CONTACTO TECNOLÓGICO CON EL OTRO LADO
La práctica totalidad de los modernos aparatos electrónicos de comunicación parece ser un vehículo para obtener presuntos contactos con el Más Allá. Los equipos primitivos vieron la luz en los albores del siglo XX y ya entonces registraron inquietantes fenómenos. Tal es el caso de los primeros fonógrafos. En 1901 un antropólogo llamado Wadelmar Bogras grabó accidentalmente entre los cánticos de unos chamanes siberianos de la tribu de los tohouktchi voces desconocidas que en algunos momentos se superponían a las de los brujos.
Pioneros en la tecnología de entonces, como Thomas Alva Edison (MÁS ALLÁ. 189) o Guglielmo Marconi (MÁS ALLÁ, 100), también fueron testigos de voces de naturaleza desconocida o incluso intentaron contactar con personas fallecidas a través de aparatos fabricados expresamente para ello.
Los contactos tecnológicos con el Más Allá han acompañado en todo momento a la evolución de la electrónica. Así, en todas las épocas y mediante diferentes equipos, cientos de personas en todo el mundo han conseguido captar las voces de supuestas personas fallecidas. Magnetófonos, radios, teléfonos y todo tipo de dispositivos más o menos avanzados se han convertido en soportes de
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