso que corrobora la pobre y débil política exterior en la historia colombiana.

    Las generaciones venideras recordarán este vergonzoso suceso, de la misma forma que los compatriotas del siglo XX, lamentamos la absurda pérdida de Panamá, debido a la separación inducida por las sucesivas guerras fratricidas, el egocéntrico centralismo de la dirigencia política, y los intereses geopolíticos de otros países, amigos de Colombia".

    En 1903 se perdió Panamá por la influencia del gobierno de Estados Unidos, interesado en terminar para su beneficio comercial y militar la construcción del Canal de Panamá, en un área que para conveniencia yanqui, debería estar sin conflictos armados, sin guerrillas enemigas y sin violencia fratricida.

    En 2012, se perdió una importante porción del mar territorial caribeño, por la ambición expansionista de China Comunista y el insaciable apetito totalitario contra Colombia por parte de la dictadura cubana y sus satélites en Caracas, Managua, Quito, Buenos Aires, Montevideo, y La Paz; porque Colombia se convirtió en el obstáculo para implementar la generalización hemisférica de regímenes marxistas-leninistas, afines al socialismo del siglo XXI, ideologizados por Cuba, financiados por Venezuela y en el caso colombiano conducido por las Farc y sus cómplices.

    En la separación de Panamá y el fraudulento despojo jurídico a favor de Nicaragua de 75.000 km² de mar territorial colombiano, coinciden una cadena de errores políticos, diplomáticos, administrativos, geoestratégicos todos, por falta de patriotismo, de identidad nacional y de visión hacia el futuro.

    La extensa y preocupante cadena de yerros incluye, sangrientos enfrentamientos de fuerzas gubernamentales con guerrillas revolucionarias auspiciadas por sectores políticos de izquierda en Ecuador, Venezuela y Nicaragua, con el premeditado propósito de desestabilizar la institucionalidad colombiana, e implantar un gobierno totalitario cercano a sus intereses.

    También acumula componentes de la crónica miopía geopolítica, debido a la persistente concepción colonial del liderazgo político ejercido por quienes, los historiadores Indalecio Liévano Aguirre y Germán Arciniegas, denominaron la fronda aristocrática convencida que el poder nacional les pertenece por herencia, que su séquito y área de influencia se circunscribe a Bogotá y que el resto del país, en particular los dos mares, es asunto secundario y hasta sin importancia para sus intereses personales.

    En ambos casos, la diplomacia colombiana fue débil, incoherente, descoordinada, y carente de sentimiento patrio. Sin estrategia concreta, sin planes precisos, sin continuidad y sin objetivos nacionales.

    Es claro, que durante casi dos siglos de vida republicana, los gobernantes de turno han minimizado el enorme valor industrial, geopolítico, geoestratégico, militar, turístico y geográfico de los dos mares.

    Por ende, Colombia carece de política y estrategia claras en derredor de las incalculables posibilidades integra les de las plataformas submarinas que se prolongan hacia el norte y el oeste de los casi 3.000 kilómetros lineales de li torales. Ni siquiera en los mapas oficiales de enseñanza escolarizada, hay énfasis en la importancia de los mares, para el desarrollo armónico de la nación.

    A la minúscula mentalidad de enseñar que Colombia solo tiene 1.138.914 kilómetros cuadrados de territorio sin sumar el área ocupada por los mares, se agregan la ausencia de objetivos nacionales, y, el erróneo convencimiento to que el servicio militar y la defensa nacional son obligaciones de los estratos 1, 2 y 3, para sostener los privilegios globales de los demás estratos sociales, con obvia ausencia de patriotismo.

    Por eso, se perdió Panamá y el gobierno de turno so portó la humillación como si no hubiera sucedido nada. Igual hizo, Juan Manuel Santos con el fallo salomónico de La Haya a favor de Nicaragua, espuria decisión que vulneró la soberanía nacional, la tradición jurídica e histórica y la identidad nacional.

