Curación con los 4 elementos

La intuición de nuestras abuelas, y de tantos seguidores de los tratamientos naturales, se basa en unas bases sólidas, confirmadas por la experiencia práctica, desde hace muchísimos años. Además, ciencia estudia con gran interés los beneficiosos efectos de la medicina natural y sus aplicaciones, como la hidroterapia (curación por el agua) o la geoterapia (el poder curativo de la arcilla). Vamos a mirar brevemente el poder curativo de los Cuatro Elementos.

Hidroterapia, curación natural con el agua

La hidroterapia –la aplicación de agua como agente terapéutico en cualquier forma, estado o temperatura– es uno de los más antiguos métodos de tratamiento de enfermedades. Su vehículo curativo es un medio extraordinario para aplicar calor o frío al cuerpo y suministrarle determinados preparados medicinales. En baños, compresas, envolturas, duchas o, incluso, paseando sobre ella. El agua es un excelente remedio preventivo y curativo que debe conocer cualquiera que desee sentirse sano de forma natural.

LOS LAVADOS, UN ESTALLIDO DE BONDADES TERAPÉUTICAS

Un lavado o fricción consiste en aplicar sobre una parte de la superficie corporal un paño húmedo previamente mojado en agua fría y posteriormente escurrido. Es una de las formas suaves de la hidroterapia, pero sus efectos son poderosos, si se aplica adecuadamente.

Un lavado para cada enfermedad

No existe una técnica homogénea que cure cualquier disfunción de nuestro organismo, todo lo contrario. A cada enfermedad, un sistema de lavado y una zona de aplicación. Si saber cómo curarte mediante lavados puede parecer poco menos que una odisea, guíate por las sencillas indicaciones que te vamos a ofrecer. Seguro que las agradecerás.

Lavado de la parte superior del cuerpo: para curar resfriados, faringitis, anginas, bronquitis y neumonías. Deben realizarse con agua fría y con la persona tendrá que estar parcialmente incorporada.

Al acabar es importante no secarse, sino arroparse rápidamente con el pijama y con mantas, permaneciendo en la cama hasta que el cuerpo entre completamente en calor.

Lavado de la parte inferior del cuerpo: con este lavado parcial se estimula la circulación sanguínea de las piernas y del bajo vientre, derivando la sangre hacia la parte superior del cuerpo.

Por tanto, es recomendable en caso de congestión o estancamiento de la sangre y para todo tipo de trastornos circulatorios de la mitad inferior del cuerpo.

Lavado total del cuerpo: estimula el metabolismo de la piel y la circulación de la sangre.

Está especialmente indicado en enfermedades infecciosas, en estados febriles, como sedante para personas nerviosas o con insomnio, contra el reumatismo crónico articular, anemias y problemas de pies fríos.

El agua es un excelente remedio preventivo y curativo que debe conocer cualquiera que desee sentirse sano de forma natural.

El agua debe tener entre 12 ºC y 25 ºC y el cuerpo debe estar caliente antes de iniciar el lavado, que deberá empezar siempre por la parte derecha del cuerpo. Después del lavado no hay que secar el cuerpo sino arroparlo con el pijama, taparse bien con mantas y meterse en la cama.

Los lavados, junto con los “baños de aire” (ver pág. 24) y el cepillado de la piel, son los estímulos térmicos más suaves. Su práctica regular produce una armonización en el sistema nervioso vegetativo, estabiliza el metabolismo calórico, mejora la respuesta inmunitaria general, la digestión y el sueño, y ayuda a disminuir la temperatura corporal en caso de fiebre.

ENVOLTURAS QUE CURAN

Para beneficiarnos de las cualidades terapéuticas del agua a través de envolturas necesitaremos utilizar uno o varios tejidos (lino, lana, etc.) con los que se envuelve completamente parte del cuerpo. Es importante que la envoltura se ajuste bien a la parte del cuerpo en que la apliquemos, sin que se formen bolsas de aire, y que quede bien fija. Luego habrá que permanecer en cama, bien abrigado.

Se dice que lo mejor es aplicarlas por las mañanas, ya que el cuerpo está todavía caliente, pero pueden aplicarse a cualquier hora del día. Las envolturas frías son también muy recomendables en caso de fiebre, ya que aliviarán el organismo (la reacción de éste –sobre todo por el contraste térmico– ayuda a calmar la fiebre de forma natural). Es precisamente el efecto curativo que provoca la propia reacción del organismo lo que se busca. Sólo hay que tener un poco de paciencia… y que la aplicación de la envoltura no corte la digestión.

“Un buen médico cura con una toalla mojada más que uno malo con toda una farmacia.” (Dr. Schweninger).

TIPOS DE ENVOLTURAS

Las envolturas pueden ser secas, húmedas, calientes, frías o una combinación entre estos diferentes tipos. Cada una de ellas se utilizará para una enfermedad determinada.

Las envolturas frías absorben el calor de la zona aplicada y producen un aumento moderado de la presión arterial, estimulando además una respiración más acelerada y profunda. Conllevan un efecto relajante acompañado por una cierta sedación del dolor. Están indicadas en casos de fiebre, en inflamaciones locales, para estimular los procesos digestivos, favorecer la irrigación sanguínea y eliminar toxinas del organismo. Nunca se administrará a personas que en el momento de la aplicación sientan frío.

Las envolturas calientes deben alcanzar entre 40 ºC y 45 ºC y se aplican entre 30 y 45 minutos. A pesar de que no suelen emplearse en la hidroterapia “casera”, suelen utilizarse en casos de reumatismo articular, cólicos intestinales y de las vías urinarias.

Llamaremos compresas a las envolturas de tamaño pequeño, destinadas a tratar determinadas zonas corporales, como el cuello, el pecho, el vientre o las pantorrillas, por ejemplo..

El chorro dirigido a la nuca se emplea para tratar estados de contractura o espasmo de los músculos

PRODUCTOS QUE MEJORAN LOS EFECTOS DE LAS ENVOLTURAS

Tanto a la envoltura de agua fría como del agua caliente pueden añadirse determinados preparados medicinales que refuercen sus efectos terapéuticos. Los más aconsejables son:

▪ Vinagre (1/3 de litro por litro de agua). Favorece la reacción vascular de la piel.

▪ Harina de mostaza. Se diluyen en agua caliente de 3 a 6 cucharadas y se deja reposar unos minutos. Es un fuerte estimulante de la piel y alivia los dolores de espalda. Debe evitarse el contacto con los ojos y con las mucosas.

▪ Sal de cocina (de 1 a 2 cucharadas por litro de agua). Acelera la eliminación cutánea de algunas enfermedades eruptivas infantiles, incluidos el sarampión o la varicela.

▪ Manzanilla (un puñado por litro de agua). Se emplea en envolturas calientes como antiinflamatorio.

▪ (tres puñados por 5 litros de agua). Favorece la reacción local de