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GEOdiseño: Métodos de Planificación Integral del Territorio
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GEOdiseño: Métodos de Planificación Integral del Territorio

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GEOdiseño. Métodos de Planificación Integral del Territorio, trata del proyecto en general y del geodiseño en particular. El geodiseño, como idea, posibilita una colaboración más efectiva y simbiótica entre las profesiones de las ciencias del territorio y aquellas cuyo fin es proyectar y planificar, los profesionales de la información y la población local, en especial cuando tienen como objetivo mejorar las transformaciones medio ambientales y sociales. Según el autor, Carl Steinitz, esta colaboración es esencial.

El marco metodológico de Steinitz, descrito aquí en detalle, puede contribuir a ese objetivo. Está claro que proyectar una transformación del territorio no puede ser una actividad individual, al contrario, es un esfuerzo de equipo que incluye profesionales de las ciencias del territorio y del proyecto conectados mediante la tecnología para posibilitar un feedback y una ágil comunicación, siempre supeditado a una comunicación transparente con la población local. Estas son las pretensiones que hacen necesario y oportuno el geodiseño.
LanguageEspañol
PublisherEsri Press
Release dateMay 12, 2014
ISBN9781589483804
GEOdiseño: Métodos de Planificación Integral del Territorio
Author

Carl Steinitz

Carl Steinitz is the Alexander and Victoria Wiley Professor of Landscape Architecture and Planning, Emeritus, at the Graduate School of Design, Harvard University. In 1967, Professor Steinitz received his PhD degree in City and Regional Planning, with a major in urban design, from the Massachusetts Institute of Technology (MIT).  He also holds the Master of Architecture degree from MIT, and a Bachelor of Architecture degree from Cornell University. His applied research and teaching focus on highly valued landscapes that are undergoing substantial pressures for change. He is principal author of Alternative Futures for Changing Landscapes (Island Press 2003), author of A Framework for Geodesign (Esri Press, 2012), and a founding coordinator of the International Geodesign Collaboration. Professor Steinitz received many honors, including the Outstanding Practitioner Award from the International Society of Landscape Ecology (1996), and the Carpenter Teaching Medal from the American Society of Landscape Architects (2015).

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    GEOdiseño - Carl Steinitz

    PARTE I

    Definiendo el geodiseño

    El geodiseño modifica el territorio a través del proyecto. Su objeto es el desarrollo de procesos proyectuales con el fin de transformar un área geográfica, pero no todos los cambios en el territorio se derivan de un proyecto, y no todos los proyectos lo transforman. El geodiseño no es una ciencia ni una profesión y además no es competencia exclusiva de ninguna de las ciencias del territorio ni de las profesiones cuyo objeto es proyectar. Más bien, el geodiseño es un conjunto de conceptos y métodos provenientes de las ciencias del territorio relacionadas con la geografía y el concepto de espacio, así como de otras disciplinas proyectuales como la arquitectura, la arquitectura del paisaje, el planeamiento urbano y regional y la ingeniería civil, entre otras.

    En la primera parte, presento algunas de las condiciones particulares donde mejor funciona la aplicación del geodiseño. Estas plantean dos retos especialmente complejos. El primero, contenido en el capítulo 1, aborda la necesaria colaboración entre proyectistas y científicos. En este punto, analizo por qué sus diferentes modos de pensar generan habitualmente una difícil colaboración, aún siendo obvio que la misma es esencial para el éxito del geodiseño.

    El capítulo 2 se centra en el área de estudio. No creo que ni los proyectistas ni los profesionales de las ciencias del territorio se adapten fácilmente a trabajar con distintas escalas: sus principios y sus métodos deben alterarse en función del tamaño del lugar y la escala de los temas a tratar, así como de la cultura de la población local. Estos, junto con los temas planteados en la primera parte, son los mayores retos que deben ser abordados y superados para lograr el éxito en geodiseño.

    CAPÍTULO 1

    Una colaboración necesaria

    LA MEJOR DEFINICIÓN DE PROYECTO procede del economista y politólogo Herbert Simon (1916-2001): proyecta todo aquel que idea acciones dirigidas a cambiar situaciones existentes por otras preferidas¹. Hay una gran variedad en el modo en que la gente proyecta, el Método para Proyectar no existe, y como no hay un único método de proyectar, tampoco hay un único método de geodiseño. Sin embargo, todo proceso de proyectar para un área geográfica —el contexto geográfico— puede y debe ser organizado respondiendo a seis cuestiones que son la base para el marco metodológico propuesto en este libro²:

    1.   ¿Cómo debería ser descrita el área de estudio?