    Sin inmutarse, el presidente Santos mantuvo a la ineficiente Canciller Ángela Holguín en su cargo, ni siquiera llamó el embajador a consultas, minimizó el asunto y siguió embelesado en su egocéntrico deseo de ser reelecto presidente de Colombia, Premio Nobel de Paz y/o Secretario General de la ONU.

    Los ex cancilleres y expresidentes vivos en el momento de los respectivos fracasos geoestratégicos, optaron por la leguleyada. Por ejemplo María Emma Mejía dijo con el mayor desparpajo que de ahora en adelante sería necesario pedir permiso a Nicaragua para transitar por las aguas perdidas.

    Y para colmo de burlas con el pueblo colombiana fue nombrada embajadora de Colombia ante la ONU, al mismo tiempo que contrajo matrimonio con un octogenario aristócrata bogotano.

    El ex canciller Rodrigo Pardo, tuvo el cinismo de obrar como periodista entrevistador de un almirante y un internacionalista, para analizar las consecuencias del vergonzoso episodio. A Noemí Sanín se le ocurrió escribir un libro porque descubrió que el agua moja y de paso salvó su responsabilidad.

    Consuelo Araujo, Fernando Araujo, Jaime Bermúdez, Julio Londoño, Guillermo Fernández de Soto, Camilo Reyes etc. optaron por el silencio cómplice, reemplazados en los escenarios de opinión por intocables y sabihondos internacionalistas, para quienes hay que agachar la cabeza, aceptar la burda intromisión de la Corte de La Haya en la soberanía nacional y entregar una porción del territorio patrio a Nicaragua.

    ESTOS SON LOS RESPONSABLES DEL FRACASO

    1. Presidentes de la república

    Carlos Lleras Restrepo 1966-1979

    Misael Pastrana Borrero 1970-1974

    Alfonso López Michelsen 1974-1978

    Julio César Turbay Ayala 1978-1982

    Belisario Betancur Cuartas 1982-1986

    Virgilio Barco Vargas 1986-1990

    César Gaviria Trujillo 1990-1994

    Ernesto Samper Pizano 1994-1998

    Andrés Pastrana Arango 1998-2002

    Álvaro Uribe Vélez 2002-2010

    Juan Manuel Santos Calderón 2010-2018

    2. Cancilleres

    a. Alfonso López Michelsen 1968-1970

    b. Alfredo Vásquez Carrizosa 1970-1974

    c. Indalecio Liévano Aguirre 1974-1978

    d. Diego Uribe Vargas 1978-1981

    e. Carlos Lemos Simonds 1981-1982

    f. Rodrigo Lloreda Caicedo 1982-1984

    g. Augusto Ramírez Ocampo 1984-1986

    h. Julio Londoño Paredes 1986-1990

    i. Luis Fernando Jaramillo 1990-1991

    j. Noemí Sanín Posada 1991-1994

    k. Rodrigo García Peña 1994-1996

    l. María Emma Mejía 1996-1998

    m. Camilo Reyes 1998-1998

    n. Guillermo Fernández de Soto 1998-2002

    o. Carolina Barco Isackson 2002-2006

    p. María Consuelo Araujo 2006-2007

    q. Fernando Araujo Perdomo 2007-2008

    r. Jaime Bermúdez 2008-2010

    s. María A. Holguín 2010-2018

    Canciller en ejercicio a partir del 7 de agosto de 2010. Ocupaba el cargo el 19 de noviembre de 2012 cuando se produjo el fallo de la Corte de La Haya contra Colombia. Meses antes cometió la ligereza de afirmar que el fallo sería salomónico con lo cual quedaron en duda su idoneidad y patriotismo.

    El 22 de diciembre de 2012, el periodista Daniel Samper Pizano publicó una columna de opinión titulada Lo que costó defendernos y perder, en la que afirmó que los ineptos defensores de Colombia ante la Corte de la Haya, recibieron 8.500 millones de pesos. Entre tales asesores aparece el improductivo ex canciller Guillermo Fernández de Soto, como receptor de casi 70 millones de pesos, pese a ser el funcionario oficial que inició la última etapa de la cadena de errores político-estratégicos a partir de 2001. La desvergüenza es total.

