PRIMO LEVI: LA VÍCTIMA 174517
«Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, y después de que el gobierno alemán hubiera decidido, a causa de la escasez creciente de mano de obra, prolongar la media de vida de los prisioneros que iba a eliminar concediéndoles mejoras notables en el tenor de la vida y suspendiendo temporalmente las matanzas dejadas a merced de particulares.»
Las frases iniciales de , el más célebre libro de , presentan la ironía del individuo que se ha salvado casi por el caprichoso azar. En efecto, Levi tuvo la «suerte» de tardar en llegar al campo de exterminio, por lo que nunca se mostró a, como contó en (Belacqua, 2007), hizo una entrevista al autor en 1986 y cinco años después ya tenía claro que había que abordar su biografía, pese a que Levi había ocultado con pulcritud sus asuntos personales. «Después de toda una vida de conducta cívica ejemplar, Levi estaba cansado de ser el superviviente modelo, el hombre que nunca perdía el control», apuntaba Thomson al final del libro, retomando el asunto con el que había empezado: aquel 11 de abril de 1987, cuando, en su piso de la tercera planta de la calle Corso Re Umberto de Turín, donde había nacido sesenta y siete años atrás, Levi se precipitó por el hueco de la escalera.
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