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Volviendo a empezar: Mi vida tras el infarto cerebral
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Volviendo a empezar: Mi vida tras el infarto cerebral
Ebook76 pages1 hour

Volviendo a empezar: Mi vida tras el infarto cerebral

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No abandonarse en el autocompadecimiento, no lamentar la pérdida de lo que ya no se tiene, sino, con valentía, mirar hacia adelante. A este lema le he sido fiel hasta hoy en día y así, tras un largo y sinuoso camino, he vuelto a la vida.
Como puede suponerse al leer el título de mi libro, tras el golpe que me propinó el destino he tenido que aprender muchas cosas de nuevo, y ésta no ha sido una experiencia nada fácil. Pero me he enfrentado a mis problemas y ,aunque a pequeños pasos, he avanzado hacia adelante. Después de algunos años, estando ya totalmente recuperado, encontré en el momento y lugar oportunos una nueva posibilidad de incorporación al mundo laboral, la cual fue el comienzo de una carrera profesional con la que yo nunca hubiera soñado.
LanguageEspañol
Release dateJan 8, 2016
ISBN9788468679822
Volviendo a empezar: Mi vida tras el infarto cerebral

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    Volviendo a empezar - Benjamin Weiter

    intelectual.

    Introducción

    No abandonarse en el autocompadecimiento, no lamentar la pérdida de lo que ya no se tiene, sino, con valentía, mirar hacia adelante. A este lema le he sido fiel hasta hoy en día y así, tras un largo y sinuoso camino, he vuelto a la vida.

    Como puede suponerse al leer el título de mi libro, tras el golpe que me propinó el destino he tenido que aprender muchas cosas de nuevo, y ésta no ha sido una experiencia nada fácil. Pero me he enfrentado a mis problemas y, aunque a pequeños pasos, he avanzado hacia adelante. Después de algunos años, estando ya totalmente recuperado, encontré en el momento y lugar oportunos una nueva posibilidad de incorporación al mundo laboral, la cual fue el comienzo de una carrera profesional con la que yo nunca hubiera soñado.

    A lo largo del camino viví momentos verdaderamente tristes pero también muchos muy buenos, que me motivaron una y otra vez y me ayudaron a no perder nunca el ánimo.

    Actualmente se imparten muchos seminarios relacionados con el tema de la motivación y hay también muchos libros publicados sobre cómo uno puede afrontar momentos difíciles en la vida. Yo mismo acudí una vez a una de estas charlas, y entre otras cosas se proyectó un pequeño video que mostraba los esfuerzos de un bebé para subir gateando desde el suelo a un sofá. Los primeros intentos fueron en vano y el bebé cayo repetidas veces al suelo dando una voltereta. Los siguientes intentos nos los presentaron a cámara rápida y a la trigésima vez el bebé consiguió por fin su propósito.

    Todo el mundo tiene días en los que todo sale bien y otros en los que nada parece funcionar. Y precisamente un buen ejemplo de este fenómeno lo encontré en el mundo del fútbol, cuando en una importante final el equipo favorito, que además había tenido múltiples opciones de gol, perdió el partido. En este caso, fue todavía más sorprendente para mi que, lejos de avergonzarse, los jugadores encajaran la derrota y al año siguiente llenos de motivación ganaran la final.

    Con estos dos ejemplos pude ver que las derrotas forman parte de la vida y que para conseguir una meta determinada se necesita mucha voluntad y la dosis justa de perseverancia.

    En efecto éstos son solo dos ejemplos de situaciones de la vida; sin embargo ¿cómo puede uno volver a motivarse continuamente cuando durante años nada le sale bien y tiene la sensación de que el mundo está en su contra? Justo en una situación como ésta me encontraba yo, y precisamente por eso, me gustaría narrar en los siguientes capítulos todo lo que tuve que hacer hasta que, tras varios años, pude ver luz al final del túnel y salir con éxito de aquello.

    Después del gran golpe con el que me sorprendió la vida no podía apenas hablar, todos mis recuerdos y conocimientos se habían borrado de un plumazo y ya no reconocía a mis padres. Incluso sin entender en ese momento casi nada, rogué que se me concediera una segunda oportunidad para poder volver a llevar una vida normal.

    Sobre el tema de la fé cada uno tiene su propia opinión, pero para mi fue muy importante durante esa noche que pasé en la UCI poder tener a alguien a mi lado con el que compartir mi gran preocupación.

    En fin, como ya he dicho hay muchas publicaciones relacionadas con el tema de la motivación y mi libro no pretende ser uno mas. Yo preferiría simplemente describir mi experiencia y explicar cómo superé cada uno de los obstáculos y logré salir adelante con valor y suerte. Quizá algún lector reconozca haber vivido situaciones parecidas y pueda establecer fórmulas que aplicar en su propia vida. Pero independientemente de si uno quiere leer un libro sobre motivación, si busca un nuevo trabajo o si quiere reorganizar su vida, hay algo que está claro: Quién algo quiere cambiar debe empezar AHORA.

    Una vida normal

    Hasta los 27 años llevé una vida totalmente normal pero ¿qué es en realidad normal?, la definición de este término puede variar con cada persona. Por ejemplo, para un millonario es normal conducir un Ferrari y para un estudiante lo normal es esperar el autobús. Por eso en el primer capítulo describiré mi vida, que considero normal hasta que me llegó el gran golpe.

    Tanto mi padre como mi madre trabajaban fuera de casa y construyeron su hogar familiar al final de una callecita sin salida en un pequeño pueblo cercano a Hannover. Cuando la casa estuvo terminada nació mi hermana, y mi madre dejó de trabajar fuera. Mi padre continuó desarrollando diferentes trabajos y así se distribuyeron al modo clásico las tareas de ganar dinero y cuidar del hogar.

    Dos años después de la llegada de mi hermana al mundo nací yo. De pequeño me gustaba jugar en mi habitación con Lego o Playmobil; cuando jugaba con las piezas de Lego lo importante para mi era colocarlas de tal modo que todos los elementos fueran estables. Con el Playmobil jugaba la mayoría de las veces a indios y soldados y me inventaba emocionantes historias. En mi habitación yo era, probablemente, el diplomático más joven del mundo, pues en mis juegos no había nunca batallas entre los bandos, y los problemas entre indios y soldados se solucionaban siembre negociando.

    A los cinco años empecé a ir a la guardería, y un año más tarde al colegio; allí conocí a los niños del vecindario con los que, con los años, fui estableciendo una gran amistad. Cuando nos íbamos a montar en bici con nuestras BMX apostábamos siempre a ver quien podía aguantar más tiempo avanzando solo sobre la rueda trasera.

    Una vez en que mi madre se fue dos días de viaje se nos ocurrió la idea de montar en nuestras BMX entre los pinos del vecino y para poder hacerlo empezamos rompiendo algunas ramas, pero al final rompimos tantas que entre los árboles hicimos un amplio túnel, que nos costó una buena bronca cuando mi madre volvió de sus vacaciones y mis padres

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