    3. Asesores jurídicos extranjeros:

    Stephen M. Schwebel (estadounidense; expresidente de la CIJ): $ 1.141’882.000.oo

    Prosper Weil (francés; experto en delimitación marítima): $1.049’651.000.oo

    Arthur Watts (internacionalista inglés) $944’164.000).

    Robert Smith (geógrafo): $64’812.000.oo

    International Mapping : $1.229’461.000.

    James Crawford (asesor) :$878’500.000.

    Marcelo Cohen (asesor): $ 537’825.000.

    Rodman Bundy (asesor): $1.266’742.000

    4. Asesores jurídicos colombianos

    Eduardo Valencia Ospina $951’398.000.oo

    Luis I. Sánchez Rodríguez $ 21’330.000.oo

    César Francisco Moyano: $ 20’000.000.oo

    Ricardo Vargas Taylor: $ 5’000.000.oo

    Patricia Elvira Quiroz: $ 2’500.000.oo

    Franz Dieter Hensel: $ 3’125.000.oo

    Germán Cavelier: $ 8’900.823.oo

    Álvaro Tirado Mejía: $ 23’200.000.oo

    Rafael Nieto Navia: $ 8’000.000.oo

    Enrique Gaviria Liévano: $ 44’000.000.oo

    Andelfo García González; $163’983.333.oo

    Guillermo Fernández de S. $ 69’600.000.oo

    Julio Londoño Paredes (funcionario, no cobró).

    No se incluyen en estos datos, los salarios y demás beneficios legales de los burócratas que laboraron en la Can cillería y las embajadas colombianas en Holanda y Nicaragua, durante las tres décadas que demoró el proceso que condujo al espurio fallo.

    A esos ineptos personajes se suman los cónsules y agregados militares o policiales en Nicaragua y Holanda, in capaces de haber consolidado inteligencia estratégica de valor acerca de los planes y actividades nicaragüenses al res-pecto. Entre los múltiples errores cometidos por los onerosos y estériles asesores jurídicos, contratados por Colombia se encuentran haber aceptado un cargo para el cual estaban impedidos en el caso del estadounidense Stephen Schwebell y el colombiano Eduardo Valencia Ospina, inhabilitados para esa labor, por haber sido jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

    A esto se suma, haber aceptado una demanda ante un tribunal internacional sin competencia ni jurisdicción, mientras no se legitimara la ilicitud nicaragüense; insuficiente enfoque de las excepciones preliminares y un aberrante secretismo impuesto por la Cancillería, mientras que todo el tiempo que duró el proceso, el gobierno nicaragüense mantuvo informado a su país de lo que sucedía al respecto. En reiteradas oportunidades, Julio Londoño Paredes, ex canciller, embajador en Cuba y jefe de la delegación colombiana ante la CIJ, manifestó que este asunto no se trataba de una corrida de toros.

    Inclusive en una ocasión Londoño justificó el mutismo del gobierno colombiano al respecto, con frases de este talante:

    —Ante la comunidad de naciones, nuestra Cancillería, ha podido convocar como causa interamericana, el respeto que se nos debe por haber tenido y seguir teniendo un comportamiento internacional, ético y respetuoso (sic) de las normas—

    Colombia no tenía por qué guardar en secreto lo que ocurría en la CIJ, pues como lo hizo el gobierno de Nicaragua con sus compatriotas, lo adecuado habría sido di-vulgar ante la comunidad mundial, nacional y hemisférica, sus tesis y fundamentos jurídicos, e inclusive haber pedido la participación popular con ideas y aportes analíticos.