    2.   ¿Cómo funciona el área de estudio?

    3.   ¿Funciona adecuadamente el área de estudio?

    4.   ¿Cómo podría ser cambiada el área de estudio?

    5.   ¿Qué diferencia pueden causar dichos cambios?

    6.   ¿Cómo debería ser cambiada el área?

    El geodiseño se basa y está formado por un conjunto de cuestiones y métodos necesarios para resolver grandes, complicados e importantes problemas de proyecto y planificación, a menudo a escala geográfica, que van desde el vecindario y la ciudad, a una región o a una cuenca hidrográfica. Como muchos problemas en el mundo, generalmente estos no están bien definidos, no son fáciles de analizar y tampoco de resolver. Nos movemos en este complicado mundo, pretendiendo que sea simple. A veces entendemos solo parcialmente los problemas, porque evolucionan a lo largo del tiempo e involucran a muchos actores y puntos de vista enfrentados. Lo que sí sabemos es que los problemas son muy importantes y que están por encima del alcance o conocimiento de un único individuo, disciplina o método. Sin embargo, dichos problemas requieren colaboración y modos de organizar dicha colaboración (figura 1.1). Las personas deben comenzar por entender la complejidad, y solo después encontrar formas de colaborar, sencillamente porque ninguno de nosotros lo sabe todo. Necesitamos encontrar gente que sepa lo que nosotros no sabemos y averiguar formas para trabajar juntos.

    Figura 1.1: El territorio puede ser modificado a través del geodiseño. | Fuente: C. Steinitz.

    La práctica del geodiseño requiere colaboración entre los profesionales del proyecto, de las ciencias del territorio, de las tecnologías de la información y la población local (figura 1.2). Por ello es necesario un marco metodológico general que permita a estas disciplinas evolucionar y colaborar de un modo más eficiente. El objetivo fundamental de este libro es contribuir a encontrar este marco metodológico.

    Se necesitan cuatro grupos de gente para esta colaboración y juntos son los que forman un equipo de geodiseño. Primero está la población local, un grupo que cambia en función del área geográfica de estudio. La población local tiene dos funciones principales: la necesidad y la demanda del estudio de geodiseño, en el que contribuyen con aportaciones esenciales y la revisión y toma de decisiones finales sobre qué, dónde y cómo se deben realizar los cambios en el área de estudio. Los otros tres grupos son (1) los científicos con una orientación social, geográfica y territorial: geógrafos, hidrólogos, ecologistas, algunos economistas, algunos sociólogos, etc.; (2) los profesionales del proyecto: arquitectos, planificadores, urbanistas, arquitectos del paisaje, ingenieros civiles, banqueros, abogados; y (3) sus técnicos.

    Existen grandes diferencias y considerables solapes entre y dentro de estos grupos, pero aún así tienen que trabajar juntos. ¿Dónde están los ejes de colaboración? Muchos proyectistas utilizan tecnologías y piensan que conocen la ciencia, pero no hablan con la población local. Muchos científicos con orientación territorial utilizan tecnologías para modelizar y comprender el medio ambiente, pero no proponen cambios de futuro. Vemos a la población local utilizando tecnología y dibujando sus propios mapas, pero esto, ¿qué aporta a otros? Probablemente, los técnicos subestiman la dificultad de esta colaboración porque, con frecuencia, piensan que la respuesta la puede proporcionar un programa de ordenador. Desde mi punto de vista, la parte más sencilla de la colaboración es la tecnológica y la más complicada la población local, y el equipo de geodiseño los debe entender, ya que son aquellos que solicitan la realización del estudio y los que decidirán lo que ocurra en el futuro.

    Figura 1.2: La práctica del geodiseño requiere colaboración entre los profesionales del proyecto, de las ciencias del ­territorio, de las tecnologías de la información y la población local. | Fuente: C. Steinitz.