    ¿Fallo Salomónico?, ó ¿Piratería Jurídica?, analiza en ocho capítulos, las circunstancias históricas, geopolíticas, estratégicas, diplomáticas y jurídicas de las razones y hechos, por los cuales a partir de un acto ilícito e inmoral, cohonestado por la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, Colombia podría perder más de 75.000 km² de mar territorial.

    El asunto se complica ya que ningún tribunal internacional puede intervenir en los asuntos internos de Colombia, así se argumente prevalencia del Derecho Internacional sobre el Derecho Interno del país.

    El camino correcto, estipulado en las leyes internacionales que también cobijan las actuaciones de la CIJ, habría sido determinar si en realidad Colombia vulneró los exagerados derechos de posesión marítima pedidos por Nicaragua, y luego, que el Congreso de la república o el constituyente primario, hubieran aceptado o rechazado, que de manera unilateral un tribunal internacional modificara los límites territoriales del país.

    Según el artículo 189 de la Constitución Nacional, el presidente de la república o quien haga sus veces, será responsable de los actos u omisiones que violen la carta magna o las leyes, lo cual implica que sin excepciones ni tolerancias, en mayor o menor medida deben ser investigados y sancionados con el peso de la ley, todos los presidentes de Colombia a partir de 1969 hasta 2012. Sus nombres deben quedar registrados para siempre, como verdaderas e irrepetibles vergüenzas históricas.

    En síntesis, esta obra, escrita con dolor de patria debido a la insensatez de los gobernantes y la ineptitud diplomática, invita a todos los colombianos, a generar unidad de criterios con visión de patria, concepción geopolítica del entorno internacional y comprensión de elementos básicos para la defensa nacional, la soberanía territorial y el destino del país.

    PRIMEROS VAIVENES GEOPOLÍTICOS DEL CARIBE COLOMBIANO

    El hallazgo de América confundido por Cristóbal Colón como el descubrimiento de otra ruta marítima comercial para llegar a India y China, posicionó a los reyes católicos de España como los más poderosos monarcas de Europa en ese momento.

    Ese poderío, ratificado por el Papa Alejandro VI en la Bula de 1493 para administrar las Indias y el Tratado de Tordesillas firmado entre España y Portugal, implicó la creación del Consejo de Indias y la Casa de Contratación de Se villa, con el consecuente envío de gobernadores, tropas, religiosos y colonizadores, para explotar y expoliar los recursos del Nuevo Mundo, con destino a las arcas de las coronas española y portuguesa y por extensión al Vaticano.

    Como era de esperarse, de un reino y una nación que acababan de pasar de ser conquistados por los musulmanes durante siete siglos a ser conquistadores cristianos, pronto surgieron las envidias, las intrigas, las componendas y la violencia dentro de España, dentro de sus colonias de ultramar, y, desde Inglaterra, Francia y Holanda que querían hacer parte del saqueo y la repartija de riquezas.

    En ese entorno de pasiones políticas y ambiciones geopolíticas de la Corona Española, Colón realizó el segundo viaje a América en 1493, el tercero en 1498 y el cuarto en 1502. Y otros aventureros ibéricos continuaron la conquista de territorios inexplorados hasta 1550, fecha en que comenzó la colonización con los virreinatos españoles.

    Colón llegó a Panamá en su cuarto viaje

    El 9 de mayo de 1502, enfermo y agobiado por las traiciones de las que fue objeto durante el tercer viaje, Colón zarpó de Cádiz con 130 marineros distribuidos en cuatro embarcaciones. No pudo estacionar en Santo Domingo, porque por odios personales, el gobernador de la isla impidió su ingreso. Abierto de mente para explorar lo desconocido, Colón avanzó hasta las costas de Centroamérica.

    Bordeó la costa hasta llegar al istmo que años más tarde sería bautizado con el nombre Panamá y avanzó hasta el Golfo del Darién de la actual Colombia, donde el río Atrato desemboca en el mar Caribe.