    La relación entre los profesionales del proyecto y los que se dedican a las ciencias del territorio es una de las más polémicas en un equipo de geodiseño. Las ciencias del territorio construyen un modelo basado en el pasado y el presente para trasladarlo al futuro. Estos profesionales son muy válidos entendiendo el pasado y el presente, pero no lo son tanto a la hora de pensar en el futuro. En cambio, los proyectistas y planificadores piensan mucho en el futuro, pero no conocen suficientemente el presente y el pasado. De ahí la oportunidad de generar una necesaria simbiosis, que aunque resulte obvia, no es fácil de conseguir. Yo no estoy interesado en formar a gente que se autodenomine geodiseñador ni trabajar en algo llamado geodiseño; yo estoy interesado en que la gente colabore, que conozca aquello que está haciendo, que esté segura de lo que hace y que no pierda su identidad durante el proceso. Eso es lo que pienso como geodiseñador, ni es una persona, ni es una cosa, es un proceso de colaboración basado en preguntas y métodos.

    Las profesiones del proyecto y de las ciencias del territorio

    La relación entre los profesionales del proyecto y las ciencias del territorio es un tema clave en geodiseño y requiere una atención especial. La colaboración o cooperación entre estos grupos no es ni nueva ni desconocida y existe un gran historial de éxitos. Pero los fracasos son también comunes, ya que esta colaboración ni es automática, ni sencilla, y se caracteriza por la competición en vez de la colaboración. Como ya he dicho, uno de los objetivos principales de este libro es fomentar que las relaciones de trabajo entre los profesionales del proyecto y las ciencias del territorio sean efectivas y productivas; y esto requiere entender los tipos de diferencias que hay que superar.

    Para empezar, cada grupo llega con una posición cultural diferente y muy arraigada. Palabras importantes se utilizan de forma muy diferente, como por ejemplo teoría. Para el Merriam-Webster´s Collegiate Dictionary, décima edición, teoría es un conjunto de enunciados o principios ideado para explicar un grupo de hechos o fenómenos, en especial uno que ha sido probado repetidamente o está ampliamente aceptado y se puede utilizar para hacer predicciones y una creencia o principio que guía la acción o ayuda a la comprensión u opinión, pero en la práctica la teoría es para los proyectistas lo que la hipótesis es para los científicos. El tamaño y la escala son dos temas clave en geodiseño; sin embargo, proyectistas y científicos llegan desde direcciones opuestas, y ven el mundo con lentes a diferentes escalas. La mayoría de los profesionales del proyecto aprenden a través de proyectos pequeños y relativamente simples que se van convirtiendo en más grandes y complejos, mientras que los científicos trabajan en la otra dirección, empezando con la comprensión de procesos a largo plazo que operan a escala mundial para después aplicarlo a escalas más pequeñas. En la práctica, ninguno de estos modelos educativos abarca la totalidad de escalas y tamaños.

    La mayoría de veces el geodiseño va desde un gran proyecto de urbanización, como un grupo de edificios ubicado en un lugar complicado con un gran parque e infraestructuras de transporte, a una nueva ciudad o extensión de ella, o a una cuenca geográfica que se estudia para su conservación y/o urbanización (figura 1.3). Afortunadamente, estos son los tamaños y las escalas geográficas donde las capacidades y habilidades de los dos grupos se superponen, y donde el estudio de geodiseño puede contribuir en mayor medida. Esto debería hacer la colaboración más sencilla, productiva y efectiva.

    Figura 1.3: La colaboración entre los profesionales del proyecto y las ciencias del territorio es más eficaz en determinadas escalas y tamaños de proyecto, ya que, por su formación, los grupos proceden normalmente de trayectorias diferentes en lo que respecta al tamaño de los proyectos, debiendo buscar la superposición. | Fuente: C. Steinitz.

    Otra diferencia importante entre los profesionales que se dedican a proyectar y a las ciencias del territorio es la estructura de su conocimiento. La mayoría de los proyectistas se forman como profesionales generalistas y funcionan de esa forma. Según mi experiencia, tienden a saber un poco sobre muchas cosas. Para un proyecto en particular, se centran en lo específico del momento y el lugar, enfatizando la importancia del cambio. Por el contrario, los científicos del territorio resaltan las generalidades de los procesos aplicados a través del tiempo y del espacio. Su formación produce especialistas, y saben mucho sobre los detalles. Las ciencias del territorio comprenden el pasado y el presente de una determinada área y buscan la conservación de sus condiciones y procesos, mientras que las profesiones del proyecto comparten el enfoque sobre el presente y les resulta más fácil proponer cambios para el futuro.

    Otra diferencia cultural importante entre los proyectistas y los científicos tiene que ver con sus valores y funciones. Después de décadas de trabajo en este campo, he llegado a creer que hay roles claramente generalizables que ejercen una fuerte influencia en el modo en que percibimos a la gente que forma parte de las actividades de geodiseño (figura 1.4). A pesar de que esto sea claramente una caricatura y que la mayoría de las personas no solo haga malabares con más de una de las posiciones, sino que las intercambie en el tiempo, sostengo que los valores de la mayoría de los proyectistas y científicos entran dentro de estas trayectorias.

    Figura 1.4: Muchos proyectistas comienzan situándose en el lado izquierdo de la figura 1.4, creyendo que se trata de una experiencia única. Muchos científicos empiezan situándose en el lado derecho de la figura 1.4, percibiendo a la gente como un dato anónimo a partir del cual construir un importante modelo a nivel universal. | Fuente: C. Steinitz.

    ¿Qué piensas sobre el territorio, el paisaje del área de estudio? ¿Crees que el territorio es universal, que puedes aplicar un modelo hidrológico o una restricción de pendientes en cualquier lugar? ¿Puedes practicar el geodiseño en cualquier parte del mundo?

    ¿O crees que existen diferencias regionales y culturales, y que tus análisis, métodos y productos de geodiseño deben reflejar estas diferencias a escalas regionales?

    ¿O crees que todo es local, el genius loci, el espíritu del lugar? La gente que cree que cada proyecto es una experiencia única para un lugar único, solo puede proyectar con la intención de modificar dicho lugar después de estudiar sus propias singularidades.

    El psicólogo Henry A. Murray (1893-1988) y el antropólogo Clyde Kluckhohn (1905-1960) escribieron: Cada hombre es, en ciertos aspectos, (a) como todos los demás hombres, (b) como algunos otros hombres, (c) como ningún otro hombre³. Creo que esto se aplica igual de bien al territorio. Cada lugar es, en ciertos aspectos (a) igual que todos los demás lugares, (b) igual que algunos otros lugares, (c) como ningún otro lugar. Y mientras esto sea verdad, no serán iguales.

    Aquello en lo que crees construye tus propios valores y tu propio rol profesional. En general, solemos creer que (1) la gente sabe, o (2) que no sabe, pero tú sí. Si crees que la gente sabe, puedes decir: Yo no soy uno de ellos, yo soy un profesional de consultoría. Precisaré trabajar muy cerca de mis clientes, les preguntaré qué necesitan y les ayudaré a conseguirlo o puedes decir La gente sí sabe y yo soy uno de ellos. Les ayudaré, tal vez evitando el cambio y preservando lo que ahora existe, o lo diseñaremos y modificaremos juntos. Según dónde te posiciones, percibes de un modo diferente a la población local. ¿Son vistos como individuos o representados por grupos y con qué fundamentos? ¿O es la gente en sentido monolítico? Muchos científicos comienzan desde esta perspectiva, situándose a la derecha de la figura 1.4, porque la base de su ciencia es observar a la gente como un dato anónimo a partir del cual construir sus modelos.

    Por otro lado, si crees que la gente no sabe pero sí, también tienes dos opciones. Puedes decir Soy un artista, soy un diseñador. Trabajo con edificios, ciudades o paisajes; hago lo que hago y expresarme es lo más importante. Se lo mostraré a la gente y espero que les guste. o tu perspectiva puede ser Ellos no saben, yo soy el experto. Educaré a la gente mientras les digo cómo planificar su territorio. Yo sé hacerlo mejor., todos conocemos a gente así. Muchos jóvenes proyectistas empiezan desde aquí, a la izquierda del diagrama representado en la figura 1.4, creyendo que ellos saben y la gente no, en parte porque están influenciados por los libros que han leído sobre proyectistas, la libertad creativa y los clientes comprensivos.

    El geodiseño tiene multitud de escalas variables en lugar de claras definiciones. Las cosas pueden ser verdaderas o falsas, dependiendo de la lente con que se mire. Pero, ¿cuál será la posición predominante del geodiseño? Los profesionales del proyecto se están moviendo desde el lado izquierdo del diagrama, tienden a buscar diferencias locales. Los geógrafos, a través de su estudio empírico, teórico y científico, de cambios a largo plazo, tienen tendencia a moverse desde el lado derecho del diagrama. Buscan similitudes y principios generales, y las apreciaciones locales son vistas como variaciones más que como diferencias. La mayoría de los proyectos de geodiseño se encuentran en la superposición de las posiciones centrales. Esto tiene implicaciones importantes para los valores y los roles que puedan llegar a dominar el proceso de geodiseño, e influirán profundamente en la formación de geodiseño, como argumentaré en el capítulo 11.