    Colón tomó muestras botánicas, elaboró cartas de navegación y regresó a España, donde murió el 24 de noviembre de 1504 sin saber que su tenacidad e ingenio habían hallado un entorno geopolítico y geoestratégico que sería orgullo y poderío para la Corona Española, pero a la vez, comienzo de otra turbulenta etapa de la compleja historia de la especie humana en el planeta y con el paso de los siglos, el persistente dolor de cabeza, que se convirtió Nicaragua para Colombia y sus demás vecinos en el Caribe.

    En 1508 el rey de España confirió el título de gobernadores a los conquistadores Alonso de Ojeda para Nueva Andalucía en las costas comprendidas entre el Cabo de La Vela y el actual Golfo de Urabá; y a Diego de Nicuesa para Castilla de Oro, en el territorio comprendido entre el Golfo de Urabá y el extremo occidental del istmo de Panamá.

    En 1510, tropas españolas descubrieron pero no tomaron posesión de las Islas de San Andrés y Providencia que fueron asignadas a la jurisdicción territorial de Castilla de Oro hoy Panamá, debido al objetivo prioritario y avariento interés que despertaban las riquezas de oro y plata halladas en territorio continental.

    Panamá-Nicaragua: ambición y traición

    Desde su nacimiento como comunidades hispanoparlantes de singular importancia geoestratégica, Panamá y Nicaragua han estado signadas por la ambición de poderosos imperios, por el desconocimiento del valor de sus nativos y por las traiciones entre sus ocupantes o gobernantes.

    Tras los nombramientos como gobernadores, Ojeda y Nicuesa encararon celos, envidias, prevenciones mutuas y odios, que luego se tradujeron en dificultades para ejercer las respetivas autoridades en los sitios asignados. En 1510, Ojeda fue arrasado por los indígenas turbacos que lo engañaron y lo llevaron a una trampa. En el combate mu rió el geógrafo Juan de la Cosa, uno de sus más valiosos expedicionarios.

    Por circunstancias, del destino el ex presidiario español Vasco Núñez de Balboa fue salvado por Nicuesa y así pudo participar en la fundación de San Sebastián de Urabá, pero cuando sin provisiones, Nicuesa intentó explorar el río Atrato resultó herido por una flecha en una emboscada.

    En vista de que no regresaba el bachiller de Enciso enviado a Cuba por provisiones, Nicuesa dejó instalada la primera población española con algunos de sus subalternos y con los demás regresó a Cuba, donde fue juzgado y apresado por intrigas de sus enemigos, ansiosos de gloria, poder y riqueza. Para colmo de males, cinco años más tarde, Ojeda murió en la isla de Santo Domingo.

    Mientras tanto los indígenas turbacos asaltaron el caserío de San Sebastián de Urabá y mataron a todos los es pañoles. Hábil, intrigante y despiadado el ahora conquistador Vasco Núñez de Balboa, sugirió al bachiller Enciso fundar otra ciudad cerca al río Atrato bautizada Santa María la Antigua del Darién, sin que pudiera viajar Nicuesa, impedido en la isla de Santo Domingo por orden de la justicia real.

    Una vez fundada la nueva ciudad, Balboa traicionó a Enciso quien había evitado que los ambiciosos marineros lo hubieran matado por viajar como polizón desde Santo Domingo en la anterior expedición de Nicuesa. Desleal y despiadado, Balboa ordenó asesinar a Enciso, se apoderó del control político y militar de la nueva ciudad, e inició a formalizar el tejido de su poder por medio de argucias.

    Vasco Núñez de Balboa

    Enterado de la conspiración, Nicuesa que había solucionado su problema jurídico, viajó hasta Santa María la Antigua del Darién, pero fue sorprendido por Balboa quien lo abandonó en el mar con unos pocos subalternos dentro de una embarcación en mal estado. Nicuesa murió en las turbulentas aguas del Atlántico víctima de una tormenta tropical.