    Tanto los proyectistas como los científicos se basan en modelos, en abstracciones del mundo real, como ellos lo ven. Los modelos pueden ser utilizados de tres formas básicas, para el proyecto, la gestión y la evaluación (figura 1.5), y durante un proceso de geodiseño, cada uno ellos puede alinearse en mayor medida con uno de los diferentes grupos profesionales.

    Dado un cambio y un determinado modelo, ¿cuál es el impacto? Esto es la evaluación y puede depender más de las ciencias del territorio.

    Dado un cambio y definido un impacto, ¿cuál es el modelo? Esto es la gestión y se basa generalmente en las ciencias del territorio, ya que implica la comprensión y manipulación de las condiciones básicas y las relaciones dentro del modelo.

    Dado o definido un impacto deseado y dado un modelo, ¿cuál es o cuál debería ser el cambio? Este es el proyecto de un cambio específico y se puede confiar más en los profesionales que se dedican a proyectar y planificar, ya que tienden a estar más familiarizados con el contenido del modelo específico del problema en cuestión.

    El papel del geodiseño es especialmente importante cuando se cuestionan los modelos científicos, ¿y si los modelos del proceso no son adecuados? Esto podría significar, por ejemplo, carencia de datos o manejo de datos erróneos, comprensión insuficiente del proceso para un contexto determinado, falta de fiabilidad en la predicción o falta de cultura en la comprensión de la evaluación. O, ¿y si son modelos pertenecientes a un proceso o contexto que requieren un cambio rápido de sus fundamentos, o una condición que no puede tener una definición precisa? O, ¿qué ocurre si se enfrentan a un proceso completamente nuevo? ¿Y si los modelos son válidos pero pronostican un futuro inaceptable? Aún así siguen siendo necesarios para tomar decisiones y poder actuar. En estos casos —que no son poco comunes— uno debe ir más allá de la información dada y aquí es donde se vuelve necesaria la colaboración en geodiseño, que consiste en vincular a los profesionales del proyecto con los de las ciencias del territorio.

    Figura 1.5: Los modelos pueden ser utilizados de tres formas básicas, para el proyecto, la gestión y la evaluación. | Fuente: C. Steinitz.

    Una colaboración simbiótica

    Los métodos de geodiseño pueden resolver múltiples problemas genéricos, bien definidos, bien entendidos, rutinarios para los cuales, ya existen modelos eficientes y soluciones algorítmicas. Normalmente requieren una operación en una única capa GIS, aunque tanto la operación como la capa GIS, pueden ser el resultado de modelos y análisis mucho más complejos. Un ejemplo podría ser la búsqueda de la mejor ubicación para un solo punto —por ejemplo un edificio— en una capa GIS, generada por un índice de ponderación de varios criterios de localización. Otro podría ser la búsqueda de la ruta de menor coste entre dos puntos de una red en la que cada nodo y enlace es un valor derivado de los datos de tráfico.

    Sin embargo, la mayoría de los problemas en geodiseño son mucho más complejos. Con frecuencia no están bien definidos, bien entendidos o no están sistematizados, y no existen soluciones algorítmicas que sean lo suficientemente complejas para ser eficientes. A priori es casi imposible desarrollar cadenas y redes de soluciones parciales que generen resultados de proyecto satisfactorios. Es aquí donde reside el desafío del geodiseño.

    La complejidad es aún mayor si necesitamos evaluar alternativas de proyecto. Es relativamente sencillo tener un proyecto y compararlo con un mapa de un modelo de impacto, pero resulta mucho más complicado cuando el modelo de impacto tiene características espaciales y temporales y, a su vez, interactúa espacial y temporalmente con varios aspectos del proyecto. Y la complejidad se agrava cuando uno tiene la obligación de evaluar los impactos del proyecto a través de varios modelos. De nuevo, solo se puede hacer un modelo cada vez, pero ¿qué ocurriría si los propios modelos interactuaran entre ellos? ¿Y cómo se pueden construir modelos de impacto en cadena o en red de modo que un impacto desencadene otros impactos de carácter espacial y temporal en los demás? Debido a lo complejo del proceso, el geodiseño no debería definirse como la forma científica de resolver problemas de proyecto a través de análisis espaciales. Desde mi punto de vista, geodiseño debería incluir todos los procedimientos para resolver los problemas ocasionados al proyectar el territorio con cualquier tecnología. Este libro está basado en este concepto.

    Es más, en la definición de geodiseño, no se debería diferenciar entre proyecto y planificación, independientemente de cómo estos términos se definan por sí mismos. Visto desde la distancia, y no desde el reduccionismo del mundo académico, proyecto y planificación son nombres diferentes para una misma cosa y tienen mucho en común (como se muestra en los capítulos siguientes) y ambos comparten que, con frecuencia, exigen ir más allá de la información proporcionada. Gran parte de esta información proporcionada puede provenir de la geografía y otras ciencias relacionadas, sin embargo otras veces no ocurre así. La capacidad del ser humano de ir más allá es algo que todos compartimos, no es una característica de los datos o la tecnología. Si no admitimos esto, el geodiseño solo será aplicable a problemas rutinarios, los cuales ya están completamente comprendidos. Probablemente esto también es útil y, aunque no sea suficiente, es una capacidad del geodiseño.

    Es el arte de decidir, de ir más allá de la información dada, lo que hace que el geodiseño sea una especie de proyecto. Los modelos de las ciencias del territorio pueden hacer proyecciones hasta cierto punto, pero si estas se dirigen a un problema, se requiere una solución de qué/dónde/cuándo que no está dentro del modelo. Este es el desafío de los proyectistas en la definición de Herbert Simon. Algunos de estos proyectistas sin duda serán geógrafos y otros científicos, sin embargo los proyectistas también necesitan teorías basadas en la geografía, en métodos y en modelos que ayuden a dar forma a los diseños y también a evaluar la eficacia de las soluciones propuestas. Esta necesidad mutua es la base de las relaciones simbióticas: una exitosa colaboración entre las profesiones del proyecto y las ciencias del territorio a través del geodiseño, sin tratarse de una unión absoluta.

    Es primordial que el equipo de geodiseño encuentre el equilibrio apropiado entre la ciencia y el arte. De nuevo, parafraseando a Murray y Kluckhohn, en la medida en que el área de estudio sea como todos los otros lugares, los geógrafos probablemente dominarán. Sus teorías y la fiabilidad de sus métodos pueden explicar el presente y proyectar hacia el futuro, y sus métodos algorítmicos producirán mejores soluciones. Sin embargo, si el lugar es visto como ningún otro lugar, entonces los modelos basados en la ciencia lo explicarán peor y generarán soluciones poco satisfactorias. En este caso, la capacidad creativa generada a partir de otras experiencias de proyecto, tendrá más éxito. Este argumento favorece la aceptación de que el geodiseño no es ni un arte ni una ciencia, sino el arte de decidir en base a la ciencia. Requiere contribuciones integradas, tanto de las artes del proyecto como de las ciencias del territorio.

    El geodiseño no es nuevo

    Yo no soy un historiador, soy un planificador del paisaje que mira hacia el futuro y cuenta con años de experiencia de colaboración en lo que considero que es el geodiseño. Aún así, sé que muchas de las ideas que han dado forma a mi trabajo son ideas antiguas. En este libro, ocasionalmente, resumiré y haré referencia a ejemplos que han influido en mí y, espero, también en otros que se dediquen al geodiseño.

    La gente ha proyectado y modificado el paisaje durante miles de años, generalmente sin la ayuda de proyectistas ni geógrafos. El motivo principal ha sido la producción de alimentos, especialmente en terrenos difíciles. La transformación de abruptas y rocosas laderas en bancales productivos para la agricultura, como las de la provincia de Yunnan en China, se llevó a cabo durante largos períodos de tiempo, principalmente a través de procesos de prueba/error y la lenta retroalimentación de muchas generaciones (figura 1.6). Las numerosas personas que contribuyeron a este geodiseño han permanecido en el anonimato.