    Dueño de la situación, Balboa envió abundante oro al tesorero real en Santo Domingo y en reciprocidad, requirió su apoyo con más hombres, armas, víveres, vestuario y herramientas de trabajo, al tiempo que solicitó reconocimiento de la Corona Española como administrador y capitán de la ciudad. Astuto y tramposo, Balboa hizo amistad con unos caciques para atacar a otros y expoliar el oro que abundaba entre las tribus del golfo de Urabá.

    Rápidos, los conquistadores aprendieron el idioma de los nativos y con amenazas derivadas de la impuesta fe cristiana lograron que Panquiaco hijo del rico cacique Comogre, informara a Balboa la ubicación de un enorme mar al sur, en el que brotaba el oro a torrentes.

    Tras 24 días de rudo trasegar por el río Atrato y la selva del Darién, el 25 de septiembre de 1513, Panquiaco llevó a los ambiciosos expoliadores de tesoros aborígenes, frente al Océano Pacífico. Acto seguido, Balboa plantó el estandarte real de Castilla y tomó posesión del sitio en nombre de la Virgen María.

    Por su audacia, Balboa consiguió primero el título de Capitán Administrador de Santa María la Antigua del Darién y luego el de Adelantado del Mar del Sur, pero el rey de España nombró al segoviano Pedro Arias Dávila de sesenta años de edad, más conocido con el alias de Pedrarias, como nuevo gobernador de Castilla de Oro en remplazo del fallecido Diego Nicuesa.

    Balboa se vio obligado a recibir al gobernador Pedrarias, quien no solo sentía envidia por su meteórica carrera nobiliaria, sino que iba con la intención de investigar a fondo, su sospechosa conducta para lograr los vertiginosos ascensos.

    En septiembre de 1514, al término de una expedición sobre Acla, Pedrarias que también era ambicioso, intrigante y cruel, ordenó apresar y decapitar a Balboa, acusado de las muertes de Enciso y Nicuesa y de promover independencia de la Corona Española.

    Pese a que Pedrarias entregó a la Corona las propiedades de Balboa avaluadas en 100.000 pesos de la época, el rey envió desde España a Lope de Sosa, para deponer a Pedrarias, acusado de asesinar a Balboa y de maltratar a los indígenas turbacos, pero el juez encargado de encausarlo penalmente, murió al llegar a Santa María la Antigua del Darién.

    Para salvarse, Pedrarias huyó del Darién y se dirigió hacia el Mar del Sur y luego hacia el istmo, donde en agosto de 1519 fundó la Ciudad de Panamá y ordenó que toda la población de Santa María, se trasladara allí con los enseres de mayor valor.

    Desde Ciudad de Panamá, Pedrarias envió hacia el norte una expedición exploratoria encabezada por Francisco Fernández de Córdoba, quien fundó las ciudades de Córdoba cerca al lago Cocibolca y Santiago de los Caballeros de León a orillas del Lago Xolotlan, en territorio de la actual Nicaragua.

    En 1526 llegó a Panamá proveniente de España el letrado Pedro de los Ríos con el encargo de deponer a Pedrarias, juzgarlo y encarcelarlo por los delitos cometidos, pero astuto al extremo, Pedrarias huyó hacia Nicaragua, donde murió a la edad de 75 años. En síntesis, Panamá y Nicaragua nacieron entre ambiciones, egoísmos y traiciones, plato diario de indígenas y conquistadores, con la circunstancia agravante, que varios siglos después, sus descendientes actuaron y actúan de la misma forma entre ellos y contra Colombia.

    Para redondear la naciente complejidad geopolítica de la región que se prolonga aún cinco siglos después; en 1527 apareció el primer mapa español que indica el dominio de la Corona sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia.

    En 1544 el rey Carlos I de España asignó a la Capitanía General de Guatemala, la jurisdicción territorial del Archipiélago de San Andrés, pero debido a la prioridad de expoliar las riquezas de los indígenas continentales, estas islas permanecieron inhabitadas hasta 1629, cuando se cumplió la lógica geohumana, de poblar los terrenos que otros menosprecian, olvidan o dejan en segundo plano.

    La colonización del Archipiélago de San Andrés y Providencia fue dirigida por la empresa británica Company of Adventurers of the City of Westminster for Plantation of the Islands of Providence or Catalina, Henrietta or Andrea and adjacent islands lying upon the coast of America. Los primeros colonos ingleses provenientes de Bermudas, Barbados, Saint Kitts y de Turks and Kaicos, se asentaron en Santa Catalina y Providencia. Pronto, se forma ron otros asentamientos con agricultores, comerciantes y corsarios holandeses. En 1631 llegó al archipiélago otro grupo de colonos provenientes de Escocia e Inglaterra a bordo del barco Seaflower, dentro del cual también arribaron a las islas los primeros esclavos africanos de raza negra.

    Entre 1641 y 1670 España inició hostigamientos mi litares contra del archipiélago de San Andrés hasta ocupar la isla de Providencia, que se encontraba en poder de los británicos. Este hecho hizo que los colonos ingleses y escoceses se dispersaran y se refugiaran en Trinidad y Tobago, Saint Kitts, lslasCaimán y la Mosquitia

    Piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros

    El dominio geopolítico y el monopolio del comercio atenazado por España y Portugal en las colonias ultramarinas, sumado al hallazgo en América de ingentes riquezas materializadas en oro, plata, piedras preciosas, especies, frutas, sal y otros minerales, desató la codicia de los enemigos de España.

    El jurista holandés Hugo Grocio formuló la teoría Mare Liberum, en la que sostuvo que el mar y la tierra formaban una sola unidad, por lo tanto, justificaba la intervención que las demás potencias europeas efectuaban, sobre lo que España y Portugal alegaban que con exclusividad única pertenecía a su soberanía.

    Para Grocio, la libertad de los mares se sustentaba en el Derecho de Gentes, por ende españoles y portugueses no podían impedir la navegación y el comercio en sus respectivas colonias. Ansiosos por participar del apetitoso botín y romper el monopolio hispánico, los reinos de Inglaterra, Francia y Holanda además de las compañías comerciales europeas utilizaron piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros, apoyados por la reina británica Isabel I y los reyes franceses Francisco I y Enrique II.

    Los llamados perros del mar surgieron debido a que gran parte de la población europea vivía en extremas condiciones de pobreza e insalubridad. Eran comunidades aptas para nutrir aventureros atraídos por los metales preciosos, la idea de propagar principios religiosos o la búsqueda de la libertad.

    Además la debilidad militar tanto de tropas como de fortificaciones de las colonias ultramarinas de España, favoreció el éxito de numerosas incursiones piratas que estimularon a otros a repetirlas.

    El primer acto de piratería marítima relacionado con América ocurrió las islas Azores en 1521, cuando el bandido francés Jean Florín robó el tesoro del tlatoani azteca Moctezuma II, enviado desde México por Hernán Cortés. Este atraco marítimo motivó a otros a hacer lo mismo contra las riquezas extraídas por España del Nuevo Mundo.

    Así, hordas de bandidos provenientes de Inglaterra, Francia y Holanda se asentaron y organizaron cofradías o sociedades delincuenciales en las islas del Mar Caribe, desde donde realizaron centenares de incursiones armadas contra los buques españoles, contrabando, búsqueda de sal que les salía gratuita, e inclusive ataques entre ellos mismos.

    Ya que se suelen confundir como sinónimos, sin tener en cuenta que se refieren a personajes diferentes y con diversas motivaciones, es pertinente aclarar las diferencias entre piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros.

    El pirata robaba por cuenta propia en el mar o en sus zonas costeras. Era enemigo del comercio marítimo en general porque lo motivaba el afán de lucro, sin importar su nacionalidad.

    La mayor parte de los piratas eran gentes de origen humilde, o miserables, o delincuentes, o vagabundos, o desertores

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