    También hay una larga historia de grandes modificaciones del paisaje. El lago Oeste de Hangzhou en China, es importante por muchas razones. Es el resultado de una decisión tomada en el siglo VIII para diseñar y construir un gran lago al lado de la gran ciudad de Hangzhou. Este paisaje se modificó principalmente por razones defensivas, suministro de agua, acuicultura y agricultura. Durante la dinastía Song, fue reconstruida bajo la dirección del poeta y gobernador de Hangzhou, Su Shi (1037-1101). Calzadas, islas, y la famosa Isla en el lago fueron añadidas por un equipo de geodiseño, ingenieros y técnicos en paisaje, e hidrólogos y geólogos del momento (figura 1.7). Hangzhou se convirtió en la capital de China durante la dinastía Song del Sur (1127-1279) y ya entonces era una ciudad de alrededor de un millón de habitantes.

    Con el tiempo, el lago Oeste ha llegado a ser considerado como un lugar de gran belleza paisajística e importancia cultural (figura 1.8). Las Diez escenas del Lago del Oeste del Emperador Qianlong, contiene poemas del siglo XVIII, que en la actualidad son leídos por todos los estudiantes chinos. El lago Oeste es un paisaje diseñado y construido por razones prácticas que ha llegado a transformarse en un paisaje de alto valor cultural, por lo que uno podría suponer —erróneamente— que ha sido creado exclusivamente como resultado de los procesos naturales.

    Figura 1.6: Abancalamiento del terreno para la agricultura. Yuan Yang, provincia de Yunnan, China. | Fuente: Shutterstock, cortesía de Barnaby Chambers.

    Figura 1.7: Lago del Oeste Plano del lago y las montañas. | Fuente: Extraído de Fine Sights at West Lake (Xihu youlanzhi) de Tian Ruchengl, publicado en 1619.

    Figura 1.8: El lago Oeste de Hangzhou, China.

    Warren H. Manning (1860-1938) trabajó como horticultor para el arquitecto del paisaje Frederick Law Olmsted antes de establecerse por sí mismo. En el año 1910 se generalizó el uso de la electricidad y se inventaron las mesas de luz (mesas de dibujo con tablero de vidrio iluminadas desde abajo) para, en principio, simplificar el calcado de los dibujos. Pero en 1912, Manning elaboró un estudio a través de la superposición de diversos mapas como método de análisis, tal y como se realiza en la actualidad. Dispuso conjuntamente una selección de mapas con la intención de producir nuevas combinaciones de información y elaboró un plan para el crecimiento y la conservación de Billerica, Massachusetts. En esas fechas, se estaban realizando cartografías nacionales que recopilaban la información de distintos recursos de Estados Unidos y, por primera vez, estaban siendo puestos a disposición del público. Manning reunió cientos de mapas nacionales de suelos, ríos y bosques, y otros elementos geográficos para volver a dibujarlos a una misma escala (figura 1.9)⁵.

    Mediante el uso de superposiciones en una mesa de luz, hizo un plan de paisaje de lo que por entonces era todo el territorio de EE.UU. y fue publicado en Arquitectura del Paisaje en julio de 1923 (figura 1.10).

    El proyecto de Warren Manning contenía un sistema de futuras zonas urbanas y un sistema de parques nacionales y áreas recreativas; incluía las principales carreteras y las pistas de senderismo de largo recorrido que existen en la actualidad e incluía todo lo que un amplio plan de paisaje regional realizado a través del geodiseño tendría hoy en día. Es uno de los diseños más importantes, audaces y creativos de nuestra historia profesional. Es extraordinario que Manning elaborara este trabajo para todo el país en aquellos tiempos.

    Figura 1.9: Cuatro ejemplos de superposición de cartografías con información a escala nacional de EE.UU. | Fuente: C. Steinitz, P. Parker, L. Jordan: Hand Drawn Overlays: Their History and Prospective Uses, Landscape Architecture, nº 66, 1976, pp. 444-445.

    Organizar la colaboración académica y profesional de los científicos y profesionales del proyecto tampoco es una idea nueva. En 1969, Ian L. McHarg (1920-2001) publicó Proyectar con la Naturaleza⁶. Es, probablemente, el libro más influyente en el campo de la planificación del paisaje y en él se indican las formas en que los procesos naturales pueden guiar al desarrollo. El libro incluye varios proyectos de diferentes escalas, cada uno de ellos realizado por proyectistas y científicos, muchos de los cuales colaboraron durante varios años. Según mi punto

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